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martes, 13 de septiembre de 2011

Hace diez años...

...el diario El País, y todos los demás, publicábamos páginas así. Pero hace diez años hubiera sido impensable publicar así una página


La primera página que aparecía después de la primera página del periódico del domingo, abriendo la sección de Internacional, encabezando un gran reportaje de tres páginas dedicado a conmemorar los atentados terroristas de mayor magnitud en la historia, sucecidos hace diez años... ¡con un faldón de publicidad!

"La década que alumbró el ocaso", titulan en esta página que hubiera resultado inimaginable hace diez años, hablando del contenido de su información y sin quererlo hablando también de su forma, de un diseño periodístico rendido a la crisis publicitaria. ¿Pero cómo? Si antes esta página NUNCA hubiera llevado publicidad, e incluso habría abierto como página par para ser la primera de la doble, imposible también en este caso porque la impar también es toda ella un anuncio... será porque ahora hay más publicidad, ¿no?

Pues no, es precisamente por todo lo contrario. Aunque pueda parecer una paradoja, hace diez años la abundancia de publicidad permitía que pudiéramos hacer con ella no lo que quisiéramos pero sí mucho más que lo poco o nada que podemos hacer ahora con la poca publicidad que tenemos. Podíamos abrir a toda página con un tema, o a varias páginas incluso, cuando lo considerábamos de mucha importancia; y podíamos permitirnos rechazar publicidad (incluso por criterios estéticos), o colocarla donde mejor nos pareciese porque, además, hace diez años podíamos publicar también muchas más páginas.

Hablando de escasez, las ¡6 páginas! (enteritas estas sí, y sin publicidad, lo que posiblemente obligó a llevar ese faldón a donde antes nunca hubiera llegado) de publirreportaje con formato de entrevista a Rubalcaba tampoco ayudan, o más bien ilustran a la perfección "el ocaso".



Hace diez años a un impertinente módulo de publicidad —ese auténtico dedo en el ojo que es el temido 2 por 2— no se le hubiera permitido, ni a él se le habría ocurrido, arruinarnos, en este caso a nosotros, una magnífica apertura de Cultura trabajada con días de adelanto y mucho talento...


...y modificada en un más difícil todavía con enorme profesionalidad por nuestra compañera de sección Esmeralda Sáez, autora también de esa primera gran versión.


Hace diez años hablábamos con aires de superioridad descalificando esas promociones que tantos periódicos nos hacían vender y tantos sueldos y buen periodismo permitían a cambio. Y ahora, si nos dicen que el enésimo curso de esperanto, o el ajuar con el escudo de su equipo "parece que no van mal" se nos abren los ojos como platos y sentimos una sensación desconocida, y agradable. "¿De verdad?, ¿no joooodas?".

Hace diez años comenzaba un siglo del que esperábamos tiempos mejores, mucho mejores, después de un siglo XX de guerras mundiales, genocidios en Europa perpetrados por los pueblos "más cultos", armas nucleares y crisis económicas de las que supuestamente habíamos aprendido, además de adelantos tecnológicos inimaginados por quienes vivieron antes. Pero comenzó con aviones de pasajeros estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York para llenar de miedo el mundo, de guerras con un coste incalculable en vidas y en recursos económicos, una de las causas que impiden la recuperación económica de una crisis en la que parecemos atrapados sin salida. "En los costes de la guerra para Estados Unidos calculados hace tres años", escribe el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, "la cifra conservadora osciló entre 3 y 5 billones de dólares. Desde aquel entonces, han aumentado todavía más".

Hace diez años éramos más jóvenes y aunque sólo fuera por eso parecíamos tener más futuro, o menos incertidumbre. Después de diez años, El País titula "la década que alumbró el ocaso" y un faldón de publicidad arruinando la página que abre el periódico parece darles la razón.


[Actualización]

Nuestro amigo Jordi Catalá, de El Periódico, nos envía esta imagen en la que también ha tenido que "tragar" con la publicidad. Ese pequeño anunció le obligo a replantear y reordenar el gráfico que iba a doble página  para "adaptar las piezas a una nueva geometría". Pero como él mismo nos cuenta, ese "pequeño recuadro travieso" es lo que nos da de comer... aunque a veces el precio a pagar es un poco alto, desde el punto de vista del diseño.


lunes, 28 de marzo de 2011

The insider: el periodismo es algo muy serio




En 1999 Michael Mann rodó The insider (aquí en España El dilema: una vez más, gracias a los chicos que traducen los títulos de las películas americanas...), película basada en un episodio real, que desde ya os recomendamos decididamente si os gusta el cine de altísima calidad y doblemente si además os apasiona el cine sobre periodismo... pero periodismo del bueno, del vocacional...

Lowell Bergman (el enorme Al Pacino), es productor del programa de la CBS 60 minutos, máximo exponente del periodismo de calidad en la televisión americana. Documentándose para un reportaje sobre los riesgos del tabaco contacta con Jeffrey Wigand (gran Russell Crowe), un alto ejecutivo de Brown & Williamson, una de las mayores compañías tabaqueras de EEUU, que acaba de ser despedido. Inmediatamente, Lowell ve la historia que Wigand oculta, víctima de amenazas, cláusulas legales y contratos de confidencialidad. Las compañías de tabaco conocen los efectos perjudiciales del tabaco y los ocultan deliberadamente. Wigand quiere contarlo al mundo y Lowell le ofrece '60 minutos'.

Pero las compañías de tabaco son el dinero. Y el dinero es el poder. Y comienza una despiadada batalla entre unos periodístas íntegros que pretenden dar a conocer la mayor noticia sobre salud pública de la historia de EEUU y la de unas compañías tabaqueras sin escrúpulos que recurrirán a todo tipo de recursos, legales e ilegales, para silenciar a Wigand.


Surge la presión del auténtico poder, y de pronto, las empresas se cubren las espaldas unas a otras... algo a lo que, lamentablemente, tampoco es ajeno el periodismo...
Poco después, todo estalla:



¡Cuántos de nosotros habremos tenido o presenciado broncas en términos muy parecidos a éstos! Cada uno en su nivel, claro. Algunos en el despacho de algún jefe, otros en el pasillo que separa dos secciones. Pero las formas, las expresiones, la vehemencia... eso también es el periodismo. Es la reacción de alguien como Lowell, que ve cómo se desmorona todo sobre lo que está construida su trayectoria profesional: dedicación, honestidad, integridad... Pero sobre todo, es la reacción de un periodista honesto que es traicionado por sus propios compañeros, miedosos, acomodados, mediocres... Y de ahí los exhabruptos, y lo familiar que nos resulta todo en ese despacho, y entre esos "compañeros"... pero sobre todo tanta, tanta realidad. Y aunque Al Pacino sólo es Al Pacino en versión original, en esta ocasión fue doblado (excepcionalmente) al español por Ramón Langa, que grita "no me toques las pelotas" como nadie en nuestro cine...

El dilema (The insider), 1999
Michael Mann
Al Pacino, Russel Crowe y Christopher Plumer


miércoles, 19 de enero de 2011

La fuerza del papel

Internet no era suficiente. Llevaban varios años publicando filtraciones e informaciones exclusivas de muchísimo interés y aunque habían conseguido ya cierta importancia no alcanzaban la notoriedad que deberían tener en función de lo que estaban publicando. Wikileaks ha tenido que "pasar al papel" para convertirse en un fenómeno mundial de la comunicación, el "antes y el después" en la historia del periodismo no ha llegado hasta que la página web decidió "compartir" con cinco de los más importantes diarios impresos en papel del mundo —The Guardian (Reino Unido), The New York Times (Estados Unidos), Le Monde (Francia), el semanario Der Spiegel (Alemania), y el diario El País (España)— el material que poseía sobre los cables de las embajadas norteamericanas.

Incluso Julian Assange, su co-fundador y ahora portavoz, se ha convertido en el personaje mundial que ahora es después de que las rotativas entintasen millones de papeles con su rostro, además de que esas facciones suyas de manga-anarco-activista-hacker de diseño apareciesen en televisión, claro. No era suficiente la red para conseguirlo.

Puede resultar más o menos polémico lo que hace este Assange, especialmente para quienes se empeñan más en buscarle dudas y sombras al personaje que en hablar sobre el contenido de lo que publica, pero en lo que no creo que haya tantas dudas es en su asombrosa capacidad para la comunicación, en cómo dosifica los datos que hace públicos, en el manejo de los tiempos. Paradójicamente, dice despreciar a los periódicos y a los periodistas, pero cuando ha querido dar el salto mortal (mortal ya veremos hasta qué punto, porque sus abogados esgrimen como causa para que no sea extraditado su temor real a que sea ejecutado en EEUU), cuando se ha propuesto convertirse en uno de los hombres más famosos del mundo y hacer lo propio con Wikileaks, entonces ha acudido a ellos buscando esa fuerza del papel que sólo la prensa impresa tiene, por el momento, y que tampoco sabemos si podrá recoger algún otro soporte en el irreparable caso de que la perdiera del todo el papel al dejarse de imprimir periódicos. Una fuerza que no emana del todo del número de lectores (hay otros diarios que tienen muchos más lectores que este grupo de cinco periódicos, por no hablar de las tiradas de los tabloides sensacionalistas ingleses y alemanes), sino más bien en una combinación adecuada entre número de lectores, la "calidad" de los mismos y la calidad de la información. Un "cuarto poder" con origen en el poder y en la influencia de quienes leen los periódicos, en qué despachos de todo el mundo, de gobiernos y empresas, entran para quedarse cada mañana sus páginas de papel.



Pero los periódicos, o quienes deciden en ellos —en casi todos los casos, accionistas que invirtieron para ganar dinero sin entender que un periódico es "algo" más que dinero, precisamente es también, o sobre todo, esa fuerza del papel de la que hablamos, y que si se descuida ese "algo más" lo más probable es que a corto plazo se siga ganando dinero pero a medio y largo plazo, no— entraron hace tiempo en un círculo vicioso de recortes para intentar equilibrar el próximo balance y ahora llegan inexorables los balances en los que se recogen las consecuencias de esos recortes... que se pretenden evitar con más recortes. Es una especie de suicidio, como un cigarrillo que te calma la ansiedad del momento a costa de matarte poco a poco. Un proyecto sin futuro, no ya para quienes pierden cada día su trabajo, sino para el propio periódico en sí. Un debilitar la fuerza como estrategia para ser más fuertes.

Lo sensato sería, pues, no desperdiciar esa "fuerza" del papel, no dejar que se nos escape entre los dedos mirando con cara de bobos, paralizados, o derrocharla en iniciativas distintas a lo que es un periódico en las que esa "fuerza" deja de existir. "El razonamiento está claro", escribió hace poco Gonzalo Peltzer en Paper Papers, blog de referencia periodística en lengua castellana, en un artículo titulado El futuro del papel es de papel: "estamos mejor que nunca y nuestros principales ingresos vienen del papel. ¿Qué hacer? ¡Innovemos... en el papel! y pongamos el diario en el futuro. Es como el esfuerzo de dar tres grandes pasos en una carrera y empezar a mirar a los demás por arriba del hombro. El futuro del papel es de papel (sea negro o esperanzador). Y el de internet es de internet."

Así lo entendieron algunos editores como los de The Economist, que se mantuvieron firmes y fuertes como bobinas de papel con sus reportajes "duros", largos, trabajados, apostando por textos de calidad que algún que otro gurú mantiene que "no lee nadie", en un momento en el que además otros dejaban de hacerlo, conservando así sus lectores y recogiendo los que abandonaban esos otros. Porque hay gente a quienes les gusta leer, sí. Increíble, ¿verdad? Vamos a repetirlo: hay gente a quienes les gusta leer. Y son, precisamente, quienes comprarían un producto hecho para ser leído, como los periódicos. Por no hablar del semanario alemán Die Zeit (El Tiempo), que fueron más allá "desoyendo todo lo que nos aconsejaron los asesores de medios. Seguimos haciendo textos muy largos, no nos adaptamos a las modas y continuamos haciendo un periódico bastante difícil", como declaró su director, Giovanni di Lorenzo, en una entrevista en la que se atrevía a reconocer que "en los últimos años hemos hecho mucho para dañar la imagen del papel, al que, en el fondo, le debemos todo".

Es ir a contracorriente. Acepto que escribir este artículo es ir contra una corriente de pensamiento único que, tal vez, sea la corriente que nos lleve a buen puerto, o bien sea la corriente que nos empuje lentamente y sin retorno hacia una de esas cataratas con un fondo de rocas. No lo sé, es sólo que resulta algo aburrido dejarse llevar.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Wikileaks en cuatro columnas de papel

Es algo extraordinario. Modificar el número de columnas en las páginas de un periódico, que no son otra cosa sino los pilares de su estructura. Es algo extraordinario. Publicar cientos de miles de documentos públicos a los que no tiene acceso el público que mantiene con sus impuestos a quienes los redactan. Simples cotilleos, banalidades conocidas, secretos que necesitan las democracias para funcionar y que no deben ser divulgados, información de altísimo interés que aportan una necesaria transparencia a la acción de los gobiernos para que los ciudadanos que los eligen tengan elementos de juicio... o una mezcla de todas estas cosas, lo cierto es que no había sucedido algo así hasta que Julian Assange, cabeza visible y portavoz de la organización Wikileaks (observen que hay que enlazar directamente con una dirección ip debido a los intentos de bloqueo que está sufriendo el sitio por parte de distintos gobiernos y empresas supuestamente privadas "dirigidos" por la Administración norteamericana), eligió a un pool de medios de comunicación, todos impresos en papel, para "compartir" y de esta manera ¿lograr de ellos "donaciones"? y una mayor difusión de los 250.000 documentos filtrados que posee sobre la diplomacia norteamericana, o sea mundial. A saber: The Guardian (Reino Unido), The New York Times (Estados Unidos) aunque al parece fue el periódico británico quien le incluyó en el grupo y no el propio Wikileaks, Le Monde (Francia), el semanario Der Spiegel (Alemania), y el diario El País (España).












Tampoco había sucedido hasta el presente, al menos no lo recordamos, que el diario El País, el más ortodoxo de los que se publican en lengua castellana en lo referido a su "seriedad" formal, cambiara el número de columnas de todas las páginas dedicadas a una unidad temática, y durante un día tras otro como está haciendo ahora —con enorme acierto y muy necesaria oportunidad— con el asunto de Wikileaks que ¿la fortuna? ha puesto en sus manos.

Desde la misma portada, maquetada ahora toda ella EN cuatro columnas en la parte donde se sitúa este tema y no A cuatro columnas de las cinco que dispone en su configuración "normal", a la apertura de Internacional, en cuatro columnas también, y con un destacadísimo encabezamiento formado por el antetítulo "Los papeles del Departamento de Estado" que luego se utiliza en todo el resto de páginas a modo de cintillo con la misma tipografía y color; una amplia entradilla que explica y resume qué parte de esos "papeles" se publican y qué contienen; un título y subtítulo con un cuerpo el primero mucho más grande lo habitual y a todo el ancho de la página que, volvemos a insistir por si no había quedado claro, se divide en cuatro hermosas columnas. Que vuelven a ser cinco cuando las páginas del diario se ocupan de los distintos temas de la actualidad, como sucedió, por ejemplo, con las elecciones catalanas que aunque pareza inimaginable quedaron relegadas en este medio a un segundo plano informativo.



Uno de los debates, o de los interrogantes, que genera la manera de publicar información por parte de Wikileaks es si de esta manera nos encontramos con un nuevo periodismo sin periodistas ("Soy un editor. Actualmente, dado el estado de impotencia del periodismo, me parecería ofensivo que me llamaran periodista", declara el propio Assange en una entrevista, también del diario El País, evidentemente, y que se debió celebrar aproximadamente en las fechas en las que negociaron colaborar juntos). Y es que Wikileaks más que como un medio de comunicación se ha comportado ahora como lo que tradicionalmente se ha llamado una fuente, que, además de proporcionar información en bruto a los periodistas, además de buscar la todavía existente fuerza del papel (todos los medios a los que ha cedido sus cables se imprimen en papel), la proporciona también "sin cocinar" a los receptores finales de la misma, a los lectores, como absoluta novedad y gracias a la tecnología de internet (antes de la existencia de la Red era sencilla y técnicamente imposible).

Ante un panorama de esta naturaleza, a los medios de comunicación les quedaría, además de la selección y valoración del material (un material en bruto ingente y difícil de entender para un lector medio) un papel fundamental como editores de la información. Función en la que cobra especial importancia la puesta en página y que el diario en cuestión que analizamos está haciendo de una manera sobresaliente en este caso desde nuestro punto de vista. Páginas para leer. Por eso la elección de las cuatro columnas que además de indicar con una estructura absolutamente excepcional que nos encontramos con un tema excepcional (forma y contenido siendo uno en el mensaje periodístico, porque ya sabéis que maquetar es informar), permiten
detener el ritmo de lectura de la publicación porque quienes editan así quieren que ahí se pare el lector, que lea y reflexione de una manera más atenta, sosegada y profunda que además se refuerza con el mayor ancho de las líneas, distinta a la lectura aparentemente más rápida de las líneas más cortas que generan las cinco columnas; con la habitual edición gráfica de este diario que situamos a la altura de la de los mejores periódicos del mundo. Imágenes poderosas y rotundas, llenas de información y de impacto (obsérvese por ejemplo, con el reposo que pide esta propuesta, la de Hillary Clinton tras el escudo del Departamento de Estado de la primera doble que os mostramos). Una gran fotografía por página y un texto, nada más en muchas de ellas... páginas para leer.








Julian Assange está ahora mismo detenido en una prisión británica acusado de dos delitos de agresión sexual cometidos presuntamente este verano en Suecia, país en el que curiosamente buscaba refugio. El banco suizo PostFinance ha bloqueado una cuenta suya, es decir, no le permiten acceder a su dinero, ¡por no vivir en Suiza! Visa, Mastercar, y Paypal han anulado también sus cuentas con Wikileaks y Amazón y otros proveedores de acceso a internet le han echado a su vez de sus servidores... todo ello sin resoluciones judiciales de ningún tipo. Internet libre y una red neutral, que se dice. Aunque las motivaciones últimas de un personaje tan escurridizo necesitarían tal vez también de un Wikileaks para Wikileaks.

Encontramos en el blog del periodista Ignacio Escolar, Escolar.net, esta entrevista con el personaje en la que él mismo habla algo de sí mismo:



Y el blog sobre periodismo Paper Papers, auténtica referencia en lengua castellana y que no nos cansamos de enlazar y recomendar, nos ofrece una vez más claves para entender algo de lo qué está sucediendo con un artículo en el que enlazan ellos a su vez a varios artículos de opinión de primer nivel aparecidos en la prensa con puntos de vista distintos sobre el acontecimiento de Wikileaks.

Wikifiltraciones que junto a cotilleos y banalidades contienen informaciones sobre presiones de los Estados Unidos a casi todos los Gobiernos amigos o enemigos, incluido el español (a quien supuestamente se llega a proponer que cometa delitos para excarcelar "y poner en un avión rumbo a Estados Unidos" a traficantes de armas); presiones también a nuestro sistema judicial (cuando están implicados ciudadanos norteamericanos, civiles o militares, y a las que supuestamente ceden algunos fiscales); en las que nos enteramos de que el Gobierno español ha ofrecido al norteamericano acoger más presencia militar en la base de Rota para que se instale allí el nuevo mando del Pentágono para África; en las que se detalla cómo "EEUU pidió a sus diplomáticos que robaran material e información de oficiales de la ONU y de grupos de derechos humanos, incluyendo ADN, huellas dactilares, escaneos de iris, números de tarjetas de crédito, contraseñas de internet y fotos de carnet, violando los tratados internacionales"; así como también se muestra la manera en la que "se amañaron los informes del Reino Unido sobre la guerra de Irak para favorecer los intereses de Estados Unidos" y facilitar así la entrada de ese país en la guerra; o se conocen los perfiles que elaboran los diplomáticos sobre mandatarios de todo el mundo, entre otras cosas que pueden ser, o no, de interés público no ya para periodistas o historiadores (que nunca hasta esta circunstancia habían podido trabajar con documentos así justo cuando se acaban de redactar y cuando están sucediendo los acontecimientos que describen, porque para esto tenían que esperar décadas que varían según las distintas legislaciones), sino para todos los ciudadanos que quieran estar informados y que son sus dueños, como lo son de toda la información relevante.

Documentos que ahora podemos leer, convenientemente filtrados y/o ¿censurados? (estos medios han admitido haber negociado con el departamento de Estado de EEUU qué publicar y qué no, por lo que habrá que esperar a su publicación completa en Wikileaks, si es que pueden hacerlo) en páginas de papel maquetadas en cuatro columnas...

jueves, 11 de noviembre de 2010

Cómo hacer periodismo en internet



"¿Qué es un medio de comunicación en internet?... ¿un periódico?, ¿una televisión?, ¿una radio? No estaremos llamando periódico digital a algo que en realidad hace converger a todos los medios, utilizando textos, imágenes, sonidos... pero que en realidad es algo nuevo y no es un periódico, ni una radio o una televisión. Creo que estamos esperando a que se produzca un éxito en un medio parecido a los que conocíamos para encontrar un modelo, y posiblemente lo que termine triunfando sea algo que no conocemos todavía", nos ha contado Mario Tascón durante el segundo día de las II Jornadas de Diseño en la Sociedad de la Información que se celebran esta semana en la Universidad Rey Juan Carlos I de Fuenlabrada (Madrid), y que os estamos contando en ésta y en otra entrega anterior.

Pedro Pérez y Mario Tascón, en las II Jornadas de la URJC (la calidad de la imagen es la propia del zoom digital de un iPhone)


"Mario Tascón va a contarnos muchas cosas, y muy interesantes", ha comenzado presentándole el organizador de las Jornadas, nuestro querido maestro y amigo Pedro Pérez, para después hacer un breve repaso de su trayectoria profesional, unas de las más importantes en lo relativo al periodismo en internet de nuestro país, por no decir la primera. Desde sus inicios dirigiendo un periódico en su comarca del Bierzo hasta su actual puesto de asesor de la empresa Diximedia (creada anteriormente por él, y que edita el sitio web lainformación.com, la Practicopedia o el blog especializado en medios de comunicación 233grados, dos de ellos parte de nuestra galería permanente de enlaces), pasando por el diario El Mundo, donde tuvimos la oportunidad de trabajar juntos, y en los que puso en marcha una de las mejores y más avanzadas secciones de infografía del momento, y donde puso en marcha después, nada más y nada menos, que el sitio web del periódico, elmundo.es (líder en lengua castellana desde entonces); responsable más tarde del relanzamiento del sitio web de El País; o su labor de consultoría internacional en Innovations (en nuestra galería de enlaces "imprescindibles"), por mencionar lo más importante. Absolutamente incontestable.

Por eso había tanto interés en escucharle en esta facultad, como por eso lo teníamos también nosotros... y por eso mismo la intervención de Tascón no defraudó lo más mínimo e incluso hubo que prolongar el tiempo de las preguntas hasta un poquito más allá del límite permitido.
Y le escuchamos hablar sobre la "evolución lineal de los periódicos" a diferencia de la ruptura que según él suponen los medios digitales, "cladogénesis", le gusta decir tomando prestado un término de las ciencias naturales. Comentó el "medio líquido", de enorme adaptabilidad a cualquier elemento susceptible de ser información, que tienen las páginas webs; y pasó a detallar siguiendo a Lev Manovich las características que deben tener los medios de comunicación en internet: "cualquier objeto informativo debe poder describirse de forma matemática, y todos deben ser pues, programables; la información tiene que tener estructura modular" (¿os suena de algo?); "y por eso hay tantas fotos cuadradas en internet, no nay nada más modular que un cuadrado; el acceso, manipulación y construcción de objetos informativos tiene que ser automatizable; y los objetos informativos no son algo fijo, tienen variabilidad y pueden existir a la vez en diferentes versiones".




Resumimos como podemos una conferencia repleta de contenidos en la que no faltó la "evolución del ancho de banda", la "evolución de los formatos" o la "importancia de la previsualización" como elementos que ayudan al desarrollo de internet. "El primer error de las empresas de medios", añadió a continuación, "es creer que sólo ha cambiado el proceso de distribución, cuando el cambio en realidad afecta a todo el proceso: captación de información, su elaboración, el almacenamiento y la posterior emisión". Para Tascón, "los tres actores, usuarios, máquinas y medios, están en todo el proceso. Y, por si fuera poco, al final de este proceso aparece uno nuevo que son lo que podríamos llamar hiperpropagadores: las redes sociales, blogs, otras páginas... que enlazan y añaden valor. Disminuye, pues, el propio valor que la marca tiene en sí porque quien te añade valor ahora son los hiperpropagadores, Google...".




Sobre los nuevos perfiles profesionales, Mario Tascón mencionó la importancia de los "arquitectos de la información", de los editores de vídeo, los nuevos expertos en usabilidad, los responsables SEO (encargados de optimizar los sitios web para que estos obtengan puestos destacados en los buscadores), los "desarrolladores de nuevas narrativas" o los "mobile journalits" (algo más sencillo, más profesional, y menos explotador que el concepto que otros nos quieren vender como "periodista multimedia").



El turno de preguntas resultó casi tan enriquecedor o más que la propia conferencia, y el interés de los asistentes porque Mario Tascón contestara alguna de sus muchísimas cuestiones llegó incluso a alguna que otra lucha por el micrófono, no violenta por supuesto. El tiempo, además no podía estirarse indefinidamente pero aun así permitió que nos confesara que "sí que hay mucha calidad en los medios de comunicación internet, es un falso mito que todo sea basura; lo que sucede es que está mezclada con muchas cosas amateur... algunas hasta en los grandes medios, que pretenden vendernos contenidos que a veces no son profesionales, o que da la impresión de que no están hechos por profesionales". O sobre la rentabilidad de los mismos: "Ya hay medios que están funcionando en internet, tanto en audiencias como en lo económico, y el mejor ejemplo en nuestro país es El Confidencial, que no tiene nada que ver con el periodismo basura de rumores como alguno puede pensar, y que es rentable con treinta y tantos profesionales trabajando allí".



Pudimos preguntarle para terminar cómo ve el actual dilema del pago por contenidos en la red, tesis que encabeza Rupert Murdoch a nivel mundial, y que muy recientemente ha puesto en práctica en sus principales medios de comunicación online. "El primer error de la mayor parte de los grandes medios de comunicación, Murdoch incluido, es creer que tienen contenidos exclusivos y de alto valor por los que pueden cobrar... y no es así. No ofrecen casi nada en la red, ni en sus periódicos de papel, por lo que las audiencias estén dispuestas a pagar dinero. No obstante, sí creo que hay contenidos de pago, de alto valor y exclusivos, por los que la gente está dispuesta a pagar, pero el modelo para rentabilizarlo no está claro, penaliza los ingresos por publicidad, y a la larga el medio resulta menos rentable. Es muy posible que sea lo que suceda con los medios de comunicación de Murdoch". Se desconectaron los micrófonos, el proyector y, mientras él apagaba a su vez su inseparable Mac, le rodearon los alumnos para seguir escuchándole.

martes, 2 de noviembre de 2010

El club de los maquetas muertos




"Escuchad atentamente. Estas voces del pasado nos están hablando, chicos:
Carpe...
carpe diem... Coged las rosas mientras podáis... aprovechad el momento..."

En 1989, el australiano Peter Weir tocó la fibra de toda una generación con una de las más bella historias sobre juventud, amistad, libertad y pasión por la vida. Muchos de los que la disfrutamos en las salas de cine durante nuestra adolescencia, quedamos marcados por aquellas inolvidables clase del señor Keating, en las que, entre obras de Whitman y Shakespeare, se filtraban los secretos para sacarle todo el jugo a la vida.

"Coged las rosas mientras podáis... Carpe Diem..."

Especialmente ahora, en estos tiempos que corren, de papel dado por muerto y de búsqueda de un modelo nuevo para sustituir a uno que todavía funciona, lo que pide el sentido común es aprovechar el momento. Superar esta especie de depresión global en la que esta profesión -y en concreto los que trabajamos el papel- está instalada y proponer, pensar, buscar nuevas vías que revitalicen nuestro trabajo.

Oh mi yo, oh vida de sus preguntas
que vuelven del desfile interminable de los desleales
de las ciudades llenas de necios
¿qué hay de bueno en estas cosas, oh mi vida, mi yo?
Respuesta: que tú estas aquí,
que existe la vida y la identidad...
que prosigue el poderoso drama
y tú puedes contribuir con un verso

¿Cuál será ese verso? ¿Qué puesto vamos a ocupar en la batalla por la defensa de nuestra identidad? ¿Seremos ejércitos de adolescentes midiendo poesía según la fórmula matemática de J. Evans Pritchard o buscaremos nuestra propia voz, nuestra nueva forma de comunicar? ¿Nos abandonaremos a las soluciones prefabricadas, a la decoración sin alma, o seguiremos aportando, añadiendo valor a los productos, independientemente de que se sirvan en papel o en píxeles, negro sobre blanco o unos sobre ceros... ¿Apostaremos por la calidad, o huiremos hacia adelante... hasta que ya no divisemos el punto desde donde partimos?.

"Las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo".

Yo creo en ello. Firmemente. Por eso me alegra ver que hay gente que no asiente hipnotizada ante los gurús que hacen su agosto profetizando la muerte del papel y hablan de calidad, de tratar al lector con respeto, de lectura y de profundidad. De periodismo para salvar al periodismo.

Os invitamos a subir aquí arriba. Todo se ve muy distinto desde aquí. Deberíais probar. A lo mejor no llevamos razón, y resulta que el meollo del asunto es de verdad el soporte y el freemium, y nos vamos todos a tomar por saco. Pero imaginad, sólo por un momento, que estos cuatro pobres románticos llevamos razón. Y que es la calidad, el enfoque, el volver a contar historias que interesen a los lectores, que la inteligencia y la lectura pueden devolver al periodismo el lugar que nunca debió abandonar. Y que los maquetas no somos un vestigio del pasado, sino que tenemos mucho que aportar en esa nueva forma de contar, donde el texto y la imagen son las armas con las que defenderemos nuestros corazones y nuestras almas.


El club de los maquetas muertos no hace distinciones. Si sentís que todavía tenemos mucho que aportar, que contar historias sigue mereciendo la pena, sed bienvenidos. Si todavía tenéis lo que hay que tener, si aún sentís pasión por el papel, adelante. Quedan muchas historias por las que merece la pena mancharse las manos de tinta. Tomad aliento y decid conmigo:

!Oh Capitán! ¡Mi Capitán!

lunes, 1 de noviembre de 2010

Éxito a contracorriente

Es la excepción, aunque debería ser la regla. Y, de vez en cuando, tampoco está mal escuchar a alguien que también cree que no tenemos necesariamente que elegir entre internet y papel... pudiendo tener los dos. Ayer, el periódico El País publicó una extensa entrevista con el director del semanario alemán Die Zeit (El Tiempo), Giovanni di Lorenzo, dentro de la serie titulada "El futuro de la prensa" que aparece regularmente en su suplemento "Domingo". Y decimos que es la excepción porque este periodista alemán de origen italiano está haciendo lo que los más sensatos dicen que hay que hacer pero que nadie, o muy pocos, están haciendo. Aguantar el tipo a golpe de calidad y credibilidad. Hasta el punto de que en medio de esta crisis feroz Die Zeit ha conseguido en 2009 los mejores resultados de su historia con una fórmula exactamente contraria a la que recomiendan gurús y futurólogos de la prensa: textos largos, profundos, incluso difíciles en ocasiones, no seguir la moda, la tendencia, la corriente dominante... "Este año, aún nos va mejor".



Os reproducimos algunos de los extractos de esta interesantísima entrevista y os dejamos aquí el enlace a la web de El País para quien quiera leerla al completo. Merece la pena.

"¿Cómo lo hemos conseguido? Desoyendo todo lo que nos aconsejaron los asesores de medios. Seguimos haciendo textos muy largos, no nos adaptamos a las modas y continuamos haciendo un periódico bastante difícil"

"Hemos estudiado muy bien las necesidades de nuestros lectores. A menudo, nosotros, los del papel impreso, hacemos diarios solo para nosotros y para nuestro sector y nos olvidamos del público que paga"

"Rechazo las definiciones autodestructivas. Me molestan. En los últimos años hemos hecho mucho para dañar la imagen del papel, al que, en el fondo, le debemos todo"

"No hemos traicionado nuestra propuesta de calidad. Creemos que la calidad trae dinero"

"Nos estamos comprometiendo mucho con el digital, no negamos en absoluto su valor, y creemos en ello. Pero quiero hacer una observación: este medio celebrado en todas partes como el futuro, de momento sabe hacer de todo menos ganar dinero. Por eso estamos invirtiendo en el digital, porque nosotros también creemos en él, pero evitamos, con todas nuestras fuerzas, hablar mal del papel"

"Soy enemigo de la ideología de internet, que existe. Soy contrario a la idea de internet como única esperanza"

"No estoy negando la crisis, es inútil cerrar los ojos. Digo, sin embargo, que no está escrito en las tablas de Moisés que todos los periódicos vayan a desaparecer. Habrá excepciones. Tanemos que cambiar los periódicos, pero no podemos atribuir nuestros problemas solo a la revolución de internet. Hubo otros errores"

"La falta de credibilidad. El abandono de la calidad. Si se empieza a hacer diarios demasiado sensacionalistas o demasiado parecidos entre sí, se pierde tirada"

miércoles, 6 de octubre de 2010

'Track police'

Desde hace un tiempo a esta parte, un poco después del 11 de enero de 2009 cuando cambiamos de diseño y nuestra venerada y perfecta Helvética dio paso a esta Valencia que viene de la Madison que viene de la Century (como bien nos hizo ver Herminio J. Fernández en un excelente artículo de nuestro blog amigo y vecino Cuatro Tipos), tipo de letra con el que titulamos ahora, desde entonces, decía, me he convertido en una especie de 'track police'.

Me explico. El track negativo es esa manera que tienen los programas informáticos de apretujar las letras unas contra otras para que en una línea quepan más caracteres de los que realmente caben si los componemos correctamente para conseguir su máxima legibilidad. El track positivo hace lo contrario. Es difícil conseguir esa armonía entre cada par de letras y entre cada palabra, arte o ciencia al alcance de auténticos maestros tipógrafos cuando diseñan un alfabeto.



Si dejamos los valores del track en 0 (cero) en el programa de autoedición (Quark en nuestro caso, pero todos los demás funcionan más o menos igual), el tipo de letra aparece supuestamente tal y como lo concibió su tipógrafo diseñador. Si damos valores positivos, los caracteres empezarán a separarse, a "abrirse" hasta flotar en la página dificultando así su lectura porque, entre otras cosas, anularemos el efecto de separación entre palabras, y el tono de gris de la "mancha" del texto tendrá un excesivo blanco. Sin saber por qué, un profano en la materia detectará que algo no funciona, leerá peor.

Si hacemos lo contrario y le damos valores negativos (-1, -2, -3...), los caracteres comenzarán a unirse y ese efecto que "casi no se nota" como dicen quienes lo perpetran cada día, pasará a convertirse en un desastre incluso para el profano menos avispado. Es este mal el que más se padece porque abundan los escribidores de noticias empeñados en que quepa todo, pero todo todo, aun a costa de que nadie lo lea después porque todavía no se han inventado las gafas que desapretujan letras. Les da igual, lo importante es que no les corten nada. No escriben para ser leídos sino para que les quepan cuantas más palabras mejor, como si les pagaran por escribir al peso.




Pues bien, aclarado el concepto, lo de mi nueva función de 'track police' sucede porque el nuevo tipo de letra que utilizamos en los titulares, Valencia (la que puede verse en la segunda portada reproducida arriba), soporta mucho menos ese track positivo o negativo -sobre todo este último- que otras tipografías, especialmente que la anterior Helvética (la primera portada). Vaya usted a saber por qué. Y por eso, nuestro director de arte me ha encomendado personalmente que vigile todos los titulares del periódico, todos, cada noche, antes de irme... más que nada porque soy el último en salir en nuestra sección de diseño. Una labor que aunque pueda parecer lo contrario no es nada sencilla, créanme, porque los redactores parecen empeñados en jugar conmigo -ellos pensarán que quien les está vacilando soy yo, supongo- ya que cuando corrigo un título bajando ligeramente el cuerpo para eliminar el track negativo y que siga entrando en esa línea, ellos vuelven a recorregirlo poniendo "otro título mejor" al que invariablemente 'trackean' despiadadamente. Y me dan por detrack. La dinámica del trabajo y la organización de nuestra redacción hacen imposible que las páginas pasen por nuestra sección como filtro final antes de ser enviadas a la rotativa, función ésta que corresponde a la sección que llamamos "mesa", en la que nos repiten con gesto algo hastiado que no pueden dedicarse a "cosas así". "¿El qué?, ¿el track, dices?, sí claro, ahora mismo lo miramos", nos contestan a la vez que telefonean a determinada sección para que cierre sus páginas de una puñetera vez mientras con la otra oreja atienden otro teléfono desde el que un subdirector les encomienda que metan un dato más en ese título de la portada "como sea, le metes track de ese, o habla con maquetas para que lo calcen"... Es una labor prácticamente imposible la mía, e ingrata, esta del 'track police' (evidentemente, no es la única). Pero hago lo que puedo, y algún que otro delito logro evitar, aunque sólo se vean aquellos en los que fracaso.



Reflexioné más despacio sobre todo esto, y por eso este post, junto al mar Mediterráneo, leyendo despacio un ejemplar de La Información de Alicante, un periódico del que soy lector ocasional -a pesar de no coincidir precisamente con su línea editorial- desde hace unos quince años. Es un periódico al que tengo mucho cariño, motivo por el cual no quisiera que se tomaran mis palabras como una crítica negativa, ni mucho menos. Pero... ¡ese track!, ¡esos títulos!, ¡a cinco, seis o más líneas en dos columnas!, ¡o a tres o más líneas en tres columnas!, ¡o incluso dos líneas en CINCO COLUMNAS en páginas interiores! Tengo la impresión de que alguien allí con mando en plaza está obsesionado en que en los títulos se pongo todo, pero todo todo, todo lo que se puede incluso contar en un subtítulo o en el texto de la noticia. Y, hombre, tampoco es eso, ¿no?






Ya en el prototipo del reciente rediseño de La Información de Alicante, un excelente trabajo que nos mostró su autor en su blog Cuatro Tipos (casualmente la misma persona que enlazamos al comienzo de este post, Herminio J. Fernández), se podían ver estos títulos con tantas líneas, con un tamaño y un peso en la página a nuestro juicio desequilibrado, tal vez por lo infrecuente de su uso en la prensa española. Estas suelen ser el tipo de decisiones más o menos consensuadas con la dirección del periódico, que quiere títulos así. Pero, desde luego, lo que no se podía ver es el maltrato de esa tipografía que llevan a cabo ahora, lo que contrasta con el enorme cuidado que pone este diseñador en la elección tipográfica. Utopia, en este caso, es el tipo de letra, y no sé si será una utopía que los lectores lleguen a verla en alguna ocasión tal y como fue diseñada por Robert Slimbach en 1989 (este enlace al sitio web letrag os permite comprobar al instante lo que que sucede con el track). No obstante, entiendo las razones.

Como otra de mis desagradecidas funciones es hacer la portada del periódico casi todos los días, sé de buena tinta lo que se sufre para que quepa en los titulares todo lo que tanto el director como el resto de los responsables quieren que quepa... Y les entiendo porque yo también me he dedicado a escribir y consecuentemente "he sufrido" la famosa "dictadura del maquetariado" de la que mucho nos acusan y en la que ahora soy "dictador". Sucede que ellos no nos entienden a nosotros porque la inmensa mayoría no ha estado ni estará nunca en este "otro lado" dictatorial.

Que se respete la forma está bien (sin entrar ahora en que la forma es parte indisoluble del mensaje periodístico), pero siempre al servicio del contenido informativo. Y como conviene huir de fundamentalismos extremos, si un día se pone una línea de título más de lo habitual, pues no pasa nada. Cierto en parte, sobre todo si ese día no fuesen TODOS los días, como sucede más de lo deseable, dejando entonces el mensaje sin forma reconocible, sin identidad. Siendo cada día cosas distintas, en vez de siendo "nosotros".




Mi periódico de Alicante, que quiere contar todo en todos los títulos, al final se está quedando... en un periódico de titulares. El texto cada vez tiene menos peso, menos espacio y menos contenido. ¿Un periódico para no leer? Curiosamente, sus titulares de Deportes y de Cultura, con muchas menos líneas y sin nada de track, además de leerse mejor, se entienden mejor. Subí el ejemplo de portada que ilustra este post a facebook desde el mismo lugar donde está tomada la fotografía, en la playa de San Juan en el mes de julio... y desde Brasil me comentó el corresponsal de mi periódico que, para colmo, no se entendía bien el contenido de este título a pesar de tener tantas líneas.



Peleo a veces en vano, a veces no, desde mi triste puesto de "track police" para que nuestros títulos se lean bien, equilibrando entre cuerpos de letra y el temido track. A veces les digo en broma a los redactores, para intentar poner una línea menos en títulos muy desproporcionados, que dejen algo de misterio para que luego el lector quiera ir a la noticia "en busca de algo más". Aunque es mucho mejor el consejo de nuestro amigo y maestro Toni Piqué cuando desde sus clases en la Universidad o en su blog Paper Papers, que no nos cansaremos de enlazar, nos recomienda dedicarle a cada título un poco más de tiempo para pensarlo como garantía de un título mejor. Calidad en vez de track... que equivale a personas cualificadas, tanto en los contenidos como en la forma. Pero en La Información de Alicante se decidió hace unos meses prescindir de la persona que dirigía el departamento de Diseño porque este profesional no aceptó con dignidad rebajar sus condiciones de trabajo. Pues sin responsable, qué más da, así es más barato. Y el resultado... ahí está a la vista, apretujado en cada página como muestra de la apretujada calidad y consideración que alguien ha decidido que merecen sus lectores.

martes, 28 de septiembre de 2010

Declaración de Pamplona

Es posible que nunca un Gobierno mereciese tanto una huelga general (como este que padecemos presidido por un errático y mediocre Zapatero), a la vez que nunca unos convocantes (como estas centrales sindicales mayoritarias que padecemos también), merecieran tanto que nadie la secundara. Así estamos. Como es natural, en encajabaja no podemos permanecer ajenos ni a esta convocatoria que ni apoyamos ni dejamos de apoyar porque, entre otras razones, no tenemos una postura común sobre ella aunque respetamos cada uno la posición del otro, como tampoco a la grave situación económica general de nuestro país, y a la no menos grave situación del sector periodístico en especial.


Junta directiva de la FAPE, reunida en Navarra, con la Declaración de Pamplona.

Por todo ello, nos parece más que oportuno hacer hoy una reseña sobre la reciente "Declaración de Pamplona" aprobada por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) tras su reciente reunión el pasado 20 de este mes en el Archivo Real y General de Navarra. Los datos del Observatorio de la Crisis, dirigido por la FAPE, ponen de manifiesto que en los dos últimos años la pérdida de empleo en nuestro sector ha afectado a 3.400 profesionales, y sólo en los últimos tres meses han desaparecido al menos 437 puestos de trabajo. "La crisis más grave de su historia", según FAPE.

La Declaración no hace más que constatar lo que todos aquellos que trabajamos en un medio de comunicación vemos y sufrimos cada día: el empleo es cada vez más precario, con la utilización creciente de becarios y estudiantes en prácticas para ocupar puestos estructurales; las convocatorias de ruedas de prensa "enlatadas" o "teledirigidas" sin preguntas, como deterioro de la calidad informativa; o que el "nuevo escenario digital no es sinónimo de mayor calidad informativa. Hay mucha información, sí", afirman, "pero también mucha que se basa en el rumor y la difamación". Para la Federación la apuesta por la calidad, como venimos manteniendo muchos durante mucho tiempo ya sin que hayamos conseguido nada sino más bien todo lo contrario, es fundamental para el futuro de nuestra profesión... y para el futuro de cualquier sociedad libre y avanzada. Algo en lo que, evidentemente, no sólo hay que hablar de internet, porque "la banalización de la información" está afectando de manera creciente a todos los medios.

Como conclusión, la Declaración de Pamplona incluye nueve puntos que os reproducimos íntegros a continuación:

1) Instar a los editores a negociar con los representantes sindicales un futuro viable para sus empresas en el que los eventuales sacrificios salariales garanticen el empleo, impulsen proyectos innovadores y establezcan un plan de formación intensivo y permanente, absolutamente imprescindible en el proceso de cambio acelerado que vive nuestra profesión.

2) Urgir al Gobierno, a los partidos y a las instituciones públicas a terminar con la práctica de las grabaciones enlatadas y de las ruedas de prensa sin preguntas. La FAPE invita a los periodistas a defender su derecho a preguntar y a los responsables de los informativos a promover la información propia y, en el caso de que esto no fuera posible, a especificar claramente el origen de las informaciones.

3) Instar al Gobierno y al Parlamento a que reconozcan, en la nueva Ley de Propiedad Intelectual, los derechos de los periodistas como autores. La FAPE invita a los sindicatos a incluir su reconocimiento en la negociación de los convenios colectivos.

4) Verificar que la Inspección de Trabajo ha puesto en marcha un plan para detectar las irregularidades sobre el empleo de los becarios, en respuesta a una petición expresa de esta Federación.

5) Instar a los magistrados a que respeten el derecho de los periodistas a la protección de sus fuentes informativas, según lo que establece la ley. A la vez, recordar al Gobierno que mantiene sin cumplir la promesa de promover una ley de transparencia y de acceso a la información pública, cuyo primer borrador de anteproyecto no satisfizo a la profesión periodística.

6) Recordar a los periodistas que hacen anuncios publicitarios con ánimo de lucro que nuestro Código ético y deontológico declara incompatible el ejercicio de la profesión periodística con la publicidad remunerada.

7) Fomentar la creación de los colegios profesionales de periodistas, que no se entienden solo como estructuras de pura defensa de los intereses profesionales, sino que aseguran la calidad de un servicio ciudadano, que en este caso es el derecho a la información.

8) Defender que en las convocatorias de puestos de trabajo para periodistas se exija la titulación o un máster en periodismo.

9) Convocar a la unidad de todos los periodistas para defender el ejercicio de calidad, basado en la disciplina de la verificación, la independencia, la clara separación entre opinión e información, la objetividad y la búsqueda permanente de la verdad.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Marcas blancas

Hemos publicado esta misma semana un amplio artículo sobre la polémica generada a comienzos del verano por el diseñador norteamericano Roger Black con su reciente proyecto de vender páginas premaquetadas para distintos medios periodísticos: periódicos, revistas y páginas web, que ahora complementamos con esta nueva entrega. Tema de gran calado para el presente, y sobre todo el futuro, de nuestro profesión, que incluso la SND llevará a una mesa redonda en Denver los días 23 y 24 de este mismo mes, tenemos la posibilidad de ofreceros el punto de vista de Pedro Pérez, uno de los más destacados expertos en diseño periodístico de nuestro país, para quien el ilustre gurú norteamericano del diseño ha decidido comercializarse como una marca blanca...




Pedro Pérez Cuadrado es periodista especializado en diseño periodístico y maestro de periodistas en general y de maquetadores en especial. Ha trabajado en los diarios Pueblo, La Verdad de Murcia, Canarias 7, La Información de Alicante, o Cinco Días; fue jefe de producción del Diario El Sol (imprescindible su tesis doctoral sobre aquel enorme desafío técnico) y posteriormente de La Información de Madrid (del que hablaremos en un futuro no muy lejano). Es el autor de los diseños originales de Canarias 7 (1982), del deportivo gallego Deporte Campeón (1994) en el que alguno le echamos una mano, y Tribuna de Salamanca (1995), realizados desde su estudio Zona Impresa, del que es director.
Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de varios libros sobre diseño de la información:
Principios Básicos de Diseño Periodístico (2001), junto a la profesora Laura González; El reto tecnológico de un diario de diseño. El Sol, 1990-1992, (2004), premio de la Fundación José Antonio Artigas; Tipos a diario: Prensa y texto fuera de contexto (2006); Cabeceras, cabezotes, rótulos, logotipos y manchetas (2007); o 30 años de diseño periodístico en España: 1976-2006 (2007), entre otros, además de infinidad de artículos especializados. Su labor se amplía ahora como uno de los columnistas más destacados del blog argentino Visualmente, sitio web de referencia en lo relativo al diseño periodístico en lengua castellana, y también en nuestro humilde encajabaja, donde ya le habéis podido leer en varias ocasiones (con su serie Centrado a la derecha).
Organizador desde 1996 de las Jornadas sobre Edición, Fotoperiodismo y Diseño de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid junto a Laura González (que ahora sigue con esa labor para la que siempre tendremos elogios), ahora prepara las II Jornadas de Diseño Gráfico en la Sociedad de la Información desde su nuevo puesto docente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid para el próximo mes de noviembre, sobre las que os mantendremos puntualmente informados.



Marcas blancas

La excusa, entonces y ahora, nos la proporciona Roger Black. El famoso diseñador editorial que desde los ochenta del pasado siglo vio por dónde evolucionaban los modelos de negocio alrededor del diseño periodístico. Y de diseñador de tipografías se convirtió en ‘gurú multimediático’ para todo lo susceptible de digitalizar editorialmente hablando, que cada vez ha sido más. En 1990 se presentó en Madrid con el mejicano Eduardo Danilo y parieron El Sol, primer diario completamente digital en el mundo (Pérez Cuadrado, 2004: 17).

Ahora podemos leer que se ha montado un supermercado de plantillas de diseño para publicaciones en papel y web con el objetivo de ayudar a producir buenos trabajos con pocos recursos y de una forma eficaz. Conscientes de la crisis por la que atraviesa el sector ─y que ha vaciado de profesionales los departamentos de diseño de publicaciones de todo tipo de periodicidad─ Black y sus socios han creado una serie de plantillas, tanto para clientes noveles como profesionales, empleando un software de maquetación (InDesign) y tipografías del Font Bureau Library, cuyos dueños también están implicados en el proyecto.

Lo explican muy bien en su página web: la idea es que el consumidor seleccione su plantilla, la descargue y la publique (Click.Download.Publish). Escriben: "Añade sólo el contenido. Nunca antes ha estado tan accesible, tan a la mano el diseño para medios. Un grupo de experimentados diseñadores han unido su talento para ofrecerte maquetas sobresalientes para uso impreso y en línea, dando a luz una enorme variedad de páginas. Al precio de una ridícula fracción de su coste real".

La idea del 'supermercado de maquetas', por supuesto, no es nueva. Ha venido siendo la obsesión de los gerentes de todos los diarios y revistas. Y los blog de Google las ofrecen gratis. Pero el hecho de que la ponga en marcha un diseñador reconocido a nivel mundial con un caché de miles de dólares por proyecto nos hace sospechar que Black y sus socios están pensando en futuro desde otras perspectivas. Y que el dinero llegará de otra forma a como ha venido llegando tradicionalmente a los diseñadores de medios.

Que la causa primera de esto está en la digitalización ya no lo duda nadie. Pero, ¿cómo se ha venido gestando? ¿Quién o quiénes han sido culpables?
La mal llamada autoedición que se inicia alrededor de 1985 ─lo hemos visto con anterioridad (González Díez, 1993: 372)─ no implicaba, necesariamente, "una modificación de la forma o el estilo de las publicaciones, pues también permitía elaborar trabajos convencionales". Pero, a la postre, cambió algo mucho más importante: "la filosofía y el proceso de trabajo". Se presumía que "en los diarios y revistas dotados de sistemas de autoedición se produciría una integración de los procesos de escritura, edición, diseño, incorporación de imágenes y tratamiento del color; y que de esta manera el diseñador tendría un control más amplio sobre la producción, lo que se traduciría en un mayor número de opciones de diseño".

Sin dejar de ser cierto lo anterior, lo que ha sucedido en realidad es que la digitalización ha trascendido las fronteras de la especialización del diseño de la información y ha socavado los propios cimientos del modelo empresarial que acogía a periodistas y diseñadores. Porque "lo revolucionario de las tecnologías no son éstas en sí mismas sino los efectos que su aplicación produce en determinados sectores profesionales o sociales" (Canga Larequi, 1988).

Habría que preguntarse qué parte de culpa tiene el diseño periodístico en la crisis de los diarios. Nos explicamos. Desde mediados de los años ochenta, la irrupción del desktop publishing en los periódicos ha servido, fundamentalmente, para que los gerentes fueran eliminando al colectivo más numeroso de trabajadores de los periódicos: los talleres. Y los diseñadores han sido cómplices (a veces inconscientes) de ello. Las secciones de diseño crecieron pero ni mucho menos en la medida que los operarios fueron desapareciendo. Y los diseñadores asumieron las funciones de producción.

Esto, que en sí no parece ni bueno ni malo ha tenido dos consecuencias que entendemos graves. Una, que disparó la rentabilidad de las cabeceras en base a bajas laborales y no a la oferta informativa y, dos, que en un momento determinado las redacciones se llenaron de periodistas estáticos más preocupados en la ‘cocina’ que en traer ‘los ingredientes’. Es decir, en ambos casos se olvidó que lo que los periódicos venden es información y es eso lo que tienen que cuidar: contar historias. Es lo que siempre han hecho. Ya sé que la competencia es dura, pero mientras las cadenas de radio y televisión sigan leyendo las noticias del diario al día siguiente hay un lugar enorme para la prensa escrita. Investigar, contárselo a la gente, opinar, posicionarse, defender, formar... Todo lo que ha sido el periodismo siempre.

Y aquí el diseño periodístico tiene mucho que decir. Porque hay que recordar que Periodismo no es sólo la narración aséptica de la noticia. También es Periodismo la posición que toma el medio ante determinadas noticias. Y la manera de visualizarlas. Es lo que defiende Jesús Canga (2005) cuando reflexiona "sobre el olvido frecuente de que en el contenido de un medio periodístico se integran la calidad de la información que suministra, la forma en que ésta es expresada y su presentación visual, elementos plenamente aplicables a los medios periodísticos" impresos y en Internet.

Y lo que Black propone ahora es consumir ‘marcas blancas’, que son mucho más baratas pero no aportan el valor añadido de las que son líderes en el mercado. A ciertos públicos les sirven perfectamente. Pero siempre hemos oído que el negocio de la información no sigue las mismas reglas que el resto. Si no, tiempo al tiempo.


Bibliografía
CANGA LAREQUI, J.: La prensa y las nuevas tecnologías, Deusto, Bilbao, 1988.
CANGA LAREQUI, J.: ‘Periodismo en la Red. Diseño periodístico y ediciones digitales’, en Telos, abril-junio 2005, nº 63 segunda época. En línea (2010.07.26): http://sociedadinformacion.fundacion.telefonica.com/telos/articulocuaderno.asp@idarticulo=3&rev=63.htm
GONZÁLEZ DÍEZ, L.: ‘Autoedición’ en Tecnologías de la información impresa, Fragua, Madrid, 1993.
PÉREZ CUADRADO, P.: El reto de un diario de diseño: El Sol, 1990-1992, Zona Impresa, Madrid, 2004.