Guillermo Ortego. |
"Captar la esencia de una persona con muy pocas marcas
en el papel es uno de los retos más complicados"
Sin haber cumplido todavía la treintena, Guillermo Ortego (Madrid, 1986) ya ha trabajado como entintador para DC, Valiant y Marvel, las editoriales más importantes del mundo de los cómics de superhéroes y con alguno de los ilustradores más destacados del panorama cómic mundial. Aunque en la actualidad reside en Londres, los inicios de Will Ortego se sitúan en Madrid, en la revista Mediapunta, donde en 2008 tuvo la primera oportunidad de dibujar. Sólo un año más tarde, tras licenciarse en Historia en 2009, comenzaba a poner sus pinceles al servicio de los grandes de la industria americana. Ahora ha dado el salto a la ilustración en los periódicos, donde ha hecho portadas muy comiqueras para Metrópoli o Motor, ambos del diario El Mundo y donde también ha dibujado a personajes tan alejados de los superhéroes como Rajoy, Sánchez, Rivera o Iglesias.
¿Cómo empezaste en el mundo de la ilustración?
Mi primer trabajo profesional en este campo fue allá por 2008, todavía en mi año final de
carrera, en la revista de fútbol Mediapunta, que se repartía de manera gratuita en los estadios del país en cada jornada de Liga. Mi padre, que es periodista deportivo, colaboraba entonces con ellos y a través de él pude enseñarles algunas muestras de mi trabajo. Parece que les gustó ya que estuve colaborando con ellos hasta el triste cierre de revista en 2014.
¿Cómo has llegado a trabajar para Marvel y DC, las editoriales más importantes en el mundo del cómic?
Marcapáginas para la editorial Everest con un retrato de DiStefano |
Pep Guardiola, para la revista Mediapunta |
Mi primer trabajo en Marvel en el verano de 2009 se debe sin duda a la agencia de autores Nutopi@, con la que había empezado a colaborar unos meses atrás realizando pruebas de
entintado sobre algunos de sus dibujantes que ya trabajaban en el mercado americano.
Tuve la suerte de que las pruebas gustaran a Paco Díaz, autor mallorquín que ya había empezado a colaborar con Marvel a finales de los años 90, y que tuvo la valentía de elegirme como su próximo entintador. Nuestro primer proyecto juntos fueron unas once páginas para "Dark X-Men: The Beginning" y dado la justísima fecha de entrega viajé a Mallorca para que pudiéramos trabajar codo con codo. Creo que hicimos las páginas en cinco o seis días y nos lo pasamos genial, la verdad.
La portada de "Lobo" es una de las que ha entintado Ortego para DC |
En "Guardians of Infintiy" Ortego participa en varias páginas |
A partir de ahí seguí colaborando con Paco durante cerca de año y medio tanto en Marvel como en Panini y a finales de 2010 empecé a entintar a Emanuela Lupacchino en la serie regular "X-Factor" para Marvel. Con ella estuve trabajando de manera mensual durante los próximos tres años y medio y de Marvel saltamos a DC y a Valiant Comics. Con el tiempo, en definitiva, ha sido el efecto bola de nieve el que me ha llevado a encadenar un trabajo con otro, cuanto más publicaba, más visibilidad tenía y más oportunidades por tanto de colaborar con otros dibujantes, como han sido Jim Cheung, Mikel Janin, Robson Rocha y Ardian Syaf.
Yo no diría que son varios, yo diría que son muchos y además algunos de los mejores de la
industria y no lo digo por orgullo patrio precisamente. Pienso en gente como David Aja, Guillem March, Raúl Allen, Tomeu Morey o Jorge Jiménez. La cantera de dibujantes de cómic es excelente y efectivamente no hay una industria nacional que permita darles de comer, con lo que la mayoría si no todos terminan trabajando para el mercado americano o franco-belga, cosa que no tiene por qué verse necesariamente como trágica. Algo bueno tenía que traer la globalización.
Lo cierto es que como ilustrador no he tenido la suerte todavía de dibujar ninguna portada de cómic, pero sin embargo si que me he estado exprimiendo la cabeza tratando de averiguar cuál es la diferencia entre una buena ilustración, una buena portada y una buena "splash page" interior en un cómic (una página con una única viñeta que ocupa la totalidad de ésta), porque lo cierto es que son cosas diferentes.
En el pasado las diferencias es posible que fueran menores, con algunas excepciones de grandes portadistas, pero ahora yo creo que el componente gráfico y los juegos visuales son claves para condensar y simplicar la información, para hacer que la portada te entre por los ojos y casi te de una patada en los morros. Aquí pienso sobre todo en el trabajo de gente como David Aja o Matt Taylor. La sencillez es una de las cosas más difíciles de conseguir.
Ilustraciones que Ortego tiene colgadas en su tumblr |
Como entintador si que he podido trabajar en un buen número de portadas a lo largo de los
años y lo cierto es que en esta etapa del proceso no hay verdadera diferencia práctica y las
abordo como abordaría una viñeta única. En general, de hecho, suelen ser más sencillas que las páginas interiores, están mejor pagadas y además tanto dibujante como entintador y colorista pueden añadir sus firmas, cosa que siempre reconforta el ego.
El salto al terreno de la ilustración ha sido una de las decisiones que más me ha costado tomar y ha sido el resultado tanto de la parte negativa como positiva de estos casi siete años como entintador "full-time", porque al margen de las colaboraciones con la revista Mediapunta y algunos retratos para la Editorial Everest, el 90% de mi tiempo lo he dedicado a los superhérores.
La parte negativa es que es un trabajo que fagocita la totalidad de tu vida y cualquier autor de cómic lo puede corroborar. Más de diez horas al día delante de la mesa de dibujo, seis, siete días a la semana si la fecha de entrega lo exige. Y de vacaciones no hablemos, aunque sí tenemos la oportunidad de viajar por el mundo de Salón del Cómic en Salón del Cómic, que sin lugar a dudas es estupendo.
El nivel de detalle de las ilustraciones de Ortego es impresionante, como en esta de Metrópoli |
— El Mundo Diseño (@elmundodiseno) 26 de junio de 2015
La parte positiva de todos estos años de trabajo es la satisfacción de haber cumplido mis
objetivos como entintador. Cuando empecé en 2009 nunca pensé que llegaría a trabajar en
alguno de los títulos en los que he trabajado y sobre todo con algunos de los dibujantes con los que he trabajado. Y en ese sentido, con las expectativas cumplidas y cansado de los ritmos de entrega mensuales, el salto al mundo de la ilustración se presenta como un nuevo desafío que me permita crecer como artista, cambiar mis ritmos de trabajo y los clientes y productos en los que trabajo.
Aquí El Mundo y su director de arte, Rodrigo Sánchez, han jugado un papel fundamental, no sólo por el trabajo que me han estado dando y lo bien que me han tratado, sino porque a nivel simbólico me han mostrado que sí que es posible que pueda hacerme un hueco en el mundo de la ilustración, ya que por desgracia la ilustración y el cómic son más bien compartimentos estancos que se relacionan poco, por raro que parezca.
De entrada son productos muy distintos, aunque no hay que olvidar que los orígenes de la prensa y los del cómic moderno van un poco de la mano. Son medios distintos en definitiva, aunque ambos combinan imágenes y textos con cierto sentido de diseño en la transmisión de un mensaje y sus dinámicas de construcción son también necesariamente distintas. Pero sin ponernos metafísicos y a nivel práctico, como ilustrador, no he experimentado notables diferencias en el sentido que me sigue llegando una pequeña descripción de lo que el cliente necesita y una fecha en la que debe estar terminado. Y como además creo haber empezado a ganarme fama de lento, jeje, ciertos encargos para el diario, diario, que se suelen necesitar en el día y dependen de la actualidad del momento, no suelen llegar a mi mesa, en favor de otros que se planifican con un poco más de antelación en los distintos suplementos semanales y en los que asuntos de entretenimiento y cultura pop suelen tratarse habitualmente.
El suplemento de Motor y la revista Metrópoli han sido dos de las publicaciones donde Ortego ha publicado sus ilustraciones |
De hecho la mayor parte de los encargos que he realizado tienen un punto superheróico, al menos en los visual (dado mi propio estilo, muy de cómic americano) y en ese sentido sigo valiéndome de las mismas herramientas visuales que en los cómics de superhéroes.
Paso a paso de la portada de @LunaMetropoli sobre @Avengers. Mañana con @elmundoes Ilustración: Guillermo O... https://t.co/9txuF4uOMD— El Mundo Diseño (@elmundodiseno) 23 de abril de 2015
Yo no lo llamaría un handicap, creo que es parte del proceso de dibujar seres humanos. En mayor o menor medida todo dibujante tiene sus referencias a la hora de crear personajes, aunque éstos sean de su entorno y no conocidos, o incluso utilizan espejos para captar las
expresiones faciales y se hacen fotos para poses complicadas.
El tema de que el parecido sea necesidad porque el dibujo se trate de un retrato es un extra de dificultad, aunque tal vez el parecido más estricto, el académico, donde todo está matemáticamente en su sitio, sea más "sencillo" que el de la caricatura o cartoon, sin que ésta sea necesariamente humorística.
Todas las caras, al fin y al cabo, se parecen; ojos, cejas, nariz y boca. Pero saber captar la esencia de una persona con muy pocas marcas en el papel es uno de los retos más complicados. También creo que marca la diferencia el conocer a la persona o no. Si es completamente desconocida y únicamente tienes acceso a fotografías estás dependiendo de la habilidad de otros, en este caso el fotógrafo, para capturar lo que esa persona es en una única imagen. Si por el contrario sigue siendo desconocida pero la tienes ante ti, bien está posando para el retrato o la observas desde la distancia, tú mismo puedes empezar a hacerte una idea de quién tienes ante ti.
Es más y aunque parezca contradictorio y sin que tenga prueba alguna de que esto sea cierto, es posible que un desconocido que te tiene ante si sea capaz de captarte en un instante mucho mejor que aquel que te conoce de hace décadas. O simplemente es que he leido demasiado Javier Marías.