¿En blanco y negro? Y entonces te culpas a ti mismo por haber pensado mal de nadie, por haber siquiera sospechado que alguno de los nuestros pudiera perpetrar una chapuza de este calibre porque inmediatamente buscas, y encuentras, escondida en una esquinita, la palabra publicidad.
Una vez más han vuelto y hemos vuelto a hacerlo. El viejo truco de hacer pasar por información una publicidad. El anunciante por proponerlo y nosotros, el medio, por aceptarlo. Es evidente que pasamos por una crisis grave, muy grave, en la que ponerse exquisito con la principal fuente de ingresos de los medios impresos no parece la mejor postura para mantener puestos de trabajo. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es esto, que más bien se parece a esa práctica tan habitual como estúpida de tirar piedras contra tu tejado. Porque, a ver, ¿resulta eficaz esta burda maniobra? ¿No se sentirá engañado el lector tanto por el medio informativo como por el anunciante? ¿Y si se siente engañado... no producirá en su ánimo el efecto contrario al buscado?
Ni siquiera me sirve de consuelo el descubrir en nuestra competencia el mismo adefesio, quiero decir, el mismo anuncio. ¿O no es el mismo?
Aquí, el ¿anuncio? aparece en la parte inferior de la página. Lo cual es bastante menos grave que cuando está situado en la parte superior, como sucedió ese mismo día en la página de nuestro periódico (volver a ver, si no os daña mucho la vista, la primera imagen). Y algo más, ¿no? Efectivamente...
¡Los tipos de letra! Se han utilizado tipos de letra distintos en cada uno de los anuncios en función de a qué medio iba destinado cada uno. O sea, que para el anuncio que se insertó en las páginas de El Mundo se utilizaron unos tipos de letra muy parecidos a la Valencia, tipografía en la que se componen sus títulos. Mientras que para el anuncio destinado a El País se utilizó una Times distorsionada que se pareciera lo máximo posible a su Majerit. Y no sólo eso, si os fijáis en la firma del artículo, también intenta imitar a la Neo de El Mundo, justificada a la derecha, mientras que para El País busca una de palo en negrita entre dos rayas, tal y como hace este diario. Con los pies de foto, igual. No se ha querido hacer un anuncio que parezca información, sino que parezca información hecha por el propio periódico en el que aparece.
Insistimos en que cuando los ingresos publicitarios determinan puestos de trabajo resulta muy difícil establecer y cumplir criterios estrictos de separación entre publicidad e información, que es otra de las funciones del diseño periodístico, en este caso usurpada por los publicistas (que por cierto, ¡vaya chapucita!, ¡coño!, ¿es que así de cutres ven nuestras páginas para que cuando intentan hacer una parecida les salga esto?). Así que tal vez tengamos que resignarnos ante esta otra consecuencia de la omnipresente crisis que va a obligar a nuestros lectores a estar más alerta ante el gato por liebre... eso si no se cansan del todo de esta falsa información/publicidad falsa y dejan de serlo.
me encanta este blog
ResponderEliminarveo el diseñario de abajo y pregunto, la siguiente soy yo? o sólo atendéis las ues mayúsculas..
ResponderEliminarLos del traje siempre hacen de las suyas..., pero siempre van a estar ahí. Y como no estén ahí malo. Otro asunto es que la líen con cagadas como las que comentas, pero eso también es asunto del periódico, que debe saber corregir lo que se va a publicar en su casa... y con más motivo en estos casos.
ResponderEliminarLo peor es que en esas empresas que envían esas ¨noticias¨ trabajan periodistas, me refiero a las consultoras de comunicación.
Muy cierto. Trabajan periodistas haciendo "antiperiodismo". Como es muy cierto que necesitamos la publicidad más que nunca, o como siempre. Pero publicidad de la buena, de calidad.
ResponderEliminarBuena acción de Ford, desde luego, pero mala por parte de los medios. Como en el cuento de Pedro y el lobo, a la larga son ellos los perjudicados por la posible falta de fiabilidad de sus "noticias".
ResponderEliminarRealmente es un gol para los periódicos donde ha sido publicada la publicidad. Aunque también es una mala política de marca intentar hacer pasar por un artículo periodístico una publicidad. Con esta estrategia, la empresa nos está comunicando que es capaz de tergiversar o mentir con tal de vender. Eso hace que se pierda la confianza en la marca. ¿Que ganan notoriedad? Sí, pero ya no vale aquello de "Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen". Ante la crisis: honestidad y transparencia.
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