Envueltos en una nube de humo, polvo y cenizas salida del mismo centro de la Tierra al que viajaron los viajeros de Julio Verne, los motores del Diseñario resisten, de momento, y vuelan hasta el único lugar abierto a vuestra participación, colectivo e irreverente dedicado al diseño periodístico y la prensa en general.
Fotero. En el argot de una redacción, ese que califica a los personajes más pintorescos y canallas de la profesión, un fotero es un tipo que hace fotos. Pero no hay que confundirlo con un fotógrafo. Un fotógrafo puede estar tan tranquilo en un estudio, o haciendo reportajes de modelos en bañador para la revista Sports Illustrated. Un fotero es una criatura libre, rebelde y algo fanfarrona que moriría si estuviera encerrada en una redacción. De hecho, muchos grandes foteros se han perdido para la causa al quedar confinados tras escritorios de redacciones por todo el mundo. Porque un fotero está pensado para estar en la calle, seguir las noticias y según sea de bueno, para llegar a los sitios casi antes de que pasen las cosas y capturar la realidad a través de su particularísima mirada...
De película o digital, el fotero es una de las figuras clave en una redacción. Porque hacer su trabajo bien es algo realmente complicado. No se trata sólo de llegar a tiempo a los sitios, o de tener esa especie de superpoder por el que siempre suceden cosas cuando están "pasando por ahí", sino que luego hay que traer la foto. Y eso es lo que diferencia al auténtico fotero de un fotógrafo o incluso de algún jovencillo con pinta de estrella del punk. Para ser fotero no basta con llevar chaleco multibolsillo, ni pantalones de cuero. Para ser fotero tienes que poder sacar LA foto, la mayor parte de las veces en un único disparo, mientras te abres paso a codazos para ganar la posición entre otros ejemplares de tu propia especie y después conseguir que no salga la foto movida a pesar de que los codazos siguen... porque la información no suele dar segundas oportunidades. Es decir, no se trata de hacer buenas fotos, sino de saber a qué se dispara con la cámara. El fotero es un cazador urbano de información, una especie de furtivo de la imagen. Un tipo unido a una cámara de fotos, o a varias. Alguien con una habilidad única para congelar la información a través de su objetivo. Alguien que mete el mundo dentro de una redacción en un trozo de papel, en una película sobreimpresionada o en una tarjeta de memoria.
Fotolito. Soporte plástico sobre el que se efectúa la copia de una imagen o texto, de toda una página, con el fin de hacer después con él una plancha para que sea reproducida. O se efectuaba, porque ahora los ordenadores graban directamente las planchas de impresión para las rotativas sin ese paso intermedio que antes era el fotolito, o los cuatro fotolitos en el caso de las páginas en color, ya sabéis, uno para el cian, otro para el magenta, otro para el amarillo y otro más para el negro.
Fotón. Aunque los físicos llamen así a las partículas mínimas que componen la luz, en realidad quienes trabajan en un periódico saben que un fotón, aunque también está hecho de luz, es otra cosa muy distinta de una partícula o de una parte. Un fotón es un todo.
Además, todo fotón lleva siempre dentro de sí una peculiar característica que nos indica que aquello es un fotón: incorporan un dispositivo entremezclado en sus píxeles o en los antepasados haluros de plata, todo esto de manera teórica porque tal mecanismo aún no ha sido desentrañado, que impide el que determinadas gentes lo vean. No al fotón. Sino que sea un fotón. Son ese tipo de periodista que nadie sabe exactamente de dónde ha salido y que ante una evidencia visual incontestable, llena de fuerza, composición e información -un fotón no es más, ni menos, que eso- te sueltan con gesto embobado, o bovino, que "pues a mí me gusta más esta otra foto" a la vez que miran hacia lo que ya hemos denominado en otras ocasiones "la foto del cuñao". Sí, ése, el que se compró una réflex digital y te dice que te pongas junto al espejo para sacarte junto a tu propio reflejo, flashazo incluido, convencido de estar reinventado el arte fotográfico.
En lo relativo al diseño periodístico, un fotón es una garantía de buena página... siempre y cuando caiga en buenas manos. Con una mala foto, lo más que se puede hacer con mucha pericia y oficio es una página menos mala. Pero no sucede lo contrario con un fotón si quien se encarga de ponerlo en página tiene, por ejemplo, la nefasa idea de darlo junto a otras fotografías... ¡Nunca! Un mal corte tampoco ayuda, pero como existen un número infinito de maneras de estropear las cosas, con limitarnos a no poner ¡NUNCA! un fotón junto a otras fotos, ninguna foto más, tendremos casi asegurada una buena página. Sitúenla en el lugar adecuado, el evidente, sin florituras ni "ideas nuevas", y ya está, paginón.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.
De película o digital, el fotero es una de las figuras clave en una redacción. Porque hacer su trabajo bien es algo realmente complicado. No se trata sólo de llegar a tiempo a los sitios, o de tener esa especie de superpoder por el que siempre suceden cosas cuando están "pasando por ahí", sino que luego hay que traer la foto. Y eso es lo que diferencia al auténtico fotero de un fotógrafo o incluso de algún jovencillo con pinta de estrella del punk. Para ser fotero no basta con llevar chaleco multibolsillo, ni pantalones de cuero. Para ser fotero tienes que poder sacar LA foto, la mayor parte de las veces en un único disparo, mientras te abres paso a codazos para ganar la posición entre otros ejemplares de tu propia especie y después conseguir que no salga la foto movida a pesar de que los codazos siguen... porque la información no suele dar segundas oportunidades. Es decir, no se trata de hacer buenas fotos, sino de saber a qué se dispara con la cámara. El fotero es un cazador urbano de información, una especie de furtivo de la imagen. Un tipo unido a una cámara de fotos, o a varias. Alguien con una habilidad única para congelar la información a través de su objetivo. Alguien que mete el mundo dentro de una redacción en un trozo de papel, en una película sobreimpresionada o en una tarjeta de memoria.
Fotolito. Soporte plástico sobre el que se efectúa la copia de una imagen o texto, de toda una página, con el fin de hacer después con él una plancha para que sea reproducida. O se efectuaba, porque ahora los ordenadores graban directamente las planchas de impresión para las rotativas sin ese paso intermedio que antes era el fotolito, o los cuatro fotolitos en el caso de las páginas en color, ya sabéis, uno para el cian, otro para el magenta, otro para el amarillo y otro más para el negro.
Fotón. Aunque los físicos llamen así a las partículas mínimas que componen la luz, en realidad quienes trabajan en un periódico saben que un fotón, aunque también está hecho de luz, es otra cosa muy distinta de una partícula o de una parte. Un fotón es un todo.
Además, todo fotón lleva siempre dentro de sí una peculiar característica que nos indica que aquello es un fotón: incorporan un dispositivo entremezclado en sus píxeles o en los antepasados haluros de plata, todo esto de manera teórica porque tal mecanismo aún no ha sido desentrañado, que impide el que determinadas gentes lo vean. No al fotón. Sino que sea un fotón. Son ese tipo de periodista que nadie sabe exactamente de dónde ha salido y que ante una evidencia visual incontestable, llena de fuerza, composición e información -un fotón no es más, ni menos, que eso- te sueltan con gesto embobado, o bovino, que "pues a mí me gusta más esta otra foto" a la vez que miran hacia lo que ya hemos denominado en otras ocasiones "la foto del cuñao". Sí, ése, el que se compró una réflex digital y te dice que te pongas junto al espejo para sacarte junto a tu propio reflejo, flashazo incluido, convencido de estar reinventado el arte fotográfico.
En lo relativo al diseño periodístico, un fotón es una garantía de buena página... siempre y cuando caiga en buenas manos. Con una mala foto, lo más que se puede hacer con mucha pericia y oficio es una página menos mala. Pero no sucede lo contrario con un fotón si quien se encarga de ponerlo en página tiene, por ejemplo, la nefasa idea de darlo junto a otras fotografías... ¡Nunca! Un mal corte tampoco ayuda, pero como existen un número infinito de maneras de estropear las cosas, con limitarnos a no poner ¡NUNCA! un fotón junto a otras fotos, ninguna foto más, tendremos casi asegurada una buena página. Sitúenla en el lugar adecuado, el evidente, sin florituras ni "ideas nuevas", y ya está, paginón.
Entregas anteriores del Diseñario 2.0:
Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.
Diseñario 2.0 (XVII): director-documentación.
Diseñario 2.0 (XVIII): editorial-EGM.
Diseñario 2.0 (XIX): Elzevir-empacar.
Diseñario 2.0 (XX): empasillado-encuadrar.
Diseñario 2.0 (XXI): enfrentadas-entrevista.
Diseñario 2.0 (XXII): enviado especial-exclusiva.
Diseñario 2.0 (XXIII): exposición-faldón.
Diseñario 2.0 (XXIV): fe de errores-fino.
Diseñario 2.0 (XXV): flash-fondo.