lunes, 29 de septiembre de 2008

Diseñario (XXX)

Parece que los números redondos establecen barreras, o marcan logros... de una manera artificial, eso sí. Porque en realidad son uno más, nada más. Pero suenan bien. Treinta entregas con ésta que hoy nos ofrece el comité de expertos de encajabaja con párrafos sevillanos incluidos del Diseñario: obra colectiva sobre el diseño periodístico y la prensa, irreverente y abierta a vuestra participación.





Palo seco. Una de las peores maneras de que algo entre en el interior de otro algo. Es muy duro hacerlo a palo seco, como muy duros se les antojan a los tipógrafos los caracteres ascendentes y descendentes de las letras de palo seco, frente a la grácil elegancia de los caracteres con serif. Porque palo seco es otra de las maneras, muy castellana ésta y suponemos que sin traducción literal a otros idiomas, de llamar a los tipos de letra sin remates. Sans serif (sin serifas, serifs, remates o gracias) también se las denomina utilizando el término francés; en el mundo anglosajón son gothic (no traducir como gótica); y además se emplea para ellas el término grotescas, en cuya voz describimos sus características.

Pantone. Guía de color creada en 1963 por la empresa Pantone Inc. (Nueva Jersey, EEUU) que en un principio comercializaba tarjetas de colores para compañías cosméticas.
El Pantone es uno de los más logrados intentos para reproducir colores con fidelidad. Es un color directo, sin mezcla de planchas, para el que hay que hacer una plancha propia que después imprimirá una tinta determinada según el número que hayamos elegido de su catálogo. Por esta razón es un procedimiento caro, pero fiable. El catálogo Pantone está formado por un gran número de tarjetas de cartón sobre las que se imprime en un lado muestras de un mismo color pero con distinta tonalidad. Una de estas tarjetas podría incluir una gama de rojos del más claro al más oscuro. Cada uno de estos colores va identificado con un número (y corresponde a una tinta determinada que, utilizando el papel apropiado, imprimirá esa tonalidad).
Este sistema es muy útil para poder recrear el color elegido de una manera exacta, por eso en el mundillo del diseño y las artes gráficas es muy utilizado (cuando el presupuesto lo permite) aunque también tiene un papel destacado en la moda, el hogar, el diseño industrial, pintura de interiores, etc.
Actualmente cualquier programa de ordenador de diseño o retoque fotográfico cuenta al menos con tres sistemas: El Pantone y los sistemas RGB y CMYK. Estos dos últimos se basan en la mezcla de los porcentajes de los colores. Pantone Inc. define a su producto como color directo. Hay también otros sistemas como el CIELAB más complejos y menos utilizados (sobre todo en programas de software libre).
Algunos organismos oficiales en Canadá, Corea del Sur y otros han abierto las puertas de sus Parlamentos a Pantone Inc. para poder definir exactamente el color de sus banderas (el color azul de la bandera escocesa es el Pantone 300).
Finalmente debes tener en cuenta que el color que se ve en el monitor no es exacto al impreso, de ahí lo importante de tenerlo bien calibrado y que tendremos que asegurarnos antes de encargar un trabajo a nuestra imprenta. Tampoco le vendría mal a algunos profesionales de brocha gorda tener su Pantone porque, y lo decimos por experiencia propia, hay mucho pintor daltónico suelto que confunden un verde clarito con un amarillo.

Párrafo. Unidad discursiva compuesta por distintas oraciones que expresan una idea común. Sus características fundamentales son la unidad y la coherencia, es decir, que tanto la oración principal como las secundarias expresen una misma idea y que el conjunto de todas presenten un orden lógico y claro. ¡Hala!, ahora que ya sabeis lo que es un párrafo, buscad alguno en vuestro periódico preferido que presente estas características. Os lo advertimos, no va a resultaros fácil.
Morfológicamente un párrafo se diferencia de los demás por presentar una sangría al principio del mismo, un espacio blanco equivalente a varios espacios en blanco. También puede llevar una interlínea algo mayor antes de su primera línea que entre las demás. Al final del texto de un párrafo se aplica un fin de párrafo, ese símbolo extraño como una "P" invertida que aparece cuando presionamos la tecla ENTER. Se diferencia del salto de línea en que lleva asumidos las condiciones del siguiente párrafo, blancos y justificaciones.
El párrafo pues se convierte en una unidad de medida dentro la página. Mide bloques de configuración tipográfica y mide unidades informativas. Porque la información también puede medirse en párrafos. De hecho cualquier información debería poder contarse en un sólo párrafo. Ésta es la máxima de la estructura de la pirámide invertida. Todo lo que no pueda contarse en el primer párrafo (que contendrá las famosas cinco uves dobles) no se considerará fundamental a la hora de entender lo que se nos cuenta. Esto no es tán fácil de aplicar y si os fijáis no es que se cumpla a rajatabla. Cuántas veces no habremos leído hasta la mitad de la página para poder exclamar: "¡Anda, si eso es a lo que se referían en el título!". Pero los redactores son celosos de sus párrafos. Por eso cuando a veces les sobra algo de texto y les dices que van a tener que cortar unas líneas, o a lo peor, el último párrafo, te sueltan impactados: "No es posible, pero si ahí cuento cosas importantísimas!", a lo que habría que responder: "No lo dudo, pero si son tan importantes podrías haberlas contado diecisiete párrafos antes ¿no crees?".
En Quark -y en el resto de procesadores de texto y programas de autoedición-, el párrafo también tiene una importancia mayúscula. Será la unidad por la que se defina la estrucura tipográfica del texto. El estilo de párrafo marca la pauta en cuanto a tipografía, interlineado, particiones y justificaciones, y sangrías del texto. Siempre tiene asociado uno de carácter, que confiere propiedades individuales al texto, pero es el de párrafo el que dice cómo va a comportarse el bloque en ese párrafo.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Diseñario (XXIX): P&J-paginero.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Cy Towmbly

Son apenas manchas de color acrílico, trazos vigorosos con lápices de cera y grafito sobre enormes lienzos y, sin embargo, podemos ver barcos ardiendo hundiéndose en el mar. Sentir incluso la tragedia de una batalla naval, algo que nos ha sucedido con bastantes pocas obras del denominado expresionismo abstracto.

Porque Cy Towmbly, pintor norteamericano nacido en 1928, perteneció a este movimiento y mantuvo relación con sus principales artistas, como el archiconocido Jackson Pollock en el Nueva York de la década de los 50 del pasado siglo. Sucede que se apartó de la ortodoxia, de las reglas que cada movimiento se da a sí mismo, por muy rompedor, vanguardista y revolucionario que se autoproclame. Primero, dejando Nueva York para casarse con una mujer italiana e instalarse en Roma y, después, incorporando a su obra elementos que los expresionistas abstractos consideraron "reaccionarios", por ejemplo las formas reconocibles y los elementos caligráficos que muchos críticos asociaron al graffiti callejero (él lo desmiente) con los que creó un estilo propio, un lenguaje que lo identifica como creador. Sus alusiones al mundo clásico y a la cultura europea, en especial mediterránea, no le han servido precisamente de ayuda, sino todo lo contrario. Tuvo que pagar el peaje propio de la independencia y su nombre quedó relegado y apartado de la escena artística neoyorquina que es la que ha dictado la "norma artística" mundial desde entonces. Para el gran público, nosotros incluidos por supuesto, ha sido un auténtico desconocido hasta que crítca y grandes museos parecen haberlo redescubierto, o aceptado, en los últimos veinte años. Ahora goza de reconocimiento universal, está considerado una de las grandes figuras de la pintura contemporánea y hasta el pasado 14 de este mes, la Tate Modern de Londres ha estado exhibiendo una enorme retrospectiva de su obra, con el título Cycles and Seasons, basada, sobre todo y como su nombre ya nos dice, en sus series y ciclos. En el museo del Prado podemos ver hasta este fin de semana una serie de pinturas suyas, escalofriantes, de una fuerza descomunal, tituladas Lepanto.


Son doce enormes lienzos que pintó por encargo de la Bienal de Venecia en 2001. Un "gran ciclo narrativo consagrado a la célebre batalla que enfrentó, en el golfo de Lepanto el 7 de octubre de 1571, a los turcos otomanos con la llamada Liga Santa, coalición cristiana formada por España, Venecia y la Santa Sede". Towmbly utiliza todos los resortes de su poderoso lenguaje visual para recrear la batalla y, sobre todo, transmitirnos el horror de la guerra (todavía estoy esperando que otra obra del expresionismo abstracto puro, incluido el afamado Pollock, me haga sentir algo), dando un paso adelante en la enorme tradición de pintura de batallas, de las que buena parte cuelgan en las paredes del Prado y, sobre todo, en El Escorial. Seguro que Towmbly las ha visto, y ha ido más allá... porque sus barcos parecen hundirse en un mar de sangre y fuego.


Tan sólo hay una nota discordante en esta muestra. Alguien ha tenido la "brillante" idea de colocar en la misma sala cuadrangular del nuevo edificio, donde están los doce lienzos, un cuadro de Velázquez, el Bufón llamado "don Juan de Austria", donde el genial pintor trata al parecer el tema de Lepanto con "distancia irónica", según el catálogo. No tiene nada que ver con el resto de los cuadros, ni tan siquiera con la temática o con el punto de vista del tema para ser más exactos. No crea ningún contraste ni contrapunto ni ironía ni nada. Sobra y distrae. Menos es más. Menos "ideas geniales" y más sencillez. Os decíamos que la exposición termina este fin de semana (como tantas veces se nos ha hecho tarde y no la hemos podido ver hasta ahora aunque la hemos tenido aquí todo el verano) pero la serie de Lepanto de Cy Twombly quedará instalada de manera definitiva en el Brandhorst Museum de Múnich.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Fauna redaccional

No sólo buitres y ratas figuran en el censo de las redacciones periodísticas, aunque ciertamente son de los más abundantes entre su variopinta colección de especímenes. Pululan por cualquiera de sus rincones, al acecho, ningún departamento está a salvo de ellos... ni de las cucarachas, que también las hay.

Podría parecer extraño, pero en este lugar en el que se plasman ideas por escrito y donde se difunde la cultura no faltan burros, borregos, ni algún que otro pequeño rebaño de ovejas, asustadas porque no existe redacción sin lobos.
No es una granja doméstica una redacción, ciertamente, pero convivimos con cerdos, los que suponen que no les hace falta pasar por la ducha y se aplican el desodorante directamente sobre los sobacos sudados. ¡Qué asco! Patos, ocas y gallinas con sus alegres cacareos nos confunden y crean el característico ambiente sonoro de las redacciones. Vemos perezosos que no se mueven de sus asientos; tardan tanto en coger el teléfono que para cuando lo hacen la noticia que les cuentan ha dejado de serlo. Marmotas dormitando frente a la pantalla del ordenador. Zorros y zorras, tan listos ellos, y ellas... Escorpiones y serpientes, seres venenosos que emponzoñan.

Tiburones en las altas esferas, como en cualquier empresa que a fin de cuentas somos. Perros ladrando y otros que no se separan de sus amos, fieles a quienes les dan de comer, esperando a que les tiren una pelota para ir correteando a por ella, una vez, otra, otra, otra. ¡Quién se ríe al fondo! Ah, es la hiena del lugar.



No todo son alimañas; bichos molestos, repulsivos, dignos del pisotón final que no podemos darles porque, a fin de cuentas, son compañeros. También compartimos redacción con águilas de la información, siempre atentas, veloces, de garras poderosas para capturar exclusivas al vuelo. Osos panda a quienes quisiéramos abrazar, adorables, amables, siempre con una sonrisa y la bondad por delante. Caballos que soportan el peso de sus secciones, animales de noble raza, porte distinguido, capaces de correr cuando se necesita. Linces inteligentes y precisos, en peligro de extinción... como casi todos estos últimos ejemplares de los que nos cuesta encontrar, porque como sucede de manera general, lo bueno y lo malo sufren un desequilibrio brutal a favor de los últimos, tan abundantes. Vivimos juntos perros y gatos, lobos y ovejas, liebres y tortugas. Incluso tenemos un entrañable lagarto que perdió su terrario al que llegaban los teletipos con el cambio de edificio, fiel lector y comentarista de encajabaja que, además, ha sido la chispa primigenia, el impulso creador, el origen de este post irracional que hemos escrito a cuatro patas como lo que somos, auténticos animales.


Mario Benito y Luis Blasco

lunes, 22 de septiembre de 2008

Diseñario (XXIX)

No contentos con reflexionar, estudiar, investigar y escudriñar los términos que existen en el mundo del diseño periodístico y la prensa en general para después definirlos y hacerlos accesibles a la blogosfera entera, al mundo mundial si cabe, el comité de expertos de encajabaja, crecidos seguramente sin razón para ello, se atreven incluso a inventar términos nuevos en este suyo y vuestro Diseñario. Colectivo. Irreverente. Abierto.





P


P&J. O lo que es lo mismo, partición y justificación. Oscura y rara opción de Quark (y de todos los programas profesionales de autoedición y fotocomposición) que sirve para indicarle al susodicho cómo partir las palabras (men-sa-je, respetando las sílabas, lógicamente) al final de una línea y los valores máximos y mínimos de blanco entre letras y palabras necesarios para justificar el párrafo. Con esto, el programa se encarga de encoger o estirar las líneas para que todas ocupen la misma anchura. Cada idioma y cada trabajo tiene sus propias PyJ, por lo que puede haber infinitas particiones con sus correspondientes justificaciones.
Este apartado, que puede parecer demasiado técnico, es, sin embargo, importante, porque con él tendremos que evitar que partan muchas palabras seguidas y así evitar una escalera de guiones al final de la línea. Y es uno de los apartados que se tienen en cuenta según la tipografía que estamos usando para nuestros trabajos.
Pero no os preocupéis si veis la pantalla de partición y justificación y no os enteráis de nada, no seréis ni los primeros ni los últimos. Hay expertos que se encargan de esto y no son tímidos informáticos.
Si durante uno de tus trabajos ves que algo raro hay en la partición, que las letras se te estiran como si se odiaran o se juntan como amantes en una noche de verano, el problema está probablemente aquí. Ajusta la partición y listo...

Página. Nuestra razón de ser, el fin último que busca todo maqueta que se enorgullezca de serlo, el grial de los caballeros del tipómetro, ese espacio imaginario en el que fuerzas ocultas y mágicas ordenan múltiples elementos para crear un todo, una pequeña entidad con vida porpia capaz de reproducirse después hasta el infinito y más alla en infinitas hojas de papel. Idea platónica, inalcanzable pues, que las rotativas proyectan escupiendo tintas de cuatro colores desde sus cavernas industriales para que los mortales vean su reflejo impreso en los periódicos de cada ciudad, en sus revistas, en los libros...
Es una unidad también en la prensa escrita para medir la importancia de las noticias. Porque una página puede contener varias de ellas (lo más habitual, hasta ahora, porque llegan tiempos "visuales" que posiblemente lo cambien); pueden poner toda su superficie a disposición de un solo tema; o incluso pueden ser parte de un tema, muy importante, que abarque varias de ellas.
Existen páginas nobles, como la primera página de cada periódico, y páginas comunes, que permanecen ocultas, nerviosas, a la espera de que alquien las descubra al pasarlas y se detenga en ellas, y las lea, las mire, admire sus imágenes y, en el colmo orgiástico paginil, que aprecien y exalten su estructura, su equilibrio, la elegancia en la disposición de sus lementos, el impacto o la serenidad que quieren transmitir y sólo alguna vez logran. Por eso lamentan con crujidos desagradables que las pasemos, gritan así que no, que nos quedemos en ellas.

Página web. Resultado de la evolución... que estás viendo. Uno de los últimos en lo que se refiere a soporte para distribuir la información. Es la forma que ha elegido internet (o la web, de ahí su nombre) para estructurar y difundir sus contenidos. Necesita de electricidad continua para existir, pero a cambio de tan engorrosa dependencia ofrece todas las posibilidades que han existindo hasta ahora de manera simultánea: texto, sonidos, e imágenes de cualquier tipo: fijas (fotografías, ilustraciones, gráficos...) o en movimiento (vídeo). Utiliza todos sus lenguajes y comienza a crear el suyo propio, apoyado en el poder de los vínculos. No sólo contiene todos los medios de comunicación pasados y presentes, sino que es muy posible que contenga también todos los futuros, aunque esta profecía, insensata como todas las que se atreven a querer ver los tiempos venideros, está condenada a equivocarse. Por ejemplo, si se nos apagan las luces.

Paginero. O lo que es lo mismo, folio fotocopiado "n" veces (con la consiguiente pérdida de nitidez) en el que los jefes de cada sección se encargan de dibujar su sección con la publicidad que tiene cada una, los temas que van a ir en cada página y otros datos que varían de un jefe a otro (desde números de teléfono sin dueño, autores de los textos o una pequeña lista de la compra que han captado a vuela pluma). Al principio del día el dibujo es limpio y claro, pero a medida que avanza y la cosa se complica, el dibujo pierde su forma original y se convierte en un totum revolutum indescifrable incluso por el propio autor. Auténticas obras de arte.
Con estas hojas suelen acudir a la sección de maquetación para intentar mostrarnos cómo han planteado ellos la sección, pero rara vez les hacemos caso porque los maltrechos ojos nos impiden ver dibujos superpuestos o microscópicos, por lo que preferimos que nos lo cuenten de viva voz.
También le llaman planillo de sección.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Gira el mundo gira

Hay cosas que están predestinadas a cambiar y no podemos hacer nada para evitarlo. Y una de esas cosas suelen ser las páginas de un periódico, y más si se trata de la sección de Nacional, donde las noticias adquieren y pierden importancia a una velocidad que ya le gustaría al Renault de Alonso.

Pero también hay cambios en la forma, no sólo en el contenido, y es que empezar a diseñar una página puede parecer, a priori, fácil si tienes todos los elementos. Pero el problema surge cuando tienes esos elementos pero no sabes exactamente su contenido.

El tema en cuestión es Miguel Ángel Revilla, el singular presidente de Cantabria que al parecer supone, tan campechano él, que nos interesa saber que "mojó" por primera vez a los 18 años, "y pagando". Noticia gilipollas de la semana. Pero noticia, al fin y al cabo. El redactor jefe de Nacional, Vicente Mateu, nos trajo el material que quería incluir en la página. A saber: un texto principal y dos apoyos, uno con las 10 mejores frases de Revilla y otro con diversas polémicas verbales en las que se han visto implicados nuestros políticos. Si el texto principal quedaba muy grande podíamos incluir otra pieza pequeña. Vale, con esta premisa Esmeralda, compañera y amiga de la sección, colaboradora ocasional de encajabaja, acepta el reto y dibuja lo siguiente.



Parece que está ok, están todos los elementos en la página. Pero no le convence a Vicente, quiere "dos grises" (cremas, en este caso), esos apoyos con trama de color que destacan una parte del contenido. Además, la foto le parece pequeña, "quiero más imagen", nos repite como si fuera un estribillo de rock duro. Ok. Esta vez es Mario quien intenta coger el testigo y modificar el diseño para incluir los nuevos elementos, pero no llega a terminarla (el caos y a la vez la interconexión de la sección de maquetación son asombrosos, ya os contaremos...) y es finalmente nuestro también compañero y amigo Fernando quien lo hace. Resultado, un crema con dos textos simétricos, uno para las perlas de Revilla y otro para las otras polémicas. La foto pasa de dos a tres columnas y desaparece la cuarta pieza de la derecha.



Pero, como hemos dicho antes, conocer el contenido de los elementos es muy importante. Poco más tarde, aparece Vicente de nuevo. La redacción está diseñada de tal manera que los maquetas no podamos escondernos en ningún lugar, por lo que no nos queda más remedio que recibirle con una sonrisa. "¿Qué pasa ahora, Vincent, algún cambio más?" Creo que no contesta directamente la pregunta, también sonríe, "hola de nuevo, sadomaquetas, tengo ya el contenido real de los apoyos". Uno ocupaba menos de media columna y otro poco más de una. Por lo tanto no podían ser simétricos. Otra vuelta al tiovivo. Resultado final de la página:



Luis Blasco y Mario Benito

jueves, 18 de septiembre de 2008

Lecturas de verano y III
(válidas para cualquier fecha)

Para terminar, un regalo. "El último ejemplar del New York Times". Y que no se asuste nadie, no es que la crisis haya llevado a la quiebra al más importante periódico del mundo, o que lo hayan quemado los de 233 grados y que me hayan regalado el último ejemplar impreso, no. Al menos de momento. Se trata del libro publicado por el periodista italiano Vittorio Sabadin subtitulado "El futuro de los periódicos en papel" y con epílogo de nuestro querido Carlos Pérez de Rozas, que es quien tuvo el detalle de regalárnoslo. Y ahora, ya podéis asustaros.


En cuanto empecemos su lectura, porque en este ensayo Sabadin, periodista del diario italiano La Stampa de Turín desde 1979, del que ha sido subdirector y director adjunto entre 1986 y 2006, y en el que se ha encargado del proyecto de integrar las redacciones del diario y de su página web, recopila todas las teorías y profecías catastrofistas sobre el futuro, negro, de los periódicos impresos. Negro de muerte. Como tanto gurú apocalíptico, no deja de recordarnos el descenso continuo en las ventas desde hace unos veinte años, las tesis del gran Philip Meyer en su "The Vanishing Newspaper" (2004) señalando el año 2043 como el último en el que se imprimirá el diario neoyorquino; o incluso las declaraciones del editor del New York Times, Arthur Sulzberger Jr., en las que afirma que su periódico podría desaparecer de los quioscos mucho antes, en 2013. "Y sabéis qué", añade el propietario del mítico diario, "no me importa". Porque para él, The New York Times es una marca que continuará después en la web. Sí, añadimos ahora nosotros, pero se olvida de todo lo que significa un periódico, o quiere olvidarlo. O no lo sabe. Y seguro que si ellos dejan de imprimir, otros no lo harán. Seguirán haciéndolo, e incluso empezarán a hacerlo. Seguro, que también nos ponemos de vez en cuando el disfraz de profeta.

Después de citas, análisis, datos, y muchas, muchas opiniones, Vittorio Sabadin llega a la sencilla conclusión de que "probablemente la única razón verdadera y banal para que los periódicos vendan menos ejemplares, es que ya nadie tiene tiempo para leerlos". Y como receta curativa nos ofrece una tan original como que los "sistemas más viejos se tendrán que adaptar y cambiar. Renovarse o morir". Casi de Perogrullo. Tal vez es que no haya reparado en que los periódicos lo han estado haciendo desde que existen; compárese un periódico actual con uno de principios del siglo XX, o de mediados, o de hace diez años... y es que tal vez el reto no esté en cambiar, sino en la velocidad y dirección en que hay que hacerlo ante la "aceleración" de los tiempos, de sus usos y costumbres, de la tecnología.

Aunque no le falta interés al estudio de Sabadin y está muy bien escrito, mucho más interesante nos parece el epílogo de Pérez de Rozas, y no sólo porque haya sido él quien nos ha enviado el libro, que también, qué coño, sino porque frente al exceso de opiniones, siempre discutibles, imposibles de verificar, de los gurús periodísticos, el profesor que hay en nuestro amigo catalán nos ofrece datos e informaciones que son incuestionables. Y porque nos gusta más ese acto de amor a los periódicos que son sus "Miradas a la prensa escrita de los últimos 25 años".

Dobles páginas dedicadas al USA Today, la prensa latinoamericana y la prensa española, respectivamente.


Organizado en dobles páginas ilustradas con las páginas de los periódicos y su evolución, Pérez de Rozas, profesor universitario desde hace 30 años en distintas universidades catalanas, periodista miembro de una saga familiar de fotoperiodistas de prestigio, director de arte de La Vanguardia de Barcelona entre 1989 y 2007, y actualmente uno de los directores de Cases i Associats (¡casi nada!, vamos) hace un recorrido por la evolución de los principales diarios europeos y americanos en los últimos 25 años. Nos muestra, por ejemplo, el "shock" que supuso para The New York Times ("La Dama Gris") imprimirse en color como hace ahora después de su centenaria historia en blanco y negro, y cómo este acontecimiento supuso el fin del "debate entre el uso del blanco y negro y el color en la prensa de calidad de todo el mundo". El nacimiento del USA Today; el "gran paso adelante" de América Latina; la "renovación total" que vivió la prensa española desde el nacimiento de El País; la apasionante "batalla de Londres" con el traumático paso del formato sábana al tabloide que han vivido sus periódicos de calidad (el formato tabloide se asocia allí, perdón se asociaba, a prensa sensacionalista hasta el punto de que las palabras "tabloide" y "sensacionalismo" eran sinónimos); la "pasión en papel" de los diarios deportivos; o la que en un principio "parecía imposible" prensa gratuita, entre otros.

El libro, editado en España por la editorial Sol 90 media, es pues desigual en sus dos apartados: imprescindible en esta parte final sobre la evolución ilustrada de la prensa internacional, y muy interesante en la primera, se coincidan o no con los argumentos del autor. Por cierto, ¿es el New York Times el periódico que sujeta el lector que aparece fotografiado en la portada del libro? Yo creo que no.

martes, 16 de septiembre de 2008

Hablamos con Miguel Buckenmeyer del rediseño de Negocio


"Austero pero simpático." Así define Miguel Buckenmeyer el nuevo rediseño que ha llevado a cabo del diario gratuito Negocio. Según Buckenmeyer, no se trata de un diseño vanguardista porque su intención es "simplemente ser profesional y atraer a lectores que tengan prejuicios contra los medios gratuitos". Y ahonda en ese aspecto del periódico, en la gratuidad. "Creo que el futuro de la mayoría de los medios impresos pasa por la gratuidad", añade. En la búsqueda de este objetivo, está el futuro de periódicos como Negocio; una vez roto ese tabú "se podrá llegar a todavía más lectores" (de momento cuenta con una tirada de 90.000 ejemplares, casi el doble que Expansión). Y este rediseño es para su responsable "el primer paso para que la gente empiece a no distinguir entre un medio de pago y uno gratuito."


Pero este rediseño lleva el inequívoco sello Buckenmeyer, buscando siempre "la legilibidad y la navegación". Preocupado por las reglas básicas del diseño y la maquetación (recordemos los diez mandamientos que está desarrollando sobre este tema aquí mismo), ha procurado que "el lector sepa en cada página dónde tiene que mirar" sin notar demasiado el diseño, evitando tener demasiados focos de atención para que no compitan entre ellos.


Las tipografías empleadas, siempre "buscando la legibilidad" son Capitolium y Retina, de dos casas (Gerard Unger y Tobias Frere-Jones, respectivamente) que han estudiado a fondo este tema.

El futuro ya está aquí (I): el papel electrónico



La tecnología da mucho que hablar cada día, sea en forma de nuevos modelos de ordenadores, reproductores musicales de todos los tamaños, cámaras fotográficas o de vídeo cada vez más avanzadas, teléfonos móviles de diseño despampanante e interfaz intuitiva o electrodomésticos que nos hacen la vida más fácil, por no hablar de los medios de transporte, las aplicaciones sanitarias o la industria del entretenimiento. Pero los cambios tecnológicos también se abren paso en el mundo de la información y un ejemplo de ello es la tinta electrónica.

Se lleva hablando bastante tiempo del desarrollo de esta tecnología. A todos los que escribimos en este blog nos encanta el tacto del papel tintado, nos vuelve locos, somos de esa religión extraña de seres humanos que nos gusta ir al quiosco cada día para encontrar un ejemplar de prensa escrita, o una revista. Y si no lo hacemos cada día, si faltamos a nuestra cita, algo nos come por dentro. Somos legión. No queremos que desaparezca este modo de expresión. Pero la verdad es que hay que reconocer que tener un soporte flexible en el que leer cada día nuestra información favorita sin mancharnos las manos y quizás con un ahorro de tiempo (¿contenidos descargables vía Internet o incluso in situ con un módem integrado?) y dinero, también tendría su punto. ¿Supondría esto el fin de la prensa tradicional? No lo sabemos con certeza. ¿Morirían los quioscos? Bueno, también ellos podrían vender estos contenidos; imagínense, su diario favorito en una tarjeta de memoria lista para usar en su dispositivo electrónico portátil y flexible. Esto lo posibilitaría un desarrollo de esta tecnología: el papel electrónico.

Por supuesto, lectores electrónicos de libros (la aplicación más habitual hoy día) ya hay unos cuantos, y un ejemplo célebre es Kindle, patrocinado por la tienda en red Amazon, pero se basan en pantallas rígidas. La novedad del papel electrónico de nuevo cuño es que permite crear pantallas planas (a modo de hojas), tan delgadas como el papel, pero con una flexibilidad tal que permite que se puedan enrollar y transportar con facilidad sin merma en el contenido. Al modo de un periódico de papel de pasta de celulosa, vaya. Hasta ahora sólo hablábamos de blanco y negro y la imposibilidad de mostrar imágenes en movimiento, pero todo avanza y ya hay prototipos en color.


Lector electrónico de libros Amazon Kindle.


La teoría habla de una tecnología formada por tres capas, una con microtransmisores eléctricos, otra con un polímero y una tercera lámina protectora. En el polímero se encuentran millones de cápsulas esféricas -del grosor de un cabello humano- en forma de red que se encuentran flotando en un gel o líquido viscoso, lo que permite su estimulación electromagnética mediante los microtransmisores. Mediante ella, dependiendo de si la carga es positiva o negativa, cada cápsula enseña su cara blanca o negra, representando pues textos o gráficos en pantalla. La resolución de estas hojas alcanza los 150 puntos por pulgada, lo que supera los 72 de las pantallas TFT o LCD comunes. ¿Ventajas? No necesitan retroiluminación (iluminación posterior) y tienen más brillo, por lo que se pueden ver cómodamente desde todos los ángulos e incluso con la luz directa del sol. Además, no necesitan voltaje para mantener la imagen una vez representada, por lo que ahorran energía (gasto cero). ¿Inconvenientes? Su alto precio, especialmente en los prototipos a color, lógico en toda tecnología en pañales (unos 12.000 euros de media) y su escasa velocidad de refresco, fundamental para imágenes nítidas si hablamos de vídeos (¿periódicos de papel con vídeos reproducibles al modo del "The Daily Prophet" que sale en las películas de "Harry Potter? ¡Sí, es posible!), aunque para imágenes fijas o sólo texto no es necesaria.


Muestra de una hoja de papel electrónico.


Pero de momento, y hasta que el papel electrónico sea una realidad tangible y las rotativas se echen a temblar, la tinta electrónica ya se empieza a utilizar en la prensa escrita para aplicaciones curiosas. Y por eso volvemos a la imagen que abría este post. A finales de julio, mientras disfrutaba de mi luna de miel en las fascinantes calles de La Gran Manzana neoyorquina, me enteraba vía Xataka de que 100.000 ejemplares del número de octubre de la revista Esquire -conmemorativos de su 75 aniversario- iban a venir provistos de una portada con tinta electrónica, gracias a E Ink, uno de los mayores desarrolladores en este campo, autores también de la tecnología del Kindle. Esta edición de la revista, pasto de coleccionistas debido a su escasez, ya está en la calle. La portada, o más bien, la parte que recibe la tinta electrónica, dura 90 días, pero porque eso es lo que dura la batería que lleva incorporada (seis pilas botón), aunque puede aumentar si la revista se guarda en un lugar fresco como la nevera (¿un revistero en la nevera? Esto es el colmo). Y por supuesto, si cambiamos las pilas gastadas por unas nuevas, volvemos a empezar y recuperamos la parte electrónica. La batería se ha tenido que desarrollar específicamente para integrarla con la cubierta, y las revistas han sido transportadas en camiones frigoríficos para mantener la duración de la misma.

El precio es el mismo de siempre porque el sobrecoste lo ha pagado Ford, ya que la tinta electrónica no sólo aparece en la portada, sino en una publicidad de esta marca integrada (creo) en el interior de cubierta. En el siguiente vídeo podéis apreciar el resultado final:



¿La valoración? Poco espectacular aún, pero muy curioso: titulares que cambian y parpadean en la portada; luces y parpadeos diversos en el anuncio publicitario. Por cierto, se tardó un año en preparar la portada... Esperamos futuras aplicaciones en más medios, porque el campo de aplicación es francamente interesante.

Más información en la web de Esquire donde dedican este especial a enseñarnos cómo luce la portada y cómo se hizo en varios vídeos. Por cierto, los muchachos de la revista no niegan que la tinta de la portada se pueda hackear para hacer tu propia portada personalizada; de hecho, retan a quien lo consiga a que mande sus diseños a la redacción, prometiendo que serán mostrados en su web. Lo justifican diciendo "enseñadnos algo que nosotros no sabemos hacer". Encantador.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Diseñario (XVIII)

El comité de expertos de encajabaja sigue adelante con esta magna obra que les tiene alejados del mundanal ruido. Ajenos a todo cuanto sucede a su alrededor, piensan, debaten, reflexionan, proponen, escriben... y nos ofrecen después otra entrega del mundialmente aclamado Diseñario. Esa obra que se espera con auténtico fervor cada lunes, con el diseño periodístico y la prensa en general como temas de estudio, de carácter irreverente, colectiva y abierta a la participación de todos vosotros.





O


Ojo. No sólo podemos tocar las letras, porque tienen cuerpo, sino que además ellas deben vernos cuando las leemos, porque tienen ojo. Las vemos y a la vez nos ven. Nos miramos, las letras y nosotros, cuando leemos. Y curiosamente el ojo no es con lo que nos ven, sino que es lo que nosotros vemos de ellas. Porque ojo es mucho más sinónimo de tamaño de las letras que el término "cuerpo" que solemos usar para este fin (véase la voz cuerpo sobre este enredo). Ojo es lo que vemos de los caracteres, y cuerpo es lo que vemos y un poquito de blanco arriba y abajo que no vemos y que más o menos sabemos lo que ocupa (un tercio del total). Porque también tienen hombro, que es como se llama ese blanquito.
El ojo más o menos grande de una letra es una expresión que se refiere en realidad al "ojo medio" y que designa la diferencia entre la altura de las minúsculas y la altura de las mayúsculas. Cuando esta diferencia es pequeña, porque las minúsculas son grandes en relación a las mayúsculas, o suben mucho, se dice que esa familia o tipo tiene un ojo grande y, aparentemente, es más legible. En este sentido, "ojo" y "altura de la x" serían expresiones para definir lo mismo.
Por tanto, mucho ojo al mirar las letras porque ¿quién sabe si sus ojos pueden vernos?

Opinión. Género de ficción disfrazado de periodismo que se caracteriza principalmente por su ausencia de noticias; es decir, por no ofrecer noticia o información alguna a sus lectores. No obstante, existen periódicos e informativos en televisión, radio e internet que se caracterizan por ofrecer un elevado porcentaje de opinión, con lo cual podemos deducir con relativa facilidad lo informados que están sus lectores, videntes u oyentes. Incluso existen medios que sólo ofrecen opinión, de manera abierta en sus artículos editoriales y columnas, y encubierta, disfrazada de información en el resto del producto. Práctica lamentable, y peligrosa para quienes no lo detecten. La opinión no es mala ni buena en sí, suele depender de la calidad de quien escribe o de quien habla (entre los hablantes resulta especialmente cargante) pero debe estar diferenciada y más bien ser un complemento a la información que ofrece un medio de comunicación. No su fin. La opinión la deben formar los lectores por su cuenta y lo saludable en una sociedad democrática y cívica es que lo hagan en su mayor parte con la ayuda de informaciones, no de otras opiniones, que también, pero menos.
En lo que al diseño periodístico se refiere lo más importante al plantear cómo poner en página una opinión es, precisamente, esta diferenciación que apuntamos. Los artículos de opinión deben diferenciarse de los informativos. Para ello contamos con la ayuda de la tipografía (o con cintillos que indiquen de manera explícita que aquéllo es un texto informativo) y también con el ancho de columna. En la prensa española ha quedado como norma no escrita pero aceptada prácticamente por todos los periódicos desde que lo propusiera el primer diseño del diario El País que las opiniones se titulen en cursiva. No sucede apenas en la prensa anglosajona aunque aquí creamos que las opiniones, a la fuerza, deben titularse en cursiva. Fue una buena idea, no obstante, que por eso ha triunfado porque además las letras en cursiva imitan la escritura manual que se asocia más con los textos literarios de las columnas de opinión. En cuanto al ancho de columna, se suelen utilizar columnas más anchas para las opiniones (columnas falsas las llamamos en los periódicos: cuatro en el espacio de cinco, tres en el de cuatro y una en el de dos) también con el fin de separarlo y diferenciarlo de la información y para que la lectura sea algo más lenta, más reposada y reflexiva como se supone que debe ser la propia de textos de análisis y pensamiento. Porque existe también la teoría de que cuanto más estrecha es una columna de texto, más rápido se lee, o más sensación de leer deprisa tenemos al cambiar antes de una línea a otra. Y al contrario cuanto más ancha.
Dentro de los artículos de opinión, existen los artículos editoriales, que no se firman y reflejan la opinión del medio de comunicación; las columnas, que llevan la firma del columnista y expresan exclusivamente su opinión que puede coincidir o no con la del medio; así como los chistes y viñetas que son una forma de opinión gráfica, a la altura en muchos casos de los mejores textos que se puedan publicar en nuestros periódicos.

Ordenador. Criatura caprichosa. Ser voluble e impredecible, muy inteligente y rápido aunque a veces lentísimo, a quien en España le hemos dado un género masculino vaya usted a saber por qué. Computadora lo llaman muchísimos más hablantes americanos en castellano y con razón. Dominan nuestras vidas y nuestro mundo; nos hacen felices y desdichados, alternativa o simultáneamente, de tal manera que no podemos vivir sin ellos, sin ellas, queremos decir desde uno de sus teclados.
Son unas máquinas tan extrañas que no fueron inventadas de una vez, por alguien, como si se hubieran desarrollado a partir de esquemas inorgánicos más sencillos como las calculadoras, en un proceso evolutivo aceleradísimo hasta llegar a ser lo que son... por muy poco tiempo. Porque el proceso continúa imparable y siguen cambiando, evolucionando, hacia un destino que desconocemos quienes supuestamente somos sus aterrados creadores y artífices de su desarrollo.
Sobre los ordenadores pueden elucubrarse tratados enteros sólo con alguna de las infinitas tareas para las que están dotados, dotadas decimos, o sobre los misterios de su interior y su disfuncionamiento, pero no estamos seguros de que pudiera parecerle bien a esta bella máquina en la que ahora escribimos o a esa otra desde la que nos estáis leyendo.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Lecturas de verano II
(válidas para cualquier fecha)

En segundo lugar, una novela. Stieg Larsson era un periodista sueco que para su mayor gloria, y desgracia, decidió una noche a sus 47 años empezar a escribir una trilogía de novelas policiacas a las que llamó Millennium. Reportero de guerra y de investigación especializado en los grupos de la ultraderecha alemana y nórdica, miembro fundador del proyecto antiviolencia Stop the Racism y director de la revista Expo, en la que trabajaba y trabajan gratuitamente periodistas para contar allí lo que no publican los grandes medios, aficionado desde niño a la novela negra y viviendo al día porque ninguno de sus muchos proyectos generaba precisamente dinero, dedicó las noches a escribir sobre el periodista ideal que él hubiera querido ser (y todos), investigando corrupciones y crímenes para Millennium, la revista ideal en la que Larsson hubiera querido trabajar (y todos).

Escribió unas 1.500 páginas a un ritmo frenético, a base de café, cigarrillos y "fast food" durante tres enloquecidos y agotadores años en los que apenas durmió y cuando entregó la tercera novela de la trilogía y estaba a punto de publicarse la primera, falleció inesperadamente de un ataque al corazón. Estaba convencido de que tendría éxito y, por fin, ganaría dinero con alguno de sus proyectos. Apenas habían pasado diez días de su visita al editor, el ascensor de la revista Expo estaba estropeado y Stieg Larsson subió a pie los siete pisos que separan la redacción de la planta baja. Media hora después, una ambulancia se lo llevó al hospital y al poco tiempo falleció sin llegar a ver ni a disfrutar del éxito de sus novelas. Ni él, ni su pareja durante 30 años, la arquitecta Eva Gabrielsson, porque al no estar casados no ha recibido ni un céntimo de los varios millones de euros que ha generado como derechos de autor "Los hombres que no amaban a las mujeres", la primera parte de Millennium que ha triunfado primero en Suecia y en los países nórdicos, después en Gran Bretaña, Alemania y, sobre todo, en Francia. Ahora ha llegado a España.

Lo primero que hay que decir es que se trata de una novela absolutamente fascinante, adictiva (hay quien nos ha reconocido haber leído sus casi 700 páginas en un día y medio, prácticamente sin hacer otra cosa que leer durante horas seguidas, posiblemente como la escribió Larsson). Es una maravilla independientemente de que sea un best seller o no, condición que en la mayor parte de los casos supone precisamente lo contrario, e independientemente también de la increíble historia de cómo fue escrita que os hemos contado.

Pero es que, además, y en lo que a nosotros nos concierne, se trata de una novela "periodística", en la que el protagonista, Mikael Blomkvist, ese periodista ideal, libre, brillante, inteligente y honesto, rodeado de mujeres que lo desean y a quienes él satisface con generosidad, caballeroso... en fin, de todo, se ve envuelto en la investigación de un crimen en el seno de una saga familiar con poder y dinero, acompañado por el personaje más extraño y cautivador del libro, la joven Lisbeth Salander, "lo que podría haber sido Pipi Calzaslagas de mayor", según comentó el autor en la única entrevista que hizo sobre su novela. La trama es envolvente, llena de giros que no te dejan salir del mundo creado por Larsson y que te llevan a leer cada vez más rápido lamentando a la vez que aquello se va a acabar, que cada página es una página menos.

Se investiga un crimen que luego será otra cosa más y mil cosas más después, como en las grandes novelas del género, pero se utilizan técnicas de investigación periodística y otras que no os vamos a contar, sobre todo con las que nos sorprende la enigmática y brutal jovencita Salander. Es mucho más que una novela policíaca porque aborda la condición humana en general, se habla de mujeres y violencia contra ellas, y se muestran los entresijos del poder económico, de las empresas periodísticas, el funcionamiento oculto de la maquinaria de la información hasta el punto de que para nosotros es, posiblemente, la mejor novela "periodística" que conocemos. "Los hombres que no amaban a las mujeres. Millennium I", de Stieg Larsson. Leedla... y luego hablamos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Revista de blogs (VI)

Nueva entrega de nuestra útil revista de blogs con algunos de los más interesantes sitios que hemos encontrado en los muchos paseos que nos damos por la blogosfera. Llevan mucho tiempo en la red y, tanto por su utilidad como por su veteranía, se merecen estar en esta sección.


World of Photos. Como muchos ya sabéis, somos amantes de la fotografía. Nos gusta hacerla, verla, comentarla y, sobre todo, recordarla. Y en World of Photos tienen todas aquellas fotos que ocuparon en su día las portadas de los mejores periódicos, las páginas de las mejores revistas y las neuronas de nuestra memoria. Aquí se pueden consultar las historias que ilustraban estas fotos y quien la tomó para que se quedara para siempre en la memoria colectiva. Imprescindible.

Visión. El veterano periodista Julio Alonso llegó a la redacción fundacional del diario El País y le hemos oído contar que como en principio no había nadie en diseño y a él le gustaba pues se ofreció para ello a pesar de que hasta entonces se había dedicado sobre todo a escribir sobre internacional. Junto al alemán Reinhard Gäde creó el diseño que hizo escuela y después fue Jefe de Diseño del periódico. Ha trabajado en muchísimos medios antes y después de El País, además de labores docentes, todo ello relacionado con el periodismo, y actualmente es asesor editorial del Grupo Joly (en cuya web tiene alojado su blog) y miembro del directorio de Innovation International Media Consulting Group.
Le traemos ahora pero es uno de los blogeros veteranos en la red en lo que a diseño periodístico en castellano se refiere. Muy interesante y muy informado sobre lo que pasa fuera de nuestras fronteras, motivo por el cual pasa a formar parte de nuestros enlaces imprescindibles.

Blog de Notas. No es un blog sobre diseño periodístico pero sí es un blog sobre periodismo, y de los buenos. Por eso a veces habla también sobre el diseño de los medios. Creado y mantenido, que es casi lo que más cuesta, por el incansable periodista "digital" Borja Ventura, creador también del proyecto Tinta Digital, auténtico rastreador de la red para luego ofrecernos en su revista de blogs actualizada diariamente, a la derecha de su pantalla, todo, o mucho, de lo que interesa en la blogosfera sobre periodismo. Debería haber estado desde hace mucho en nuestros enlaces imprescindibles, y ahora corregimos ese imperdonable error nuestro incluyéndolo.


Luis Blasco y Mario Benito

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Adiós al diseño modular

Guardemos un minuto de silencio. El diseño modular... ¿ha muerto?

Es oficial, el diseño espectáculo ha desplazado al diseño tradicional, aquél en el que las cinco columnas eran el límite del barranco, el precipicio al que rara vez te asomabas porque daba mucho vértigo.

Pero eso ya es historia. Ese diseño que permitía añadir o intercambiar informaciones, sustituirlas, eliminarlas, ampliarlas o reducirlas en un par de minutos, está acabado. El precipicio ha dado paso a una autopista sin quitamiedos. Y aquí entra la otra cuestión: ¿clásico o moderno?, ¿práctico o estético?, ¿arriesgado o conservador?.



En el diseño modular tendríamos una página que nos permitiría, amen de tener más texto, añadir alguna noticia reduciendo de tamaño otra o cambiado su estructura de manera sencilla. Podríamos reducir la foto de tamaño para ganar texto o intentar titular de otra manera para ganar más espacio para otro tema.


Sin embargo, con el nuevo diseño-impacto, todo tiene su sitio milimétricamente calculado, nada se puede cambiar, nada se puede añadir, si no, todo el espectáculo se va al traste. Entonces es cuando vienen los "problemas" porque, las noticias están vivas y, lo que antes no era nada, ahora lo es todo y tiene que entrar como sea, pero claro, si lo colocamos ahí, dónde queda el espectáculo.

¿Y tú, de cuál eres?

lunes, 8 de septiembre de 2008

Diseñario (XXVII)

El comité de expertos de encajabaja nos hace hoy su más hispana entrega, imposible de traducir a otras lenguas que no sean la nuestra y vuestra. Porque las voces que hoy publicamos tienen como punto en común una letra única en nuestro idioma, un caracter sin el cual no existiría ni siquiera este Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación mediante comentarios, correos electrónicos, teléfono móvil o convencional, carta (también vale postal), telegrama, a gritos, o como sea.





Ñ


Ñ. Decimocuarta letra del alfabeto en castellano y decimosegunda consonante. No tiene equivalente en el alfabeto romano y representa un signo único de hispanidad, esa que ahora no es una excusa, sino una responsabilidad. Parece ser que su origen viene de los monasterios, donde se tenía la costumbre de economizar letras para ahorrar tiempo y esfuerzos en las labores de copiado y colocación de caracteres. Por eso, cuando se daba la secuencia "nn" se suprimía la segunda, colocando encima de la primera una n de muy pequeño tamaño que se llamó virguilla (˜). Se cuentan por cientos las palabras que contienen la ñ en el castellano. Por eso da todavía más rabia si te vas a Estados Unidos, con lo baratito que está el cambio ahora, y compruebas que todos los ordenadores, portátiles, iphones y demás artículos de capricho ¡¡no llevan la ñ!!! Es muy duro ser español allende los mares. Tu patriotismo sufre un golpe irreparable. Menos mal que nuestros amigos de Apple sí que incluyen la opción de teclados con ñ, pero claro, a qué precio...
La ñ es una parte fundamental del Diseño. Tanto, que si no lo fuera, seríamos disenadores, cosa que la verdad, no suena igual. Porque la ñ aporta una fuerza singular a la palabra que la incluye. Pareciera como que su virguilla ceñuda indicara un énfasis especial que la palabra requiere. No hay que olvidar que las palabras con ñ vieron la luz en España, este país nuestro, lleno de gente que no se sabe muy bien si te habla o te grita. Esa vehemecia en el habla, ese entusiasmo dialéctico, ese vigor narrativo están presentes, cómo no, en cualquier buen maqueta. Tanto es así, que si no fuera por nuestra querida ñ perderíamos toda la capacidad de convicción que conseguimos al berrear: "¡¡Que te he dicho que no te lo cambio, cooooñooooo!!".

Ñoño. Algo anodino, triste, cursi, blandito, fofo. Estilo de diseño. Persona melindrosa o quejica. Un ridículo, vamos. ¿A que a todos os suena alguien así en vuestros respectivos trabajos?. El término ñoño trae a la cabeza irremediablemente a ese tipo de seudoartistillas que pululan por las redacciones bajo sus gafas de pasta, intentando hacer ver a los demás lo geniales que son sus ideas, lo brillante de sus enfoques o lo creativos que son a la hora de cortar una foto. Porque la ñoñez es algo que caracteriza a estos personajillos pagados de sí mismos, a los que no se les cae la cara de vergüenza al afirmar cosas como que la madera atrae y el acero repele, que tanta verticalidad termina por deshumanizar el producto, o que hay que darle una vueltecilla de tuerca a los obituarios, a ver si conseguimos hacer algo divertido con los muertos de otro.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Lecturas de verano I
(válidas para cualquier fecha)

Primero un ensayo. Escrito por un matemático sobre la lectura de periódicos. Un matemático que confiesa tener como primeros recuerdos el silbido de un tren y a su abuelo, "en la mesa de la cocina, leyendo el Chicago Tribune". El libro es "Un matemático lee el periódico", y su autor el norteamericano John Allen Paulos, doctor en matemáticas y profesor universitario además de prestigioso divulgador y colaborador en distintos medios de comunicación de su país. Está publicado por Tusquets, y aunque apareció hace ya más de 10 años (1995, en Estados Unidos), se viene reeditando desde entonces porque no sólo está escrito con agilidad y un estilo lleno de ironía sino sobre todo por el original punto de vista de su completísimo contenido.

Está estructurado a la manera de un periódico, dividido en cinco grandes secciones (Política, economía y nacional; Local; Estilo de vida, confusión y noticias light; Ciencia, medicina y medio ambiente; y la sección final dedicada a Alimentación, libros, deportes, necrologías) para que al igual que en la prensa escrita los lectores eligan por dónde empezar y continuar su lectura, uno de los aspectos "atractivos" de los periódicos para el autor ("heterogeneidad y aleatorias vías de acceso", lo llama matemáticamente). Además, están precedidos de una jugosa introducción y una conclusión final. En cada una de las secciones analiza los temas y la manera en la que son tratados habitualmente en la prensa y pone al descubierto paradojas, errores y manipulaciones que sufren incluso los propios periodistas por parte de sus fuentes, en especial las institucionales, en parte por desconocer principios básicos matemáticos. Las estadísticas y las encuestas se llevan la mayor parte porque Allen es también uno de los teóricos del llamado "periodismo de precisión" (Philip Meyer, 1973), una técnica de investigación periodística que a grandes rasgos, consiste en utilizar bases de datos para cruzarlas y compararlas utilizando técnicas estadísticas. Métodos de investigación social e informáticos aplicados al periodismo.

Por poner un ejemplo de lo que nos cuenta el libro, el capítulo titulado "Teléfonos móviles relacionados con el cáncer cerebral" es una divertida y a la vez espeluznante muestra de lo que se puede hacer manipulando datos, puesto que con cifras en la mano se puede "demostrar científicamente" que los móviles son tanto culpables de generar tumores cerebrales como capaces de prevenirlos. Pero hay mucho más, porque cada uno de sus breves capítulos son tan sorprendentes y aleccionadores como éste.

En las conclusiones de este matemático amante de los periódicos (para él no van a desaparecer sino que enriquecen al resto de medios, aunque eso sí, han pasado trece años desde que lo escribiera y resultaría interesante saber qué piensa ahora, cuando todo parece empeorar en "progresión geométrica", que algo de matemáticas, poco, también sabemos) propone "aumentar la serie de preguntas habituales que los periodistas formulan y que a los lectores les gustaría ver contestadas. Además de Quién, Qué, Dónde, Cuándo, Por qué y Cómo, habría que incluir Cuántas, Con qué probabilidad, Qué fracción, Comparado con qué..." y unas cuantas más que os animamos a que descubráis leyéndolo. Porque "Un matemático lee el periódico" es un libro interesante y divertido para los aficionados a leer, necesario para los lectores de periódicos y debiera ser imprescindible en las facultades de periodismo como texto obligatorio para quienes quieren escribirlos.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Diseñario (XXVI)

Al parecer, hoy vuelve a ser un lunes normal, laborable. Odiable e incluso adorable porque hemos oído que existen adictos al trabajo a los que suponemos ayer de fiesta celebrando por todo lo alto el fin de las vacaciones, que hoy se ha consumado. El fin. Por eso desaparece nuestro logo de servicios mínimos que se había instalado ahí a vuestra derecha, nuestra izquierda porque nosotros estamos al otro lado de cada una de las pantallas, y por eso el comité de expertos de encajabaja regresa con una nueva entrega de su afamado Diseñario. Ya sabéis, y a quienes todavía no saben les decimos, esta obra colectiva, irreverente y en absoluto académica sobre el diseño periodístico y la prensa desde donde nosotros lo vivimos, a la que por supuesto estáis invitados a participar a través del correo o de comentarios en el blog. Bienvenidos, pues, a nuestra imprevisible normalidad.





N


Negrita. Letra de anchas caderas, labios carnosos, formas generosas y abundantes... de piel oscura. Acostumbrada a vivir en los titulares y a colarse entre las de su mismo cuerpo en redonda, dentro de un texto, para destacar una palabra, un nombre propio la mayor parte de las veces.
No es un tipo de letra, una familia, como lo son Times o Helvética (citamos las clásicas, pero conocemos alguna más, ¿eh?); es un estilo dentro de cada una de las familias o tipos. Una variante de cada una de ellas. Así, existe la Times redonda y la Times negrita, de anchas caderas, labios... y la Helvética redonda y la Helvética negrita (y la cursiva, la fina, las condensadas, y demás, que también son estilos que las familias tienen o no, porque no todas las familias están diseñadas con todos los parientes posibles). Redonda, negrita y cursiva son los tres principales y fundamentales que prácticamente todas las tipografías diseñadas para componer textos tienen.
Tampoco es una letra redonda engrosada tal cual, de hecho los ordenadores pueden hacer con suma facilidad lo de engordar a capón cualquier cosa que hayáis seleccionado (sí, aplicando al texto seleccionado esa letrita "B" de la mayoría de los programas, de "bold" que es como llaman en inglés a las carnosas negritas), e incluso hay insensatos que lo aplican. Es un estilo diseñado así por los tipógrafos, partiendo de los caracteres en redonda y creando otros nuevos de mayor grosor y peso dentro del mismo cuerpo con resultados desiguales para cada familia (igual sucede con las cursivas).
A pesar de su color oscuro no ha sufrido discriminación excepto por algún que otro exquisito, alérgico a que se "ensucien" lo más mínimo sus textos, ese gris uniforme que buscan en las páginas, e incluso los titulares que se tienen por más elegantes si están compuestos en redonda o en cuerpos grandes de letras ultrafinas, el no va más en una de esas modas pasajeras de hace poco. Nuestro admirado Tschichold, iracundo y brillante tipógrafo escribe sobre "la frecuencia excesiva con la que aparece en revistas y periódicos, en los que sería mejor destacar poco y renunciar a la seminegra (se refiere a la negrita) y al espaciado de letras. Para los titulares es suficiente un cuerpo mayor que la letra base escogida, y para resaltar en el propio texo tenemos la cursiva (...) Su efecto (el de la negrita) es pesado, estrepitoso y con gran frecuencia parecen un signo de poca seguridad". Pero esto es la excepción porque ya os decíamos que no ha sufrido apenas discriminación, sino casi lo contrario hasta el punto de que lo normal no es la falta absoluta y aburda de su uso, sino su abuso. Y entonces sí que se empastan las páginas, se emborronan, se empapan de tinta hasta empacharnos cuando nos obligan a leer todo un texto en negrita como nos empacharíamos comiendo chocolate negro a dos carrillos. No obstante, en la prensa se utilizan textos en negritas para destacar pequeños apoyos y distinguirlos del texto principal en redonda; pequeñas llamadas, pequeñas, centros de atención pequeños... un bombón, no una tableta entera.

No. Gritemos todos juntos: ¡No! ¡Más fuerte!

Noticia. Una vez escuchamos que noticia es algo que alguien, en algún lugar, intenta ocultar. Seguro que hay muchas más definiciones, tantas como periodistas dispuestos a buscarlas.


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.