martes, 8 de septiembre de 2009

Réquiem por la libertad de prensa en Latinoamérica

Siendo Encajabaja como es un blog sobre diseño en prensa, y siendo la mayoría de sus miembros periodistas de formación, no podemos sustraernos al ajetreo de la profesión periodística en sí, aunque es evidente que otros medios amigos profundizan más en este sentido. Uno siente la necesidad de escribir estas líneas cuando lee crónicas como la que despachaba Maite Rico ayer en la apertura de Internacional del diario El País, y a la luz de sus palabras uno tiene la sensación de haber retrocedido 70 años, o 50 o quizás 30… pero no, en pleno 2009 seguimos sorprendiéndonos de ciertos abusos sobre los periodistas a lo largo de todo el mundo.

Y de la misma manera que nos estremecemos cuando un compañero de profesión, sea redactor, sea fotógrafo (el alicantino Christian Poveda fue asesinado hace apenas 5 días) fallece mientras desempaña su labor, igualmente no podemos dejar de acongojarnos con las mordazas que se ciernen sobre nosotros por el mero hecho, por el “delito execrable”, de querer informar con veracidad y libertad.

Maite Rico nos amplía sobre lo que ya sabíamos desde hace tiempo: el cada vez más intenso acoso sobre los medios independientes en los países que conforman el llamado “eje bolivariano”. El pasado jueves, dos reporteros de la cadena boliviana Unitel fueron atacados por miembros de paisano de la unidad de élite de la policía en la ciudad de Santa Cruz cuando filmaban la detención de un agricultor, maniatado y encapuchado, en pleitos de tierras con el Estado. Los reporteros fueron embestidos por el vehículo policial, obligados a bajar, golpeados y su cámara fue ametrallada y confiscada. Es uno de los más recientes altercados.

La nómina de agresiones a la prensa crece en estos países: el pasado sábado el gobierno venezolano anunciaba la clausura de 29 emisoras de radio -que se unirán a las 34 cerradas en agosto- y nuevas sanciones contra la crítica Globovisión. En Ecuador, el presidente Rafael Correa exigía la cancelación de las licencias para la cadena de televisión Teleamazonas y para varias cadenas de radio. Y en Nicaragua, Daniel Ortega calificaba a los periodistas de “servir a los enemigos del pueblo”.

Según la Sociedad Interamericana de Prensa, el lenguaje agresivo y beligerante de los presidentes de estos países, liga a estos medios a complots y “mina su credibilidad”. Les acusan de “tergiversar la realidad” y servir a “los intereses de la oligarquía y el imperialismo”. En estos países se vive un proceso de fuerte polarización, lo cual se refleja necesariamente en los medios, que debido a la falta de una oposición organizada y unida y a la “fragilidad institucional”, se convierten en instrumentos de fiscalización del poder. Y eso no pueden tolerarlo.

El acoso ideológico, las agresiones físicas y la asfixia económica están a la orden del día. Hasta en Argentina empiezan a verse movimientos preocupantes. Un nuevo proyecto de ley impone restricciones a la propiedad de medios audiovisuales, con el objetivo principal de perjudicar al principal grupo de comunicación del país, Clarín.

“Apaguemos la televisión y tengamos la mente limpia. No es necesario leer periódicos”, recomienda Correa en su programa semanal de radio; “Sólo el 10% de los periodistas son dignos”, aclara Evo Morales. ¿A donde nos lleva esto? ¿2009, dice usted? ¿En serio?

De momento, sólo podemos observar con temor y lástima estos acontecimientos, seguir denunciando y alzando la voz y animar en su labor a los compañeros que en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela no se proponen ser infieles a su patria, sino meramente informar más allá del pensamiento único estatal y criticar, si toca, los abusos del Estado, sin que éste pueda tomar represalias gratuitas, que para tomar medidas están los poderes judiciales. Parece que el caciquismo, definitivamente, está de vuelta.

Entonemos el réquiem…

lunes, 7 de septiembre de 2009

Rediseños, unos más que otros

Hoy sale a los quioscos, rediseñado, el periódico francés de izquierda Libération, después de una campaña publicitaria de las que intentan crear mistero con cuenta atrás incluida (¡ya faltan dos días!, ¡ya sólo falta uno...!, etc.).

Portada de la edición de hoy de Libération, con su nueva imagen, en la se que abandona su modelo de "portada póster" por una propuesta con distintos temas muy equilibrados y con una curiosa estructura horizontal, que a pesar de alejarse de lo habitual, funciona muy bien.


El anterior modelo de "portada póster", en la edición de este sábado.


El rediseño es obra de uno de los diseñadores periodísticos españoles más activos y más en forma, profesor de la Universidad de Navarra, Javier Errea, para la empresa Innovations, quienes evidentemente llevan el tema hoy en su web de forma destacadísima.

Desde el punto de vista formal la propuesta es muy elegante, ordenada, con una nueva paleta de colores y nuevos tipos de letra: Trade Gothic (la del titular principal de la portada y el resto de títulos principales), Glosa (creada por el exitoso tipógrafo portugués Dino do Santos, una letra con serif para el texto principal y títulos secundarios) y Neutraface (palo seco para crear contraste en folios, cintillos o títulos de apoyo). Todo al servicio de lo que ellos denominan "contenidos provocativos". El diario francés, mítico y casi de culto en toda Europa, publica hoy una página doble explicando todos los cambios con el título "L'info es un combat" (esperemos que así sea), mostrando la nueva paleta de color, tipografías, estructura de páginas, nuevas secciones, etc. Además desde innovations un enlace a flickr permite ver todas las páginas de la edición rediseñada de hoy.






El País del domingo

Otro caso, distinto, es el sufrido (y nunca mejor dicho) por el diario El País este domingo porque aparte de las tazas de The Beatles tanto su suplemento semanal como el propio periódico hicieron unos retoques en su portadas. Rediseños del estilo de: esta cabecera del suplemento que no se ve, me la vas a coger y tal cual, sí sí tal cual, con su mismo tipo de letra y todo, me la vas a poner bien grande arriba, que se vea bien.

Antes...

... y ahora

Mucho mejor, dónde va a parar. Si es que no se veía. Y en la portada del periódico pues me haces algo también para que se note que hemos cambiado, pues no sé, pon en el friso el segundo tema debajo del primero y que el lector juegue a encontrar su foto, ponle otro color al friso... ¿este azul cielo? Sí, sí. Destaca más que antes. Queda muy bonito. ¡Cielos!

No hemos encontrado más cambios en El País del domingo, a pesar de que haberlos buscado con lupa... pero pueden habérsenos pasado por alto, ¿alguien ha visto algo más?

Diseñario 2.0 (I)

No ha resultado nada fácil pero, tal y como prometimos, con todos ustedes: el ¡Diseñario 2.0! Gracias a las nuevas tecnologías hemos podido localizar a los miembros del enigmático y muy ilustre comité de expertos encargados de su redacción, y ponerlos a su vez en contacto entre sí, para que lleven a cabo esta versión aumentada del Diseñario con las nuevas voces que han ido llegando hasta nosotros por distintos cauces.
Parece, eso sí, que pese a las dificultades para encontrarlos y, sobre todo, convencerlos, han vuelto con ganas a tenor de la extensión de estas primeras tres entradas; pero que no cunda el pánico, que nadie se deje dominar por ese miedo humano y comprensible ante cualquier texto de más de tres líneas (¡sacrilegio en internet!, ¡pero cómo se atreven! ¡oh, cielos!) porque quién sabe si no se desinflan más pronto que tarde como esos corredores de larga distancia que, ilusionados, parecen esprintar a la salida. O tal vez no.





A


Adelanto. Escribir un adelanto es como lanzarse a una piscina, sin saber si te estás tirando por el lado que cubre o por el que no. Es trabajar a ciegas, sin referencias, sin el calorcito que te proporcionan las cuatro paredes de una maqueta. Opción ésta que prefieren la inmensa mayoría de los redactores, porque lo cómodo es rellenar un hueco, aunque sea inmenso, que no tener que enfrentarse con disciplina a la inmensidad de una pantalla en blanco sabiendo que tienes un límite de caracteres a los que ceñirte. Porque, y esta es una de las principales características de los adelantos, suelen tener un límite de extensión. Este límite se da para facilitar el trabajo a todos y para contener la tendencia a la homilía que todo redactor alberga en su interior.
Generalmente un adelanto viene precedido de una pelotera. La que se produce cuando un redactor te pide que le maquetes una doble página con un texto general generoso, sin fotos (por supuesto) y seis despieces para dentro de cuatro semanas. O cuando algún otro simpático redactor te dice, en pleno cierre de la primera edición del periódico, que su página para segunda es lo primero que tienes que hacer, porque ya no llega al cine a la sesión de las once de la noche.
Los maquetadotes tenemos muchas virtudes, sin duda. Algunos incluso hemos desarrollado cierta capacidad extrasensorial para adivinar el futuro y presentir el marrón que se avecina, cual pastores interpretando las cabañuelas de agosto. Pero algo que no sabemos hacer es maquetar al dictado o a ciegas. Ante eso sólo te queda respirar profundamente, contar hasta diez y sugerirles, amablemente, que si tanta prisa tienen en escribir su texto quizá lo mejor sería que lo hiciesen en un adelanto.
Si la propuesta fructifica, llega el momento de negociar la extensión. Ciento ochenta líneas. ¿Tres folios? Ciento ochenta líneas. ¿Dos columnas de arriba abajo? Uno, ocho, cero. ¿Como la maqueta de ayer? CIENTO-OCHENTA... Vale, vale, ya lo he pillado. Pero no. Cuando te lo entrega, obediente, ha escrito cuatrocientas ochenta y seis líneas sin puntos y aparte. Y aún algunos tienen la ocurrencia de decirte que ya que lo han hecho en adelanto, que hagas el favor de ajustárselo... con un poquito de track.
Pero el gran drama de los adelantos, el momento en que el adelanto se convierte en una catástrofe incontrolada suele darse cuando algún jefe de sección, generalmente de la sección de Cultura, ha tenido la ocurrencia de encargar unas cuantas opiniones a personajes destacados, para enriquecer un tema. En ese caso, el que da las líneas suele ser el redactor. Y claro, las da como si no fuesen suyas. En un alarde de generosidad sin precedentes, concede cien a un músico. Ciento cuarenta al presidente del club de fans de Bob Dylan. Cuarenta y seis al ministro de Cultura... y así hasta completar ocho opiniones en adelanto que tú, desgraciado maquetador, tendrás que ajustar. Todo un reto. Y un ejercicio de autocontrol. Porque claro, "no les vamos a cortar ni una línea, encima que han tenido el detalle de hacernos un adelanto...".
En otra acepción del término, adelanto puede referirse a algún cambio, mejora o avance en el campo informático de la redacción. Es curioso, porque siempre que se introduce un adelanto informático te instalas en la edad de piedra durante varias jornadas.

Agencias. Empresas periodísticas que suministran información, tanto en forma de texto, fotos, cortes de audio y vídeo, etc. a los periódicos, televisiones, radios, etc. Su origen se remonta a la mitad del siglo XIX cuando la expansión mundial "obligaba" a los periódicos a suministrar noticias de todo el mundo sin, obviamente, grandes gastos de corresponsalías, enviados especiales y similares. Las agencias, situadas en todo el mundo, vendían esas informaciones a la prensa. Entre las más conocidas: AP, Reuters, AFP o EFE. Algunas distribuyen noticias a miles de periódicos de todo el mundo, con una única condición: inmediatez. Las noticias tienen que llegar ya.
Precisamente esa rápida y enorme distribución ha sido a la vez su mejor baza y su peor publicidad, en una especie de paradoja. Son como las marcas blancas de los supermercados: más baratas, no se agotan nunca, saben bien y te sacan de un apuro. Pero a todos nos gusta comprar la leche de marca, la fresca, la que ordeñan todos los días. Algunas veces compramos un brick sin marca, pero sólo cuando no queda de la buena o han subido tanto el cartón que tenemos que usar la marca blanca para no arruinarnos. Los periódicos igual: metemos noticias de agencia sólo si no hay otra posibilidad, es decir, o no tenemos corresponsal o el texto no llega o es algo exclusivo.
Otro tema son las fotos de agencia. Debido a la gran diversidad geográfica y a la calidad de las fotografías de agencia, son muy utilizadas en los periódicos. Llegan miles fotos de todo el mundo, de todo tipo de actos y eventos, no. Además, entre las agencias cuentan con grandes fotorreporteros premiados en múltiples ocasiones. Son una enorme fuente de gran material.
Es esta utilización de las fotos de agencia la que nos lleva muchas veces a "chocar" con el departamento de fotografía de los periódicos: nosotros queremos dar las mejores fotos, sin importar de quién son y así no estar condicionados; en el departamento de fotografía prefieren dar la foto del fotero en plantilla. ¿Quién gana? Unas veces nosotros, otras ellos, pero no siempre el producto final.

Alcance. Es una segunda oportunidad cuando no hemos llegado a tiempo. Una posibilidad cuando las cosas suceden en el peor momento, justo después de haber cerrado una edición o inmediatamente antes de cerrar y sin tiempo para reaccionar y modificar nada porque la rotativa comienza a girar. Sucede de noche...
Expliquémonos: Los periódicos llamados nacionales, los que se distribuyen no sólo en su ciudad (porque un periódico es siempre algo propio de una ciudad más que de un país) sino en todas las ciudades y pueblos de esa nación, cuentan con dos ediciones. Una primera edición, llamada precisamente edición nacional, que debe hacerse y terminarse -cerrarse, decimos- antes, generalmente entre las nueve y las diez de la noche para así poder imprimirla con tiempo suficiente para su distribución por todo el territoro nacional. Y una segunda edición que comenzamos a hacer inmediatamente después de haber terminado la primera (¡hemos cerrado! ¡Bieeennn! A seguir...) aprovechando muchas de sus páginas, cambiando otras tantas e incluyendo nuevas, entre otras las propias de la sección, o cuadernillo según el caso, de Local dedicadas a la ciudad del periódico que es precisamente donde se va a distribuir esta edición de... Madrid, por poner el ejemplo que más a mano tenemos.
Pues bien, entre una edición y otra, y después de la segunda y última existe la posibilidad de hacer algunos cambios y enviar páginas, alcances (aquí los tenemos), a la rotativa para que las sustituyan. ¿Cómo es esto posible? Sencillamente parando la rotativa y cambiando las planchas con las nuevas, donde se incluyen las páginas de alcance, para continuar imprimiendo el número de ejemplares que falten hasta completar la tirada prevista.
Esto da lugar al curioso fenómeno de que casi nunca (porque casi siempre hacemos alcances) todos los periódicos de una misma edición sean iguales. Los impresos al comienzo tendrán la edición tal y como la cerramos y aquellos impresos después de la parada incluirán las páginas de alcance con las modificaciones que hicimos.
Como parar una rotativa (¡paren máquinas!, sí) y hacer planchas nuevas es algo costoso y retrasa la edición, los alcances tienen que merecer la pena o corregir un error muy grave, o grave al menos (una de las causas más frecuentes de los alcances), y debe hacerse además cuando falta todavía por imprimir una parte considerable de la tirada. Compensa, pues, si se mejora en un número grande de ejemplares, aunque también se conocen alcances que sólo alcanzaron (de ahí el nombre) a un número reducidísimo de ejemplares, los justos, eso sí, para que al día siguiente el director no detectase un vergonzoso error "¡motivo de despido!" que sí detectaron los cientos de miles de lectores de casi toda la tirada anterior al alcance de última hora. Muy entrada la noche ya.


Nota: A los nuevos lectores del Diseñario les informamos de que se trata de una obra colectiva e irreverente sobre el diseño periodístico y la prensa en general, y que está abierta a la participación de todos aquellos que quieran hacerlo a través del correo electrónico de encajabaja. A nuestros lectores habituales se lo recordamos una vez más y les animanos a que sigan participando. Gracias a todos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Leibovitz

Se trata del acontecimiento fotográfico del año en Madrid. Y lo estábamos dejando tan para el final que al final casi nos quedamos sin ver las impresionantes fotografías de Annie Leivobitz expuestas en la sala Alcalá 31 (original nombre de este espacio cultural ubicado en un monumental edificio del número 31 de la calle de Alcalá, propiedad de la Comunidad de Madrid). Pero nos dio tiempo, y todavía vamos a tener dos semanas más porque en un principio estaba programada hasta el 6 de septiembre y finalmente se ha prorrogado hasta el próximo día 20.

Eso sí, cualquier cosa que escribamos, seguro que se quedará corta porque la muestra es absolutamente asombrosa. Tanto, que más de 70.000 personas se nos habían adelantado ya para ir a visitarla, más de 5.000 el primer fin de semana, récord absoluto de visitantes en una exposición fotográfica en nuestra ciudad desbancando (por más del doble) la exhibición que sobre Andy Warhol organizó también esta sala en 2005. Y es que, cifras al margen, pocas veces se pueden admirar copias de gran formato con una calidad y maestría como las que hemos visto esta semana. Independientemente de que el estilo fotográfico de la autora pueda resultar más o menos interesante a unos u otros (es admirada y denostada con igual pasión), muy pocos fotógrafos alcanzan el nivel de maestría que desprenden estas poderosísimas imágenes.




Annie Leibovitz es la mejor retratista del mundo, si es que tal cosa puede afirmarse; y la mejor "portadista" del mundo también, si tal especialización existiera y pudiera medirse, que no. Pero tan es así, que algunas de las imágenes que realizó para la revista Rolling Stone, como la de John Lennon totalmente desnudo abrazado a su mujer Yoko Ono vestida, tomada muy poco antes de que lo asesinaran, y que fue su primer gran trabajo para esta revista cuando Leibovitz apenas tenía 30 años; o la de Demi Moore embarazada para Vanity Fair, se han convertido en inconos de la cultura popular.


Esta última imagen se muestra a la entrada de la exposición en una copia de enormes dimensiones y de una calidad que no puede describirse, sólo verse. Además, la fotógrafa cuenta la historia que hay detrás de ella: realizó un reportaje sobre la boda de Bruce Willis y Demi Moore y allí se conocieron. Leibovitz le planteó que estaría bien hacer unas fotos sobre su primer embarazo, que posteriormente se hicieron y también están en la muestra (una imagen en blanco y negro del vientre de ella con las manos de Bruce Willis a ambos lados). Más adelante, la revista encargó un reportaje sobre la actriz y pidió a la fotógrafa un retrato de su rostro para la portada, pero al hacer el reportaje dió la casualidad que Demi Moore estaba de nuevo embarazada y... tras convencer a la revista, que al parecer no fue fácil, su portada dio la vuelta al mundo.

En otras muchas imágenes, Leibovitz cuenta cómo se hicieron, lo que había detrás de ellas, lo que logró sin proponérselo a veces, sus intenciones... "No soy periodista", escribe sobre las imágenes que realizó de Sarajevo, "un periodista no toma partido y yo no quiero pasar así por la vida". No concede apenas entrevistas, pero nuestro buen amigo y compañero Antonio Lucas (él sí encuentra palabras para sus imágenes), uno de los grandes periodistas de nuestro país a pesar de su juventud (nos tiene prometido un artículo para encajabaja y no vamos a perdonárselo, que es muy bueno el muy...) sí pudo o supo entrevistarla en un artículo que os enlazamos aquí por su enorme calidad e interés.




Nos han sorprenido, eso sí, que junto a los conocidísimos retratos de famosos se expongan además de paisajes desolados en copias enormes, imágenes suyas mucho más íntimas: fotos de su familia, de sus padres en la playa, sus hermanos, sus hijas, ella misma y, sobre todo, de su compañera sentimental, la escritora norteamericana Susan Sontag, fallecida por cáncer en diciembre de 2004. Vivieron una relación muy discreta, en casas separadas aunque vecinas, durante 16 años, relación que se conoció con más detalle cuando Leibovitz habló de ello tras la muerte de su compañera. La presencia de Susan Sontag, autora además de un clásico sobre la teoría fotográfica titulado "Sobre la fotografía", es casi abrumadora porque la exposición no tiene una organización temática o temporal, otro de sus aciertos, y las fotografías de todo tipo se mezclan como posiblemente se mezclen en el interior de su genial autora.

La propia Annie Leibovitz inauguró en junio esta exposición organizada por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid (de vez en cuando se nota que existe algo así en Madrid, pero no nos acostumbremos... suponemos que el fin último fueron las fotografías de Esperanza Aguirre con Leibovitz junto a la imagen de Demi Moore, ¡en fin!) dentro de PhotoEspaña 2009. Llega a Madrid después de que sus casi 200 fotografías hayan viajado desde Nueva York a París, Londres o Berlín como parte del proyecto editorial "Annie Leibovitz: vida de una fotógrafa. 1990-2005", libro editado por Lunwerg, una auténtica maravilla de 480 páginas impresas con una calidad a la altura de los originales pero, eso sí, al módico precio de 60 euracos del ala.

Y es que, al parecer, esta fotógrafa de familia judía nacida en Connecticut en 1949 y que recorrió todo el país de base militar en base militar en su infancia porque su padre era teniente coronel del ejército, está pasando por grandes apuros económicos según las últimas informaciones publicadas sobre ella. Como otros grandes artistas acudió a la firma financiera Art Capital a finales de 2008 acuciada por problemas económicos y obtuvo unos pequeños préstamos por un total que supera los 16 millones de euros poniendo como aval sus tres casas y los derechos de autor de toda su obra... que puede perder ahora si la semana que viene (el día 8 de septiembre vence el plazo de devolución) no devuelve o renegocia. Pocos fotógrafos pueden permitirse una deuda así, pero es que hasta el próximo día 20 lo que podemos ver en Madrid son las fotografías de la fotógrafa mejor pagada del mundo. Id a verlas, es gratis.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Periodiquerías (VII)




Las Vegas (Estados Unidos, 2009) / Luis Blasco





Los Cristianos (Tenerife - España, 2009) / Alberto D. Prieto






Alicante (España, 2009) / Mario Benito




Nuestro amigo y compañero en El Mundo Alberto Prieto nos envió este verano con su móvil desde el sur de la isla de Tenerife una foto con el siguiente mensaje: "En vacaciones compramos la prensa en otros sitios...".
Enviadnos fotos de vuestras periodiquerías, de ese lugar en vuestra ciudad o en los sitios a los que viajáis, donde todavía se venden periódicos, y las publicaremos aquí. Si queréis.


Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma

Volvemos

Y no nos apetece. O sí. Bueno, no sabemos, pero volvemos. Los días apacibles en remotos paraísos o en el apartamento de la familia sin conexión posible a internet, los Servicios Mínimos que declaramos hace algo más de un mes, han llegado a su fin.


Y aquí estamos, sin el gorro de baño, el patito de goma, el flotador, las gafas de buzo y los manguitos dispuestos a todo. A encontrar a los desaparecidos y desperdigados miembros del misterioso comité de expertos para que el próximo lunes nos ofrezcan la primera entrega del Diseñario 2.0 (edición corregida y aumentada del Diseñario con la inclusión de todas las voces nuevas que nos han llegado tal y como publicamos antes de las vacaciones); a ofreceros Periodiquerías que hemos fotografiado o que han fotografiado para nosotros por todo el mundo mundial; a seguir con nuestros Casos Prácticos analizando cómo hicimos algunas páginas o cómo pudieron haberse dibujado; a rastrear el mundo del diseño periodístico para traeros más Firmas en Caja Alta; para poner en marcha una nueva sección sobre cómic todavía sin fecha pero que no se hará esperar demasiado; o para dar nuestros cinco puntos de vista, distintos entre sí como no podía ser de otra forma, incluso contradictorios si hace falta, gusten o disgusten porque nuestra intención no es agradar o desagradar sino tan sólo opinar con libertad desde nuestra sección Otro Punto de Vista.

Volvemos. Y sí, nos apetece.

lunes, 10 de agosto de 2009

Carta de amor a mis periódicos

Convendréis conmigo en que las vacaciones de verano son de lo mejorcito del año. No sólo te proporcionan el merecido descanso que tanto nos hemos ganado durante el año, sino que contribuyen a un notable oxigenamiento de las neuronas, de forma que se consigue una curiosa limpidez en la percepción de las cosas. Normal, airearse es lo que tiene, que refresca mente y cuerpo.

El destino suele importar menos, pero creedme, ayuda. Desde hace unos años, el clima, la suave brisa marina, la buena gastronomía y mejores gentes del Puerto de Santa María, en la bellísima costa de Cádiz, contribuyen a que mi estado mental se equilibre y mi depósito se desborde de energía para lo que deparará el próximo curso.

Incluso ahora, que vivimos tiempos inciertos, en los que nos sobrevuelan negros nubarrones en forma de despidos, inseguridad laboral y lo que es peor, dudas cada vez más fuertes sobre nuestra solvencia a medio plazo, el periodo estival nos anima a seguir, ofreciendo pequeños detalles, leves guiños a los que agarrarse a nada que uno pretenda seguir observando, curioso, el mundo que le rodea y consiga levantar la mirada un poquito más allá de lo que le conceda el confinamiento de su ipod.

Sentemos las bases del relato. Amo los periódicos. Vivo del papel. Y me gusta tanto su tacto, su olor, su color y las historias que contienen que, precisamente en vacaciones, no concibo un desayuno sin ellos, ni estoy cómodo en la piscina si no puedo leerlos, o releerlos según los casos, incluso protegerme del sol con alguno de ellos cuando ya no aguanto más el calor. A la playa, además de mi familia, me llevo la toalla y los periódicos. Y hasta que no se me va la crema de las manos no los cojo, porque me fastidia mancharlos. Y cuando los termino me baño, antes no. Me gusta ir a comprarlos por la mañana, temprano, cuando todavía no hace calor y noto como la brisa me recorre la espalda, con un leve escalofrío. Me gusta compartirlos con mi mujer, e intercambiar los míos con el de mi padre. Dos generaciones distintas, dos diarios distintos. Soy tan fiel a la cita diaria con mis periódicos que la chica del quiosco de mi urbanización me fía, lo que demuestra dos cosas, que en Cádiz todavía tengo crédito y que aquí no ha llegado esa desconfianza hacia el de fuera propia de casi todo el resto del planeta.

Y aunque les ponga los cuernos frívolamente por las noches y me escape al jardín a deshoras a navegar por la red a costa del wifi de algún confiado vecino, a la mañana siguiente vuelvo puntual a nuestro encuentro, con las orejas gachas y esa expresión de “os lo puedo explicar, no es lo que parece, no ha significado nada para mí” que tan bien entienden los débiles de espíritu.

Porque aunque yo sea débil, mis periódicos no los son. Y están allí, puntuales y comprensivos, conocedores de mis flaquezas. Ansiosos por contarme como sigue todo por mi barrio, y por Madrid, y por el mundo. Y conscientes de que les volveré a fallar, resignados, porque la carne es débil y el wifi de mi vecino es gratis…

Y como amo los periódicos y vivo de ellos, me duele pensar que alguna vez acuda al quiosco y ellos no estén. Y nos miremos la chica que me fía y yo y pensemos “nuestra relación termina aquí”. Y que se terminen los desayunos compartiendo el periódico con mi mujer, y que ya no cambie el periódico con mi padre y terminemos pasándonos enlaces por e-mail, y que tenga que bajar a la playa con sombrilla, como un cualquiera, porque el sol termina por molestarme.

Y para evitar eso lucho todos los días durante el año. Y me dejo parte de mi sueldo en el quiosco, que la chica que me fía también tiene una familia que alimentar. Y por eso me conmueve ver que por la mañana temprano hay una cola de gente, con ojos de sueño, esperando para comprar el periódico y luego pasarse a por unos churros al quiosco de al lado para desayunar en casa con la familia y compartir ritual. Y me entran ganas de darles un beso a todos, uno por uno. Porque me hacen sentir menos solo, porque comparten mi necesidad de papel… aunque luego todos navegemos furtivamente, con la mala conciencia de quien está engañando al amor de su vida.
El Puerto de Santa María, 10/08/09
Feliz aniversario, M.