Ya estamos aquí, vuelve el Diseñario con su cita semanal de los lunes después de un breve periplo de algún miembro del comité por tierras alemanas, donde por cierto la impresión y la tipografía occientales nacieron y alcanzan su mayor nivel. Os seguimos animando a que participéis con comentarios o a través del correo electrónico en esta obra irreverente, colectiva y abierta.
Folio. En la prensa escrita, y en general en cualquier publicación, el folio es, además de una hoja de papel en blanco, el número de orden de la página, generalmente impreso en la parte superior. En los periódicos el folio va acompañado por el nombre del diario, la sección a la que pertenece la página y la fecha de publicación, pero si somos rigurosos, el folio es el número de la página solamente.
Un folio es también una unidad informal y bastante inexacta para la medidad de los textos, "mándame una crónica de un folio y medio", "escríbete un apoyito de medio folio", que equivale a 60 líneas de texto de 40 caracteres por línea, o sea 2.400 caracteres, incluidos los espacios en blanco. Los nuevos procesadores de texto y los programas de edición de las páginas cuentan ahora el número de caracteres y por eso cada vez es más frecuente oír cómo un redactor jefe pide por teléfono que le envíen unos 3.000 caracteres para que luego el maqueta de turno tenga que rehacer la página, justo a la hora del cierre así que date prisa y no te quejes, porque nos han enviado o bien 1.500, o bien 5.000.
Formato. Tiene diversas acepciones. Primero, podríamos decir que es el diseño concreto de un producto. Su tamaño, forma, peso o las características especiales específicas de ese producto. Por ejemplo, los distintos formatos de periódico (el tabloide, sábana, etc.) del papel en general (A3, A4, folio...), los distintos formatos de programas televisivos (concurso, culebrón, noticiario, etc). También un formato de almacenamiento es la estructura usada para grabar datos en un fichero. Por ejemplo: XML, ZIP, MPE, Raw, JPG, etcétera. No olvidar el formato de un disco duro, que define las particiones en las que se pueden ubicar los ficheros.
Lo que a nosotros nos interesa es cuando le damos formato a un texto, que consiste en crear los detalles sobre su presentación (familia, cuerpo, interlínea...). Continuando con esta última, una de las acepciones que tuvo su momento álgido hace unos diez años fue 'colección de formatos' que, para intentar explicarlo, era parecido a lo que actualmente se utiliza en el lenguaje HTML; una serie de números separados por puntos y comas flanqueados por los signos de 'menor que' y 'mayor que' . Estas 'claves' se ponían delante del texto y eran las que hacían que el texto fuera de tal o cual forma. Esto último, con las nuevas formas de diseñar (Quark, Indesing, etc.) ha pasado de moda. Antes todo el mundo hablaba de formatos, módem, cromalines, DPBs... Terminología que los nuevos avance informáticos han mandado al trastero en espera de tiempos mejores.
Fotocomposición. Procedimiento para la composición de textos utilizando matrices transparentes y papel o película fotográfica como soporte. Esta técnica, ahora obsoleta, sustituyó a la linotipia (que componía en caliente fundiendo líneas de texto en plomo) y utilizó por primera vez ordenadores en artes gráficas. La denominada autoedición, absolutamente digital, que vimos y utilizamos por primera vez en el diario El Sol de Madrid en 1990 (por favor, no cuenten los años) con ordenadores Macintosh de Apple ha sustituido a esta técnica fotográfica permitiendo que cualquiera pueda ser ahora editor de sus textos, imágenes y en definitva de sus páginas completas, con todo lo que esto supone de positivo y negativo, y ha relegado al limbo (aunque para algunos de los entonces jóvenes les supuso una vía de acceso al diseño en prensa) a toda una subespecie de seres humanos divertidos unos, grotescos como las letras otros, extraños todos, pero con unos elevadísimos conocimientos técnicos que eran necesarios para su trabajo.
Fotografía. Dibujo con luz, parece querer decirnos la palabra; y lo es. Hasta hace no mucho la luz dibujaba sobre negativos de acetato que después se positivaban copiándolos en papel y ahora la luz dibuja sobre archivos informáticos. Es además otro género periodístico en sí, el fotoperiodismo, que cuenta historias y transmite noticias e información en general por medio de imágenes.
En lo relativo al diseño, las fotografías son uno de los elementos clave al plantear las páginas. Deben ocupar un lugar destacado, central o superior derecho, porque generalmente son la puerta de entrada a la página. La causa de que un lector detenga el acto de hojear una publicación en una determinada página suele deberse a que la fotografía que hay allí le ha llamado, en susurros o a gritos; después tendrá que tomar el relevo el texto para que no abandone. Son tan definitivas que es prácticamente imposible conseguir una buena página sin una buena foto (hablamos de páginas clásicas de prensa). La verticalidad o la horizontalidad de la página, con todo lo que ello conlleva, va a depender en gran medida de que dispongamos de una buena foto vertical u horizontal.
La fotografía es el elemento más flexible de este sistema organizado que llamamos página. Son lo primero que puede modificarse: agrandarse, recortarse, eliminar o crecer en número porque donde hay una se pueden poner dos, tres, "o las que sean". Curiosamente suele haber consenso al comienzo del proceso de maquetación para que las fotos sean grandes; a nosotros porque las páginas suelen resultar visualmente más atractivas, a los redactores porque les supone escribir menos y para los fotógrafos porque así su trabajo se publicará con más importancia (es también curioso que los "foteros", como se les llama en los periódicos, parezcan incapacitados para visualizar mentalmente una página y que sólo vean las fotos, pero ése es otro tema). Una vez que el día avanza y el espacio escasea porque se quiere publicar todo, el tamaño de las imágenes empieza a sufrir recortes. Un fenómeno que también afecta a las fotografías es el de la crónica que no llega o que cuando llega ocupa tan sólo la mitad del espacio que tenía asignada. Entonces sucede lo contrario y veremos publicadas imágenes en ocasiones mediocres a un tamaño desacostumbradamente grande porque "tenemos que cerrar y ya no nos da tiempo a escribir más. Luego en segunda edición lo arreglamos". Y se queda igual, claro.
Existe una máxima en la fotografía que dice "menos es más", y que puede resumirse en que menos elementos crean menos confusión dentro de una composición fotográfica y además concentran toda la fuerza en el elemento que nos interesa. Es aplicable palabra por palabra al diseño. Por eso, casi siempre es mejor una foto que dos en una página y, sobre todo, para una noticia; principio éste que resulta muy difícil de entender a los redactores de mente sencilla, a aquellos que se apoyan en la lógica primaria de que si uno es bueno, dos será el doble de bueno, cuando lo que suele suceder en lo relativo a las fotografías juntas es que la fuerza total se divide entre dos, cuando no se anulan por completo una a la otra, y el impacto que causa la página también. Menos es más es uno de los más conflictivos puntos de choque entre redactor y maquetador que menos esperanzas tenemos de que lleguen a comprender y aceptar.
Fotografía es todo lo anterior y además una afición; un negocio; arte; una profesión y una disciplina académica;
pruebas judiciales y la prueba de que los hombres estuvieron en la Luna... con una Hasselblad; fichas policiales y documentos de identidad; publicidad; una máquina para viajar al pasado; complemento de bodas y bautizos, no de funerales; la razón de ser de Photoshop; es el soporte para el cine; magia; periodismo; es lo que tienes que traerme para que hagamos una página, porque "si no hay foto... no hay página".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Un folio es también una unidad informal y bastante inexacta para la medidad de los textos, "mándame una crónica de un folio y medio", "escríbete un apoyito de medio folio", que equivale a 60 líneas de texto de 40 caracteres por línea, o sea 2.400 caracteres, incluidos los espacios en blanco. Los nuevos procesadores de texto y los programas de edición de las páginas cuentan ahora el número de caracteres y por eso cada vez es más frecuente oír cómo un redactor jefe pide por teléfono que le envíen unos 3.000 caracteres para que luego el maqueta de turno tenga que rehacer la página, justo a la hora del cierre así que date prisa y no te quejes, porque nos han enviado o bien 1.500, o bien 5.000.
Formato. Tiene diversas acepciones. Primero, podríamos decir que es el diseño concreto de un producto. Su tamaño, forma, peso o las características especiales específicas de ese producto. Por ejemplo, los distintos formatos de periódico (el tabloide, sábana, etc.) del papel en general (A3, A4, folio...), los distintos formatos de programas televisivos (concurso, culebrón, noticiario, etc). También un formato de almacenamiento es la estructura usada para grabar datos en un fichero. Por ejemplo: XML, ZIP, MPE, Raw, JPG, etcétera. No olvidar el formato de un disco duro, que define las particiones en las que se pueden ubicar los ficheros.
Lo que a nosotros nos interesa es cuando le damos formato a un texto, que consiste en crear los detalles sobre su presentación (familia, cuerpo, interlínea...). Continuando con esta última, una de las acepciones que tuvo su momento álgido hace unos diez años fue 'colección de formatos' que, para intentar explicarlo, era parecido a lo que actualmente se utiliza en el lenguaje HTML; una serie de números separados por puntos y comas flanqueados por los signos de 'menor que' y 'mayor que' . Estas 'claves' se ponían delante del texto y eran las que hacían que el texto fuera de tal o cual forma. Esto último, con las nuevas formas de diseñar (Quark, Indesing, etc.) ha pasado de moda. Antes todo el mundo hablaba de formatos, módem, cromalines, DPBs... Terminología que los nuevos avance informáticos han mandado al trastero en espera de tiempos mejores.
Fotocomposición. Procedimiento para la composición de textos utilizando matrices transparentes y papel o película fotográfica como soporte. Esta técnica, ahora obsoleta, sustituyó a la linotipia (que componía en caliente fundiendo líneas de texto en plomo) y utilizó por primera vez ordenadores en artes gráficas. La denominada autoedición, absolutamente digital, que vimos y utilizamos por primera vez en el diario El Sol de Madrid en 1990 (por favor, no cuenten los años) con ordenadores Macintosh de Apple ha sustituido a esta técnica fotográfica permitiendo que cualquiera pueda ser ahora editor de sus textos, imágenes y en definitva de sus páginas completas, con todo lo que esto supone de positivo y negativo, y ha relegado al limbo (aunque para algunos de los entonces jóvenes les supuso una vía de acceso al diseño en prensa) a toda una subespecie de seres humanos divertidos unos, grotescos como las letras otros, extraños todos, pero con unos elevadísimos conocimientos técnicos que eran necesarios para su trabajo.
Fotografía. Dibujo con luz, parece querer decirnos la palabra; y lo es. Hasta hace no mucho la luz dibujaba sobre negativos de acetato que después se positivaban copiándolos en papel y ahora la luz dibuja sobre archivos informáticos. Es además otro género periodístico en sí, el fotoperiodismo, que cuenta historias y transmite noticias e información en general por medio de imágenes.
En lo relativo al diseño, las fotografías son uno de los elementos clave al plantear las páginas. Deben ocupar un lugar destacado, central o superior derecho, porque generalmente son la puerta de entrada a la página. La causa de que un lector detenga el acto de hojear una publicación en una determinada página suele deberse a que la fotografía que hay allí le ha llamado, en susurros o a gritos; después tendrá que tomar el relevo el texto para que no abandone. Son tan definitivas que es prácticamente imposible conseguir una buena página sin una buena foto (hablamos de páginas clásicas de prensa). La verticalidad o la horizontalidad de la página, con todo lo que ello conlleva, va a depender en gran medida de que dispongamos de una buena foto vertical u horizontal.
La fotografía es el elemento más flexible de este sistema organizado que llamamos página. Son lo primero que puede modificarse: agrandarse, recortarse, eliminar o crecer en número porque donde hay una se pueden poner dos, tres, "o las que sean". Curiosamente suele haber consenso al comienzo del proceso de maquetación para que las fotos sean grandes; a nosotros porque las páginas suelen resultar visualmente más atractivas, a los redactores porque les supone escribir menos y para los fotógrafos porque así su trabajo se publicará con más importancia (es también curioso que los "foteros", como se les llama en los periódicos, parezcan incapacitados para visualizar mentalmente una página y que sólo vean las fotos, pero ése es otro tema). Una vez que el día avanza y el espacio escasea porque se quiere publicar todo, el tamaño de las imágenes empieza a sufrir recortes. Un fenómeno que también afecta a las fotografías es el de la crónica que no llega o que cuando llega ocupa tan sólo la mitad del espacio que tenía asignada. Entonces sucede lo contrario y veremos publicadas imágenes en ocasiones mediocres a un tamaño desacostumbradamente grande porque "tenemos que cerrar y ya no nos da tiempo a escribir más. Luego en segunda edición lo arreglamos". Y se queda igual, claro.
Existe una máxima en la fotografía que dice "menos es más", y que puede resumirse en que menos elementos crean menos confusión dentro de una composición fotográfica y además concentran toda la fuerza en el elemento que nos interesa. Es aplicable palabra por palabra al diseño. Por eso, casi siempre es mejor una foto que dos en una página y, sobre todo, para una noticia; principio éste que resulta muy difícil de entender a los redactores de mente sencilla, a aquellos que se apoyan en la lógica primaria de que si uno es bueno, dos será el doble de bueno, cuando lo que suele suceder en lo relativo a las fotografías juntas es que la fuerza total se divide entre dos, cuando no se anulan por completo una a la otra, y el impacto que causa la página también. Menos es más es uno de los más conflictivos puntos de choque entre redactor y maquetador que menos esperanzas tenemos de que lleguen a comprender y aceptar.
Fotografía es todo lo anterior y además una afición; un negocio; arte; una profesión y una disciplina académica;
pruebas judiciales y la prueba de que los hombres estuvieron en la Luna... con una Hasselblad; fichas policiales y documentos de identidad; publicidad; una máquina para viajar al pasado; complemento de bodas y bautizos, no de funerales; la razón de ser de Photoshop; es el soporte para el cine; magia; periodismo; es lo que tienes que traerme para que hagamos una página, porque "si no hay foto... no hay página".
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.