lunes, 21 de diciembre de 2009

Lotería encajabaja 2009




Encajabaja juega con el número que publicamos aquí en el sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad que se celebra mañana, 22 de diciembre de 2009. Como la cantidad es realmente limitada, no hemos podido hacer participaciones, además de que nuestra infraestructura de distribución no está todo lo perfeccionada que quisiéramos. Limitaciones que podremos solucionar si este número sale agraciado con el gordo, como estamos casi seguros que va a suceder. Por eso os lo damos a conocer, por si alguien puede todavía hacerse por su cuenta con alguna participación o décimo de él. Luego no digáis que no os avisamos...

Felices Fiestas a todos y recordad que lo importante es la salud. Además, ya nos advirtió Groucho Marx que lo que merece la pena de la vida son las cosas pequeñas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna...

Diseñario 2.0 (XIV)

El comité de expertos de encajabaja encargado de la redacción del Diseñario podrá ser todo lo misterioso que quiera... pero no ha podido escapar a la "tradicional" cena navideña de empresa. Lo que indica que no sólo no son misteriosos, sino que tampoco parecen demasiado sabios. Perjudicados y con el estómago revuelto, revolvieron las voces de esta insigne obra y aunque el contenido de las voces no ha sufrido ni la más mínima merma de su ya mítica calidad, sí se traspapelaron y la última voz de la entrega anterior, "crítica", debería ir detrás y no delante de la primera voz de esta nueva entrega de hoy. Por puro orden alfabético, vamos. En fin, que ya se colocarán correctamente en la versión definitiva e impresa (esperemos), y que Felices Fiestas y mejor 2010 que el 2009 para todos de parte del ebrio y empachado comité encargado de esta obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Crisis. De vez en cuando un conjunto de circunstancias nefastas se reúnen y se ponen de acuerdo para, juntitas, joder al personal. Se retroalimentan entre sí y jugando al corro de la patata nos rodean, dando vueltas de la mano para crear un circulo vicioso. Y se ríen. Y ponemos cara de pobres idiotas. Y se ríen más.
Este conjunto de elementos tan simpático ha sido motivo tradicional para llevar a cabo rediseños en el sector de la prensa escrita, con la peregrina e ilusa intención, en un elevado porcentaje de casos, de que con un poco de decoración unida a algún que otro despido y su consiguiente pérdida de calidad en los contenidos, se va a conseguir así vender más periódicos y la vez reducir costes. Estas ideas son otra de esas circunstancias que decíamos que se ponen de acuerdo con otras para retroalimentar una crisis. Circunstancia que puede denominarse también estupidez humana, o más bien la estupidez de quienes consideran estúpidos al resto de sus semejantes.
Aunque en un principio pudiera parecer que este término no es propio de una obra sobre el diseño periodístico y la prensa en general, colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación, sucede que sí. No sólo el párrafo anterior ya lo desmiente, sino que hay que incidir en que prensa y crisis son términos casi complementarios, inseparables el uno del otro hasta el punto de que no recordamos apenas un momento de la historia de los periódicos en que no se viviera una crisis de cualquier tipo. Esta última dicen que es la definitiva... pero no estamos seguros del todo de que no se dijera también de alguna otra anterior.

Cromalín. Prueba de color. Cromalín es una marca comercial de un sistema para obtener una prueba de un arte final en color a partir de cada uno de los cuatro fotolitos. Es un sistema químico de gran calidad, pero también muy caro y algo lento, motivo por el cual dejó de utilizarse en los periódicos cuando las impresoras en color fueron lo suficientemente prácticas para hacer pruebas con una calidad aceptable para lo que puede imprimirse en el papel prensa. No obstante, hay quien sigue llamando en alguna redacción "cromalines" a las pruebas en color de las impresoras. En fin, que somos también de donde venimos, ¿no?

Crónica. Si existe una línea que marca la frontera entre el periodismo y la literatura, entre la sucesión de datos pura y dura y la interpretación y valoración del periodista, allí, en ese preciso lugar, se escribió la primera crónica periodística.
La crónica es el género periodístico en el que se relata una historia, generalmente de forma cronológica y ciñéndose escrupulosamente a la sucesión de hechos. Toma su nombre del griego cronos, que significa tiempo. O sea que es contar lo que ha pasado y en el orden que ha pasado. Pero en la crónica, la figura del autor cobra enorme importancia. El periodista eleva su función desde la pura información a la interpretación de los hechos, de manera que no es un simple relato de acontecimientos, sino más bien una historia personal, que el cronista te cuenta en primera persona, tras, previamente, haberla vivido. Porque un cronista es un espectador en primera fila de los acontecimientos, y eso le diferencia completamente del autor de, por ejemplo, un reportaje. Un cronista ha vivido los hechos que narra. Estaba allí. Y por eso, el periodismo se ha ido haciendo grande a medida que grandes periodistas han escrito las más grandes crónicas. Porque una guerra no es igual por televisión que parapetado contra una esquina derruida, con las balas silbnado por todas partes y siendo partícipe del horror del que es capaz el ser humano. Para escribir un buen reportaje lo único que necesitas es una buena fuente y documentación, pero para hacer una crónica en condiciones estás obligado a dejar tu silla en la redacción y estar allí (aunque haya cronistas que se hayan hecho grandes escribiendo desde el hall del hotel o desde su chalet de veraneo mientras en el país donde firmaban, se derrumbaba el mundo…)
Y por lo tanto, tantas crónicas hay como vivencias en las que un periodista pueda verse implicado. Crónicas parlamentarias, de sucesos, taurinas, deportivas, corresponsalías, ya sean en el extranjero o en un pueblo perdido en lo más remoto de una montaña… Pero si algo es común a todas ellas es el alto componente creativo y personal que contienen. Porque nos hacen vivir algo como si hubiésemos estado allí. Para eso nos hicimos periodistas muchos de nosotros, para contar historias de forma que llegaran a muchas personas distintas… Y qué mejor manera de hacerlo que hacerles partícipes de la experiencia, haciéndoles vivir (como en la mejor literatura) lo que tú has vivido antes...


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Periodiquerías (XIV)






Kabale (Uganda, 2009) / Mariví Casanueva





Honolulu (Hawai - Estados Unidos, 2009) / Luis Blasco





Filadelfia (Estados Unidos, 2009) / Irene Hernández Fernández



Nada más y nada menos que hasta Kabale, la segunda ciudad de Uganda, se ha ido nuestra compañera de periódico, e incluso amiga, Mariví Casanueva con el único propósito de traernos esta primera "periodiquería" africana que es además, la primera "periodiquería humana" que publicamos. Impresionante.
Completan esta entrega tan internacional otra "periodiquería" de Oceanía: un expendedor junto a las paradisíacas playas hawaianas de Honolulu (o Honolulú, a elegir) fotografiado por Luis Blasco; y por último una "periodiquería" americana, enviada amablemente por Irene Hernández desde la principal ciudad de Pensilvania ("ciudad del amor fraternal"), en el noreste de los Estados Unidos.
Pocos continentes nos quedan por recorrer pues en este extraño viaje por los puntos de ventas de periódios de todo el mundo... si alguien es capaz de encontrar y fotografíar alguno en la Antártida... lo congelaremos aquí en píxeles inmortales. Pero tampoco hace falta ir tan lejos, enviadnos fotos de vuestras "periodiquerías", esos lugares en los que todavía se venden periódicos, y las publicaremos en esta serie. Si queréis.

Entregas anteriores de Periodiquerías:

Periodiquerías (I):
Madrid - Nueva York - Sevilla
Periodiquerías (II): Bilbao - Resistencia (Chaco-Argentina) - Múnich
Periodiquerías (III): Estambul - Praga - Nueva York
Periodiquerías (IV): Salamanca - Edimburgo - Tres Cantos (Madrid-España)
Periodiquerías (V): Lima - Bruselas - Mérida (España)
Periodiquerías (VI): Londres - París - Roma
Periodiquerías (VII): Las Vegas - Los Cristianos (Tenerife) - Alicante
Periodiquerías (VIII): Antigua (Guatemala)
Periodiquerías (IX): Berlín - Viena - Moscú
Periodiquerías (X): San Francisco - Puerto de Santa María (Cádiz) - Málaga - Newspaperman
Periodiquerías (XI): Lisboa
Periodiquerías (XII): Venecia - San Petersburgo - Osaka
Periodiquerías (XIII): Barcelona - Los Angeles - Buenos Aires

jueves, 17 de diciembre de 2009

Malagón, disparos de cera y carboncillo





Es un "viejo" conocido nuestro. No por edad, sino porque ya ha salido en estas páginas de bit y bytes con motivo de dos libritos que publicó hace un tiempo y que tuvimos la suerte de poder reseñar. Y también es un viejo conocido de la prensa en papel, porque no le basta con gestionar tres blogs (aquí, aquí y aquí) sino que además publica asiduamente (y damos gracias por ello) en distintos medios, tanto nacionales como locales (El Jueves, El Economista, El Mundo Valencia, Diagonal y un largo etcétera).






Y no nos extraña, porque es bueno, muy bueno. Acaba de publicar Ilustralario, un pequeño pero interesantísimo libro de la mano de Blur ediciones. A diferencia de otros libros, este deja a un lado los problemas cotidianos y los políticos para centrarse en los graves problemas que crean estos últimos (guerras, hambre, pobreza, etc.). Todo con una acidez y una finura en las metáforas impresionante. Pequeños "disparos" directos a la conciencia. Pero lo mejor es que lo veáis (y compréis, por supuesto). No tiene desperdicio.



P.D. Y nos os perdáis el Christma que nos ha mandado. Buenísimo.


martes, 15 de diciembre de 2009

César Lucas: El oficio de mirar

Es el "Che" Guevara. No hay duda. Al fondo se ve el Arco del Triunfo de Moncloa, que no celebra ningún triunfo sino una derrota (y que debería derribarse, según la legislación vigente), hacia donde se dirige un destartalado y solitario autobús por una calzada que ahora transitan millones de vehículos por segundo. Es el "Che" Guevara en una esquina de la Ciudad Universitaria de Madrid, solo, vestido de "Che", con su boina, su barba, su traje y sus botas militares, un icono mundial del siglo XX en medio casi de la nada, sin que nadie se acerque a él porque no hay nadie en un Madrid que nunca tanto como en esta inquietante imagen se muestra tan de espaldas a su tiempo como seguramente lo estaba entonces, cuando el fotógrafo César Lucas tomó la fotografía, con apenas 18 años, en 1959.



Conozco esta foto desde hace mucho tiempo y cada vez me parece más extraña, casi irreal. Se exhibe ahora, desde el mes de octubre y hasta el próximo enero, en el Conde Duque de Madrid (desde hace poco llaman Museo de Arte Contemporáneo a este antiguo cuartel militar en el que hemos disfrutado de la mejor música en los inolvidables Veranos de la Villa que ya no volverán a este lugar tan especial), junto con una amplísima muestra de sus cincuenta años de carrera en la exposición "César Lucas: El oficio de mirar".



















Hay que destacar especialmente dos imágenes de este incansable fotógrafo de talento alimentado por horas de trabajo e infinitos disparos de sus cámaras: ese niño en una manifestación de la madrileña calle Preciados tomada en 1976, y el esplendoroso desnudo de Marisol para la portada de Interviú (curiosamente trabajé durante un breve período en el Grupo Zeta, donde César Lucas era el máximo responsable de fotografía, sustituyendo a su hijo como maquetador en las revistas de Ediciones Reunidas), ambas símbolos de la libertad que se conquistaba en aquellos años de la Transición.




Y hay más en esta exposición de visita obligada para quien quiera y pueda. Mucho más. Todos los géneros fotográficos, todas las técnicas en esas imágenes alejadas de planteamientos poéticos o artísticos que se tomaron con el único y no menos noble fin que el de ser publicadas.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Diseñario 2.0 (XIII)

No perdonan ni una los "esforzados" miembros del comité de expertos. Ni una fiesta, decimos. Y a la primera que cae, se celebre lo que se celebre, leyes o motivos religiosos que festejamos desconociéndolos, ambos, desaparecen y se suben al puente que sea, incluso al que cruza la sobrecogedora desembocadura del río Tajo en Lisboa. Aprovechemos, pues, que los tenemos aquí de nuevo antes de que lleguen nuevas fechas festivas, que ahora llegan todas juntas, en esta su nueva entrega del Diseñario. Ya sabéis, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y el mundo de la prensa en general.





Corte. Resultado final de la acción de cortar. Esa por la cual se separa una parte de otra de un algo total, generalmente porque lo que separas no te interesa, o te interesa para otro. Parte de la gracia del trabajo de un maqueta está en su habilidad para cortar, imágenes o conversaciones que no llevan a ningún destino provechoso. Para las imágenes será imprescindible un poquito de ojo, un mucho de criterio informativo y una pizquita de buen gusto. Para las conversaciones, bastará con un hosco "no, no me hagas perder más el tiempo".
En la jerga de una redacción, cortar una imagen no es otra cosa que editarla, para exprimir su información, aunque también para ajustarla a tus posibles necesidades tanto de jerarquía como de composición. Aunque algunos departamentos de fotografía se empeñen en cortar las fotos antes de llegar a diseño, ésta es una función que debería corresponder a los maquetas, conocedores no sólo de la estructura de la página que va a darle cobijo, sino también del ritmo de la edición fotográfica del producto completo. Es difícil llegar al matiz de lo concreto si te privan de la visión periférica del conjunto.
En cuestión de cortes, no confundir cortar una imagen con convertir una foto horizontal en vertical, eso es una vulgaridad que nunca funciona (revisar la regla de tercios y lo entenderéis). Cuando hablamos de cortar una imagen estamos suponiendo que en el ejercicio existe una intención informativa, un sutil móvil intelectual, no un burdo "esto aquí no me cabe". Se corta una foto porque a cinco columnas y muy horizontal es más espectacular que a tres columnas cuadradita, o porque queremos resaltar el dramatismo de una zona concreta de la imagen y lo demás sólo sirve para despistar. Cortar una foto es un ejercicio periodístico, que sólo busca potenciar lo que ya tienes, mejorar tanto la comprensión de la información como la factura final de la página. Lo otro es masacrar una foto, forzar una imagen o directamente faltar al respeto al trabajo de un profesional que se gana la vida haciendo fotos.
Pero un maqueta también debe cultivar su habilidad para dar cortes a los redactores. Cuantos más, mejor. Nada más lejos que exagerar en este caso. Tened en cuenta el carácter de un redactor cualquiera, caprichosos, volubles... e insaciables. Si un maqueta se muestra comprensivo, afable o incluso conciliador, puede darse por perdido. Antes de que pueda darse cuenta, los tendrá enganchados, succionándoles con ansia hasta la última gota de sangre... Por eso es mejor mantener cierta distancia en la relación, incluso ejerciendo cierta legítima violencia verbal de vez en cuando. Que no lo hacemos por nosotros, sino por ellos, por su bien... Que nadie dijo que educar fuera una tarea fácil...

Cover. Anglicismo que algunos se empeñan en usar para referirse a la portada de un medio impreso: ¿Qué llevamos hoy de cover? De portada, quieres decir. Eso.

Crítica. Genero periodístico de corte subjetivo/analítico en el que un periodista, experto en una especialidad artística (cine, teatro, ópera, arte, música, ¿toros?), describe y define, en términos elogiosos, despectivos o neutros las características por las cuales una obra concreta merece ser vista o ignorada o sometida al criterio voluntario del lector. Todo esto acompañado por su correspondiente ficha, a ser posible con calificaciones en forma de estrellitas. Cuantas más estrellitas, mejor, obviamente.
La crítica es, además, una pieza que los artistas dicen no leer porque la escriben periodistas frustrados y que los periodistas consideran de suma importancia porque sirve para bajar los humos a los artistas. En realidad, es uno de los géneros clásicos del periodismo sin el cual no se habrían rellenado cientos y cientos de páginas de periódicos. Algunas tan memorables como aquella en la que se dejó en blanco el texto (porque es lo mejor que se podía decir) o alguna otra en la que el periodista parece que ha visto otra película/obra de teatro/exposición/ópera/etcétera.
En una segunda acepción, se refiere a todo comentario, positivo, negativo o neutral, sobre el diseño de una página. El "no me gusta" o "me encanta" constituyen en sí mismos una crítica, la mayoría de las veces basada en el criterio subjetivo del periodista que sentencia tal cosa (no sabemos si por ser un maquetador frustrado).


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.

viernes, 11 de diciembre de 2009

¡Salimos (creedme) en Iron Man 2!

Iron man, buscando su casco...

Hace unos días, un amigo un tanto friki me pasó las últimas imágenes promocionales de Iron Man 2, que se estrenará a mediados de 2010. Nada fuera de lo normal si no fuera por un pequeño detalle: en una de las imágenes, el malo de la película -un irreconocible Mickey Rourke, irreconocible no por la caracterización, sino por esa cara de pepón de plástico que se le ha quedado al pobre...- observa una armadura en su ¿taller? A lo que vamos. Como buen malo-malo de peli americana, tiene toda la pared forrada de recortes de periódicos y revistas de su mayor enemigo, en un sutil intento de no parecer culpable, suponemos... Muchas muy reconocibles, la Rolling Stone, la revista Forbes, el rediseñado Toronto Star, y entre tantos, en primera línea... El País. Con una portada modificada para la ocasión, que la verdad es que se ve bien clarita. Y claro, nos pusimos a buscarnos. Pues creedme, El Mundo también aparece. El problema es que no se le ve la cabecera, pero he hecho tantas de esas que la reconocería casi con los ojos cerrados. Esa banda azul en la columa de los hoy es inconfundible. O sea, que también estamos en el escondite del malo. ¡¡La ilusión que nos hace!!


Ponemos la flecha roja en un lamentable intento
de que encontréis la portada. Creednos, eso es EL MUNDO...


¡Y decíais que la prensa estaba muerta! ¡Ja! Mientras queden malos malísimos que empapelen sus paredes con portadas y recortes de prensa estaremos salvados...