viernes, 12 de marzo de 2010
Cómics en Ávila
miércoles, 10 de marzo de 2010
Evening Standard, o el twitter de los años 40
Sin embargo, hay un pequeño reducto para todos aquellos que adoramos los periódicos, antiguos, viejos, modernos, bonitos, feos, etc. Son los museos (como el Imperial War Museum) y sus facsímiles de números históricos. Ya presentamos alguno de Pearl Harbor y hoy os traemos uno británico. Debo darle las gracias a Javi y Miriam (a la sazón mis cuñados) por acordarse de mi rara afición y llenar mi tarde de domingo con la lectura de este ejemplar del Evening Standard del Día D, es decir, el 6 de Junio de 1944.
Se trata del ejemplar de madrugada, o Final Night Extra, que anuncia a bombo y platillo que la invasión de las costas francesas había sido todo un éxito. Gruesos titulares a toda página, subtítulos, entradillas, todo mezclado como si se tratara del propio reflejo del fragor de la lucha.
lunes, 8 de marzo de 2010
Diseñario 2.0 (XXIII)
Este nivel de exposición óptimo es algo más subjetivo de lo que pudiera parecer a primera vista y se basa, a grandes rasgos, en considerar que estadísticamente la mayor parte de las escenas que fotografiamos se corresponden a lo que se denomina "gris medio" (una cartulina gris que refleja el 18% de la luz que recibe da este tono), que es como están calibrados los fotómetros. Todas las cámaras en modo automático dejarán pasar más o menos luz si la escena refleja más o menos luz que el gris medio, aunque te cuenten lo del algoritmo, el logaritmo y la trócola. Porque ni las cámaras ni los fotómetros en realidad saben lo que ven, dando lugar a curiosos fenómenos como la nieve gris (si la escena refleja más del 18% de luz, intentarán cerrar el diafragma para compensarlo sin darse cuenta de que en realidad esa escena escapa al 90% de las escenas normales y tiene todo ese blanco), o a comprometidos valores de exposición "racistas" (algún ignorante llegó a denunciarlo públicamente incluso) porque resulta que la piel de una persona blanca también refleja aproximadamente el 18% de la luz y por tanto los fotómetros están calibrados para exponer correctamente a los blancos. Cuando se intenta fotografía a una persona de raza negra las cámaras en automático intentarán el efecto contrario al de la nieve, supondrán que esa toma es demasiado oscura y abrirán más de la cuenta el diafragma para aclarar una cara que en realidad tiene que ser así, negra. En este último caso la cámara llevará a cabo lo que se denomina sobreexposición, que es sobrepasar los niveles más o menos aceptados de cantidad de luz, porque hay un margen que podemos llamar "interpretativo" para fotografiar cualquier escena en clave más o menos luminosa. El caso contrario, de falta de luz en una toma, se denomina subexposición.
Completamente expuestos estamos también a veces, o nos sentimos al menos, los maquetadores. Expuestos a la primera tontería que se le ocurra a un jefe, a la impertinencia del rigodón de turno, o a las aportaciones de cualquiera que pase por el lugar dispuesto siempre a mejorar lo que hacemos, que de lo nuestro, como de fotografía, todo el mundo sabe... aunque no les hables mucho, ni les preguntes, del nivel de exposición.
Faldón. Pieza inserta en una página que ocupa la totalidad de la parte inferior de la misma en una proporción horizontal, es decir, más ancha que alta. Los faldones pueden ser cualquier elemento de la página, noticias, imágenes, gráficos o apoyos, aunque generalmente, nos referimos a faldones como nombre propio a las publicidades que tienen esa forma apaisada. Si recordáis la partición en módulos de las páginas, los faldones serían aquellos que ocupan la totalidad de las columnas (cinco) y suben en modulación. Consideraríamos faldón al 1x5 (un módulo de altura, cinco columnas de ancho), 2x5 y 3x5. Muchos consideran faldón al 4x5 aunque sobre esto hay disparidad de criterios. Empieza a ser demasiado alto, de hecho roza la media página, pero como faldón lo tratan muchos y qué más da mientras lo paguen... De ahí en adelante, las publicidades no se consideran faldones, sino serios problemas a la hora de poner en página algo con un mínimo de espacio en el que entre un texto que se pueda titular... Obsérvese cómo sólo se considera faldón a la pieza que ocupa las cinco columnas de una página, o las diez de una doble. Todas las piezas que ocupan menos columnaje no tienen el honor de ser consideradas como tales. Esto se debe a que todo faldón provoca automáticamente la horizontalización de la página. Y sólo la labor de un buen maqueta sabrá contrarrestar este hándicap inicial con la necesaria verticalización en el planteamiento de las informaciones de la misma... Porque si obviamos este condicionamiento publicitario y tiramos en horizontal, caeremos sin remisión en el inevitable "efecto loncha" giro técnico localísimo que sólo encontraréis en esta vasta obra y que denomina el efecto que se produce en las páginas en las que predomina notablemente la composición horizontal. Y que por tanto son más estáticas y más difíciles de jerarquizar, ergo, más arduas de consumir para el lector. Ese efecto loncha puede funcionar en algún momento como recurso propio en espacios amplios y blancos, como una doble página limpia, pero suele ser fatal si lo provocas sobre un faldón de publicidad. Nunca es lo mismo que lo que esté en la base de la página sea un apoyo a cinco columnas que un anuncio de un notario... Porque los faldones, con su peso gráfico, tienen la extraña virtud de robar espacio visual a las informaciones que descansan sobre ellos. Y de hecho, la sensación que se produce en las páginas es como si el faldón creciera y creciera y todo el texto de arriba se comprimiera... en varias lonchas lamentables, sorprendentemente comprimidas por una masa gráfica que está a sus pies... y que sube, la muy... faldona, como si fuera levadura... De ahí el efecto loncha y el peligro que encierran los faldones de publicidad...
Otro peligro de los faldones de publicidad es que cualquier día desaparezcan, en medio de esta crisis que nos aprieta... Y entonces nos acordaremos de ellos, y del efecto loncha, y de la verticalización y la horizontalización... y habrá que ver cómo demonios hacemos para que nos paguen las nóminas, porque los faldones son trabajosos a veces, pero a final de mes suelen ser tremendamente generosos....
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Encajabaja abre la XIII Jornadas de Fotografía, Edición y Diseño de la Universidad CEU San Pablo
lunes, 1 de marzo de 2010
Diseñario 2.0 (XXII)
Escala. Equivalencia. Proporción. Regla de tres. Cada uno de los puntos de la diagonal de un rectángulo o cuadrado, porque en ellos se encuentran los lados conservando la misma relación original entre las dimensiones horizontal y vertical... es mucho más fácil hacerlo, posiblemente, que explicarlo, pero si se traza una diagonal a una fotografía como hemos hecho los maquetadores durante muchos años, en esa diagonal la fotografía puede reducirse o ampliarse conservando sus proporciones, es decir, no habrá que cortar nada de ella, entrará enterita tal cual está antes de modificarse. Como cuando aumentamos o disminuimos el tamaño de una caja de imagen en programa de autoedición apretando a la vez la combinación de teclas apropiadas, distintas en cada uno no vayamos a facilitar la labor a nadie.
Escala de grises. A comienzos del siglo XIX la química, el azar y la curiosidad descubrieron un ingenioso sistema para fijar la luz... pero no sus colores. Que se convirtieron en toda una gama de grises.
Escala de horizontal. Distorsión de la anchura de los caracteres de texto en los programas de autoedición. El valor por defecto es 100%, que significa ninguna distorsión; porcentajes superiores ensanchan los tipos y porcentajes inferiores los estrechan.
Escala de vertical. Igual que la horizontal pero en vertical. Es decir, distorsión de los caracteres en alto a partir de su cuerpo. Impropio de quienes realmente saben de esto porque el efecto que se consigue es igual al de aumentar el cuerpo y estrecharlo después utilizando la escala horizontal, que es como tiene que hacerse. Podríamos pensar que sobra, pues, esta opción de los programas de autoedición, pero en realidad sirve para calibrar a quienes la utilizan.
Exclusiva. Algo que posees tú y los demás no. Tratándose de información, la exclusiva es el gran logro de nuestro trabajo, la fiebre por ser el único, el Santo Grial, el vellocino de oro que todos buscamos cual argonautas del siglo XXI. El sueño dorado de todo periodista consiste en encontrar esas historias, historias que escapan del enlatado de un teletipo o de una rueda de prensa, historias importantes o menudas, pero que sólo se podrán consumir en tu propio medio de comunicación... porque te las has currado tú. Y el gran periodismo de los últimos años está preñado de grandes exclusivas, con gran despliegue tipográfico en las primeras planas de los mejores periódicos del mundo, o con impactantes imágenes en las cadenas de televisión, o con sonoros documentos en las radios de todo el planeta...
Cuando una exclusiva llega a una redacción se palpa la excitación. Y la llegada al cierre de la edición se convierte en una tensa espera. Como cuando sabes un secreto y no puedes contarlo, todavía. La emoción de tener una auténtica bomba en tus manos, la confección de una portada falsa, con otras noticias para despistar a los demás medios, mientras, a escasos metros, uno de los jefes te susurra en un rincón los auténticos titulares que mañana reventarán los quioscos. El periodista convertido en jugador de poker. Ese subidón de adrenalina cuando sabes que, con seguridad, vas a copar la atención mediática por tu trabajo, mientras imaginas las caras de tus competidores al cotejar las informaciones del día siguiente. Ese ambiente de velatorio en las redacciones vecinas cuando empiecen a buscar culpables, por qué tú sí y ellos no...
En los tiempos que vivimos, de concentración de medios e inmediatez de información vía internet, tener algo que los demás no tengan es complicado. Y mucho más complicado conseguir retener la información hasta tenerla completamente cocinada. Porque las exclusivas necesitan tiempo y elaboración. Y de eso no queda mucho hoy. Con internet percutiendo información prácticamente al minuto, la exclusiva se reduce muchas veces a llegar primero, contarlo antes.... quedándose en humilde primicia, que tampoco está mál pero no es igual. Y muchas veces no hay tiempo para investigar, confirmar debidamente, desarrollar las cosas. El rumor como noticia, la posibilidad como certeza. En esa loca carrera en la que todos nos hemos metido voluntariamente, perder el concepto de cierre nos ha perjudicado. La misma naturaleza del medio contra la naturaleza de la profesión. Ir soltando cifras, corrigiendo cada minuto, queriendo ser el primero en alzar la voz, en lugar de investigar, confirmar, tomar una ligera distancia para ver más allá del humo de la primera línea de combate. ¿Cómo profundizar cuando ya llegas tarde? ¿Cómo confirmar cuando estás forzado a actualizar? El nuevo periodismo. Algunos, seguimos prefiriendo el viejo, el de Capote o Wolfe, el de Woodward y Bernstein y tantos otros que contribuyeron a crear esta bella criatura herida de ¿muerte?.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
viernes, 26 de febrero de 2010
Sobre el diseño web de noticias
La edición del libro es tan soberbia como los contenidos, muy visual, lleno de ejemplos significativos (con un examen de 200 publicaciones digitales de todo el mundo y la aceleradísima evolución que han tenido en los últimos años), los textos cortos y contundentes, todo sustancia, todo grano y nada de paja... con puntos de vista de todo aquel que tiene algo que decir en este campo. Khoi Vinh, director de arte de la versión digital del The New York Times: "(...) según he podido comprobar, la actitud más extendida entre los diseñadores de diarios que pasan a la web es intentar aplicar en este medio las fórmulas que llevan tiempo usando en el papel: fijar los tamaños de texto, especificar las fuentes, ignorar la usabilidad y la funcionalidad. Quizás lo más significativo es que no abandonan la idea de que, algún día, los diarios web serán como los impresos. Por mi experiencia, están muy equivocados." Del prólogo de Matt Kelly, director de contenidos digitales del grupo Mirror, nos resulta difícil destacar alguna frase porque no tiene desperdicio desde el primero hasta el último de sus caracteres... "vivimos atrapados en las garras de una perversión económica", dice Kelly. "Los que menos invierten en internet son los que más ganan. Los que más están invirtiendo son los que menos recompensa reciben."
Mención aparte en lo relativo al aspecto visual del libro que comentamos son los espectaculares gráficos, por la información que contienen y por la manera de presentarla, del apartado denominado "Contextos".
Este libro que hoy os presentamos, y que nuestro muy querido amigo Carlos Pérez de Rozas, uno de los directores de Cases i Associats, ha tenido el detalle de enviarnos para que lo compartamos con vosotros, es una oportunísima "secuela" del que publicaron anteriormente, "Periodismo integrado", del que todavía tenemos pendiente hacer una exahustiva reseña porque se trata, según nuestro punto de vista, de una obra fundamental (de las publicadas en nuestro idioma) para entender lo que está sucediendo ahora en los procesos de integración de redacciones. La labor editorial de Cases con su editorialSol90media nos resulta casi tan importante como su reconocida trayectoria en el diseño periodístico.
miércoles, 24 de febrero de 2010
RedAcción!
Comenzamos hoy una nueva aventura en encajabaja.com. Todos los miembros de esta web somos grandes amantes del cine y las series (algunos más que otros) y teníamos ganas de comentar las grandes obras que se habían realizado sobre el mundillo de la prensa: 'Ciudadano Kane', 'El año que vivimos peligrosamente', 'Zodiac', 'Buenas noches y buena suerte' y un largo etcétera nos esperaban. Pero había un problema: ya estaba casi todo dicho. Es cierto que siempre se pueden encontrar puntos de vista nuevos e interesantes pero, ¿qué te podemos decir nosotros, simples maquetas, de una película que ya ha sido analizada por cientos de prestigiosos directores, actores, periodistas y escritores? Sólo hace falta que te des un paseo por la red y lo podrás confirmar.
Así que decidimos darle una vuelta de tuerca. ¿De qué va esto? Imagina. Estás en el cine viendo cualquier película de cualquier género y, de repente, un periodista, un vendedor de periódicos, un escritor de obituarios, un corrector con manguitos, un fotógrafo forman parte de la trama y sientes, de repente, una cercanía hacia ese personaje. Es más, en ocasiones, a alguno de ellos les pasan cosas que te han pasado a ti o te recuerdan a alguien de tu entorno laboral o reconoces situaciones similares con la actualidad tanto política como social que se despliegan en la pantalla mientras tu sonríes y la persona que ocupa el asiento de al lado del cine te mira de forma rara pensando de qué se ríe este loco.
!Qué malo era el periodista de la 'Jungla de cristal' y como me recordaba al jefe que tuve en tal periódico! Jude Law escribe obituarios en 'Closer'. Ja, ja. !Igualito que Martínez! El jefe de Clint Eastwood en 'Ejecución inminente' (James Wood) le ha dicho lo mismo que Peréz a Rodríguez el otro día en la máquina de cafe.
Quizá seamos nosotros los que nos hemos vuelto locos de estar tantas horas en una Redacción pero creemos que por ahí fuera existen también quienes comparte nuestra locura.
'The Wire'
De un tiempo a esta parte las series de televisión han conseguido un prestigio que les han hecho ocupar un puesto preponderante en el mundo del ocio. 'Los Soprano', 'Friends', 'Lost', han conseguido legiones de fans que esperan al día de su comienzo como adoradores de alguna secta suicida. Mucha culpa de esto la tiene la cadena por cable HBO (Home Box Office), el canal con más éxito y más calidad de los que se han dedicado al mundo de las series; 'Los Soprano', antes mencionada, 'Six feet under', 'Band of brother', 'Roma' y un larguísimo etcétera de series cuyos capítulos tienen una producción más costosa que muchas de las películas que vemos en salas de cine. Propiedad de Time Warner, comenzó su emisión en 1965 y en 1975 fue la primera en dar un combate de boxeo por satélite entre Muhammad Ali y Joe Frazer (maravilloso documental 'Thrilla in Manila').
El 2 de junio de 2002, HBO emitió el primer episodio de 'The Wire'. Escrita y producida por el periodista David Simon, la historia se desarrolla en Baltimore (Maryland) y trata sobre el día a día de unos policías con pocos medios, rodeados de burocracia, políticos corruptos y peligrosos narcotraficantes. Muchos de sus personajes se basan en personales reales de Baltimore y varios actores secundarios son amateurs.
En uno de los capítulos de la quinta temporada ('Mas por menos') hay muchas referencias a la situación complicada que viven los periódicos y la reducción de personal que se está llevando a cabo en sus corresponsalías. Y, entre discusiones de prensa, políticos y narcotraficantes encontramos la siguiente secuencia:
The Wire from encajabaja on Vimeo.
La primera vez que la vi tuve que dar al pause, pulsar atrás y volver a verla. No recuerdo las veces que me he despertado en mitad de la noche viendo la cara de un compañero que me decía: 'No te olvides cambiar la foto de la cuatro de nacional' o 'Mira si los datos de tal página están bien'. Salto de la cama, llamada al turno de noche y solución para, ya espabilado, acabar viendo la tele. O, también, estar en el otro extremo. Recibir la llamada de un compañero agobiadísimo pidiéndome que comprobara tal o cual cosa. Algunos que llevamos mucho tiempo en el turno de noche cuando vemos está escena sonreímos y el individuo que hay a nuestro lado piensa: 'De qué se ríe este loco'.
Quique Falcón