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viernes, 4 de septiembre de 2009

Leibovitz

Se trata del acontecimiento fotográfico del año en Madrid. Y lo estábamos dejando tan para el final que al final casi nos quedamos sin ver las impresionantes fotografías de Annie Leivobitz expuestas en la sala Alcalá 31 (original nombre de este espacio cultural ubicado en un monumental edificio del número 31 de la calle de Alcalá, propiedad de la Comunidad de Madrid). Pero nos dio tiempo, y todavía vamos a tener dos semanas más porque en un principio estaba programada hasta el 6 de septiembre y finalmente se ha prorrogado hasta el próximo día 20.

Eso sí, cualquier cosa que escribamos, seguro que se quedará corta porque la muestra es absolutamente asombrosa. Tanto, que más de 70.000 personas se nos habían adelantado ya para ir a visitarla, más de 5.000 el primer fin de semana, récord absoluto de visitantes en una exposición fotográfica en nuestra ciudad desbancando (por más del doble) la exhibición que sobre Andy Warhol organizó también esta sala en 2005. Y es que, cifras al margen, pocas veces se pueden admirar copias de gran formato con una calidad y maestría como las que hemos visto esta semana. Independientemente de que el estilo fotográfico de la autora pueda resultar más o menos interesante a unos u otros (es admirada y denostada con igual pasión), muy pocos fotógrafos alcanzan el nivel de maestría que desprenden estas poderosísimas imágenes.




Annie Leibovitz es la mejor retratista del mundo, si es que tal cosa puede afirmarse; y la mejor "portadista" del mundo también, si tal especialización existiera y pudiera medirse, que no. Pero tan es así, que algunas de las imágenes que realizó para la revista Rolling Stone, como la de John Lennon totalmente desnudo abrazado a su mujer Yoko Ono vestida, tomada muy poco antes de que lo asesinaran, y que fue su primer gran trabajo para esta revista cuando Leibovitz apenas tenía 30 años; o la de Demi Moore embarazada para Vanity Fair, se han convertido en inconos de la cultura popular.


Esta última imagen se muestra a la entrada de la exposición en una copia de enormes dimensiones y de una calidad que no puede describirse, sólo verse. Además, la fotógrafa cuenta la historia que hay detrás de ella: realizó un reportaje sobre la boda de Bruce Willis y Demi Moore y allí se conocieron. Leibovitz le planteó que estaría bien hacer unas fotos sobre su primer embarazo, que posteriormente se hicieron y también están en la muestra (una imagen en blanco y negro del vientre de ella con las manos de Bruce Willis a ambos lados). Más adelante, la revista encargó un reportaje sobre la actriz y pidió a la fotógrafa un retrato de su rostro para la portada, pero al hacer el reportaje dió la casualidad que Demi Moore estaba de nuevo embarazada y... tras convencer a la revista, que al parecer no fue fácil, su portada dio la vuelta al mundo.

En otras muchas imágenes, Leibovitz cuenta cómo se hicieron, lo que había detrás de ellas, lo que logró sin proponérselo a veces, sus intenciones... "No soy periodista", escribe sobre las imágenes que realizó de Sarajevo, "un periodista no toma partido y yo no quiero pasar así por la vida". No concede apenas entrevistas, pero nuestro buen amigo y compañero Antonio Lucas (él sí encuentra palabras para sus imágenes), uno de los grandes periodistas de nuestro país a pesar de su juventud (nos tiene prometido un artículo para encajabaja y no vamos a perdonárselo, que es muy bueno el muy...) sí pudo o supo entrevistarla en un artículo que os enlazamos aquí por su enorme calidad e interés.




Nos han sorprenido, eso sí, que junto a los conocidísimos retratos de famosos se expongan además de paisajes desolados en copias enormes, imágenes suyas mucho más íntimas: fotos de su familia, de sus padres en la playa, sus hermanos, sus hijas, ella misma y, sobre todo, de su compañera sentimental, la escritora norteamericana Susan Sontag, fallecida por cáncer en diciembre de 2004. Vivieron una relación muy discreta, en casas separadas aunque vecinas, durante 16 años, relación que se conoció con más detalle cuando Leibovitz habló de ello tras la muerte de su compañera. La presencia de Susan Sontag, autora además de un clásico sobre la teoría fotográfica titulado "Sobre la fotografía", es casi abrumadora porque la exposición no tiene una organización temática o temporal, otro de sus aciertos, y las fotografías de todo tipo se mezclan como posiblemente se mezclen en el interior de su genial autora.

La propia Annie Leibovitz inauguró en junio esta exposición organizada por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid (de vez en cuando se nota que existe algo así en Madrid, pero no nos acostumbremos... suponemos que el fin último fueron las fotografías de Esperanza Aguirre con Leibovitz junto a la imagen de Demi Moore, ¡en fin!) dentro de PhotoEspaña 2009. Llega a Madrid después de que sus casi 200 fotografías hayan viajado desde Nueva York a París, Londres o Berlín como parte del proyecto editorial "Annie Leibovitz: vida de una fotógrafa. 1990-2005", libro editado por Lunwerg, una auténtica maravilla de 480 páginas impresas con una calidad a la altura de los originales pero, eso sí, al módico precio de 60 euracos del ala.

Y es que, al parecer, esta fotógrafa de familia judía nacida en Connecticut en 1949 y que recorrió todo el país de base militar en base militar en su infancia porque su padre era teniente coronel del ejército, está pasando por grandes apuros económicos según las últimas informaciones publicadas sobre ella. Como otros grandes artistas acudió a la firma financiera Art Capital a finales de 2008 acuciada por problemas económicos y obtuvo unos pequeños préstamos por un total que supera los 16 millones de euros poniendo como aval sus tres casas y los derechos de autor de toda su obra... que puede perder ahora si la semana que viene (el día 8 de septiembre vence el plazo de devolución) no devuelve o renegocia. Pocos fotógrafos pueden permitirse una deuda así, pero es que hasta el próximo día 20 lo que podemos ver en Madrid son las fotografías de la fotógrafa mejor pagada del mundo. Id a verlas, es gratis.

sábado, 25 de julio de 2009

Ugo Mulas

La presente edición de PhotoEspaña nos ha descubierto al grandísimo fotógrafo italiano Ugo Mulas (1928-1973). En la planta baja de uno de los rascacielos más bonitos de Madrid, la sede del BBVA de Azca en el Paseo de la Castellana, podemos ver hasta este domingo, 26 de julio, aproximadamente un centenar de fotografías en blanco y negro (hay también alguna imagen en color, muy pocas), que nos han dejado absolutamente asombrados. Se anunciaba como una de las principales exposiciones del certamen de este año a pesar de que se trata de un artista conocido en nuestro país solamente entre expertos del mundo de la fotografía. Dorothea Lange o Annie Leibovitz, son algunos de los grandes nombres para esta edición, como nos tienen acostumbrados en PhotoEspaña, y cuando repasábamos el programa oficial hace unos meses no incluimos entre ellos el del fotógrafo italiano. Pero estábamos equivocados porque Mulas es uno de los grandes, pero grande de verdad, y confiamos en que esta primera gran exposición del artista italiano en nuestro país sirva para darle a conocer entre los aficionados a la fotografía. Porque lo merece.

Ugo Mulas nació en Desenzano del Garda (Brescia) en 1928. Se trasladó a Milán, que se convirtió en "su" ciudad, para estudiar Derecho, pero abandonó la carrera para dedicarse de forma autodidacta a la fotografía hasta convertirse en todo un referente intelectual citado por atutores como Umberto Eco (que hablaba de sus imágenes como "crónicas" o "ensayos"). Además de su trabajo de autor se ganó la vida en el mundo de la publicidad y la moda (hay alguna muestra en color y blanco y negro de esta faceta que nos han parecido menos interesantes), y su obra ha sido expuesta en Europa y América. Falleció prematuramente en 1973.

La exposición está ordenada cronológicamente y ya las primeras imágenes de la ciudad de Milán, su ciudad, a finales de la década de los 50 del siglo pasado, tienen una carga social "neorrealista", una plasticidad y una fuerza propias de un fotógrafo fuera de lo común.

Continúa la muestra con su sus fotografías del milanés Bar Jamaica, donde se daba cita la bohemia intelectual de la ciudad. Poco después, es enviado a la Bienal de Venecia y su objetivo curioso y experimental retrata a los grandes artistas italianos e internacionales durante varias ediciones. Max Ernst en un vaporetto, Lichtenstein (del que después realizará unos divertidos retratos en Nueva York con "bocadillos" a modo de los cómics que pintaba el artista pop), Rafael Canogar, Chillida y Antonio Saura (en el Café Florian, 1958).

A mediados de los 60 viaja a Nueva York donde se convierte en el fotocronista del Pop Art, habitual en la Factory de Andy Warhol o acompañante en las calles de Manhattan del influyente pintor Marcel Duchamp, además de entablar relación (y fotografíar, claro) a escritores como Arthur Miller, músicos de ultravanguardia como el inclasificable John Cage, o periodistas como Oriana Fallaci. Su serie de cuatro retratos del genial escultor y pintor suizo Alberto Giacometti cuando éste recibe la noticia de que le otorgan el Gran Premio de la Bienal de Venecia es absolutamente magistral, tan llena de la emoción que debía sentir Giacometti en aquel momento:





Es un poco tarde, pero no demasiado, porque mañana termina el que para nosotros ha sido un auténtico descubrimiento. Para quienes estéis ahora en Madrid y os interese la fotografía, os recomendamos que os acerquéis a ese maravilloso edificio del BBVA; para quien no esté en nuestra ciudad os enlazamos con su página web, muy buena por cierto, donde también se puede apreciar una muestra significativa de su obra, eso sí, sin la maravillosa y única textura del papel fotográfico de fibra en el que están copiadas las imágenes de Ugo Mulas.

lunes, 22 de junio de 2009

Se desnuda Baruch...

Hace ya un tiempo que nuestro amigo Baruch sufrió una de sus varias mutaciones y el periodista visual del otro lado del Atlántico, editor de nuestro blog hermano Visualmente, referencia digital obligada sobre el diseño periodístico en lengua castellana, se convirtió a ratos en el dueño perverso, o pervertido, de un enigmático Hotel. Hemos hablado ya muchas veces de nuestro querido Norbi, pero no lo habíamos hecho hasta ahora de sus últimas fotografías, porque sus últimas fotografías nos dejan sin habla...



Baruch comenzó a desnudarse desnudando mujeres en su Hotel Visual, poderosa revista online como él diría, de la que extrae después reportajes fotográficos para su voluptuoso blog Santa Carne. Lugar prohibido al que nunca, nunca, debéis entrar. Porque de hacerlo encontraríais peligro, pecado, posturas, pechos, pelo, pasión, profundidad de campo o poquísimo enfoque según lo que quiera que veamos, siempre mucho más de lo que esperas... Color, contraste, carne, culos, calor, cuerdas. Mujeres. Que desnuda y a la vez esconde este fotógrafo argentino que se esconde desnudándose, que nos ofrece su mirada ocultando sus ojos, lo suyos y casi siempre los de ellas. Que nos miran desde más allá del encuadre, desde el lugar al que nunca, nunca, deberíamos ir.



Al principio nos sorprendió, nos escandalizó, nos obligaba a cerrar la pantalla cuando alguien se ponía detrás para ver qué estábamos mirando, absortos, nos llenó de envidia imaginarle durante y después de las sesiones fotográficas, en esas habitaciones secretas de su Hotel Visual junto a las mucamas, detrás de su cámara pero allí con ellas dispuestas ellas a seguirle hasta donde su imaginación se atreve a llevarlas, a llevarnos... porque al principio nos sorprendió pero ahora nos tiene atrapados sobre ascuas ardientes esperando cada nueva imagen, cada nuevo número de su revista online, cada nueva entrada de su blog carnal.

miércoles, 3 de junio de 2009

Click, click. Vuelve PhotoEspaña

Cartel del Festival PHE

Querido lector/a. Deja por un momento el ratón, acércate al armario, saca la cámara de fotos y baja a la calle. Fíjate en aquello que ves todos los días, aquello a lo que no prestas atención, pero atesoras en tu memoria. Apunta y dispara. Acabas de sacar una foto a lo cotidiano. Precisamente el leit motiv del Festival PhotoEspaña 2009. Nosotros lo hemos hecho con mayor o menor fortuna como podréis comprobar.


Afortunadamente, la crisis no ha podido con el festival y vamos a poder disfrutar, en las tres sedes (Madrid, la principal, Lisboa y Cuenca, como subsedes) de los mejores fotógrafos del mundo, centrados bajo la temática de lo cotidiano: Zhao Ling, Serguéi Bratkov, Mauro Restiffe, Annie Leibovitz, Dorothea Lange, Pedro Costa, Enrique Meneses, Cristobal Hára o Bartolomé Ros son algunos de los ejemplos de las 72 exposiciones con las que contará el festival desde hoy mismo hasta el 26 de julio. Muchas fotos, muchos estilos, un denominador común: lo cotidiano, en todas sus versiones, desde múltiples ángulos.

Franco y Millán-Astray. 1926. Bartolomé Ros

Tenéis la larga lista en la web oficial, al igual que las actividades paralelas: talleres, clases magistrales (gratis), concursos, charlas, cine, etc. ¿Será suficiente mes y medio para disfrutar de todo? Seguramente no, pero, por si acaso, llevaros la cámara, nunca se sabe...

miércoles, 29 de abril de 2009

Cuando la mejor foto... no es la mejor foto

Debido a una lamentable calamidad, dejé por unos días aparcados los suplementos y volví para echar una mano en vacaciones en mi querido periódico. Y aunque (como diría cualquier deportista) a nadie le gusta entrar a jugar por la lesión de un compañero (¡¡ánimo Quique!!), el periódico es una fuente continua de buenos ejemplos para explicar cómo, a veces, el mejor material no te ofrece la mejor opción para una página.

El miércoles de Semana Santa, el Barcelona jugaba su partido de ida de octavos de final de la Champions contra el gigante alemán del Bayern de Munich. A los pocos minutos de partido se comprobó que el Bayern, efectivamente, sigue siendo un gigante. Lo de gigante lo decimos por el gigante estruendo que se escuchó incluso en Madrid cuando el equipo alemán se estrelló contra la lona del Camp Nou.

En estos casos, por el horario del partido, se prepara una primera versión de la página un poco a ciegas, para poder cerrar la primera edición a toda pastilla y luego ya con un poco más de tiempo, mimar más la edición para un posible alcance, o bien, la segunda edición. Pero conforme pasaba el partido nos fuimos dando cuenta de que el repaso del Barça era tal que quizás, la maqueta no nos fuera a valer, por demasiado simple. Así que lo mejor era buscar para primera edición una foto que ilustrara suficientemente o el éxito azulgrana o la debacle germana y dejar los posibles cambios más espectaculares para la segunda edición.

Conforme llegaban las fotos se nos fue poniendo cara de drama. Sorprendentemente, las fotos eran malas. Muy malas, la verdad. La noche no ayudó, diluvió en Barcelona, y eso provocó una serie de instantáneas sin vida, con mala iluminación y lo peor, CARENTES DE INFORMACIÓN. Para primera edición no teníamos ni una sola en la que se ilustrase lo que el partido fue. No hay que olvidar nunca que para estos casos, la foto buena es la que informa, muy por encima de otras más brillantes técnicamente pero que trasmiten un mensaje equivocado o lo peor, no trasmiten nada de nada.

Así que después de rebuscar mucho con Luisfer, jefe de sección de deportes, buen periodista, mejor amigo y tenaz hasta el agotamiento como buen puertollanense, elegimos con cierta resignación ésta para la primera edición:



Sin más. No queda mal, pero no está todo el partido ahí.
Falta la verdadera dimensión de la victoria. Por lo menos, salen Messi y Eto'o.


Pero lo curioso surgió para segunda edición. Dimos más tiempo a que entrara material y muy al final encontramos esta otra foto. Muy vertical, con una gran composición y ésta sí que ilustraba bien el partido. Messi era el gran protagonista y nos permitía hacer algo distinto, más espectacular. Faltaba el componente del descalabro teutón, pero ya lo aportaríamos en la segunda imagen, la del duelo Messi-Ribéry. ¡Perfecto! Hagamos la página. Queda bien... ¡Me gusta! ¡¡Mucho mejor!!... Cielos... no vale. La cara de Luisfer era un poema. ¿Por qué no vale? Por el dichoso medianil. Las fotos ahora pasan el lomo, ya no existen las dificultades técnicas que impedían este recurso hasta hace relativamente poco. Pero la información sigue siendo el ángulo en el que se soporta todo el peso de una página. Resulta que de esta manera, el lomo partía en dos a... Messi. Y aunque como bético-madridista fuera algo deseable, como periodista era un crimen impensable. La página nos encantaba, en nuestra pantalla se veía perfecta, pero en papel no iba a funcionar. La cosa, que descartamos con todo el dolor de nuestro corazón, quedaba así:



Mucho mejor página y mejor edición gráfica. En esta foto, Messi pasa de protagonista a héroe. La dimensión de la información se aproxima mucho más a lo que realmente fue. La segunda foto de Ribery acosado aporta la debilidad alemana


Así que lo dejamos pasar, hechos polvo, encomendándonos a la de primera edición, que era algo sosa, pero que visto lo visto, cada vez nos parecía mejor foto. Hasta que a muy última hora, apareció esta foto. No está mal, aunque probablemente a muchos de vosotros os parezca mejor foto la segunda. Pero en esta última por fin quedaba reflejada la catástrofe alemana. ¿Existe algo más dramático en fútbol que un alemán por los suelos? Será por la falta de costumbre, pero a mí me parece una imagen a destacar. Así que resoplando, aliviados, al final en segunda edición salió esta foto:


Mejor que la primera, quizá no tan potente como la segunda, el fuerte de esta página está en el mensaje. Aunque la foto no es técnicamente perfecta, refleja fielmente lo que fue el partido. Informativamente, es la mejor de las tres. La segunda foto se cambió para complementar la derrota alemana.

Las páginas nunca terminan de rematarse. Incluso cuando están cerradas están abiertas, porque siempre se pueden aportar nuevos matices a la información. Sólo es cuestión de buscar, y buscar, y buscar... Y lamentablemente-afortunadamente, en un periódico nunca, nunca se acierta a la primera.


jueves, 23 de abril de 2009

Una mirada de Nueva York en Madrid (Weegee)

Sorprende la calidad de las fotografías. La calidad técnica queremos decir, porque la fuerza y la vida que vomitan las imágenes de Weegee son de sobra conocidas. Ya os anunciamos antes de que comenzara la importante exposición que sobre este fotoperiodista ha organizado la Fundación Telefónica de Madrid en su sede de la Gran Vía (el histórico edificio de la Telefónica, vamos), y ahora, después de ver las copias de la época colgadas en las paredes nos hemos quedado asombrados, porque esperábamos fotos con el grano y la falta de detalle y nitidez típicas de las instantáneas tomadas deprisa y con poca luz, sobre todo teniendo en cuenta los medios técnicos (objetivos y emulsiones) propios de finales de la década de los 30 y comienzo de los 40, y sin embargo, resulta todo lo contrario: un altísimo nivel técnico, propio no sólo de un gran periodista, que también, sino además de un maestro de la fotografía.

Una vez más, la Fundación Telefónica ha vuelto a montar un evento cultural de mucha importancia. Y hemos perdido ya la cuenta de los que van. Esta exposición, titulada El Nueva York de Weegee, consta de 270 fotografías procedentes de la colección de Michèle y Michel Auer, "un extraordinario mapa en blanco y negro de la vida neoyorquina de la época posterior a la Gran Depresión", según nos dicen en el folleto.



En el que podemos leer que Weegee (1899-1968) se llamaba en realidad Arthur Fellig (la policía le comenzó a llamar así por lo parecido del sonido de este apodo con el tablero de la "ouija", ya que parecía adivinar el futuro para estar siempre en el lugar del crimen con su cámara preparada), no era norteamericano de nacimiento a pesar de ser ya un incono del periodismo de Nueva York, sino centroeuropeo desde donde emigró con diez años junto con sus padres. Trabajó durante años como ayudante de laboratorio en The New York Times y la agencia Acme Newspictures hasta que decidió instalarse por su cuenta, montando una pequeña redacción ambulante en el maletero de su coche para proporcionar las fotos y pequeños textos que él sabía que demandaban periódicos y agencias. En 1938 le concedieron el privilegio para instalar una radio de la policía en su coche y de ahí, más que por la intercesión de espíritus o su instinto, su facilidad para llegar el primero a cualquier suceso. Aunque como podemos ver en la exposición, en realidad fotografió todo lo que estaba a su alrededor, en especial durante la noche. Espectáculos, gentes, el mundo del circo... En 1943 y 1944 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) organizó dos exposiciones con sus fotografías, lo que supuso su consagración y su entrada al "mundo del arte". En 1945 publicó el núcleo de su trabajo en el famoso libro Naked City, del que podemos ver un ejemplar allí expuesto junto con libros posteriores, incluso con premaquetas que debió preparar el propio Weegee.


Y si sorprendentemente buena es la exposición, no lo es menos su catálogo. Editado por la propia Fundación, recoge las 270 fotografías que cuelgan del tercer piso del edificio y está dividido en las 14 temáticas que podemos observar en la misma (Durmientes; Incendios; Weegee´s People; Circo; Harlem; Sábado por la noche; Espectáculos; Striptease; En la ópera; La Bowery; Policía y Cía; El cine de la calle; Coney Island; y Desnudos, fotomontajes) y por una pequeña biografía y bibliografía sobre el personaje.



Y antes de cada epígrafe temático, un par de páginas en las que podemos encontrar datos curiosos de la vida de Weegee. Datos como que rechazó un primerizo empleo de fotógrafo porque ¡¡¡tenía que ponerse traje y corbata!!! o que perfeccionó su peculiar forma de revelar los rostros (photo-verité, se llegó a conocer) con sus vecinos de color, que querían salir lo más blancos posible en las fotografías.


A través de estas páginas también nos enteramos que él también durmió en la calle (de ahí su obsesión por los "durmientes"), que sus primeros encargos los hizo en la agencia Acme, que era capaz de tratar los carretes incluso en la cabina del conductor del metro o que desarrolló un particular y macabro sentido del humor que reflejaba en sus fotos.


Así, poco a poco, 14 capítulos con todas las fotos de la exposición a página completa y con un índice de cada una de ellas que incluye los pies originales que puso el propio Weegge: imágenes de parejas besándose, de los bañistas de Coney Island, de los vecinos de Harlem, de la Metropolitan Opera, de desnudos y, cómo no, de asesinatos, una de las especialidades de Weegee.


En total, 384 páginas magníficamente impresas. Una auténtica joya de libro, en definitiva. Y a un módico precio, 30 euros, que ha hecho que el catálogo se agote rápidamente. No nos extraña, porque es un precio más que razonable comparado con los palos que nos meten en otras exposiciones. Un 10 para la Fundación.

Tenéis hasta el 17 de mayo para ver la exposición y, si reponen el libro, comprar el magnífico catálogo.

Mario Benito y Luis Blasco

miércoles, 18 de marzo de 2009

Walker Evans

Autorretrato de Walker Evans.

A Walker Evans lo que en realidad le gustaba era escribir. Y le gustaba mucho. En 1922 (19 años después de nacer en San Luis) viajó hasta París para intentar ser uno de esos poetas que adornaban la ribera del Sena en los años 20. Afortunadamente para nosotros, no lo consiguió y decidió enfocar su vena artística en la fotografía, el arte que consideraba más parecido a la poesía. Así, conseguía plasmar con imágenes lo que no podía hacer con las palabras.

Las primeras instantáneas de Evans datan de 1928 en Nueva York, ciudad que retrató, insistentemente y en varias facetas, durante toda su vida. Armado con una Leica disparó sus primeras imágenes a edificios y habitantes por igual, consiguiendo retratos y paisajes de una nitidez asombrosa y que podemos contemplar en la breve pero intensa exposición de la Fundación Mapfre.

Nueva York, según Walker Evans
Sin embargo, su fuerte fue la fotografía documental, quizá como arma para reflejar, como un espejo, la realidad que le rodeaba y que le obsesionó durante todo su vida.


Uno de sus primeros encargos fue una serie de fotografías sobre La Habana que se encargarían de ilustrar el libro de Carleton Beals The Crime of Cuba. Imágenes de la ciudad, de sus habitantes, de sus miserias...

Preocupado por la puesta en página de sus fotografías (como hemos visto en otros fotógrafos) insistía en que le respetaran al máximo los cortes de sus fotos y el planteamiento que hacía de las mismas. Y así se lo hacía saber al autor del libro en la correspondencia que ambos intercambiaron y que está brevemente recogida en los muros de la exposición.

Pero su mejor trabajo documental llegaría en 1936. Bajo la mano de la revista Fortune y junto con el escritor James Agee, retrataron, uno con la pluma y otro con la cámara, las desastrosas consecuencias de la Gran Depresión en tres familias de aparceros de Alabama. Con la máxima de mínima intervención, máximo respeto, fue retratando situaciones y personajes de la manera más fiel posible. El trabajo nunca llegó a ver la luz en la revista porque lo consideraba "demasiado radical". Cinco años después, Agee y Evans publicaron en formato libro y bajo el título "Elogiemos ahora a hombres famosos" lo que Fortune no se atrevió a publicar. Una pequeña parte de esas instantáneas está presente en la exposición.

Tras este trabajo, vuelve a Nueva York para captar lo que él consideraba como parte del alma de la ciudad: el metro. Con una Contax escondida bajo el abrigo, recoge, en crudo, sin ningún tipo de encuadre ni vista previa, a los usuarios del suburbano de la Gran Manzana. Trabajadores, familias o grupos de mujeres fueron algunas de las "víctimas" que podemos ver colgando junto a otras imágenes de la ciudad.

Entrada a la exposición.


Enemigo acérrimo del color en la fotografía, al que calificó de "vulgar", lo abraza con insistencia en su última etapa a través de su Polaroid SX-70. Obsesionado hasta el extremo con la cartelería que adorna los barrios neoyorquinos, podemos ver varias de estas polaroids en la exposición, en las que juega con encuadres, tipografía y la particularidad propia de estas cámaras. Con este tipo de fotografía, irá dejando poco a poco la práctica de la fotografía para centrarse en la enseñanza de la misma hasta el día de su muerte, el 10 de abril de 1975.

Polariod de Evans.


Elogiemos ahora a hombres famosos

La editorial Backlist acaba de publicar en castellano el libro de Walker Evans y James Agee que ya os hemos mencionado, una auténtica obra maestra del periodismo. "Elogiemos ahora a hombres famosos" (Let Us Now Praise Famous Men) Se editó por primera vez en nuestro país en 1993 por Seix Barral pero estaba agotado desde hacía años. La historia del libro es conocida, la revista neoyorquina Fortune decidió enviar en plena depresión económica, en 1936, a uno de sus mejores escritores al sur de los Estados Unidos para escribir un reportaje sobre las condiciones de vida y trabajo de los arrendatarios del algodón. Eligieron como fotógrafo a Walker Evans que entonces trabajaba para el Departamento de Agricultura del gobierno (Farm Security Administration), documentando precisamente las consecuencias de la Gran Depresión en el entorno rural. Partieron hacia Alabama y convivieron durante los meses de julio y agosto de 1936 con tres familias blancas de trabajadores del algodón.

James Agee (Knoxville, Texas, 1909-Nueva York, 1955) se licenció en Harvard y comenzó su carrera profesional en esta revista a la vez que publicaba sus primeros libros de poemas. Y es que, precisamente, se trata de la visión de un poeta lo que encontramos en este escalofriante reportaje periodístico. Unas minuciosas descripciones de las habitaciones, de la luz de una lámpara de queroseno en un porche, de noche, mientras todos duermen en una mísera casa, todos menos él. "La luz de esta habitación es la de una lámpara. Su llama en el vídrio tiene la delicadeza seca, silenciosa y hambrienta de la última hora nocturna (...) y siento que si puedo conseguir, mediante una quietud total, no perturbar este silencio, podré contarles todo lo que hay en el reino de Dios, sea lo que sea, cualquier cosa que desee contarles, y que, sea lo que sea, ustedes no podrán por menos de comprenderlo."

Tanto el texto, como las durísimas fotografías de Evans, fueron rechazados por la revista de la que el fotógrafo llegó a ser jefe de redacción, porque aquello resultaba demasiado real. La crudeza de ver gente blanca viviendo en la auténtica miseria, esos ojos mirando directamente a la cámara, mirándonos a nosotros, el relato sin ninguna concesión de Agee, fueron demasiado y el reportaje no se publicó. Pero James Agee perseveró y logró que cinco años después, en 1940, sus notas y las fotografías se publicasen en forma de libro con el título de "Elogiemos ahora a hombres famosos".

El libro comienza con 64 de las ya míticas fotografías de Walker Evans, auténticos iconos del fotoperiodismo documental, imágenes directas que forman una serie al ser vistas una a una en vez de lo habitual en estos casos de entremezclarse con el texto, o aparecer junto a pasajes donde se habla de determinados personajes o situaciones. Aquí el discurso fotográfico discurre por un camino propio y el texto por otro, un camino distinto del habitual porque este libro, muy influyente en los Estados Unidos desde su publicación hasta ahora a pesar de su estructura fragmentada y de que su lectura es muy difícil en algunos pasajes, combina periodismo de investigación, autobiografía, filosofía o poesía... para de una manera despiadada y comprometida hablar sobre todo de la dignidad de las personas.

Varias de las imágenes con las que se abre "Elogiemos ahora a hombres famosos", auténticos iconos del siglo XX alguna de ellas. Fotografía en estado puro.


James Agee obtuvo el reconocimiento y la fama sobre todo por su labor de guionista para Hollywood, porque entre otros firmó los guiones de La Reina de Africa(John Huston) o La noche del cazador (Charles Laughton). En 1957 recibió el premio Pullitzer por su novela autobiográfica "Una muerte en la familia" (A Death in the Family), pero Agee había fallecido dos años antes, con tan sólo 45 años, de un ataque al corazón mientras iba en un taxi por la ciudad de Nueva York.

Luis Blasco y Mario Benito

jueves, 5 de marzo de 2009

¡Grande Navia!

Le conocíamos por sus grandes reportajes fotográficos para infinidad de medios de comunicación españoles y de todo el mundo, admirábamos su obra y ahora, desde esta mañana, le admiramos a él; porque José Manuel Navia ha inaugurado las XII Jornadas de Fotoperiodismo, Edición y Diseño en Prensa organizadas por la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, dedicadas en esta edición a los Suplementos de Prensa, con una conferencia que quienes hemos tenidos la inmensa suerte de asistir a ella recordaremos... siempre. Desde la primera hasta la última imagen proyectada y, sobre todo, desde la primera hasta la última de sus palabras, hemos disfrutado de un derroche de inteligencia, de saber, de oficio, de amor al periodismo y a la fotografía, de humor y, sobre todo, de humildad. La humildad de quien es absolutamente grande.

"Tenemos el mejor oficio del mundo", ha comenzado Navia, "más que oficio, es una forma de vida". Y ha destacado, además, que es el mejor oficio a pesar de estos momentos de crisis que algunos catastrofistas señalan como el final del periodismo, o del periodismo de calidad, y a pesar de que los cambios tecnológicos puedan dejar a algunos algo descolocados. Este hombre de pequeña estatura y enorme altura intelectual, a pesar de superar los 50 años, ha sabido en este sentido cambiar al formato digital, "aunque me costó tres años, estoy encantado y traigo la mitad de lo que os voy a mostrar en diapositivas y la otra mitad en un pendrive". Trabajos publicados en suplementos de los grandes periódicos "el soporte soñado por todos los fotógrafos de prensa", como el dominical de El País ("el colorín", le llamamos) en el que además fue durante un tiempo jefe de edifición fotográfica, La Vanguardia, La Repubblica (Italia), Expresso (Portugal) y un larguísimo etcétera en el que hay que incluir también a National Geographic, donde ya sabemos el nivel de excelencia que exige a sus fotógrafos.

Pero antes ha querido hacer un breve repaso a la obra de tres grandes fotoperiodistas dedicados al documentalismo, a los grandes reportajes de la historia. Una mirada personal y crítica a esas fotos que todos habíamos visto tantas veces pero que, gracias a Navia, hoy hemos descubierto de verdad, de una manera totalmente distinta porque "las fotos se leen, como los textos, y hay que mirarlas despacio".



Tres maestros absolutos, clásicos indiscutibles. Primero Eugene Smith y su reportaje sobre el pueblo español Deleitosa aparecido en la revista norteamericana Life (revista que para Navia es el modelo del que parten todos los suplementos de prensa, "y no se ha hecho nada radicalmente nuevo desde ese comienzo, sólo dar algunas vueltas"). Sobre Smith, ya os comentamos aquí y os mostramos imágenes sobre esta pieza maestra del fotoperiodismo, "Spanish Village", con motivo de su reciente exposición en Madrid dentro de PhotoEspaña. Dejando claro que para él se tratan de obras maestras del documentalismo fotográfico, Navia ha puesto de manifiesto y ha destacado aquellos elementos de estos auténticos iconos del siglo XX que son producto de la mayor o menor manipulación, de la puesta en escena que llevaba a cabo Smith para conseguir las fotos que él quería obtener "porque él ya tenía una idea preconcebida de la España que quería fotografía y forzó la realidad". Son pues, "¿realidad o cuento?", los asombrosos reportajes de Smith, "pues un poco a medias".

Reportaje de Eugene Smith sobre el Pueblo Español

Le ha tocado el turno después a Walker Evans (del que todavía estamos a tiempo para ver su exposición en Madrid) y a su serie de fotografías sobre la depresión norteamericana realizadas entre julio y agosto de 1936 en el sur de los Estados Unidos, escalofriantes documentos sobre la pobreza "sin manipulación, auténtico trabajo documentalista, sin recreación... con una fe inmensa en la propia realidad". Además del trabajo de Evans, cuya dureza y verdad causaron que sólo se publicasen muchos años después y en formato de libro porque "ningún medio las quiso publicar", Navia ha mencionado el trabajo de James Agee, el periodista que acompañó a Evans en este auténtico viaje hacia lo más duro de la realidad, plasmado en el libro reeditado recientemente en España "Elogiemos ahora a hombres famosos". "Posiblemente el mejor libro sobre periodismo que yo haya leído", nos ha confesado Navia.

El tercero de los maestros sometido a su mirada crítica ha sido, nada más y nada menos, que Robert Frank. Pasando imágenes en el proyector sobre un fotorreportaje de Frank en nuestro país, muy poco después del realizado por Smith, Navia nos ha contado, admirado, que "esto sí era España... esto es fotografía en estado puro". Una tercera vía entre la puesta en escena de Smith y la durísima ausencia de todo lo que sea una imagen frontal de Evans, "intentar ser artista para los periodistas, y periodista para los artistas".


Edición fotográfica
La segunda parte de las jornadas sobre fotoperiodismo debía correr a cargo del editor jefe de fotografía del diario El País, Ricardo Gutiérrez, pero un imprevisto de última hora le impidió hacerlo ("nos han llamado de El País diciéndonos que tiene una reunión urgente que no estaba programada") y entonces el propio Navia cogió el toro por los cuernos para hablarnos de edición fotográfica. Y si la primera parte resultó interesante, la segunda ha sido absolutamente impagable.

José Manuel Navia en varios momentos de su conferencia


Ya durante el descanso nuestro querido amigo y maestro Pedro Pérez, organizador junto a Laura González Díez de las Jornadas hasta el año pasado porque ahora afronta nuevos retos profesionales (Laura sigue adelante con esta imprescindible labor de manera sobresaliente) nos hizo notar que se trataba de uno de los pocos fotógrafos, si no el único, de cuantos habían pasado durante doce años por estas jornadas que habían mostrado las fotos "puestas en página". Y es que este gran fotógrafo y periodista entiende el periodismo como obra colectiva, como lo que es. "No hacemos lo que hacemos para el lucimiento del fotógrafo, ni del plumilla, como les llamamos cariñosamente, ni de nadie... no importa si no publican tu foto o eligen otra que te gusta menos, hay que hace lo mejor posible las fotos, tenemos que hacer cada uno nuestro trabajo de la mejor manera posible" pensando que después, otros, intentarán hacer también lo mejor posible su trabajo editándolas, poniéndolas en página, diseñando y maquetando, escribiendo... "el periodismo, es un trabajo de equipo y quien se enfada o no acepta estas cosas, no sabe de qué va todo esto".

El mismo reportaje fotográfico de José Manuel Navia "puesto en página" en distintas publicaciones internacionales

Para José Manuel Navia la edición consiste en contar una historia, y la puesta en página debe obedecer siempre a un criterio, tener un "porque sí"; las fotos no deben ponerse de manera que la "página quede bonita, no, no es eso... debe haber un propósito, un propósito periodístico", contar, informar, como decimos siempre, no decorar. Y el fotoperiodista "como dice la palabra, es fotógrafo y es periodista, debe ser capaz de redactar correctamente el pie de todas sus fotos, identificar a los personajes siempre que sea posible, porque el fotógrafo de prensa es un informador... si alguien quiere colgar después tus fotos en un museo, ¡pues mira qué bien! Pero nosotros las hacemos pensando en que sean publicadas en medios de comunicación". Es que no se puede añadir ni quitar nada. Sí, sí y sí.

"El soporte ideal de la fotografía es el papel, aunque no me disgustan las pantallas", nos confiesa este hombre inteligente, culto y divertido, "además tengo un blog" (que evidentemente pasará a nuestra galería de enlaces porque ya hemos visto la calidad de las imágenes y reflexiones allí publicadas y que no debéis perderos), con el que también disfruta porque como él mismo advierte "¡bienvenida la tecnología, tú te crees que alguien que hubiera podido fijar imágenes con medios físicos, no digo ya digitales, se habría metido en el embolado de los haluros de plata y la química... hombre, la humanidad hace siempre lo que puede". ¡Grande Navia!, muy grande. Gracias.


Postdata
Durante este primer día de las jornadas la noticia más comentada allí fue, qué duda cabe, el tremendo expediente de regulación de empleo planteado por los directivos del ABC. ¡Más de la mitad de la plantilla del periódico! ¡238 trabajadores, el 52 por ciento del total! Y este mismo día el decano de la prensa madrileña habla de 3.481.859 parados ...y sigue. Sigue en parte por actitudes como la propia empresa editora de esta portada. Muchos de quienes formamos parte de este oficio, todos los que esta mañana lo comentábamos allí, estábamos de acuerdo que así, seguro que no se salvan los periódicos. Casi todo lo contrario. Un abrazo a la gente del ABC y suerte para salir de esta crisis brutal en la que todos, de una u otra manera, estamos metidos.


Texto: Mario Benito. Reportaje fotográfico: Luis Blasco

miércoles, 25 de febrero de 2009

Descubriendo a Weegee en Madrid



La Fundación Telefónica (ya sabéis, Gran Vía 28, Madrid) nos trae un buen regalo para el próximo mes de marzo: la exposición New York´s Weegee. La obra de Arthur Fellig (Zloczew, Polonia, 1899-Nueva York, 1968), más conocido como Weegee, empieza poco a poco a ser reconocida como merece. Llegó a los 11 años a Estados Unidos y con 18 ya se encontraba trabajando en un estudio de fotografía. Tras ser fotógrafo de agencia, la frustración de no poder firmar sus obras le motivó para convertirse en fotoperiodista freelance a partir de 1935. Y se convirtió en más que célebre.

Fue conocido por ser el primero en llegar a la escena de un crimen, a un accidente, a un arresto, a un rescate, y tras publicar en revistas como LIFE, Vogue o Popular Photography, en 1938 consiguió ser el primer y único fotógrafo en obtener un permiso para instalar una radio que le permitía recibir las transmisiones de la policía y los bomberos. Esta ventaja le permitió perpetuar su mito.

Armado con una cámara Speed Graphic de 4x5, calibrada con una apertura de f/16, una velocidad de obturación de 1/200 y una distancia de enfoque de unos 3 metros, más un imprescindible flash de la época, consiguió fotos nocturnas truculentas y de tremendo impacto. Pero también practicó el retrato, el desnudo, las imágenes de multitudes y hasta escenas eróticas. Nada mejor que unas muestras para ver lo que nos vamos a encontrar en esta exposición.













Como modo de apoyo, recomendamos su primer libro de fotografías: Naked City de 1945.

Podremos degustar la muestra en la Fundación del 5 de marzo al 17 de mayo. Y para más información sobre su vida y obra, visiten la recomendable Weegee´s World.