Lo sabemos. No estamos en una época en la que nos podamos permitir el lujo de rechazar publicidad. Un lujo que existió bajo el denominado criterio de calidad publicitario.
Bajo esta idea, no se aceptaba ninguna publicidad que no encajara ideológica y estéticamente con el producto. Es de todos conocidos la dificultad que existió hace tiempo para anunciarse, entre otras publicaciones, en El País Semanal. Sólo determinados productos, con un criterio muy estricto y una publicidad muy cuidada, podían ocupar las páginas del semanario. Y antes tenían que pasar el filtro de los responsables de la publicación. Era un logro conseguir un hueco.
Y lo entendemos, porque la publicidad también informa sobre cuál es el espíritu de la publicación. Pero con estos turbulentos tiempos, eso pasó a mejor vida. Ahora todo vale para intentar asomar la cabeza fuera del hoyo. Ya sea una publicidad (mal) camuflada de información, como os mostramos aquí, o un collage de servicios de dudosa reputación, todo vale. Y lo entendemos, de verdad.
Y lo entendemos, porque la publicidad también informa sobre cuál es el espíritu de la publicación. Pero con estos turbulentos tiempos, eso pasó a mejor vida. Ahora todo vale para intentar asomar la cabeza fuera del hoyo. Ya sea una publicidad (mal) camuflada de información, como os mostramos aquí, o un collage de servicios de dudosa reputación, todo vale. Y lo entendemos, de verdad.
No seremos nosotros los que digamos No a una publicidad. Desde luego que no. Bienvenidos sean los robapáginas, los microanuncios, las combinaciones imposibles, los triángulos, las publicidades centrales, los 4x5 en la parte superior de la página... Venid a nosotros, os queremos, os estamos esperando, os necesitamos... Pero es que hay casos en los que te apetece cortarte las venas al ver cosas como esta...
Eso sí, le damos las gracias a la Caja Rural de Canarias. Lo cortés no quita lo valiente.
Gracias Mario. Un abrazo con el corazón, Julio
ResponderEliminarGracias a ti, porque hoy hemos tenido una visita que nos honra y, sobre todo, nos llena de alegría.
ResponderEliminarEl equipo de encajabaja