miércoles, 24 de octubre de 2007

De la pata al plano (americano)

En el diseño en prensa hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de dar forma a una información. El orden, la jerarquía, la carga informativa de las imágenes, son un ejemplo. Además, hay que tener en cuenta otros factores menos tangibles, como el ritmo y el movimiento. Sobre el ritmo ya hemos hablado en alguna ocasión, algo que deriva de la disposición de los distintos elementos en la página en sí y entre otras páginas. El movimiento consiste en algo parecido,en una página o en toda una sección, quizás más sutil. El movimiento lo puede aportar una imagen, o la correcta utilización de los elementos que conforman los distintos niveles de lectura. También la composición de la página puede inferir un inusitado movimiento al conjunto de la edición. Dentro de los elementos dinamizadores de la información resulta muy efectiva la pata americana. Se denomina así a la última columnade un texto que subiendo, cierra una pieza, de forma que arropa toda la información. El ritmo de lectura se desquilibra, la valoración gráfica gana peso por encima de los titulares, y en consecuencia, se obliga a el ojo del lector a recorrer la página buscando el arranque de la información. ¡Voilà! Se crea el movimiento.



Ejemplo de pata americana. La última columna
de la información
sube y acompaña a la imagen


Sinceramente, desconozco el origen de este recurso. He preguntado a compañeros y amigos si conocían la historia de la pata americana y no ha habido suerte. Parece evidente su origen trasoceánico, pero no hemos sido capaces de precisarlo. Desde aquí aprovechamos la dimensión de la blogosfera y la gran cantidad de amigos que nos leen (muchísimos de ellos en el continente americano) para que en este blog se arroje luz sobre el tema. Cualquiera que sepa de dónde surge el término pata americana, por favor, esperamos ansiosos vuestros comentarios.


¿Fruto de un elaborado planteamiento o recurso surgido de la necesidad? Pensando en ello, me vino a la cabeza la historia de otra aportación típicamente made in USA, el plano americano. Ese plano en el que se encuadra al protagonista desde las rodillas hacia arriba, dejando el fondo del decorado en un segundo plano sugerido. Es la transición entre el plano medio y el general, un plano que nos acerca al personaje, pero sin vincularnos emocionalmente con él, una prudente media distancia. Lo curioso es que este plano, que hoy se utiliza como un recurso dramático habitual, surge de una necesidad de lo más primaria. En la época del dorado western, los cineastas se dieron cuenta de que necesitaban un plano que permitiera que a los protagonistas se les vieran...las pistolas. Así de simple. Y hasta hoy.



John Wayne, en plano americano


Una necesidad que se convierte en recurso dramático. ¿Como la pata americana? Lo cierto es que es una técnica útil, pero de la que se puede caer preso. Requiere una apuesta gráfica que lo sostenga. Y esto me viene al pelo para una pequeña reflexión sobre el rediseño de EL PAÍS. Nos han contado durante los últimos meses que este nuevo diseño iba a apostar decididamente por la imagen. Eso está muy bien. Y es cierto que las imágenes han crecido en el nuevo diseño. Como los cuerpos. Ha crecido un poco todo. Ahí entra la pata americana, con su dinamismo. Pero las fotos a cuatro columnas sobre cinco posibles encierran una trampa. Condicionan la titulación y el resto de la página, a menos que trabajes en La Vanguardia, claro. Combinadas con un apoyo, por ejemplo, no te dejan muchas opciones. Y si abusas de este recurso, resulta que a fuerza de dar todas las fotos grandes y querer mover las páginas... te repites. Y buscando nuevas soluciones das con el tercer ejemplo, al que no sé muy bien cómo llamar: ¿doble pata americana? ¿repata americana? ¿remilpata americana?




Tres ejemplos de las muchas patas americanas que hemos
podido ver en las ediciones de este pasado domingo y lunes de EL PAÍS


A mí, personalmente, me parece que este nuevo PAÍS ha renunciado a signos de identidad propios del periódico. Se ha simplificado el nivel de lectura, han desaparecido los ladillos, los cierres y con tanta foto a cuatro o cinco columnas la edición gráfica (tradicionalmente muy bien valorada) se me queda un poco plana. Eso sí, con tanta foto a cuatro columnas, ahora hay muchísimas patas americanas.

martes, 23 de octubre de 2007

Niveles de lectura

El tema del acento en la cabecera de El País ha sido uno de los más tratados en lo que a su rediseño se refiere, o maquillaje o cirguía estética si preferís llamarlo así. Yo creo que es algo más que maquillaje pero, desde luego, no es un diseño nuevo, no llega a rediseño. Hablaremos pasados unos días. Y tal vez lo haya sido porque vivimos tiempos en que lo anecdótico suele eclipsar lo principal, en que nos dejamos llevar, todos, por la curiosidad llamativa, por los adornos, por lo famoso en vez de lo importante. Y, sinceramente, lo del acento me da exactamente igual. En primer lugar porque lo que han puesto no es un acento, si queremos ponerlo pues se lo ponemos en vez de pintarle una monada en azul para corregir una supuesta falta de ortografía mantenida durante 30 años. Y en segundo lugar porque no supone nada a la hora de leer el periódico. Y el periódico, los periódicos, se publican para ser leídos. Ya lo escribí el otro día cuando hacía referencia a las supuestas razones para el cambio: las páginas se hacen para ser leídas y en lo que a lectura se refiere el cambio más importante que ha llevado a cabo El País ha sido eliminar la entradilla de sus noticias, algo que se ha mencionado como de pasada en comparación con las charlas que hemos leído y oído sobre el banal acento.


Hasta el sabado pasado El País ofrecía a sus lectores tres niveles de lectura que ahora, por afán modernístico, han quedado reducidos a dos. Porque sí o porque todavía no se ha reunido durante meses un comité nombrado por el director para encontrar una razón, como hicieron con el diseño global. Ya nos dirán entonces porqué han decidido quitar la entradilla. En El País, primero se hacen las cosas, nos dijo Javier Moreno, y después se piensa por qué se han hecho.

El primer nivel de lectura se refiere a los títulos. Una primera pasada que hacemos a cualquier periódico consiste en la lectura de los titulares (por eso son grandes, no porque adornen más así las páginas). Este nivel de lectura lo tienen todos los diarios, evidentemente, y no creo que ningún rediseño se atreva a eliminarlo, aunque casos de intento ha habido (si yo contara...). El segundo nivel de lectura es la entradilla que El País ha eliminado: si el título despierta nuestro interés tenemos un párrafo que nos cuenta brevemente la noticia. Este segundo nivel lo tenía El País y casi ningún periódico moderno. El tercer nivel de lectura lo constituye el cuerpo central de la noticia, el texto, al que llegas si los dos primeros te han interesado. Es adentrarte más en la noticia. Son tres opciones y ahora, más modernos, tenemos sólo dos.



Nuestro "plumilla favorito" como él mismo se denomina, el siempre perspicaz Juan Gonzalo, nos comentaba el otro día que una de las razones para eliminar la entradilla podría deberse a que quisieran que entrásemos directamente en el texto, porque tal vez la entradilla hace que en ocasiones sólo leas esa introducción y no el resto de la noticia. Desde luego es una razón de peso, de mucho más peso que las que ha dado el propio El País, porque hasta ahora no nos han dado ninguna, que desaparece en consonancia con los periódicos más modernos, o algo así. Es una opción, pero es una opción con menos variantes y posibilidades para el lector que la que tan bien había funcionado hasta ahora. Yo, como lector, prefiero tener más opciones, como también vengo reclamando que si de verdad nos quieren dar explicaciones pues eso, que las den. Que no nos distraigan con un acento azul.

lunes, 22 de octubre de 2007

Gazeta Wyborcza contra la apatía
en los comicios polacos


El diario polaco Gazeta Wyborcza (Periódico Electoral, en su traducción al castellano) nos sorprendía hoy con esta curiosa e imaginativa portada en la que muestra una caricatura de uno de los gemelos Kaczynski (el que más rabia le dé a cada uno) mirando preocupado hacia la parte de abajo de la portada. Esa parte de abajo, un 60% del total de la primera página, representa el mismo porcentaje de abstención que hubo en las elecciones parlamentarias de 2005. Por lo tanto, un claro mensaje:los polacos tienen que ir a votar.

Una atrevida portada de uno de los periódicos más importantes del país, con gran influencia política: 420.000 copias diarias, una extensión media superior a las 113 páginas y un equipo de 790 periodistas. Casi nada.

domingo, 21 de octubre de 2007

Marca también se renueva hoy

Sólo un par de apuntes para comentar que el Marca también ha escogido el domingo para lanzar su nuevo diseño.

Abandona la famosa M mayúscula para volver a sus orígenes con la palabra MARCA completa. Las informaciones se muestran más ordenadas dentro de la página, lo que sin duda agradecerán (agradeceremos) muchos lectores.


Por último, el uso del color. Ahora los cintillos tendrán el color del equipo del cual se está informando en la página o el color más característico del deporte en cuestión, como el verde golf de la página de abajo.

Enhorabuena también a nuestros compañeros de MARCA.

P.D. Desde aquí queremos agradecer a J.L. Orihuela por mencionar nuestro blog en su columna de la revista Tiempo de Hoy del pasado 11 de octubre. Muchas gracias.

La primera portada del nuevo EL PAÍS



Así es la primera portada de la nueva era de EL PAÍS. Con el famoso acento, eso sí.

sábado, 20 de octubre de 2007

La verdad sobre la tilde de El País



Mucho se ha hablado sobre la tilde del diario El País (aquí, aquí y aquí) y el motivo por el que Juan Luis Cebrián decidió no hacer caso a los académicos que le rogaban que acentuara la cabecera. En su momento se alegó que era un icono, pero nadie se ha hecho eco del verdadero motivo por el que EL PAIS no se escribía EL PAÍS. Reinhard Gäde y Julio Alonso lo explican en una carta al director publicada por el diario de PRISA el pasado sábado. Nada más lejos del motivo oficial:

"La cabecera de EL PAÍS se diseñó sin tilde por una razón más sencilla, pero de más peso, que la empleada el jueves pasado para anunciar que el rediseño del periódico incorpora el preceptivo acento en la i. "Que la cabecera tiene un significado icónico no literal y que nadie se para a pensar en el contenido de lo que define" es una explicación o justificación a posteriori, no por eso exenta de fundamento. Y de ejemplos; entre ellos, el logo de Telefónica.

Pero se olvida que no fue la estética sino un impedimento técnico el que nos llevó a proponer la supresión del acento: las modernas fotocomponedoras, de fabricación norteamericana, carecían de mayúsculas acentuadas, y no tenía sentido poner acento en la cabecera cuando los textos que en el resto del periódico se escribieran todo de mayúsculas tendrían que ir sin él. No éramos los únicos. El resto de los periódicos, con tecnología más atrasada, estaban en las mismas. Era una situación que se arrastraba desde la implantación de la linotipia, máquina inventada por el alemán Mergenthaler a finales del siglo XIX. Hasta tal extremo que más de una generación de aquella época fue educada en la idea de que las mayúsculas no se acentuaban.

Hay que decir también que EL PAÍS fue el primer periódico -al menos entre los de difusión nacional- en devolver el acento a las mayúsculas. Fue el 9 de noviembre de 1983, la primera vez que el apellido del director (Cebrián) y el día de la semana (miércoles) se escribían con tilde."


P.D. No os perdáis los vídeos que ha subido El País sobre su nuevo diseño. Los podéis ver aquí, aquí y aquí.

viernes, 19 de octubre de 2007

Una portada distinta


No es muy ortodoxo, no. Hay que reconocerlo...

El equipo de encajabaja.