jueves, 23 de abril de 2009

Una mirada de Nueva York en Madrid (Weegee)

Sorprende la calidad de las fotografías. La calidad técnica queremos decir, porque la fuerza y la vida que vomitan las imágenes de Weegee son de sobra conocidas. Ya os anunciamos antes de que comenzara la importante exposición que sobre este fotoperiodista ha organizado la Fundación Telefónica de Madrid en su sede de la Gran Vía (el histórico edificio de la Telefónica, vamos), y ahora, después de ver las copias de la época colgadas en las paredes nos hemos quedado asombrados, porque esperábamos fotos con el grano y la falta de detalle y nitidez típicas de las instantáneas tomadas deprisa y con poca luz, sobre todo teniendo en cuenta los medios técnicos (objetivos y emulsiones) propios de finales de la década de los 30 y comienzo de los 40, y sin embargo, resulta todo lo contrario: un altísimo nivel técnico, propio no sólo de un gran periodista, que también, sino además de un maestro de la fotografía.

Una vez más, la Fundación Telefónica ha vuelto a montar un evento cultural de mucha importancia. Y hemos perdido ya la cuenta de los que van. Esta exposición, titulada El Nueva York de Weegee, consta de 270 fotografías procedentes de la colección de Michèle y Michel Auer, "un extraordinario mapa en blanco y negro de la vida neoyorquina de la época posterior a la Gran Depresión", según nos dicen en el folleto.



En el que podemos leer que Weegee (1899-1968) se llamaba en realidad Arthur Fellig (la policía le comenzó a llamar así por lo parecido del sonido de este apodo con el tablero de la "ouija", ya que parecía adivinar el futuro para estar siempre en el lugar del crimen con su cámara preparada), no era norteamericano de nacimiento a pesar de ser ya un incono del periodismo de Nueva York, sino centroeuropeo desde donde emigró con diez años junto con sus padres. Trabajó durante años como ayudante de laboratorio en The New York Times y la agencia Acme Newspictures hasta que decidió instalarse por su cuenta, montando una pequeña redacción ambulante en el maletero de su coche para proporcionar las fotos y pequeños textos que él sabía que demandaban periódicos y agencias. En 1938 le concedieron el privilegio para instalar una radio de la policía en su coche y de ahí, más que por la intercesión de espíritus o su instinto, su facilidad para llegar el primero a cualquier suceso. Aunque como podemos ver en la exposición, en realidad fotografió todo lo que estaba a su alrededor, en especial durante la noche. Espectáculos, gentes, el mundo del circo... En 1943 y 1944 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) organizó dos exposiciones con sus fotografías, lo que supuso su consagración y su entrada al "mundo del arte". En 1945 publicó el núcleo de su trabajo en el famoso libro Naked City, del que podemos ver un ejemplar allí expuesto junto con libros posteriores, incluso con premaquetas que debió preparar el propio Weegee.


Y si sorprendentemente buena es la exposición, no lo es menos su catálogo. Editado por la propia Fundación, recoge las 270 fotografías que cuelgan del tercer piso del edificio y está dividido en las 14 temáticas que podemos observar en la misma (Durmientes; Incendios; Weegee´s People; Circo; Harlem; Sábado por la noche; Espectáculos; Striptease; En la ópera; La Bowery; Policía y Cía; El cine de la calle; Coney Island; y Desnudos, fotomontajes) y por una pequeña biografía y bibliografía sobre el personaje.



Y antes de cada epígrafe temático, un par de páginas en las que podemos encontrar datos curiosos de la vida de Weegee. Datos como que rechazó un primerizo empleo de fotógrafo porque ¡¡¡tenía que ponerse traje y corbata!!! o que perfeccionó su peculiar forma de revelar los rostros (photo-verité, se llegó a conocer) con sus vecinos de color, que querían salir lo más blancos posible en las fotografías.


A través de estas páginas también nos enteramos que él también durmió en la calle (de ahí su obsesión por los "durmientes"), que sus primeros encargos los hizo en la agencia Acme, que era capaz de tratar los carretes incluso en la cabina del conductor del metro o que desarrolló un particular y macabro sentido del humor que reflejaba en sus fotos.


Así, poco a poco, 14 capítulos con todas las fotos de la exposición a página completa y con un índice de cada una de ellas que incluye los pies originales que puso el propio Weegge: imágenes de parejas besándose, de los bañistas de Coney Island, de los vecinos de Harlem, de la Metropolitan Opera, de desnudos y, cómo no, de asesinatos, una de las especialidades de Weegee.


En total, 384 páginas magníficamente impresas. Una auténtica joya de libro, en definitiva. Y a un módico precio, 30 euros, que ha hecho que el catálogo se agote rápidamente. No nos extraña, porque es un precio más que razonable comparado con los palos que nos meten en otras exposiciones. Un 10 para la Fundación.

Tenéis hasta el 17 de mayo para ver la exposición y, si reponen el libro, comprar el magnífico catálogo.

Mario Benito y Luis Blasco

2 comentarios:

  1. ¿Joya de libro? Está muy poco cuidado, tiene una foto pixelada (marinero), una referencia equivocada (foto en miniatura) y retoques en Photoshop chapuceros (páginas iniciales), y no hablemos de la tipografía... se merece otra mejor que la Courier... ¡qué horror! ...gastarse las perras en esta birria de edición es tirar el dinero (opinión personal), la edición original no tiene nada que ver. Yo ya no compro catálogos edición made in spain, refritos y similares, me lo miro mucho mucho.

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  2. ...por cierto, las fotos de Weegee un 10, ¡excelente!

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