Semana de sobresaltos, de condenas y abrazos, de emocionantes comentarios a modo de pequeños encuentros con gentes que a pesar de los años siguen estando ahí, en nuestro recuerdo y nosotros en el suyo. Quisieron destruir y matar y nos han unido, han dado vida a sentimientos que teníamos algo olvidados, pero que existirán siempre. Semana de todos con la Universidad de Navarra. Incluso del comité de expertos de encajabaja que nos ofrecen otra entrega de su colectivo, irreverente y abierto Diseñario sobre el diseño periodístico y la prensa en general, a la vez que condenan el que quisiéramos que fuese el último atentado terrorista.
Publicidad. Elemento que no suelen tener en cuenta los diseñadores cuando proyectan las páginas en el prototipo de una publicación. Posiblemente por la relación inversamente proporcional que existe entre el nivel de invasión de la publicidad en una página y el nivel de "artistismo" de esa misma página. O sea, a mayor publicidad, menos arte. Y como para el arte estoy yo, piensa con razón cualquier diseñador que se tome en serio a sí mismo, pues de las páginas de publicidad que se ocupen los maquetadores. Que para eso están. Este fenómeno lleva, pues, a que sean estos últimos quienes crean las estructuras para la mayor parte de las páginas que aparecen impresas, porque al menos hasta ahora y esperemos que por mucho tiempo (¡joder con la crisis!), las páginas con publicidad son mayoría.
Este desencuentro entre publicidad y arte sucede porque nuestra querida compañera de páginas y de Facultad suele ocupar espacios y huecos, generalmente los que más perturban al que intenta encajar los elementos de una página de manera coherente y ordenada. Es una de sus características, la de incomodar. Lo que nos lleva a una curiosa contradicción, porque hundiéndonos como nos hunde no queremos sin embargo que desaparezca de las páginas del periódico en el que trabajamos. Alguno de nosotros hemos vivido la terrible situación de formar parte de un silencioso corrillo que pasaba las páginas del periódico sin que apareciese publicidad ninguna, pálidos, mirándonos unos a otros sin decir palabra hasta que al fin aparecía una y la alegría inmensa duraba las milésimas de segundo que otro tardaba en decir: ¡pero si es una chapa!
Y es que existe la creencia en los periódicos de que vivimos de ella. Una creencia que vayan ustedes a saber de dónde ha salido. Algo frecuente por otro lado, lo de las creencias extrañas en torno a la publicidad, ya que se conocen personas que incluso piensan que la publicidad ¡nos engaña! Qué cosas. Realmente, más que ser ella quien nos da de comer a los periódicos, o a lo seres humanos que los hacemos, deberíamos pensar que nos damos de comer mutuamente, porque si bien es cierto que un alto porcentaje de los ingresos de la prensa se deben a la publicidad, no lo es menos que la publicidad necesita un soporte que la difunda (¿se imaginan que ningún medio de comunicación aceptara la publicidad de un determinado anunciante? ¿qué pasaría con él, por mucho dinero que tuviera?). Puestos ya en este nivel gastronómico al que hemos llegado, hay incluso quien sostiene, terco y digno, que lo que le da de comer a él no es ni la publicidad, ni su empresa... sino su trabajo.
Punto. Es como terminan todos los artículos periodísticos. Todos. Sin excepción. No así los títulos de las noticias. Porque ninguno tiene punto. Ninguno. Sin excepción. Medida tipográfica. Se obtiene dividiendo un cícero o una pica en doce partes iguales. Diversas equivalencias con el sistema métrico decimal. No viene al caso enumerarlas. Lo que se desplaza un elemento seleccionado en los programas de diseño gráfico cuando se pulsa una vez las flechas de desplazamiento de cursor. Arriba. Abajo. Derecha. Izquierda. Medida de los cuerpos. Medida de la interlínea. Cosa que mola (es un punto, ¿no?). Fin de la voz "P".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Publicidad. Elemento que no suelen tener en cuenta los diseñadores cuando proyectan las páginas en el prototipo de una publicación. Posiblemente por la relación inversamente proporcional que existe entre el nivel de invasión de la publicidad en una página y el nivel de "artistismo" de esa misma página. O sea, a mayor publicidad, menos arte. Y como para el arte estoy yo, piensa con razón cualquier diseñador que se tome en serio a sí mismo, pues de las páginas de publicidad que se ocupen los maquetadores. Que para eso están. Este fenómeno lleva, pues, a que sean estos últimos quienes crean las estructuras para la mayor parte de las páginas que aparecen impresas, porque al menos hasta ahora y esperemos que por mucho tiempo (¡joder con la crisis!), las páginas con publicidad son mayoría.
Este desencuentro entre publicidad y arte sucede porque nuestra querida compañera de páginas y de Facultad suele ocupar espacios y huecos, generalmente los que más perturban al que intenta encajar los elementos de una página de manera coherente y ordenada. Es una de sus características, la de incomodar. Lo que nos lleva a una curiosa contradicción, porque hundiéndonos como nos hunde no queremos sin embargo que desaparezca de las páginas del periódico en el que trabajamos. Alguno de nosotros hemos vivido la terrible situación de formar parte de un silencioso corrillo que pasaba las páginas del periódico sin que apareciese publicidad ninguna, pálidos, mirándonos unos a otros sin decir palabra hasta que al fin aparecía una y la alegría inmensa duraba las milésimas de segundo que otro tardaba en decir: ¡pero si es una chapa!
Y es que existe la creencia en los periódicos de que vivimos de ella. Una creencia que vayan ustedes a saber de dónde ha salido. Algo frecuente por otro lado, lo de las creencias extrañas en torno a la publicidad, ya que se conocen personas que incluso piensan que la publicidad ¡nos engaña! Qué cosas. Realmente, más que ser ella quien nos da de comer a los periódicos, o a lo seres humanos que los hacemos, deberíamos pensar que nos damos de comer mutuamente, porque si bien es cierto que un alto porcentaje de los ingresos de la prensa se deben a la publicidad, no lo es menos que la publicidad necesita un soporte que la difunda (¿se imaginan que ningún medio de comunicación aceptara la publicidad de un determinado anunciante? ¿qué pasaría con él, por mucho dinero que tuviera?). Puestos ya en este nivel gastronómico al que hemos llegado, hay incluso quien sostiene, terco y digno, que lo que le da de comer a él no es ni la publicidad, ni su empresa... sino su trabajo.
Punto. Es como terminan todos los artículos periodísticos. Todos. Sin excepción. No así los títulos de las noticias. Porque ninguno tiene punto. Ninguno. Sin excepción. Medida tipográfica. Se obtiene dividiendo un cícero o una pica en doce partes iguales. Diversas equivalencias con el sistema métrico decimal. No viene al caso enumerarlas. Lo que se desplaza un elemento seleccionado en los programas de diseño gráfico cuando se pulsa una vez las flechas de desplazamiento de cursor. Arriba. Abajo. Derecha. Izquierda. Medida de los cuerpos. Medida de la interlínea. Cosa que mola (es un punto, ¿no?). Fin de la voz "P".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.
Diseñario (XXX): palo seco-párrafo.
Diseñario (XXXI): pata-PC.
Diseñario (XXXII): periódico-Photoshop.
Diseñario (XXXIII): Pi-pie.
Diseñario (XXXIV): píxel-prototipo.
Gran introducción. Y grandes voces. Sois magníficos.
ResponderEliminarMiles.
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