lunes, 12 de octubre de 2009

Diseñario 2.0 (VI)

En estos tiempos en los que se premian los mejores diseños periodísticos de España y Portugal, así como la contribución a la paz mundial, estamos tentados de proponer a los miembros del enigmático comité de expertos encargados de la redacción del Diseñario como candidatos al próximo Nobel de Literatura Especializada en Diseño Perodístico. Si no lo tienen del todo claro los supertacañones nórdicos sobre sus logros conseguidos, siempre podrán premiar sus logros futuros en esta obra colectiva, irrevente y abierta a vuestra participación.





C


Cabecear. Los ojos te pesan mucho. Poco a poco tus brazos se hacen más y más pesados... Lentamente, tu mirada se clava en un pixel fijo de la pantalla. El ruido de la redacción se amortigua, como si alguien hubiese puesto la tapa de metal al gran tarro de cristal que te contiene. Y antes de que te des cuenta, lo estás haciendo. Lo que empieza siendo un frugal vaivén, se convierte en acusado balanceo. La testa, sin control, se sacude adelante y atrás, adelante y atrás, cada vez con más violencia. Sí, amigo mío, estás dormido. Y privada de autocontrol, tu cabeza se aproxima peligrosamente a la pantalla, al teclado. Sólo tu subconsciente, entrenado durante años de escuelas y universidades, impide que te desplomes con enorme estruendo sobre la mesa, dejándote sobre el escritorio los pensamientos del día junto con el poco amor propio que te quede... Este ejemplo de cabeceo es absolutamente universal. Españoles, estadounidenses, hombres y mujeres de todo el mundo lo han experimentado en alguna ocasión. Generalmente se debe a algún tipo de exceso en la comida y a la posterior falta de riego en el cerebro durante la digestión, aunque en alguna ocasión se haya achacado a la falta de sueño por planchar a horas intempestivas o (incluso) a algún desajuste hormonal. El cabeceo es una constante en los centros de trabajo ( y una redacción no podía ser menos) , sobre todo en aquellas de climas cálidos, en los que el buen comer, el arte de la sobremesa y alguna cervecita de más son el pan nuestro de cada día.
En lo referente al diseño, decimos que dos elementos cabecean cuando están situados juntos en la horizontal de la página, de forma que se tocan el uno al otro. Por aquello del ritmo y del modo de lectura del ojo en la página, los elementos funcionan mejor en vertical que en horizontal. Así, cuando dos títulos (o dos fotos, o dos apoyos, es decir, dos elementos iguales...) coinciden a la misma altura en columnas adyacentes, se dice que cabecean. El efecto es desastroso, ya que generalmente, el elemento de mayor cuerpo termina fagocitando al menor, consiguiendo que pase desapercibido. Y si son iguales en mancha, cuerpo o importancia, terminan matándose el uno al otro, dando al traste con todo intento de jerarquía dentro de la página. En el caso de las imágenes es especialmente deseable evitar el cabeceo. En fotografía, uno más uno, nunca, repetimos, NUNCA, es dos. Generalmente, uno más uno suele ser cero. Y más si las dos imágenes no tienen nada que ver entre sí. Comprobaréis que dos imágenes que cabecean se anulan abolutamente, la una a la otra. Es imposible destacar la jerarquía de alguna de ellas. Suele ser algo a evitar en el cien por cien de las ocasiones.


Caerse. A veces el periodismo camina en la cuerda floja. Y se tambalea el cable cuando un artículo arriesga, cuando merece la pena, cuando está a punto de caer... arrastrando consigo una página, la mejor página jamás diseñada ya que cuando un tema se cae es siempre aquel en el que habíamos logrado combinar de manera única su texto con imágenes, apoyos, incluso con una publicidad imposible y traicionera. Una información se cae cuando, por distintas razones, los responsables de un periódico deciden suprimir su publicación. No se cae una información porque no vaya a publicarse, sino porque se decidió publicar y después se decidió lo contrario. Generalmente después de maquetado, como decíamos, y a ser posible afectando al mayor número de páginas al tener que recolocar temas de aquí a allá para solventarlo. Estas caídas, evidentemente, se producen siempre a última hora, cuando menos tiempo hay para encontrar una solución satisfactoria.
Recordaremos que de niños solíamos caernos a menudo, sobre todo en los columpios. Pero ahora, debido a unos de esos paranormales fenómenos de inversión que sufrimos quienes nos dedicamos a esto del periodismo y aledaños, preferimos caernos a columpiarnos, motivo éste último que intenta evitarse cuando un tema se cae. También cuando te lo pisan, pero esto suena más lógico, ¿no?
También se caen los sistemas informáticos, pero por distintas razones. Tan distintas que nadie, ni quien los ha diseñado, ni quien se encarga de su mantenimiento con el comprometido letrero de "informático" en la solapa, sepan muy bien, ni muy mal, por qué. En estas caídas nadie decide nada y consisten en que todo deja de funcionar. Eso sí, al igual que las caídas de temas, arrastran siempre a las mejores páginas. Debe ser inevitable.

Camisa. Es una hoja superpuesta, transparente o traslúcida, que se coloca sobre el arte final para indicar la posición de los colores o anotar instrucciones para la reproducción. Pero si alguno no logra retener esta voz, tampoco debe preocuparse mucho porque para ser sinceros hay que añadir que nadie, bueno apenas tres o cuatro técnicos en artes gráficas, en la redacción la conoce. Ni siquiera nosotros.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.

domingo, 11 de octubre de 2009

Nobel visual

Juan Antonio Giner, presidente de Innovations, una de las "consultoras" (ahora se llaman así las empresas que diseñan periódicos) más en forma de cuyas cocinas navarras capitaneadas por el gran cocinero Javier Errea han salido algunas de las propuestas más interesantes, y reconocidas, en lo relativo al diseño periodístico como Público de Portugal, el recientemente desaparecido Eleftheros Tipos, i (así de corto se llama este modernísimo periódico portugués) o el último rediseño del mítico Libe francés, nos explica con un par de poderosas imágenes "por qué algunos de los mejores rediseños del mundo están en Portugal":





La segunda portada es del novísimo diario i, premiado en la última edición de los ÑH6 junto a Expresso (Lisboa), Heraldo de Soria, Magazine de El Mundo, as.com y lainformación.com como las publicaciones mejor diseñadas de España y Portugal en 2009 (las mejor diseñadas de las que se han presentado a los premios, suponemos). En CuatroTipos tenéis un más que interesante artículo sobre los premios escrito por Javier Pérez Belmonte, miembro del jurado; y en Quintatinta también se hacen eco, con su estilo habitual. Chiqui Esteban nos ofrece todos los galardones, por categorías, en su infografistas.


Vídeo que han elaborado en el propio periódico mostrando sus páginas con motivo de los premios. No nos cabe duda que lo de esta gente es la comunicación visual.


Acerca de esta segunda portada, la de i, tenemos la impresión de que a partir de ahora vamos a ver a menudo esta hasta el momento inusual y a la vez muy eficaz estructura horizontal de primera página. El primer número rediseñado de Liberation, también a cargo de Errea, se compuso así. Un modelo de página que más que bonito (como algunos lo definen), nosotros lo calificamos de eficaz porque resuelve y se pone al servicio de transmitir información. La tendencia general de intentar verticalizar las páginas para estilizarlas parece tener ahora una tendencia competidora. Interesante.

Aun así, yo me quedo con la primera de las dos portadas que nos propone Giner, la del diario Público de Lisboa, más que por lo original de su estructura, que no lo es, por la fuerza de la idea que transmite. Aunque en esto último tengo la impresión de que me quedo algo sólo, e incluso me han diagnosticado síntomas alarmantes de obamismo...



Eso sí, no quisiera dejar pasar por alto el papel que ha tenido encajabaja como apoyo mediático internacional, primero en la elección de Obama como presidente de los EEUU, y ahora en la concesión de este ¿merecidísimo? Premio Nobel de la Paz.

Pd: Juan Antonio Giner habla acerca de todo esto, del futuro de los periódicos, o del porqué de algunas decisiones de diseño periodístico en los últimos trabajo de Innovations, en una interesantísima entrevista, en mayúsculas (y nunca mejor dicho), que publica nuestro compañero y amigo Juantxo Cruz en su Iguana Ilustrada. Imprescindible, que aunque suele decirse con demasiada frecuencia en la red, en ocasiones como ésta es incluso cierto.

jueves, 8 de octubre de 2009

Centrado a la derecha (II)

Llevábamos varios días dándole vueltas a la cabeza. Le habíamos pedido un artículo a nuestro querido Pedro Pérez, maestro de maquetadores y periodistas, para la sección de Firmas en Caja Alta y, generoso como nadie, nos contestó enseguida con una propuesta que incluía una serie de textos sobre incorrecciones, el buen uso de los términos de las artes gráficas y el diseño periodístico. No uno, una serie. Él es así. Y le seguíamos dando vueltas a la cabeza para encontrar un nombre a la serie cuando apareció por nuestra sección uno de nuestros más entrañables compañeros, Luisfer Durán, reportero a la antigua usanza, de los que se patean las calles para buscar historias en las calles de Madrid, pidiéndonos "por favor, centrarme ese título a la derecha". Ya lo teníamos.

La primera entrega se centró, jeje, en el mal uso del término "medianil", y en vuestros comentarios a ese post le propusísteis que analizara el término "sumario", fuente de malentendidos en todas las redacciones. Y como ya os hemos contado que él es así, pues aquí tenemos ya la segunda entrega de esta serie, en la que nos habla de...




El sumario

Lo del entendimiento de la palabra ‘sumario’ en el mundo del diseño y del periodismo es de nota. Sucede como con la palabra ‘imagen’: son términos polisémicos, es decir, tienen varios significados. Y más según el medio donde trabajes.

Cuando abordo la identificación de los elementos tipográficos de las páginas para explicárselos a mis alumnos dejo que sean ellos los que los descubran y, después, les otorgamos un nombre que –pensamos– es el correcto. Eso, y lo que uno ha ido oyendo en redacciones y talleres a lo largo de algunos años, me llevan a atribuir al término sumario no memos de cuatro significados diferentes y todos ellos de uso corriente, a mi entender.

No nos ayudan demasiado en este caso ni el diccionario de la RAE –que no tiene una acepción siquiera cercana al sentido periodístico que demandamos–, ni el Diccionario de Edición, Tipografía y Artes Gráficas de José Martínez Sousa. Esta magnífica obra sí que contempla el término, pero su orientación hacia el producto libro le lleva a definiciones que, aunque estemos hablando también de productos impresos, no funcionan exactamente igual.

Para otorgar un mayor rigor a lo que apuntamos esta vez nos ayudamos del Diccionario del Periodismo, de Antonio López de Zuazo Algar, donde sí encontramos afinidad con los usos que hemos empleado siempre.
1. Un uso (mal uso desde mi punto de vista) muy común de ‘sumario’ es emplearlo en lugar de ‘subtítulo’. Lo dice el ‘Diseñario’ en su primera edición. Cuando enumeramos los elementos de la cabeza de una información decimos: antetítulo, título y sumario, en vez de subtítulo. Lo he detectado en numerosas redacciones. Pero Lopez de Zuazo define: “parte de la cabeza, bajo el subtítulo, que informa de algún punto de interés de la noticia”. Alguien pensará que esta figura no existe en diarios o revistas de hoy en día, pero miren estos ejemplos.




Son diarios norteamericanos de mediados del siglo XX donde, bajo el título, se amontonan ‘sumarios’ varios, con alineaciones diversas y abriendo página.

Y, además, López de Zuazo puntualiza: “Suelen existir tres sumarios, principalmente en las entrevistas y reportajes. El estilo de su redacción no es tan escueto como el del título y subtítulo: puede ser una frase algo larga”. Particularmente, esta explicación del profesor López de Zuazo me parece correcta pero con la matización de que, en el diseño de diarios actual, no necesariamente debe ir el sumario bajo el subtítulo y que, consecuentemente, no tiene porqué pertenecer a la cabeza de las noticias. Lo que nos lleva a la segunda acepción.
2. Destacado, intertítulo, entresacado… que de las tres maneras lo he oído. En realidad es el término más y mejor empleado para ‘sumario’. Es un elemento textual, aparece entre el resto de los elementos de la página (texto, imágenes, recuadros, etc.), adelanta información que después leeremos en el cuerpo de texto (de ahí su importancia en lo de la doble velocidad de lectura), tiene una tamaño mayor que el texto base, pero no tanto como el titular y se constituye en referencia visual.

Sobre el empleo de los sumarios que se refieren a esta acepción hay teorías diversas. Una de las más manidas es la de si la situación del sumario debe interferir la lectura continuada del texto. Dicho de otra manera, si el sumario debe hacer saltar al lector cuando lee texto. El nacimiento de El País en España con el diseño de Gäde lo prohibió de forma rotunda y muchos diarios lo imitaron. Con el tiempo las cosas se flexibilizaron y ahora parece que no es tan importante, siempre que la puesta en página deje meridianamente claro dónde continúa el texto.

También existen otras formas de colocar los sumarios sin necesidad de cortar literalmente las columnas y muchos diseños los sitúan sangrando párrafos a izquierda o derecha.

3. La acepción que más pretenden conocer mis alumnos es la que interpreta que ‘sumario’ es el índice de portada de algunos periódicos. López de Zuazo también la contempla. Y dice: “Sumario del ejemplar: índice de las informaciones que contiene un periódico. Suele publicarse en la primera página de un diario o en la página editorial de una revista. Puede ir encabezado por la expresión ‘En este número’ u otra similar”.

La confusión índice-sumario es bastante habitual y muchas veces, se usan de forma ambivalente. Yo prefiero usar ‘índice’.

Quien haya trabajado en una redacción habrá oído, sin duda, gritar a algún maquetador lo siguiente: ¿Quién escribe los sumarios de primera? Esto nos lleva a la siguiente alternativa:
4. Se denominan sumarios (o sumarios de portada) a la batería de titulares de pequeño tamaño que se utilizan como ‘llamadas’ que hacen referencia a informaciones del interior del ejemplar.
Estos sumarios deben llevar al menos el pase de página que remita a su ubicación real, pero, a veces, también se acompañan de recursos tipográficos no textuales tales como filetes, recuadros fondos de trama, etc.

Se entiende igualmente que la disposición (horizontal o vertical) de estos sumarios es indiferente para la denominación (muchos habrán oído llamarlo ‘rataplán de primera’, pero es un hecho que si se constituyen en friso o faldón de la portada aparecen casi siempre en ‘ventanas’ y en alguna de ellas se combinan con fotos de tamaño reducido, a veces una silueta.

Se recomienda, no obstante, releer la nota sobre sumario que aparece en la primera edición del ‘Diseñario’. Es buena y, sobre todo, real como la vida misma.


Entregas anteriores:

Centrado a la derecha (I): medianil.

martes, 6 de octubre de 2009

Demasiada información tampoco es buena

(o el tío Junior viene a visitarte)

Aviso a navegantes: este post está escrito desde el rencor más absoluto.

Suelo llegar tarde a los sitios. Llego, pero tarde. Me pasa con todo, con las citas, con las personas, con los libros, con casi todo. Pocas veces, lo reconozco, soy yo el que levanta la liebre sobre una película desconocida, o sobre esa serie que dentro de unos meses será el boom en medio mundo. Pero termino llegando a los sitios y eso también tiene sus ventajas. Evito colas, ataques de histeria, y en el caso de las series de televisión esas interminables esperas entre el cliffhanger (pedante anglicismo -o mejor, gilipollismo que no significa otra cosa que suspense) de final de temporada y el comienzo de la siguiente temporada. Y como suelo llegar tarde a todas estas citas, ando ahora, enganchadísimo, por las primeras temporadas de la serie Lost (Perdidos), mientras la práctica totalidad de la humanidad está ya descontando días para el estreno de la sexta y última, colofón de tan magnífica serie.

¿Y todo esto que tiene que ver con el diseño y la prensa, diréis algunos? Pues tiene que ver, tiene... El otro día, recien llegado a la redacción, mientras hojeo despreocupado el periódico encontré este anuncio:

La doble de publi. Todo normal si no fuera porque...

Todo normal, si no fuera porque, desgraciadamente, en el momento que vivimos, las dobles de publi son cada vez más escasas. Por lo tanto me fijo en ella, y pienso "menuda doble que se han marcado los amigos de Cuatro". Me llama la atención el punto de entrada de la página, la poderosa imagen de la serie Flash forward, parece que el próximo pelotazo mundial en el campo de las series...Y al seguir leyendo:

-"¡Anda!, la quinta temporada de Lost, ya en España", pienso.

- "Fíjate, y yo en la segunda, todavía, a mi tran-tran...".-"Pero..., espera un momento, ¿es Jack el tipo del centro? ¿Y Kate? ¿Y porqué llevan traje? ¿E-eso de detrás son...edificios?"

- "P-pero.... ¡pero! ¡¡¡Y los otros están en la isla!!! Veo a la chica coreana, pero ¿y el marido? Pero, ¿porqué hay dos grupos? ¿Por qué? ¿¿Por quéééééé?? ¡¡¡Nooooo00000o!!!!"

Y con la cabeza entre las manos, de pronto, me acabo de fumar tres temporadas de golpe. El tío Junior, llamando a mi puerta, toc, toc. Porque la publicidad, la dichosa publi, la maldita doble estaba cargadita de información. Información visual, que diría mi compadre Baruch. Tan visual que sin que te des cuenta, todo para adentro. Que pensado en frío, quizá sea la principal virtud de la información visual. Que tiene un consumo veloz, intuitivo, involuntario. Antes de que te des cuenta, ya has recibido gran parte del mensaje. Y esto, rodeados como estamos de información por todos lados, es muy importante, porque apenas te exige esfuerzo. Es una comunicación primaria, elemental. Como todas las informaciones, lo visual tiene distintos niveles de lectura. Pero el primero, el más inmediato es como un golpe en el estómago. Cuando quieres darte cuenta, ya te lo has llevado. Por eso a veces, resulta tan difícil aislarse de la corriente general de información, porque al final, la agenda te la terminan haciendo otros. Y con semejante bombardeo, al final uno pierde hasta el derecho de consumir las cosas a su propio ritmo.

Así que mis esfuerzos por mantener el misterio de la serie entre compañeros que parecen haber apostado entre ellos quién me la destripa primero, han sufrido hoy un duro golpe...visual. Y es que demasiada información tampoco es buena.

PD: ¿Y el tío Junior? Tuvimos en la sección un compañero irrepetible, el bueno de Paco. Paco no es que tenga un post, tiene para un blog entero. Era consumado especialista en destripar (de forma involuntaria) absolutamente toda labor intelectual en la que alguien estuviera embarcado. No había libro, película o serie que Paco no te reventara sin darse cuenta. Era un spoiler (un gilipollismo más que significa adelantar el contenido de algo...) con gafas de pasta. Uno de sus momentos más memorables fue cuando le destripó a nuestro Quique unas tres temporadas enteras de Los Soprano al comentar, inocentemente, algo muy fuerte en lo que un personaje de la serie, llamado tío Junior, andaba metido. Desde entonces, el tío Junior fue adoptado por la sección para definir ese delicado momento en el que estás a punto de destrozarle una película o una serie a alguien... ¡Que viene el tío Junior! Y aunque parezca mentira, viene de visita con bastante frecuencia. Esta mañana me ha venido a ver a mí, en forma de anuncio a doble página. Y ahora, yo os lo presento a todos vosotros en forma de post. Porque el tío Junior es insaciable y seguro que con este post también he destripado la serie a alguien...

Ya os lo avisé, está escrito desde el rencor absoluto...

Identifíqueme a ese tipo

Es lo más difícil. O muy difícil al menos. Pero no es esa la causa de que hayamos tardado en recoger el guante que nos lanzaron desde nuestro admirado blog Paper Papers (somos cada vez más quienes pensamos, sin el menor asomo de peloteo de por medio, que es de los mejores blogs en castellano sobre periodismo, y mejorando) cuando Toni Piqué, siempre considerado con sus amigos (el afecto es mutuo), pidió nuestra opinión como "expertísimos" sobre un invento germánico para la identificación de tipos de letra, denominado Fontplore.

Opinión de "expertos" que, humilde y sinceramente, no podemos dar, en primer lugar porque no somos tan expertos en la materia, ya nos gustaría. Trabajamos con tipografías que auténticos expertos, es decir tipógrafos, diseñan. Y en segundo lugar, porque necesitaríamos probar esa infernal y futurista máquina para poder juzgarla. Ciertamente parece más propia de la nave Enterprise, o de la comisaría de policía de Minority Report, que de un periódico.

Fontplore Showreel from Mphasize on Vimeo.



A simple vista, o a primera vista, o a vista de vídeo itnernáutico sería más propio decir, parece algo complicado de instalar y suponemos que carísimo, impensable pues para la mayoría de pequeñas empresas que conforman las artes gráficas en nuestro país, mucho menos para un diario donde utilizamos siempre los mismos tipos de letra, pocos, y donde no necesitamos reconocer otros en nuestro trabajo habitual.

Muy alejado pues de soluciones sencillas y prácticas para resolver lo que ya hemos calificado desde la primera línea como muy difícil: saber qué tipo de letra tenemos delante. Porque dejando a un lado los clásicos Times, Helvética, Futura, Garamond, Bodoni..., a los que están de moda en cada momento, o a los lanzamientos de los grandes de la tipografía, el resto del actual catálogo tipográfico, impulsado por "las facilidades" del mundo digital, es del tal magnitud que resulta absolutamente inabarcable. Sería interesante conocer la opinión de nuestro colega Herminio (a quien estábamos echando de menos desde hace ya unas cuantas semanas) del blog amigo y vecino Cuatro Tipos, gran conocedor y divulgador de la tipografía, sobre esta dificultad, y sobre las maneras de solventarla. Unos tipos duros y Letrag son páginas web de un altísimo nivel y muy completas en lo que a tipografía se refiere, sin olvidarnos del gran Andreu Balius, nombre obligado cuando se habla de letras y que a buen seguro no lo tiene tan difícil como nosotros para reconocerlas.

Además de algún truco que no siempre funciona, como intentar abrir con Adobe Acrobat un documento donde tengamos el texto cuya fuente ignoramos (suponiendo que tengamos un archivo informático en formato pdf con esos caracteres y no sea un cartel, un letrero o un impreso, claro, en cuyo caso olvídate del Acrobat) para que así el programa nos diga qué fuentes son o qué fuentes nos faltan en el ordenador, además de eso, decíamos, existen algunos servicios en internet bastante prácticos aunque no efectivos al cien por cien. No reconocen siempre todos los tipos, ni responden a todas nuestras dudas... como tal vez haga el panel de luz germánico del que hablamos. Pero son gratuitos y están al alcance de todos. Los que tengan conexión a la red, evidentemente, que lo solemos dar por hecho a veces con demasiada alegría.

Uno de los más conocidos es Identifont. Con una serie de preguntas sobre los rasgos de las letras y sus características más destacadas, este servicio va descartando tipografías hasta quedarse con una o varias, las menos posibles, como respuesta a tus dudas. Suele funcionar y si no consigue un acierto pleno, los tipos que te ofrece como resulado suelen ser parecidísimos al que buscas. Claro que en tipografía lo de parecidísimo... no sirve. Porque las diferencias entre micras de grosor en brazos o remates determinan la genialidad o vulgaridad de un tipo. En una prueba con texto base de nuestro periódico, el programa necesitó 19 preguntas (remates de determinadas letras, números cerrados o abiertos, cómo es el símbolo de dólar...) para dar con la respuesta acertada a la primera, ofreciéndonos además tres posibilidades más.



Otra de las más recientes apariciones en la web en relación a la identificación de tipos dudosos ha sido Whatthefont. El procedimiento es mucho más sencillo, se trata de enviar una imagen con los caracteres que se quieren identificar, y la magia de internet, te proporciona la respuesta deseada, o no. También hemos hecho la prueba enviado un fragmento de texto base de nuestro periódico, compuesto en Imperial, y esto es lo que nos ha contestado este tipógrafo artificial:



¡Impresionante!, cinco posibilidades y acierto a la primera. Y eso que para muchos de nosotros identificar un tipo es algo difícil. Incluso resulta complicado distinguir entre nombres de quesos y de fuentes: probad este enlace que nos envía Alba Godino. ¿Os resulta fácil?

lunes, 5 de octubre de 2009

Diseñario 2.0 (V)

Entre las 18 y las 19 horas del pasado viernes, 2 de octubre, la frenética actividad en distintas redes sociales internáuticas de los miembros del comité de expertos encargados de la redaccion del Diseñario 2.0 nos hizo temer que desatendieran esta entrega. Más aún cuando ,finalmente, el presidente del Comité Olímpico Internacional anunció que Madrid, nuestra ciudad, no era la designada para organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Pero aquí nos traen de nuevo el producto de sus reflexiones, de sus sesudos estudios sociodiseñísticos. Y aunque no hayamos conseguido los Juegos, esta vez, esa tarde emocionante en la que todo pudo pasar nos sirvió al menos para renovar nuestro amor por esta ciudad nuestra, tan viva, brutal y bella a pesar de las heridas que su incompetente alcalde y recaudador mayor se empeña cada día más en abrir en sus calles con picos y palas. Una ciudad colectiva, irreverente y abierta a todos. Ya sabéis...





Bobina. Es un rollo. Siempre de papel.


Bold. Voz inglesa que en su acepción del mundo del diseño hace referencia a un estilo de la tipografía en el que el trazo es más grueso si lo comparamos con el resto de estilos de una misma tipografía. A este aspecto, a bold, o negrita como lo conocemos aquí, se le conoce como una de las partes de una familia tipográfica. Por lo tanto, bold, sería uno de los miembros que cada familia de una tipografía tiene (regular, light, bold, etc.).
Sin embargo, y aunque lo correcto es que cada fuente tenga su versión bold como miembro activo de la familia, también se puede convertir una fuente normal en una negrita a través del botón negrita de cualquier editor de texto. De esta manera, el programa interpreta la fuente original y le añade negro para hacerla más gruesa, al igual que curva las letras si pulsamos el botón cursiva.
Traducida esta voz literalmente al castellano, quiere decir fuerte o llamativo, y así es porque una tipografía con apellido bold suele ser una letra gruesa, de trazo obeso y con negro, mucho negro. Es casi como un grito en medio del texto, un "eh, que estoy aquí, mírame, léeme que te voy a contar algo importante".


Bolo. En este caso no se trata de alguien de Toledo. Tampoco de las actuaciones de algún grupo musical o de teatro durante el verano a lo largo de nuestras tierras. Claro está, también, que aquí no hablamos de uno de los 10 pirulos que se derriban al final de una pista de parqué súper pulida en donde habita el 'chulo de bolera'. Ni vulgarmente lo que se suele tocar ese compañero disoluto que pasa el día mirando a Babia ('tocarse el bolo') mientras tú trabajas como un chino.
En nuestro contexto se trata de un punto. Pero no un punto cualquiera; un señor punto. Vamos un puntazo. Sería a las letras lo que la bandera de Japón a los pendones (entiéndase pendón como banderola, divisa o distintivo).
El bolo es un punto que se reivindica. Deja de estar a los pies de las letras para tomar conciencia de sí mismo y crecer hasta la misma altura que los caracteres que acompaña o un poquito menos. Se revela y junto a sus hermanos ocupa el principio de los párrafos para llamar la atención sobre éstos. O entre frases, para remarcar la importancia de éstas, sobre todo en los subtítulos.
Algunos les quieren quitar importancia y los llaman 'bolitos', pero debéis pensar que los bolos son asteriscos con gomina. Habitan en familias muy especiales de nuestro ordenador (Weeding, Pi, Newspaper elements, o en la entrañable Zapf Dingbats) en feliz armonía rodeados de cuadratines, triangulitos, flechas, deditos que señalan, etc.
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Breves. Si bueno, dos veces. Pieza informativa que destaca por su economía de caracteres. Sin llegar a la oriental fugacidad del haiku, ni al Stop-línea-Stop de un telegrama, el breve resume en apenas unas líneas esas otras informaciones menores que sin duda completan el panorama informativo diario. Aportan agilidad al ritmo del periódico, y son uno de los últimos eslabones en la jerarquía de títulos en una sección. Se colocan generalmente al final de las secciones, cuando el flujo informativo ha decaído y la menor extensión de las otras informaciones favorecen la inclusión de estos pequeños elementos informativos.
Por su reducida dimensión y habitual diferenciación tipográfica con el resto de noticias, los breves resultan utilísimos para salir de mil atolladeros al maquetar una página, como cuando una mezcla de publicidades caprichosas convierten las columnas en una pantalla del tetris. Ahí cobran dimensión estos pequeñines, que lo mismo se colocan en vertical, horizontal, haciendo eles... Rellenan columnas que no terminan de llenar, casan perfectamente con imágenes, separan informaciones... Su polivalencia formal les convierte es auténticos salvavidas a los que agarrarse cuando, a veces, no ves la solución de la página. Nervioso, y a punto de entregarte voluntariamente, de pronto un fogonazo de luz atraviesa la pantalla: ¿Y si ponemos aquí unos breves? Suele ser mano de santo.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.

viernes, 2 de octubre de 2009

I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información


La Universidad Rey Juan Carlos ha convocado para los próximos días 12 y 13 de noviembre las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información. Bajo el lema ¿Cómo se configura el mercado laboral?, las Jornadas, organizadas por el Profesor Pedro Pérez Cuadrado (co-organizador de las clásicas jornadas del CEU), están enfocadas a que todos los presentes, aunque en especial los alumnos, recaben información práctica y útil sobre el tan complicado mercado laboral periodístico.

El punto de vista de profesionales de disciplinas tan variadas como Diseño periodístico, Publicidad o Comunicación audiovisual es uno de los atractivos de este encuentro. Saber qué se cuece en los distintos medios, cómo se adaptan a las nuevas tecnologías o cómo orientar su formación hacia un lado u otro, son algunos de los objetivos de las distintas conferencias.



Para ello, entre los ponentes figuran el imprescindible Chiqui Esteban y los siempre interesantes Angel Sopeña, Toya Legido y Manuel Durán, entre otros. Además, encajabaja tiene el honor de haber sido también invitado a participar en estas I Jornadas, a través de Mario Benito, que abrirá el programa con una ponencia titulada "Maquetar es Informar". Tenéis más información y el programa completo en el blog Diseño In[forma] y en la página web oficial. Os esperamos los próximos días 12 y 13 en la Facultad de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Venid, que os dan un crédito si sois alumnos, y si ya dejásteis de serlo seguro que podemos pasarlo bien y seguir aprendiendo cosas.