Lo ideal sería no tener que explicar el mito de la caverna de Platón, por suficientemente conocido. Por eso no lo vamos a hacer, convencidos como estamos de que nuestros lectores son los lectores ideales que todo bloguero quisiera tener. No tenemos tan claro lo de ser nosotros blogueros ideales, escribiendo con acceso directo a un mundo de las ideas digitales que después se reflejaran en las pantallas de vuestros ordenadores, y caeremos pues en la debilidad de aclarar que es a esa caverna como mito del mundo en el que se "reflejan" las ideas puras a la que nos referimos, y no a esta otra "caverna" que aquí en España la secta seudoprogresista del grupo más poderoso de comunicación menciona una y otra vez desde hace años para descalificar a su competencia: los de la "caverna" repiten como loros hablando de sus compañeros, por cavernícolas y reaccionarios, suponemos. Pues bien, no, también esa caverna es un mito, pero hoy para desgracia de los puristas del "hablar sólo de diseño", nos hemos puesto filosóficos.
Según la escuela platónica, tal vez la más influyente, original y poderosa de toda la historia del pensamiento, existirían unas "páginas ideales" para disponer la información sobre un papel, como existirían "ideas" para todo lo que forma parte de la creación, conceptos abstractos incluidos. Claro que los miembros de la Academia ateniense de páginas no llegaron a hablar. Las páginas que nosotros hacemos y que llegan después a los lectores serían según este esquema intelectual meros "reflejos" de esas páginas ideales, como reflejos somos todos. De ser cierto esto, podríamos entonces mejorar una página hasta el infinito y cada cambio, acertado claro, que hiciéramos en ella daría como resultado una página mejor que la anterior porque estaría más cerca de la inalcanzable "página ideal":
Sucede que nuestra experiencia desmiente esta afirmación. Y no por antiplatonismo, ciertamente. El esquema anterior funcionaría en el caso de que existiesen infinitas combinaciones antes de llegar a lo inalcanzable... pero no existen infinitas combinaciones y es el propio Platón quien puede decirnos por qué. Porque hay una página, la mejor de las posibles, que es la única que "refleja" la página ideal inalcanzable. Y esa página reflejo de la página ideal sí es de este mundo de las apariencias, como todos los reflejos. De hecho, a veces la alcanzamos. Pocas, ¿eh? Y sucede también que una vez alcanzada, lo único que se puede esperar si seguimos modificándola es empeorarla. Porque ya habíamos alcanzado "la mejor de las páginas posible" y cualquier otra... es peor.
Este sería el esquema de nuestro último razonamiento. De hecho, es el esquema de lo que nos sucede día a día con los continuos cambios que hacemos en las páginas. En este eje de coordenadas imaginario, ideal podríamos decir hoy, existe si os dais cuenta un punto que hemos bautizado como umbral de descojonamiento, y que es ese punto en el que a través de múltiples cambios se alcanzaría "la mejor de las páginas posibles". Generalmente es la intuición la que nos dice que hemos llegado a él, no hay fórmulas matemáticas para calcularlo. A partir de ahí, ya sabéis, resignación porque todo empeorará si como sucede un día sí y al siguiente más, redactores jefe y directores, de arte o del periódico, se empeñan en alcanzar las ideas que Platón imaginó más allá de nosotros, en el mundo eterno del ser.
Según la escuela platónica, tal vez la más influyente, original y poderosa de toda la historia del pensamiento, existirían unas "páginas ideales" para disponer la información sobre un papel, como existirían "ideas" para todo lo que forma parte de la creación, conceptos abstractos incluidos. Claro que los miembros de la Academia ateniense de páginas no llegaron a hablar. Las páginas que nosotros hacemos y que llegan después a los lectores serían según este esquema intelectual meros "reflejos" de esas páginas ideales, como reflejos somos todos. De ser cierto esto, podríamos entonces mejorar una página hasta el infinito y cada cambio, acertado claro, que hiciéramos en ella daría como resultado una página mejor que la anterior porque estaría más cerca de la inalcanzable "página ideal":
Sucede que nuestra experiencia desmiente esta afirmación. Y no por antiplatonismo, ciertamente. El esquema anterior funcionaría en el caso de que existiesen infinitas combinaciones antes de llegar a lo inalcanzable... pero no existen infinitas combinaciones y es el propio Platón quien puede decirnos por qué. Porque hay una página, la mejor de las posibles, que es la única que "refleja" la página ideal inalcanzable. Y esa página reflejo de la página ideal sí es de este mundo de las apariencias, como todos los reflejos. De hecho, a veces la alcanzamos. Pocas, ¿eh? Y sucede también que una vez alcanzada, lo único que se puede esperar si seguimos modificándola es empeorarla. Porque ya habíamos alcanzado "la mejor de las páginas posible" y cualquier otra... es peor.
Este sería el esquema de nuestro último razonamiento. De hecho, es el esquema de lo que nos sucede día a día con los continuos cambios que hacemos en las páginas. En este eje de coordenadas imaginario, ideal podríamos decir hoy, existe si os dais cuenta un punto que hemos bautizado como umbral de descojonamiento, y que es ese punto en el que a través de múltiples cambios se alcanzaría "la mejor de las páginas posibles". Generalmente es la intuición la que nos dice que hemos llegado a él, no hay fórmulas matemáticas para calcularlo. A partir de ahí, ya sabéis, resignación porque todo empeorará si como sucede un día sí y al siguiente más, redactores jefe y directores, de arte o del periódico, se empeñan en alcanzar las ideas que Platón imaginó más allá de nosotros, en el mundo eterno del ser.
Postdata: Los gráficos de este post son obra de Miguel Nuño miembro del departamento de gráficos de elmundo.es, especializado en infografía online (aquí, aquí y aquí podéis ver algunos de sus gráficos interactivos). Es el responsable de algunos de los especiales de la página web de El Mundo (como el de Blade Runner, James Bond, o Star Wars, entre otros); autor junto a Iván Aliaga y Fernando R. Monroy de los denominados reportajes visuales de cómic (una interesantísima y novedosa propuesta que se publica también en esta web aunque realizada como un trabajo externo y de la que os destacamos Hulk, el cómic negro, o el Batman de Adams); ilustrador, gran conocedor y amante del mundo del cómic (otra cosa distinta son sus exóticos gustos cinematográficos, que al menos nos sirven para irreconciliables discusiones sobre cine en las noches solitarias de la redacción, cuando la actualidad, o más bien la falta de ella, nos lo permite). Nuño tiene previsto aparecer pronto en la blogosfera con algunos de sus dibujos e ideas sobre ilustración e infografía en un blog propio. Desde encajabaja os mantendremos informados para que podais apreciar la calidad de su trabajo, que es mucha, y además agradecemos su participación en este artículo.