Cuando se compuso "I don't like mondays" estamos seguros de que ni se le pasó por la cabeza a este británico tan solidario que los lunes tendrían, al menos, un motivo para existir e incluso para ser esperados con impaciencia como sucede desde hace treinta y cuatro semanas: las entregas de este Diseñario colectivo, irreverente y abierto, que nos ofrecen el comité de expertos de encajabaja.
Píxel. Bellísima palabra que define un punto de luz. Sustantivo de escritura y pronunciación luminosa. Medida relativa que nos informa de cúanto ocupan y de la calidad de las imágenes, de todas las imágenes digitales: fotografías, vídeos, gráficos e incluso las pantallas de los ordenadores.
Además de bella es una palabra muy joven, nació hacia el año 1963 aunque no existe partida de nacimiento y por tanto distintos padres la reclaman como hija, y es un acrónimo (unión de dos siglas o de partes de palabras) formado a partir de los términos ingleses Picture Element. Es decir, elemento de la imagen. Porque ya decíamos que son puntos de luz, en realidad son como los átomos, las unidades mínimas en las que se descompone una imagen digital. Alguno estará pensando que la palabra píxel tiene una "x" que no sale ni de "picture", ni de "element". Sucede porque en inglés existe una manera coloquial de decir y escribir "picture", acuñado en 1932 por la revista cinematográfica Variety Magazine para referirse a las películas y que es "pix", algo así como el "peli" de aquí. De ahí el pix-el.
La cantidad de píxeles que forman una imagen determina su calidad. Porque cuantos más tengan y por consiguiente más pequeños sean, menos podremos apreciarlos a simple vista o incluso no llegar a apreciarlos (que es lo ideal), dando así lugar a una ilusión óptica de tonos y transiciones continuas de color, así como a contornos definidos o bien degradados. Y es que las imágenes digitales se dedican a eso, a engañarnos, a hacernos creer que se representa la realidad tal como es utilizando un conjunto de puntos que en la realidad no existen, una enorme rejilla de celdas de píxeles. A igual tamaño de una imagen, si tenemos menos píxeles, más grande será cada uno de ellos, llegando incluso a darse el caso de que podamos verlos, con el consiguiente descenso de calidad en los detalles que muchos habréis notado y sufrido cuando necesitamos una foto que se pueda publicar.
En esta rejilla de píxeles que juntos forman la imagen, cada uno de ellos se puede codificar con mayor o menor información (la denominada profundidad de color). Puede utilizarse un byte (8 bits) para cada píxel, de manera que cada punto de luz tendrá 256 variaciones de tonalidad, en escala de grises o de colores (256 es igual a 2 elevado a 8, o sea dos valores posibles tomados de 8 en 8, nunca viene mal un repasillo a las variaciones y permutaciones); o se pueden dedicar 3 bytes (como sucede en las imágenes del sistema RGB, un byte para cada uno de sus tres colores: rojo, verde y azul) con lo cual el número de colores posibles es... a ver quién levanta la mano... 16.777.216, los famosos 16 millones de colores, que en realidad son 777.216 más, y que se obtienen al multiplicar 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 (los tres bytes).
Finalmente, mencionaremos que existen los denominados píxeles muertos. Píxeles sin luz, estrellas que no llegaron a brillar en el firmamento de las pantallas de ordenador y que se quedan como diminutos puntos siempre apagados. Se trata de defectos en la construcción de las pantallas que la legislación permite a los fabricantes, siempre que suceda dentro de un límite.
Prensa. Máquina para aplastar. Mecanismo que mediante presión obtiene lo que merece la pena (incluso libertad destilada en ocasiones), así como lo que sobra (basura en otras) allí donde se aplica.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Píxel. Bellísima palabra que define un punto de luz. Sustantivo de escritura y pronunciación luminosa. Medida relativa que nos informa de cúanto ocupan y de la calidad de las imágenes, de todas las imágenes digitales: fotografías, vídeos, gráficos e incluso las pantallas de los ordenadores.
Además de bella es una palabra muy joven, nació hacia el año 1963 aunque no existe partida de nacimiento y por tanto distintos padres la reclaman como hija, y es un acrónimo (unión de dos siglas o de partes de palabras) formado a partir de los términos ingleses Picture Element. Es decir, elemento de la imagen. Porque ya decíamos que son puntos de luz, en realidad son como los átomos, las unidades mínimas en las que se descompone una imagen digital. Alguno estará pensando que la palabra píxel tiene una "x" que no sale ni de "picture", ni de "element". Sucede porque en inglés existe una manera coloquial de decir y escribir "picture", acuñado en 1932 por la revista cinematográfica Variety Magazine para referirse a las películas y que es "pix", algo así como el "peli" de aquí. De ahí el pix-el.
La cantidad de píxeles que forman una imagen determina su calidad. Porque cuantos más tengan y por consiguiente más pequeños sean, menos podremos apreciarlos a simple vista o incluso no llegar a apreciarlos (que es lo ideal), dando así lugar a una ilusión óptica de tonos y transiciones continuas de color, así como a contornos definidos o bien degradados. Y es que las imágenes digitales se dedican a eso, a engañarnos, a hacernos creer que se representa la realidad tal como es utilizando un conjunto de puntos que en la realidad no existen, una enorme rejilla de celdas de píxeles. A igual tamaño de una imagen, si tenemos menos píxeles, más grande será cada uno de ellos, llegando incluso a darse el caso de que podamos verlos, con el consiguiente descenso de calidad en los detalles que muchos habréis notado y sufrido cuando necesitamos una foto que se pueda publicar.
En esta rejilla de píxeles que juntos forman la imagen, cada uno de ellos se puede codificar con mayor o menor información (la denominada profundidad de color). Puede utilizarse un byte (8 bits) para cada píxel, de manera que cada punto de luz tendrá 256 variaciones de tonalidad, en escala de grises o de colores (256 es igual a 2 elevado a 8, o sea dos valores posibles tomados de 8 en 8, nunca viene mal un repasillo a las variaciones y permutaciones); o se pueden dedicar 3 bytes (como sucede en las imágenes del sistema RGB, un byte para cada uno de sus tres colores: rojo, verde y azul) con lo cual el número de colores posibles es... a ver quién levanta la mano... 16.777.216, los famosos 16 millones de colores, que en realidad son 777.216 más, y que se obtienen al multiplicar 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 por 2 elevado a 8 (los tres bytes).
Finalmente, mencionaremos que existen los denominados píxeles muertos. Píxeles sin luz, estrellas que no llegaron a brillar en el firmamento de las pantallas de ordenador y que se quedan como diminutos puntos siempre apagados. Se trata de defectos en la construcción de las pantallas que la legislación permite a los fabricantes, siempre que suceda dentro de un límite.
Prensa. Máquina para aplastar. Mecanismo que mediante presión obtiene lo que merece la pena (incluso libertad destilada en ocasiones), así como lo que sobra (basura en otras) allí donde se aplica.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Me encanta la primera acepción de "prensa".
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