miércoles, 26 de enero de 2011

Pantallazos, ¿pantallazos?, ¡pantallazos!

Si ven a alguien acercándose el periódico a la cara no es que tenga presbicia. Posiblemente esté viendo (o intentando ver) un pantallazo (una imagen capturada de un vídeo, generalmente de la televisión y con una resolución tan pequeño que apenas permite darla a una columna).

Esto es un pantallazo.

Lejos de corresponderse con su sonoro nombre, son pequeños, borrosos y poco nítidos. Además, te obligan a achinar los ojos, que no es que esté mal, pero es que los ojos son un tema muy delicado. Los meten porque dicen que son "imprescindibles", que los lectores quieren ver (¿?) el momento exacto de la polémica falta, la inexistente mano o el clamoroso fuera de juego. Sinceramente, el que consiga ver algo en esos pantallazos es más por sugestión que por buena vista. Porque verse, lo que se dice verse, no se ve nada de nada. Si acaso se intuye. Y a veces ni eso.

Más pantallazos. Imprescindibles.

Y cada vez son más comunes, porque en esta apretadísima liga-de-dos, la polémica ronda como Pedro por su casa y claro, cuanto más polémica más pantallazos y cuantos más pantallazos más polémica y así en un eterno círculo vicioso de... pantallazos. Y claro, como el fútbol lo abarca todo, el resto de deportes se pican y también quieren sus pantallazos: baloncesto, motociclismo, fórmula 1, etc. No hay deporte que no tenga su pantallazo.

Pantallazos en motociclismo.



Mejor un vídeo como Dios manda.

Sin embargo, nosotros, que intentamos huir de la polémica barata (sólo de la barata), buscamos que los redactores no metan el dichoso pantallazo. Pero no hay manera. Al argumento de: "Si esto ya está en Internet" recibimos la respuesta de "pero nosotros no somos Internet"; al de "pero si cuando salga ya ha pasado un día y medio", el de "sí, pero habrá alguien que no se haya enterado"; y al de "pero si no se ve nada" el de "ya, pero hay que darlo". Este última frase, como bien pensáis, es nuestra favorita. Nos encanta. Apenas nos cabrea. Porque claro, tiene día y medio, no se ve un carajo y no aporta nada. Pero hay que darlo. ¡Viva el periodismo!

Y en baloncesto.


Lo hemos intentado por activa y por pasiva, y no hay manera. Ellos, instalados en el pasado, quieren el pantallazo y se niegan a dar paso al fotón grande y a remitir a la web. Que sería lo suyo, aprovechar el potencial del papel para dar una gran foto, un fotón, y con otros elementos, como apoyos y llamadas, remitir a las web. Páginas con cada vez más visitas y que están potenciando el tema audiovisual, como tiene que ser, por otra parte.

Pero no hay manera, ellos quieren sus pantallazos, no vaya a ser que alguien se quede sin ver la borrosa pierna que derriba al borroso jugador en los borrosos límites del área y que impide el borroso gol.


Con lo bien que se ven los goles en un vídeo.

Nosotros, mientras tanto, seguiremos con nuestra (inútil) resistencia numantina. Intentando que cada vez que haya una falta no le gritemos a la tele: "Ahí va otro pantallazo".

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