Sara Jones, Joe Milam, Billy Fifeer, Megan Marlow, Fredrick Jones o Kevin Clafton, entre muchos otros, seguro que algún día soñaban con salir en el periódico. Probablemente porque les hubiera tocado la lotería, hubieran salvado a tres personas en un incendio o hubieran dado un pelotazo con alguna pequeña empresa que luego vendieron por una cifra de siete dígitos a una multinacional. Pero no es así.
Son protagonistas porque han sido detenidos por delinquir. Unos por conducir bajo los efectos de las drogas o el alcohol, otros violación, algunos por agresión sexual, violencia de género, robos, intento de asesinato, secuestro, asalto o simplemente por ir más rápido de lo habitual en una autopista.
Pero no han salido en los grandes medios estadounidenses, ni siquiera en la sección de sucesos del diario de un pequeño pueblo de algún estado norteamericano. Han salido en The Face It, algo así como el periódico de los ‘delincuentes’. Si es que se le puede llamar así, periódico. No porque esté hecho por personas de dudosa reputación. Suponemos que no. Es porque en sus páginas sólo tienen cabida personas arrestadas por la policía de los distintos condados de Texas Nashville (Tennessee, USA).
Dieciséis páginas de mug shots (término en inglés para las fotos de carnet de la policía) para mostrar a sus lectores quienes son los malos de la película. Aquí no hay distinciones. Los violadores comparten páginas con maltratadores, conductores borrachos, asaltantes, traficantes de drogas o peligrosos conductores. Todos presuntos culpables, porque todavía no han sido sometidos a juicio. Todos con esas fotos que no le hacen justicia, nunca mejor dicho, ni a los más guapos y que te dejan marcado para toda la vida.
El periódico consigue las imágenes poniéndose en contacto con el departamento de policía local, que se las facilita con la identidad y el delito que ha cometido, presuntamente, cada persona. Sin ley de protección de datos ni nada parecido. ¿Para qué? Es más importante ponerle cara al malhechor. Y sin derecho al honor, porque una vez impreso, rectificar esto se torna harto complicado. Aunque eso sí, ellos declinan toda responsabilidad y encomiendan a los empresarios a que no sean muy quisquillosos con sus empleados si los ven en las páginas de su periódico, "no queremos que despidan a nadie", dicen.
También tienen cabida en este "periódico" anuncios de toda clase: tarifas de publicidad (1.000$ una página a todo color; 500$ en B/N), radios locales de música pachanguera, comida rápida o películas de bajo presupuesto. Pero si hay uno que abunda es el de los abogados y prestamistas de fianzas. Cuanto más llamativos, mejor. Prestamistas que no dudaran en sacarte en el periódico si no les devuelves la pasta con sus correspondientes, y elevados, intereses.
Desde este blog, nos hemos intentando poner en contacto con ellos para que nos cuenten un poco más cómo funciona. Sin resultados. Imaginamos que es porque no tenemos antecedentes penales ni causas pendientes. Y las preguntas que les hemos hecho tampoco han debido sentarles muy bien, imaginamos.
Sí que hemos podido saber que este tipo de periódicos (Just Busted es otro ejemplo) es habitual en varios estados de la zona Sur de USA. Y tienen buena acogida entre la sociedad americana, entre puritana y preocupada por la seguridad hasta extremos insospechados. Tan preocupada que es capaz de retratar a sus vecinos, nunca mejor dicho, de esta guisa. Ya sean culpables o no.
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