Hay cosas que son muy complicadas de explicar a los niños pequeños. De entre todas las que se te puedan ocurrir, seguro que la más difícil es la pregunta que todo padre/madre espera algún día: "Papá, mamá, ¿de dónde vienen los niños?"
Este interrogante suele desembocar en un pequeño dolor de cabeza en busca de una metáfora lo suficientemente clara para que el niño lo entienda pero sin entrar en detalles innecesarios para la corta edad del que pregunta. Si el asunto biológico ya tiene miga, imagínate explicarle a un niño qué es la adopción. El tema se complica hasta extremos insospechados.
Eso mismo le pasó a Ana Folguiera. Como madre, ella quería transmitir a sus hijas la sensación de tenerlas en sus brazos, de acariciarlas y arroparlas todas las noches. Contarles cómo viajó muy lejos, las vio e invadieron su corazón. Pero quería hacerlo lejos del frío y distante papeleo que implica toda adopción. Y la mejor manera que le vino a la cabeza fue a través de un cuento, al que tituló En algún lugar de China.
Y como todos los cuentos, tenía que tener un protagonista, en este caso el pájaro Calisto, y unas princesas. Aunque este cuento era un poco especial porque la princesa tenía que ser, tal y como solicitó su hija Claudia, ella misma. De esta manera, y basándose en la leyenda del Libro Rojo que dice que todas las personas que se quieren están unidas por un hilo rojo invisible, Ana forjó la historia de cómo volaron de China a España.
Pero un cuento infantil no está completo sin unas ilustraciones, porque los niños leen, pero también ven. Así que Emilio Amade, compañero, amigo y, lo más importante, tío de las niñas, entra en juego y decide "por necesidad" hacer las ilustraciones del libro. Ya había hecho un mural de bienvenida en casa de las pequeñas, así que sólo había que completar el círculo: las niñas tienen que ver cómo han llegado hasta sus vidas.
Seis años después, y gracias a la editorial Syllabus, el proyecto es una hermosa realidad que ayer presentaron en El Corte Inglés (distribuidor oficial). Los beneficios van destinados al tratamiento médico de los niños de varios orfanatos chinos, con la esperanza de que algún día el pájaro Calisto visite a todos los niños y se los lleve, volando, a un hogar mejor.
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