miércoles, 27 de enero de 2010

Maquetar es informar (III)

La primera vez que oímos hablar del proceso degenerativo tuvimos que pedir que nos lo repitieran porque Ricardo Curtis, director de arte de "El Sol" y después de "La Información de Madrid" entre otros proyectos periodísticos, habla en voz muy baja. Terminó un rediseño de aquel proyecto fallido para hacer un periódico que sólo se distribuyera en Madrid, apagó su Mac y nos miró por encima de las gafas. "Ahora, empieza el proceso degenerativo". ¿Qué?

Porque no siempre lo que un director de arte plasma en un "monstruo" permanece inalterable con el paso del tiempo, y seguramente ni siquiera es lo deseable, en esta tercera entrega de "Maquetar es informar", ponencia a cargo de nuestro compañero de blog Mario Benito y que abrió las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información organizadas por Pedro Pérez Cuadrado, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, hablamos de los posibles desequilibrios que puede sufrir un prototipo tanto si se abusa de la forma, lo que hemos llamado aquí diseñismo, como si se imponen la falta de rigor, de criterio y el todo vale en el diseño que a veces las distintas secciones intentan forzar en favor del contenido.

Maquetar es informar (III). El proceso degenerativo. from encajabaja on Vimeo.



Lo ideal, concluimos en esta parte de la conferencia, es que una publicación que esté viva evolucione con un equilibrio entre forma y contenido. Que el prototipo no se convierta en un catálogo cerrado de páginas muertas y se adapte a la información del día a día, pero ordenándola, jerarquizándola, valorándola, y con las señas de identidad propias de la publicación en lo que a su aspecto formal se refiere.

La toma de imágenes corrió a cargo de Quique Falcón y Nacho Arbalejo; y la edición de vídeo es de nuestro compañero de blog Quique Falcón.

La próxima semana, una nueva entrega de "Maquetar es informar".


Anteriores entregas
Maquetar es informar (I)
Maquetar es informar (II)

martes, 26 de enero de 2010

Detalles

"¡Ah!, otra cosa. No descuides los detalles. Los detalles son importantes", aconseja Ted Cole a Eddie como escritor consagrado al joven aprendiz, personajes ambos de la magnífica novela "Una mujer difícil" (1999) del norteamericano John Irving (existe versión cinematográfica también muy buena con el mismo título, "The Door in the Floor", en la versión en inglés original, del año 2004, con Jeff Bridges en el papel de Ted Cole, fantástico, como a su vez está fantástica una madura Kim Bassinger interpretando a su atormentada mujer Marion).

Le habla de los detalles porque en literatura ayudan a que "veamos" algo, a que veamos o visualicemos interiormente aquello sobre lo que el autor quiere incidir, en ocasiones con el propósito de lograr un efecto emocional en los lectores, en otras para que almacenemos en la memoria algo que necesitaremos para entender la historia más adelante y que sea así nuestra mente quien la cierre y la termine del todo. Es muy difícil, claro. Como lo es también en el diseño periodístico, no os impacientéis que ya llego, donde los detalles ayudan a lograr la excelencia, a que el acabado perfecto, o muy cuidado al menos porque la perfección tal vez sea imposible, acompañe a contenidos de calidad. Forma y contenidos retroalimentándose en lo que a su calidad se refiere. Son el factor que hace de algo bueno, algo excelente. Y es muy difícil también, claro está.

Es difícil porque no están muchas veces ahí a la vista, de una manera evidente, esos detalles que necesitamos cuidar. Juegan a esconderse, o es torpeza nuestra no encontrarlos cuando alguien, con aparente facilidad, nos los hace ver. ¡Joder, claro! El acabado general es sólo cuestión de paciencia, algo de tiempo que no siempre tenemos, saber y trabajo. Pero si en literatura es fundamental destacar sólo los detalles adecuados y ocultar otros, labor ésta para la que no existen fórmulas más allá del talento y la creatividad artística, imposibles de aprender, también en el diseño existen detalles que antes de dar con ellos sencillamente no existían.



Hicimos esta página hace ya tiempo, a finales de diciembre. Pero los detalles en apariencia insignificantes siguen en mi cabeza. Es una página muy sencilla, sin estridencias ni pretensiones. Una página corriente de periódico que se apoya en una magnífica imagen del artista recientemente fallecido Albert Ràfols-Casamada. El texto de opinión a cuatro columnas falsas, más anchas que las cinco columnas naturales, reflexiona sobre la "elegancia de lo abstracto". Debajo hay un faldón sobre una noticia diferente con una pequeña fotografía. Todo es correcto, es la estructura adecuada (a la primera, de estas veces que luego intentas otras opciones y sólo la estropean), los colores de la imagen en el centro de atencion de la página tienen fuerza sin ser chillones, todo parece en su sitio pero... algo fallaba. Y no sabía qué. Era un detalle escondido que busqué moviendo cada elmento una y otra vez. Hacía otra página y volvía a ésta. Hasta que dí con él.



Aparentemente es lo mismo o casi lo mismo. Pero no lo es. Bastó alinear las imágenes por la derecha, lo que nos obligó a llevar el sumario hacia la primera columna, para que todo se equilibrase. Era eso, un mínimo detalle escondido desequilibrando todo lo demás. ¡Los detalles!, cuida los detalles... son importantes, me dijeron hace ya algún tiempo. Y lo intento.

lunes, 25 de enero de 2010

Diseñario 2.0 (XVII)

Quien pudiera pensar que el comité de expertos de encajabaja encargados de la redacción del Diseñario son un grupo anárquico y caótico, fuera de todo control y al margen de norma alguna, no puede estar más equivocado. Porque quienes nos traen cada semana sus anárquicas, caóticas, descontroladas y alegales definiciones son un grupo de señores serios, casados, sometidos voluntariamente a unos estatutos normativos, con el Estado de Derecho como norma de vida, y la contradicción y el absurdo como filosofía. Con todos ustedes una nueva entrega del Diseñario, obra colectiva, irreverente y abierta a vuestra participación sobre el diseño periodístico y la prensa en general.





Director. ...las mayores que puede haber en un periódico. Palabras, decimos. Bueno, palabras, cargo y cuanto imaginarse pueda porque su sola mención... no es que mueva montañas, es que las cambia de sitio varias veces hasta que se queden en el lugar exacto que determine el titular de tan alto rango. El máximo en una redacción. Ríanse del abracadabra cabalístico, el abraxas o el modesto potagia entre otras, ante el poder, el enorme e insondable poder que tiene pronunciar en la redacción de un periódico la palabra director. Si es que la escribimos y nos tiemblan las teclas. Calma. Si es que se suele decir en voz baja, o ni siquiera, se mira hacia el depacho supremo un instante nada más mientras se levantan las cejas, o se alude a él nunca de forma explícita con alguna expresión que evite desatar las fuerzas -como nunca sabemos si va a ser para bien o para mal, prevalece el prudente porsiacaso- del estilo de "lo quiere así el del fondo", si su despacho está al fondo en una clara y sencilla asociación de ideas, o "el del piso de arriba", si su despacho está una planta por encima, posibilidad esta última real pero desaconsejable para el funcionamiento de un periódico porque el director, y no quisiera seguir abusando de que hasta el momento no ha pasado nada al mencionarlo, debe estar siempre en la redacción. Al frente de ella. Es parte de la redacción, la más alta, pero no de la empresa editora (aunque a veces esto último coincida).
Bueno, pues aunque pueda sobrecogernos todo lo que manda un director que mande, mucho más debe asustarnos uno que no lo haga. En ese lamentable caso, que ha existido, existe y existirá, y que muchos hemos padecido, nos encontraremos con un producto periodístico, informativo, que estará en manos de ejecutivos o de accionistas mayoritarios, o de dueño a secas, que sin tener en ocasiones ni la más remota idea de lo que es el periodismo, y en el resto de ocasiones teniendo una ligera idea, decidirán lo que se publica cada día, y cómo se publica; al más puro estilo de esos equipos de fútbol donde en vez de decidir el entrenador profesional -en un periódico sólo puede ser director un periodista- hace las alineaciones el patrón de turno con los resultados que todos pueden imaginar y que en proyectos periodísticos terminó, por ejemplo, con alguno de los miembros del comité de expertos encargados de la redacción de esta obra en las sórdidas filas del desempleo.
En definitiva, el... ese señor, porque señora lamentablemente no hemos conocido todavía a ninguna en estas tareas, es el máximo responsable de un periódico, quien decide todo lo que se publica en él cada día. Quien manda.

Diseñismo. Término creado en el blog encajabaja para referirse a un exceso de diseño. Al adorno por encima de los contenidos. Propio de "artistas" y de decoradores en vez de periodistas. Desequilibrio entre forma y contenido a favor de la forma. Tendencia que al contrario de lo que puedan suponer quienes la practican perjudica al diseño periodístico más que lo favorece; lo vacía de contenido y de argumentos en el delicado mecanismo de poderes de una redacción convirtiendo a los maquetadores en los que ponen las rayitas o en los que tienen que hacer "páginas bonitas"... sin saber de qué tratan.

Documentación. El cincuenta por ciento de la labor de un periodista. Estaremos todos más o menos de acuerdo en que es prácticamente imposible saber de todo. Para suplir tan dolorosa realidad, existe la labor de documentación. Es decir, leer, buscar, estudiar, todo lo que nos ayude a comprender mejor el tema sobre el que estamos trabajando. Y así de paso, nos distinguimos de esos tertulianos de la tele, que abarcan tal cantidad de temas en su sabiduría que más que modernillos diríamos que son hombres del renacimiento.
También se conoce como documentación al departamento de las redacciones que se encarga de conservar y clasificar todo lo que se va produciendo en la casa. Un servicio de información almacenada. El lugar al que acudimos los periodistas para buscar imágenes ya publicadas, documentos o las cosas que recordamos escribir o maquetar pero que ya no recordamos ni cuándo ni cómo. No sólo lo tuyo sino también, en la medida de lo posible, lo de los demás. Este departamento es vital para el trabajo del día a día. Porque en nuestro trabajo echar la vista atrás cada poco tiempo es fundamental. Y para un lado también, que a veces se aprende más viendo que ha hecho la competencia que repasando años y años de intentos propios frustrados. Los encargados de los servicios de documentación, hormiguitas compulsivas, consiguen algo sorprendente: mantener en un cierto orden algo fruto del caos más absoluto. Ahora los departamentos están absolutamente informatizados, aún así, de vez en cuando alguien aparece desde documentación con un sobre manoseado y con fotos en blanco y negro en su interior. Suele ser un momento emocionante, comprobar que todavía hay cosas que se resisten a verse reducidas a unos y ceros.
Internet, como con tantas otras cosas, ha venido a cambiar este modelo de trabajo. Cualquier mortal puede conseguir un ejemplar de cualquier periódico y cualquier fecha en la red en menos de dos minutos. Eso hace ¡diez años! era algo impensable. Y da cierta pena ver cómo, en los departamentos de documentación, se van sustituyendo a aquellos especímenes tan curiosos, especies de ratoncitos de biblioteca, organizados y metódicos por astutos rastreadores de la web, y hábiles manejadores de buscadores.


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.
Diseñario 2.0 (XVI): desguace-directo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Maquetar es informar (II)

¿Qué hacemos los maquetadores? ¿Cuál es nuestro lenguaje? ¿Cuáles son nuestras herramientas? ¿Qué elementos utilizamos para crear un producto informativo? ¿Adornamos o informamos? En la segunda parte de "Maquetar es informar", conferencia de nuestro compañero de blog Mario Benito en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid dentro de las I Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información organizadas por Pedro Pérez Cuadrado, intentamos explicar de una manera muy sencilla cuáles son los fundamentos para hacer una página de un periódico.

¿Qué hacemos, pues, si no adornamos ni hacemos “cosas bonitas”? Ordenar la información, la jerarquizamos, damos señas de identidad a nuestro producto y, además, intentamos que todo eso sea atractivo desde el punto de vista estético (que no descuidamos, ni mucho menos) . Hacemos periodismo.

Maquetar es Informar (II) from encajabaja on Vimeo.



Por tanto, el maquetador es un periodista especializado que utiliza como lenguaje periodístico el diseño gráfico para elaborar un mensaje periodístico en un medio de comunicación de masas impreso. En un periódico, en nuestro caso.

La toma de imágenes corrió a cargo de Quique Falcón y Nacho Arbalejo; y la edición de vídeo es de nuestro compañero de blog Quique Falcón.

La próxima semana, una nueva entrega de "Maquetar es informar".


Anteriores entregas
Maquetar es informar (I)

martes, 19 de enero de 2010

Tipografía española con historia

Diseñamos y se publicó esta página hace ya más de un mes, y fuimos a la exposición "Imprenta Real. Fuentes de la tipografía española" en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero el tiempo pasa tan deprisa... que no hemos podido hasta hoy hablar de esta exposición sobre tipografía en la que se presenta en sociedad un tipo de letra que diseñó el tipógrafo español Jerónimo Gil en 1778 con el fin de publicar una edición de lujo de El Quijote: la fuente denominada Ibarra Real, que ahora se digitaliza y que estará a disposición de quienes utilizamos letras.



No nos dejaron hacer fotografías, se espantaron cuando nos vieron con una cámara de vídeo, y tal vez por eso nos persiguieron con esmero cuando sospecharon que teníamos la deplorable intención de no hacerles mucho caso, por eso de difundir la cultura de un centro subvencionado con dinero público, pero no. Que quieran luego vendernos un catálogo con esas imágenes, por 50 euros del ala, a buen seguro que no está relacionado con ese celo casi ridículo porque ni siquiera sacáramos un móvil del bolsillo, pero esta actitud por parte de quien se dedica supuestamente a "rescatar" cultura para "darla a conocer a todos" nos impide que os mostremos imágenes con los punzones (que sí están en la doble página que reproducimos arriba), los contrapunzones, las cajas con las matrices, los libros impresos en el siglo XVIII con ellos, o las maravillosas muestras de caligrafías que se exiben en la calle Alcalá.



En la exposición pueden verse primero los antecedentes caligráficos con la evolución de la llamada Bastarda Española a partir de modelos italianos, un intento fracasado por hacer "un carácter nacional distintivo como tienen las demás naciones"; fallido fundamentalmente por ser manuscrito. Después, la edad de oro de la tipografía española, en la época de Carlos III con el inicio de la Imprenta Real y que posiblemente tengan con la creación de este tipo, la Ibarra Real, y la impresión del Quijote para el que fue concebida el máximo apogeo de lo realizado con una tipografía absolutamente española. Y finalmente una muestra de los trabajos actuales de recuperación y digitalización de tipos clásicos que están llevando a cabo distintos tipógrafos españoles, como el propio José María Ribagorda, profesor de Diseño en la Universidad Complutense de Madrid, autor de la digitalización de la Ibarra y comisario de la exposición.



En este apartado, nos encontramos además allí con la agradable sorpresa de ver los caracteres elegantes y equilibrados de la magnífica Pradell, tipografía recuperada y digitalizada hace ya unos años por nuestro admirado Andreu Balius, a partir de los tipos creados por el catalán Eudald Pradell a mediados del siglo XVIII.




Es lo único que pudimos fotografiar... Daos prisa, la exposición está abierta hasta este fin de semana, después viajará hasta América, y no llevéis cámaras ni saquéis el móvil del bolsillo. Disfrutad tan sólo admirando letras.

lunes, 18 de enero de 2010

Diseñario 2.0 (XVI)

Es cierto que nos acordamos de lugares como Haití ahora que ha sufrido esa enorme tragedia que ha destrozado por completo un país que ya lo estaba. Y es cierto que ahora todos ponemos el gesto compungido (bueno, todos no, que aquí en nuestro país ha habido incluso quien ha aprovechado la ocasión para hacer gala de inteligencia y amor hacia los demás con una de las declaraciones más dementes de cuantas se hayan podido oír sobre este tema, o sobre otros), cuando tal vez deberíamos ponerlo todos los días ante las durísimas condiciones de vida que sufren países que no lo merecen, porque no lo merece nadie. Pero aun así, el comité de expertos de encajabaja encargados del Diseñario, esta obra colectiva, irreverente y abierta, no puede dejar de mandar un abrazo muy fuerte a la gente de Haití, su deseo de que les llegue toda la ayuda lo antes posible, y de que quienes están allí en labores humanitarias puedan rescatar y socorrer al mayor número de afectados.





Desguace. Lugar donde se desmantela un objeto mayor en piezas mucho mas pequeñas. En un periódico se conoce como desguace al elemento tipográfico que se utiliza para despiezar un texto grande, convirtiéndolo así en pequeñas partes encabezadas por epígrafes, mucho más fáciles de entender para el lector. Suelen encabezar los párrafos, y se distinguen tipográficamente del texto general, a veces incluso incluyendo alguna socorrida fuente de símbolos, como triangulitos, circulitos u otras chorraditas, para convertirse en pequeñas llamadas visuales a las que acudir en la lectura. Los desguaces facilitan la lectura, mejoran la edición y usados con buen gusto, aligeran visualmente las masas grises de texto. Aunque también pueden conseguir el efecto contrario, es decir, dificultar la lectura, enrevesar la edición y provocar una sopa de letras detestable, siempre que se usen sin sentido común. Requieren por lo tanto un texto que los quiera. Un desguace no sirve para cualquier tema. Necesitan espacio y complejidad en la información. Un breve no es un sitio para un desguace, así, entre nosotros...
Visto como avanzan los tiempos y el ritmo de trabajo que llevamos soportando todos estos años, no se descarta tampoco que sea en un desguace donde terminen por dar nuestros huesos, testigos mudos de una discreta élite que se extinguió junto con el papel, al final de tan sacrificada vida al servicio de la información....

Diario. Periódico. Gaceta. Rotativo. Boletín. Noticiario. Prensa. Papeles. Matutino (o vespertino). Pasquín. Tabloide... seguro que hay más, ¿alguien se anima?

Dibujante. Dícese del encargado de realizar los dibujos/ilustraciones de un medio impreso. Normalmente forma parte del departamento de Ilustración del medio, que suele ser más o o menos grande. Pero dibujante son también los freelance que colaboran habitualmente en la elaboración de dichas ilustraciones. Esta colaboración se hace bajo pedido y, en una gran mayoría de los casos, con nocturnidad, alevosía y mucha prisa. Vamos, que es "para ya".
Entre los ilustradores en plantilla, la variedad es casi similar a la que podemos encontrar en un zoo: hay un poco de todo. Los hay perezosos, extremadamente efectivos, trabajadores, traga-marrones, ácidos, críticos, divertidos. Alguno, incluso, tiene categoría de enfermedad, porque provoca sudores fríos y estrés en los responsables de recibir, supuestamente a tiempo, una ilustración fundamental para llevar un cierre ordenado y correcto.
Todos ellos se encargan de poner una nota distinta y, por así decir, icónica-irónica de la realidad. En muchas ocasiones tienen que intentar sacar punta de un tema que no hay por donde pillarlo o tienen que dar un punto de vista, desde el lápiz y los trazos, de algo que está más trillado que el TBO.
Además, son muy importantes para un medio, llegando al nivel de servir de identificación para el mismo. Y tan importantes son (y serán), que hay gente que empieza a leer el periódico por los chistes gráficos. Palabra. Y tan importantes fueron que hasta hace unos cuantos años (bastantes, cierto) algún periódico de tirada nacional sólo tenía dibujos en sus páginas.
En España, afortunadamente, tenemos unos cuantos creadores de dibujos/caricaturas/chistes tan grandes que además de provocarnos cada mañana una carcajada, o una sonrisa, incluso nos llevan a pensar un poco más allá de la primera neurona.
En una segunda acepción, dibujante también es aquel redactor que trae en un papelito dibujado y, según él, "muy clarito", una maqueta que se le ha ocurrido a él. Gracias a Dios, estos no son los dibujantes de los chistes de los periódicos...

Directo. Procedimiento utilizado en fotomecánica que permite convertir imágenes de tono continuo (una fotografía analógica, por ejemplo) en imágenes compuestas por puntos de trama de tamaño variable (todas las planchas de las rotativas están formadas por una trama de puntitos imprescindibles para que funcione esto del offset, y por eso, si os fijáis, todas las imágenes impresas están formadas por puntitos, que en el caso del papel prensa son además bastante grandes, dando como resultado menor calidad de impresión). Si a la palabra que tratamos le añadimos una "r" final, entonces pasamos de palabras menores a palabras mayores...


Entregas anteriores del Diseñario 2.0:

Diseñario 2.0 (I): adelanto-alcance.
Diseñario 2.0 (II): apaisado-arte final.
Diseñario 2.0 (III): aspirina-autoedición.
Diseñario 2.0 (IV): background-billete.
Diseñario 2.0 (V): bobina-breves.
Diseñario 2.0 (VI): cabecear-camisa.
Diseñario 2.0 (VII): carácter-carpintero.
Diseñario 2.0 (VIII): catálogo-chillón.
Diseñario 2.0 (IX): chiste-cierre.
Diseñario 2.0 (X): clavo-colchón.
Diseñario 2.0 (XI): columpiarse-comerse.
Diseñario 2.0 (XII): compacto-corresponsal.
Diseñario 2.0 (XIII): corte-crítica.
Diseñario 2.0 (XIV): crisis-crónica.
Diseñario 2.0 (XV): cuadratín-deformar.

viernes, 15 de enero de 2010

Sexto mandamiento de todo rediseño

Nuevo mandamiento de todo rediseño de un medio de comunicación. En esta entrega, la sexta ya, Miguel Buckenmeyer nos invita a ser sorprendentes pero sin dejarnos llevar por el libre albedrío.


Los diez mandamientos para rediseñar
un medio de comunicación (VI)


Mandamiento 6. Sé tan sorprendente como sistemático


Una de las tareas más interesantes en un proyecto de rediseño editorial y dirección de arte es equilibrar la sistematización del diseño con la búsqueda de la sorpresa.

La consistencia por un lado y la variación por otro son estrategias visuales que forman parte de una sola “técnica polar” en el diseño gráfico. En un proyecto puntual como la creación de un cartel, uno puede optar por uno o el otro. Pero en el diseño editorial en papel estas dos estrategias han de buscarse simultáneamente.

Ya hemos hablado de la importancia de la consistencia y la repetición de elementos en el diseño editorial. La consistencia en nuestro campo no sólo embellece el producto sino que también crea códigos visuales de comunicación claros que el lector o usuario intuye y le ayuda a entender la estructura y la información de una manera más rápida. Por eso es tan importante que haya una repetición estética en la imagen corporativa, la titulación y la navegación de un producto en papel o en la Web.

De igual manera, la sorpresa siempre se ha visto como una virtud en el diseño de las revistas y en la prensa diaria. El lado oscuro de la consistencia es el aburrimiento. Si un lector se acostumbra a una lectura monótona, poca jerarquizada, con noticias poco interesantes, entonces deja de leer o empieza a leer el producto del competidor.

En Newscorp, el imperio británico de medios de comunicación a la antigua, llaman la sorpresa periodística por otro nombre. Según explicó su director de proyectos especiales Alfredo Triviño en una conferencia de prensa gratuita en 2008, ellos lo llaman “serendipity”, un concepto anglosajón que significa algo como una “casualidad agradable”, lo cual es la sensación que uno provoca con el bueno diseño de una maqueta en papel. Supongo que la sorpresa o serendipity en la navegación de la Web se deriva a través de los enlaces. Pero no es igual. Por eso, en Newscorp, quieren retomar la sorpresa como valor periodístico y miran con ojos al futuro, un diseño digital más parecido al que actualmente conocemos en los medios de papel.

Hasta los diseñadores Web empiezan a añorar la sorpresa y la serendipity. En un artículo reciente en la revista Web sobre el diseño digital Smashing Magazine titulada ¿La muerte de la aburrida entrada blog?, el autor Paddy Donnelly lamenta que la maquetación en la Web es estática y pregunta por qué el diseño Web no puede ser como el diseño en papel donde las maquetas se varían continuamente.

Desde luego, donde mejor se consigue llevar acabo este equilibrio entre variación y sistematización es en el diseño y maquetación de revistas mensuales de ocio y consumo. Por eso, los diseñadores Web empiezan a mirar a las revistas como su modelo y su salvación.


Portada de Wired de octubre de 2009.



Imágenes de la revista Wired en papel y en la Web. Sin duda el mismo contenido en papel es más llamativo


Un diseñador Web muy conocido, Jasón Santa María recientemente habló en una charla en Nueva York de cómo el diseño editorial inspira su diseño Web. Curiosamente destacó el mismo ejemplo que yo iba a destacar: Wired. Esta revista americana de tecnología y cultura es líder indiscutible del diseño editorial e infografía en los últimos años y heredero de los mítico diseños de Esquire y Rolling Stone. Santa María menciona como en el diseño gráfico en papel y en el diseño editorial sobre todo prima la calidad: en el concepto, en el diseño y uso de las tipografías, en calidad de impresión, etc. y como eso inspira su diseño Web. En el discurso, contrastó la riqueza visual de un artículo en la edición en papel con la pobreza visual de ese mismo contenido llevado a la web de Wired.


Más ejemplos del diseño turbo de Wired: el primero es un reportaje sobre las nuevas reglas de la etiqueta en la era de Internet. El segundo son muestras de la tipografía Gotham Rounded diseñado por Hoefler Frere Jones y empleadas en el penúltimo diseño de la revista


La prensa también ha admirado el sector de la revistas por su buen diseño. En la última década se ha hablado mucho en la prensa diaria de la necesidad de ser más como revistas o de “arrevistarse”. Lamentablemente, pocos lo han hecho.

Irónicamente —ante la presión del medio digital dónde la sorpresa por parte del diseño también es escasa— es en la fase terminal de la prensa en papel cuando los diarios empiezan realmente a hacerlo. En su blog QuintaTinta, Diego Areso argumenta que históricamente la prensa ha tenido que someterse a una “estricta disciplina” (nosotros diremos una consistencia exagerada) en cuanto a su diseño y maquetación porque hacía falta sacar el mayor número de noticias posibles de la manera más fácil y rápida además de las limitaciones técnicas en la producción e impresión.

Areso argumenta que la respuesta de la prensa diaria está en la variación continua o “libertad del diseño" como lo llama él. Comenta: “Es el momento de buscar la diferencia, de adaptar el diseño de cada página a su contenido, de buscar nuevas soluciones tipográficas y que el periódico se reinvente cada día.” Esencialmente, esto significa, según Areso, que la prensa se convierte en revistas generalistas diarias.

Comparto la tesis de que la prensa tiene que arrevistarse. Además, pienso que los pocos periódicos que sobrevivan a la crisis actual se convertirán en revistas diarias desligadas de las últimas noticias, más enfocadas, con mejores contenidos, mejor diseño y con mejor análisis. Para los que queden, habrá suficientes recursos para adaptarse en este sentido dado la poca competencia que quedará en los medios masivos de comunicación en papel y las oportunidades de vender publicidad que eso implica.

Aún así, no creo que la visión de Areso se realizará hasta que la mayoría de los diarios hayan muerto y los que queden remonten y puedan invertir en diseño. Por la simple razón de que el diseño bien hecho es caro y hace falta bastante personal bueno para hacerlo. Por la misma razón la maquetación en la Web es tan estática: es caro cambiar continuamente el diseño y las maquetas. La Web permite la comunicación instantánea pero a coste de la variación y la sorpresa, tal y como nota Donnelly.

Aún así, hay algunos periódicos que lo están intentando y con buenos resultados en el ámbito de diseño, aunque no en el apartado de la cifras de tirada o rentabilidad. El nuevo diario generalista portugués “i” es el proyecto de diseño editorial más interesante de 2009 sin duda y es el mejor ejemplo de la corriente. La filosofía del diseño y su destacado autor, Javier Errea, es la de crear “carteles” para vender el periódico todos los días. En otras palabras: puro diseño gráfico a la antigua. Esta filosofía basada en la energía visual y la sorpresa ha sido implantada en la península ibérica gracias a Errea y Toni Cases. Debemos destacar sobre todo al trabajo de Cases porque todos sus proyectos contienen sorpresa y disciplina estética en partes iguales.

Ejemplo de la portada de “i”, diseñado por Javier Errea

Más ejemplos desde la península Ibérica: Público (España) de Toni Cases, Público (Portugal) de Mark Porter y Simon Esterson, El Economista de Miguel Buckenmeyer y Javier Errea.


Este mandamiento—sé tan sorprendente como sistemático—me fue muy útil cuando era director de arte del diario de economía español El Economista. En aquella época (2006), me aseguré de tener un sistema de maquetación muy estándar y flexible que el equipo pudiese sacar rápida y eficazmente. Así tuvimos tiempo para enfocarnos en diseñar portadas o páginas especiales. Gracias en buena parte a esta filosofía ganamos el premio World’s Best Designed Newspaper de la Society of News Design.

Esta regla vale oro, empléala.