viernes, 7 de diciembre de 2018

Diseño puro. Puro periodismo. Y gracias a mi maestro

Resulta cuanto menos chocante escuchar a una de las personas que sin duda ha alcanzado la excelencia diseñando periódicos decir "los diarios imperfectos son casi siempre más estimulantes, más humanos, más creíbles... Tú pones una Helvética bien puesta y ganas un premio. Así que nunca pongo una Helvética". Cómo si lo de "bien puesta" fuera tan fácil.



Resulta asombroso escucharle decir que aquel diseño del periódico griego Eleftheros Tipos —posiblemente el periódico más bello, en el sentido literal del término, de cuantos haya visto yo en mi vida— fue "uno de los mayores fracasos en los que he participado, por muchos premios que recibiera aquel diseño". Y, con una sinceridad que no se suele encontrar en este mundo de imposturas, escucharle relacionar abiertamente aquel fracaso en el que participó formando parte de la consultora Innovations de Juan Antonio Giner, con "muchos vendedores de humo, mucho abuso que tanto daño ha hecho en nuestro oficio". Y contarnos cómo desmantelaron una redacción llena de vida en Atenas para montar otra que parecía una nave espacial sin alma y de la que echaron a los dueños del bar de la redacción clásica porque "no daban el perfil" (¿les suena la cantinela de los "perfiles"?), en un proyecto que les costó a los propietarios más de nueve millones de euros... para tener que cerrar un año y medio después. El mal de los gurús que nos destrozó cuando, atenazados por el miedo, los gestores de los periódicos decidieron ponerse en manos de quien les prometieron "salvación" a cambio de millones.



Pues eso, y mil notas más que llenan un cuaderno de las que no puedo destacar nada porque todo son titulares, cada frase, cada una de ellas todo un tema sobre periódicos y personas fue lo que le escuchamos decir a Javier Errea en la apertura de las X Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información, organizadas por la Universidad Rey Juan Carlos en el sur de Madrid. Aunque esta noticia de nuestra universidad no saldrá en los medios, claro. Y si tengo que explicarles quién es Javier Errea, casi mejor no sigan leyendo

Para quienes sí lo saben, o para quienes quieran saberlo, decirles que nos contó que él no es un diseñador, "soy un periodista". Que el factor clave en nuestra profesión debe ser "la humildad". Que "no puedes ir a ningún sitio pensando que lo sabes todo", dicho precisamente por quien ha viajado por todo el mundo diseñando periódicos: el Libération en París, algo que fue un sueño para Errea, nos confiesa casi emocionado, porque se trataba de "el mejor diseño periodístico de la historia", el periódico que compraba sin saber francés cuando era un estudiante para estudiar cómo estaba diseñado.




Periódicos en Europa, muchos en América latina, en España, claro, en Dubai... ¿Qué hiciste con la tipografía en árabe?, le pregunté, y nos contó la historia de aquellas letras en una reunión con un traductor estrambótico en donde las diferencias culturales pusieron de manifiesto cómo los tipos de letra dicen mucho más que lo que está escrito con sus caracteres. O la importancia de la rejilla, "la rejilla es fundamental", que le ayudó a solventar el problema de que "la foto del jeque tiene que ir siempre por encima de las demás".

Nos contó Errea que "hay que ser auténtico (...) El diseño es mucho más importante que poner algo bonito. O impactante. Hay que contar lo verdaderamente profundo de las cosas". Nos habló de que "trabajamos con personas... Nuestra misión es empatizar, huir de la impostura, de lo vanidoso, del artificio, de lo estetizante, (¿recuerdan aquello del diseñismo?), de la moda... La moda reciente es que los diarios impresos parezcan medios digitales. Que parezcan tabletas. Y eso es un error inmenso". Sobre este asunto, dejó claro que que "los soportes digitales no son memorables, nadie se acuerda de la portada de una web como recordamos algunas portadas de prensa". Están cambiando constantemente y no se pueden recordar, generan "desapego". Estamos fascinados por la tecnología, "pero el corazón de los periódicos no está ahí". Y citó el manifiesto XXI, de los periodistas franceses Laurent Beccaria y Patrick de Saint-Exupéry, que comienza cuestionándose lo que nos habían pretendido hacer pasar por incuestionable:



"¿Y si estuvieran equivocados? ¿Y si la conversión digital fuera una trampa mortal para los periódicos?" ¿Y si nos estuvieran estafando? Finalmente, como si todo esto hubiera sido poco, Javier Errea nos dejó un "decálogo políticamente incorrecto" con el que la única cosa que puedo hacer, además de estar en completo acuerdo desde la primera a la última palabra, es transcribirlo de la forma más literal que pude tomar nota:
  1. La información es muy cara. Hay que pagar (fue un error comenzar a regalar nuestro trabajo en internet).
  2. El contenido es la razón de todo (consecuentemente, la redacción es el core business del negocio, precisamente en el que se han estado haciendo más recortes).
  3. El periódico es esencial para la democracia. Las marcas deben recuperar la credibilidad.
  4. Google y Facebook no son nuestros aliados, son el enemigo. Son parásitos que nos chupan la sangre, nos adormecen, nos adocenan. No los necesitamos. No nos aliemos con ellos.
  5. La publicidad va a desaparecer de los medios. No es el futuro.
  6. El Branded content es veneno. Hay que volver a separar la información de la publicidad.
  7. Multimedia es esquizofrénico. Sólo hay una salida: ser monomedial. Que cada medio se dedique a lo que mejor sabe hacer.
  8. Renunciar a esos "otros negocios" que nos desangran.
  9. Hay que invertir en personal. En periodistas.
  10. Sólo un periódico necesario es rentable.

Pedro Pérez Cuadrado, maestro de diseño periodístico


Javier Errea fue quien abrió estas Jornadas y Pedro Pérez Cuadrado, su organizador hasta ahora, las cerró un día después. Han sido, en cierto sentido, unas Jornadas especiales porque con esta décima edición termina un ciclo. Lo cierra Pedro además en la misma sala en la que tuve el privilegio de inaugurarlas, siendo el primer ponente de la primera edición. Nos habló de tipografía, de tipografía en los periódicos, claro.



Pedro Pérez Cuadrado es alguien muy especial. Fue la persona que me enseñó a diseñar una página de periódico. Lo hizo en apenas unos segundos. Seguro que no lo sabe y no creo que pueda recordarlo, pero yo nunca lo olvidaré. No lo he contado nunca en detalle. Creo que a nadie. Fue en el diario El Sol de Madrid. Aquel día debió darse cuenta de mi desamparo ante el material que me habían entregado para confeccionar una página de pasatiempos. Yo, hasta ese momento, no había diseñado nunca una página, mi labor se había desarrollado dentro de la composición de textos como teclista de fotocomposición. Entonces se acercó y con la energía y la velocidad con la que hace todo me dibujó rápidamente una página en la que distribuyó cuatro pasatiempos de la forma más sencilla y racional posible. Dos arriba, enfrentados, y enfrentados dos abajo. "¿Cuántas cosas tienes? ¿Cuatro? Pues dos arriba y dos abajo. ¡Vamos, coño, que es para hoy!" Fue sólo un comienzo, pero en realidad ahí está todo. Y desde ahí hasta el infinito.
Ahora me está enseñando a hacer una tesis doctoral... pero eso es mucho más sencillo que diseñar una página. Gracias, maestro.

La labor de Pedro Pérez Cuadrado incluye años como profesional con responsabilidades en el diseño y la producción de numerosos diarios, locales y nacionales, a la que hay que sumar su actividad como docente en dos Universidades, sus numerosas publicaciones, congresos, o actividades de todo tipo relacionadas con el periodismo y el diseño periodístico. Las Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información de la URJC que ha estado organizando durante diez años, y por las que han pasado los más importantes profesionales y académicos de esta disciplina, cierran ahora un ciclo que sólo podía terminar con él y de una forma: con todos nosotros en pie aplaudiéndole.
Gracias por tanto, maestro.