martes, 15 de septiembre de 2009

Una mala página

Hemos sabido que el 9-9-09 es una fecha de buena suerte para los chinos, hasta el punto de que se casaron en masa y adelantaron muchos partos para hacerlo todo coincidir con el 9 de septiembre de 2009. Y lo hemos sabido porque precisamente vivimos tan insigne día, cargado de buenos augurios, la semana pasada. Buenos augurios para los chinos, claro, no para mí. Porque vaya página putapénica que pinté aquel día, la página 9 de la sección de España para más inri.

No quiero ni mirarla...

Cada vez que la miro me salen granos por el cuerpo, me convierto en el hombre sarpullido, o en el mediocre maquetador que no quisiera ser y al parecer soy, al menos en ocasiones como ésta. Debí sufrir un ataque del temible síndrome rancio que siempre sobrevuela, amenazador, sobre nuestras cabezas esperando a que bajemos la guardia... porque no puedo culpar a nadie, ni quiero, de algo que fue absolutamente responsabilidad mía. Yo maqueté la página, yo se la propuse al redactor jefe de Nacional, e incluso habiendo podido dar marcha atrás no lo hice, incapaz del mínimo de firmeza siempre necesario en nuestra labor: era muy tarde cuando la pinté pero podía haberla modificado y cedí al primer "es ya muy tarde, está bien así" cuando yo sabía que no estaba bien así; además pude cambiarla para segunda edición y tampoco la cambié. No puedo llorar, pues, con el socorrido "intenté evitarlo pero no pude" que incluso mi jefe al día siguiente supuso que había sucedido con el periódico cayéndosele de las manos, sobre todo cuando reconocí que no, que "ha sido cosa mía", "pero hombre, Mario, menuda cagada...". Sí, todo un prodigio de desequilibrio, un ladrillo sin jerarquía alguna, ni valoración, ni facilidad de lectura, seña de identidad vaya usted a saber de qué pero no de nuestro periódico... una auténtica chapuza.

Existen otras posiblidaddes que pasan, fundamentalmente por no complicarse la vida, por hacer las cosas sencillas, que es lo que suelo repetir cuando alguien con menos experiencia (generalmente a nuestros siempre esforzados becarios) me pregunta sobre cómo hacer una página. Con no tener porqué poner los breves como un faldón a cinco columnas como punto de partida, que fue lo que sucedió en principio; o con no tener porqué hacer siempre algo distinto, o no hacer al menos algo distinto cuando las circunstancias no se prestan a ello como me obcequé después. Ayuda el no tener que trabajar con mucha prisa o que te insistan en que lo dejes así, pero eso no puede ser nunca una excusa para quienes somos precisamente profesionales de hacer páginas buenas y eficaces en el tiempo del que se disponga, sea mucho o sea poco.





Cualquiera de estas variantes hubiera sido una página eficaz, correcta, equlibrada, me hubiera llevado muy poco tiempo y ninguna duda hacerlas. Y existen todavía algunas variantes más que no muestro, todas ellas (las que muestro y las que no), con una característica común: son mejores que la que hice. En realidad se me ocurren muy pocas, por no decir ninguna, que sean peores.

Sólo me queda como consuelo el tópico de que de los errores se aprende, en este caso a no repetirlos, a no confiarse, a no dar por hecho que toda tu experiencia bastará por sí sola aunque bajes la guardia, a que pueda serviros a alguien como muestra de página fallida.. y a constatar que cualquiera, incluso uno mismo, puede tener una mala página.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Diseñario 2.0 (II)

Para esta segunda entrega del Diseñario 2.0 los enigmáticos miembros del comité de expertos de encajajaba encargados de su redacción han contado con la inestimable ayuda de los proyesores de la Universidad CEU de Madrid Pedro Pérez (actualmente en otra Universidad de Madrid y de quien tendremos noticias en breve aquí, en el blog) y Laura González, a quienes les damos las gracias una vez más por cederles tan amablemente el término "Arte final", extraído del Glosario que han realizado para sus clases de diseño. El Diseñario es más que nunca una obra abierta a la participación de todos, obra colectiva e irreverente sobre el diseño periodístico y la prensa en general, ya sabéis.






Apaisado. Formato en que la anchura es mayor que la altura. Usado en fotografía o maquetación, el formato horizontal es un formato que potencia el espacio y sugiere reposo y tranquilidad en contraposición al formato vertical, que provoca desequilibrio y tensión. Esto se debe a la norma de composición conocida como la regla de tercios. Consiste en dividir el área en tres partes iguales tanto en vertical como en horizontal. A los puntos donde las líneas intersectan se les denomina puntos de impacto o interés. En estos puntos debe estar situada la información en una composición equilibrada (aunque no debamos hacer de esto un dogma de fe, que el desequilibrio también aporta información, y sensaciones como violencia, inquietud o extrañeza. El plano holandés -inclinado el eje horizontal entre 25 y 45 grados-, por ejemplo, se ha ido haciendo insufriblemente con un hueco en el lenguaje audiovisual del que aún no nos hemos recuperado...). Pero, si convenimos en que el ojo humano recoge la información visual de izquierda a derecha y de arriba a abajo, en un formato apaisado el punto de impacto se encuentra más alejado del inicio (en la parte inferior derecha) , lo que provoca un mayor tiempo de lectura (en una imagen, por ejemplo) que en una foto vertical (en el ángulo superior derecho). Este detenerse en la imagen hace que se registre más información, lo que provoca esa sensación de quietud. Sin embargo en las verticales el centro de impacto es casi inmediato, lo que provoca que la lectura de la imagen sea vertiginosa. De ahí la tensión del espectador, que es atraído al centro de interés de manera casi automática, impidiendo una lectura mayor del resto del contenido.
El formato más horizontal por lo tanto es preferible tanto para paisajes (de ahí el término) como para composiciones de grupo, ya que potencia la lectura en detalle, de la misma manera que la composición en horizontal favorece el permanecer más tiempo en la página, ya que obliga al ojo a hacer un recorrido más lento por el área impresa que la vertical.
Cuando se habla de apaisar las imágenes se refiere a forzar el formato horizontal, recortando en vertical. Esto potencia el detalle, ya que trae más a primer plano el fondo que en el formato original, y muchas veces es un recurso de edición necesario en imágenes que en su composición primigenia no resaltan la información de la manera adecuada. Generalmente, cuando una buena foto horizontal se apaisa suele ir acompañada de la frase: "Qué chula queda". Cuando en realidad tú piensas: "no, es que ahora te estás fijando en lo que yo quería que te fijaras, y el formato anterior diluía eso entre la cantidad de información de la foto". Eso cuando no te piden que les "apaisajes" la imagen, que les queda más "bonita". ¡Qué tendrán que ver los términos "bonito" e "información"!...

Arañar. Espacio, caracteres, frases, etc. Dícese de cualquier método (habitualmente "ilegal" y generalmente el track) que un redactor emplea para intentar tener más espacio para su texto, normalmente en el título. En algún caso se han llegado a montar unas letras sobre otras. En ese momento el maquetador araña la mesa con la intención de que se le quiten las ganas de arañarle la cara al redactor y decirle que si quiere que se lean sus textos deje de arañar tanto espacio y resuma mejor las cosas.
Y no sólo con los textos, porque en en lo relativo al diseño periodístico, arañar equivale a encontrar espacios donde generalmente no los hay, utilizar lo que debería ser blanco o lo que está ocupado por partes imprescindibles de una imagen, para meter elementos que lo mires como lo mires, no caben. Como suele suceder cuando arañas cualquier cosa, o cuando llenas una maleta más allá de lo que permiten las leyes físicas... el resultado no es bueno.

Arte final. Texto e imágenes dispuestos exactamente como deben quedar para su reproducción impresa. Puede obtenerse directamente desde el sistema de autoedición, a partir de una impresora láser o de una máquina de componer láser, o bien como copia en papel e imágenes con adiciones manuales (por ejemplo, hojas superpuestas, muestras de color, etc.). Prototipo en el que el diseñador presenta, para su aprobación definitiva, el encargo tal y como quedaría después de la impresión.
No es un término frecuente en los periódicos donde la rapidez prima sobre la calidad técnica; es más propio de las artes gráficas, pero tampoco es ajeno al mundo periodístico ya que la publicidad o los suplementos en forma de revista elaboran artes finales de sus páginas, sobre todo de sus portadas.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Algo económico y... divertido


Nos pone sobre la pista nuestra compañera y amiga Rocio Galván, inagotable miembro de la sección de Economía. Emocionada, compartía a través de su perfil en facebook un enlace a un gráfico de Financial Times sobre cómo ha afectado la crisis a los sueldos de los banqueros. No tiene desperdicio, aunque tengamos que registrarnos. Pinchad sobre cada ejecutivo y...

jueves, 10 de septiembre de 2009

Quinto mandamiento de todo resideño (I)

La tipografía puede ser el arma secreta que lleve tu proyecto a buen puerto. Miguel Buckenmeyer nos lo demuestra a través de tres estrategias diferentes y mostrando el trabajo de varios directores de Arte que han dejado (y dejan) huella por la calidad de sus trabajos. Debido a su extensión os lo traemos en dos entregas. Aquí va la primera.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (V)


Mandamiento 5. Ve un paso más allá; usa la tipografía como un arma secreta (I)


La tipografía tiene poder y prueba de este valor es que necesita dos mandamientos al respecto.

Es un poco como Dios; está en todas partes. De verás es tan importante como cualquier otra disciplina de la vida. Según varios pensadores -citados arriba- la tipografía es un ser con su propia existencia ontológica, que es capaz de destruir y construir pueblos y que incluso te puede hacer feliz en el matrimonio.

La tipografía es parecida a la arquitectura en cuanto que representa un nexo perfecto entre su forma y su función. Puede ser apreciada por su belleza como un cuadro de Velázquez o una escultura de Miguel Ángel, pero a la vez es sumamente funcional porque tiene que leerse y comunicar ideas. Una tipografía que no se lee ya no es tipografía. Que la tipografía esté ligada a la estética implica que –como el arte en general- es capaz de transmitir y enfatizar fuertes emociones aportando sentido a las cosas.

Este Mandamiento nos ayudará a usar la tipografía para que se la reconozca como un elemento gráfico principal en sí mismo, como la fotografía o la ilustración. A continuación analizaremos las tres estrategias básicas que los grandes diseñadores han empleado para cumplirlo: la minimalista, la barroca y la equilibrada entre ambos extremos.

(Es un poco largo, pero garantizo que os va a gustar)

La primera estrategia: el “Minimalismo Expresivo”.

Este concepto, que me acabo de sacar de la manga, se resume en la maximización de la tipografía acompañada fundamentalmente por espacio blanco. Para entender esta estrategia, hablemos de Alexey Brodovitch, Fabien Baron y Rodrigo Sánchez.

Se puede decir que el padre del diseño editorial es Alexey Brodovitch, diseñador gráfico ruso que revolucionó el diseño de revistas entre los años 1938-1958 durante su etapa como director de arte de Harper’s Bazaar en Nueva York. El estilo elegante de Brodovitch de usar enormes espacios blancos, dar cortes asimétricos, inesperados y radicales a las fotos, y buscar “sorprender” siempre al lector además de a si mismo, ha sido imitado por los diseñadores contemporáneos hasta el infinito.

Aunque el trabajo tipográfico del cuerpo de Brodovitch es mucho más sutil que el de los directores de arte contemporáneos, su trabajo estableció las bases para los que después hicieron que la tipografía fuese mucho más llamativa e ilustrativa. Aun así, en algunas muestras de su trabajo se empieza ya a notar que Brodovitch concebía los textos como posible herramienta visual, como por ejemplo cuando jugaba con las formas de las columnas de los textos.


Ejemplos de portadas de Harper’s Bazaar en la era de Brodovitch.


Ejemplos de páginas interiores Harper’s Bazaar donde Brodovitch jugaba con la yuxtaposición y la composición de formas en las fotografías.


Ejemplos de páginas interiores de Brodavitch donde trabaja con los textos como recurso gráfico.

Fabien Baron fue el heredero por excelencia de Brodovitch cuando fue nombrado director de arte de Harper’s Bazar en 1991 después de varios años trabajando en la revistas GQ e Interview.

He de confesar que Baron es uno de mis ídolos dentro del campo del diseño. Este francés es uno de los primeros en jugar con letras grandes en las aperturas de los reportajes, una técnica que empezó a emplear desde principios de los 90 en las edición italiana de Vogue, en Interview y en Harper’s Bazaar y que ha sido imitadísima desde entonces.

Al igual que el de Brodovitch, el trabajo de Baron se caracteriza por una estética elegantísima y minimalista. Baron también se basó en la fotografía sorprendente, bien pensada y editada además de los excesivos espacios en blanco. Pero además añadió a estas técnicas el toque magistral del uso de la tipografía como elemento gráfico ilustrativo en si mismo.



Ejemplos de páginas interiores Interview de Fabien Baron como Director de Arte, 1990.


El legendario rediseño de Harper’s Bazaar hecho por Baron en 1992 tuvo el mismo efecto sobre el diseño editorial que el trabajo de Brodovitch en su época. La Sociedad Americana de Editores de Revistas (ASME) elogió su rediseño como “uno de las reinvenciones más espectaculares en la historia de la revista”. El proyecto se basó en la conceptualización de una tipografía hiperelegante que tuviese unas serifs ultrafinas y que estas serifs se mantuviesen en cualquier tamaño. El proyecto de diseñar esta tipografía se puso en las manos del tipógrafo neoyorquino Jonathan Hoefler (el resto del relato ha entrado en la historia del diseño editorial). Hoefler creó una obra maestra, Didot, una superfamilia con seis estilos distintos hechos para siete tamaños diferentes: 42 tipografías en total.

El rediseño de Harper’s Bazaar destacó por la belleza de la forma de la Didot a través de un minimalismo precioso y extremo. Muchos reportajes yuxtaponían una sola inicial o palabra en negro con una fotografía provocativa. En otros, se jugaba con el tamaño y colores de las letras de una sola palabra destacada. Esta última técnica ha quedado grabada como el estilo de la imagen de marca de Harper’s Bazaar.

La portada más emblemática del Harper’s Bazaar en la época de Baron.


Páginas interiores de Harper’s Bazaar como ejemplos del minimalismo de Baron.



Ejemplos del juego de letras y color que han quedado como la imagen de marca de Harper’s Bazaar.


En España, hay buenos ejemplos de empleo de la tipografía en esta forma minimalista que consiste en la reducción de las variables gráficas, como es el uso de una sola familia tipográfica. Quizás el más notable en este área ha sido el director de arte de las revistas de Unidad Editorial, Rodrigo Sánchez. Antes de llegar a sus magníficas portadas más barrocas del actual Metrópoli, el camaleónico Sánchez había pasado ya por el minimalismo con La Luna -un suplemento de ocio para jóvenes- e incluso antes, destacaba con el diseño del Magazine de El Mundo.


Portadas La Luna diseñada por Rodrigo Sánchez.


Sumario de La Luna donde mejor se ve la mezcla de los múltiples grosores de la Knockout. Imágenes por cortesía de Rodrigo Sánchez.

Este brillante proyecto de Sánchez destaca por su sencillez, minimalismo y expresividad. Igual que Baron trabajó con una tipografía de Hoefler, Sánchez trabajó con la Champion Gothic y su complemento más completo, la Knockout. Igual que la Didot, la Knockout se compone de un amplio número de versiones, 32 en total, en distintos pesos y grosores. Quizás no hubo ninguna de estas versiones de la Knockout que La Luna no llegó a usar.

La mezcla de grosores de la Knockout a lo largo del proyecto le aportó una gran expresividad. Esta energía visual que existe en todo el cuerpo de trabajo de Sánchez, se complementaba con una gran sobriedad y minimalismo. Por un lado, recurre a la tipografía como elemento gráfico fundamental, y a una sola familia (solo usa otra tipografía serif para los textos). Por el otro, hay poco color que no sea negro y cuando lo hay, es un solo color que complementa a la ilustración como es el caso del sumario. Si una foto iba en color, los titulares iban en negro.


Ejemplos de entrevistas de La Luna que usan letras de otros nombres como si fuesen letras iniciales.

Ejemplos de entrevistas de La Luna que usan la tipografía como puro elemento gráfico.

Reportaje sobre Catherine Z. Jones que recuerda al Harper’s Bazaar de Brodavitch.

También se ha de destacar las diversas subestrategias que se aprecian en La Luna. En algunos casos, la tipografía se usa de una forma densa y concentrada para masas de información como los sumarios. En otros casos, los titulares aparecen como letras iniciales enormes (fíjate en el reportaje destacado sobre B.B. King). Y en otros casos, aparece como una ilustración en si misma, como en los ejemplos de las entrevistas a Penélope Cruz y Catherine Z. Jones.

Próxima entrega: Segunda estrategia: el punto medio y Tercera estrategia: barroco al máximo.

martes, 8 de septiembre de 2009

Réquiem por la libertad de prensa en Latinoamérica

Siendo Encajabaja como es un blog sobre diseño en prensa, y siendo la mayoría de sus miembros periodistas de formación, no podemos sustraernos al ajetreo de la profesión periodística en sí, aunque es evidente que otros medios amigos profundizan más en este sentido. Uno siente la necesidad de escribir estas líneas cuando lee crónicas como la que despachaba Maite Rico ayer en la apertura de Internacional del diario El País, y a la luz de sus palabras uno tiene la sensación de haber retrocedido 70 años, o 50 o quizás 30… pero no, en pleno 2009 seguimos sorprendiéndonos de ciertos abusos sobre los periodistas a lo largo de todo el mundo.

Y de la misma manera que nos estremecemos cuando un compañero de profesión, sea redactor, sea fotógrafo (el alicantino Christian Poveda fue asesinado hace apenas 5 días) fallece mientras desempaña su labor, igualmente no podemos dejar de acongojarnos con las mordazas que se ciernen sobre nosotros por el mero hecho, por el “delito execrable”, de querer informar con veracidad y libertad.

Maite Rico nos amplía sobre lo que ya sabíamos desde hace tiempo: el cada vez más intenso acoso sobre los medios independientes en los países que conforman el llamado “eje bolivariano”. El pasado jueves, dos reporteros de la cadena boliviana Unitel fueron atacados por miembros de paisano de la unidad de élite de la policía en la ciudad de Santa Cruz cuando filmaban la detención de un agricultor, maniatado y encapuchado, en pleitos de tierras con el Estado. Los reporteros fueron embestidos por el vehículo policial, obligados a bajar, golpeados y su cámara fue ametrallada y confiscada. Es uno de los más recientes altercados.

La nómina de agresiones a la prensa crece en estos países: el pasado sábado el gobierno venezolano anunciaba la clausura de 29 emisoras de radio -que se unirán a las 34 cerradas en agosto- y nuevas sanciones contra la crítica Globovisión. En Ecuador, el presidente Rafael Correa exigía la cancelación de las licencias para la cadena de televisión Teleamazonas y para varias cadenas de radio. Y en Nicaragua, Daniel Ortega calificaba a los periodistas de “servir a los enemigos del pueblo”.

Según la Sociedad Interamericana de Prensa, el lenguaje agresivo y beligerante de los presidentes de estos países, liga a estos medios a complots y “mina su credibilidad”. Les acusan de “tergiversar la realidad” y servir a “los intereses de la oligarquía y el imperialismo”. En estos países se vive un proceso de fuerte polarización, lo cual se refleja necesariamente en los medios, que debido a la falta de una oposición organizada y unida y a la “fragilidad institucional”, se convierten en instrumentos de fiscalización del poder. Y eso no pueden tolerarlo.

El acoso ideológico, las agresiones físicas y la asfixia económica están a la orden del día. Hasta en Argentina empiezan a verse movimientos preocupantes. Un nuevo proyecto de ley impone restricciones a la propiedad de medios audiovisuales, con el objetivo principal de perjudicar al principal grupo de comunicación del país, Clarín.

“Apaguemos la televisión y tengamos la mente limpia. No es necesario leer periódicos”, recomienda Correa en su programa semanal de radio; “Sólo el 10% de los periodistas son dignos”, aclara Evo Morales. ¿A donde nos lleva esto? ¿2009, dice usted? ¿En serio?

De momento, sólo podemos observar con temor y lástima estos acontecimientos, seguir denunciando y alzando la voz y animar en su labor a los compañeros que en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela no se proponen ser infieles a su patria, sino meramente informar más allá del pensamiento único estatal y criticar, si toca, los abusos del Estado, sin que éste pueda tomar represalias gratuitas, que para tomar medidas están los poderes judiciales. Parece que el caciquismo, definitivamente, está de vuelta.

Entonemos el réquiem…

lunes, 7 de septiembre de 2009

Rediseños, unos más que otros

Hoy sale a los quioscos, rediseñado, el periódico francés de izquierda Libération, después de una campaña publicitaria de las que intentan crear mistero con cuenta atrás incluida (¡ya faltan dos días!, ¡ya sólo falta uno...!, etc.).

Portada de la edición de hoy de Libération, con su nueva imagen, en la se que abandona su modelo de "portada póster" por una propuesta con distintos temas muy equilibrados y con una curiosa estructura horizontal, que a pesar de alejarse de lo habitual, funciona muy bien.


El anterior modelo de "portada póster", en la edición de este sábado.


El rediseño es obra de uno de los diseñadores periodísticos españoles más activos y más en forma, profesor de la Universidad de Navarra, Javier Errea, para la empresa Innovations, quienes evidentemente llevan el tema hoy en su web de forma destacadísima.

Desde el punto de vista formal la propuesta es muy elegante, ordenada, con una nueva paleta de colores y nuevos tipos de letra: Trade Gothic (la del titular principal de la portada y el resto de títulos principales), Glosa (creada por el exitoso tipógrafo portugués Dino do Santos, una letra con serif para el texto principal y títulos secundarios) y Neutraface (palo seco para crear contraste en folios, cintillos o títulos de apoyo). Todo al servicio de lo que ellos denominan "contenidos provocativos". El diario francés, mítico y casi de culto en toda Europa, publica hoy una página doble explicando todos los cambios con el título "L'info es un combat" (esperemos que así sea), mostrando la nueva paleta de color, tipografías, estructura de páginas, nuevas secciones, etc. Además desde innovations un enlace a flickr permite ver todas las páginas de la edición rediseñada de hoy.






El País del domingo

Otro caso, distinto, es el sufrido (y nunca mejor dicho) por el diario El País este domingo porque aparte de las tazas de The Beatles tanto su suplemento semanal como el propio periódico hicieron unos retoques en su portadas. Rediseños del estilo de: esta cabecera del suplemento que no se ve, me la vas a coger y tal cual, sí sí tal cual, con su mismo tipo de letra y todo, me la vas a poner bien grande arriba, que se vea bien.

Antes...

... y ahora

Mucho mejor, dónde va a parar. Si es que no se veía. Y en la portada del periódico pues me haces algo también para que se note que hemos cambiado, pues no sé, pon en el friso el segundo tema debajo del primero y que el lector juegue a encontrar su foto, ponle otro color al friso... ¿este azul cielo? Sí, sí. Destaca más que antes. Queda muy bonito. ¡Cielos!

No hemos encontrado más cambios en El País del domingo, a pesar de que haberlos buscado con lupa... pero pueden habérsenos pasado por alto, ¿alguien ha visto algo más?

Diseñario 2.0 (I)

No ha resultado nada fácil pero, tal y como prometimos, con todos ustedes: el ¡Diseñario 2.0! Gracias a las nuevas tecnologías hemos podido localizar a los miembros del enigmático y muy ilustre comité de expertos encargados de su redacción, y ponerlos a su vez en contacto entre sí, para que lleven a cabo esta versión aumentada del Diseñario con las nuevas voces que han ido llegando hasta nosotros por distintos cauces.
Parece, eso sí, que pese a las dificultades para encontrarlos y, sobre todo, convencerlos, han vuelto con ganas a tenor de la extensión de estas primeras tres entradas; pero que no cunda el pánico, que nadie se deje dominar por ese miedo humano y comprensible ante cualquier texto de más de tres líneas (¡sacrilegio en internet!, ¡pero cómo se atreven! ¡oh, cielos!) porque quién sabe si no se desinflan más pronto que tarde como esos corredores de larga distancia que, ilusionados, parecen esprintar a la salida. O tal vez no.





A


Adelanto. Escribir un adelanto es como lanzarse a una piscina, sin saber si te estás tirando por el lado que cubre o por el que no. Es trabajar a ciegas, sin referencias, sin el calorcito que te proporcionan las cuatro paredes de una maqueta. Opción ésta que prefieren la inmensa mayoría de los redactores, porque lo cómodo es rellenar un hueco, aunque sea inmenso, que no tener que enfrentarse con disciplina a la inmensidad de una pantalla en blanco sabiendo que tienes un límite de caracteres a los que ceñirte. Porque, y esta es una de las principales características de los adelantos, suelen tener un límite de extensión. Este límite se da para facilitar el trabajo a todos y para contener la tendencia a la homilía que todo redactor alberga en su interior.
Generalmente un adelanto viene precedido de una pelotera. La que se produce cuando un redactor te pide que le maquetes una doble página con un texto general generoso, sin fotos (por supuesto) y seis despieces para dentro de cuatro semanas. O cuando algún otro simpático redactor te dice, en pleno cierre de la primera edición del periódico, que su página para segunda es lo primero que tienes que hacer, porque ya no llega al cine a la sesión de las once de la noche.
Los maquetadotes tenemos muchas virtudes, sin duda. Algunos incluso hemos desarrollado cierta capacidad extrasensorial para adivinar el futuro y presentir el marrón que se avecina, cual pastores interpretando las cabañuelas de agosto. Pero algo que no sabemos hacer es maquetar al dictado o a ciegas. Ante eso sólo te queda respirar profundamente, contar hasta diez y sugerirles, amablemente, que si tanta prisa tienen en escribir su texto quizá lo mejor sería que lo hiciesen en un adelanto.
Si la propuesta fructifica, llega el momento de negociar la extensión. Ciento ochenta líneas. ¿Tres folios? Ciento ochenta líneas. ¿Dos columnas de arriba abajo? Uno, ocho, cero. ¿Como la maqueta de ayer? CIENTO-OCHENTA... Vale, vale, ya lo he pillado. Pero no. Cuando te lo entrega, obediente, ha escrito cuatrocientas ochenta y seis líneas sin puntos y aparte. Y aún algunos tienen la ocurrencia de decirte que ya que lo han hecho en adelanto, que hagas el favor de ajustárselo... con un poquito de track.
Pero el gran drama de los adelantos, el momento en que el adelanto se convierte en una catástrofe incontrolada suele darse cuando algún jefe de sección, generalmente de la sección de Cultura, ha tenido la ocurrencia de encargar unas cuantas opiniones a personajes destacados, para enriquecer un tema. En ese caso, el que da las líneas suele ser el redactor. Y claro, las da como si no fuesen suyas. En un alarde de generosidad sin precedentes, concede cien a un músico. Ciento cuarenta al presidente del club de fans de Bob Dylan. Cuarenta y seis al ministro de Cultura... y así hasta completar ocho opiniones en adelanto que tú, desgraciado maquetador, tendrás que ajustar. Todo un reto. Y un ejercicio de autocontrol. Porque claro, "no les vamos a cortar ni una línea, encima que han tenido el detalle de hacernos un adelanto...".
En otra acepción del término, adelanto puede referirse a algún cambio, mejora o avance en el campo informático de la redacción. Es curioso, porque siempre que se introduce un adelanto informático te instalas en la edad de piedra durante varias jornadas.

Agencias. Empresas periodísticas que suministran información, tanto en forma de texto, fotos, cortes de audio y vídeo, etc. a los periódicos, televisiones, radios, etc. Su origen se remonta a la mitad del siglo XIX cuando la expansión mundial "obligaba" a los periódicos a suministrar noticias de todo el mundo sin, obviamente, grandes gastos de corresponsalías, enviados especiales y similares. Las agencias, situadas en todo el mundo, vendían esas informaciones a la prensa. Entre las más conocidas: AP, Reuters, AFP o EFE. Algunas distribuyen noticias a miles de periódicos de todo el mundo, con una única condición: inmediatez. Las noticias tienen que llegar ya.
Precisamente esa rápida y enorme distribución ha sido a la vez su mejor baza y su peor publicidad, en una especie de paradoja. Son como las marcas blancas de los supermercados: más baratas, no se agotan nunca, saben bien y te sacan de un apuro. Pero a todos nos gusta comprar la leche de marca, la fresca, la que ordeñan todos los días. Algunas veces compramos un brick sin marca, pero sólo cuando no queda de la buena o han subido tanto el cartón que tenemos que usar la marca blanca para no arruinarnos. Los periódicos igual: metemos noticias de agencia sólo si no hay otra posibilidad, es decir, o no tenemos corresponsal o el texto no llega o es algo exclusivo.
Otro tema son las fotos de agencia. Debido a la gran diversidad geográfica y a la calidad de las fotografías de agencia, son muy utilizadas en los periódicos. Llegan miles fotos de todo el mundo, de todo tipo de actos y eventos, no. Además, entre las agencias cuentan con grandes fotorreporteros premiados en múltiples ocasiones. Son una enorme fuente de gran material.
Es esta utilización de las fotos de agencia la que nos lleva muchas veces a "chocar" con el departamento de fotografía de los periódicos: nosotros queremos dar las mejores fotos, sin importar de quién son y así no estar condicionados; en el departamento de fotografía prefieren dar la foto del fotero en plantilla. ¿Quién gana? Unas veces nosotros, otras ellos, pero no siempre el producto final.

Alcance. Es una segunda oportunidad cuando no hemos llegado a tiempo. Una posibilidad cuando las cosas suceden en el peor momento, justo después de haber cerrado una edición o inmediatamente antes de cerrar y sin tiempo para reaccionar y modificar nada porque la rotativa comienza a girar. Sucede de noche...
Expliquémonos: Los periódicos llamados nacionales, los que se distribuyen no sólo en su ciudad (porque un periódico es siempre algo propio de una ciudad más que de un país) sino en todas las ciudades y pueblos de esa nación, cuentan con dos ediciones. Una primera edición, llamada precisamente edición nacional, que debe hacerse y terminarse -cerrarse, decimos- antes, generalmente entre las nueve y las diez de la noche para así poder imprimirla con tiempo suficiente para su distribución por todo el territoro nacional. Y una segunda edición que comenzamos a hacer inmediatamente después de haber terminado la primera (¡hemos cerrado! ¡Bieeennn! A seguir...) aprovechando muchas de sus páginas, cambiando otras tantas e incluyendo nuevas, entre otras las propias de la sección, o cuadernillo según el caso, de Local dedicadas a la ciudad del periódico que es precisamente donde se va a distribuir esta edición de... Madrid, por poner el ejemplo que más a mano tenemos.
Pues bien, entre una edición y otra, y después de la segunda y última existe la posibilidad de hacer algunos cambios y enviar páginas, alcances (aquí los tenemos), a la rotativa para que las sustituyan. ¿Cómo es esto posible? Sencillamente parando la rotativa y cambiando las planchas con las nuevas, donde se incluyen las páginas de alcance, para continuar imprimiendo el número de ejemplares que falten hasta completar la tirada prevista.
Esto da lugar al curioso fenómeno de que casi nunca (porque casi siempre hacemos alcances) todos los periódicos de una misma edición sean iguales. Los impresos al comienzo tendrán la edición tal y como la cerramos y aquellos impresos después de la parada incluirán las páginas de alcance con las modificaciones que hicimos.
Como parar una rotativa (¡paren máquinas!, sí) y hacer planchas nuevas es algo costoso y retrasa la edición, los alcances tienen que merecer la pena o corregir un error muy grave, o grave al menos (una de las causas más frecuentes de los alcances), y debe hacerse además cuando falta todavía por imprimir una parte considerable de la tirada. Compensa, pues, si se mejora en un número grande de ejemplares, aunque también se conocen alcances que sólo alcanzaron (de ahí el nombre) a un número reducidísimo de ejemplares, los justos, eso sí, para que al día siguiente el director no detectase un vergonzoso error "¡motivo de despido!" que sí detectaron los cientos de miles de lectores de casi toda la tirada anterior al alcance de última hora. Muy entrada la noche ya.


Nota: A los nuevos lectores del Diseñario les informamos de que se trata de una obra colectiva e irreverente sobre el diseño periodístico y la prensa en general, y que está abierta a la participación de todos aquellos que quieran hacerlo a través del correo electrónico de encajabaja. A nuestros lectores habituales se lo recordamos una vez más y les animanos a que sigan participando. Gracias a todos.