miércoles, 8 de agosto de 2007

El blanco es bello... y otras reglas para romper

Una de las primeras enseñanzas que uno recibe en relación al tema de diseño es que el blanco no es bello y hay que usarlo en su justa medida. Ni mucho ni poco.

Ni caso. Un regla más para romper. Porque hay veces que el blanco no es solo necesario, sino que es bello.

Lejos quedan los tiempos en los que las páginas de periódico eran columnas salomónicas llenas de texto por todos lados. Ni un solo blanco excepto los corondeles y la propia separación entre las letras y las palabras.

Pero las reglas han cambiado y ahora el blanco es un elemento necesario y muy usado por los diseñadores (podéis ver la web de Kenya Hara). Pero el caso es que a los redactores les sigue molestando, y mucho. Cuando ven una maqueta como la que tenéis arriba dicen: "¿No hay demasiado blanco?". Les miras con cara de póquer y les dices: "No, el justo y necesario".

Aún así vuelven a insistir un par de veces antes de darse por vencidos: Oye, veo mucho blanco aquí, ¿por qué no subes esta columna o das la ilustración más pequeña?". Lacónica respuesta: "No". El último intento viene de la mesa de cierre, auténticos guardianes de la doctrina impuesta por el libro de estilo. Pero, manteniendo la formación conseguimos salir airosos.

Además, en el caso que nos ocupa, rompimos otra regla en aras de justificar el blanco: la proporción. La ilustración de Jorge Arévalo que aligeraba la página era perfecta, pero no se ajustaba mucho al hueco del que disponía el tema (sí, se encargó la ilustración sin dar unas determinadas medidas, lo que provoco ligeros problemas a la hora de maquetar la página).

Pero todo problema tiene una solución, y en esta ocasión parecía fácil. Sin embargo, la primera regla que nos explicaron respecto a las imágenes es que nunca se deforman. Ahí entra en juego Manuel de Miguel, redactor jefe de la sección, que se lió la manta a la cabeza y decidió "trastear", como a él le gusta llamarlo, con la página. Resultado: una ilustración deformada, pero que parece dibujada así. Y un blanco más ligero, más liviano y más amable.

La otra opción era dar la ilustración a su tamaño original, lo que nos obligaba a darla a tres columnas para que no quedara muy pequeña. Pero esa opción nos dejaba un blanco exagerado e injustificado que no había manera de rellenar. Ni un pie de foto ni otro columna de texto solucionaban el asunto. Pero las reglas están para romperlas.
La otra opción que finalmente no salió publicada

P.D. Os recomiendo visitar las web de Jorge Arévalo y de Agustín Sciammarella, dos magníficos ilustradores.

martes, 7 de agosto de 2007

Ya podéis entrar a través de www.encajabaja.com

Tras un par de días de prueba con el dominio, ya se puede entrar al blog tecleando www.encajabaja.com. Si tenéis problemas para acceder podéis seguir usando la anterior dirección.

Un saludo y muchas gracias.

lunes, 6 de agosto de 2007

Revista de blogs (II)

Aquí os traemos una nueva entrega de lo que se cuece por los blogs en cuanto a diseño y prensa se refiere. Aunque alguno de ellos está de vacaciones, merece la pena visitar sus antiguos post y esperar a que regresen del merecido descanso estival.

Quintatinta es el blog de Diego, director de Arte de la Revista Playstation y Superjuegos Extreme (¡¡quién dijo que las revistas de videojuegos eran aburridas!!), y en él nos muestra desde las páginas más interesantes de estas publicaciones a sus particulares homenajes a personajes como Quino o Herb Lubalin (magnífico diseñador gráfico). Sin olvidar el repaso al diseño de publicaciones de todo el mundo.

La infografía y toda la actualidad que se desarrolla a su alrededor es la materia prima del blog Infografistas, de Chiqui Esteban. Un interesantísimo blog en el que podemos ver cómo el diseño en prensa y la infografía van, inexorablemente, unidos de la mano, aunque en el día a día de un periódico, a veces, no se lleve a la práctica.

Por último, recomendaros un blog del otro lado del charco, Newsdesigner. Centrado en los periódicos estadounidenses, comenta todo lo relacionado con el diseño de los periódicos americanos, desde el cambio de tamaño del New York Times hasta los nuevos diseños de periódicos como el Toronto Star. Muy interesante para ver qué se cuece en la siempre floreciente industria de la prensa made in USA.

lunes, 30 de julio de 2007

¡No!

¡Qué antipáticos somos los maquetadores! Unos bordes, en especial yo. Cualquiera de los que me conoce puede dar fe de ello. Resulta que viene un amable redactor cargado de buenas intenciones y mejores ideas, y cuando nos propone ilusionado aquello de que su página seguro que queda mejor (¡más bonita!, ¿no?, y sonríe) con dos, tres, "o mejor muchas fotos" en vez de como está ahora, "tan aburrida" con una sola foto como la hemos maquetado... le decimos que no. No. Así, con toda la sequedad y falta de tacto posibles para asegurarnos de que entiende que hablamos en serio. La primera, no, las primeras veces les explicamos aquello de que "menos es más", de la fuerza de una sola imagen sin competir con otra y demás pero, amablemente, no se dignaron a escucharnos, no nos hicieron ni puto caso con esa sonrisa suya tan simpática que a nosotros, los maquetas, ya no nos da la gana poner. Es que no nos sale. Porque somos bordes, ¡joder! ¡Que NO! Y se marcha ofendido recriminándonos que las cosas se pueden decir de otra manera sin recordar que de otra manera ya se lo dijimos. La presión por el exceso de páginas y la falta de medios también ayudan, como que no te escuchen o que no te tengan en cuenta, pero en realidad es que somos así. No hay que buscar excusas.


¿Y no me podrías poner tres líneas de título a tres columnas porque no me cabe todo lo que quiero poner? No. ¿No? Y le miras a la cara con toda la mala hostia propia de cualquier maquetador que se precie de serlo pensando en cómo no se puede haber enterado todavía, después de dieciocho años, de que no tiene que contar toda la noticia en el título y menos aún en un reportaje, donde dispone de un hermoso y largo subtítulo precisamente para que explique esa frase ingeniosa, corta y directa, con la que se supone que debe titular. ¿Entonces no me vas a poner las tres líneas? ¿Qué le digo yo, que soy un borde, a este chico tan majo? ¿Qué le hago? ¿Le mato? No.
Puede que me esté afectando este terrible calor de finales de julio.
En el desaparecido La Información de Madrid nos llamaban la dictadura del maquetariado y a veces tenían hasta razón. También la tienen ahora en ocasiones, claro, pero no seré yo quien se la dé. Nunca. Porque soy odioso, ¿lo ven? Además son muy pocas esas ocasiones. Que sí, que a veces el diseño impone planteamientos cerrados en los que no se tiene en cuenta la información. O directamente nos equivocamos, es difícil pero puede suceder, lo admito. Como también es cierto que si queremos que las páginas estén ordenadas, que tengan una seña de identidad, que parezcan páginas de nuestro periódico y que además resulten atractivas y fáciles de leer, entonces, hay que decir que no, que no, y que no a planteamientos contrarios a estos criterios. La mayoría lo entiende y nos aguanta, aunque siempre hay quien no se entera por principiante, por padecer importantes dosis de pobreza espiritual, falta de inteligencia, porque a pesar de sus años de experiencia, debieron ser años que no enseñan, o por una combinación fatal de alguno o de todos estos elementos. Podríamos optar por un camino divergente y, sonriendo, repartir abrazos e incluso besos entre nuestros semejantes diciéndoles que sí a todo para que no se enfaden y digan entonces que somos nosotros los enfadados pero, al parecer, las empresas no están dispuestas a pagarnos por eso. Muy al contrario, las empresas buscan intencionadamente a encargados de decir NO, a personas bordes y antipáticas, personajes despreciables alérgicos al cariño humano, dictadores del maquetariado. A nosotros. A mí. Está claro, ¿no?

sábado, 28 de julio de 2007

La foto

Javier Vidal nos trae un nuevo artículo en el que nos cuenta sus problemas con una foto técnicamente pobre, pero artísticamente genial. Aquí nos cuenta cómo se resolvió el asunto:

Hay páginas para las que no tienes material. Y te lanzas a la piscina con lo que hay, intentando que queden lo más dignas posible. Y hay veces que el material abunda, y tienes cantidad y calidad. Y te emocionas, porque piensas: “De aquí sacamos algo”. A veces, buscando entre un montón de imágenes, hay una que te dice: “Hola, soy LA FOTO”. Y construyes la página, o la doble, en función de ella, porque ilustra todo lo que quieres contar, porque ella sola levanta la información, por su fuerza…

El otro día me cayó un tema goloso. Un reportaje sobre Jim Morrison y la leyenda de su muerte. Y las fotos eran buenas. Eran buenísimas… Para la apertura lo teníamos clarísimo. El icono, el escenario, la pose... Morrison en estado puro. Para la página interior teníamos mucho donde elegir, pero no íbamos a repetirle cantando, o sobre un escenario. A los dos (al redactor y a mi) nos gustaba mucho una en particular. Una visión más intimista, personal y no muy vista de él. Completaba la edición gráfica y abría la posibilidad de darla a tope, a cuatro columnas, con un texto calado, algo efectista, pero bueno, es un suplemento arrevistado y el tema se prestaba. Era LA FOTO.

Es un de estos casos en que ves la maqueta en tu cabeza antes sentarte en el ordenador. Y construir la página se convierte en un mero trámite. O no. Cuando vimos la maqueta en papel me di cuenta. ¡Horror! La foto de dentro, la que nos gustaba, la del calado, LA FOTO, no tenía suficiente tamaño y pixelaba ligeramente. Una visita al taller confirmó las sospechas. Y te entra el bajón, porque la página funcionaba. Y entonces empiezas a enseñársela a tus compañeros, y a todo el que pasa por allí, y todos te dicen: “es LA FOTO”. Y vuelves a bajar a taller, y les dices que lo miren bien, no sea que se hayan equivocado. Y te vuelven a decir que no, que no tiene tamaño suficiente.

Y vuelves a tu sitio hundido, derrotado por una foto, la puñetera, que entró en el sistema sin tamaño suficiente para cuatro columnas. Y te pones a hacer una alternativa con otra foto que sí tiene tamaño, y que es magnífica, pero que a ti no te dice nada porque tu corazón pertenece a LA FOTO de la primera versión, como cuando te enamoras a primera vista.
Y coges las dos versiones, y las vuelves a enseñar a todo el mundo. Y todos te dicen que la segunda versión está muy bien, pero cuando ven la primera te dicen: “Está claro, ésta es LA FOTO”. Y a la desesperada vuelves al taller y les dices que, “aun a riesgo de parecer un cabezón, por qué no probáis a tratarla, a ver qué sale, que la foto es antigua y un ligero desenfoque tampoco le viene mal”. Y te miran con cara de pena y te dicen, “vale tío, si te empeñas, lo intentamos”.

Y lo consiguieron. La lavaron hasta que prácticamente no se aprecian los píxeles. ¡Bravo! Y así quedó. Hay páginas que son fruto de una continua búsqueda, y otras que son desde el principio, antes incluso del papel. Pero se complican. Y a veces sólo hay que pelearlas un poquito, sobreponiéndose incluso a los problemas técnicos. En mi modesta opinión, pelear la primera versión fue un acierto… aunque claro, no soy muy objetivo. LA FOTO me había robado el corazón, la muy canalla.

A la izquierda, la página publicada; a la derecha, la opción alternativa

viernes, 27 de julio de 2007

Curioso mosaico


El País (parece que tengo fijación con él) publicó en su suplemento Domingo de hace unos fines de semana un especial sobre el final del juicio del 11-M, con resumen, análisis y conclusiones varias, y en una página publicó un mosaico fotográfico algo inusual y quizás poco justificado (por las formas) sobre los implicados en el atentado. Quisieron seguramente salirse de un esquema puramente simétrico y ordenado pero, ¿podía haberse hecho mejor? Unas fotos se pisan a las otras, hay solapamientos por encima, por debajo...

Aunque intentan mostrar la jerarquía de los imputados o su importancia en el juicio con el tamaño y la colocación, a mi me resulta raro. No se, yo ahí lo dejo. Tiro la piedra.

Tropezando dos veces en la misma piedra con alevosía


El pasado 1 de julio, el Profesor Luis nos enseñaba un fragmento de una página de El País del 29 de junio sobre la polémica de Intervida en la que aparecía una fotografía de penosa calidad a un tamaño considerable. Pues bien, los malhechores han vuelto a la escena del crimen y sólo han tardado veintiséis días en volver a caer al mismo pozo. Misma sección, misma fotografía, inferior tamaño, igual de mala resolución.

El autor de la información no es el mismo que la primera vez, por lo que ahí encontramos la explicación. El redactor dice "bueno, por sólo una vez, presiono al maquetador, digo que viene de arriba y la publicamos". Si el maquetador que hizo la página tampoco es el mismo, ecuación completa, pero fallaron los mecanismos de control.

¿De verdad hace falta esta foto para entender la noticia?