No es fácil vivir alegrías colectivas en España, por infrecuente, o porque sufrimos lo contrario desde hace... ¿desde cuándo? Por eso resulta especialmente emocionante para nosotros poder escribir aquí, en encajabaja, que somos... ¡campeones del mundo!
Y si de vivir una alegría colectiva se trata, nada como la redacción de un periódico para hacerlo. Incluso abrazados a nuestros hijos en casa, algunos de nosotros, nos abrazamos a la vez en la distancia con todos los compañeros del periódico que en ese momento gritaban, abrazados también, en la avenida de San Luis de Madrid cuando ese genial y humilde chaval de pueblo culminara la labor de un genial y humilde grupo de futbolistas para hacernos a todos... ¡campeones del mundo!
Han tenido que pasar unas cuantas horas ya para que podamos escribir esto, emocionados todavía, porque desde que Casillas levantó la copa del mundo de fútbol no hemos dejado de hacer páginas empujados por ese incontrolable subidón de adenalina que te lleva en volandas cuando eres consciente de que estás maquetando un pedazo de historia... de que somos ¡campeones del mundo!
Y nos volvimos todos locos. Y los periódicos cayeron del cielo de la redacción, como en una balada de otoño. Y quisimos salir corriendo, gritando tu nombre, España, y perdernos orgullosos por los callejones de la memoria. Y muy de madrugada conciliamos el sueño, con la sonrisa plena de quienes se sienten por primera vez ¡campeones del mundo!
No es fácil para quienes nacimos en España vivir alegrías colectivas como no es fácil escribir de manera colectiva, pero hoy teníamos que hacerlo en encajabaja, varias manos juntas tecleando una sobre otra que somos... sí.
Fotos de Luis Blasco, Mario Benito y de nuestro muy querido amigo José María Muñoz Rosa que ayer estuvo con nosotros, una vez más, en la redacción del diario El Mundo de Madrid
Y si de vivir una alegría colectiva se trata, nada como la redacción de un periódico para hacerlo. Incluso abrazados a nuestros hijos en casa, algunos de nosotros, nos abrazamos a la vez en la distancia con todos los compañeros del periódico que en ese momento gritaban, abrazados también, en la avenida de San Luis de Madrid cuando ese genial y humilde chaval de pueblo culminara la labor de un genial y humilde grupo de futbolistas para hacernos a todos... ¡campeones del mundo!
Han tenido que pasar unas cuantas horas ya para que podamos escribir esto, emocionados todavía, porque desde que Casillas levantó la copa del mundo de fútbol no hemos dejado de hacer páginas empujados por ese incontrolable subidón de adenalina que te lleva en volandas cuando eres consciente de que estás maquetando un pedazo de historia... de que somos ¡campeones del mundo!
Y nos volvimos todos locos. Y los periódicos cayeron del cielo de la redacción, como en una balada de otoño. Y quisimos salir corriendo, gritando tu nombre, España, y perdernos orgullosos por los callejones de la memoria. Y muy de madrugada conciliamos el sueño, con la sonrisa plena de quienes se sienten por primera vez ¡campeones del mundo!
No es fácil para quienes nacimos en España vivir alegrías colectivas como no es fácil escribir de manera colectiva, pero hoy teníamos que hacerlo en encajabaja, varias manos juntas tecleando una sobre otra que somos... sí.
Fotos de Luis Blasco, Mario Benito y de nuestro muy querido amigo José María Muñoz Rosa que ayer estuvo con nosotros, una vez más, en la redacción del diario El Mundo de Madrid