Ayer vivimos algo que pensamos que nunca podría suceder en España. Un terremoto en la ciudad murciana de Lorca con el trágico balance, provisional, de la pérdida de nueve vidas, entre ellas la de un niño y dos mujeres embarazadas. Desde la comodidad de nuestras casas, o en la vorágine de la redacción nos decíamos, incrédulos, que "eso no es posible en España", pero así ha sido.
Conmocionados, toca ponerse en marcha e intentar informar lo mejor posible del suceso. Empiezan a llegar las primeras fotos y, como era de esperar, son duras. Aparecen personas a las que un macabro giro del destino les sesgó la vida. Simplemente, pasaban por el peor lugar en el peor momento. Y siempre que hay imágenes crudas, duras de digerir, el debate sobre si publicarlas o no aparece. ¿Se debe publicar una foto de una persona fallecida? ¿Es legítimo mostrar el dolor de esa manera?
A este debate de siempre, ayer se añadió además uno nuevo. Twitter ha supuesto un cambio en la manera de informar, eso está claro. Ahora todo es tan rápido que el flujo de la información se ha vuelto casi inabarcable. Las noticias aparecen antes entre # y @ que en los teletipos que llegan a las redacciones. Y con este suceso no iba a ser menos. Las primeras imágenes del seísmo y sus consecuencias que publicaban los medios eran tomadas de usuarios de twitter de la zona. Pero, además, twitter ha traído otra cosa, el nuevo debate al que nos referimos, ha democratizado el acceso a los medios y sobre todo a quienes los hacen. Los usuarios pueden interactuar con periodistas y directores de medios con tan solo apretar una tecla.
Poco después de que elmundo.es colgara en internet una foto en la que se veía a una mujer llorar por la pérdida de un familiar que se veía al fondo tendido entre los escombros, el twitter de Pedro J. Ramírez se llenaba de mensajes pidiéndole que la cambiara. Inmediatamente el debate que se activó en twitter se trasladó a la redacción. ¿Debía publicarse la foto entera? ¿Es mejor cortarla para no herir al lector más sensible? ¿Si se hace, es "censurar" parte de la información? ¿Hay muertos de primera y muertos de segunda? ¿Si lo hacemos con Haití, o con Japón, por qué no lo vamos hacer con Murcia?
Las reacciones en twitter iban aumentando conforme se acercaba la noche. Incluso la polémica se trasladaba a otros profesionales, vía twitter. Comenzaba ahí, casi sin darnos cuenta, otro debate que comenta hoy Arcadi Espada en su blog con el título de "El lector piensa por ti": ¿hasta qué punto puede intervenir el lector en la confección del periódico? ¿Es legítimo que la decisión de unos cuantos lectores afecte al resto? A lo que nosotros añadimos ¿nuestros lectores... son twitter, son los comentarios de un (amplio) porcentaje de tuiteros suficientemente representativos de todos nuestros lectores?
Conmocionados, toca ponerse en marcha e intentar informar lo mejor posible del suceso. Empiezan a llegar las primeras fotos y, como era de esperar, son duras. Aparecen personas a las que un macabro giro del destino les sesgó la vida. Simplemente, pasaban por el peor lugar en el peor momento. Y siempre que hay imágenes crudas, duras de digerir, el debate sobre si publicarlas o no aparece. ¿Se debe publicar una foto de una persona fallecida? ¿Es legítimo mostrar el dolor de esa manera?
A este debate de siempre, ayer se añadió además uno nuevo. Twitter ha supuesto un cambio en la manera de informar, eso está claro. Ahora todo es tan rápido que el flujo de la información se ha vuelto casi inabarcable. Las noticias aparecen antes entre # y @ que en los teletipos que llegan a las redacciones. Y con este suceso no iba a ser menos. Las primeras imágenes del seísmo y sus consecuencias que publicaban los medios eran tomadas de usuarios de twitter de la zona. Pero, además, twitter ha traído otra cosa, el nuevo debate al que nos referimos, ha democratizado el acceso a los medios y sobre todo a quienes los hacen. Los usuarios pueden interactuar con periodistas y directores de medios con tan solo apretar una tecla.
Poco después de que elmundo.es colgara en internet una foto en la que se veía a una mujer llorar por la pérdida de un familiar que se veía al fondo tendido entre los escombros, el twitter de Pedro J. Ramírez se llenaba de mensajes pidiéndole que la cambiara. Inmediatamente el debate que se activó en twitter se trasladó a la redacción. ¿Debía publicarse la foto entera? ¿Es mejor cortarla para no herir al lector más sensible? ¿Si se hace, es "censurar" parte de la información? ¿Hay muertos de primera y muertos de segunda? ¿Si lo hacemos con Haití, o con Japón, por qué no lo vamos hacer con Murcia?
Las reacciones en twitter iban aumentando conforme se acercaba la noche. Incluso la polémica se trasladaba a otros profesionales, vía twitter. Comenzaba ahí, casi sin darnos cuenta, otro debate que comenta hoy Arcadi Espada en su blog con el título de "El lector piensa por ti": ¿hasta qué punto puede intervenir el lector en la confección del periódico? ¿Es legítimo que la decisión de unos cuantos lectores afecte al resto? A lo que nosotros añadimos ¿nuestros lectores... son twitter, son los comentarios de un (amplio) porcentaje de tuiteros suficientemente representativos de todos nuestros lectores?
Segunda versión, con la foto editada para eliminar el cadáver, y que finalmente ha salido publicada hoy.
Una vez cambiada la imagen tanto en internet como en la portada del diario, se mantenía la conversación del director con sus followers (seguidores en twitter). En ese momento, nuestro querido Juanra Martín, maestro de periodistas en la Universidad Pontificia de Salamanca, hace a Pedro J. la pregunta que nos faltaba para entender todo el proceso: "¿Qué opinaban en la redacción?" Nuestro director admite que en la redacción la mayoría le dice que la foto hay que darla entera, esa es la opinión de los profesionales (que, además, están tuiteando también en este sentido, el de no privar de información al lector por muy molesta que pueda resultar, con alguna excepción que tuitea en favor de no darla). Incluso reconoce Pedro J. que ésa era su opinion inicial. Sin embargo, el clamor de twitter le hace replanteárselo, asumiendo eso sí, más tarde, que es posible que no se haya acertado en esta ocasión:
Parte de la "conversación" de ayer en twitter; y nuevo tuit publicado esta mañana por Pedro J. planteando el debate. ¿Se equivocó el director de El Mundo al cortar la foto haciendo caso a sus followers, o decidió "equivocarse" para plantear este interesantísimo y nuevo debate sobre las redes sociales y el periodismo"
Según nuestro punto de vista, se cometió un error cortando así la imagen... que como muestra el post del jefe de fotografía del periódico, Ángel Casaña, aparece publicada íntegramente en la mayor parte de los periódicos de hoy. Nosotros no la hubieramos cortado. Ese hombre que yace entre los escombros es información. Y además es el motivo que justifica toda la (magnífica) foto. Es la víctima de la catástrofe que casi le sepulta y el motivo que explica la tragedia y el dolor de las personas en primer plano. Incluso formalmente, pensamos que la imagen no es gratuita ni menoscaba el derecho al honor y la dignidad del fallecido. Está en un plano posterior y a un tamaño reducidísimo. Lo que desborda esa imagen es el desgarro de las personas que contemplan la escena. Es un fotón. Contaba esta mañana nuestro amigo y fotero Alberto Cuellar desde Lorca (absolutamente brutal todo lo que está contando hoy este fotoperiodista en tuiter desde el mismo lugar donde suceden los hechos, mientras dispara su cámara), via tuiter que estaba con el fotógrafo de EFE que hizo la foto. Humilde, dice que fue una casualidad. Casi todas las grandes imágenes son fruto de saber capturar la casualidad. Y eso merece una portada. Pero este es un debate casi tan antiguo como nuestra profesión. Y nos tememos que no pararemos de planteárnoslo, prácticamente a diario.
Os adjuntamos dos encuestas para recabar vuestra opinión. Una con el viejo debate de si dar o no la foto y otra con el nuevo debate originado gracias a twitter.
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