lunes, 7 de abril de 2008

Diseñario (XII)

Ya estamos aquí, vuelve el Diseñario con su cita semanal de los lunes después de un breve periplo de algún miembro del comité por tierras alemanas, donde por cierto la impresión y la tipografía occientales nacieron y alcanzan su mayor nivel. Os seguimos animando a que participéis con comentarios o a través del correo electrónico en esta obra irreverente, colectiva y abierta.




Folio. En la prensa escrita, y en general en cualquier publicación, el folio es, además de una hoja de papel en blanco, el número de orden de la página, generalmente impreso en la parte superior. En los periódicos el folio va acompañado por el nombre del diario, la sección a la que pertenece la página y la fecha de publicación, pero si somos rigurosos, el folio es el número de la página solamente.
Un folio es también una unidad informal y bastante inexacta para la medidad de los textos, "mándame una crónica de un folio y medio", "escríbete un apoyito de medio folio", que equivale a 60 líneas de texto de 40 caracteres por línea, o sea 2.400 caracteres, incluidos los espacios en blanco. Los nuevos procesadores de texto y los programas de edición de las páginas cuentan ahora el número de caracteres y por eso cada vez es más frecuente oír cómo un redactor jefe pide por teléfono que le envíen unos 3.000 caracteres para que luego el maqueta de turno tenga que rehacer la página, justo a la hora del cierre así que date prisa y no te quejes, porque nos han enviado o bien 1.500, o bien 5.000.

Formato. Tiene diversas acepciones. Primero, podríamos decir que es el diseño concreto de un producto. Su tamaño, forma, peso o las características especiales específicas de ese producto. Por ejemplo, los distintos formatos de periódico (el tabloide, sábana, etc.) del papel en general (A3, A4, folio...), los distintos formatos de programas televisivos (concurso, culebrón, noticiario, etc). También un formato de almacenamiento es la estructura usada para grabar datos en un fichero. Por ejemplo: XML, ZIP, MPE, Raw, JPG, etcétera. No olvidar el formato de un disco duro, que define las particiones en las que se pueden ubicar los ficheros.
Lo que a nosotros nos interesa es cuando le damos formato a un texto, que consiste en crear los detalles sobre su presentación (familia, cuerpo, interlínea...). Continuando con esta última, una de las acepciones que tuvo su momento álgido hace unos diez años fue 'colección de formatos' que, para intentar explicarlo, era parecido a lo que actualmente se utiliza en el lenguaje HTML; una serie de números separados por puntos y comas flanqueados por los signos de 'menor que' y 'mayor que' . Estas 'claves' se ponían delante del texto y eran las que hacían que el texto fuera de tal o cual forma. Esto último, con las nuevas formas de diseñar (Quark, Indesing, etc.) ha pasado de moda. Antes todo el mundo hablaba de formatos, módem, cromalines, DPBs... Terminología que los nuevos avance informáticos han mandado al trastero en espera de tiempos mejores.

Fotocomposición. Procedimiento para la composición de textos utilizando matrices transparentes y papel o película fotográfica como soporte. Esta técnica, ahora obsoleta, sustituyó a la linotipia (que componía en caliente fundiendo líneas de texto en plomo) y utilizó por primera vez ordenadores en artes gráficas. La denominada autoedición, absolutamente digital, que vimos y utilizamos por primera vez en el diario El Sol de Madrid en 1990 (por favor, no cuenten los años) con ordenadores Macintosh de Apple ha sustituido a esta técnica fotográfica permitiendo que cualquiera pueda ser ahora editor de sus textos, imágenes y en definitva de sus páginas completas, con todo lo que esto supone de positivo y negativo, y ha relegado al limbo (aunque para algunos de los entonces jóvenes les supuso una vía de acceso al diseño en prensa) a toda una subespecie de seres humanos divertidos unos, grotescos como las letras otros, extraños todos, pero con unos elevadísimos conocimientos técnicos que eran necesarios para su trabajo.

Fotografía. Dibujo con luz, parece querer decirnos la palabra; y lo es. Hasta hace no mucho la luz dibujaba sobre negativos de acetato que después se positivaban copiándolos en papel y ahora la luz dibuja sobre archivos informáticos. Es además otro género periodístico en sí, el fotoperiodismo, que cuenta historias y transmite noticias e información en general por medio de imágenes.
En lo relativo al diseño, las fotografías son uno de los elementos clave al plantear las páginas. Deben ocupar un lugar destacado, central o superior derecho, porque generalmente son la puerta de entrada a la página. La causa de que un lector detenga el acto de hojear una publicación en una determinada página suele deberse a que la fotografía que hay allí le ha llamado, en susurros o a gritos; después tendrá que tomar el relevo el texto para que no abandone. Son tan definitivas que es prácticamente imposible conseguir una buena página sin una buena foto (hablamos de páginas clásicas de prensa). La verticalidad o la horizontalidad de la página, con todo lo que ello conlleva, va a depender en gran medida de que dispongamos de una buena foto vertical u horizontal.
La fotografía es el elemento más flexible de este sistema organizado que llamamos página. Son lo primero que puede modificarse: agrandarse, recortarse, eliminar o crecer en número porque donde hay una se pueden poner dos, tres, "o las que sean". Curiosamente suele haber consenso al comienzo del proceso de maquetación para que las fotos sean grandes; a nosotros porque las páginas suelen resultar visualmente más atractivas, a los redactores porque les supone escribir menos y para los fotógrafos porque así su trabajo se publicará con más importancia (es también curioso que los "foteros", como se les llama en los periódicos, parezcan incapacitados para visualizar mentalmente una página y que sólo vean las fotos, pero ése es otro tema). Una vez que el día avanza y el espacio escasea porque se quiere publicar todo, el tamaño de las imágenes empieza a sufrir recortes. Un fenómeno que también afecta a las fotografías es el de la crónica que no llega o que cuando llega ocupa tan sólo la mitad del espacio que tenía asignada. Entonces sucede lo contrario y veremos publicadas imágenes en ocasiones mediocres a un tamaño desacostumbradamente grande porque "tenemos que cerrar y ya no nos da tiempo a escribir más. Luego en segunda edición lo arreglamos". Y se queda igual, claro.
Existe una máxima en la fotografía que dice "menos es más", y que puede resumirse en que menos elementos crean menos confusión dentro de una composición fotográfica y además concentran toda la fuerza en el elemento que nos interesa. Es aplicable palabra por palabra al diseño. Por eso, casi siempre es mejor una foto que dos en una página y, sobre todo, para una noticia; principio éste que resulta muy difícil de entender a los redactores de mente sencilla, a aquellos que se apoyan en la lógica primaria de que si uno es bueno, dos será el doble de bueno, cuando lo que suele suceder en lo relativo a las fotografías juntas es que la fuerza total se divide entre dos, cuando no se anulan por completo una a la otra, y el impacto que causa la página también. Menos es más es uno de los más conflictivos puntos de choque entre redactor y maquetador que menos esperanzas tenemos de que lleguen a comprender y aceptar.
Fotografía es todo lo anterior y además una afición; un negocio; arte; una profesión y una disciplina académica;
pruebas judiciales y la prueba de que los hombres estuvieron en la Luna... con una Hasselblad; fichas policiales y documentos de identidad; publicidad; una máquina para viajar al pasado; complemento de bodas y bautizos, no de funerales; la razón de ser de Photoshop; es el soporte para el cine; magia; periodismo; es lo que tienes que traerme para que hagamos una página, porque "si no hay foto... no hay página".

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.

domingo, 6 de abril de 2008

Kleinbuchstaben in München

O sea, encajabaja en Múnich. Y es que nuestro blog se ha desplazado esta semana hasta la capital de Baviera acompañando al Getafe C.F., ese equipo de fútbol modesto y simpático del sur de Madrid que el jueves convirtió en proeza su partido de ida de los octavos de final de la Copa de la Uefa nada menos que contra el todopoderoso Bayern de Múnich en su flamante y ultramoderno estadio, el Allianz Arena.


El enviado especial de encajabaja (en primer término) en esta ocasión ocupado en los contenidos en vez de en el diseño de las páginas, redacta una columna para el periódico, junto a los cronistas de ABC y de El Mundo, nuestra amiga y compañera Elena Isardo. Al fondo, el enviado del diario El País.


La ciudad es bellísima, moderna y antigua a la vez. Todo funciona con una perfección que parece normal pero que quien no vive en esta parte de Alemania admira asombrado, nos reciben además con una hospitalidad que no esperamos y lo único que encontramos parecido con nuestro país es la facilidad con la que la prensa monta una polémica.

Parece ser que al presidente del Geta no le sentó bien que Beckenbauer no nos conociera. "Pues nos va a conocer"

La capital de Baviera, una absoluta maravilla

Sírvase usted mismo, coja el periódico que quiera... y deje el dinero. Parece ser que la confianza es moneda corriente. No tuve que mostrar ningún documento de identidad al pagar con tarjetas, o en el hotel... a excepción de en los aeropuertos, claro

La afición, sin embargo, dio ejemplo a sus presidentes de buen rollo y exquisita deportividad. La hospitalidad de los muniqueses, sobresaliente

Claro que con una taberna así, todo resulta mucho más fácil. Exterior de la mundialmente famosa Hofbräuhaus...

... Y una muestra del interior. Pequeña muestra, porque tiene capacidad para 4.000 personas. Sí, 4.000, en tres plantas de un edificio inaugurado en 1589 y que tiene más vida que cualquiera de los que se puedan nombrar nacidos en este siglo. La cerveza, en jarras de litro. Y salchichas, muchas salchichas. Todo a ritmo de alegre música bávara


Llega el día de partido. Hace mucho frío, por la mañana ha estado nevando y llueve a ratos agua helada que el viento, helado también, nos lanza a la cara. Pero el calor lo llevamos dentro y ni los elementos van a poder con el Geta y su gente. Marienplatz, la Plaza de María, centro del casco antiguo con su deslumbrante Ayuntamiento nuevo, se llena de camisetas azules y banderas de España y del Getafe. Allí cogemos el metro, qué envidia de transportes públicos, tranvías incluidos, hacia el estadio. Faltan apenas dos horas para que nos empiecen a conocer.




El Allianz Arena cuando llegamos, sobre las siete de la tarde, todavía sin iluminar

Mientras que en España tenemos al Tío Paco empujando el carrito con las banderas, en Alemania utilizan un Mercedes

Las leyes y las medidas de seguridad se cumplen en los países civilizados (¡que sí!). Los aproximadamente 50.000 espectadores fueron cacheados, todos, uno a uno, para lo cual este estadio cuanta con una entrada propia para mujeres, con personal femenino de seguridad

El estadio, compuesto por paneles de ¡aluminio translúcido! comienza a iluminarse según anochece... y entonces comienza el espectáculo que supone el hecho de contemplarlo

Bayer Múnich-Getafe C.F. No puedo creer lo que fotografío

Y encima, marcamos a un minuto del final para empatar un partido que comenzó con el Bayer prácticamente arrollándonos.


Un victorioso empate que no empañó el espíritu de concordia en la grada. Nuestras entradas estaban en una zona vip (no sabemos realmente por qué) junto a invitados destacados y antiguos jugadores del Bayern. Cuando marcó el equipo local, uno de ellos me "invitó" a que me levantara y aplaudiera el gol de su equipo. Me levanté, aplaudí el gol del Bayern, me hizo OK con las manos y entonces, por señas, le invité a que hiciera él lo mismo cuando marcara mi equipo. Ya!, ya!, por supuesto, afirmó enérgicamente con la cabeza. Pero no fue así. Después de saltar, gritar y abrazarnos me volví y allí estaba, sentado, levantando la cabeza que tenía tapada con las manos; me miró y no pude hacerle que cumpliera, tan sólo le tendí la mano, dudó y finalmente me la dió. Fuerte. Y sonreímos. A la mañana siguiente, en el aeropuerto, descubro en el periódido que se trata del mítico Klinsmann, a quien no reconocí. No me digáis nada, ya me lo he dicho yo todo. Otros sí supe quién eran.


Algunas caras conocidas, en este caso la de Emilio Butragueño, se acercan hasta nosotros y nos piden amablemente salir en encajabaja. Cortesía, obliga, faltaría más

Sin palabras. Sólo luz


Al día siguiente volvemos a Madrid. Los periódicos alemanes hablan ya de otra manera de nosotros, aunque no sabría precisar exactamente cómo. Pero estoy seguro de que ya nos conocen, como también yo les he conocido a ellos, grandes personas, pero grandes de verdad, un gran equipo con una joya arquitectónica de Estadio...


... y, sobre todo, una inolvidable ciudad de Múnich. Auf Wiedersehen y hasta siempre.




Reportaje fotográfico: Mario Benito y Alejo

viernes, 4 de abril de 2008

La mayor colección de prensa histórica española

Nuestro compañero y, sin embargo, amigo Nacho Arbalejo, nos manda esta noticia sobre la reciente apertura del archivo histórico de prensa española, la colección más grande del mundo, aunque con notables ausencias.

Publicaciones antiguas en Internet

Hace ya más de una década que finalicé esa tan denostada carrera universitaria con el sobrenombre de Periodismo. Entre las frías paredes de hormigón de su facultad (pensada por los arquitectos para encerrar a las chicas que transgredían la ley) albergaba (y me imagino que todavía permanecerá) un depósito de publicaciones históricas constreñidas en microfilmado. Para poder acceder a la información de las páginas de días, años y siglos pasados era preciso situar tal prodigio de miniatura en un artefacto pensado para proyectarlo en una gran pantalla que podía pasar las páginas a gran velocidad con una rueda. Además, ese archivo es de acceso restringido a estudiantes y profesionales.

Sin embargo, a partir de esta semana y gracias a una iniciativa del Ministerio de Cultura, todo el mundo tiene acceso a la Biblioteca Virtual española de prensa histórica, un portal internaútico donde se pueden consultar hasta 1.960 cabeceras de prensa histórica en nuestro país. La brillante recopilación gana por puntos al resto de las propuestas en el resto de Europa, ya que ninguna allende los Pirineos alcanza tres millones de páginas digitalizadas y la nuestra apunta los cuatro. Aunque la primera publicación periódica española fue la "Gaceta General", publicada regularmente desde 1697 con el título de "Gazeta de Madrid" (hoy Boletín Oficial del Estado), la más antigua recogida en esta colección es "La Prensatriz salmantina", datada en el año 1777 y conservada en la Biblioteca Pública del Estado de Cáceres.

A la izquierda, "El Redactor General", de Cádiz, en el día en que se promulgó la Constitución Española de 1812. A la derecha, "La Gorda", periódico liberal fundado en 1868.

Ahora que se está celebrando el bicentenario de la Guerra de la Independencia, es interesante cómo en aquel período que transcurrió entre 1808 y 1814, la libertad de pensamiento político promovió también una profusión en la actividad periodística que se puede consultar en este archivo. Según declaró Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, "con la iniciativa se ha democratizado el acceso a materiales que, en general, y debido a su deterioro, estaban reservados únicamente a pocos investigadores y en condiciones con frecuencia muy limitadas". El Ministerio tiene previsto incluir en fases sucesivas colecciones de las Comunidades Autónomas y provincias que aún no están en la base de datos. A ver si es verdad porque, aunque la colección es la mejor de Europa, tiene lagunas importantes como "El Sol", "El Imparcial" o el "Arriba", entre otros. Lo último que nos queda es dar la referencia de la página web, que es http://prensahistorica.mcu.es/

miércoles, 2 de abril de 2008

Pequeñas (y baratas) joyas (I)

Tengo que confesar que soy un asiduo de la sección de libros de Vips, la cadena mitad tienda, mitad restaurante. Lejos de la fama de cara que tiene la cadena (que también), tiene una sección de saldos de libros impresionante. Normalmente suelen ser libros de formato grande, muy bien editados, de muchas páginas y de temas muy variados (arquitectura, diseño industrial, decoración, fotografía).

Entre esa pila de libros, mis favoritos son los de fotografía y los relacionados con la prensa. No es muy habitual encontrarlos, pero de vez en cuando puedes encontrar pequeñas (y baratas) joyas. Yo he encontrado varias. Hoy os traigo una:

Front Page: Covers of the Twentieth Century




Editado por Weidenfeld & Nicholson y con textos de Stéphane Duperray y Raphaële Vidaling (entre otros), el libro está dividido en dos partes. La primera disecciona las portadas de varias revistas como Elle, Esquire, Fortune, Life, The New Yorker o Stern, así hasta 28 revistas distintas. En cada una de las revistas los autores dan una breve explicación sobre la publicación: historia, inspiración, hitos, etc. Así, por ejemplo, nos enteramos de que Harold Ross, creador de The New Yorker, era un gran admirador de la revista satírica alemana Simplicissimus, y de ella bebió para crear el semanal norteamericano; o que la revista National Geographic nació como una publicación científica y poco accesible, pero Edwin Grosvenor, uno de sus primeros directores, decidió que no era el camino correcto y que había que socializar la revista.

Así es una página de libro, en este caso dedicada a la revista Simplicissimus

La segunda parte está dividida, a su vez, en otros dos bloques: grandes temas,como la guerra, moda, deportes o arte; y personajes: desde Churchill hasta Mao pasando por Grace Kelly o la familia Kennedy. Aquí podemos encontrar las mejores portadas Off the page (aquellas en las que parece que el protagonista rompe el papel), las mejores portadas ilustradas o el tratamiento en portada que dio la revista Life a la Segunda Guerra Mundial o la guerra de Vietnam. Entre otros temas.

En el apartado de personajes hay varias portadas dedicadas a los Beatles, a Marlene Dietrich (nada menos que ocho portadas de la rival de Garbo, como la califican en el libro), Sophia Loren (otras ocho para el "sueño de cualquier fotógrafo") y, cómo no, Marilyn Monroe, la mujer más fotografiada del mundo y que en el libro cuenta con seis páginas de portadas dedicadas a la ambición rubia.

Extracto de una página con portadas dedicadas a Marilyn

Una auténtica joya que encontré por unos 15 euros y que podéis comprar en Amazon.com por unos 30 dólares. 100% recomendable.

lunes, 31 de marzo de 2008

Diseñario (XI)

Nueva cita semanal de los lunes con el Diseñario, obra irreverente, colectiva, ardua (que le pregunten al comité de expertos de encajabaja), y abierta a vuestra participación por medio de comentarios o del correo electrónico.




F


Familia. Conjunto de fuentes que forman una unidad tipográfica, en base a sus características comunes aunque también a sus diferencias. De ahí lo de familia, porque guardan cierto parecido... aunque cada miembro sea distinto. Están basadas en un mismo tipo, pero presentan algunas variaciones, básicamente en grosor y anchura. Están las finas, las redondas, las negritas, las cursivas, las expandidas y condensadas.... Aunque hay clasificaciones de familias dispares. Algunos agrupan las fuentes en familias por sus ascendentes estéticos, por sus tipos de remates o por su origen geográfico, pero realmente, una familia (la de la Helvética, por ejemplo) es la relación de fuentes desde la más fina a la más gruesa, con todas sus variaciones. Esto provoca algunos malentendidos. Por ejemplo, que algún redactor pida que le suban una familia a un título. Evidentemente lo que el pobre hombre quiere es que se aumente el grosor del texto, es decir de regular a bold o de bold a black. Pero es una incorrección, porque las familias no se suben. Tan de la misma familia son todas las variaciones de grosores como las anchuras. ¿Cómo se pasa de una redonda a una cursiva? En todo caso, estaríamos hablando de fuentes, aunque éstas tampoco se pueden subir o bajar aunque es una convención que se acepta para pasar de un menor grosor a uno mayor.

Filete. Elemento gráfico que forma una línea recta entre dos puntos y que varía tanto en grosor como en longitud. Se usa, fundamentalmente, para separar elementos gráficos y/o textuales entre sí, de tal manera que cuando no sabes cómo separar varios temas siempre hay uno que te dice "ponle un filete". Si es de orientación vertical y entre columnas de texto se le llama corondel y suele ser de grosor fino (entre 0,2 y 0,5 puntos). También se utiliza en ocasiones para separar las columnas de un mismo texto, como en un apoyo, por ejemplo.
Dependiendo del grosor se le puede llamar de distintas maneras: filete ultrafino, filete fino (o corondel si es vertical), filete o luto, cuando es de tres o más puntos. Algunos también lo llaman, filetaco por lo grueso del mismo. También tiene distintos nombres según lo ornamentado que vaya: sólido, doble, fino, fino-gordo, gordo-fino, fino-gordo-fino (y todas las combinaciones entre estas dos palabras), punteado, de borde redondeado, de media caña, etc. Lo que se te ocurra.
Segunda acepción: lo que le apetece comerse a los redactores/maquetadores del periódico cuando llevan una dura jornada de trabajo y solo han ingerido un sándwich de plástico de la máquina. Quién no ha oído alguna vez: "cuando salga de aquí me voy a meter un filetazo...".
Darse el-: demostración de afecto que se produce entre dos miembros de la redacción bajo el mismo techo y/o en horario laboral. Ya se sabe, el roce hace... el filete.

Firma. Nombre(s) del autor(es) de una información, una foto, una ilustración, un gráfico, etc. (prácticamente se puede firmar cualquier cosa). En los periódicos la firma suele ir antes del texto principal, aunque en algunos diarios va al final del texto o incluso dentro del mismo, con la consiguiente confusión. La firma, no obstante, se diferencia tipográficamente utilizando cuerpos más pequeños, o incluso con otro tipo de letra, que los del cuerpo de texto. Puede ser un nombre personal, cuando se quiere identificar claramente al autor de la misma, o el nombre del medio cuando no se quiere identificar.
En un sentido global de la palabra, las firmas son algo importante para los periódicos porque le dan prestigio y solvencia ideológica al periódico. Cuantas más variadas sean, más rico es ideológicamente.
Otra forma de firmar un texto, foto, etc., es a través del seudónimo o alias. Muy utilizado en periódicos, no es más que un nombre ficticio que acompaña al original o lo sustituye. A veces se utiliza para simplificar el nombre original de una persona (Robert Capa se llamaba en realidad Hernö Andrei Friedman). Fígaro no era otro que Mariano José de Larra, Vázquez Montalban usó varios: Sixto Cámara, La Baronesa d´Orcy, Luís Dávila, Manolo V el Empecinado; así como Azorín fue bautizado José Augusto Trinidad Martínez Ruiz. Aunque actualmente está algo en desuso también tenemos a Erasmo o a El Roto e incluso hubo una asignatura en el Máster de Periodismo de la UCM 2006/2007 denominada Seudónimos Periodísticos del Siglo XIX y XX, con nada más y nada menos que cuatro créditos.
De firma, deriva una enfermad bastante común en los periódicos, la firmitis y que tiene un síntoma claro: querer que tu nombre vaya más grande que el de los demás. Si la firma normal va a un cuerpo 7 yo quiero que la mía vaya al cuerpo 8 y en versales, porque así la mía es más grande que la tuya. Hay algunas de estas firmas que, incluso, tienen su propia hoja de estilo.
La denominada huelga de firmas es una protesta que llevan a cabo los redactores del medio por cuestiones laborales, económicas o de otra índole. También puede ser personal, es decir, que un periodista no quiera firmar una información porque haya sido modificada por la jefatura del medio, ya sea añadiendo ideas no concebidas en el artículo original o por suprimir algunas de las que se presentan en el texto. Este derecho a no firmar un artículo está regulado por la clausula de conciencia.

Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.

jueves, 27 de marzo de 2008

Romper el ritmo

Igual es cosa mía. Quizás sean los años, pero... a mí las siluetas me cansan. Me agotan. Y cuando veo muchas juntas... me aburro. Supongo que no os pasa a todos y que puede ser una manía mía. Entiendo que eso es algo que depende de la línea gráfica de la publicación, y que igual que en el periódico pueden ser útiles pero con medida, no sea que se nos arreviste demasiado la cosa, en un suplemento son fundamentales, por lo espectaculares y dinámicas que son. A ver. ¿Podríamos hacer una publicación sólo con siluetas? Pues sí, supongo. ¿Y sin ellas? Pues también, imagino. Pero a lo que yo voy es que no hay que ser dogmáticos. Porque al final, no hay soluciones buenas malas en sí mismas, si no mal empleadas o páginas torpemente resueltas.

De todas formas, soy firme defensor de la teoría de "menos es más" (o como decía acertadamente mi colega Mario en su último post, mejor un puñetazo que dos sopapos). Y me gusta utilizar siluetas como al que más, pero cuando se repiten mucho, pierden su capacidad de sorpresa y por encima de todo, se trata de controlar el ritmo gráfico en toda una publicación. Y a veces, romperlo puede ser una buena opción.

Este ejemplo me ocurrió en el último suplemento de motor del periódico. Tradicionalmente, las siluetas de coches funcionan y las aperturas o las pruebas, comparativas, etc. las emplean profusamente. Y está bien, porque es una forma de decir: son los absolutos protagonistas, fija en ellas toda tu atención. Y son espectaculares, y te imaginas dentro del coche... Y cuando llevo diez páginas así, a mí me parecen todos los coches iguales. Lo ideal es buscar un contrapunto, un equilibrio. Para una apertura fuerte, las siluetas funcionan. Fijaos en la serie de tres páginas. Bien resueltas, creo yo. El orden de la página influye mucho en esto, ya que con mucha foto el ojo necesita equilibrio, y éste se obtiene con orden. Tras la apertura, otro par de páginas más y el tema empieza a pedir a gritos algo más, algo distinto, quizá un fondo, algo de contraste. O empieza todo a ser lo mismo.

Ejemplo de apertura. Las siluetas funcionan adecuadamente.

Un simple fondo negro vuelve a llamar la atención del lector.

Con la página de Jaguar lo intentamos y creo que quedó bastante resultón. Utilizamos la foto tal cual, sin tocar para nada el fondo, y colocamos el texto calado en positivo y negativo (que a muchos no gustará, pero hay que asumir riesgos ¿no?) y los filetes de puntos para darle algo de volumen a la mancha negra y así evitar el posible efecto que todos temíamos: que pareciera una publicidad a mitad de página. Y para no restarle impacto visual, las fotos de abajo las pusimos con fondo, normalitas, para que se vieran los coches y algo más, por poquito que fuese. A mí, personalmente me gusta. Y consigue que me vuelva a parar en el tema tras las abundancia de siluetas en las primeras páginas. Vuelve a llamar mi atención. Y eso, precisamente era lo que intentábamos.

miércoles, 26 de marzo de 2008

El mundo al revés

No me he podido desembarazar aún de la resaca electoral y han pasado ya más de dos semanas. Puede que en parte por el susto del terrible y cobarde atentado y por lo que empezó a parecerme una utilización oportunista del mismo, en especial en los medios de comunicación afines al Gobierno. Las palabras de la hija de Isaías Carrasco llamándonos a todos a votar después de recordarnos que su padre había muerto por defender la libertad y las ideas socialistas fueron emocionantes y ciertas, pero que las repitiesen en radio y televisión, más en unas cadenas que en otras, durante la mal llamada jornada de reflexión en la que nadie reflexiona, una y otra vez, otra vez y una más, me revolvió el estómago porque temí que volviéramos cuatro años atrás, cuando el entonces Gobierno del Partido Popular quiso defender sus votos por encima de los muertos en los trenes de cercanías de mi ciudad.

Evidentemente, no llegó a tanto, ni la conmoción general fue la de entonces, pero hubo un atisbo, una pequeña insinuación de ese poder siempre dispuesto a lo que sea para seguir siéndolo.

Y le pudo salir tan mal como le sucedió a la derecha cuando perdió las elecciones, porque en el mundo de la comunicación no existen las relaciones directamente proporcionales que nos enseñaron en matemáticas: haces esto y, necesariamente, sucede esto otro. No, al menos no siempre. Haces esto y, tal vez, sucede esto otro... o bien lo de más allá... o nada, o todo a la vez. Y todo a la vez se te vuelve en contra. Quieres rentabilizar en votos un atentado que has sufrido con toda injusticia, pero la gente te aborrece por querer utilizar un atentado electoralmente, aunque tengas incluso razón. Y puede que no te voten quienes te fueran a votar. Si además tus razones son mentiras... pues entonces podría darse hasta el caso de que pasaras desde la mayoría absoluta a la oposición.

Son las paradojas sociales. Con el estómago aún revuelto y la resaca que no se me quita recuerdo un interesantísimo libro de Manuel Conthe publicado por Planeta en 1999 con el título de "El mundo al revés. Una aproximación a los juegos y paradojas sociales". Conthe, abogado y economista nacido en 1954, ha sido entre otras cosas secretario de Estado de Economía, representante español ante la Unión Europea para asuntos económicos, miembro del Banco Mundial en Washington, además del más polémico director de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de nuestro país (creo que es al único director de esa institución que se recuerda, de donde dimitió por su enfrentamiento con el Gobierno socialista que lo había nombrado tal vez porque desconocían que una de las principales preocupaciones de Conthe es la independencia), y colaborador siempre en distintos medios de comunicación de uno y otro signo, desde "El País" hasta "Expansión" o "Actualidad Económica". Con todo, lo más interesante para mí es su manera de escribir llena de ritmo y amenidad sobre esos efectos contrarios en política o economía, como cuando se endurecen las leyes del despido para intenta frenar el paro... y lo que se consigue es acelerarlo porque con esas medidas los empresarios no contratan a nadie. O como él mismo resume en la introducción "la proposición keynesiana de que para elevar el ahorro colectivo hay que aumentar la demanda" (o sea, que para poder ahorrar, alguien debe gastar), "como sucede en la paradoja de la cooperativa"; "la constatación de que ser racional puede ser una fuente de debilidad y estar loco, en cambio, puede granjear poder" (¿conocen algún gobernante o jefe así?); "la sorprendente doctrina de que cuanto más deba una persona menos vulnerable será frente a sus acreedores"; o "la tradicional teoría de la disuasión, según la cual 'si quieres paz, prepara la guerra'". Es una pequeña muestra de lo que nos cuenta Conthe, el libro no se puede resumir porque cada línea cuenta cosas y casos sorprendentes.

También se pone el mundo al revés haciendo páginas, claro. El conocido principio del "menos es más", del que tanto hemos hablado y hablaremos, es la sentencia paradójica por excelencia: ¿cómo que menos es más? Pues porque resulta ser cierto, porque queriendo aumentar la fuerza con dos golpes, lo que hacemos es divivirla... y es mucho más efectivo un puñetazo que dos sopapos.


Intentemos terminar ya con estas interminables elecciones. La primera versión corresponde a la apertura de las páginas de Nacional que hicimos en el diario El Mundo el día después, y la segunda con la que no hicimos porque pocos creen en el "menos es más". Se pretendía ilustrar la supuesta "caída" de Mariano Rajoy con un montaje de tres fotografías a cinco columnas de la sede del partido en la que se "descolgaba" un cartel con la imagen de su líder. Tres fotos, porque alguno da por sentado que con una imagen no se entiende que se descuelga el cartel. Mejor tres que una, ¿no? Pues no. Y no sólo eso, además quisieron añadir otra foto más, porque Acebes ha dado una rueda de prensa y tiene que salir porque titulamos por ahí (como si hiciese falta verle), motivo por el cual el montaje superior perdió fuerza compitiendo con la anodina imagen inferior. Como perdió fuerza el mensaje que se pretendía transmitir. En definitiva, resultado contrario al esperado... pero no tan alejado de la realidad, porque otro día después Rajoy anunció que se quedaba, que no se descolgaba de la calle Génova, con lo cual que hubiéramos fallado en nuestra página del día anterior supuso... que el fallo fuera menor. Paradojas.