miércoles, 8 de enero de 2014

El destrozapáginas

Ya os hemos hablado en alguna ocasión del famoso 'robapáginas'. Esa publicidad que no paga una página entera pero que tanto por su tamaño como por donde está ubicada tiene casi tanta importancia y eficacia como si lo fuera, y por eso la 'roba'.

En un tabloide de diseño clásico con cinco columnas y una división de nueve módulos de alto, nuestro querido robapágina corresponde con el denominado 7x4 (siete módulos de alto a cuatro columnas, en la nomenclatura que utilizamos para la publicidad en los periódicos) y va siempre situado en la zona de 'salida' de la página, en la parte izquierda de las páginas pares, y en la derecha de las impares, por ser la zona con más impacto visual.





Pues bien, en estos tiempos cambiantes, difíciles, crisísticos y de publicidad menguante hemos descubierto hace poco un nuevo espécimen paginístico publicitario al que podríanos denominar, más que robapáginas, destrozapáginas.


 Robarla también la roba, la página, como podéis comprobar. Pero es que, además, la destroza, echando por tierra y limitando cualquiera de las posibles combinaciones que nos ofrece el diseño modular. Poco se puede hacer ante este... ¿cómo podríamos denominarlo técnicamente? 4X3+2x1+1x1. Dejémoslo mejor en destrozapáginas y terminamos antes.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Feliz (y luminosa) Navidad

Comenzamos a escribir el post con la luz apagada, ya sabéis. Para incluso así, medio a oscuras, desearos igual Feliz Navidad y un nuevo año 2014 que mejore o no empeore a este 2013 al que le quedan pocos días.




Claro que luego hemos pensado que mejor no vamos a dejar que nos la apaguen tan fácilmente y llenos de un optimismo tal vez temerario o ingenuo —cómo seguir adelante si no en un medio de comunicación impreso— la hemos encendido para dejarla así hasta que nos quede la última chispa de electricidad. Amigos...




Feliz Navidad y Próspero año 2014






lunes, 16 de diciembre de 2013

Poemas visuales (I)






















































ENTREVISTA: "Siempre estoy abierto al azar"
ENTREVISTA: "Jamás pensé que se despreciaría tanto a la cultura en España"




Natalia Carbajosa: Poesía y materia
"Poesía visual no es la que se ve: es la que se oye con los ojos" (Tomás Sánchez Santiago).


lunes, 9 de diciembre de 2013

Un texto, un dibujo y una fotografía

Un gran texto, un gran dibujo y una gran fotografía. Nada más. Y una de las mejores dobles páginas que hemos diseñado. Nos ayudaron el azar y el gran Ricardo Martínez. Nada menos.

Los medios de comunicación, tanto impresos como audiovisuales o digitales, teníamos ya preparadas coberturas especiales porque Mandela, uno de esos hombres irrepetibles, llevaba varios meses a punto de pasar a la inmortalidad. Sucedió en la noche del jueves al viernes como suelen suceder estas cosas, siempre de noche, tarde, en el cierre. Como todos, teníamos ya preparadas bastantes páginas... pero ésta, no.


Lo que sí estaba hecho de antemano era el genial dibujo del casi siempre genial Ricardo, de quien no nos cansamos de repetir la suerte que tenemos de compartir redacción con él. Por ser una persona tan encantadora —intenten encontrar alguien que pueda decir algo negativo de él, lo que sea, la más mínima queja, e intenten encontrar alguien que conociéndole no hable maravillas de él— y por ser uno de los mejores ilustradores de la prensa mundial.

Al día siguiente, viernes, y fiesta en España con un largo fin de semana 'constitucional' por medio, Ricardo apareció por la desangelada redacción para entregar el dibujo que ya tenía preparado. Esta ¿pequeña? obra maestra.



Y aquí es donde intervino el azar para terminar de echarnos una mano. Una mano azul, como la que dibujó Ricardo sin saber que las páginas en las que iría tendrían el azul, ese azul, como distintivo de páginas especiales. El sabía que en este día de fiesta su espacio habitual en opinión le correspondía a Idígoras y Pachi, con quienes se turna. A pesar de que él es a quien podríamos llamar el 'titular', y a pesar de la calidad de su dibujo, no quiso de ninguna manera 'quitar el sitio' a sus compañeros y nos lo entregó por si podía tener cabida en alguna otra página sobre Mandela. En cualquiera, ¿no?, aunque... dónde mejor que en la doble de apertura. Sobre la foto, el fotón, no hay que decir nada. Y el texto... leánlo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Diseña tu periódico y Newspaper Club te lo imprime

En 2009 Ben Terret, Tom Taylor y Russell Davis querían hacer un regalo especial a sus amigos, algo original y que pudieran guardar para siempre. Se les ocurrió hacer un periódico con los textos y fotos que sus amigos habían colgado en Internet durante el año 2008. Al proyecto le llamaron "Things our friends have written on the Internet 2008" (Cosas que nuestros amigos han escrito en Internet en 2008). Nada más emotivo y personal que ver tu trabajo impreso en papel "porque a la gente le sigue gustando el objeto físico, quieren seguir viendo sus textos impresos", reconocen los creadores en una entrevista con Wired.

Con esta idea en la cabeza, y una vez diseñado el periódico (un proceso, el de crear un periódico de cero, que llamaron "reducir los enemigos"), acudieron a una imprenta con la intención de obtener 50 ejemplares. Sin embargo, en la rotativa les dijeron que vale, que podían usar sus máquinas entre las impresiones de grandes tiradas (así evitaban parar las máquinas y volver a encenderlas, un proceso muy costoso), pero que la tirada mínima tenía que ser de 1.000 ejemplares. Lejos de achantarse por el número de copias tiraron para delante, al fin y al cabo tenían sus 50 copias; el resto las regalaron a todo el que la solicitara a través de su web.

Pero de esta [costosa] frustación nació un proyecto: que cada persona pudiera tener su propio periódico, desde 1 ejemplar hasta 10.000; desde una pequeña tirada para la familia a un más grande que abarcara un barrio entero o una distribución más ambiciosa. Era un proyecto que, a priori, parecía una locura. "Todo el mundo está corriendo en una misma dirección, así que alguien tenía que mirar en la dirección contraria", confiesan sus fundadores. "Los editores se vuelven locos con maquillar sus cuentas de resultados con productos digitales, mientras abandonan una experiencia de cientos de años imprimiendo", reflexionan, "aún cuando puede haber un punto de integración entre el papel y lo digital". Bajo esta premisa, con el mantra de que algunos están matando [antes de tiempo; o sin razón] al papel, nació Newspaper Club, un club con el soporte de la fundación 4iP.

Periódico impreso en newspaper club

Los inicios, como casi siempre, no fueron fáciles. Los requerimientos técnicos de los impresores suponían una traba para un proceso que ellos querían que fuera lo más rápido y sencillo posible.

Poco a poco consiguieron sortear los obstáculos. El primero de ellos lo han solventado desarrollando su propia herramienta de edición, ARTHR, que hace el proceso más sencillo y rápido a través de plantillas prediseñadas (o en blanco). Aunque también ofrecen plantillas en blanco para programas de edición profesional como Indesign o Scribus.


Solucionado el problema técnico, había que saltar al problema de la impresión. La solución fue agrupar los pedidos en el tiempo para optimizar la impresión y así conseguir un precio más económico. Al principio aprovechaban las ventanas de impresión entre dos grandes tiradas (así las rotativas evitaban el costoso proceso de parar y volver a encender la rotativoa), pero los pedidos fueron creciendo y ya tienen su propia ventana asignada. "Incluso alguna rotativa ha invertido en nosotros", dicen. Actualmente imprimen en digital (desde una copia) o tradicional (mínimo 300 ejemplares).

Un ejemplar impreso en newspaper club

Y por si hubiera alguna duda de la calidad de sus impresiones, Newspaper Club te manda una muestra del producto en el que estés pensando imprimir para que veas cómo quedaría la distinta gamas de colores, en distintos porcentajes y en distintos tipos y gramaje de papel. También con material impreso en blanco y negro o en color, fotografías y textos. Un periódico como el que tú quieres imprimir.

Wired impreso


Desde su creación han impreso más de cuatro millones de ejemplares de periódicos de todo tipo (algunos muy trabajados): recuerdos familiares, experimentos para la administración local como Data.gov.uk, o periódicos para medios como Wired. También diarios fotográficos o catálogos. Todo lo que quiera uno imprimir en papel prensa. Y por esto han sido premiados con el Design of the Year for Graphics en 2010 y por BIMA como avance tecnológico.


Pero hay un proyecto que requiere especial mención y es la colaboración entre Newspaper Club y The Guardian. Entre ambos han creado un periódico impreso con la sección The Long Good Read de la web de The Guardian. Este periódico se nutre sólo de artículos de esa sección (una especie de repositorio de grandes artículos que merecen una lectura reposada) seleccionados a través de una aplicación creada ad-hoc para la ocasión y editados en una versión adaptada de su herramienta ARTHR con las características tipográficas y de diseño de The Guardian.

El resultado es un periódico impreso de 24 páginas con 14 historias que sólo se distribuye en el #guardiancoffee, una cafetería creada a medias entre el periódico y la empresa de telecomunicaciones EE, donde se mezcla lo tradicional con las nueves tecnologías.

Un lugar donde poder disfrutar de un café y un periódico impreso en maravilloso papel prensa.

Larga vida al papel.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Periodiquerías (LVIII)





León (España, 2013) / María Benito





Tokio (Japón, 2013) / Rubén Martín 





San José (Costa Rica, 2013) / Nuria López 




Enviadnos fotos de vuestras "periodiquerías" antes de que todas sean iguales y se llamen iPad. Fotografiad esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.



Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires
Periodiquerías (XIV): Kabale (Uganda) - Honolulu (Hawai) - Filadelfia
Periodiquerías (XV): Zaragoza - Gerona - Pamplona
Periodiquerías (XVI): Miami - Nueva Delhi - Lima
Periodiquerías (XVII): Hollywood (Los Ángeles - USA)
Periodiquerías (XVIII): Cagliari (Cerdeña - Italia) - São Paulo - Parlamento Europeo (Bruselas)
Periodiquerías (XIX): México DF - Salzburgo - Buenos Aires
Periodiquerías (XX): Milán - Punta Arenas (Chile) - Cannes
Periodiquerías (XXI): Londres
Periodiquerías (XXII): Xian (China) - Assilah (Marruecos) - Bergen (Noruega)
Periodiquerías (XXIII): Damasco - Washington - Turku (Finlandia) - ¿Monumento al lector de prensa? Tampere (Finlandia)
Periodiquerías (XXIV): El Vaticano - St. Ives (Reino Unido) - Harvard (Estados Unidos)
Periodiquerías (XXV): Denia (España) - Seúl - Nápoles
Periodiquería de la Paz (XXVI): Pekín
Periodiquerías (XXVII): Como (Italia) - Oporto - Plasencia (España)
Periodiquerías (XXVIII): Pretoria (Sudáfrica) - Manchester - Aeropuerto de Heathrow (Reino Unido)
Periodiquerías (XXIX): Guayaquil - Valladolid - Avilés
Periodiquerías (XXX): La Habana - Aeropuerto de Ezeiza (Argentina) - Getafe
Periodiquerías (XXXI): Algeciras - Zamora - Gijón
Periodiquerías (XXXII): Melbourne - Ágreda (Soria) - Oviedo
Periodiquerías (XXXIII): Maranello (Italia) - Llanes (España) - Antigua Venta de Almadrones (Km. 103 de la Autovía A-2 Madrid-Barcelona, España)
Periodiquerías (XXXIV): Oslo - Huesca - Ribadesella (España)
Periodiquería del 15-M: Periodiquería 15-M (Puerta del Sol, Madrid, España)
Periodiquerías (XXXV): Atenas - Puerto de Mazarrón (España) - Aínsa (España)
Periodiquerías (XXXVI): Béjar (España) - Valencia - Jávea (España)
Periodiquerías (XXXVII): Montegordo (Portugal)
Periodiquerías (XXXVIII): Florencia - Split (Croacia) - Kaunas (Lituania)
Periodiquerías (XXXIX): Penang (Malasia) - Liverpool - Cancún
Periodiquerías (XL): Volterra (Italia) - Son Bou (Menorca) - 'El Molino' (Albacete)
Periodiquerías (XLI): Rovinj (Croacia) - Sanlúcar de Barrameda (España) - San Juan de Alicante (España)
Periodiquerías (XLII): Teherán - Bolonia - Monza (Italia)
Periodiquerías (XLIII): Santiago de Compostela (España)
Periodiquerías (XLIV): Pola de Laviana (España) - Pisa (Italia) - Pula (Croacia)
Periodiquerías (XLV): Rangún (Birmania) - Soria - Coca (España)
Periodiquerías (XLVI): Varsovia - Praia (Cabo Verde) - Copacabana (Río de Janeiro
Periodiquerías (XLVII): Chichén Itzá (México) - Cuzco - Vitoria-Gasteiz
Periodiquerías (XLVIII): Turín - São Paulo - Arequipa (Perú)
Periodiquería especial Huracán 'Sandy' (XLIX): Nueva York.
Periodiquerías (L): Valladolid (Yucatán, México) - Montevideo - Santander
Periodiquerías (LI): Taipei (Taiwán) - Colonia (Uruguay) - Viena
Periodiquerías (LII): Auckland (Nueva Zelanda) - Sigüenza (España) - Orozko (España)
Periodiquerías (LIII): Córdoba (España) - Lugo - San Vicente de la Barquera (España)
Periodiquerías (LIV): Especial Buenos Aires.
Periodiquerías (LV): Hoi An (Vietnam) - Marrakech (Marruecos) - Sidney
Periodiquerías (LVI): San Lorenzo de El Escorial (España) - La Granja de San Ildefonso (España) - Benaske (España)
Periodiquería (LVII): Especial #BostonMarathon

lunes, 25 de noviembre de 2013

De partituras, comunicación visual y 'conclusiones'

Este es el típico artículo del que muchos dirán que "no tiene nada que ver con el diseño", y al que de antemano contesto ya con la típica respuesta, mil veces repetida aquí, de que el diseño tiene que ver con todo. Porque todo se diseña, de todo se habla y se comunica, y nosotros nos dedicamos a comunicar contenidos —periodísticos en nuestro quehacer profesional, aunque no sean de los que trato hoy— de la manera más eficaz. De comunicación visual es de lo que hablo, no de música. Aunque también.



Seguro que muchos habéis visto esta curiosa e ingeniosa comparación entre una partitura de Beethoven y otra del bueno de Justin Bieber circulando estos días por internet. Me la encontré también publicada en La Gran Imprenta, ese gran blog que ya os hemos recomendado y que figura en nuestra galería de enlaces, y ello dio lugar a una pequeña y apasionante discusión musical entre su editor y yo en tuiter.



Esas dos partituras juntas son una gran idea desde el punto de vista de la comunicación visual, y por eso ha resultado tan difundida en la red. Tremendamente eficaz porque no hace falta leer nada, ni siquiera tener la capacidad de leer música —es muy pequeño el porcentaje de quienes saben solfeo— para que entendamos con un sólo golpe de vista la complejidad, e incluso la profundidad, y hasta la 'superioridad', de la música de Beethoven, frente a la simpleza, que no es lo mismo que simplicidad, de la música que canta Bieber... que casi se queda en este esclarecedor vistazo sin serlo, sin ser música. Y decimos "canta" porque en realidad no es música de Justin Bieber, no es suya la partitura mientras que la de Beethoven, sí. Motivo éste, el de no componer sus canciones, por el que incluso le han llamado públicamente "gilipollas". Claro, todos los que cantan, o cantamos, canciones que no hemos compuesto nosotros, lo somos.

Viendo estas dos partituras no necesitamos que nadie tenga que explicarnos nada más, ni que nos hablen de corcheas, ritmo, contrapunto o armonía. Está todo ahí, se ve, de manera que somos nosotros mismos quienes podemos extraer nuestras propias conclusiones.

¿Seguro?

¿O más bien extraemos las conclusiones que previamente ya tenían quienes decidieron seleccionar esas dos partituras en concreto si no establecemos un juicio crítico? Porque la comunicación visual es tan eficaz como peligrosa ya que no solemos someterla al mismo rigor crítico que hacemos con las palabras, escritas o habladas, que nos intentan manipular. Y es que quien seleccionó la 'compleja' partitura de Beethoven bien pudiera haber seleccionado esta otra suya...



...que es ni más ni menos, y en toda su extrema sencillez, la melodia del himno a la alegría incluido en el cuarto movimiento de su Novena Sinfonía, una de las más altas creaciones musicales de todos los tiempos. Si ahora comparamos de nuevo dos partituras, ésta de Beethoven y la anterior de Bieber, ¿qué conclusiones sacamos? Si casi parece más 'compleja' la compuesta para mayor gloria del ídolo juvenil que la del genial alemán. ¿Nos atreveríamos a decir que son músicas parecidas porque las partituras aparente y visualmente lo son para los profanos del solfeo?



Tal vez sea esa falta de sentido crítico ante una 'evidencia' que tenemos delante de los ojos la que ha llevado ya a algunos a apresurarse en 'sus conclusiones'. Curiosamente, las mismas conclusiones letra por letra, puntos y comas incluidos, aquí, aquí, aquí... Parece que internet es muy dado a repetir conclusiones, incluso de manera literal. Claro que, para "simpleza", la de las propias 'conclusiones'. Hasta el director de una de esas publicaciones, hombre cordial al quien conozco desde hace mucho, llegó a enlazarlo como muestra de la 'decadencia' cultural, de cómo se está empobreciendo la música y, sobre todo, de cómo degeneran y se empobrecen los espectadores o 'consumidores culturales', alarmado e indignado porque a pesar de esta evidencia en las partituras que todos podemos ver, el gran Beethoven "murió en la miseria", injustamente olvidado, y Justin Bieber es famosísimo y muy rico. Y... tampoco.

Beethoven pudo morir en una mala situación económica, pero era un hombre respetado y poderoso, cualquier cosa menos "olvidado". Ganó dinero aunque "muriese con deudas" —esperemos a ver cómo termina la ahora boyante cuenta corriente de Bieber— y disfrutó el éxito en vida, el estreno de su Novena Sinfonía es posiblemente el de mayor éxito de una obra orquestal de todos los tiempos, saliendo a hombros del teatro.Su fama, y sobre todo su música, será 'inmortal' mientras exista nuestra especie y nuestra cultura. Mientras que al bueno de Bieber no se le recordará más allá del tiempo que esté de moda. No es precisamente un caso de absoluta 'injusticia' para con el arte y la música el de estas dos partituras. ¿Cuántas veces se va a interpretar cada una de ellas? ¿Qué músicos de todos los tiempos, los mejores de cada momento actual y por venir, va a interpretar esas partituras? Porque tengo la impresión de que sólo lo van a hacer con una de ellas. ¿La de Justin Bieber?

Comparar elementos que no son comparables es la forma más burda y utilizada de manipulación, las famosas peras con las manzanas. Comparar una de las cimas de la música culta de hace dos siglos con música popular de ahora, famosa no precisamente por su calidad musical sino por otros elementos ajenos a la propia música en sí... Lo hizo una ridícula fan de Bieber, y se equivocó, como se equivoca quien pretende corregir eso ahora. Compare el señor, o la señora, de la ingeniosa idea, ya que se pone, música culta de entonces con música culta de ahora, partituras de Beethoven con partituras dodecafónicas, por ejemplo, a ver si es verdad que desde el absurdo punto de vista visual de alguno de los que ha extraído 'conclusiones' perdemos 'complejidad':

Pues se trata de un solo de flauta. Brian Ferneyhough, 'Unity Capsule' (1975-76)




Y compare el señor, o señora, de la comparación la partitura de Bieber con la de la música popular del siglo XVIII, alguna cancioncilla bailable en las fiestas de los pueblos, y luego hablamos, o las cantamos, a ver si han ido a peor o a mejor. O compare también entonces esa música popular de la época de Beethoven con otra música popular actual que sí busque la excelencia, que la hay (ahora sí; posiblemente entonces, no, por eso de la degeneración):



¿Ha progresado la música popular?¿La música en sí? ¿Ha ido a mejor? ¿A peor? O a nada. Porque comparar partituras para quien no sabe leerlas —que es a quien iba dirigida esta curiosa y eficaz forma de comunicación visual— no sirve para nada. O más bien no sirve para lo que nos repiten que sirve quien ha extraído 'conclusiones' por nosotros. Nos ha servido, eso sí (tipografía musical aparte, que ese es otro tema, y apasionante) para discutir de música en tuiter —actividad muy gratificante— y para escribir este artículo, posiblemente demasiado largo, demasiadas notas, demasiados compases... sobre partituras, comunicación visual y 'conclusiones'.