Los miembros del equipo de encajabaja nos ponemos la camiseta de La Roja, como seguramente hagan incontables personas el domingo, con la esperanza de que así vestidos nos convirtamos en campeones del mundo de fútbol. Vamos a repetir esto último porque viviendo derrotas con nuestra selección desde que éramos niños no llegamos todavía a creernos del todo lo que está sucediendo: podemos ser CAMPEONES DEL MUNDO DE FÚTBOL.
Y porque no resulta fácil en esta España nuestra, que nos da vida pero también nos duele, aunar voluntades para conseguir algo grande. Repetimos que repetimos que podemos ser campeones del mundo de fútbol, el deporte colectivo más grande que se ha inventado, porque parece imposible que nos pongamos de acuerdo en algo, como si un fatalismo o una maldición lanzada contra los españoles desde el comienzo de los tiempos nos condenase a la desunión. Y ahora, repetimos, podemos ser campeones con un equipo cuya mayor virtud es precisamente su juego de equipo, el conjunto por encima de sus grandes individualidades, que también. Un grupo de jóvenes que ha conseguido el más difícil todavía de que nos sintamos unidos, que nos abrazáramos emocionados en la redacción el otro día sin reparar en quién terminaba en nuestros brazos, de que nadie mire mal a nadie porque lleve una bandera de España o la saque a su balcón, a los miles de balcones y taxis que en Madrid, y en todas las ciudades españolas, tienen hoy una bandera roja, amarilla y roja que por primera vez parece de todos. Si hasta la diosa Cibeles la lleva como mantón.
Necesitamos una alegría colectiva para recuperar la confianza en nosotros como país, si es que alguna vez la hemos tenido. No nos sacará de esta crisis que no quiere terminar pero nos ayudará. Y de suceder habrá después, seguro, políticos que quieran apuntarse al triunfo de este equipo grande y humilde, esos mismos que han sido incapaces durante años de hacer nada por nuestro país a pesar de que la durísima crisis que padecemos requería a gritos superar diferencias en vez de querer hundir al adversario... desde el propio presidente del Gobierno, al líder de la oposición, dos personajillos indignos del alto puesto que ocupan y que, insistimos, deberían mirar y aprender de este grupo de deportistas en los que sí queremos vernos representados. Pase lo que pase el domingo.
Una vez más tenemos que agradecer al dibujante oficial de encajabaja, el gran Luis Parejo, los servicios prestados para que aparezcamos así de guapos, orgullosos, emocionados, satisfechos, luminosos, deportivos, animosos, entusiasmados, eufóricos, alegres, radiantes, esperanzados, ilusionados, unidos... españoles.
Y porque no resulta fácil en esta España nuestra, que nos da vida pero también nos duele, aunar voluntades para conseguir algo grande. Repetimos que repetimos que podemos ser campeones del mundo de fútbol, el deporte colectivo más grande que se ha inventado, porque parece imposible que nos pongamos de acuerdo en algo, como si un fatalismo o una maldición lanzada contra los españoles desde el comienzo de los tiempos nos condenase a la desunión. Y ahora, repetimos, podemos ser campeones con un equipo cuya mayor virtud es precisamente su juego de equipo, el conjunto por encima de sus grandes individualidades, que también. Un grupo de jóvenes que ha conseguido el más difícil todavía de que nos sintamos unidos, que nos abrazáramos emocionados en la redacción el otro día sin reparar en quién terminaba en nuestros brazos, de que nadie mire mal a nadie porque lleve una bandera de España o la saque a su balcón, a los miles de balcones y taxis que en Madrid, y en todas las ciudades españolas, tienen hoy una bandera roja, amarilla y roja que por primera vez parece de todos. Si hasta la diosa Cibeles la lleva como mantón.
Necesitamos una alegría colectiva para recuperar la confianza en nosotros como país, si es que alguna vez la hemos tenido. No nos sacará de esta crisis que no quiere terminar pero nos ayudará. Y de suceder habrá después, seguro, políticos que quieran apuntarse al triunfo de este equipo grande y humilde, esos mismos que han sido incapaces durante años de hacer nada por nuestro país a pesar de que la durísima crisis que padecemos requería a gritos superar diferencias en vez de querer hundir al adversario... desde el propio presidente del Gobierno, al líder de la oposición, dos personajillos indignos del alto puesto que ocupan y que, insistimos, deberían mirar y aprender de este grupo de deportistas en los que sí queremos vernos representados. Pase lo que pase el domingo.
Una vez más tenemos que agradecer al dibujante oficial de encajabaja, el gran Luis Parejo, los servicios prestados para que aparezcamos así de guapos, orgullosos, emocionados, satisfechos, luminosos, deportivos, animosos, entusiasmados, eufóricos, alegres, radiantes, esperanzados, ilusionados, unidos... españoles.
2 comentarios:
Hoy sale a la calle, Montilla el president de la Generalitat, el representante del Partido Socialista y ex -ministro de España, envuelto con la bandera de todos los catalanes diciendo: Somos una nación tenemos el derecho a decidir. Utiliza el dinero de las arcas públicas y los medios de comunicación oficiales y subvencionados para LEGITIMAR EL ASALTO A LAS NORMAS DEMOCRÁTICAS
Es el mismo discurso y los mismos medios que empleo Franco, diciendo claramente que había que saltarse las normas.
Vídeo, ha pasado más de 50 años, hay un mismo discurso:
http://www.youtube.com/watch?v=G9cCwPGZXZk
(unir en una línea si sale el enlace cortado, quitar espacios blancos)
¡Hay un reconocimiento internacional que era una dictadura. Hoy en una Comunidad Autónoma de España ha pasado de la democracia al totalitarismo nacional-socialista . ¡Los pelos como escapias!
Si lo deseas, Pásalo, ponlo en tu blog, o envía a tus contactos preferentemente en Cataluña. Por la democracia. Gracias
Bueno tampoco nos dejemos llevar por el tremendismo... y disfrutemos del partido
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