lunes, 15 de septiembre de 2008

Diseñario (XVIII)

El comité de expertos de encajabaja sigue adelante con esta magna obra que les tiene alejados del mundanal ruido. Ajenos a todo cuanto sucede a su alrededor, piensan, debaten, reflexionan, proponen, escriben... y nos ofrecen después otra entrega del mundialmente aclamado Diseñario. Esa obra que se espera con auténtico fervor cada lunes, con el diseño periodístico y la prensa en general como temas de estudio, de carácter irreverente, colectiva y abierta a la participación de todos vosotros.





O


Ojo. No sólo podemos tocar las letras, porque tienen cuerpo, sino que además ellas deben vernos cuando las leemos, porque tienen ojo. Las vemos y a la vez nos ven. Nos miramos, las letras y nosotros, cuando leemos. Y curiosamente el ojo no es con lo que nos ven, sino que es lo que nosotros vemos de ellas. Porque ojo es mucho más sinónimo de tamaño de las letras que el término "cuerpo" que solemos usar para este fin (véase la voz cuerpo sobre este enredo). Ojo es lo que vemos de los caracteres, y cuerpo es lo que vemos y un poquito de blanco arriba y abajo que no vemos y que más o menos sabemos lo que ocupa (un tercio del total). Porque también tienen hombro, que es como se llama ese blanquito.
El ojo más o menos grande de una letra es una expresión que se refiere en realidad al "ojo medio" y que designa la diferencia entre la altura de las minúsculas y la altura de las mayúsculas. Cuando esta diferencia es pequeña, porque las minúsculas son grandes en relación a las mayúsculas, o suben mucho, se dice que esa familia o tipo tiene un ojo grande y, aparentemente, es más legible. En este sentido, "ojo" y "altura de la x" serían expresiones para definir lo mismo.
Por tanto, mucho ojo al mirar las letras porque ¿quién sabe si sus ojos pueden vernos?

Opinión. Género de ficción disfrazado de periodismo que se caracteriza principalmente por su ausencia de noticias; es decir, por no ofrecer noticia o información alguna a sus lectores. No obstante, existen periódicos e informativos en televisión, radio e internet que se caracterizan por ofrecer un elevado porcentaje de opinión, con lo cual podemos deducir con relativa facilidad lo informados que están sus lectores, videntes u oyentes. Incluso existen medios que sólo ofrecen opinión, de manera abierta en sus artículos editoriales y columnas, y encubierta, disfrazada de información en el resto del producto. Práctica lamentable, y peligrosa para quienes no lo detecten. La opinión no es mala ni buena en sí, suele depender de la calidad de quien escribe o de quien habla (entre los hablantes resulta especialmente cargante) pero debe estar diferenciada y más bien ser un complemento a la información que ofrece un medio de comunicación. No su fin. La opinión la deben formar los lectores por su cuenta y lo saludable en una sociedad democrática y cívica es que lo hagan en su mayor parte con la ayuda de informaciones, no de otras opiniones, que también, pero menos.
En lo que al diseño periodístico se refiere lo más importante al plantear cómo poner en página una opinión es, precisamente, esta diferenciación que apuntamos. Los artículos de opinión deben diferenciarse de los informativos. Para ello contamos con la ayuda de la tipografía (o con cintillos que indiquen de manera explícita que aquéllo es un texto informativo) y también con el ancho de columna. En la prensa española ha quedado como norma no escrita pero aceptada prácticamente por todos los periódicos desde que lo propusiera el primer diseño del diario El País que las opiniones se titulen en cursiva. No sucede apenas en la prensa anglosajona aunque aquí creamos que las opiniones, a la fuerza, deben titularse en cursiva. Fue una buena idea, no obstante, que por eso ha triunfado porque además las letras en cursiva imitan la escritura manual que se asocia más con los textos literarios de las columnas de opinión. En cuanto al ancho de columna, se suelen utilizar columnas más anchas para las opiniones (columnas falsas las llamamos en los periódicos: cuatro en el espacio de cinco, tres en el de cuatro y una en el de dos) también con el fin de separarlo y diferenciarlo de la información y para que la lectura sea algo más lenta, más reposada y reflexiva como se supone que debe ser la propia de textos de análisis y pensamiento. Porque existe también la teoría de que cuanto más estrecha es una columna de texto, más rápido se lee, o más sensación de leer deprisa tenemos al cambiar antes de una línea a otra. Y al contrario cuanto más ancha.
Dentro de los artículos de opinión, existen los artículos editoriales, que no se firman y reflejan la opinión del medio de comunicación; las columnas, que llevan la firma del columnista y expresan exclusivamente su opinión que puede coincidir o no con la del medio; así como los chistes y viñetas que son una forma de opinión gráfica, a la altura en muchos casos de los mejores textos que se puedan publicar en nuestros periódicos.

Ordenador. Criatura caprichosa. Ser voluble e impredecible, muy inteligente y rápido aunque a veces lentísimo, a quien en España le hemos dado un género masculino vaya usted a saber por qué. Computadora lo llaman muchísimos más hablantes americanos en castellano y con razón. Dominan nuestras vidas y nuestro mundo; nos hacen felices y desdichados, alternativa o simultáneamente, de tal manera que no podemos vivir sin ellos, sin ellas, queremos decir desde uno de sus teclados.
Son unas máquinas tan extrañas que no fueron inventadas de una vez, por alguien, como si se hubieran desarrollado a partir de esquemas inorgánicos más sencillos como las calculadoras, en un proceso evolutivo aceleradísimo hasta llegar a ser lo que son... por muy poco tiempo. Porque el proceso continúa imparable y siguen cambiando, evolucionando, hacia un destino que desconocemos quienes supuestamente somos sus aterrados creadores y artífices de su desarrollo.
Sobre los ordenadores pueden elucubrarse tratados enteros sólo con alguna de las infinitas tareas para las que están dotados, dotadas decimos, o sobre los misterios de su interior y su disfuncionamiento, pero no estamos seguros de que pudiera parecerle bien a esta bella máquina en la que ahora escribimos o a esa otra desde la que nos estáis leyendo.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.

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