jueves, 29 de abril de 2010

La guerra eterna

"A comienzos de la ocupación me dirigí en coche a Faluya después de que un helicóptero norteamericano hubiera caído a un campo de judías. Cuando llegué pude ver sus restos, fragmentos retorcidos de metal arrancado, esparcidos por las filas de judías. Había sido un Chinook grande, de los que llevan dos rotores. Dieciséis marines y soldados estadounidenses habían ido en su interior, se dirigían a sus permisos de mitad de período. Los insurgentes lo habían alcanzado con un misil. Me encontraba de pie al borde del campo de judías, con un grupo de colegiales iraquíes, tratando de buscar un sitio desde donde poder ver mejor. Los americanos habían acordonado el lugar de la caída, y un par de Humvees subían con estruendo por la misma carretera de tierra en la que estábamos. Al pasar junto a nosotros, uno de los estadounidenses metió la mano en una bolsa y arrojó un puñado de dulces.
-¡No lo toques, no lo toques! -chillaron los niños iraquíes-. Es veneno de los norteamericanos. Te matará."

Aunque por definición la intrahistoria de la que habló Unamuno es lo que ocurre al margen de la historia oficial, de la Historia que se escribirá en libros, aquello que no publican los medios de comunicación, es precisamente esta intrahistoria de la vida privada de la gente, más real tal vez que la que lleva mayúsculas y formada por miles de microhistorias que unidas son lo que en realidad sucedió, lo que está sucediendo ahora, todo eso de lo que no se escribe, es de lo que escribe Dexter Filkins, corresponsal de guerra de The New York Times, en un libro brutal publicado por la editorial Crítica con el título de "La guerra eterna. Partes desde la guerra contra el terrorismo".



Un libro que no es la consabida recopilación de artículos publicados antes, sino la esencia de 561 libretas de apuntes tomados por este periodista, "el más grande de los reporteros de guerra de esta generación", durante nueve años de su vida en Afganistán y en Irak, en el que me dejan sin aliento tanto las atrocidades de los talibanes como las cometidas por los soldados norteamericanos con los que entró en Bagdad. Porque Filkins escribe con un sorprendente distanciamiento, no está en los vehículos acorazados americanos, codo con los codos de los muchachos que luchan por la libertad y la democracia, ni entre los pueblos invadidos por el imperialismo, a pesar de ser un enviado del NYT.

No hay buenos ni malos, o los hay, pero no están juntos en un bando sino mezclados en ambos: asesinos dogmáticos de Al-Qaeda para quienes los fines son lo único y los medios no es que se ignoren, es que no existen; frente a implacables militares norteamericanos que ordenan quemar con bombas un barrio entero para acabar con alguien desconocido que tal vez viva allí y que mató a uno de sus hombres... para después repartir cientos de miles de dólares en proyectos de reconstrucción y pretender ganarse así las simpatías locales.

"¿Por qué votar siquiera?, le pregunté a Saadi. ¿Por que no quedarse en casa sin más?
Ella me fulminó con la mirada.
-He votado para impedir que mi país sea destruido por sus enemigos -dijo Ella. Hablaba inglés sin acento.
¿Qué enemigos?, le pregunté a Saadi. ¿A qué enemigos se refiere?
Ella empezó a temblar.
-Vosotros, vosotros destruisteis nuestro país -dijo Saadi-. Los norteamericanos, los británicos. Lamento ser descortés. Pero vosotros destruisteis nuestro país, y lo llamasteis democracia.
-Democracia -añadió-. Sólo es hablar."



Además de escalofriantes relatos sobre los horrores de la guerra, como la del soldado Jake Knospler, pinchadiscos no oficial del pelotón y admirador de Johnny Cash, a quien "se parecía un poco, con su mandíbula grande y cuadrada, que aquella granada le voló", nos cuenta también las condiciones de su trabajo periodístico. "Me obsesionaba la electricidad, o mejor dicho, la falta de ella, por el miedo a que se agotaran las baterías", confiesa este reportero finalista del premio Pulitzer por sus crónicas desde Afganistán. "Tenía que pensar en mi teléfono vía satélite y en mi ordenar portátil, y Ash (el fotoperiodista australiano Ashley Gilbertson) en sus cámaras digitales. Llevaba todo tipo de artilugios para aprovechar cualquier fuente que pudiera encontrar, y una de ellas eran las baterías de los coches. Después de que los marines tomaran la mezquita de Mohammadiya, salí corriendo a la calle con mis pinzas de batería y mi transformador; era, hasta donde yo alcanzaba a ver, el único ser humano que había allí, y levanté el capó de un coche acribillado a balazos. Me preocupaban los francotiradores. La batería del coche estaba descargada. Regresé corriendo al interior."

O nos confiesa de manera abrumadoramente sincera la naturaleza de sus fuentes de información cuando habla de Ahmed, de quien dice que "a veces tenía la perturbadora sensación de que me estaba mintiendo. No era que la gente que me traía fuera poco fiable: sus historias siempre cuadraban (...) pero es un axioma del periodismo que las mejores fuentes son a menudo gente de reputación marginal. ¡Señor! -solía decir Ahmed-, tengo una historia para usted: una historia fantástica! Casi siempre la tenía". Dudas que surgen para Filkins porque todo funciona alrededor del dinero, y por dinero se dice la verdad, pero mucho más se miente. "Nunca se le levantaban más las cejas", dice de su fuente, "que cuando yo contaba billetes de 100 dólares y se los entregaba en mano".

Agnafistán, Irak... y Nueva York. Dexter Filkins está en la gran urbe norteamericana cuando suceden los atentados terroristas de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001. En estos "Partes desde la guerra contra el terrorismo" escribe que "lo primero que pensé fue que había vuelto al Tercer Mundo. Mis compatriotas iban a pensar que esto era lo peor que había sucedido en toda la historia, el final de la civilización. En el Tercer Mundo este tipo de cosas pasaban todos los días".

No voy a caer en el tópico de decir que este libro es de lectura obligada para periodistas, porque quienes debieran de hacerlo a la fuerza son aquellos gobernantes que en este nuevo siglo que no nos ha traído ni mucho menos un mundo nuevo y mejor, deciden enviar hombres a matar y a morir en Afganistán, en Irak, o en cualquier otro lugar de esta Tierra nuestra en la que debe resultar imposible encontrar ya donde no haya caído en algún momento una bomba.

Eso sí, esta Guerra eterna apenas tiene hueco para leerse ya en los periódicos, porque este es un claro ejemplo de lo que nos decía hace muy poco ese otro gran periodista español que es Enric González en una entrevista de caspaTV que reprodujimos también íntegra aquí, en encajabaja: "La prensa escrita ha renunciado a la profundidad y el periodismo de calidad se está publicando en libros. Los periódicos se están quedando en un terreno de nadie, entre lo inmediato, donde los nuevos medios le dan sopas con ondas, y lo duradero, que está en los libros". También habla de la necesidad de ir hasta los lugares donde suceden los acontecimientos, para una vez allí, empaparse del lugar, de lo que sucede, y poder después contarlo.

Como Dexter Filkins en este libro de puro periodismo de calidad, tanta y tanto que le exigieron un altísimo precio. "Yo salí mejor parado que muchas de las personas sobre las que escribí en este libro; aun así, durante el transcurso de los acontecimientos que se describen aquí, perdí a la persona a la que más quería. La guerra no se la llevó a ella; se me llevó a mí."

lunes, 26 de abril de 2010

Diseñario 2.0 (XXVII)

Hasta la atalaya donde se refugia el escurridizo Comité de Expertos del Diseñario llegan rumores de peligrosos percances en cosos de grana y oro. Percances que ponen en la picota la vida de un ser humano. Sin embargo, y como el Comité sólo se encarga de redactar la obra ireverrente, colectiva y abierta a vuestra participación que es el Diseñario, sus miembros no entrarán en polémicas sobre si sí o si no. Simplemente desean que aquellos que sufren heridas se recuperen con prontitud y puntualidad para sus próximas citas.





Free-lance. En una traducción literal al castellano, significa autónomo. Es decir, la pesadilla de cualquier trabajador español. Yendo un poco más allá, y traslandándolo al ámbito periodístico, quiere decir independiente. Pero independiente de nómina, tú te lo guisas tú te lo comes. No independiente de Estado Federal Asociado, no nos vayan a entender mal.
Quienes optan por esta opción, dicen que es duro, pero que en el fondo merece la pena por la libertad que te permite, aunque siempre tienes la incertidumbre de saber si llegarás a final de mes.
El free-lance es un periodista que no depende directamente de ningún medio y que vende sus temas al "mejor postor". Esto es, hoy se lo vende a fulanito y mañana a mengano, con la libertad de seleccionar el tema que más le motive con el enfoque que más le interese. Sin tener que rendir cuentas a nadie y con la teórica libertad de poder decir cosas que bajo nómina no serían recomendables.
Ser independiente tiene sus ventajas: te buscas tus propios temas, no tienes las ataduras de los horarios, no tienes que ir a la oficina ni vestir con traje y corbata. Además, viajas donde quieres, como quieres y con quien quieres (también se puede sustituir querer por poder). Pero también tiene sus inconvenientes: no tienes la seguridad de que al final de mes tu cuenta subirá unas cuantos euros; si se cansan de ti, se olvidan de llamarte; si te pones enfermo, no puedes salir a la calle, no puedes buscar tus temas, no los puedes vender y tu cuenta no sube unos cuantos euros. Además, ser freelance suele ser sinónimo de no estar bien pagado, aunque hay excepciones, como en todo.
En el mundo periodístico, se puede ser free-lance tanto con la pluma, con la cámara, el ratón o el pincel. Esto es, escribiendo, fotografiando, diseñando o dibujando. Y muchas veces todo junto con tal de sumar unos euros a final de mes.

Freehand. Programa iniciático en esto del dibujo vectorial a ordenador. Perteneció a la casa Macromedia hasta la compra y absorción de la compañía por parte de Adobe. Hasta ese momento, era el standard para crear ilustraciones, dibujo vectorial o gráficos. Tras la compra por Adobe, el programa quedó descatalogado y el nuevo programa standard es Illustrator, que viene a ser, básicamente lo mismo, aunque mucho más desarrollado y con integración en los otros programa de Adobe, lógicamente, que para algo lo venden todo junto.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
Diseñario 2.0 (XXVI): fotero-fotón.

viernes, 23 de abril de 2010

La crisis del periódico del ¿futuro?

Es cierto que merecían más, mucho más, de lo poco que han tenido, teniendo en cuenta además que el futuro era suyo. Que abrían nuevos caminos que el conjunto de los diarios impresos mundiales deberían seguir si querían sobrevivir, porque ellos eran los periódicos del futuro. O es que tal vez no lo fueran. O sí, pero sólo del futuro. No del presente.



El periódico griego Eleftheros Typos y el portugués I fueron elegidos como los diarios europeos mejor diseñados en 2007 y en 2009, respectivamente. En ambos casos se destacó de manera prácticamente unánime que la propuesta de estos diarios era casi "visionaria", el futuro de la prensa en papel. Pero, lamentablemente, Elefteros Typos (Prensa Libre) tuvo que cerrar en junio de 2009 porque se trataba de un "medio de información que no está pensado para funcionar con grandes pérdidas" según su editor; mientras que nos enteramos la semana pasada de que el novísimo diario lisboeta I atraviesa graves problemas debidos a su "bajísima capacidad para generar ingresos", según confiesa su director en una durísima carta de dimisión en la que afirma sentirse "defraudado" por haber vinculado su nombre y prestigio a este proyecto. Carta que os reproducimos por cortesía de nuestros amigos de Paper Papers, uno de los blog de referencia en lo que a la prensa se refiere en lengua castellana, como ya os hemos dicho en alguna ocasión anterior y seguramente volveremos a hacer en otras próximas:

CartaMartimAvillezFigueiredo

Ninguno de ellos es rentable, pues. Pero aun así, estamos seguros de que habrá "consultores" y gurús con la suficiente cintura y habilidad para el regate en corto como para justificar que los periódicos del futuro no lleguen a ver el futuro asegurándonos, aleccionándonos, guiándonos, diciéndonos, por ejemplo, pues que se han adelantado a su tiempo... socorrido argumento donde los haya y que ninguno de nosotros, y de vosotros, ha escuchado todavía, ¿verdad? Y no les faltará razón, porque si eran periódicos del futuro... ¡el futuro todavía no ha llegado! En realidad, no lo hace nunca porque lo que siempre llega es el presente.







Elefhteros Typos, independientemente de sus contenidos que nunca pudimos valorar por evidentes razones lingüísticas (y resulta tanto una absurda paradoja como una temeridad valorar un diario sin conocer sus contenidos, además de una labor imposible el saber de esta manera si un diseño periodístico es acertado o no) siempre nos pareció un diario magnífico, un gran proyecto. De una apabullante elegancia formal que según nos comentó en persona su máximo responsable de diseño, Spiros Polikandriotis, debía estar puesta al servicio de unos contenidos, que también debían ser nuevos, "hay que cambiar el alma a los periódicos", proponía este periodista visual. Y peleaba cada día para que sus diseñadores hiciesen periodismo. La idea era impecable y las cifras de ventas aumentaron en los meses posteriores al cambio. Pero el proyecto fracaso, según Spiros porque los editores abandonaron esta propuesta inicial para volver a hacer el diario de siempre, y suponemos nosotros también que por no estar dirigido al mercado adecuado. Como bien dice Herminio J. Fernández en Cuatro Tipos "cuando sopla el viento los primeros árboles en tambalearse son los más jóvenes; bellos, sanos, llenos de futuro, pero con las raíces menos profundas". Llenos de futuro, pero vacíos de presente.







Aunque a primera vista se pudiera pensar que el caso del diario I (diseñado, al igual que Eleftheros Typos, por el genial Javier Errea) es el mismo que el del diario griego, yo sin embargo no lo veo así.
En primer lugar, el diseño de I puede resultar, y de hecho resulta, espectacular en la pantalla de un ordenador. Pero impreso en papel... ya es otra cosa, bastante menos espectacular, algunos peldaños por debajo.

En un quiosco lisboeta del barrio de Belém, justo enfrente de la mundialmente famosa pastelería Casa de los Pastéis de Belém, pregunté al que resultó ser un amable quiosquero por los periódicos de la ciudad. Me habló primero, y con entusiasmo, de Público (el portugués, anterior al de aquí, diseñado por super Mark Potter, de quien por cierto supimos hace poco que dejaba The Guardian donde tantos éxitos y renombre cosechó gracias a su trabajo en el que posiblemente sí que es el periódico mejor diseñado del mundo, si tal cosa puede afirmarse), y me habló también del Diario de Noticias, diciendo entre sonrisas que "vende más, pero dice muchas mentiras". Me interesé por más periódicos y terminó enseñándome todos (la cola de la pastelería es siempre muuuuy larga), todos... menos I. Cuando le pregunté por él, comenzó a rebuscar entre pilas de diversos impresos hasta que dio con un ejemplar del día. "Es que esto no es un periódico", dijo entonces. ¿Y se vende?, volví a preguntar. "No."



Lo compre junto con un ejemplar de Público y corrí hacia los pasteles de Belém, recién hechos, con la misma sensación que me había confesado el quiosquero. Aquellas paginitas que llevaba bajo el brazo, pequeñas, apenas algo más grandes que una revista pero impresas en papel prensa de baja calidad, embadurnadas de tinta por los enormes fondos de color... no eran un periódico. Más aún cuando en la otra mano sujetaba un soberbio ejemplar de Público que por ahora parece aguantar merced a que sus contenidos, que es de lo que hablaba el quiosquero, sí están a la altura de lo que demanda su "público".





Portadas del diario "Publico", de Lisboa, de esta semana. Un periódico del presente... al que también vemos en el presente del futuro.

Sobre I, los escasos comentarios que hemos podido leer en lo referido a sus contendios es que le "le falta calle y perder vários tiques pseudo cosmopolitas", así como de estar más pendiente de Nueva York que de Portugal, país al que no hace mucho caso extramuros de Lisboa.

Parece que ni nuestro admirado Eleftheros Typos, ni el jovencísimo I vayan a ser quienes salven a los periódicos de papel, eso queda ahora, según las últimas adivinaciones, en manos del iPad. O directamente no tienen salvación, como profetizan otros con quienes no estamos en absoluto de acuerdo, motivo por el cual trabajamos y leemos y analizamos cada día periódicos del presente con el afán de llevarlos al presente del futuro, como ha sucedido con algunos de los periódicos desde que existen, los mejores claro está. Y no es la primera vez que nos fallan los salvadores, ¿eh?, antes que en estas propuestas de futuro sin lugar en el presente, la salvación de la prensa impresa estaba en manos de los diarios gratuitos... esos a quienes se llevó por delante los primeros coletazos de la crisis. Antes que a ninguno.

jueves, 22 de abril de 2010

Adiós a Samaranch


Mira que es difícil poner de acuerdo a los periódicos. Son pocos aquellos que consiguen que todos los periódicos se deshagan en elogios. Y son muchos menos los que consiguen que todos le dediquen la portada el día que fallecen. Juan Antonio Samaranch es uno de ellos.



Ayer falleció a los 89 años y el mundo del deporte y el olimpismo se tiño de luto. Tan de luto que casi todos los periódicos le dedicaron, en su primera página, elogios de toda clase (Papa del deporte; Inmortal; Señor de los Anillos, etc.). Y algunos hasta un Documento especial de ocho páginas, como es el caso de El Mundo.


Pero si hay algo curioso ha sido las dos dobles páginas de esquelas que La Vanguardia ha publicado hoy. En total treinta pésames de instituciones, empresas y amigos para despedir a la figura que trajo los Juegos Olímpicos a Barcelona y casi lo consiguió con Madrid.

miércoles, 21 de abril de 2010

¡Eureka! Ciencia y salud para todos

La variada oferta dominical de EL MUNDO se amplía con el suplemento ¡Eureka! que aglutina al clásico suplemento de Salud y una renovada oferta científica que incluye, mejora y jubila a partes iguales al suplemento Natura. De esa unión surge este Eureka, notable suplemento de contentido muy interesante y enormemente vistoso, pero que supone un nuevo reto para la sección de diseño: la informacion científica en general, la de salud en particular, resulta terriblemente difícil de ilustrar en un periódico. Si queremos ser originales, sorprender al lector y no terminar repitiéndonos, o directamente, cayendo en el ridículo más espantoso, nos vemos obligados a rompernos la cabeza en cada página, intentando sacar petróleo visual de donde, a veces, no lo hay. Pero con trabajo, imaginación y la colaboración de todos, redacción, diseño, infografistas e ilustradores, Eureka va cogiendo forma, poco a poco.. Y no pinta nada mal.


En las portadas se comprueba el original tratamiento visual de los temas...

En las dobles. la apuesta por la imagen es evidente...
El buen uso de la infografía y la ilustración, un rasgo distintivo de EL MUNDO, es imprescindible en ¡Eureka!

Este señor es el encargado de recibir a los extraterrestres en España. ¿Y eso como se ilustra?




Añadir imagen

Dos aperturas de SALUD con ilustraciones de ese genio absoluto llamado Raúl Arias.
La tipografía hace el resto...



SALUD cambia su aspecto y se integra en el suplemento. Enorme salto visual para un clásico de nuestros suples...



La contraportada con el enfermo famoso. Dicen que mal de muchos...

martes, 20 de abril de 2010

Saladino se "esconde" en Madrid

La casa árabe en Madrid, frente al Retiro

Paseando por Madrid uno puede encontrar pequeñas joyas. Estatuas desconocidas, callejones con historia o interesantísimas exposiciones sin un alma entre sus pasillos. Justo frente al Retiro, por la parte de la Calle Alcalá, está la Casa Árabe en Madrid. Un edificio más de no ser por sus caracteres arábigos y la torre-reloj que lo culmina. Sería un fijo en todas las guías, pero estar delante del parque español más famoso del mundo es un hándicap que pocos pueden superar.

Joe Sacco está presente en la exposición con su cómic Palestina

Una pena, porque en su interior alberga una curiosa exposición. "De Saladino a Sherezade: Oriente en cómics", se titula. Podríamos decir que es una exposición de cómics (de las pocas que se hacen en Madrid). Y lo es. Peor es algo más que eso. Es todo aquello que evoca cuando oímos Oriente: cultura, simbología, costumbres, miedo, exotismo. Es, también, todo eso. Desde nuestra perspectiva y desde las páginas que hemos manoseado hasta la saciedad.

El Gran Visir Iznogud

En sus dos salas se dan cita, hasta el 16 de mayo, El Capitán Trueno, Corto Maltés, El Capitán América, el Gran Visir Iznogud o el malvado Ming (de Flash Gordon), entre la pléyade de personajes de historietas que han poblado, y pueblan, los cómics de hoy, ayer y mañana.


Cada uno de ellos sirve de ejemplo para tratar diversos temas, desde cómo se veía a Oriente en los primeros albores del género, con el miedo a la desconocidos y los bandidos vistiendo turbante hasta el paisajismo típico de la zona que dibujaban y tintaban en historias como la de Yesmina la pirata.

Y, como no, la política. Desde la raíz del cómic, simple en trazo y texto, hasta el más complejo, en la forma y en el fondo. Con Saladino negociando la (no) entrada de Ricardo Corazón de León en los Santos Lugares, hasta la intifada Palestina de mano del cómic-periodista Joe Sacco.


La religión está presente también, como no podía ser de otra manera tratándose de Oriente (tanto lejano como próximo), la zona más fervorosa en cuanto a religión se trata. Cruzados, herejes o Tierra Santa se mezclan en la sala y dan una visión del crisol y de la complejidad del tema. Aunque, eso sí, con un trazo más bello que el que, desgraciadamente, estamos acostumbrados a ver en los telediarios. Por eso, siempre seremos chavales de cómic.

lunes, 19 de abril de 2010

Diseñario 2.0 (XXVI)

Envueltos en una nube de humo, polvo y cenizas salida del mismo centro de la Tierra al que viajaron los viajeros de Julio Verne, los motores del Diseñario resisten, de momento, y vuelan hasta el único lugar abierto a vuestra participación, colectivo e irreverente dedicado al diseño periodístico y la prensa en general.





Fotero. En el argot de una redacción, ese que califica a los personajes más pintorescos y canallas de la profesión, un fotero es un tipo que hace fotos. Pero no hay que confundirlo con un fotógrafo. Un fotógrafo puede estar tan tranquilo en un estudio, o haciendo reportajes de modelos en bañador para la revista Sports Illustrated. Un fotero es una criatura libre, rebelde y algo fanfarrona que moriría si estuviera encerrada en una redacción. De hecho, muchos grandes foteros se han perdido para la causa al quedar confinados tras escritorios de redacciones por todo el mundo. Porque un fotero está pensado para estar en la calle, seguir las noticias y según sea de bueno, para llegar a los sitios casi antes de que pasen las cosas y capturar la realidad a través de su particularísima mirada...
De película o digital, el fotero es una de las figuras clave en una redacción. Porque hacer su trabajo bien es algo realmente complicado. No se trata sólo de llegar a tiempo a los sitios, o de tener esa especie de superpoder por el que siempre suceden cosas cuando están "pasando por ahí", sino que luego hay que traer la foto. Y eso es lo que diferencia al auténtico fotero de un fotógrafo o incluso de algún jovencillo con pinta de estrella del punk. Para ser fotero no basta con llevar chaleco multibolsillo, ni pantalones de cuero. Para ser fotero tienes que poder sacar LA foto, la mayor parte de las veces en un único disparo, mientras te abres paso a codazos para ganar la posición entre otros ejemplares de tu propia especie y después conseguir que no salga la foto movida a pesar de que los codazos siguen... porque la información no suele dar segundas oportunidades. Es decir, no se trata de hacer buenas fotos, sino de saber a qué se dispara con la cámara. El fotero es un cazador urbano de información, una especie de furtivo de la imagen. Un tipo unido a una cámara de fotos, o a varias. Alguien con una habilidad única para congelar la información a través de su objetivo. Alguien que mete el mundo dentro de una redacción en un trozo de papel, en una película sobreimpresionada o en una tarjeta de memoria.

Fotolito. Soporte plástico sobre el que se efectúa la copia de una imagen o texto, de toda una página, con el fin de hacer después con él una plancha para que sea reproducida. O se efectuaba, porque ahora los ordenadores graban directamente las planchas de impresión para las rotativas sin ese paso intermedio que antes era el fotolito, o los cuatro fotolitos en el caso de las páginas en color, ya sabéis, uno para el cian, otro para el magenta, otro para el amarillo y otro más para el negro.

Fotón. Aunque los físicos llamen así a las partículas mínimas que componen la luz, en realidad quienes trabajan en un periódico saben que un fotón, aunque también está hecho de luz, es otra cosa muy distinta de una partícula o de una parte. Un fotón es un todo.
Además, todo fotón lleva siempre dentro de sí una peculiar característica que nos indica que aquello es un fotón: incorporan un dispositivo entremezclado en sus píxeles o en los antepasados haluros de plata, todo esto de manera teórica porque tal mecanismo aún no ha sido desentrañado, que impide el que determinadas gentes lo vean. No al fotón. Sino que sea un fotón. Son ese tipo de periodista que nadie sabe exactamente de dónde ha salido y que ante una evidencia visual incontestable, llena de fuerza, composición e información -un fotón no es más, ni menos, que eso- te sueltan con gesto embobado, o bovino, que "pues a mí me gusta más esta otra foto" a la vez que miran hacia lo que ya hemos denominado en otras ocasiones "la foto del cuñao". Sí, ése, el que se compró una réflex digital y te dice que te pongas junto al espejo para sacarte junto a tu propio reflejo, flashazo incluido, convencido de estar reinventado el arte fotográfico.
En lo relativo al diseño periodístico, un fotón es una garantía de buena página... siempre y cuando caiga en buenas manos. Con una mala foto, lo más que se puede hacer con mucha pericia y oficio es una página menos mala. Pero no sucede lo contrario con un fotón si quien se encarga de ponerlo en página tiene, por ejemplo, la nefasa idea de darlo junto a otras fotografías... ¡Nunca! Un mal corte tampoco ayuda, pero como existen un número infinito de maneras de estropear las cosas, con limitarnos a no poner ¡NUNCA! un fotón junto a otras fotos, ninguna foto más, tendremos casi asegurada una buena página. Sitúenla en el lugar adecuado, el evidente, sin florituras ni "ideas nuevas", y ya está, paginón.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.

viernes, 16 de abril de 2010

El Guggenheim nos da la razón


Teníamos razón. Lo sabíamos, estábamos convencidos que todas nuestras charlas, que todo nuestro predicar en el desierto, que todas nuestras fervorosas discusiones se verían recompesadas. ¡¡¡Tenemos razón!!!. Y el Guggenheim de Nueva York tiene la prueba definitiva: no colocamos las cosas para que queden bonitas (que también); las colocamos porque tienen un sentido y transmiten un mensaje. Estamos casi emocionados...



Hasta Nueva York hemos mandado a nuestro enviado especial, Javier Gallego (amigo y experto en Bolsa de El Mundo) para que nos traiga la prueba definitiva, el Santo Grial de nuestra lucha. En la jungla de asfalto, junto a Central Park, Javier entró en el Guggenheim, y entre sus circulares paredes encontró la respuesta a nuestras plegarias.


Sarah Charlesworth tiene la culpa. Durante un mes, allá por finales de los 70, esta artista se dedicó a borrar todo el texto de las portadas de varios periódicos (excepto la cabecera) para demostrar cómo puede cambiar el mensaje según se coloquen las fotos, que la edición visual también es información. Y para demostrar, también, que el texto, o la ausencia del mismo, transmite un mensaje.

Emocionados os mostramos estas fotos y le damos las gracias a Javi por descubrir, aunque sea al otro lado del Atlántico, que teníamos razón... Fondo y forma son inseparables si queremos transmitir un mensaje completo.

Crisis en Crítica



Los trabajadores del diario Crítica de la Argentina vienen realizando una huelga, con asistencia a los puestos de trabajo, en reclamo de que los propietarios accionistas abonen los sueldos. Esta situación que comenzó el jueves 8 de abril pasado, tuvo como consecuencia que el matutino no apareciera el viernes 9. En los días subsiguientes, Crítica ha venido saliendo con una edición de emergencia y una cantidad reducida de páginas, fruto del trabajo de un grupo minoritario de jefes y editores.

Desde encajabaja mandamos un fuerte abrazo y toda nuestra solidaridad a través del océano Atlántico para estos compañeros, incluido algún buen amigo que tenemos allí.