Hemos sabido que el 9-9-09 es una fecha de buena suerte para los chinos, hasta el punto de que se casaron en masa y adelantaron muchos partos para hacerlo todo coincidir con el 9 de septiembre de 2009. Y lo hemos sabido porque precisamente vivimos tan insigne día, cargado de buenos augurios, la semana pasada. Buenos augurios para los chinos, claro, no para mí. Porque vaya página putapénica que pinté aquel día, la página 9 de la sección de España para más inri.
Cada vez que la miro me salen granos por el cuerpo, me convierto en el hombre sarpullido, o en el mediocre maquetador que no quisiera ser y al parecer soy, al menos en ocasiones como ésta. Debí sufrir un ataque del temible síndrome rancio que siempre sobrevuela, amenazador, sobre nuestras cabezas esperando a que bajemos la guardia... porque no puedo culpar a nadie, ni quiero, de algo que fue absolutamente responsabilidad mía. Yo maqueté la página, yo se la propuse al redactor jefe de Nacional, e incluso habiendo podido dar marcha atrás no lo hice, incapaz del mínimo de firmeza siempre necesario en nuestra labor: era muy tarde cuando la pinté pero podía haberla modificado y cedí al primer "es ya muy tarde, está bien así" cuando yo sabía que no estaba bien así; además pude cambiarla para segunda edición y tampoco la cambié. No puedo llorar, pues, con el socorrido "intenté evitarlo pero no pude" que incluso mi jefe al día siguiente supuso que había sucedido con el periódico cayéndosele de las manos, sobre todo cuando reconocí que no, que "ha sido cosa mía", "pero hombre, Mario, menuda cagada...". Sí, todo un prodigio de desequilibrio, un ladrillo sin jerarquía alguna, ni valoración, ni facilidad de lectura, seña de identidad vaya usted a saber de qué pero no de nuestro periódico... una auténtica chapuza.
Existen otras posiblidaddes que pasan, fundamentalmente por no complicarse la vida, por hacer las cosas sencillas, que es lo que suelo repetir cuando alguien con menos experiencia (generalmente a nuestros siempre esforzados becarios) me pregunta sobre cómo hacer una página. Con no tener porqué poner los breves como un faldón a cinco columnas como punto de partida, que fue lo que sucedió en principio; o con no tener porqué hacer siempre algo distinto, o no hacer al menos algo distinto cuando las circunstancias no se prestan a ello como me obcequé después. Ayuda el no tener que trabajar con mucha prisa o que te insistan en que lo dejes así, pero eso no puede ser nunca una excusa para quienes somos precisamente profesionales de hacer páginas buenas y eficaces en el tiempo del que se disponga, sea mucho o sea poco.
Cualquiera de estas variantes hubiera sido una página eficaz, correcta, equlibrada, me hubiera llevado muy poco tiempo y ninguna duda hacerlas. Y existen todavía algunas variantes más que no muestro, todas ellas (las que muestro y las que no), con una característica común: son mejores que la que hice. En realidad se me ocurren muy pocas, por no decir ninguna, que sean peores.
Sólo me queda como consuelo el tópico de que de los errores se aprende, en este caso a no repetirlos, a no confiarse, a no dar por hecho que toda tu experiencia bastará por sí sola aunque bajes la guardia, a que pueda serviros a alguien como muestra de página fallida.. y a constatar que cualquiera, incluso uno mismo, puede tener una mala página.
Cada vez que la miro me salen granos por el cuerpo, me convierto en el hombre sarpullido, o en el mediocre maquetador que no quisiera ser y al parecer soy, al menos en ocasiones como ésta. Debí sufrir un ataque del temible síndrome rancio que siempre sobrevuela, amenazador, sobre nuestras cabezas esperando a que bajemos la guardia... porque no puedo culpar a nadie, ni quiero, de algo que fue absolutamente responsabilidad mía. Yo maqueté la página, yo se la propuse al redactor jefe de Nacional, e incluso habiendo podido dar marcha atrás no lo hice, incapaz del mínimo de firmeza siempre necesario en nuestra labor: era muy tarde cuando la pinté pero podía haberla modificado y cedí al primer "es ya muy tarde, está bien así" cuando yo sabía que no estaba bien así; además pude cambiarla para segunda edición y tampoco la cambié. No puedo llorar, pues, con el socorrido "intenté evitarlo pero no pude" que incluso mi jefe al día siguiente supuso que había sucedido con el periódico cayéndosele de las manos, sobre todo cuando reconocí que no, que "ha sido cosa mía", "pero hombre, Mario, menuda cagada...". Sí, todo un prodigio de desequilibrio, un ladrillo sin jerarquía alguna, ni valoración, ni facilidad de lectura, seña de identidad vaya usted a saber de qué pero no de nuestro periódico... una auténtica chapuza.
Existen otras posiblidaddes que pasan, fundamentalmente por no complicarse la vida, por hacer las cosas sencillas, que es lo que suelo repetir cuando alguien con menos experiencia (generalmente a nuestros siempre esforzados becarios) me pregunta sobre cómo hacer una página. Con no tener porqué poner los breves como un faldón a cinco columnas como punto de partida, que fue lo que sucedió en principio; o con no tener porqué hacer siempre algo distinto, o no hacer al menos algo distinto cuando las circunstancias no se prestan a ello como me obcequé después. Ayuda el no tener que trabajar con mucha prisa o que te insistan en que lo dejes así, pero eso no puede ser nunca una excusa para quienes somos precisamente profesionales de hacer páginas buenas y eficaces en el tiempo del que se disponga, sea mucho o sea poco.
Cualquiera de estas variantes hubiera sido una página eficaz, correcta, equlibrada, me hubiera llevado muy poco tiempo y ninguna duda hacerlas. Y existen todavía algunas variantes más que no muestro, todas ellas (las que muestro y las que no), con una característica común: son mejores que la que hice. En realidad se me ocurren muy pocas, por no decir ninguna, que sean peores.
Sólo me queda como consuelo el tópico de que de los errores se aprende, en este caso a no repetirlos, a no confiarse, a no dar por hecho que toda tu experiencia bastará por sí sola aunque bajes la guardia, a que pueda serviros a alguien como muestra de página fallida.. y a constatar que cualquiera, incluso uno mismo, puede tener una mala página.
Me quito el sombrero ante tal ejercicio. Prometo no hacer más críticas hirientes. No hacen falta.
ResponderEliminarQuerido Mario:
ResponderEliminarQue levante la mano el que no la cague con cierta frecuencia... Nuestro trabajo es así, una reválida permanente. Lo cierto es que de estas situaciones se aprende mucho más que de cien páginas correctas. Sólo hay que tener la humildad y la sabiduría que demuestras en tu post para tomar nota para la próxima. Y aunque parezca mentira, no es tan fácil llegar a la conclusión a la que tú llegas, hay mucho profesional (sin motivo) endiosado (sin motivo) que no es capaz de reconocer cuando ha podido equivocarse.
Enhorabuena, una vez más. Posts como éste demuestran que una actitud crítica empieza por ser crítico con uno mismo. Intentadlo. Ya veréis que no es nada fácil...
Me descubro ante tu ataque de honestidad. Yo trabajo en un periódico cutre y los maquetadores no tenemos ni voz ni voto a la hora de pintar una página. Es el redactor jefe (o el que hace la función ya que en este periódico se ahorra ese salario y sólo hay jefes de sección) el que las pinta. Haré una recopilación de maquetas 'perpretadas' por redactores y te las mandaré. Verás como la tuya te parecerá más que acertada!!
ResponderEliminarMucho ánimo! Todos tenemos malos días en el curro, el problema es que si trabajas en un diario no puedes rectificar los fallos al día siguiente!!
ResponderEliminarDe todas formas, enhorabuena por la autocrítica, no creo que mucha gente sea capaz de hacer esto...
No te fustigues tanto, hombre. Ya lo dijo Borges, un dario es un museo de lo efímero. Ya pasó.
ResponderEliminarT. Gorria
Me extraña que no tengáis un maquetero con formatos sencillos de aperturas, 3-2, 4-1, etc... Incluso los periódicos más pequeños de provincias los tienen.
ResponderEliminarQue gastéis tiempo (y os llevéis disgustos) con páginas tan sencillas me parece sorprendente.
También creo que la tercera solución que propones es casi tan mala como la que usaste.
Pienso que en una página deben quedar claros tanto el eje horizontal como el vertical. El formato de cinco breves en el faldón te obliga a buscar el eje vertical en el resto de la página. Por eso es lógico que el subconsciente te llevara a pintar un modelo 2-3. El problema es que ni por jerarquía, ni por fotografías tenías muchas salidas buenas. Tal vez hubiera sido mejor usar un 3-2 y haberte ayudado con un sumario (aunque no hubieras evitado los horrorosos saltos que siguen sin gustarme nada).
Estoy de acuerdo con que los formatos 4-1 funcionan mucho mejor en este caso (y casi siempre).
A propósirto, me ha parecido muy interesante el artículo de Buckenmeyer. Ver páginas de Brodovitch siempre es un placer exquisito.
Gracias a todos por vuestros amables comentarios, creo que sois más comprensivos y tolerantes de lo que en algunas ocasiones lo soy yo con otros.
ResponderEliminarEspero que sigas haciéndonos las críticas que consideres, Carlos, porque a mí lo que me gusta es discutir (la mayoría de las veces por el puro placer de hacerlo, sin más).
Y a Mariano, pues decirle una vez más que se ponga en contacto con nosotros a través del email a ver si intercambiamos puntos de vista porque los suyos son siempre acertadísimos. Claro que tenemos un "maquetero" (catálogo lo llamamos nosotros) por eso mismo digo que hubiera podido utilizar cualquier otra alternativa muy rápidamente, lo que hace que el error sea más lamentable y sin justificación (una de sus causas fue querer hacer algo distinto cuando es evidente que no ha lugar).
Un saludo y gracias una vez más a todos, casi estoy pensando que ha merecido la pena meter la pata y escribir sobre ello, sólo por vuestros comentarios
Hola en algun momento de mi vida trabaje como diseñador editorial para el peridodico Reforma en la ciudad de mexico de hecho mi primer trabajo saliendo de la universidad fue ese, recuerdo claramente las palabras de mi jefe inmediato a la hora de la entrevista me dijo: si aceptas el trabajo de un diseñador editorial de periodico es como si hubieras estudiado medicina y tu primer trabajo fuera una operacion a corazon abierto. al principio dije mmm que exagerado pero con el paso del tiempo me di cuenta que no l solo es diseñar a contra relog sino hacer cambios tomar decisiones editoriales junto al editor esperar material del fotografo y del reportero etc etc etc mil cosas para formar una de las varias paginas que se diseñanen un solo dia, todos hemos tenido errores y peores a ese y lo mejor que podemos hacer adquirir la humildad y la sabiduría que demuestras en tu post para tomar nota para la próxima. saludos y felicidades desde el norte d emexico :).
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