Encajabaja ofrece desde hoy a sus lectores una nueva sección que hemos bautizado como "Firmas En Caja Alta". En ella intentaremos recoger la opinión de todos aquellos que tienen algo que decir en el mundo del diseño periodístico, o sobre la prensa en general, y que tengan la gentileza de aceptar nuestra invitación. Nuestra intención es poder contar con diseñadores, periodistas, profesores universitarios, gentes de la profesión... todos ellos de prestigio y con puntos de vista interesantes. Es un auténtico lujo ofreceros como primer invitado a Norberto Baruch, alguien que cumple precisamente todos estos requisitos, y a la vez porque es un mutante, con una reflexión en torno a los concursos de diseño de la información. Su teoría sobre la "solidaridad editorial", que ya hemos reseñado, y la necesidad de que los premios valoren actitudes no sólo estéticas sino principalmente periodísticas, son los ejes de este artículo.
Norberto Baruch es periodista, diseñador, ilustrador, escritor, director de la SND del Río de la Plata, profesor universitario en la Universidad de Palermo donde imparte Diseño de la Información (curiosa carrera que al menos en España no existe y falta nos haría), creador del blog Visualmente que alimenta desde 2005 y que es toda una referencia en el mundo de los blogs sobre diseño de la prensa en lengua castellana... No sería esto una breve reseña biográfica si incluyéramos la lista de revistas, publicaciones de todo tipo, agencias de publicidad y periódicos en los que ha trabajado y trabaja (figuran los principales diarios argentinos como Clarín o La Nación). Entre viajes, conferencias, artículos, ilustraciones e infografías todavía ha tenido tiempo para idear y editar la revista online HotelVisual. En definitiva, Norberto Baruch es un periodista argentino.
Los concursos salvarán a los diarios
Esto es una muestra de amor. Estoy de vacaciones, en medio del inmenso campo argentino. Entre vacas, teros, perros, caballos y lagartos, me proponen escribir un texto para un blog español. Como los responsables de dicho medio digital han superado la barrera de los conocidos para sentarse en la mesa de la amistad, salgo de la piscina y mojado me dispongo a ordenar mis pensamientos.
Tengo que escribir libremente sobre un tema libremente elegido por mí. Y propongo en un acto de inconciencia propia de un postrado en la cama en estado comatoso escribir sobre los concursos en diseño de información.
Mucho se dice de los concursos. Los que ganan, hablan y los que no ganan, también. A veces hablan los jueces, aunque no existan razones para conocer su tono de voz. Los que logran alzarse con el premio buscan en sus bolsillos pequeños papeles para agradecer, mientras que los que pierden encuentran muchas hojas para llenar con los nombres de los culpables de semejante desplante.
Creo que elegí el tema por dos razones de poderosa actualidad. Estoy participando en un cuerpo colegiado de siete miembros que tiene por tarea organizar un premio similar al que se organiza en España que se llama ÑH, El Mejor Diseño Periodístico de España y Portugal. Nosotros lo estaríamos haciendo para algunos países de latinoamérica. Y estamos poniendo fuerte el ojo en los requisitos para ser jurado y en la elección de las categorías.
Por otro lado, estoy viajando a España para formar parte de otro grupo colegiado que evaluará en un concurso. Será en marzo y en el marco de la Cumbre Mundial de Infografía.
Mucho se ha dicho sobre los concursos, otro tanto se ha dicho de los Malofiej y de las premiaciones organizadas por la Society For News Design. Muchas de esas críticas han aparecido en VisualMente, sin censuras ni edición. Esto ha sido tomado de mala manera por ciertos miembros de las entidades organizadoras, que en lugar de aceptar sus errores y mejorar, intentaban matar al mensajero.
Con los premios latinos a lo mejor del diseño periodístico no queremos cometer errores. Por eso, lo visual sólo se sostendrá en los premios desde lo periodístico. Y esto lo venimos diciendo desde hace mucho, porque nuestra formación, a diferencia de los profesionales visuales de la mayoría de los países latinoamericanos, es periodística.
En el septiembre caliente del 2004, el presidente de la SND española, Javier Errea, y el director de la SND latina, el chileno Cristóbal Edwards, coincidieron con nosotros en la necesidad de sumar más contenido periodístico a los premios que hasta ese momento se venían organizando a nivel mundial desde la Society For News Design. Esto fue durante nuestras Primeras Jornadas Universitarias sobre Diseño de Información, que los juntó en Buenos Aires, ante más de 200 personas.
Esa preocupación por subir la apuesta en lo visual para llevarlo a un punto más periodístico, tuvo una rápida aceptación y una pronta aplicación que se pudo notar en posteriores ediciones de los premios ÑH de España-Portugal y en la creación de VisualMente, de este lado del mundo. Hoy, por todo lo trabajado, nos volvemos a encontrarnos en el mismo camino para volver a intentar construir una profesión visual mejor, donde nos podamos juntar los que trabajamos en lo mismo. Y la Cumbre Mundial de Diseño en Prensa de Estepona está en la misma frecuencia de apostar por más contenido periodístico en lo visual. Días pasados, en medio de una visita relámpago de Guillermo Gómez Hill, consultor mexicano y organizador de la Cumbre, coincidimos en aumentar la apuesta.
Los premios ya no serán iguales. No se premiará lo bonito, lo lindo, ni lo loco. Se valorará lo periodístico, porque Diseño de Información no es Diseño.
Poco tienen que ver nuestras visiones de la profesión con la que tienen otros diseñadores. A veces, esa forma de entender el Diseño deja afuera al Diseño de la Información. Tan disímiles y diferentes parecen dichas definiciones que harían que propios y extraños empezaran a pensar que son dos cosas distintas. Dos cosas que se refieren a dos actitudes también distintas.
Cuando se tiene en cuenta sólo lo lindo de una puesta en página sólo se está viendo una parte del fenómeno de prensa. Esto coincide con cierta visión de la profesión que a veces es premiada por los propios diseñadores que creen saber cuál es su función dentro de un periódico. Esto nos habla de ciertas cuestiones que tienen que ver con ciertas actitudes pasivas que se esperan del diseñador frente al fenómeno comunicacional. Este aspecto es, tal vez, el más importante que nos obliga a ubicarnos en la vereda de enfrente. En la mayoría de las facultades latinas se transmite ésta forma de entender el diseño y el profesional resultante termina chocando con otra realidad, profundamente diferente, que necesita otra actitud en él.
Se le suele pedir al diseñador que funcione como un traductor que asistirá al generador del discurso en la mejor propalación de su mensaje. Esto hace que el profesional diseñador haga efectiva su abstención enunciativa. Esta automarginación irrumpe con total fuerza en las redacciones, creando una verdadera "profecía autocumplidora" que sería la delicia paradojal de Watzlawick.
El psicólogo comunicacional Paul Watzlawick, en su libro "Pragmatics of Human Communication", explica el concepto de la profecía autocumplidora que es clave en su estudio sobre las conductas humanas en comunicación y que nos servirá en nuestro relato:
"Se trata de una conducta que provoca en los demás la reacción frente a la cual esa conducta sería una reacción apropiada". A continuación nos ofrece un típico ejemplo que nosotros adaptaremos a nuestro universo de los medios de información, donde conviven los diseñadores y los redactores, todos los días.
Watzlawick nos habla de una persona que parte de la premisa "nadie me quiere". Supongamos que A es diseñador y B es redactor. A estudió para ser un reproductor de discursos, que no deberá enunciar por cuenta propia, sino por cuenta de éste (B). B será el protagonista exclusivo del acto comunicacional, optimizado por el diseño de A. Parafraseando a Watzlawick, A cree que nadie lo quiere como emisor, y se comporta con desconfianza, a la defensiva, o con agresividad. "Ante lo cual es probable que los otros reaccionen con desagrado, corroborando así su premisa original".
Por eso, cuando hablamos de concursos de Diseño de la Información no estamos hablando tan sólo de premiar formas, sino de una actitud diferente en lo comunicacional. Porque, A (diseñador) y B (periodista) deberían ser los actores generadores del mensaje a emitir. Esa solidaridad editorial que venimos pregonando.
En los medios del futuro próximo no existirá ese escalafón que justificará la repartición del poder emisor. Los diseñadores de la información serán los fotógrafos, los ilustradores, los diseñadores, los infógrafos y los periodistas que construirán la enunciación de la verdad, en igualdad de posibilidades. Todos serán "queridos" y requeridos en la constitución del mensaje. Se convertirán en emisores por cuenta y orden propio en los nuevos medios, donde lo visual será la clave de su subsistencia. Y una forma de empezar con todo este cambio de actitud son los concursos.
(Por El Norbi Baruch)
Esta “solidaridad editorial” solo puede ser propiciada por personas de mirada generosa y espíritu ávido… combinación explosiva si confluyen en hombres como Norberto, de destacada trayectoria profesional. Mis saludos.
ResponderEliminarPara que este concepto se implante en las redacciones, agencias o editoriales españolas, mucho tiene que cambiar todo. El periodista (redactor) está enseñado desde la Facultad para ser extremadamente celoso con su trabajo, con lo que escribe. Cuando llega a una redacción, esa sensación se le confirma porque lo que ve es que el maquetador/diseñador es, muchas veces, una mera prolongación del programa que está ejecutando.
ResponderEliminarQué bueno que existan ciegos, sordos, y tontos para comprar espejitos de colores, Gracias Norbi “destacado profesional”..por saber venderlos, con la ayuda de los amigos. Lo Felicito!!!.
ResponderEliminarCoincido plenamente. Creo que nuestra labor como diseñadores de la información es "adoctrinar" a los periodistas en la cultura de la información gráfica. Creo que es una nueva tarea.
ResponderEliminarTambien debemos saber que NO HACEMOS ARTE, sino que hacemos comunicación. QUE NO ADORNAMOS PÁGINAS, sino que a través de un diseño simplificamos un concepto periodístico.
Saludos