martes, 2 de febrero de 2010

Algo tan antiguo, algo tan denostado

La irrupción de la red global, esa maraña de uves dobles y fibra óptica que a muchos nos ha cambiado la vida y a todos nos la ha hecho posiblemente más fácil o completa, seguro que más apasionante, ha traído aparejada también problemas y vicios. Y si hablamos de Internet y Periodismo podemos hablar largo y tendido de vicios adquiridos.

Está claro que la telaraña virtual ha facilitado a los periodistas el acceso a cada vez más fuentes de información, más variadas e insospechadas, de manera casi instantánea. Quisiera ver a los becarios (ojo, todos lo hemos sido) de ahora buscarse las habichuelas como los profesionales de antaño, cuando la calle, las bibliotecas, los departamentos de documentación y el teléfono -ese aliado imprescindible, anónimo e inmóvil que por entonces ni soñaba con decirnos la hora ni mucho menos indicarnos cómo llegar a un lugar- eran las únicas herramientas aparte del bagaje y acervo personal. Hoy día, a todo eso se le ha sumado Internet, con su inmediatez, con su vasta cantidad de datos e información, con su posibilidad de acceso y recopilación en cualquier momento y lugar.

Dos de los peores vicios, a los que alguna vez nos hemos referido, que se cometen hoy día son el uso y abuso del "corta y pega" indiscriminado (ausencia absoluta de selección coherente, edición y elaboración propia de la noticia) y la falta de contraste de las fuentes. Quizás una de las primeras cosas que aprendes en ese edificio llamado Facultad de Periodismo es que LAS FUENTES DEBEN CONTRASTARSE antes de dar una noticia, un dato, una declaración por correcta y publicable. Y creo que es de las cosas que más se machacan en la carrera. Pues bien, seguimos cayendo en la trampa; una veces por desidia, otras veces por la competitividad desmedida y la rapidez inusitada, por tener que llegar más lejos y antes que nadie.

Contrastar las fuentes, un clásico tan denostado hoy día... ¡Cuántos problemas nos ahorraríamos si cumpliéramos una lección tan añeja y repetida!

Tras la presentación el pasado miércoles por parte de Apple de su nuevo iPad, su llamémosla tableta multimedia, la blogosfera y la Red se llenaron, en una demostración de atención mediática increible, de alabanzas, críticas y análisis igual que semanas antes le habían dedicado su atención a base de rumores, especulaciones y expectación. El canal Cuatro llevó la presentación del iPad a su telediario y lo hizo de la peor manera, ofreciendo unas características del producto que no se correspondían con la realidad. Lo triste es que esto no sucedía antes de la presentación, sino después, ilustrando la pieza con imágenes subtituladas del evento.

Noticias Cuatro, como puede verse en el siguiente vídeo, afirmó sin rubor que el iPad contaba con "conexión de TDT en Alta Definición, reproductor de audio, pantalla de 10 pulgadas, cámara para videollamadas, cámara de fotos, dos mandos y wifi para jugar en red, conexión 3G". Bueno, no está mal, 3 de 7 aciertos, pero menos del 50%. ¿Conexión TDT? ¿Cámara para videollamadas? ¿Cámara de fotos? ¿Dos mandos? ¿Pero cuándo anunció eso Steve Jobs? Debió ser en algún momento que fui al baño... Quisiera saber si nuestros compañeros de Cuatro tuvieron a bien leerse alguna nota de prensa emitida por Apple sobre el producto, entrar en la web oficial al respecto una vez presentado el mismo, ver la presentación vía streaming como pudimos hacer todos (aún hoy puede verse en diferido) o meramente informarse en algún blog especializado serio y respetable. Pues no parece; debieron fiarse de los rumores previos, de blogs o webs que hablan de lo que han oído otros que han escuchado de los de más allá... ¿Tanto costaba confirmar las características? ¿Tanta prisa había? ¿Porqué esa manía, ese riesgo, esa pereza, esa temeridad de no contrastar las fuentes, y más si son cibernéticas, virtuales?


Que el telediario en cuestión informe de un producto que dicen que está destinado a cambiar la historia de la informática dando datos inexactos es cuando menos sorprendente.

Los que somos periodistas lamentamos hechos así, y yo prefiero que me den menos información pero al menos contrastada y veraz. No creo que sea mucho pedir.

lunes, 1 de febrero de 2010

Diseñario 2.0 (XVIII)

Esta semana se ha ido todo un modelo de escritor a quien los enigmáticos, escurridizos y geniales miembros del comité de expertos de encajabaja entregados a la redacción de este Diseñario suyo, nuestro y vuestro, parecen querer emular. Claro que van por el camino absolutamente opuesto. Porque si el escritor norteamericano J.D. Salinger, a quien nos referimos, falleció el pasado jueves a los 91 años tras llevar más de 30 absolutamente retirado después de haber escrito una obra maestra, un clásico absoluto de la literatura del siglo XX en el que vivirá para siempre la verborrea desvergonzada del solitario e incomprendido adolescente (como todo los adolescentes, claro) Holden Caulfield, una novela de apenas 226 páginas en la versión también clásica de Alianza Editorial que le permitió vivir sin publicar apenas nada más, nuestros esforzados diseñaristas lo llevan claro para retirarse del mundanal ruido con sus derechos de autor porque ellos comenzaron, sin saberlo, una obra infinita que por eso mismo nunca terminarán. Es de suponer, eso sí, que al menos el Diseñario colectivo, irreverente y abierto a vuestra participación del que hoy os ofrecemos una nueva entrega, no terminará en manos de asesinos en serie como la novela de Salinger. ¿O sí?





E


Editorial. Precedida del artículo "el" y seguido de periodístico, se refiere a un género de opinión en el que un medio de comunicación da a conocer su punto de vista sobre un hecho noticioso. Es la voz del periódico, el artículo donde se moja y expresa sus opiniones para que sus lectores la conozcan. Es la cátedra desde donde se articula la línea editorial del medio, el vértice ideológico sobre el que gira el medio. Este artículo NUNCA se firma (si se quieren hacer bien las cosas, porque todos hemos visto editoriales firmados... precisamente cuando las cosas se hacen mal) ya que expresa la opinión de un ente abstracto, colectivo, no de una persona. Para eso ya están las columnas.
No confundir con Carta del director, donde este último expresa SU opinión, no la del medio, aunque en ocasiones puedan coincidir (las opiniones, queremos decir).
Fruta madurada a través de la experiencia, la escritura de un editorial puede resultar todo un ejercicio profesional cuando se tiene que expresar una opinión, la del medio, que no coincide con la del redactor en plantilla (normalmente de la sección de opinión, normalmente subdirector) que escribe el editorial, el editorialista, cargo de gran importancia y responsabilidad en una redacción.
Es un artículo de tanta importancia que casi nunca quieren dejarse en el tintero ni un concepto. Por eso, el espacio nunca es suficiente y siempre se queda corto. "Más espacio, necesito más espacio", claman los redactores. "Bájale el cuerpo, hazle trampas, lo que sea", piden. Todo para que entre, "porque no se puede tocar ni una coma", que es nuestro editorial. Esta dificultad se contrarresta con la facilidad de maquetar la página donde se compone este artículo, porque esta página es la misma todos los días. Es lo que llamamos un modelo fijo. Tan sólo algún acontecimiento de mucha relevancia lleva a que el director de un periódico decida modificar el editorial, llevándolo en ocasiones incluso a que arranque en la portada.
Precedido del artículo "la" se refiere a la empresa encargada de editar un producto escrito (libro, periódico, revista). En este caso, como indicaba el maestro de periodistas Bernardino Hernández en sus clases, el género sí es determinante.

EGM. Nunca unas siglas provocaron tanta expectación en una redacción. El Estudio General de Medios es una encuesta sobre el consumo de medios en el país, que realiza la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). Con este estudio se miden las audiencias, ventas, difusiones e incluso se compone el perfil medio del consumidor de cada medio, ya sea periódico, suplementos, radio, televisión , revistas, cine o Internet. El EGM llega cada año en tres oleadas, como los japoneses a Pearl Harbour, y sus datos despiertan una inusitada expectación en las empresas informativas, algo así como cuando nos poníamos en fila para que nos dieran las notas del último trimestre.
Como con todas las encuestas, los datos del EGM nunca te son desfavorables. Sucede como en la política, que siempre ganan todos, a la vez. Lejos de lo que pueda parecer, los datos de una encuesta siempre son susceptibles de ser dados la vuelta, siempre en tu propio beneficio. No confundir esto con manipular la realidad, Dios nos libre. Nunca. Lo que sucede es que las encuestas hay que interpretarlas, porque los números así a lo bruto son muy traicioneros. Porque una cosa es que ponga en negro sobre blanco que has palmado doce mil lectores y otra muy distinta es que eso tenga que ser un dato malo. Y por eso, que tu competencia retroceda un 0,02 por ciento se convierte, por obra y gracia de la semántica en un desplome de las ventas, un desangrarse en los quioscos. ¿Lo pilláis? Lo fantástico de las encuestas es que siempre, los datos malos son los de los otros. Por eso el EGM admite tantas interpretaciones como las profecías del bueno de Nostradamus, que de seguir vivo hoy, seguramente se dedicaría a hacer encuestas para los de la AIMC con parecidos resultados..."
Por lo tanto, más que los datos en sí mismos, que no le interesan a nadie normal, lo bonito de este tema es cómo se venden en los propios medios. Al principio de año anuncias a bombo y platillo que en venta en quioscos has subido la friolera de tres puntos con respecto a la misma oleada del año anterior. Tres meses después destacas cómo en terminos porcentuales de difusión, tu grupo se consolida como la opción más leída en lengua castellana, mientras que en la última oleada del año, tu competencia se vanagloria de ser en proporción, el medio del planeta tierra que menos ha caído en ventas con una caída media de sólo (obsérvese el énfasis en el adverbio de modo) un 72 por ciento siempre con respecto a la última oleada equiparable...
Esta meticulosa y responsable interpretación de los hechos provoca a la larga que ni cuando te son favorables te los terminas de creer. Salvo que los leas en otro medio que no sea el tuyo, claro. Entonces dices: "Pues va a ser verdad que hemos subido, lo dicen éstos...". Porque si fuera por lo que cada uno publica de sí mismo, de tanta subida consecutiva, de tanto éxito de ventas, los medios españoles seríamos ahora mismo de lo más consumido del mundo junto con la trilogía de Larsson y el catálogo de Ikea. Y la sensación que cunde en la profesión es que es más bien al contrario, cada vez somos menos, aunque los que quedamos somos fuertes, fieles y solventes... hasta la próxima oleada del EGM, en la que Dios repartirá suertes.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.

viernes, 29 de enero de 2010

Periodiquerías (XV)





Zaragoza (España, 2009) / Luis Blasco





Gerona (España, 2009) / Quique Falcón





Pamplona (España, 2009) / Mario Benito



Eenviadnos fotos de vuestras "periodiquerías" antes de que todas sean iguales y se llamen iPad. Fotografiad esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.


Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires
Periodiquerías (XIV): Kabale (Uganda) - Honolulu (Hawai) - Filadelfia

miércoles, 27 de enero de 2010

Maquetar es informar (III)

La primera vez que oímos hablar del proceso degenerativo tuvimos que pedir que nos lo repitieran porque Ricardo Curtis, director de arte de "El Sol" y después de "La Información de Madrid" entre otros proyectos periodísticos, habla en voz muy baja. Terminó un rediseño de aquel proyecto fallido para hacer un periódico que sólo se distribuyera en Madrid, apagó su Mac y nos miró por encima de las gafas. "Ahora, empieza el proceso degenerativo". ¿Qué?

Porque no siempre lo que un director de arte plasma en un "monstruo" permanece inalterable con el paso del tiempo, y seguramente ni siquiera es lo deseable, en esta tercera entrega de "Maquetar es informar", ponencia a cargo de nuestro compañero de blog Mario Benito y que abrió las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información organizadas por Pedro Pérez Cuadrado, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, hablamos de los posibles desequilibrios que puede sufrir un prototipo tanto si se abusa de la forma, lo que hemos llamado aquí diseñismo, como si se imponen la falta de rigor, de criterio y el todo vale en el diseño que a veces las distintas secciones intentan forzar en favor del contenido.

Maquetar es informar (III). El proceso degenerativo. from encajabaja on Vimeo.



Lo ideal, concluimos en esta parte de la conferencia, es que una publicación que esté viva evolucione con un equilibrio entre forma y contenido. Que el prototipo no se convierta en un catálogo cerrado de páginas muertas y se adapte a la información del día a día, pero ordenándola, jerarquizándola, valorándola, y con las señas de identidad propias de la publicación en lo que a su aspecto formal se refiere.

La toma de imágenes corrió a cargo de Quique Falcón y Nacho Arbalejo; y la edición de vídeo es de nuestro compañero de blog Quique Falcón.

La próxima semana, una nueva entrega de "Maquetar es informar".


Anteriores entregas
Maquetar es informar (I)
Maquetar es informar (II)

martes, 26 de enero de 2010

Detalles

"¡Ah!, otra cosa. No descuides los detalles. Los detalles son importantes", aconseja Ted Cole a Eddie como escritor consagrado al joven aprendiz, personajes ambos de la magnífica novela "Una mujer difícil" (1999) del norteamericano John Irving (existe versión cinematográfica también muy buena con el mismo título, "The Door in the Floor", en la versión en inglés original, del año 2004, con Jeff Bridges en el papel de Ted Cole, fantástico, como a su vez está fantástica una madura Kim Bassinger interpretando a su atormentada mujer Marion).

Le habla de los detalles porque en literatura ayudan a que "veamos" algo, a que veamos o visualicemos interiormente aquello sobre lo que el autor quiere incidir, en ocasiones con el propósito de lograr un efecto emocional en los lectores, en otras para que almacenemos en la memoria algo que necesitaremos para entender la historia más adelante y que sea así nuestra mente quien la cierre y la termine del todo. Es muy difícil, claro. Como lo es también en el diseño periodístico, no os impacientéis que ya llego, donde los detalles ayudan a lograr la excelencia, a que el acabado perfecto, o muy cuidado al menos porque la perfección tal vez sea imposible, acompañe a contenidos de calidad. Forma y contenidos retroalimentándose en lo que a su calidad se refiere. Son el factor que hace de algo bueno, algo excelente. Y es muy difícil también, claro está.

Es difícil porque no están muchas veces ahí a la vista, de una manera evidente, esos detalles que necesitamos cuidar. Juegan a esconderse, o es torpeza nuestra no encontrarlos cuando alguien, con aparente facilidad, nos los hace ver. ¡Joder, claro! El acabado general es sólo cuestión de paciencia, algo de tiempo que no siempre tenemos, saber y trabajo. Pero si en literatura es fundamental destacar sólo los detalles adecuados y ocultar otros, labor ésta para la que no existen fórmulas más allá del talento y la creatividad artística, imposibles de aprender, también en el diseño existen detalles que antes de dar con ellos sencillamente no existían.



Hicimos esta página hace ya tiempo, a finales de diciembre. Pero los detalles en apariencia insignificantes siguen en mi cabeza. Es una página muy sencilla, sin estridencias ni pretensiones. Una página corriente de periódico que se apoya en una magnífica imagen del artista recientemente fallecido Albert Ràfols-Casamada. El texto de opinión a cuatro columnas falsas, más anchas que las cinco columnas naturales, reflexiona sobre la "elegancia de lo abstracto". Debajo hay un faldón sobre una noticia diferente con una pequeña fotografía. Todo es correcto, es la estructura adecuada (a la primera, de estas veces que luego intentas otras opciones y sólo la estropean), los colores de la imagen en el centro de atencion de la página tienen fuerza sin ser chillones, todo parece en su sitio pero... algo fallaba. Y no sabía qué. Era un detalle escondido que busqué moviendo cada elmento una y otra vez. Hacía otra página y volvía a ésta. Hasta que dí con él.



Aparentemente es lo mismo o casi lo mismo. Pero no lo es. Bastó alinear las imágenes por la derecha, lo que nos obligó a llevar el sumario hacia la primera columna, para que todo se equilibrase. Era eso, un mínimo detalle escondido desequilibrando todo lo demás. ¡Los detalles!, cuida los detalles... son importantes, me dijeron hace ya algún tiempo. Y lo intento.

lunes, 25 de enero de 2010

Diseñario 2.0 (XVII)

Quien pudiera pensar que el comité de expertos de encajabaja encargados de la redacción del Diseñario son un grupo anárquico y caótico, fuera de todo control y al margen de norma alguna, no puede estar más equivocado. Porque quienes nos traen cada semana sus anárquicas, caóticas, descontroladas y alegales definiciones son un grupo de señores serios, casados, sometidos voluntariamente a unos estatutos normativos, con el Estado de Derecho como norma de vida, y la contradicción y el absurdo como filosofía. Con todos ustedes una nueva entrega del Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Director. ...las mayores que puede haber en un periódico. Palabras, decimos. Bueno, palabras, cargo y cuanto imaginarse pueda porque su sola mención... no es que mueva montañas, es que las cambia de sitio varias veces hasta que se queden en el lugar exacto que determine el titular de tan alto rango. El máximo en una redacción. Ríanse del abracadabra cabalístico, el abraxas o el modesto potagia entre otras, ante el poder, el enorme e insondable poder que tiene pronunciar en la redacción de un periódico la palabra director. Si es que la escribimos y nos tiemblan las teclas. Calma. Si es que se suele decir en voz baja, o ni siquiera, se mira hacia el depacho supremo un instante nada más mientras se levantan las cejas, o se alude a él nunca de forma explícita con alguna expresión que evite desatar las fuerzas -como nunca sabemos si va a ser para bien o para mal, prevalece el prudente porsiacaso- del estilo de "lo quiere así el del fondo", si su despacho está al fondo en una clara y sencilla asociación de ideas, o "el del piso de arriba", si su despacho está una planta por encima, posibilidad esta última real pero desaconsejable para el funcionamiento de un periódico porque el director, y no quisiera seguir abusando de que hasta el momento no ha pasado nada al mencionarlo, debe estar siempre en la redacción. Al frente de ella. Es parte de la redacción, la más alta, pero no de la empresa editora (aunque a veces esto último coincida).
Bueno, pues aunque pueda sobrecogernos todo lo que manda un director que mande, mucho más debe asustarnos uno que no lo haga. En ese lamentable caso, que ha existido, existe y existirá, y que muchos hemos padecido, nos encontraremos con un producto periodístico, informativo, que estará en manos de ejecutivos o de accionistas mayoritarios, o de dueño a secas, que sin tener en ocasiones ni la más remota idea de lo que es el periodismo, y en el resto de ocasiones teniendo una ligera idea, decidirán lo que se publica cada día, y cómo se publica; al más puro estilo de esos equipos de fútbol donde en vez de decidir el entrenador profesional -en un periódico sólo puede ser director un periodista- hace las alineaciones el patrón de turno con los resultados que todos pueden imaginar y que en proyectos periodísticos terminó, por ejemplo, con alguno de los miembros del comité de expertos encargados de la redacción de esta obra en las sórdidas filas del desempleo.
En definitiva, el... ese señor, porque señora lamentablemente no hemos conocido todavía a ninguna en estas tareas, es el máximo responsable de un periódico, quien decide todo lo que se publica en él cada día. Quien manda.

Diseñismo. Término creado en el blog encajabaja para referirse a un exceso de diseño. Al adorno por encima de los contenidos. Propio de "artistas" y de decoradores en vez de periodistas. Desequilibrio entre forma y contenido a favor de la forma. Tendencia que al contrario de lo que puedan suponer quienes la practican perjudica al diseño periodístico más que lo favorece; lo vacía de contenido y de argumentos en el delicado mecanismo de poderes de una redacción convirtiendo a los maquetadores en los que ponen las rayitas o en los que tienen que hacer "páginas bonitas"... sin saber de qué tratan.

Documentación. El cincuenta por ciento de la labor de un periodista. Estaremos todos más o menos de acuerdo en que es prácticamente imposible saber de todo. Para suplir tan dolorosa realidad, existe la labor de documentación. Es decir, leer, buscar, estudiar, todo lo que nos ayude a comprender mejor el tema sobre el que estamos trabajando. Y así de paso, nos distinguimos de esos tertulianos de la tele, que abarcan tal cantidad de temas en su sabiduría que más que modernillos diríamos que son hombres del renacimiento.
También se conoce como documentación al departamento de las redacciones que se encarga de conservar y clasificar todo lo que se va produciendo en la casa. Un servicio de información almacenada. El lugar al que acudimos los periodistas para buscar imágenes ya publicadas, documentos o las cosas que recordamos escribir o maquetar pero que ya no recordamos ni cuándo ni cómo. No sólo lo tuyo sino también, en la medida de lo posible, lo de los demás. Este departamento es vital para el trabajo del día a día. Porque en nuestro trabajo echar la vista atrás cada poco tiempo es fundamental. Y para un lado también, que a veces se aprende más viendo que ha hecho la competencia que repasando años y años de intentos propios frustrados. Los encargados de los servicios de documentación, hormiguitas compulsivas, consiguen algo sorprendente: mantener en un cierto orden algo fruto del caos más absoluto. Ahora los departamentos están absolutamente informatizados, aún así, de vez en cuando alguien aparece desde documentación con un sobre manoseado y con fotos en blanco y negro en su interior. Suele ser un momento emocionante, comprobar que todavía hay cosas que se resisten a verse reducidas a unos y ceros.
Internet, como con tantas otras cosas, ha venido a cambiar este modelo de trabajo. Cualquier mortal puede conseguir un ejemplar de cualquier periódico y cualquier fecha en la red en menos de dos minutos. Eso hace ¡diez años! era algo impensable. Y da cierta pena ver cómo, en los departamentos de documentación, se van sustituyendo a aquellos especímenes tan curiosos, especies de ratoncitos de biblioteca, organizados y metódicos por astutos rastreadores de la web, y hábiles manejadores de buscadores.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Maquetar es informar (II)

¿Qué hacemos los maquetadores? ¿Cuál es nuestro lenguaje? ¿Cuáles son nuestras herramientas? ¿Qué elementos utilizamos para crear un producto informativo? ¿Adornamos o informamos? En la segunda parte de "Maquetar es informar", conferencia de nuestro compañero de blog Mario Benito en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid dentro de las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información organizadas por Pedro Pérez Cuadrado, intentamos explicar de una manera muy sencilla cuáles son los fundamentos para hacer una página de un periódico.

¿Qué hacemos, pues, si no adornamos ni hacemos “cosas bonitas”? Ordenar la información, la jerarquizamos, damos señas de identidad a nuestro producto y, además, intentamos que todo eso sea atractivo desde el punto de vista estético (que no descuidamos, ni mucho menos) . Hacemos periodismo.

Maquetar es Informar (II) from encajabaja on Vimeo.



Por tanto, el maquetador es un periodista especializado que utiliza como lenguaje periodístico el diseño gráfico para elaborar un mensaje periodístico en un medio de comunicación de masas impreso. En un periódico, en nuestro caso.

La toma de imágenes corrió a cargo de Quique Falcón y Nacho Arbalejo; y la edición de vídeo es de nuestro compañero de blog Quique Falcón.

La próxima semana, una nueva entrega de "Maquetar es informar".


Anteriores entregas
Maquetar es informar (I)