Hasta casi destrozarlas. En la zona más delicada, además, la que más se ve, invadiendo el centro de atención de la página con una imagen que en condiciones normales intentaríamos evitar poner... en cualquier lugar, escondiéndola si no hay más remedio porque hubiera que publicarla a la fuerza. Técnica lo más invasiva posible de las columnas de ¿texto? para colocar esos ¿ladillos?, uno de ellos con cuatro líneas en negrita cursiva de una seudohelvética chillona, partiendo palabras, para así poder maltratar la tipografía durante más espacio. Sobre el equilibrio de los blancos en las zonas superior e inferior de los ¿títulos?, o en la interlínea del que pretende ser título principal... ¿Y el ¿pie de foto?, o como quiera llamarse a la agrupación apelotonada de caracteres que hay bajo la imagen y que ocupan casi la mitad de espacio que tiene la propia fotografía consiguiendo el asombroso efecto de confundir nuestra atención hasta el punto de que dudamos qué mirar primero, si la foto o el propio pie?
No. No es que hayamos tenido un mal día. Es otro ejemplo más de ese tipo de publicidad invasiva de columnas que pretende invadir la información para hacerse pasar por lo que no es. Casi siempre sin éxito —aunque existe algún periódico publicado en Madrid y distribuido en toda España al que podría emular e incluso superar— especialmente en casos como el mostramos en los que se empeñan en utilizar al revés los principios del diseño periodístico al que supuestamente pretenden imitar. Desconocemos si de manera intencionada o bien guiados por el propio desconocimiento.
Antes, este tipo de publicidad solía ser rechazada en los grandes diarios por aquel principio tan necesario de diferenciar la publicidad de la información. Antes.
No. No es que hayamos tenido un mal día. Es otro ejemplo más de ese tipo de publicidad invasiva de columnas que pretende invadir la información para hacerse pasar por lo que no es. Casi siempre sin éxito —aunque existe algún periódico publicado en Madrid y distribuido en toda España al que podría emular e incluso superar— especialmente en casos como el mostramos en los que se empeñan en utilizar al revés los principios del diseño periodístico al que supuestamente pretenden imitar. Desconocemos si de manera intencionada o bien guiados por el propio desconocimiento.
Antes, este tipo de publicidad solía ser rechazada en los grandes diarios por aquel principio tan necesario de diferenciar la publicidad de la información. Antes.
Quiero nombres y apellidos, y capturas, y un vermout con poco hielo. Qué periódico de Madrid? Unas risas, enga...
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