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lunes, 18 de junio de 2012

El tamaño sí importa

Siempre. Es el formato. Nuestra forma. La manera en la que se materializa la información teniendo en cuenta que en cualquier mensaje periodístico (y no periodístico) forma y contenido son inseparables. Y aunque dos centímetros puedan sonar a poco, en realidad dos centímetros son mucho más de lo que en principio podemos sospechar. Me dirán que dos centímetros así, en términos absolutos (es decir, sin compararlos con  otra magnitud) es como no decir nada, y me lo podrán decir con toda la razón del mundo porque dos centímetros son un mundo para un virus; una medida que empieza a ser preocupante para determinar el tamaño más o menos aceptable de alguna que otra parte de nuestra anatomía —la nariz, por ejemplo—; motivo de disputas internacionales —piensen en esos fuera de juego dudosos en un partido de fútbol entre selecciones rivales—; o también en una medida sin importancia alguna en la mayor parte de los viajes que hacemos, o en cualquiera de las circunstancias en las que medimos grandes longitudes.

Pero sucede que en estos tiempos dificilísimos de continuos y duros recortes, dos centímetros son también un recorte. El que sufrieron hace algo más de una semana las páginas de nuestro periódico.


Estas son imágenes del diario El Mundo de Madrid de los días 4 y 5 de junio. Entre esas dos fechas tuvimos que hacer un periódico dos centímetros más pequeño en su medida vertical y algo menos en la horizontal dejándolo en los actuales 370 por 289 milímetros. ¿Sigue siendo nuestro formato un tabloide? Supongo que sí. Aunque cada vez menos porque, además, no es el primer recorte de tamaño que sufrimos. Reducción de tamaño que en este mismo día se aplicó a los otros dos periódicos del grupo Unidad Editorial: el deportivo Marca y el económico Expansión, con el fin de abaratar costes y paliar en la medida de lo posible los efectos de la crisis. De las crisis, la general, que afecta a toda nuestra economía, y la particular, derivada del cambio de 'modelo' que sufre la prensa impresa. Dos centímetros que pueden no ser nada... o llegar a dos millones de euros anuales, aproximadamente, en la cuenta de resultados de los tres diarios conjuntamente. Recortes.

Es una decisión que, evidentemente, no puede tomarse de un día para otro y que ha supuesto unos cuantos meses de 'ajustes técnicos', nada fáciles, para que un cambio así se pueda hacer en un sólo día. En el caso del diario deportivo Marca, nuestros colegas han aprovechado el obligado encogimiento para llevar a cabo un rediseño que el propio periódico explicó en sus páginas centrales y que ya ha sido comentado y analizado por otros compañeros blogueros como Maquetadores y Quintatinta, o Cuatrotipos en su nuevo 'formato' facebookquiano.


Dos centímetros que difícilmente pueden no ser nada pero que en la práctica diaria nos obligan a comprimir, a condensar la información (o directamente a recortarla) procurando mantener el orden, la legibilidad —ha sido necesario también reducir sensiblemente el cuerpo de letra (el tamaño, vamos) tanto de los títulos como del texto base—; seguramente a intentar en el futuro cercano una verticalidad ficticia o imaginada para estilizar y conseguir así que desde el punto de vista estético las páginas sigan siendo atractivas para el lector... Y es que resulta imposible físicamente reducir el tamaño de una superficie y que en ella siga cabiendo lo mismo o incluso lograr en "menos espacio, meter más cosas". Mejor apostar, ¿no? Porque dos centímetros son un recorte, dos centímetros son menos periódico como es mucho menos periódico el resultado de llevar a cabo los dolorosos recortes de plantilla que los trabajadores hemos padecido y que consideramos (y así se lo hemos hecho saber a la empresa) que repercutirán muy negativamente en la calidad de un diario al que, no obstante, quienes en él seguimos intentaremos con todas nuestras fuerzas y nuestro saber sacar adelante. Contra viento y marea. Contra crisis. De eso, que no quepan ni dos centímetros de duda.

lunes, 11 de junio de 2012

No llueve eternamente


Una semana entera. Intentando escribir unas palabras que no quieren ser escritas. Una semana entera resoplando cabizbajos por una redacción pocas veces más triste que estos días atrás. Una semana entera. Probablemente, una de las peores semanas que recuerdo. Y seguramente, la primera de muchas hasta que el polvo se asiente. Una semana que no se terminaba nunca... 

El pasado sábado celebrábamos los primeros cinco años de encajabaja. Muchos amigos del blog se reunieron y nos hicieron el mejor de los regalos posibles. Volvieron a mostrarnos su cariño, su talento, su amistad y sobre todo, su infinita generosidad... El lunes, los recortes y esta maldita crisis que no para de crecer justificando en la economía la enorme degradación moral y ética de esta nueva Babilonia que se nos cae a pedazos, se llevaron a 53 compañeros de la redacción de Madrid, a muchos más de 100 contando todas las delegaciones. 

Éste no puede ser un post largo. Lleva una semana entera intentando salir, pero no sabe...


Los 'encajabaja' Luis Blasco, Javier Vidal y Mario Benito (de izda. a dcha.) en la redacción de El Mundo.

A todos los que habéis participado en nuestro aniversario, escribiendo, dibujando, tuiteando o comentando, queridos amigos, gracias. De corazón. Dolorido y ajado como lo tenemos hoy... Gracias, amigos. Por estar ahí, siempre. Por ser tan, tan generosos con nosotros. Por encontrar tiempo para nosotros y nuestras tonterías. Por hacernos sentir importantes, siendo tan pequeños y tan poquita cosa como somos... Y por insuflarnos el ánimo y la convicción de que tenemos que seguir... Aunque a veces se nos haga tan cuesta arriba. Encajabaja seguirá existiendo, aunque sólo sea por vosotros. De corazón, gracias.

Y a vosotros compañeros, ánimo. Y fuerza. 

Una persona a la que quise mucho, hace mucho tiempo, me dijo una vez: “No sufras. No llueve eternamente...” . Eso espero, joder... que termine escampando por algún sitio.

martes, 10 de abril de 2012

Reinhard Gäde

Fue la primera persona a la que escuché decir que la tipografía podía gritar, con fuerte acento alemán y voz poderosa, apasionada, enfadado, casi gritándonos él también en el salón de actos de la Universidad CEU de Madrid en una de las Jornadas memorables de hace ya... unos años. Siempre demasiados.

Rinhard Gäde en las VI Jornadas de Fotoperiodismo, Edición y Diseño en Prensa de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid (mayo de 2001).

Es difícil escribir algo que no se haya escrito ya sobre el misterioso Reinhard Gäde —como dice Javier Errea, pareció desaparecer después de crear el diseño original de El País en 1976, más difícil aún después de que lo hayan hecho estos días, entre otros, el mencionado Javier Errea, Toni Piqué, Darío Valcárcel, Arcadi Espada o su fiel lugarteniente Fermín Vílchez, maestro de diseñadores de prensa e historiador del diseño periodístico, en el incomprensible por miserable espacio que el diario El País le dejó para el obituario. La mezquindad de este gran diario con Reinhard Gäde le hace ser un poco menos gran diario y es una muestra más del menosprecio, por ignorancia, que el diseño periodístico sigue padeciendo.

Fue Vílchez quien me comunicó muy afectado hace unos meses que Reinhard Gäde se estaba muriendo de cáncer, lo que ha sucedido finalmente el sábado de la Semana Santa. Fermín Vílchez, quien participó junto a Julio Alonso (fallecido en el 2009) a las órdenes ambos de Gäde en la creación del que este historiador del diseño considera, junto a una gran parte de los profesionales, "el mejor diseño periodístico de todos los que se han hecho en la historia de España". El más influyente, auténtica referencia y modelo absoluto del denominado periodismo de calidad ¡en formato tabloide!

Porque es precisamente el espacio a lo primero que tuvo que enfrentarse este genial alemán, algo que según él mismo nos dijo aquel día que ahora recuerdo, le pareció "totalmente imposible" en páginas tan pequeñas. En cuanto se enteró de que los gestores del periódico habían comprado ya una rotativa en formato tabloide estuvo a punto de salir corriendo hacia su Lübeck natal, o a su Hamburgo profesional... del que precisamente había salido antes pitando tras discutir por una maqueta con el director de una de las publicaciones de G+J en las que trabajaba como director de Arte. ¡Pero a quién se le podía haber ocurrido aquel disparate! La prensa de calidad tiene un formato "como dios manda"... y que no es, era, otro más que el sábana. Era. Nos confesó que lo primero que hizo fue reducir con fotocopias páginas de The Times o del Frankurter... y se quedó horrorizado ante el ridículo resultado. "Conté el número de noticias que había en aquellas páginas... no cabían en un tabloide." Y tuvo que inventar algo distinto.


Primera página del primer número del diario El País, formato 'tabloide', 4 de mayo de 1976. El libro "Historia gráfica de la prensa diaria española,(1758-1976)", de Fermín Vílchez, reproduce la plantilla de montaje con papel fotográfico (texto de fotocomposición montado después a mano) que el propio autor conserva y que el tiempo y la luz deterioran porque se fijaba para un tiempo pequeño de duración (debe conservarse en total oscuridad para evitar que se ennegrezca del todo).


Cinco columnas. Ocho módulos de alto. Diseño modular. Unificación tipográfica utilizando Times para casi todo (títulos y texto base), recordemos que "no se podía gritar", y Futura en Deportes (aquí si podemos dar voces). Valoración y jerarquía inexistente en la prensa de entonces (es absolutamente ilustrativo ver el resto de los diarios de aquel día en el que salió El País como bien nos muestra Toni Piqué en Paper Papers): tamaños definidos y fijos para títulos, recuadrar la noticia principal consiguiendo destacarla y separar a la vez todas las restantes (qué solución tan sencilla y elegante, tanto que ahora nos parece obvio), separación vertical con blancos (nada de rayitas y rayitas y rayitas... ¿les suena?) y separación horizontal con lutos. Columnas anchas (cuatro en el espacio de las cinco naturales) y títulos en cursiva para la opinión (sí, eso que hacemos ahora todos creyendo que es una norma dada por la naturaleza). Títulos en negrita para Nacional, Internacional y Economía, y en redonda para Cultura y Sociedad. Un tratamiento para el fotoperiodismo acorde con su importancia... "Funcionalidad, elegancia y legibilidad", resume con acierto Vílchez.

Un sistema modular que no inventó aquel diseño de El País pero que Gäde llevó hasta sus máximas posibilidades con un rigor inquebrantable que, paradójicamente, consigue una flexibilidad que hasta entonces ningún diario tenía en sus páginas, permitiendo intercambiar elementos, noticias de una página a otra, rediseñarlas en minutos... todo ello en función de los contenidos, de la información. Aquella "forma que sigue a la función" que aprendió en Berlín de su maestro de La Bauhaus, en la que todo debe tener sentido, un por qué y en la que nunca, NUNCA, sirve de criterio el "me gusta" y, especialmente, el "no me gusta". Si algo recuerdo con especial viveza de la jornada aquella de la que os hablo, la única vez que vi y escuché en persona a Reinhard Gäde, y estreché su mano cuando después mi querido amigo, maestro y organizador del evento, Pedro Pérez, me lo presentó, es la indignación con la que se despachó sobre "eso que tienen tanto aquí ustedes, los españoles, del no me gusta". Por un momento llegué a temer que sonaran las trompetas wagnerianas y una horda de walkirias nos aplastara mientras arremetía, con toda la razón germánica del mundo y una mirada que no le hubiera aguantado todo el honor y la victoria romanas juntos, contra esa "mala costumbre" que al parecer tenemos aquí más que en otros lugares de opinar sobre todo, más aún sobre lo que no sabemos. "¡¿Pero qué es eso de no me gusta? No me gusta... ¿POR QUÉ? ¿Funciona o no funciona?" No dudamos en absoluto, dando la razón a Arcadi Espada, sobre la falta que le hace ahora al diseño periodístico digital su propio Reinhard Gäde...

Como cuenta Darío Valcárcel, le pagaron 50.000 pesetas por aquel diseño que ya es historia del diseño periodístico y si te he visto no me acuerdo. Y pensar en los millones que se han pagado después por auténticas
vendemotadas, redacción nave espacial incluida. Y pensar en tanto pintamonas superficial a quien hemos tenido que escuchar durante años decir aquello de "pues a mí el diseño de El País me parece muy aburrido...". Como si el diseño periodístico tuviese como función el divertir en vez de el informar.

Descanse pues el que tal vez ha sido el más grande, sin proponérselo. "Reinhard Gäde era el canon", dice Javier Errea, y dice bien en un artículo maravilloso. Todo nuestro reconocimiento para quien consideramos maestro, porque no en vano el lema de este blog es "maquetar es informar", forma que sigue a la función. Nuestro reconocimiento y admiración para quien llevó el diseño periodístico en nuestro país y más allá —ahora, como apunta oportunamente Vílchez, The Times de Londres se imprime en formato tabloide, y cambiar una tradición británica, la tradición de tradiciones en este caso, no está al alcance de cualquiera— posiblemente hasta donde no vuelva a estarlo nunca, a no ser que mucho cambien las cosas para los diarios impresos en papel.

lunes, 27 de febrero de 2012

Algo más (y un adiós a 'Público')

Uno de nosotros se quedó sin trabajo la tarde del viernes pasado. Es una noticia triste, una muy mala noticia pero no excepcional porque en nuestro país está sucediendo todos los días desde hace ya... demasiado tiempo.

Uno de nosotros se ha quedado sin trabajo porque desde el viernes el diario Público de Madrid ha dejado de imprimirse en papel. Intentamos no caer en el corporativismo de que las cosas son más dramáticas si nos pasan a nosotros o en el hecho de que la prensa es uno de los sectores que más está padeciendo la crisis en forma de desempleo y retrocesos en las condiciones laborales hasta el punto de que la Asociación de la Prensa de Madrid ha puesto en marcha la iniciativa que muchos conoceréis de que #gratisnotrabajo (que os animamos a firmar), para señalar que el cierre de un periódico es algo más que el cierre de una empresa con el consiguiente despido de 160 trabajadores. Es algo más. Una voz menos. Y eso es mucho perder.

Última portada de Público, publicada el viernes 24 de febrero de 2012

No lo han entendido así algunos miserables que festejaban el cierre de un diario, necesario y con lectores, en un cobarde y rastrero artículo, mal escrito y lleno de erratas, que no pienso enlazar y que llena de vergüenza a quien lo escribe y al ¿medio de comunicación? que lo difunde. Pero sí la práctica totalidad de la profesión, competidores en el kiosko o no, en esta ciudad nuestra que lamenta su pérdida y en este blog nuestro que desde aquí envía un abrazo a nuestro amigo y ex compañero Jesús Maraña, último director de Público, para que él se lo haga llegar a todos los componentes de esa redacción en la que tenemos más amigos y en la que todos son compañeros para nosotros. Compañeros de una profesión que es algo más también que una profesión para quienes la vivimos.

No llegan a entender quienes poco o nada tienen que ver con el periodismo que ahora más que nunca hacen falta todas las voces porque sólo todos juntos podemos salir de esta crisis. Y como puro periodismo de muchos kilates hace
Xavier Fortes cada noche en Televisión Española (temblamos algunos con que profesionales así no puedan seguir ejerciéndolo con libertad cuando la televisión pública haga efectivos los próximos cambios que siempre sufrimos con un cambio de Gobierno, porque la independencia de los informativos públicos sí es uno de los pocos logros incontestables del denostado Zapatero), el viernes, ya muy tarde, decíamos, cuando el director de La noche en 24 horas manifestó que "el cierre de un periódico, como el cierre de un colegio, es algo más que la pérdida que siempre supone el cierre de una empresa". Y añadió que la página web de Público, eso sí, seguiría abierta, "aunque, me temo, que no es lo mismo". Miró a los cuatro contertulios, de ideologías y medios distintos, quienes se miraron tristes a su vez entre sí, y coincidiendo por primera y ¿única? vez en sus intervenciones, contestaron: "No... no es lo mismo".

Seguro que estamos de acuerdo unos cuantos más en que, aunque es evidente que lo preferimos así antes que con un cierre total, no es lo mismo. En que no va a ser igual
Público tan sólo con su página web a cuando además de la web imprimían todos los días varias decenas de miles de ejemplares en papel. Hasta el viernes Público era algo más. En presencia, en capacidad de influencia y en capacidad de difundir su manera de ver la actualidad, en diseño periodístico que un jurado del que formé parte otorgó con justicia y consenso este año en Pamplona el galardón al mejor de los periódicos presentados en los ÑH8, en fuerza, en 'poder informativo'... Algo más, intangible, por el mero hecho de ser no sólo un medio digital intangible sino un objeto físico.

Como es un hecho, y no un intangible, el que las principales webs informativas nacionales e internacionales suelen ser las páginas digitales de los principales periódicos impresos en papel:
El Mundo, El País, The New York Times, The Guardian... motivo tan intangible como incontestable por el que venimos insistiendo en que ambos soportes no deben competir directamente, o anularse el uno al otro dentro de una misma cabecera o empresa, sino que deben ser complementarios.

Productos complementarios, pues... que no estamos haciendo. Es de común acuerdo el que los periódicos necesitan cambiar más rápidamente de lo que lo están haciendo ahora (siempre han cambiado) porque de lo contrario pueden perder su razón de ser. No se pueden seguir dando ruedas de prensa del día anterior impresas en papel, ¡incluso después de haber rediseñado las páginas con la intención de hacer algo distinto también en los contenidos!

Al mismo tiempo que las páginas webs informativas deben evolucionar y madurar hacia productos rentables y distintos, que utilicen y aprovechen todo lo que un soporte digital puede ofrecer (no es porque sea nuestro competidor más directo, pero sigo sin entender por qué el 'nuevo' elpais.com sigue volcando enteros los contenidos íntegros del papel... o por qué hace cada vez más 'interminable' su portada, su home, "nueva web, mismos viejos problemas", en algunos análisis). El diseño periodístico digital, nos recordaba el otro día el maestro Fermín Vílchez en la Universidad Rey Juan Carlos del sur de Madrid, está prácticamente en pañales, deudor absoluto del diseño en papel, sin apenas experimentación en los grandes medios. Repitiendo las tres columnas de rigor y las páginas de portada infinitas, "que nunca se acaban y en las que no hay más valoración periodística que la de ir añadiendo todo lo que llega...".

Ricardo Curtis, auxiliado por Pedro Pérez Cuadrado, procede a 'desenrollar' una página web impresa en papel en las III Jornadas de Diseño de la URJ

Estoy convencido de que no es lo mismo, de que incluso contando con la exclusiva para España de las últimas filtraciones de wikileaks no va a ser lo mismo Público siendo sólo una página web. De que con el cierre de su edición impresa todos hemos perdido ese algo más. Así que sería absurdo, pues, desaprovechar el enorme poder periodístico que todavía conservan los periódicos impresos en papel para convertirlos sólo en páginas web informativas. Sería absurdo... pero somos absolutamente capaces de hacerlo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (y VI)

¡Campeones del mundo! España gana una Copa del Mundo en el verano de 2010. Muchos pensamos que nunca llegaríamos a vivir un momento como éste... Pero llegó. Y el periódico vivió uno de los días más felices, más agotadores y más completos en cuanto a información de su historia. Una cita de las grandes en las que no se podía fallar.

Tras un arbitraje nefasto de un árbitro, Webb, que pasará a la historia como el hombre que no amonestó a De Jong cuando el holandés le partió el alma a Xabi Alonso y un par de amagos de infarto, provocados por Robben y salvados por la aparición de un santo de Móstoles, llegamos a a la prórroga.

Silencio... El tiempo se detiene y una redacción completa enmudece. Iniesta voleó los complejos históricos de nuestro fútbol con su pierna derecha y estalló el periodismo. Toca estar a la altura. Y no es fácil maquetar con los ojos llenos de lágrimas. El resultado fue una edición especial inolvidable. ¡Éramos campeones del mundo!

Y ahora, que pase el siguiente...


La toma de imágenes corrió a cargo de nuestro compañero de blog Quique Falcón y la edición del video es de Javier Vidal

Entregas anteriores:

miércoles, 19 de octubre de 2011

Andanzas de un jurado en Pamplona



Cuando abrí el correo a comienzos del verano lo primero fue sorpresa para inmediatamente pensar que aquello era un error. Lo releí. Luego sentí algo parecido al vértigo, o al pánico, y sólo cuando al atreverme a contarlo recibí a cambio felicitaciones de todos, empecé a darme cuenta de que se trataba de algo por lo que en realidad debía alegrarme. Y lo hice. Un día después estaba ya completamente ilusionado pero de nuevo asustado, ahora porque aquello fuese un error. No podía ser nada más que un error. Así que me animé a contestar a Javier Errea; no tenía otra opción, además.



La razón principal para suponer que se trataba de un error y de que el correo no debía ser para mí, claro está, es la de saber que uno no está a la altura del resto de los miembros del jurado, de esta edición y de las anteriores. Pero es que, además, se une la sorpresa porque sobre "los premios" no sólo he mostrado reticencias y no pocas objeciones en privado, sino que también he escrito sobre ello. Así se lo dije a Errea, pero en su respuesta inmediata me convenció con una pequeña dosis de humor inteligente diciéndome que así resultaba mucho mejor ya que él tampoco es "muy partidario de los premios". Saber que el gran Carlos Pérez de Rozas y que Laura González (que tanto saben y a los que tanto aprecio) formarían parte del jurado fue ya absolutamente definitivo.

Así que me puse en camino. Nos pusimos en camino, más exactamente, porque viajé a Pamplona hace unas dos semanas junto a mi compañero y amigo, perdón amigo y compañero (de trabajo en el diario El Mundo, en este blog vuestro y nuestro, colega de penurias y esperanzas y acuerdos y desacuerdos) Javier Vidal. Salí con la intención de hacerlo a gran velocidad para evitar después comentarios chistosos... pero resultó imposible. Aunque de paso se aclaró un falso mito que paso a detallar. El primer viaje que dos miembros de este blog, Luis Blasco y Javier Vidal, realizaron a un acontecimiento diseñístico, la "Quinta Cumbre Mundial de Diseño en Prensa" de Estepona, dio lugar a un artículo "de color" en el que Javier Vidal desveló algunos aspectos sobre "lo lento" que conducía Luis Blasco. Comentarios que el damnificado ha desmentido con vehemencia y poco éxito desde entonces, arrastrando una especie de "vergüenza" y leyenda negra nacida en aquel fatídico "limitador de velocidad".

A pesar de estos amenazadores antecedentes, "¿tu no conducirás, como Luisín, no?, jeje", confiaba en mi manera de llevar un automóvil, que no es lenta precisamente, y en el propio coche. Corre mucho. Lo último que quisiera es presumir de auto cual vulgar paleto, pero no es un "tractor" diésel sino 140 caballos de rabiosa gasolina. Y corre mucho. Corría mucho, vamos... hasta que salimos de Madrid a primera hora de la mañana de aquel jueves, en el que al poco tiempo de intentar avanzar deprisa por la carretera de Burgos parecía como si alguna mano malvada hubiese añadido unas gotas de somnífero a la gasolina. Igual que en esas pesadillas en las que intentas correr y no puedes porque parecen sujetarte, pisaba un acelerador que se volvía duro y pesado, imposible de apretar, y cuando lograba a duras penas hacerlo... ¡obras! Miraba a Javier cada vez que los tres o los dos carriles se convertían en uno, o que directamente nos hacían detenernos para escucharle decir "no pasa naaaaada, ahora se terminan"... y así durante cientos de kilómetros y varias hroas. Incluso en la autopista de peaje entre Vitoria y Pamplona aparecieron las temibles señales amarillas. Y le volví a mirar. Y no dijo nada.

Después de este trayecto infernal, atando cabos, me he dado cuenta de que el único elemento común a todos estos viajes, e incluso presente en otro desplazamiento de encajabaja a Salamanca en el que la carretera ¡se llenó de nieve! para no dejarnos correr... no es otro sino ¡Javier Vidal! Luis Blasco ha padecido durante años un injusto estigma de conductor lento que es preciso reparar. Nadie conduce despacio cuando Javier Vidal viaja de acompañante en un coche... ¡ES ÉL quien amodorra los motores! Logramos llegar, con un poco de retraso claro.







Todos los que jurado de los ÑH han sido hablan de "cansado" y "gran experiencia". Así que lo que no resultó ninguna sorpresa fue vivir una gran experiencia, tremendamente cansada. Como tampoco fue sorpresa el constipado que tenía, porque ¿cuándo no estoy constipado? Ayudó lo suyo, eso sí, en lo del cansancio. Como el extraño y supongo que inusual calor que hizo en Pamplona en ese comienzo del mes de octubre, calor hasta de noche intentando dormir unas pocas horas, muy pocas, con las ventanas abiertas, y los ojos...

Pero es cierto también lo de "gran experiencia", divertida y en la que, si quieres, puedes aprender mucho. Enriquecedor por la gente. Conocí a quien ya conocía, la única persona que en este canalla mundo del periodismo se dedica SÓLO a hablar bien de los demás en su exitoso blog de La Buena Prensa, y juntos, Miguel Angel Jimeno y yo, y los demás, nos reímos un montón cenando hasta muy tarde; conocí a Ramón Salaverría, a quien conocía ya también —internet tiene estas cosas, nuevas en las relaciones humanas seguramente— y fue para mí importante que se acercase y tuviera palabras tan amables para con lo que escribimos aquí alguien que para nosotros es una referencia absoluta, constatar que en una de las universidades con más prestigio internacional en lo relativo al periodismo se nos tuviera un poco en cuenta para nosotros es mucho. De verdad. Conocimos además a un grupo de alumnos que prestan voluntariamente labores de intendencia y organización en general a los premios con una eficacia asombrosa: Marta Zorrilla (@mzorri en tuiter), Laura Alzola (@lalzola), Judit Valdelana (@j_valdelana), y el sufrido Eric Mas (@absoluteric), con quien incluso vivimos momentos de cierto pánico que ya nos contará Javier Vidal en una próxima entrega.








Y conocí a Javier Errea con quien compartí menos risas (alguna sí) porque este gran diseñador del que ya hemos hablado aquí muchísimo, motivo por el cual no vamos a repetir elogios, tiene algo de amable lejanía, como si fuera británico... no sé. Posiblemente fuese una actitud de "distancia" intencionada hacia los miembros del jurado para evitar que inevitablemente haya quien piense que como organizador de los ÑH influye en las deliberaciones para obtener así más premios que otros. Ridículo. No van por ahí mis "pegas" hacia los premios, como explicaré más adelante. Se presentó al comienzo durante unos minutos, no estuvo durante ninguna deliberación y tan sólo compartimos cenas en las que se habló de todo y de nada e incluso de cosas muy interesantes que lamento no poder contar pero que nada tienen que ver con los premios. También se despidió en la última jornada, muy amable, muy rápido.



Sobre el "problema" de los premios que ya he mencionado antes, no referido a los de esta edición sino en general, tengo que aclarar mi punto de vista: en ellos se reconoce el trabajo tan sólo de entre quienes se presentan cada año, no de entre todos los periódicos, revistas y medios online que se publican. No hemos decidido, pues, cuál es el periódico mejor diseñado de España y Portugal, por poner un ejemplo, sino el mejor de los que se presentaban. Y las ausencias son notables en ésta y en las anteriores ediciones. Además, presentarse cuesta dinero... porque hay que hacer frente a todos los gastos que lleva organizarlo, que no son pocos.




Es un problema sobre el que ya he escrito y sobre el que pienso exactamente lo mismo después de haber formado parte de ellos este año. Y no soy el único, creo que incluso los organizadores son conscientes de esta circunstancia, y en esta edición existe la propuesta por parte del jurado de que conste en el libro que se edita con los trabajos premiados un listado de los medios que se presentan para que así quede claro qué se está valorando. Se me dirá entonces que cuál es la alternativa, y la respuesta es que no hay una solución fácil, ya que premiar entre todos requiere o bien que todos se presenten —circunstancia que no sucede ni parece que vaya a suceder— o bien que se elija entre todo lo publicado sin necesidad de presentarse. Pero esto último supondría una infraestructura de medios y personas que alguien debe financiar. ¿Quién? Pues, evidentemente, todos los medios... que ni siquiera quieren presentarse. Por si fuera poco, las tijeras, la brutal crisis, viene a complicarlo aún más. Una vez aclarado, ¿invalida esta circunstancia los premios? Pues no, pero sí los condiciona y hay que tenerlo presente.

Listado con todos los premios de esta edición.






Sobre el jurado hay que aclarar, primero, que todas las deliberaciones y votaciones hay que mantenerlas como "asuntos internos" que no deben hacerse públicos, por razones evidentes —juzgar el trabajo de otros siempre es un compromiso, además de difícil entre propuestas que son todas de calidad—. Hay que comentar y deliberar con asboluta libertad y ello exige absoluto secreto. Pero sí puedo mencionar una circunstancia de carácter general que me resultó muy grata.



Para contarlo tengo que explicar antes que, brevemente y de manera algo esquemática y por tanto no del todo exacta, las gentes del diseño periodístico se dividen —con todas las subdivisiones y matices que se quieran y que por supuesto existen— entre quienes se identifican más con la primera parte de la expresión, el diseño, y quienes lo hacen más con la segunda, el periodismo. Hay quien está más interesado en la forma que en el contenido —y no pasa nada mientras no se caiga en el extremismo fundamentalista de "lo bonito" que aquí hemos denominado "diseñismo"— y al revés —y tampoco pasa nada mientras logremos una cierta disciplina y el contenido no llegue a destruir la forma dañando así el mensaje periodístico—. Suele haber una brecha ¿irreconciliable? entre estas dos posturas... que se reconcilió de manera admirable en este jurado. Sin fricciones, de manera... natural, escuchándonos unos a otros y votando en consecuencia según los argumentos tuyos, y del otro. Quien no trabaja en un periódico atendió a quien sí; y en el otro sentido, quien más sabía de revistas nos explicaba claves que nos ayudaban a entender más y a valorar mejor entre miles de páginas, muchas de ellas ilustradas con tijeras. No son palabras bonitas para quedar bien con nadie —no sé hacer eso, aunque practicarlo más a menudo seguro que me vendría bien—, es exactamente lo que sucedió. Todos salimos de aquel magnífico edificio de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Navarra con la certeza de que dando premios a otros... habíamos aprendido. Y nos divertimos. Y nos cansamos. Vergonzosamente porque Olga seguía echando fichas encima de las páginas casi a punto de parir, salía de cuentas la semana siguiente y allí estaba...








Cansado y gran experiencia... muy grande. Por eso, y porque pensaran en mí para ello, tengo que agradecer a Javier Errea y a Alvaro Gil que me invitasen a formar parte del jurado de los ÑH8 que ha deliberado y vivido dos días intensos en una ciudad tan maravillosa como es Pamplona. Tampoco son palabras vacías para quedar bien con ellos. Es agradecimiento de todo corazón, por el reconocimiento que lleva implícita la invitación a encajabaja y especialmente a la sección de Diseño del diario El Mundo de Madrid a los que de alguna manera he representado allí. No era yo solo, en Pamplona hablaban muy bien de todos nosotros, de nuestro trabajo. Y los he representado con todo el orgullo, porque hacer un periódico cada día junto a mis compañeros es también una gran experiencia... muy grande.



El sábado la Facultad estaba vacía de alumnos. Los miembros del jurado nos despedimos y al abrazar a Carlos Pérez de Rozas en la puerta del coche, camino él de Barcelona y yo de Madrid, recordé que se habían confirmado punto por punto las palabras que me dijo unos meses antes por teléfono, cuando aterrado y sorprendido le llamé para preguntarle qué podía hacer, que me habían llamado para ser jurado de los ÑH8. "Nos lo vamos a pasar muy bien, querido Mario", me dijo con su cariño y su entusiasmo de siempre, "y, además, vamos a recompensar el trabajo de gente que lo envía con mucha ilusión. Vamos a hacer feliz a la gente".

lunes, 17 de octubre de 2011

Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (V)

EL MUNDO se rediseñó por última vez en enero de 2009. Pero durante 2008 las formas y los conceptos de ese rediseño se dejaron ver en las páginas deportivas del periódico. El resultado fue tan satisfactorio y espectacular que el resto fue cuestión de tiempo. En 2008 se celebraron Eurocopa y Juegos Olímpicos, ocasiones especiales en las que un periódico debe probarse para ver si está a la altura de las circunstancias.

En junio de 2008 España, eterna aspirante, llegaba a Austria tras una repesca agónica y ciertamente desunida en torno a la figura del polémico Luis Aragonés. Pero una vez todo se redujo a un balón, asombró a medio mundo con una Eurocopa espectacular, donde se forjó una leyenda. Y un país entero, incrédulo después de tanta decepción histórica, se lanzó a la calle (y a los quioscos) para vivir ese acontecimiento -pensábamos- irrepetible. Afortunadamente, el fútbol nos quitó la razón a todos. Y las páginas de nuestro periódico, comenzaron una escalada de edición que ilustraba, fehaciente, el entusiasmo que se vivía en las calles. La sección de deportes empezó a crecer a la par que una selección desheredada comenzaba a asolar Europa.

Las páginas que empezaron a germinar en la cobertura de la Eurocopa tuvieron su brillante colofón durante los Juegos Olímpicos. De pronto, el periódico cambió. Y la imagen, gloriosa, explotó en sus páginas. El rediseño que culminaría a principios de 2009 tomó cuerpo y formas durante aquellos inolvidables Juegos de Atenas, al amparo de un material gráfico excepcional y de decenas de magníficas historias más allá de la estadística de un medallero.

El resto ya lo conocéis...


La toma de imágenes corrió a cargo de nuestro compañero de blog Quique Falcón y la edición del video corresponde a Javier Vidal

El próximo lunes, la sexta y última entrega de "Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo"

Entregas anteriores:
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (I)
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (II)
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (III)
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (IV)

jueves, 6 de octubre de 2011

iPost

Al principio fue la tipografía (inicio)

La sorpresa al entrar en aquella redacción y ver por primera vez los ordenadores Macintosh encendidos, con páginas completas en sus pantallas, fotografías y tipografías incluidas, no ha podido ser igualada desde entonces... hace ya más de 20 años.

Páginas de "publicidad" —la 'chapa' de toda la vida, consultar 'Diseñario'— publicadas en las primeras semanas de la salida a los quioscos del diario El Sol, de Madrid, en 1990

Me explico. Comencé a trabajar en las artes gráficas, con los primeros ordenadores que se aplicaron en la fotocomposición, o los segundos, tampoco nos pasemos. Ordenadores que "dirigían" una enorme cámara fotográfica que llamábamos filmadora en cuyo interior había que incorporar las matrices de los tipos de letra grabadas en un disco de cristal, carísimo por cierto, y que yo cambiaba con las manos temblorosas cuando en vez de en Times había que componer un texto en Helvética, por ejemplo. Y sin mezclarlos, claro. Eso después, a mano, con un cuter y pegando papeles.

En la pantalla del ordenador tan sólo se veía un fondo negro y letras verdes, todas iguales en forma y tamaño, sí, como lo de Matrix, exactamente así. Las pantallas no representaban las tipografías, ni las negritas o cursivas, ni los tamaños mayores de los títulos. Hablar ya de que hubiera una fotografía "dentro" de un ordenador... nos hacía sonreír con gesto sarcástico... cuando algún enterado nos contaba que ya había ordenadores así.

Y no pasó mucho hasta que en 1990 conseguí una entrevista de trabajo en un periódico de Madrid, con El Sol como cabecera, en cuya redacción no habría papeles, según corrió la voz por la ciudad... porque trabajarían con ordenadores macintosh en red. Sí, aquellos de los que me habían hablado. Y entré, y los vi encendidos, y vi las páginas, con la tipografía, con las fotografías... No puede compararse siquiera con la experiencia actual al utilizar un iPhone o un iPad, algo que, no obstante, es también absolutamente sorprendente.



Que el principio de todo fuera la tipografía, como nos cuenta el propio Jobs en este discurso ya conocido pero que durante el día de hoy ha sido enlazado por todos los lugares del planeta, lo explica todo. "Fue la primera computadora con una tipografía maravillosa", les dice Jobs a los alumnos que se gradúan en la Universidad de Stanford después de detallarles que dejó sus estudios universitarios apenas 6 meses después de haberlos empezado, y que se quedó como oyente en distintos cursos, uno de ellos de "caligrafía". "Nada de esto tenía la mínima esperanza de aplicación en mi vida. Pero gracias a ello, diez años después, todo esto regresó a mí. Y así diseñamos el Mac... De no haber asistido a ese curso los Mac no hubieran tenido esas tipografías o fuentes proporcionalmente espaciadas. Y como Windows sólo hizo una copia de Mac, cabe la posibilidad de que ningún ordenador las hubiera tenido nunca".

Mario Benito


La herramienta (presente)

Lo reconozco sin rubor alguno: soy un converso. Un usuario que tuvo que caer desde lo alto de su blanco caballo clónico para encontrarse a sí mismo camino de Damasco Store.

Soy periodista. Y soy un maqueta. Pero soy de aquella generación que abrazó el PC probablemente por el mismo motivo que abrazó el VHS y no el Beta... porque era más barato, porque era más compatible, porque se compraba en la tienda de tu barrio... porque en el videoclub había muchas más películas... nunca porque fuera lo mejor. Pertenezco a esa generación... perdida. Perdida en el MS-DOS y su impenetrable código. Perdida entre procesos de instalación dignos de ingenieros industriales. Absolutamente perdida comtemplando aquello que pensaba que era la representación fidedigna del color y la tipografía en pantalla. Una generación que abrió una ventana... y se asomó a un abismo críptico e infinito...

Soy periodista. Y soy un maqueta. Y soy un converso. Para convertirse no basta con la voluntad. Convertirse requiere que tu interior se remueva. Convertirse es el acto máximo de amor, porque para convertirse hay que negarse a uno mismo... y eso no es un proceso racional, sino de entrega...

Tengo un Macbook Pro desde hace un año. No penséis mal, lo compré porque me hacía falta... es decir, NECESITABA TENERLO... El bueno de Mario Benito tuvo la generosidad de prestarme el suyo unos días para preparar una presentación en Keynote... Y me enamoré. He de decir que no fue amor a primera vista, llevábamos unos años haciéndonos los encontradizos.Empezó de la forma más inocente, cuando entró en mi casa un iPod. Fue la primera vez en la que pensé que aquella pequeña belleza blanca valía todos y cada uno de los centímos que me costó. Fuimos inseparables durante años y ahora preside el salón de mi casa, inundándola de música a todas horas, intacto, elegante... radiante. Demasiado bello para alguien que se crió con un PC...

Soy periodista. Y soy un maqueta. Y soy un converso. Durante años he defendido que en nuestro trabajo en los periódicos y en la vida, lo importante es la cabeza del usuario, que la herramienta era lo de menos... Desde que tengo un Mac, ya no estoy seguro de nada, no me atrevería a aseverarlo con esa contundencia. Con la herramientas adecuada, la cabeza vuela hasta cotas que antes no habías imaginado. La temida barrera tecnológica es intuitiva y accesible desde el teclado de mi Mac.

Soy periodista y los Macs han sido una constante en las redacciones de todo el mundo. Soy un maqueta y aunque el ajuste de costes ha expandido los PC en las redacciones, todos hemos vivido nuestras mejores páginas en las pantallas de algún Mac. Y soy un converso, porque estoy perdidamente enamorado del mío, una herramienta que me hace mejor usuario, un prodigio que me facilita las cosas. Un ordenador que me ayuda a pensar diferente, a preocuparme por el fondo y no por la forma.

Los genios tienen éstas cosas. Esta mañana planteábamos en un despacho el Documentos homenaje a Steve Jobs. Todo el mundo daba su opinión, algunos más entusiasmado que otros. Ricardo Martínez, seguramente, el mejor ilustrador del planeta Tierra, apenas participaba. Preguntó cómo iba a ser la portada que tendría su ilustración y se marchó a su despacho. A los diez minutos volvió con estos dos bosquejos para la ilustración de portada. A los diez minutos...
Hace años que le conozco y no deja de sorprenderme. Su virtuosismo extremo, su absoluta genialidad. En diez minutos, con unos sencillos trazos de bolígrafo, trajo estos dos dibujos, perfectamente publicables ya en cualquier medio:


Boceto inicial de Ricardo. Tardó diez minutos en hacer ¡los dos!


Dibujo definitivo de Ricardo. Empiezan a faltarnos los adjetivos... Una auténtica obra maestra.


Página completa del Documento especial


Pocos homenajes a Steve Jobs podrán gloriarse de estar a su altura. Sin duda, esta ilustración de Ricardo lo consigue. El homenaje de un genio para otro genio.

Javier Vidal



Presente (¿y futuro?) iFácil

Escribo estas primeras líneas desde un iPhone. Hace tiempo que tengo un iMac y desde hace 6 guardo cientos de canciones en un iPod que un colega me trajo de "estraperlo" de USA y que escucho intermitenmente según mi estado de ánimo.

Desde hace un par de años (¿¿tan pocos??) tengo en mis manos un iPhone y lo he convertirdo en un apéndice más de mi cuerpo. Dicen mis compañeros que escribo muy rápido en ese [físicamente] inexistente (¿?) teclado. Que tengo unos pulgares prodigiosos. Puede ser, pero me sale natural. No puedo hacerlo despacio. Y desde que lo tengo no he podido estar mucho tiempo alejado de él (a pesar del disgusto de mi chica; ¿os suena?). Pero es que engancha.

Ha cambiado la forma de comunicarnos (no sé si para bien o para mal, creo que lo primero) y me gusta. Me gusta que mis colegas estén a golpe de Whatsapp, saber cómo llegar a un sitio si estoy perdido en medio de una ciudad, qué bares recomiendan cerca de una plaza, reconocer una canción a un pulgar de distancia o saber qué es lo último que se comenta por twitter. O escribir esta parte del post con el iPad desde el sofá de mi casa. Esto lo pueden hacer otros, sí, pero ni es lo mismo ni fueron los primeros.



No quiero decir que Jobs sea mejor que esos personajes históricos que cambiaron el mundo de otra forma, con mucho esfuerzo y sacrificios personales de elevadísimo precio. Pero ese chaval que fue dado en adopción nada más nacer, que abandonó la universidad porque sus padres adoptivos no la podían costear y que fundó con apenas algo más de 20 años una de las compañías más grandes del mundo, ha hecho (y esperemos que siga haciendo) que determinados aspectos de la vida fueran extremadamente fáciles. iFáciles. Y eso es difícil de olvidar si tienes la "i" entre manos todo el día.

Luis Blasco


Think different
Nuestro homenaje a quien era un verdadero emprendedor



Vídeo: Quique Falcón

lunes, 3 de octubre de 2011

Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (III)

La semana pasada contábamos que la información deportiva tiene carácter propio. Ese carácter propio también lo expresa la edición gráfica. Las imágenes en deportes no sólo nos cuentan la historia. Las imágenes de las páginas deportivas nos trasladan a los campos, nos hacen revivir los partidos, nos trasmiten la emoción, el sufrimiento, el esfuerzo extremo de los deportistas... nos hacen partícipes de sus gestas, de sus victorias y de sus derrotas. La edición gráfica en la información deportiva es vital. Si la gestionamos bien, el éxito está casi asegurado.

DXT es la revista de deportes de EL MUNDO. Es la gran apuesta del fin de semana y se rige por normas que no coinciden con la sección diaria. Es una revista de temas, de historias, menos preocupada por la tiranía del calendario, por los compromisos de la agenda deportiva. Un desafío para la edición y la maquetación...



La toma de imágenes corrió a cargo de nuestro compañero de blog Quique Falcón y la edición del video es de Javier Vidal

El próximo lunes, la cuarta entrega de "Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo"

Entregas anteriores:
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (I)
Maquetar deportes... cuando no eres un diario deportivo (II)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Modelo ¿único?

Es una sala de espera, de la que poco a poco va saliendo alguno para no volver, y en la que fumamos esperando. Desesperamos esperando ese "modelo único", la flauta que suene para seguir todos los demás al flautisa que al final nos salve... pero lo que llega es un cartel de prohibido fumar y la recomendación de que o nos movemos un poco o nos va a dar un infarto de tanto estar en el sillón, sentados, fumando, quietos, esperando.

No tardó mucho, comenzó a su hora la conferencia del profesor Fabrizio Pini, del Instituto Politécnico de Milán, a la que asistimos hace unos meses en esa ciudad del norte de Italia en un día desapacible y muy frío, sobre distintos modelos de medios de comunicación. Analizó con brevedad, concisión y claridad —¿recuerda alguien aquello?— dos propuestas tan distintas como The Daily de Rupert Murdoch, "un medio cerrado que sólo se distribuye a través de un canal"; frente a lo que denominan newsbrand (marca de calidad sobre contenidos informativos, podría ser una traducción aproximada) noruega del Aftenposten, "que te acompaña durante todo el día a lo largo de distintos productos", periódico impreso, productos para el iPad, para la web, para móviles... "unos de pago, otros financiados con publicidad, de manera que en realidad ningún contenido es gratuito".




Aunque el profesor Pini no manifestara de manera directa cuál de esas dos propuestas tan opuestas le parece más acertada, "si yo supiera qué va a pasar, o cuál es el modelo de negocio para la prensa... créanme, no estaría aquí ahora hablando con ustedes", su manera de exponer mostraba su preferencia implícita por el modelo que "potencia una marca sin renunciar a ninguna de sus posibilidades, haciendo que se refuercen unas a otras. Para ello hay que diseñar lo nuevo en función de lo nuevo y no a partir de lo viejo".



Esperamos un poco, y aquel mismo día por la tarde en Milán pudimos escuchar a Andrea Monti, director de La Gazzetta dello Sport, uno de los periódicos deportivos más importantes del mundo, que también ha configurado su "modelo de negocio", de enorme éxito empresarial hasta ahora, como una newsbrand. Monti, un periodista de los que merece la pena escuchar, de lo primero que nos habló, con revencia y una voz grave y casi tan poderosa como el diario que dirige, fue de sus maestros (inaudito, ¿verdad?, acostumbrados como estamos en esta España nuestra a oír a tanto experto, y triunfador hablar sólo de sí mismo).

Y habló de su página web, claro, y de la aplicación para iPad, y de la tienda online, y de Gazzetta TV, y de los eventos que organiza La Gazzetta —Giro de Italia, incluido—... de todo ese universo de 360º como lo llaman los gurúes, pero incidiendo muy especialmente en su punto central, el diario en papel. "Habrán escuchado hablar de último ejemplar impreso de The New York Times, ¿verdad?", nos dijo no en volumen sino en tono de bajo y con una media sonrisa; "pues cada vez que lo oigo recuerdo la nota que envió Mark Twain a un periódico que había publicado su muerte en la que les decía, tan sólo, que aquello le resultaba 'un poco exagerado'". Porque para Monti, el periódico "es el elemento que nos da fuerza y credibilidad de marca (...), lo que da sentido y razón de ser a todo lo demás. Es lo que somos".


Me pongo malísimo en el avión. Después de esperar más de una hora en el control de seguridad y de correr por una terminal que nunca terminaba, horripilante y caótica, el avión tarda más de dos horas en salir y en la sala de espera tan sólo de te dicen que esperes. Despegamos por fin y el piloto decide volar muy rápido para recuperar el tiempo perdido, pero al llegar a Barajas no tiene pista para aterrizar y tenemos que esperar en el aire, dando vueltas... que si las capas de la atmósfera y las turbulencias, que si la presión me destroza los oídos y a nadie más parece afectarle, el asiento de delante tan pegado parece acercárseme cada vez más y me asfixio, paren esto que yo me bajo... vuelvo a ponerme malo de sólo recordarlo.

Leíamos El Mundo en la aplicación de Orbyt para el Ipad en el catastrófico aeropuerto de Malpensa, eso sí. Otra posibilidad, otro modelo. Que se beneficia en este caso de una escuela de diseño periodístico que lleva evolucionando desde que nacieron los periódicos, estructurando la realidad que queremos contar con orden y jerarquía a la vez que se confiere de identidad a las páginas, porque son las páginas del periódico las que se ofrecen en este quiosco virtual.



Páginas "enriquecidas" con contenidos adicionales imposibles en el papel como es el caso de los vídeos; y con la posibilidad de lanzar también ediciones especiales del periódico ante acontecimientos extraordinarios, como hicimos en el caso de la muerte de Bin Laden, el 2 de mayo de 2011, la primera vez que se ha hecho algo así en la prensa, que nosotros sepamos. Los enormes costes de impresión y distribución disminuyen con esta manera de publicar posibilitando así un precio menor del periódico, sí se trata del periódico, a los lectores.



Dicho así podría parecer que se trata DEL modelo... pero es en realidad UN modelo. Que cuando intenta tan sólo imitarse ofrece como resultados siempre algo peor. Y no es por que se trate de nuestra competencia, que también, pero comparar las páginas sin ningún contenido añadido (ni vídeo, ni nada) de Kyoskoymas, el "quiosco digital" de Prisa en el que ofrece El País junto a otras muchas publicaciones, ¡cortadas por debajo! porque no dan la proporción adecuada en la pantalla de un iPad, todo ello en una interface ciertamente pobre, muestra claramente que EL modelo, o UN modelo, o CUALQUIER modelo, necesita como requisito primero y fundamental... creer en él.

El mencionado director de La Gazzetta nos señaló las enormes diferencias que podían tener en su desarrollo nuestros periódicos y sus periódicos italianos en internet... por el mero hecho del idioma. "El italiano no se habla más allá de nuestra península... mientras que el español de ustedes se habla en todo el mundo. Tienen que aprovechar esta circunstancia". ¿Cómo vamos a tener entonces el mismo modelo? ¿Y cómo, a su vez, vamos a tener nosotros el mismo modelo que los medios en inglés?, que también se habla en todo el mundo pero cuyas gentes y sociedades se parecen bien poco a las "nuestras".

Manuel Castells menciona como características comunes a los medios de comunicación en nuestra sociedad actual, que él denomina "sociedad red", la "globalización", pero a la vez el "carácter local". Una combinación adecuada que aflore de esta dialéctica global/local es lógico pensar que sea única para cada uno de los medios, lo que llevaría a descartar un modelo único. Existen características comunes que deben tener los medios de comunicación que quieran sobrevivir, independientemente del "modelo de negocio" de cada una de ellos, como bien nos explica el profesor Ramón Salaverría, director de Proyectos Periodísticos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, a quien siempre conviene leer: "El papel de los periodistas como interpretadores de la realidad es algo que sigue siendo plenamente vigente, y ahora más que nunca. Ante tal polución informativa, si no disponemos de profesionales que nos sepan explicar qué está pasando día a día, minuto a minuto, en muchas casos nos podemos sentir desorientados", nos dice; y añade: "Tendrán éxito los que aporten originalidad". Los que ofrezcan un valor añadido.




Die Zeit, semanario alemán que triunfa a contracorriente, uno de los pocos productos en papel —junto a The Economist— que a presar de crisis generales y particulares crece, lo hace utilizando una fórmula curiosa. Su director, Giovanni di Lorenzo, declaró en una entrevista que os enlazamos en su momento que encargaron a varios consultores qué estrategias seguir de cara al futuro y una vez con los resultados en la mano... hicieron exactamente lo contrario. Más texto, más profundo, artículos de fondo, más lectura en definitiva a pesar de que nos vengan diciendo desde hace años que los textos deben ser más pequeños y las imágenes más grandes. Pero ¿no son los periódicos un producto destinado específicamente para lectores?, nos recordaba con ironía e inteligencia el periodista Enric González en otra entrevista que no tiene ni una palabra de desperdicio. Y ese modelo de más lectura que parece funcionar en Alemania o en Inglaterra... ¿serviría en España? ¿Tienen algo que ver sus índices de lectura, a lo largo de la historia, con los nuestros? ¿Es EL modelo, o es SU modelo? Porque si ahora se trata de buscar el famoso nicho de lectores (300.000 ejemplares de un periódico en nuestro país, que supera los 45 millones de habitantes, es un éxito absoluto), hacer un producto dirigido a una elite, lo cierto es que en España no hacemos otra cosa desde... que existen los diarios, los libros, los manuscritos y hasta las pinturas rupestres.

Encontramos incluso casos como el de The Guardian en el que EL modelo goza de un mayor consenso: periodismo de calidad, posiblemente el mejor diseño periodístico del mundo, una web de acceso gratuito en el mejor idioma para lograr millones de visitas de todos los países del planeta... Parecen hacerlo todo bien... y sufren pérdidas que crecen de año en año superando los 40 millones de euros en su último ejercicio. Tal vez aquí suceda lo contrario y EL modelo, el que parece ser mejor para todos, lo sea para todos pero no para ellos, no sea SU modelo. Aunque no se quedaron esperando, sentados, quietos... y eso sí que sea un modelo a seguir.

Levantémonos entonces de la sala de espera, aunque resulte imposible siquiera no ya saber qué viviremos en el futuro sino conocer y vivir el presente, o saber lo que somos, como parece insinuarnos Pedro G. Cuartango, maestro de lo que podríamos llamar periodismo filosófico. Antes de que nos llamen por la única puerta del modelo único por la que vemos pasar de vez en cuando a uno de nosotros camino del fin del camino.