Bueno, pues aunque pueda sobrecogernos todo lo que manda un director que mande, mucho más debe asustarnos uno que no lo haga. En ese lamentable caso, que ha existido, existe y existirá, y que muchos hemos padecido, nos encontraremos con un producto periodístico, informativo, que estará en manos de ejecutivos o de accionistas mayoritarios, o de dueño a secas, que sin tener en ocasiones ni la más remota idea de lo que es el periodismo, y en el resto de ocasiones teniendo una ligera idea, decidirán lo que se publica cada día, y cómo se publica; al más puro estilo de esos equipos de fútbol donde en vez de decidir el entrenador profesional -en un periódico sólo puede ser director un periodista- hace las alineaciones el patrón de turno con los resultados que todos pueden imaginar y que en proyectos periodísticos terminó, por ejemplo, con alguno de los miembros del comité de expertos encargados de la redacción de esta obra en las sórdidas filas del desempleo.
En definitiva, el... ese señor, porque señora lamentablemente no hemos conocido todavía a ninguna en estas tareas, es el máximo responsable de un periódico, quien decide todo lo que se publica en él cada día. Quien manda.
Diseñismo. Término creado en el blog encajabaja para referirse a un exceso de diseño. Al adorno por encima de los contenidos. Propio de "artistas" y de decoradores en vez de periodistas. Desequilibrio entre forma y contenido a favor de la forma. Tendencia que al contrario de lo que puedan suponer quienes la practican perjudica al diseño periodístico más que lo favorece; lo vacía de contenido y de argumentos en el delicado mecanismo de poderes de una redacción convirtiendo a los maquetadores en los que ponen las rayitas o en los que tienen que hacer "páginas bonitas"... sin saber de qué tratan.
Documentación. El cincuenta por ciento de la labor de un periodista. Estaremos todos más o menos de acuerdo en que es prácticamente imposible saber de todo. Para suplir tan dolorosa realidad, existe la labor de documentación. Es decir, leer, buscar, estudiar, todo lo que nos ayude a comprender mejor el tema sobre el que estamos trabajando. Y así de paso, nos distinguimos de esos tertulianos de la tele, que abarcan tal cantidad de temas en su sabiduría que más que modernillos diríamos que son hombres del renacimiento.
También se conoce como documentación al departamento de las redacciones que se encarga de conservar y clasificar todo lo que se va produciendo en la casa. Un servicio de información almacenada. El lugar al que acudimos los periodistas para buscar imágenes ya publicadas, documentos o las cosas que recordamos escribir o maquetar pero que ya no recordamos ni cuándo ni cómo. No sólo lo tuyo sino también, en la medida de lo posible, lo de los demás. Este departamento es vital para el trabajo del día a día. Porque en nuestro trabajo echar la vista atrás cada poco tiempo es fundamental. Y para un lado también, que a veces se aprende más viendo que ha hecho la competencia que repasando años y años de intentos propios frustrados. Los encargados de los servicios de documentación, hormiguitas compulsivas, consiguen algo sorprendente: mantener en un cierto orden algo fruto del caos más absoluto. Ahora los departamentos están absolutamente informatizados, aún así, de vez en cuando alguien aparece desde documentación con un sobre manoseado y con fotos en blanco y negro en su interior. Suele ser un momento emocionante, comprobar que todavía hay cosas que se resisten a verse reducidas a unos y ceros.
Internet, como con tantas otras cosas, ha venido a cambiar este modelo de trabajo. Cualquier mortal puede conseguir un ejemplar de cualquier periódico y cualquier fecha en la red en menos de dos minutos. Eso hace ¡diez años! era algo impensable. Y da cierta pena ver cómo, en los departamentos de documentación, se van sustituyendo a aquellos especímenes tan curiosos, especies de ratoncitos de biblioteca, organizados y metódicos por astutos rastreadores de la web, y hábiles manejadores de buscadores.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.