viernes, 24 de junio de 2016

Diseñar el #Brexit

No sé si al Reino Unido se le puede denominar "reino" con total propiedad, pero de lo que realmente estoy convencido es de que "unido"... no está. Como el resto, vamos.

Existe un Reino Unido, en especial una Inglaterra, maleducada en colegios públicos de ínfimo nivel que sale de su país para ver partidos de fútbol de sus equipos o de su selección y de paso emborracharse hasta un grado en el que les parece divertido destrozarle la cabeza a cualquiera que se ponga por delante vestido con otros colores, o con otros colores en su piel. Que tiene en su menguado y rígido intelecto la idea de que irse de vacaciones consiste en viajar a España y emborracharse hasta un grado en el que les resulta divertido suicidarse tirándose desde el balcón hasta la piscina del hotel. El que regresa, ¿piensa? después que hay que limpiar su país de extranjeros, como bien les aconsejan unos políticos patriotas, los mismos políticos que han diseñado esa educación pública para ellos.

Y existe esa otra Inglaterra que envidio desde siempre con una envidia a la que se pueden poner los adjetivos que se quieran menos el de sana, de excelencia en la educación y el trabajo, de un libre comercio que ha llevado que las ideas viajen con la misma libertad, de la música popular más avanzada que se haya compuesto hasta el momento, de parlamentarismo y democracia, de escritores y filósofos, de humor inteligente, de asilo político y refugio de la libertad.

"Paletos", ha calificado esta mañana el filósofo Javier Gomá —lean a Gomá si no lo han hecho todavía, reléanlo en caso afirmativo como me dispongo a hacer yo este verano— a la mayoría de ingleses que han votado abandonar la Unión Europea. Curiosamente, la misma palabra que utilicé yo un día antes de la votación para calificar el diseño de esta portada:


¿Paletos? en Mijas (Málaga), leyendo con entusiasmo el periódico paleto. (EFE)


Existe una Inglaterra con la prensa más zafia del mundo en la que también se publica el que, posiblemente, al menos para mí, es el periódico mejor diseñado del mundo.




A ver si adivinan cuál de estos dos 'estilos' de diseño periodístico está a favor del estúpido #Brexit y cuál de ellos diseñó el ya utópico #Remain.


lunes, 6 de junio de 2016

Entrevista a Pedro Arilla



Foto: Jesús Morentin


"En unos años, el caldo de cultivo [tipográfico] que lleva gestándose dos décadas dará unos resultados extraordinarios".

Hace cuatro años que Pedro Arilla (Ejea de los Caballeros, Zaragoza, 1984) dio el salto a la fama tipográfica con Valentina, una preciosa didona inspirada en los caracteres del gran Bodoni. Aquella tipografía, publicada bajo el "paga lo que quieras", resultó ser todo un éxito y recaudó cifras inimaginables para un país como el nuestro. Ahora su Fundación Digital Independiente, fundada en Zaragoza en 2012, vuelve a publicar otra tipografía. Se trata de Mestre, una sin serifa mucho más completa que su antecesora y con un modelo de descarga de pago a bajo precio. Tres años de trabajo que este diplomado en Diseño Gráfico ha ido compaginando con multitud de charlas, workshops, podcast, post en Don Serifa, recogidas de premios, exposiciones y decenas de horas como profesor de formación online. Un auténtico torbellino de actividad que en breve pasará a ser uno de los elegidos para cursar el prestigioso máster de Diseño de Tipografía de la Universidad británica de Reading.




Mestre es tu nueva creación después de Valentina. Cuéntanos cómo ha sido el proceso de elaboración de esta fuente, mucho más completa en cuanto a pesos, glifos, multilenguaje, etc que Valentina.

Después de muchos años haciendo letras e incluso diseñando alfabetos casi completos, Valentina fue mi primer proyecto en el que decidí tomarme en serio de principio a fin el diseñar una tipografía completa. Soy autodidacta y el único objetivo era aprender, así que eso es lo que hice. Con Mestre, certificado mi amor por la tipografía y por que eso era a lo que me quería dedicar, abordé el proyecto como una forma, nuevamente, de aprender. Pero de aprender a hacer una sans-serif profesional (o lo que más se acercara a ella), con varios pesos, todos los glifos que pudiera y las itálicas. Era un proyecto más ambicioso pero igual de divertido porque, aunque aprendí mucho con Valentina, había mucho mundo todavía por descubrir. Este es un proceso que me ha llevado tres años de trabajo y para el que conté, durante el primer año, con la inestimable tutorización del maestro Pep Patau (y en su honor va el nombre de la tipo).

Mestre es una sin-serifa, con un aire más moderno que Valentina, que era más clásica, inspirada en los caracteres clásicos de Bodoni ¿Cómo ha sido este salto entre estas dos tipografías?

Con Valentina me di cuenta de que en las tipografías con remates es más fácil esconder errores y que con una sans-serif iba a necesitar más pericia dibujando curvas pues, al fin y al cabo, son letras desnudas. Con Valentina aprendí mucho pero necesitaba subir la apuesta y acometer un reto mayor y me pareció que con una sans-serif iba a aprender más sobre anatomía tipográfica que con una romana al uso. Luego, la cuestión de las referencias y el estilo han ido surgiendo poco a poco. Tenía claro que quería hacer una tipo para texto pero luego el proyecto ha ido variando en mayor o menor medida durante estos tres años.


¿Cómo te ha ayudado Valentina a crear Mestre?

Si echo la vista atrás, tengo la sensación de que con Valentina he aprendido más a saber qué es lo que no tengo que hacer, que qué es lo que tengo que hacer. Cometí muchos errores e hice cosas mal que aprendí a corregir y otras que no; y de todas ellas aprendí algo. Así que sí, Mestre es hija de Valentina pero de una forma distinta a la que podría pensarse.

¿Cuáles son las principales características de Mestre? 

En cuanto a estética: que es una tipografía para la que he estudiado las tipos geométricas y racionalistas de Alemania y Holanda pero intentándoles aplicar una construcción humanista. Hay muchos híbridos de este estilo y me apetecía hacer algo que no fuera super geométrico o super racionalista, por lo que he intentado fijarme en muchos modelos antes de vestir mis letras cogiendo una prenda de aquí y otra de allá. En cuanto a las características técnicas: he intentado hacerla lo más completa que he podido. Tiene un set de caracteres Latin Extended, todo tipo de numerales, figuras según las utilicemos entre minúsculas, mayúsculas o versalitas, 8 pesos más sus 8 itálicas... En fin, más de 900 glifos por peso para cubrir las máximas necesidades posibles (y ya en plan egoísta, para aprender a hacer todas estas cosas).


¿Para qué situaciones de diseño es ideal Mestre?

Está diseñada para utilizarla en texto corrido: está ligeramente comprimida y tiene un ojo amplio ya que no me cansé de reducir las proporciones en ascendentes y descendentes conforme avanzaba el proyecto. Además he estado continuamente haciendo pruebas tanto impresas como en pantalla, así que la he optimizado para ambos sistemas. Como extra, al tener pesos extremos y algunos detalles anatómicos que pueden resultar interesantes, puede funcionar también en proyectos de branding. De hecho, ya hay algunos colegas a los que les pasé Mestre para que la testearan que ya la han usado con este propósito.


Tu anterior proyecto se basaba en donaciones, y recaudó una buena suma teniendo en cuenta cómo está el tema de pagar en España por algo que podemos tener gratis. ¿Por qué Mestre, sin embargo, es de pago?

Como ya he dicho, estoy en proceso continuo de aprendizaje y eso incumbe también a la distribución. El experimento de Valentina salió de maravilla pero ahora quería, o quiero ver, cómo funciona poniendo un precio fijo aunque bajo (menos de 30 € por la familia completa de 16 fuentes). No son tipografías comparables pero creo que podré sacar alguna conclusión comparativa en cuanto a ventas y beneficios. Pero he de decir que ideológicamente estoy más cerca del modelo pay-what-you-want y que por mucho que digamos que en España nos gusta mucho lo gratis he de decir que no es tan así aunque todavía no llegamos a la conciencia ética y social de otras partes del mundo que es de donde he recibido la amplia mayoría de donaciones.

¿Cómo ves la situación de la tipografía en España?

Yo soy un recién llegado, como aquel que dice, pero entiendo que estamos en un buen momento. Siempre ha habido unos valientes que son los que abrieron el camino, pero cada vez hay más cursos, talleres, proyectos fin de carrera y gente interesada en la tipografía. Y eso es bueno, muy bueno. En unos años creo que todo el caldo de cultivo que lleva gestándose ya dos décadas dará unos resultados extraordinarios para nuestra disciplina.

Ahora te vas a ir un tiempo a la universidad de Reading, en Inglaterra. ¿Qué proyecto tienes entre manos en UK?

En la Universidad de Reading se imparte uno de los mejores, sino el mejor, Master de Diseño de Tipografía del mundo y he tenido la suerte de haber sido seleccionado este año para participar junto a otros 13 estudiantes de todo el mundo. Como ya he mencionado, soy autodidacta pero sentía que si quería dedicarme a esto profesionalmente necesitaba dar el salto. Es una oportunidad única y pasaré allí un año exprimiendo la experiencia todo lo que pueda. Para explicárselo a los profanos, el símil es fácil: es como ir a estudiar cine con Spielberg y Tarantino. ¿Quién no estaría dispuesto? Repito: soy un afortunado y voy a intentar aprender de mis profesores y compañeros con todos sus bagajes culturales tan distintos al mío, a experimentar con otros tipos de escrituras diferentes al alfabeto latino y a investigar y profundizar en la historia de la tipografía. ¡Estoy ansioso por empezar ya!