En estos días estaría rodando el anuncio de ‘Freixenet’ con Scorsese o diseñando un nuevo logotipo para Nike. Porque lo que el vendía no eran paisajes ni bodegones. Era su marca. Una nueva visión de la sociedad a través de sus obras. Cambió la mirada artística y unió el arte con la cotidianeidad. No es cómo pintaba es a quién o qué salía en su obra y todo lo que ello significaba (Jackie Kennedy, Marilyn, Elvis). Iconos culturales de una época en la capital del mundo del arte, Nueva York. Donde se reunía la contracultura más vanguardista que ha habido nunca en EEUU. Capote, Ginsberg, Lou Reed, Man Ray, Mapplethorpe, Lietchestein, poetas, fotógrafos, cineastas, deportistas, cantantes. Todos ellos girando alrededor del universo de Warhol. Llevó los objetos domésticos a categoría de obras de arte.
Andy Warhol fue diseñador de prensa (Vogue), pintor, cineasta (‘The Chealse girls’), escritor, editor, productor musical (The Velvet Underground)... y un largo etcétera de ocupaciones relacionadas con todo tipo de expresiones artísticas. Personalmente, me gustan algunas partes determinadas de su obra, otras no tanto, pero reconozco su valía. Y, sobre todo, muchos días cuando estoy diseñando una página y tengo la ocurrencia de repetir, cortar o girar alguna foto, se aparece el peculiar rostro de Warhol y me dice: "Eso es mío".
Quique Falcón
...Y así, ofuscado, con las cejas apretadas, en estado de shock, puede que no vea que el fallo es mío, que no quiera reflexionar o no sepa despojarme de cualquier pasión, de toda idea, apartar mi alma como debía pintar sus fotitos el propio Warhol, apóstol de lo cutre, figura del ‘kitch’, maestro supremo de la chapuza, de profesión famoso con la suerte de haber nacido en el sitio adecuado, Nueva York, justo en el momento en el que el mal gusto se convirtió en supuesta contracultura. Además de caerles en gracia a quienes tenían poder y dinero. Hasta hoy. O hasta siempre.
Puesto que sus obras (las fotocopias esas que luego pintaba quiero decir) cada vez se cotizan más y su nombre, su icono y todo eso, crecen con los años. Es posible que pervivan en la historia del arte, lo admito, estoy incluso convencido de que aumentará la legión de los que admiran aquello que les dicen que es moderno y transgresor, dispuestos todos en fila a dejarse engañar por este embaucador con pelos de haberse levantado hace un momento, peluca electrizada lo llamaba, el muy...
Lo feliz que sería en estos tiempos de famoseo banal, de telebasura de la nada donde gentes sin nada que ofrecer tienen los quince minutos de fama que él proclamó como derecho universal. Lo contento que se iba a poner ahora que las artes se devalúan y por todos lados llueve purpurina, polvo de diamante sintético, decía. Si es que era un genio. Sí. Si el arte fuera tan sólo comunicación, Warhol sería un genio; pero el arte es mucho más, porque se trata de comunicar, pero de comunicar "algo".
Mario Benito