La apuesta gráfica del nuevo diseño de nuestro periódico nos está obligando en muchas ocasiones a tener que dar fotografías a mucho más tamaño del que requieren. A tener que pasar la fotografía de una página a la otra para conseguir así más tamaño de imagen... con la consiguiente cantidad de problemas técnicos que eso a veces conlleva, tanto en los títulos como, sobre todo, en los textos. Tenemos que hacer malabarismos para que el flujo de las columnas de texto no sea excesivamente complicado y los lectores puedan leer que, en definitiva, es de lo que se trata. Aunque el mal llamado "periodismo visual", el periodismo visual mal entenido para entendernos, pase a veces por alto que los periódicos se hacen para leerse.
Pero como nos recordaba Al Pacino en "Heat" (¿o era Robert de Niro?), todas las monedas tienen dos caras. Si le damos la vuelta y desabrochamos el corsé de las cinco columnas que antes teníamos prohibido, las fotografías que a mayor tamaño ganan en impacto visual podemos dar ahora a cinco, pasar el medianil, seis, siete, ocho, ¡mambo!, nueve o hasta a 10 columnas en una página doble.
Ayer tuvimos un caso muy claro acerca de lo que estamos hablando porque teníamos una magnífica fotografía para ilustrar la noticia principal con la que abría la sección de España, relativa a la polémica visita del ministro de Exteriores, Moratinos, a Gibraltar. Tanto que construimos la página a partir de la fotografía. El redactor jefe, nuestro querido Guillermo a quien amamos y odiamos casi a partes iguales, nos propuso la apertura clásica "con una gran foto a cinco columnas". Pero, ahora, una "gran foto" no se da a cinco columnas, ¿no?
Logramos ensamblar de una manera más o menos coherente la imagen y el texto principal, junto con otro tema secundario relacionado en las últimas dos columnas, haciendo bloque con la publicidad. Además separamos estas dos piezas con una columna de apoyo con fondo gris en la que damos las reacciones de tres ex ministros, críticos todos claro. Además la doble se completa con una opinión de Felipe Sahagún a faldón ocupando siete columnas, igual que el tema principal y la imagen.
Y es precisamente con esta última pieza con la que surge el problema. Porque no logramos separarla bien del artículo principal de la parte superior, incluso se pueden confundir algunas columnas de texto entre un artículo y otro. Solución: situar, como hicimos finalmente, la gran imagen sobre la que ya os hemos dicho que construimos la página en el centro, separando las dos piezas de texto y a la vez consiguiendo aligerar el efecto de exceso de texto, también conocido como efecto "ladrillo". El resultado es una página doble mucho más equilibrada, toda ella alrededor de ese fotón.
¿O no?
Quique Falcón y Mario Benito
Pero como nos recordaba Al Pacino en "Heat" (¿o era Robert de Niro?), todas las monedas tienen dos caras. Si le damos la vuelta y desabrochamos el corsé de las cinco columnas que antes teníamos prohibido, las fotografías que a mayor tamaño ganan en impacto visual podemos dar ahora a cinco, pasar el medianil, seis, siete, ocho, ¡mambo!, nueve o hasta a 10 columnas en una página doble.
Ayer tuvimos un caso muy claro acerca de lo que estamos hablando porque teníamos una magnífica fotografía para ilustrar la noticia principal con la que abría la sección de España, relativa a la polémica visita del ministro de Exteriores, Moratinos, a Gibraltar. Tanto que construimos la página a partir de la fotografía. El redactor jefe, nuestro querido Guillermo a quien amamos y odiamos casi a partes iguales, nos propuso la apertura clásica "con una gran foto a cinco columnas". Pero, ahora, una "gran foto" no se da a cinco columnas, ¿no?
Logramos ensamblar de una manera más o menos coherente la imagen y el texto principal, junto con otro tema secundario relacionado en las últimas dos columnas, haciendo bloque con la publicidad. Además separamos estas dos piezas con una columna de apoyo con fondo gris en la que damos las reacciones de tres ex ministros, críticos todos claro. Además la doble se completa con una opinión de Felipe Sahagún a faldón ocupando siete columnas, igual que el tema principal y la imagen.
Y es precisamente con esta última pieza con la que surge el problema. Porque no logramos separarla bien del artículo principal de la parte superior, incluso se pueden confundir algunas columnas de texto entre un artículo y otro. Solución: situar, como hicimos finalmente, la gran imagen sobre la que ya os hemos dicho que construimos la página en el centro, separando las dos piezas de texto y a la vez consiguiendo aligerar el efecto de exceso de texto, también conocido como efecto "ladrillo". El resultado es una página doble mucho más equilibrada, toda ella alrededor de ese fotón.
¿O no?
Quique Falcón y Mario Benito