martes, 27 de octubre de 2009

Adiós a Soitu

Nos vamos a tener que ver obligados a eliminar el enlace que teníamos hasta hoy a Soitu en el apartado de Medios de Comunicación. Y lo lamentamos muy mucho en primer lugar porque allí tenemos no pocos amigos, e inmediatamente después porque el cierre de un medio informativo es siempre una mala noticia para quienes nos dedicamos al periodismo, en la especialización o el formato que sea, y para la sociedad a la que sirve con sus informaciones.

El cierre de Soitu ahonda el debate sobre la viabilidad de los medios informativos digitales gratis total. Es cierto que la crisis económica no ayuda a ver claras las causas (aunque algunos lo vean ya todo muy claro) y no resulte fácil distinguir entre lo estructural y lo coyuntural. Pero parece evidente que hasta el momento resulta imposible financiar sólo con publicidad online una redacción profesional que intente hacer un producto informativo de calidad como el que soñaron y pusieron en marcha este magnífico equipo de amigos y excompañeros en Soitu.



Un fuerte abrazo de ánimo desde encajabaja.

Periodiquerías (XI)





Lisboa (Portugal, 2009) / Juan Ramón Martín


Nuestro amigo JuanRa Martín, entusiasta profesor de periodismo y Comunicación Visual en la Universidad Pontificia de Salamanca y editor del blog Visualcom, entre otras mil ocupaciones, nos prometió enviarnos alguna foto de un quiosco para nuestra serie de "Periodiquerías". Y vaya si cumplió. Nos dice con excesiva modestia que "la foto no es buena, pero el momento merecía la pena", y añade que "el quiosco está en la Rúa de Santa Justa, en Lisboa. Junto al elevador que lleva el mismo nombre. Esperemos que no sea éste el futuro de la prensa en Portugal... porque por la edad media de los lectores es de aúpa. Por cierto, una cosa son lectores, y otra compradores".
Pues resulta que a nosotros la fotografía nos ha parecido fantástica, demoledora incluso según qué punto de vista porque hasta ha generado un pequeño debate dentro de encajabaja. Por eso, además de dedicarle una entrega a ella solita, incluimos dos breves puntos de vista sobre esta poderosa imagen, además de una encuestita final para todos aquellos que quieran dar su opinión.


Una mirada pesimista
Tal vez sea el aire melancólico del fado que me parece escuchar con sólo mirar esta sugerente imagen mientras escribo queriendo no tener razón. Estar equivocado y que la fotografía no signifique lo que parece estar gritando: adiós con una guitarra portuguesa de fondo. Se acaba. Nos morimos.
No siempre es así, el pesimismo se sufre como por ataques, pero todavía me dura el que sufrí al abrir aquel correo con esta foto. ¿Para quién hacemos periódicos y los imprimimos en cientos de miles de papeles? ¿Cuánto tiempo nos queda?
En ese escaparate de tela metálica con acordes desgarrados por el tiempo y titulares que se cantan en tonos menores sobre historias de desamores y crisis económica, o de fútbol, seguramente estén expuestas las portadas del modernísimo diario "i", y del no menos avanzado y esperanzador "Público", las propuestas más atrevidas (posiblemente del mundo) puestas al servicio de la búsqueda de nuevos lectores, algo más complicada al parecer que la del santo grial. Y lo peor no es la edad del grupo, que también, sino que ninguno compra un periódico.
Me intentan animar, sonando mientras lamentos de fondo, diciéndome que no haga una lectura parcial, que esto no es un icono de la situación actual de la prensa impresa, que puede ser una casualidad, se tomó la foto en un momento determinado como se podría haber tomado con el quiosco lisboeta lleno de niños. Y contesto desanimado, aumenta el tono del lamento, diciendo que sí, claro, que tal vez, que quiero equivocarme. Pero, sinceramente, ¿cuánto tiempo sería necesario esperar con una cámara en la mano para fotografíar a siete niños, o jóvenes, ante ese escaparate de periódicos?

Mario Benito


Una mirada optimista
Sí, puedes llamarme optimista. Lo admito. Me resisto a pensar que esta imagen sea el espejo de lo que le va a pasar a la prensa. Puedo darte varios motivos. Si las personas mayores son las únicas que leen la prensa, entonces el futuro de la misma está asegurado: puedes leer las noticias del futuro geriátrico que espera a la Humanidad aquí, aquí o aquí, por poner tres ejemplos. Si es la tercera edad la que nos salvará, aquí vamos a tener para rato.
Se puede pensar que los ancianos del mañana serán los jóvenes de hoy, aquellos que nacen con pulgares ultrarrápidos para escribir sms y que no han notado la lengua áspera por los sellos en su vida. Sí, pero esos jóvenes llevarán cientos, miles, millones de horas frente a los ordenadores, probablemente tengan la vista cansada y les duela la cabeza sólo de pensar que tienen que ponerse delante de un ordenador con 65 años, después de toda una vida sufrida por y con ellos. Ya nos pasa ahora y somos jóvenes. ¿Qué es lo primero que pensamos cuando queremos desconectar, por ejemplo, en vacaciones? Ya lo digo yo: "Voy a estar todo el mes sin tocar el ordenador, lo juro" Y cómo leemos la prensa... Javi lo sabe.
Puedo aceptar, a regañadientes y con enorme dolor, que igual el papel, como objeto físico y tangible puede desaparecer, pero estaría apenado por la civilización. Sería una pérdida irreparable, no sólo por el tacto, la sensación sensorial, sino por el aspecto ideológico, emocional e incluso psicológico del mismo. Te imaginas como quedarían los círculos del café en un costosísimo y preciosísimo ebook. No lo veo, la verdad.
Pero en el hipotético, y espero que utópico caso, de que dejara de existir el periódico como manchador de pulgares, los periódicos seguirán existiendo. Periódicos como unidad de lectura, con un orden, con una jerarquía de secciones, de noticias, de información, de opinión y de imágenes. Seguirán existiendo los periódicos, vale, en e-paper, pero seguirá existiendo un periódico que nos ordene la información, que nos la cocine y que no nos sirva el fast-food en el que a veces se convierte la información en Internet.
Pueden ser argumentos un poco banales, poco científicos y sin ningún estudio de mercado ni económico que lo respalde. Es cierto. Pero cuando seamos mayores y vayamos al kiosco a comprar NUESTRO periódico, nos contamos a ver qué ha pasado.

Luis Blasco






Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman

lunes, 26 de octubre de 2009

Diseñario 2.0 (VIII)

Ajetreada semanita de celebraciones en el periódico, que se hace algo más que mayor de edad cumpliendo 20 años. Para algunos, claro, que otros tuvieron que estar trabajando en la redacción mientras se hacían discursos y corrían los canapés y el alcohol para el resto. Pues así, borrachos y cebados y bailones y divertidos unos, y tristes y olvidados otros, los miembros del comité de expertos nos envían otra entrega de este su y vuestro Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a la participación de quienes se atrevan, o directamente quieran, sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Catálogo. Si cogemos a los cinco miembros de encajabaja, por poner un ejemplo, y los guardamos ordenados en cajas con agujeros para respirar y etiquetadas con un criterio cualquiera: de mayor a menor, en edad o tamaño; agrupados los guapos con los guapos y los feos con los feos; o según quién come más; o cuál se acuesta más tarde; o por simpatía, si me apuran... entonces tendremos un catálogo. Un variopinto catálogo de tipos curiosos sin ningún fin concreto, eso sí, porque un catálogo es conveniente que sirva para algo.
Y si cogemos modelos de páginas (de periódico, en este caso, pero aplíquese a cualquier publicación, impresa o digital), así como elementos sueltos de esas páginas para después ser ensamblados, y lo guardamos todo en un archivador (que también puede ser digital o con formato carpeta de anillas), clasificado de alguna manera que puede ir desde el orden lógico absoluto hasta el caos más lunático con paradas en cualquier estadio absurdo que ni imaginarse pueda, entonces, tendremos un catálogo de páginas, que es de lo que estamos intentando hablar aquí. Sin éxito, suponemos.
Para la sección de diseño de un periódico, ese conjunto de páginas enlatadas que demandan, insaciables, un mínimo mantenimiento y labores de actualización diaria, es una tabla de salvación y, a la vez, un tablón con el que pueden darte en las costillas para de paso partírselas al periódico entero. Es nuestra guía espiritual, el conjunto de dogmas al que nos agarramos, un mantra que repetimos para defendernos de las mil aberraciones que nos proponen al menor descuido: catálogo, catálogo, catálogo, que decía aquél. Pero en manos inexpertas, para ahorrar así costes (existen empresas de cortas miras que con un catálogo de páginas creen prescindible una sección de diseño) es una condena segura a la mediocridad, preludio del ahorro definitivo. Costillas rotas y mediocridad materializadas en una monótona repetición de las mismas tres o cuatro variantes de página, todos los días, aplicadas a contenidos dispares, sirvan o no al propósito para el que fueron creadas.
Y es que un catálogo, para ser útil de verdad, debe estar en manos de profesionales del diseño periodístico, que aunque también aprovechen en ocasiones las páginas tal cual están allí, con sólo apretar un click, será en ocasiones en las que con criterio hayan descartado otras posibilidades (que ellos y no el catálogo conocen y valoran) y no porque desconozcan aquello que para los profanos sólo existe en ese archivador informático, o de cartón.
No queremos pecar de exquisitos negando que alguna vez nos gusten las páginas enlatadas, pero de ahí a comer de lata todos los días... tampoco es plan. Nos quedaría un periódico de hojalata.

Chapuza. Chapuza es entregar este texto tarde, mal y escrito con poca gracia. Y en el mundo del diseño chapuza es soltar los elementos de una página como caen, así, sin ningún criterio, sin ton ni son y encima creer que se ha hecho de pulcra madre. Chapuza es maquetar una página y dejarla llena de trampas, que si un filete corto por aquí, que si un pie de foto que no llega, que sin un título sin hojas de estilo, etcétera, etcétera. Chapuza es hago-lo-primero-que-sale y encima digo que es la mejor opción.
Pero chapuza también es tener un poco de pericia a la hora de arreglar cosas, tener pequeños trucos para salir de un mal trago y salir con la cabeza alta y el problema amarrado por la patas.
Y en diseño se hacen chapuzas, muchas, y de los dos tipos. Y [casi] siempre forzadas por las circunstancias. Porque la chapuza está casada con la prisa, en un matrimonio de quiero y no puedo, en un ir y venir, en un ni contigo ni sin ti.
Cuanta más prisa, más grande suele ser la chapuza, y cuanto más fácil parece el entuerto, más recto se dirige al chapucismo, en un camino sin retorno ni posibilidad de mirar atrás. Que si una caja tapón por aquí para que no se vea esto, que si estira esta otra para que la matriz entre, que si estrecha la escala para encajar un título, que si un cicerito por aquí, otro por allá que esto no lo nota nadie... Y ahí, estás perdido, la chapuza se ha instalado en la página y ahí se queda en un peligroso equilibrio, en un ayyyy, en una intermitente posibilidad de petar.
Si la chapuza existe es porque hay expertos en ella. En el mundo del diseño y en el del periodismo hay auténticos profesionales de la chapuza. CHAPUZAS con mayúscula y currículum. Porque ser un chapuza no es fácil, hay que valer, son años de experiencia y trabajo, cuasi una oposición. Diaria, por supuesto.
Infranqueables e inevitables, siempre están ahí cuando menos te lo esperas. Con las mangas por los codos y el palillo ronroneando en la boca. Con la respuesta siempre a tino y por sorpresa, cuando creías que era imposible de arreglar el desaguisado, te suelta "tranquilo chato, esto te lo arreglo yo, está chupao". Y ahí te hace la chapuza, el apaño, el pim-pam-pum rapidito rematado con la frase: "Como nuevo, te lo he dejado como nuevo". Cinco minutos después o una semana más tarde, cuando se vuelve a plantear el problema y creías que todo estaba arreglado, la chapuza vuelve a emerger. Pero tú tranquilo, que esto te lo arreglo yo...

Chillón. Colores y personas.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.

viernes, 23 de octubre de 2009

Publicidad selecta
(una de brujos)

Reproducimos primero la página doble enfrentada para que quede claro que esta página de publicidad, pintoresca donde las haya, se ha publicado en El País Semanal.



Y lo hacemos notar porque, precisamente, durante muchos años El País Semanal fue el paradigma en la prensa de nuestro país en lo que a publicidad selecta se refiere. Para anunciarse en sus excelsas páginas, además de pagar las altísimas tasas que fijaba la empresa, había que cumplir unos estrictos controles de calidad, tanto en los contenidos como en el diseño, que desde luego están no muy lejos sino en las antípodas de lo que es esta página de brujos. Ya saben, anti-podas: locon-trario.

Y además había lista de espera, como me contó hace ya unos años, más de la cuenta, Isabel Benito (nada que ver conmigo en lo familiar aunque compartamos apellido) cuando me contrató para trabajar en su equipo de diseño en el diario Marca. Ella había trabajado antes en "el colorín", como se llamaba coloquialmente al Semanal dentro de El País, y sólo eso era ya garantía de su nivel. Además, Isabel había ganado varios premios de la SND por páginas del suplemento y el trabajo que hizo después durante años en Marca es digno de la gran diseñadora que es esta divertida y ruidosa mujer.

Hace ya unos años, sí. Porque ahora "Agustina. ¡Sólo digo la verdad!" comparte espacio con "Las hadas del camino", "Adriana la bruja", el "Tarot de la vida, ¿cuánto te queda?" o la "Videncia sexual, consejos excitantes", entre otras especies. Incluso al pie de los anuncios aparece un teléfono "para contratar publicidad en esta página", por lo que suponemos que se ha debido habilitar una pequeña sección dentro de su departamento de publicidad con el objetivo específico de captar adivinos y demás.



Se pueden contar, con paciencia, todos los tipos de letra que aparecen en esta amalgama informe de "consejos comerciales" de otros mundos; no así el número de colorines estridentes que deben superar los famosos nosecuántos millones que representan las pantallas. Eso sí, en la página de enfrente Almudena Grandes, con sus "Palabras de amor", intenta mantener el tipo para que El País Semanal siga pareciéndose al de siempre, empeño para el que además lo promocionan ofreciéndonos portadas personalizadas (hay gente para todo) y campañas publicitarias guays con Alejandro Sanz y Maribel Verdú a la cabeza. Habrá que preguntar a "Agustina", que sólo dice la verdad, qué va a ser de nosotros... porque ninguno estamos a salvo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Cómo salvar la prensa regional en Canadá

Nuestro colaborador habitual Miguel Buckenmeyer habla con la diseñadora cañadiense Lucie Lacava para encajabaja sobre cómo salvar la prensa regional. Con el rediseño de L´Etoile, en la región canadiense de Arcadia, la diseñorada ha tenido la oportunidad de crear un nuevo concepto de periódico que, quién sabe, quizá sea el futuro de la prensa impresa.


Lucie Lacava es consultora de Diseño y Presidenta de Lacava Design Inc. Desde que fundó su compañía en 1992, Lacava ha desarrollado una gran reputación internacional por los premios que ha recibido por su diseño editorial e identidad corporativa. La trayectoria de Lacava incluye el rediseño de más de 50 publicaciones a través de Canadá, Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, logrando una de las más notables y prolificas trayectorias en la escena internacional de diseñadores. Ha recibido más de 100 premios nacionales e internacionales en su carrera. The Society for News Design, (SND) ha nombrado diez veces a tres de los periódicos que ella ha rediseñado (Le Devoir, Le Soleil, y el Nacional Post) como los “World's Best-Designed”. Los más prestigiosos premios que ha recibido incluyen un premio SND como lo mejor de la competencia “Best of Show”, para el periódico Le Devoir, así como dos reconocimientos especiales “Judges’ Special Recognition” por el periódico Le Soleil y el National Post, además de numerosos premios de oro y plata de la SND.

Lucie también ha publicado libros de critica , entre ellos está “Contemporary Newspaper Design” (Mark Batty Publisher); “Visions of the Newspaper of the Future” (American Press Institute), así como el reporte de la World Association of Newspapers (WAN) "New Designs, New Formats".

Es miembro fundador y fue presidenta del capítulo francófono de la SND. Ha servido también como juez para los Premios Nacionales Canadienses de Periódicos, la Society for News Design, la Society of Publication Design en Nueva York y los premios Malofiej en Pamplona, España.

Además, Lacava ofrece conferencias alrededor del mundo en temas de diseño de periódicos y tipografía, una práctica que resulta muy provechosa y fácil por su fluidez para manejar cuatro idiomas. Ha dado conferencias magistrales en el Poynter Institute for Media Studies, el American Press Institute, IFRA, y como miembro visitante de la Universidad Católica de Chile.

Cómo salvar la prensa regional canadiense

L'Étoile es un nuevo semanario nacional para la región francófona canadiense de Acadia. Para los que no la conocen, Acadia está situada en las tres provincias marítimas de Canadá (Nueva Escocia, Nuevo Brunswick e Isla del Príncipe Eduardo). El periódico, de tamaño "broadsheet", tiene una tirada de 100,000 ejemplares y se distribuye directamente a casas particulares gratuitamente.






Varios de los semanarios que han sido integrados en el nuevo L´Etoile...

Sin duda es un trabajo excelente y característica de la diseñadora canadiense Lucie Lacava. El diseño tira de las tipografías Stag, Stag Sans, y Stag Sans Bold Dot, todas de Christian Schwartz, para cabeceras y titulares y Arnhem de Fred Smeijers para el texto. Stag funciona a la perfección en el contexto periódico, aunque inicialmente se concibió para la revista americana Esquire, y sigue la moda corriente del uso de tipografías egipcias iniciado hace cuatro años por el Guardian.

La estrella viene de la bandera de Acadia, lo cual es igual que la bandera Francesa salvo que incluye la estrella "Stella Maris", símbolo de la Virgen María del pueblo acadiense. La estrella aparece en la cabecera además de la aperturas de sección de noticias, economía y cultura. Indudablemente, la identidad corporativa del periódico ahora es mucho más contundente y moderno.







... y varias páginas del prototipo donde podemos ver la estrella

Según Lacava, la meta del encargo fue "combinar ocho semanarios gratuitos en un solo semanario totalmente nuevo que no pareciese un periódico de provincias sino uno nacional". Tres de los anteriores semanarios ya compartían un diseño común.

El aspecto más novedoso del proyecto quizás es el uso ubicuo de mayúsculas para los titulares. Lucie lo explica:

"Había que darle una personalidad muy única dado la singularidad de la comunidad a la que iba a servir. Los titulares en negrita generalmente son para noticias de última hora pero en este caso eso no fue una opción viable para un semanario regional. Tenía más sentido usar una tipografía en su peso más ligero. Aún así, los titulares en el peso ligero se parecían demasiado a reportajes relacionados con estilo de vida. Encontramos el punto intermedio usando el peso ligero de Stag pero en mayúsculas. Así le da algo de autoridad a las informaciones sin "chillar urgente" o parecer noticias frívolas y sin importancia. Que yo sepa, no hay ningún otro periódico que haya usado tanto los mayúsculas a lo largo del proyecto editorial."





Más páginas del nuevo L´Etoile

La verdad es que apostar por un nuevo periódico semanario en papel suena a locura en el contexto del declive de los medios masivos tradicionales. Según Peter Peacock, director de distribución de la empresa editora, Brunswick News Inc., aún así "los lectores habituales de los ocho semanarios reclamaban más contenidos locales y mejores contenidos sobre la provincia". De allí vino la idea de combinarlos en un solo periódico.

Por el contrario, me parece una idea acertada aunque quizás antes de tiempo. El modelo de un periódico en papel de fin de semana parece ser lo que viene tanto en Estados Unidos como en Canadá. La idea de un periódico en papel de fin de semana que la gente lee para descansar y desconectar de internet funciona en teoría. Además si imaginamos un mundo en 10 años con bastante menos periódicos en papel, uno que llega gratis a casa puede destacar sobre la saturación de otros medios digitales.

Ahora falta esperar si los anunciantes lo apoyan. Y aquí también creo que los anunciantes estarán detrás del proyecto. En gran parte porque muchas pequeñas empresas se anuncian a través de periódicos locales dado la popularidad de los "cupones" o vales de descuentos que emplean frecuentemente las PYMES para promocionar sus negocios en EEUU y Canadá.

martes, 20 de octubre de 2009

Mejorando una buena idea

La cosa empezó con un cerdito, y salió más o menos bien. Visto el éxito de la fórmula (aun conscientes de sus defectos, que los tenía...) decidimos darle una vueltecita. Y aprovechando la actualidad del pesquero Alakrana, hicimos esta doble para el suplemento dominical Crónica.

Esta vez conseguimos que cada bloque fuera una pieza aislada de información, de manera que se corrigen los problemas de legibilidad del anterior. Como ninguna imagen nos convencía al cien por cien, se encargó esta maravilla de ilustración a Arturo Asencio que llena por sí sola la doble. El resto consistió en colocar las piezas con cierto equilibrio, intentando compensar los espacios, los blancos y las proporciones. El negativo final en el título consigue que se ancle en la página, dándole peso y mancha, y no quede flotando en un lado.



El atún, puesto en página



Hay veces (pocas) en que la actualidad te permite hacer cosas distintas. De esas veces que puedes hacer pruebas y salen cosas de las que terminas bastante contento. A mí el resultado final me gusta mucho. ¿Qué os parece a vosotros? Chula, ¿eh...?

lunes, 19 de octubre de 2009

Diseñario 2.0 (VII)

Se ultimaban los detalles de esta entrega, se afinaban las frases y se corregían acentos, puntuaciones y frases buscando la perfección que habita en el infinito, y más allá, cuando al comité de expertos de encajabaja le llegó la noticia de la muerte de Andrés Montes. Como un mazazo. Y terminamos, terminaron queremos decir, queriendo dedicársela a él. No le conocíamos personalmente, incluso alguno de nosotros padecía sus retransmisiones mientras otros le adoraban. Pero nos hemos acordado de tantos partidos de baloncesto y de fútbol, de sus frases y su lenguaje explosivo, de sus motes imaginativos y pegadizos, de lo que ha hecho reír este periodista inclasificable a tanta gente mientras él debía sufrir un proyecto personal fracasado que lo debió llevar a este triste e inmerecido final, que nuestro humilde Diseñario de hoy, ya sabéis, esa obra colectiva sobre el diseño periodístico y la prensa en general, irreverente y abierta a vuestra participación, está dedicado a Andrés Montes, showman, animador, presentador, periodista.





Carácter. Signo o marca que se escribe. En tipografía, una letra. En prensa, sistema de conteo absolutamente inexacto con el que se calcula la extensión de los textos. Porque los caracteres no compromenten ni al que los escribe ni al que los cuenta. Cuando alguien te dice que va a escribir un adelanto de unos mil ochocientos caracteres, es que tiene pensado de antemano escribir, por lo menos, el doble. Por eso se mide en caracteres, y no en líneas o palabras. Porque matemáticamente es mucho más fácil contarlos sin posibilidad de error y así determinar con exactitud en cuánto nos hemos pasado. Hay premio para el que doble la cantidad de espacio solicitado en un primer momento.
Pero el carácter no sólo se escribe. El carácter también se tiene. Y se forja. Porque es el carácter el rasgo definitorio supremo del buen maqueta. Imprescindible para desempeñar semejante labor, sólo un maquetador con carácter será capaz de decir no en un situación de máxima tensión. Sólo un maqueta con carácter podrá templar los nervios y encontrar soluciones cuando todos los demás estén ya buscando culpables. Porque lamentablemente, todavía pululan por las redacciones personajes que imponen en vez de consultar y amenazan en lugar de argumentar. Y ante estos tipos, normalmente parapetados tras su cargo, no suele bastar con razones profesionales o seriedad. Aquí es cuando uno tiene que sacar el carácter. Curtidos a lo largo de los años en encontronazos y peleas dialécticas, los maquetas que se precien no dan un paso atrás. Esa determinación en la mirada, ese mentón obstinado, ese rictus iracundo es el propio de alguien que lleva toda la vida intentando hacerse entender, predicando en el desierto, forcejeando con los artistas, luchando por un respeto del resto de sus compañeros que, como el valor a los soldados, se les supone, pero no siempre existe.

Careto. Rostro, cara, jeta. En diseño, foto a una columna (o menos) de la cara de uno de los protagonistas de la información. Igualita, igualita a la foto del DNI, la del carnet de conducir o la del video club. Es necesaria para que conozcamos cómo es la cara del presidente de Kazajistán. Aunque la mayoría de las veces se utiliza de un modo estético: alivia las páginas que llevan mucho texto.
¿Quién no ha visto mil veces la cara de Berlusconni, Anasagasti o Forlán protagonizando estas pequeñas fotos? Insisto en pequeñas fotos porque este es uno de los temas de debate entre el redactor y el maquetas. Hay fotos de caras que se pueden dar a cinco columnas, seis, siete, etc. Porque tienen fuerza, porque destacan un momento informativo y por otros mil motivos que justifiquen su uso. Pero dar la cara del presidente de alguna entidad bancaria, empresario, abogado, político o cualquier señor con corbata mirando a la cámara con gesto insulso a más de una columna es horrible. Sólo le falta el cartel de "Se busca" debajo.
El careto es un guiño al lector que en ocasiones localiza la noticia que busca sin leer el título.
También se suele escuchar "Vaya careto que trae Pérez hoy". Esto quiere decir: 1) que Pérez ha pillado un atasco y ha aparcado mal. 2) Qué Pérez está enfermo. 3) Que Pérez es del Atleti. 4) Que Pérez está cabreado (casi siempre por el apartado 3). 5) Qué Pérez ha estado toda la noche de marcha y ha dormido 3 horas. Y 6) Que a Pérez le han puesto una multa por aparcar mal.
Pdta: Un recuerdo cariñoso a Félix Rodríguez de la Fuente y al lirón careto desde las páginas de encajabaja.

Carpintero. Los más veteranos del lugar, especies tal vez en vías de extinción porque posiblemente no llegarán quienes los releven sino otros haciendo otras cosas, muchas a la vez y por el mismo precio, hablan de periodistas especializados en editar, corregir, supervisar, tareas llamadas "de mesa" en la redacción frente a las más conocidas y románticas del reportero o el corresponsal, del que pisa la calle buscando noticias. Hablan de carpinteros o fontaneros para referirse a ellos, a quienes meten a martillazos precisos las piezas que componen cada página editando con una rapidez y profesionalidad que posiblemente los nuevos tiempos no se puedan permitir, tan modernos ellos, tan periodistas ciudadanos, tan multimedia, tan baratos.

Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.