de la información sube y acompaña a la imagen
Sinceramente, desconozco el origen de este recurso. He preguntado a compañeros y amigos si conocían la historia de la pata americana y no ha habido suerte. Parece evidente su origen trasoceánico, pero no hemos sido capaces de precisarlo. Desde aquí aprovechamos la dimensión de la blogosfera y la gran cantidad de amigos que nos leen (muchísimos de ellos en el continente americano) para que en este blog se arroje luz sobre el tema. Cualquiera que sepa de dónde surge el término pata americana, por favor, esperamos ansiosos vuestros comentarios.
¿Fruto de un elaborado planteamiento o recurso surgido de la necesidad? Pensando en ello, me vino a la cabeza la historia de otra aportación típicamente made in USA, el plano americano. Ese plano en el que se encuadra al protagonista desde las rodillas hacia arriba, dejando el fondo del decorado en un segundo plano sugerido. Es la transición entre el plano medio y el general, un plano que nos acerca al personaje, pero sin vincularnos emocionalmente con él, una prudente media distancia. Lo curioso es que este plano, que hoy se utiliza como un recurso dramático habitual, surge de una necesidad de lo más primaria. En la época del dorado western, los cineastas se dieron cuenta de que necesitaban un plano que permitiera que a los protagonistas se les vieran...las pistolas. Así de simple. Y hasta hoy.
John Wayne, en plano americano
Una necesidad que se convierte en recurso dramático. ¿Como la pata americana? Lo cierto es que es una técnica útil, pero de la que se puede caer preso. Requiere una apuesta gráfica que lo sostenga. Y esto me viene al pelo para una pequeña reflexión sobre el rediseño de EL PAÍS. Nos han contado durante los últimos meses que este nuevo diseño iba a apostar decididamente por la imagen. Eso está muy bien. Y es cierto que las imágenes han crecido en el nuevo diseño. Como los cuerpos. Ha crecido un poco todo. Ahí entra la pata americana, con su dinamismo. Pero las fotos a cuatro columnas sobre cinco posibles encierran una trampa. Condicionan la titulación y el resto de la página, a menos que trabajes en La Vanguardia, claro. Combinadas con un apoyo, por ejemplo, no te dejan muchas opciones. Y si abusas de este recurso, resulta que a fuerza de dar todas las fotos grandes y querer mover las páginas... te repites. Y buscando nuevas soluciones das con el tercer ejemplo, al que no sé muy bien cómo llamar: ¿doble pata americana? ¿repata americana? ¿remilpata americana?
Tres ejemplos de las muchas patas americanas que hemos
podido ver en las ediciones de este pasado domingo y lunes de EL PAÍS
A mí, personalmente, me parece que este nuevo PAÍS ha renunciado a signos de identidad propios del periódico. Se ha simplificado el nivel de lectura, han desaparecido los ladillos, los cierres y con tanta foto a cuatro o cinco columnas la edición gráfica (tradicionalmente muy bien valorada) se me queda un poco plana. Eso sí, con tanta foto a cuatro columnas, ahora hay muchísimas patas americanas.
Creo recordar que la pata americana la descubrí como recurso trabajando con Paco Oca.
ResponderEliminarMe parece un recurso muy acertado y equilibrador. Sin embargo, no sé si por no ser tan común, el recién bautizado "doble pata americana" no me entra tanto por el ojo. Me da la sensación de que la vista no está tan cómoda como antes. Aunque quizá sea sólo por la falta de costumbre al ver esa estructura.
Desconozco el origen de la pata americana, pero pienso que es un buen tema de estudio. Trabajaremos a fondo en ello. En cuanto a la doble pata americana, ¿qué tal 'repateada a la americana' como nombre? Creo que no es un buen recurso y más bien parece fruto de una urgencia, no sé...
ResponderEliminarEl problema de la "doble pata americana" creo que está en la descompensación. Al final el título queda empobrecido, aplastado por el peso de la imagen y rodeado de una enorme cantidad de texto. Es el riesgo del excesivo movimiento, que te pases y desequilibres la información.
ResponderEliminar¿Qué tal "patata americana"?
ResponderEliminar¿Y cuando la pata americana se usa única y exclusivamente porque el redactor no tiene ganas de pensar un titular que quepa a dos columnas o a tres?
ResponderEliminar- "No, titulame a cuatro"
- "¿Quieres titular todas las páginas a cuatro?"
- "Es que así se ve más"
El reverso tenebroso de la pata americana...
Querido amigo anónimo, ahí entra la labor de un maqueta que se precie. Y se le dice que NO, como mi buen amigo Mario Benito nos contó en su brillante post del pasado 30 de julio (post que os recomiendo vívamente).
ResponderEliminarA veces los redactores no tienen muchas ganas de colaborar y piden, los angelitos. Pero para eso estamos nosotros, entre otras muchas cosas. Para ser guardianes de la edición. Para decir que NO.
El post que comentas lo tengo ampliado y colgado, para cuando se me acusa de "talibán del diseño", "guardián de la ortodoxia" y similares. Para que vean que no es que yo sea especialmente borde, que es la profesión que me ha hecho asín :)
ResponderEliminarBueno, pues ése es uno de los objetivos de este blog: comentar las experiencias propias y confrontarlas con las de otras personas que se interesan por este bendito mundo de la edición y el diseño. Nos enorgullece que nos tengáis presentes, aún como ejercicio de solidaridad entre compañeros de profesión, que nuestra experiencia sirva de ayuda a los demás.
ResponderEliminarPara quien se acerca a este mundo de la edición resulta muy interesante encontrar términos como "pata americana". Realmente los periódicos son las galerías de arte de la letra impresa. Los pasillos de estos centros tienen un nuevo concepto la "patata americana". Gracias. Voy a buscar más patas en la prensa de hoy.
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