miércoles, 7 de septiembre de 2011

Un debate con mucho color, o sin color

Y agotado, para nosotros. El del color o el blanco y negro en los periódicos. También para quienes los editan, ¿no? Lo recordábamos antes de las vacaciones de verano a propósito de la ¿frivolidad? de El País y su postal "histórica" en la que decidía opinar en vez de informar. Un debate que ha dejado de serlo, pero no hace tanto tiempo. O sí, porque ahora el tiempo corre tanto que el año 2005 es la prehistoria de la comunicación para los devoradores de novedades.



Por eso sigue siendo interesante, y mucho, el artículo escrito en ese año por Jesús del Olmo, profesor de diseño periodístico de la Universidad Carlos III de Madrid para la Revista Latina de Comunicación Social, titulado "La gestión del color en los diarios españoles de difusión nacional", y en el que entrevista a los entonces directores de arte de los diarios ABC (Jesús Aycart), El Mundo (Carmelo G. Caderot), El País (David García), La Vanguardia (Carlos Pérez de Rozas) y al jefe de diseño de El Periódico de Catalunya (Ricard Sans).



Con la excepción de algunos matices de fundamentalismo trasnochado sobre el blanco y negro, todos los entrevistados coinciden en que la realidad, y por tanto la información, es en color, y sólo los condicionantes ténicos han impedido que se pudiera imprimir así hasta ahora (en el año 2005 sólo El Periódico de Catalunya imprimía todas sus páginas en color, los demás lo hacían en la portada y en un número determinado y limitado de páginas interiores). La evolución en las rotativas, así como el empuje de una publicidad que demanda color y la necesidad de aumentar ventas y modernizar para llegar a un público más joven son los factores en los que todos suelen concidir para declarar que "en el futuro todos los perióricos serán en full color"... como realmente ha sucedido en estos pocos años.

El único argumento que tal vez justifique el uso del blanco y negro de manera intencionada es el condicionamiento histórico y cultural que menciona Caderot: "la prensa debe ser fundamentalmente un instrumento de análisis de la realidad, al servicio de la formación y la información. Todo lo que sea color mal utilizado, es artificial; ofrece artificios que te impiden recibir las sensaciones que ofrece un periódico, como la tinta, el texto, el mensaje, el análisis. Para eso sirve el blanco y negro. Además para estos roles, cultural e históricamente, se ha usado siempre blanco y negro. Incluso para los estudiantes que tengan veinte o veinticinco años la información todavía es blanco y negro. Me estoy refiriendo exclusivamente a la información".

El director de arte de El País relaciona directamente color con sensacionalismo, mientras que para Pérez de Rozas, Sans o Aycart la seriedad está relacionada más con los contenidos que con la forma. "La prensa es sensacionalista o amarilla en función de sus contenidos, no en función de sus formas", explica Aycart (ABC). "Son los contenidos los que clasifican este tipo de prensa. El color, no." Pérez de Rozas admite el compomente cultural del blanco y negro que, sin embargo, "quedará para la historia".



Sobre el impacto en las ventas o en el acercamiento al público joven, exponen también interesantes puntualizaciones, porque para Jesús Aycart (ABC) "lo único que acredita a un medio es la credibilidad, pero no desde el punto de vista político, sino la credibilidad desde el punto de vista informativo. Un medio que te informe. El hecho de que dé color o no es algo accesorio. Sin embargo, sí creo que va a ser fundamental en un futuro muy próximo. Vemos el color como si fuera la modernidad. Sin embargo el color no es la modernidad. La vida es en color y me da la impresión de que la modernidad va a ir mucho más ligada a la calidad del producto que al uso del color. Éste va a ser sólo uno de los factores dentro de esa calidad".

Como interesante, y preocupante, es también el punto de vista de Caderot sobre el efecto positivo del color en las ventas y en la captación de un público joven, pero sólo a corto y medio plazo. "El color", dice Caderot, "es una baza también perdida de antemano. Porque tú no puedes competir con instrumentos cuyos lenguajes se basan fundamentalmente en el color y el movimiento y que son interactivos, como las televisiones, los ordenadores, Internet y los móviles. Por eso digo que sí durante un tiempo muy corto. A medio plazo como mucho. A largo plazo ni color ni puñetas, va a dar exactamente igual. (...) Es evidente que con el color consigues atraer un poco más al público joven porque es un lenguaje común, habitual en su retina, en su memoria, (para los jóvenes, el entorno) es todo color evidentemente y no están acostumbrados a otras cosas. En ese sentido sí, con ese paréntesis muy grande de que es una engañifa para sobrevivir quince años más."



Coinciden también los responsables de diseño de los grandes diarios nacionales en que más que hablar del color sí o color no, es importante, mucho, la utilización del color. Porque no se trata sólo de imprimir así las fotografías. El color puede aplicarse, o no, a todo: infografía (fundamental), fondos, símbolos, manchetas, logotipos, elementos gráficos, incluso a las tipografías... "El color añade información", explica Carlos Pérez de Rozas, "otra cosa es que aún hay pocos diarios que sepan aplicar bien el color en sus páginas. Yo creo que el color tiene contenido y, por lo tanto, cuando un diario pasa del blanco y negro al color tiene que replantearse. (...) Por supuesto que para modernizar los diarios ahora hay que contar con el color y hay que hacerlo muy seriamente. Dar color no es coger la foto que antes se daba en blanco y negro y ahora darla en color. No. El color afecta a todo. Desde el logotipo de la publicación hasta la guía (paginación) de un diario pasando por muchas otras consideraciones. Por lo tanto (el color) sí es un aspecto que puede ayudar a llegar a los jóvenes, pero yo creo que los problemas que tiene la prensa en estos momentos se producen por otros motivos. Uno de ellos es que debe replantearse sus contenidos."

En este sentido, Pérez de Rozas, cita a Mario García en lo relativo a una tal vez necesaria vuelta atrás en la cultura visual para los periódicos, paradójicamente liderada por quienes en su momento la potenciaron: "Esta es la moda, pero yo creo que esto irá cambiando. La frase célebre de Mario García de que los diarios se parezcan más a los diarios de principio de siglo, que los diarios se parezcan más a los diarios. Mario García dice que ha habido un exceso de diseño al final de los ochenta y principios de los noventa. (...) Algunos teóricos de la comunicación dicen que los diarios se salvarán por el texto no por su imagen".



Es interesantísimo, también, como todo este artículo que estamos reseñando ampliamente, los distintos modelos de diarios en color para cada uno de los directores de arte. Qué periódicos les parecen más interesantes desde este punto de vista y cuáles consideran fallidos, aspecto éste que no revelamos para que acudáis a leer el artículo integro en el enlace que os adjuntamos al comienzo. Terminamos, eso sí, reproduciendo las rotundas afirmaciones de David García, director de arte de El País entonces, y director de arte de El País ahora, sobre qué significa para él el color en un periódico: "Un diario en color es menos creíble, menos serio y de menor calidad informativa. Yo creo que cuanto más color, menos credibilidad. (...) Yo mantengo que no da la misma credibilidad un periódico a todo color que un periódico en blanco y negro".



Para saber más sobre el color en la prensa
son imprescindibles los artículos de Pedro Pérez Cuadrado, profesor de periodistas en general y de maquetas en especial, actualmente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y antes en muchos periódicos, publicados en Visulamente.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Verano, cuando nunca pasa nada...



Primer lunes laboral del mes de septiembre. El verano ha terminado. Sentimos ser portadores de tan malas noticias, pero es así. Las cervezas en el chiringuito, los paseos por la playa, las rutas por la montaña en manga corta y las paellas de marisco a la sombra se han terminado. El verano ha muerto. Viva el verano.


Dicen que en verano, ese periodo que irremediablemente va desde el 1 de julio hasta el 31 de agosto y comprende dos o tres lluvias torrenciales de por medio, nunca pasa nada. Dicen que es un época ideal para trabajar en un periódico. La tensión informativa se reduce, los políticos se esconden (más todavía, si es posible) en sus ciudades natales, los mercados están relajados y la máxima preocupación del ciudadano es el pueblo más cercano donde estén en fiestas y el precio del litro de gasolina.


Dicen también que, como los periódicos reducen su paginación de forma considerable, la carga de trabajo es menor. No puede haber el mismo trabajo con 36 páginas que con 52. Es pura matemática.

A todos los que piensan eso desde aquí les decimos: ja, ja y ja. Cuantas menos páginas más posibilidades de cambiarlas todas. Porque, además, las cosas en verano también se toman su tiempo y suelen aparecer a las horas más inoportunas. Madrugadas y barrios aledaños, por supuesto.


Este verano, el del 2011, ha sido uno de los estíos en los que más cosas han pasado. En la redacción recuerdan alguno de los años 90, en los fue tan divertido como el invierno. Pero claro, a esa edad mi única preocupación era bajar a la piscina y que mis amigos estuvieran esperándome para echar unas partidas al Hero Quest.


Pero esa época ya pasó, y ahora los veranos tienen otra pinta. La piscina sigue ahí, pero el baño de aire acondicionado y moqueta también. Y es de agradecer que pasen cosas. Porque no hay nada peor que un verano aburrido en la redacción. De verdad. Por eso nos gusta que en verano pasen cosas, no sólo por nosotros. También por los chavales que, ilusionados, vienen a trabajar en un periódico.


Y este verano ha sido movido, muy movido: acoso de los mercados; caída de las bolsas, pánico financiero en los países de la Unión Europea; reuniones de urgencia entre los presidentes para salir del hoyo; nueva caída de las bolsas; reestructuración de Italia y extrapolación a España; propuestas de recortes; más propuestas de recortes; intervención y detención de la SGAE y su máximo dirigente Teddy Bautista; asesinatos masivos en Noruega, tranquilo país nórdico; una supercopa de España en la que, en teoría, sólo ibamos a ver fútbol; disturbios en Londres; contagio de los disturbios a varias ciudades inglesas; Gadafi jugando al gato y el ratón con los rebeldes; rebeldes que avanzan hacia Trípoli; rebeldes que conquistan Trípoli; detienen a Goran Hadzic; Francisco Camps dimite como presidente de la Generalitat Valenciana; fallece Amy Winehouse; News of the World reconoce que ha escuchado de manera ilegal a cientos de personas, anónimos y conocidas; comienza el juicio contra Mubarak en Egipto; el Papa visita durante cuatro días Madrid con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud; manifestaciones laicas que no terminan demasiado bien; un huracán se pasea por la costa Este de EEUU obligando a cerrar, entre otras cosas, el metro de Nueva York por primera vez en su historia; dimite Steve Jobs como CEO de Apple; crisis alimentaria en Somalia, donde miles de personas mueren (ayuda aquí); dos chavales fallecen tras una rave en la que tomaron estramonio...

Y así, muchísimas cosas más. Pero claro, en verano nunca pasa nada. Hasta que pasa.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Carta de desagravio a mis periódicos

(El abajo firmante escribe estas líneas
desde el mayor posible de los arrepentimientos)

Queridos periódicos:

No quiero que suene a excusa pero, soy una persona débil e insegura. Y tengo que confesaros, arrepentido, que esta vez no he sido capaz de resistir...este verano he caído en la tentación. Y en una renuncia total a todos mis principios y lealtades, no he comprado ni un sólo periódico. Ya llevaba todo el año tonteando con el tema, que si un poquito de twitter en la hora de la comida, que si internet cuando me fumo un cigarro... Inevitablemente llegué a la conclusión de que si tengo un smartphone, ¿porqué habría de gastar más dinero en papel tintado, ahora que yace moribundo en los estantes de los quioscos? ¡Dónde va a parar! Todo mucho más cómodo, más limpio, cientos, ¡miles! de periódicos en mi bolsillo. Íbamos a estar en la playa mi mujer, mis niños, servidor y millones de noticias a mi servicio. ¡La autopista de la información tiene una nueva salida, una privada y directa a mi toalla en la costa gaditana... El paraíso y toneladas de información a nuestra disposición!

Mis pobres periódicos...

Los que aún estéis en la playa, hacédme, por favor, este experimento de campo. ¿Véis a alguien con un iPad en la arena? A alguien normal, digo... No, ¿verdad? Como mucho imagino que veréis a gente con el gesto fruncido, con esa cara tan particular que ponemos cuando centramos nuestra atención en un punto lejano, en el horizonte, con los ojos entornados, cerrados como si estuviesen enfadados, la mandíbula prieta... como si al poner cara de Clint Eastwood pudíesemos ver mejor y a más distancia... Irónicamente, esa gente que mira como William Munny , el asesino de niños y mujeres de la inolvidable Sin Perdón, suele tener su teléfono a escasos dos milímetros de la punta de su nariz... Porque queridos periódicos, ahora ya lo sé, en la playa y a pleno sol, las pantallas de nuestros teléfonos móviles NO-SE-VEN. Ni un poquito. Ni una mierda, en concreto.

Clint Eastwood, mirando de lejos...

Mis leales periódicos...

Pero ya era tarde, porque ya estaba en la arena. Y mis hijos corrían por la orilla, y ya tenía crema por todas partes. Y estaba en bañador, humillado e indefenso. Y de pronto, me dí cuenta de que estaba vendido, porque no tenía mis periódicos. Impropiamente ingenuo, lo había fiado todo a un aparatito pequeño y electrónico. Un aparatito que me dejó tirado a la primera de cambio... Y entonces, queridos periódicos, me convertí en un espectro. Súbitamente, envejecí décadas, y me sorprendí sentado frente a la orilla con la mirada perdida, sin saber muy bien que hacer con las manos. Juraría incluso que un señor que estaba a mi lado leyendo su periódico me miró por encima de sus radiantes páginas impresas resoplando y moviendo su cabeza, apiadándose de mi pobre condición.

Con el orgullo malherido, de vez en cuando volvía a mi teléfono, en un intento desesperado por saber qué estaba pasando en el mundo. Intenté disimular y lo mantuve a una distancia razonable de mis ojos, incluso lo llegué a apoyar en mi pierna, despreocupado. Poco después lo apretaba furioso contra mi nariz, intentado desentrañar los misterios que se escondía tras esa maldita pantalla líquida que me ocultaba el universo en su opacidad. Golpeé la pantalla con mis dedos llenos de arena, inclusó lo agité presa del pánico... Enloquecido, intenté llamar por teléfono a alguien para que me dijera que pasaba con la prima de riesgo, o con el adelanto electoral... No podía soportar el pensamiento de que en Noruega alguien más se liara a tiros y yo en la playa, en Babia, con mi pantallita táctil y mis niños correteando por la orilla.

-¿No tienes acceso a internet?, me contestaron, asombrados, desde la redacción.
-Está pasando de todo... de todo...

Y lo peor es que sí, ¡claro que sí! tengo acceso a internet. Pago unas tres tarifas planas todos los meses. Tengo internet, parece que se conecta... pero ¡no puedo verlo! De pronto, en plena playa de Cádiz, me convertí en el nuevo Bartimeo. Solo que esta vez no tenía a Steve Jobs a mano para implorarle: “¡Steve... que vea!” Y como no pasaba por allí iGod me quedé como llegué: medio en pelotas, humillado... y ciego. Y sin periódicos...

Hace dos años no concebía unas vacaciones sin mis periódicos... Este verano las he tenido. Mientras lucía el espléndido sol del sur no ha habido manera de saber qué coño pasaba por ahí fuera. Todo eran rumores, inexactitudes. La información en la palma de mi mano... y una pantalla de definición asombrosa... que no se ve en la calle. Por la noche, más calmado, volvían las noticias a mi terminal como volvían las oscuras golondrinas de Becquer. Pero ya era tarde. ¡Tarde! ¿No se suponía que eran los periódicos los que llegaban tarde? A mí, en verano, me ha llegado tarde internet... Aunque bien mirado, ¿no es maravilloso?

Queridos periódicos, compañeros leales de mil batallas. Sé que perdonaréis mi debilidad y mis pequeñas traiciones... La carne es débil y tengo pagada la tarifa plana, entendédlo... Siento no haber estado a la altura que soléis estar vosotros habitualmente. Siempre puntuales en el quiosco, siempre presentes, llueva, truene... o haga sol. Mira por dónde, hemos encontrado un entorno en el que aún sois plenamente superiores a internet. Un terreno arenoso dónde vuestra experiencia de navegación es infinitamente superior a la de los terminales portátiles. Un lugar que se disfruta en familia, o en pareja o completamente aislado del mundo exterior... Un breve lapso de estado de gracia donde iGod todavía no ha conseguido entrar. Y dónde la experiencia de leeer un buen periódico se sigue saboreando como antiguamente.

PD: El otro día vi en el cine Super 8, de J.J. Abrahams... Y disfruté recordando una época no tan lejana en la que tenías que esperar un mínimo de tres días para que te revelaran una película de cine... Y pensé en vosotros, os lo prometo. Pensé que una generación que sabe esperar las cosas, aunque sea sólo un poquito, es una generación más sabia, mejor... Tenemos todo tan rápido últimamente que hemos empezado a perder esa pausa para entender que no se trata de mirar el dedo que apunta... que lo realmente mágico es la luna que reluce allá lejos, en la noche estrellada.

lunes, 15 de agosto de 2011

Una luz dura, sin compasión... y océanos de luz en los que sumergirse

"Debemos presentar las cosas como son, con luz dura, sin compasión", escribió a comienzos del siglo XX Edwin Hoernle, ideólogo de la revista alemana Der Arbeiter-Fotograf, que junto con la revista AIZ formaban el conglomerado mediático de Willi Müzenberg, órganos de los fotógrafos obreros alemanes vinculados con la estrategia propagandista de la Internacional Comunista surgida de su congreso en 1921.



Precisamente, la revista AIZ (Arbeiter Illustrierter Zeitung) lanzó una convocatoria en marzo de 1926 solicitando aportaciones de fotógrafos amateurs que ilustrasen la lucha proletaria y las duras condiciones de vida y trabajo en aquel momento, convocatoria que es uno de los orígenes del documental fotográfico proletario que presenta esta completísima y más que interesante exposición de PhotoEspaña en el museo Reina Sofía de Madrid. Uno de los orígenes, decíamos, porque podemos incluso ver imágenes de la Comuna de París, de 1871.














La parte negativa de la exposición, pasando por alto la amabilidad habitual de parte del personal del museo, es que termina esta misma semana (los folletos impresos tanto de PHE como del propio Reina Sofía señalan como fecha final el día 22 de agosto, pero en la página web del museo ahora dice que finaliza el 18), motivo por cual hemos hecho otro paréntesis en los servicios mínimos de verano. Merece mucho la pena.



Además de fotografías se exhiben distintos documentales soviéticos —alguno realizado en el Madrid de la Guerra Civil—, carteles, collages y, sobre todo, podemos ver páginas y páginas de revistas y periódicos de estos años en los que el fotomontaje, con las artesanales y difíciles técnicas de entonces, dejan en pañales a las siluetitas con las que algunos "artistas" actuales, armados con la facilidad de cualquier programa de autoedición, suponen que están inventando algo. Amplísima exposición de mucho valor para los interesados en el diseño periodístico... sean o no proletarios, aunque mucho nos tememos que a este paso vamos a terminar todos de nuevo en las barricadas, gracias a estos procesos de 'modernización' vía recorte con las relaciones laborales del siglo XIX como modelo.








Y si de paso a uno le da tiempo y todavía tiene ánimos para algo más, puede pasarse por la primera planta para a-lu-ci-nar por completo con la magnífica muestra organizada por el Reina Sofía junto con la Tate Modern de Londres sobre la genial artista japonesa Yayoi Kusama. Pintura, escultura, dibujo, collage, "además de las instalaciones inmersivas por las que es conocida" la que probablemente sea la artista viva más famosa de su país.









miércoles, 20 de julio de 2011

Los retratos más antiguos

Son trece pequeñas pinturas en madera colgadas de una pared. Y resultan asbolutamente sobrecogedoras. Son los "Retratos de Fayum".



Hacemos una pequeña interrupción en estos Servicios Mínimos de Verano porque quedan apenas unos días para que termine esta sencilla y grandiosa exposición de... ¿fotografía? Y es que hablamos de retratos realizados entre los siglos I y IV de nuestra era por pintores griegos en el Egipto del Imperio Romano. Pinturas sobre madera en una PhotoEspaña 2011 dedicada al retrato. La exposición incluye un vídeo de Adrian Paci titulado "Sin futuro visible", absolutamente prescindible, y cogida bastante por lo pelos su relación con lo que realmente nos interesa: los retratos.

"Estas obras", dice el folleto de la exposición, "son los retratos bidimensionales más antiguos que se conservan, y el único ejemplo de pintura de caballete de la antigüedad clásica que han llegado hasta nosotros (...). En ellos, de forma semejante a las fotos de carné, los pintores retrataban lo más exactamente posible los rasgos de los sujetos para que el alma de los difuntos pudiese identificarlos y conducirlos al reino de Osiris. De ahí la sencillez y proximidad de los rostros, que parecen de gente que podemos encontrar en la calle".





Una extraña "modernidad" y asombrosa cercanía en retratos de hace 2.000 años que todavía podéis ver si estáis en Madrid hasta este domingo, 24 de julio, en las arcaicas instalaciones del Museo Arqueológico Nacional, al que seguro que le vendrán bien las aparatosas y siempre molestas obras que intentan remodelarlo para traerlo a nuestro siglo.



viernes, 15 de julio de 2011

Servicios mínimos de verano



Parece que fuera ayer cuando nos poníamos gorros de goma, flotadores, manguitos, gafas de buzo y patitos de goma para irnos de vacaciones de verano el año pasado después de que nuestra selección de fútbol ganara el Mundial... y mucho menos que ayer cuando volvíamos de nuevo cargados de Periodiquerías y participábamos en las II Jornadas de la URJC, y llegaba el fin de año y las Navidades, y nos poníamos gorros de papanoeles en el dibujo de nuestro equipo, y nos los quitábamos, y comenzaba un 2011 al que pedíamos que fuese mejor pero que en lo referido a la recalcitrante crisis está resultando un puto infierno, y participábamos en las Jornadas del CEU, y escribíamos muchos posts, y terminábamos la versión 2.0 del Diseñario, y escribíamos artículos a tres manos para El Bombín Cuadrado, y dibujábamos muchas, muchas, muchas páginas, día tras día aunque pareciese todo que fue ayer cuando nos íbamos de vacaciones de verano el año pasado y resulta que ahora nos vamos de vacaciones de verano otra vez.



Por eso, por lo de las vacaciones de verano, y porque la turbulencia de las últimas semanas nos obliga a tener que descansar, o intentar al menos que nuestra cabeza deje de dar preocupadas vueltas durante unas semanas, nos declaramos en SERVICIOS MÍNIMOS hasta el próximo mes de septiembre... en el que os anunciaremos algunas novedades sobre nuestra participación en las III Jornadas de la Universidad Rey Juan Carlos, y en los premios ñh8 de la SND-E.


Hasta entonces, un feliz verano a todos de parte de todo el equipo de encajabaja y gracias por estar al otro lado de las pantallas.

lunes, 11 de julio de 2011

Ron Galella, el Paparazzo Extraordinario






Ron Galella pasea con paso firme y cansado. Tiene 77 años, es un poco agarrado y lleva más de tres décadas persiguiendo a famosos y celebrities por Los Ángeles y Nueva York. Con su cámara a cuestas, ha retratado a Jackie O., Mick Jagger, John Lennon, Liz Taylor y cientos de famosos. Casi todos han servido para ilustras miles de páginas de decenas de revistas de todo el mundo.

Sin embargo, no todo fue tan bonito al empezar. Ni siquiera él quería dedicarse a la fotografía. Su primera cámara se la pusieron en las manos en el ejército. Y ya se sabe cómo hacen las cosas en la armada de EE.UU.: te guste o no.

Y parece que le gustó. Tanto, que ha acumulado en los archivos del sótano de su casa 3.000.000 de fotografías. Es tal la cantidad de fotos que ha tenido que contratar a dos archivistas para gestionar tal maremágnum de información.

De ese archivo, aparentemente desordenado según se ve en el documental Smash his Camera, proviene su principal fuente de ingresos. Husmeando en el famoseo patrio, vigila la salud de las celebrities. Imágenes de cantantes, actores, o artistas que están en las últimas, listos a dar el paso al más allá, preparadas para enviar, previo pago y con urgencia, a los periódicos para ilustrar los pertinentes obituarios.

Una de las fotos más famosas de Galella: Jackie Onassis

Para conseguir tantos retratos, Galella ha tenido que pelearse literalmente con algunos, como Marlon Brando (un derechazo, una mandíbula y cinco dientes rotos) y metafóricamente, como con Jackie Onassis (una orden de alejamiento de ella y sus hijos tras un largo proceso judicial en el que las demandas de un lado y otro eran moneda común).

Pero también ha tenido que esconderse detrás de un ropero, en un almacen durante dos días o usar bigote y peluca. Pero sobre todo ha tenido que echarle mucho morro y mucha imaginación. Sólo así se entiende la cantidad y calidad de las fotos del Paparazzo Extraordinario, como lo califico Newsweek y que orgullosamente luce en su chaleco multibolsillos.

Sofía Loren, por Ron Galella.

Una parte de los gestos, miradas, sonrisas y peinetas de ese archivo, estará colgado hasta el próximo día 17 de julio en el Círculo de Bellas Artes. Ahí, junto a Sofía Loren, Mick Jagger, Bruce Springsteen o Michael Jackson, se puede ver también Smash his Camera, 120 minutos del histriónico Ron "Paparazzo Extraordinario" Galella.