No perdonan ni una los "esforzados" miembros del comité de expertos. Ni una fiesta, decimos. Y a la primera que cae, se celebre lo que se celebre, leyes o motivos religiosos que festejamos desconociéndolos, ambos, desaparecen y se suben al puente que sea, incluso al que cruza la sobrecogedora desembocadura del río Tajo en Lisboa. Aprovechemos, pues, que los tenemos aquí de nuevo antes de que lleguen nuevas fechas festivas, que ahora llegan todas juntas, en esta su nueva entrega del Diseñario. Ya sabéis, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y el mundo de la prensa en general.
Corte. Resultado final de la acción de cortar. Esa por la cual se separa una parte de otra de un algo total, generalmente porque lo que separas no te interesa, o te interesa para otro. Parte de la gracia del trabajo de un maqueta está en su habilidad para cortar, imágenes o conversaciones que no llevan a ningún destino provechoso. Para las imágenes será imprescindible un poquito de ojo, un mucho de criterio informativo y una pizquita de buen gusto. Para las conversaciones, bastará con un hosco "no, no me hagas perder más el tiempo".
En la jerga de una redacción, cortar una imagen no es otra cosa que editarla, para exprimir su información, aunque también para ajustarla a tus posibles necesidades tanto de jerarquía como de composición. Aunque algunos departamentos de fotografía se empeñen en cortar las fotos antes de llegar a diseño, ésta es una función que debería corresponder a los maquetas, conocedores no sólo de la estructura de la página que va a darle cobijo, sino también del ritmo de la edición fotográfica del producto completo. Es difícil llegar al matiz de lo concreto si te privan de la visión periférica del conjunto.
En cuestión de cortes, no confundir cortar una imagen con convertir una foto horizontal en vertical, eso es una vulgaridad que nunca funciona (revisar la regla de tercios y lo entenderéis). Cuando hablamos de cortar una imagen estamos suponiendo que en el ejercicio existe una intención informativa, un sutil móvil intelectual, no un burdo "esto aquí no me cabe". Se corta una foto porque a cinco columnas y muy horizontal es más espectacular que a tres columnas cuadradita, o porque queremos resaltar el dramatismo de una zona concreta de la imagen y lo demás sólo sirve para despistar. Cortar una foto es un ejercicio periodístico, que sólo busca potenciar lo que ya tienes, mejorar tanto la comprensión de la información como la factura final de la página. Lo otro es masacrar una foto, forzar una imagen o directamente faltar al respeto al trabajo de un profesional que se gana la vida haciendo fotos.
Pero un maqueta también debe cultivar su habilidad para dar cortes a los redactores. Cuantos más, mejor. Nada más lejos que exagerar en este caso. Tened en cuenta el carácter de un redactor cualquiera, caprichosos, volubles... e insaciables. Si un maqueta se muestra comprensivo, afable o incluso conciliador, puede darse por perdido. Antes de que pueda darse cuenta, los tendrá enganchados, succionándoles con ansia hasta la última gota de sangre... Por eso es mejor mantener cierta distancia en la relación, incluso ejerciendo cierta legítima violencia verbal de vez en cuando. Que no lo hacemos por nosotros, sino por ellos, por su bien... Que nadie dijo que educar fuera una tarea fácil...
Cover. Anglicismo que algunos se empeñan en usar para referirse a la portada de un medio impreso: ¿Qué llevamos hoy de cover? De portada, quieres decir. Eso.
Crítica. Genero periodístico de corte subjetivo/analítico en el que un periodista, experto en una especialidad artística (cine, teatro, ópera, arte, música, ¿toros?), describe y define, en términos elogiosos, despectivos o neutros las características por las cuales una obra concreta merece ser vista o ignorada o sometida al criterio voluntario del lector. Todo esto acompañado por su correspondiente ficha, a ser posible con calificaciones en forma de estrellitas. Cuantas más estrellitas, mejor, obviamente.
La crítica es, además, una pieza que los artistas dicen no leer porque la escriben periodistas frustrados y que los periodistas consideran de suma importancia porque sirve para bajar los humos a los artistas. En realidad, es uno de los géneros clásicos del periodismo sin el cual no se habrían rellenado cientos y cientos de páginas de periódicos. Algunas tan memorables como aquella en la que se dejó en blanco el texto (porque es lo mejor que se podía decir) o alguna otra en la que el periodista parece que ha visto otra película/obra de teatro/exposición/ópera/etcétera.
En una segunda acepción, se refiere a todo comentario, positivo, negativo o neutral, sobre el diseño de una página. El "no me gusta" o "me encanta" constituyen en sí mismos una crítica, la mayoría de las veces basada en el criterio subjetivo del periodista que sentencia tal cosa (no sabemos si por ser un maquetador frustrado).
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
En la jerga de una redacción, cortar una imagen no es otra cosa que editarla, para exprimir su información, aunque también para ajustarla a tus posibles necesidades tanto de jerarquía como de composición. Aunque algunos departamentos de fotografía se empeñen en cortar las fotos antes de llegar a diseño, ésta es una función que debería corresponder a los maquetas, conocedores no sólo de la estructura de la página que va a darle cobijo, sino también del ritmo de la edición fotográfica del producto completo. Es difícil llegar al matiz de lo concreto si te privan de la visión periférica del conjunto.
En cuestión de cortes, no confundir cortar una imagen con convertir una foto horizontal en vertical, eso es una vulgaridad que nunca funciona (revisar la regla de tercios y lo entenderéis). Cuando hablamos de cortar una imagen estamos suponiendo que en el ejercicio existe una intención informativa, un sutil móvil intelectual, no un burdo "esto aquí no me cabe". Se corta una foto porque a cinco columnas y muy horizontal es más espectacular que a tres columnas cuadradita, o porque queremos resaltar el dramatismo de una zona concreta de la imagen y lo demás sólo sirve para despistar. Cortar una foto es un ejercicio periodístico, que sólo busca potenciar lo que ya tienes, mejorar tanto la comprensión de la información como la factura final de la página. Lo otro es masacrar una foto, forzar una imagen o directamente faltar al respeto al trabajo de un profesional que se gana la vida haciendo fotos.
Pero un maqueta también debe cultivar su habilidad para dar cortes a los redactores. Cuantos más, mejor. Nada más lejos que exagerar en este caso. Tened en cuenta el carácter de un redactor cualquiera, caprichosos, volubles... e insaciables. Si un maqueta se muestra comprensivo, afable o incluso conciliador, puede darse por perdido. Antes de que pueda darse cuenta, los tendrá enganchados, succionándoles con ansia hasta la última gota de sangre... Por eso es mejor mantener cierta distancia en la relación, incluso ejerciendo cierta legítima violencia verbal de vez en cuando. Que no lo hacemos por nosotros, sino por ellos, por su bien... Que nadie dijo que educar fuera una tarea fácil...
Cover. Anglicismo que algunos se empeñan en usar para referirse a la portada de un medio impreso: ¿Qué llevamos hoy de cover? De portada, quieres decir. Eso.
Crítica. Genero periodístico de corte subjetivo/analítico en el que un periodista, experto en una especialidad artística (cine, teatro, ópera, arte, música, ¿toros?), describe y define, en términos elogiosos, despectivos o neutros las características por las cuales una obra concreta merece ser vista o ignorada o sometida al criterio voluntario del lector. Todo esto acompañado por su correspondiente ficha, a ser posible con calificaciones en forma de estrellitas. Cuantas más estrellitas, mejor, obviamente.
La crítica es, además, una pieza que los artistas dicen no leer porque la escriben periodistas frustrados y que los periodistas consideran de suma importancia porque sirve para bajar los humos a los artistas. En realidad, es uno de los géneros clásicos del periodismo sin el cual no se habrían rellenado cientos y cientos de páginas de periódicos. Algunas tan memorables como aquella en la que se dejó en blanco el texto (porque es lo mejor que se podía decir) o alguna otra en la que el periodista parece que ha visto otra película/obra de teatro/exposición/ópera/etcétera.
En una segunda acepción, se refiere a todo comentario, positivo, negativo o neutral, sobre el diseño de una página. El "no me gusta" o "me encanta" constituyen en sí mismos una crítica, la mayoría de las veces basada en el criterio subjetivo del periodista que sentencia tal cosa (no sabemos si por ser un maquetador frustrado).
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Humildemente, no enteniendo los signos de interrogación en la palabra toros. Si hay un tipo de crítica en la que se ha hecho escuela, llegando a ser lo mejor escrito de la edición del día, esas han sido, por ejemplo, las de Joaquín Vidal durante décadas en EL PAÍS... Un auténtico maestro, que revoluciona un género entero. Si los interrogantes buscan -facilonamente- cuestionar la categoría de la fiesta nacional como arte, es discutible, pero no que en la crítica taurina se han alcanzado cotas de excelencia que ya quisieran para sí otras disciplinas de la prensa
ResponderEliminarQuerido Guillermo, los signos de interrogación no son para menospreciar las críticas de toros, ni mucho menos. En España tenemos una gran tradición y grandes críticos taurinos.
ResponderEliminarLos signos son más bien para expresar la duda sobre si los toros deben considerarse un arte. Es una nota de polémica que espero no haya molestado a nadie...
Joaquín Vidal era un maestro
ResponderEliminarLo era hasta el punto de que tenía incluso lectores que detestaban los toros
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