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jueves, 18 de septiembre de 2008

Lecturas de verano y III
(válidas para cualquier fecha)

Para terminar, un regalo. "El último ejemplar del New York Times". Y que no se asuste nadie, no es que la crisis haya llevado a la quiebra al más importante periódico del mundo, o que lo hayan quemado los de 233 grados y que me hayan regalado el último ejemplar impreso, no. Al menos de momento. Se trata del libro publicado por el periodista italiano Vittorio Sabadin subtitulado "El futuro de los periódicos en papel" y con epílogo de nuestro querido Carlos Pérez de Rozas, que es quien tuvo el detalle de regalárnoslo. Y ahora, ya podéis asustaros.


En cuanto empecemos su lectura, porque en este ensayo Sabadin, periodista del diario italiano La Stampa de Turín desde 1979, del que ha sido subdirector y director adjunto entre 1986 y 2006, y en el que se ha encargado del proyecto de integrar las redacciones del diario y de su página web, recopila todas las teorías y profecías catastrofistas sobre el futuro, negro, de los periódicos impresos. Negro de muerte. Como tanto gurú apocalíptico, no deja de recordarnos el descenso continuo en las ventas desde hace unos veinte años, las tesis del gran Philip Meyer en su "The Vanishing Newspaper" (2004) señalando el año 2043 como el último en el que se imprimirá el diario neoyorquino; o incluso las declaraciones del editor del New York Times, Arthur Sulzberger Jr., en las que afirma que su periódico podría desaparecer de los quioscos mucho antes, en 2013. "Y sabéis qué", añade el propietario del mítico diario, "no me importa". Porque para él, The New York Times es una marca que continuará después en la web. Sí, añadimos ahora nosotros, pero se olvida de todo lo que significa un periódico, o quiere olvidarlo. O no lo sabe. Y seguro que si ellos dejan de imprimir, otros no lo harán. Seguirán haciéndolo, e incluso empezarán a hacerlo. Seguro, que también nos ponemos de vez en cuando el disfraz de profeta.

Después de citas, análisis, datos, y muchas, muchas opiniones, Vittorio Sabadin llega a la sencilla conclusión de que "probablemente la única razón verdadera y banal para que los periódicos vendan menos ejemplares, es que ya nadie tiene tiempo para leerlos". Y como receta curativa nos ofrece una tan original como que los "sistemas más viejos se tendrán que adaptar y cambiar. Renovarse o morir". Casi de Perogrullo. Tal vez es que no haya reparado en que los periódicos lo han estado haciendo desde que existen; compárese un periódico actual con uno de principios del siglo XX, o de mediados, o de hace diez años... y es que tal vez el reto no esté en cambiar, sino en la velocidad y dirección en que hay que hacerlo ante la "aceleración" de los tiempos, de sus usos y costumbres, de la tecnología.

Aunque no le falta interés al estudio de Sabadin y está muy bien escrito, mucho más interesante nos parece el epílogo de Pérez de Rozas, y no sólo porque haya sido él quien nos ha enviado el libro, que también, qué coño, sino porque frente al exceso de opiniones, siempre discutibles, imposibles de verificar, de los gurús periodísticos, el profesor que hay en nuestro amigo catalán nos ofrece datos e informaciones que son incuestionables. Y porque nos gusta más ese acto de amor a los periódicos que son sus "Miradas a la prensa escrita de los últimos 25 años".

Dobles páginas dedicadas al USA Today, la prensa latinoamericana y la prensa española, respectivamente.


Organizado en dobles páginas ilustradas con las páginas de los periódicos y su evolución, Pérez de Rozas, profesor universitario desde hace 30 años en distintas universidades catalanas, periodista miembro de una saga familiar de fotoperiodistas de prestigio, director de arte de La Vanguardia de Barcelona entre 1989 y 2007, y actualmente uno de los directores de Cases i Associats (¡casi nada!, vamos) hace un recorrido por la evolución de los principales diarios europeos y americanos en los últimos 25 años. Nos muestra, por ejemplo, el "shock" que supuso para The New York Times ("La Dama Gris") imprimirse en color como hace ahora después de su centenaria historia en blanco y negro, y cómo este acontecimiento supuso el fin del "debate entre el uso del blanco y negro y el color en la prensa de calidad de todo el mundo". El nacimiento del USA Today; el "gran paso adelante" de América Latina; la "renovación total" que vivió la prensa española desde el nacimiento de El País; la apasionante "batalla de Londres" con el traumático paso del formato sábana al tabloide que han vivido sus periódicos de calidad (el formato tabloide se asocia allí, perdón se asociaba, a prensa sensacionalista hasta el punto de que las palabras "tabloide" y "sensacionalismo" eran sinónimos); la "pasión en papel" de los diarios deportivos; o la que en un principio "parecía imposible" prensa gratuita, entre otros.

El libro, editado en España por la editorial Sol 90 media, es pues desigual en sus dos apartados: imprescindible en esta parte final sobre la evolución ilustrada de la prensa internacional, y muy interesante en la primera, se coincidan o no con los argumentos del autor. Por cierto, ¿es el New York Times el periódico que sujeta el lector que aparece fotografiado en la portada del libro? Yo creo que no.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Lecturas de verano II
(válidas para cualquier fecha)

En segundo lugar, una novela. Stieg Larsson era un periodista sueco que para su mayor gloria, y desgracia, decidió una noche a sus 47 años empezar a escribir una trilogía de novelas policiacas a las que llamó Millennium. Reportero de guerra y de investigación especializado en los grupos de la ultraderecha alemana y nórdica, miembro fundador del proyecto antiviolencia Stop the Racism y director de la revista Expo, en la que trabajaba y trabajan gratuitamente periodistas para contar allí lo que no publican los grandes medios, aficionado desde niño a la novela negra y viviendo al día porque ninguno de sus muchos proyectos generaba precisamente dinero, dedicó las noches a escribir sobre el periodista ideal que él hubiera querido ser (y todos), investigando corrupciones y crímenes para Millennium, la revista ideal en la que Larsson hubiera querido trabajar (y todos).

Escribió unas 1.500 páginas a un ritmo frenético, a base de café, cigarrillos y "fast food" durante tres enloquecidos y agotadores años en los que apenas durmió y cuando entregó la tercera novela de la trilogía y estaba a punto de publicarse la primera, falleció inesperadamente de un ataque al corazón. Estaba convencido de que tendría éxito y, por fin, ganaría dinero con alguno de sus proyectos. Apenas habían pasado diez días de su visita al editor, el ascensor de la revista Expo estaba estropeado y Stieg Larsson subió a pie los siete pisos que separan la redacción de la planta baja. Media hora después, una ambulancia se lo llevó al hospital y al poco tiempo falleció sin llegar a ver ni a disfrutar del éxito de sus novelas. Ni él, ni su pareja durante 30 años, la arquitecta Eva Gabrielsson, porque al no estar casados no ha recibido ni un céntimo de los varios millones de euros que ha generado como derechos de autor "Los hombres que no amaban a las mujeres", la primera parte de Millennium que ha triunfado primero en Suecia y en los países nórdicos, después en Gran Bretaña, Alemania y, sobre todo, en Francia. Ahora ha llegado a España.

Lo primero que hay que decir es que se trata de una novela absolutamente fascinante, adictiva (hay quien nos ha reconocido haber leído sus casi 700 páginas en un día y medio, prácticamente sin hacer otra cosa que leer durante horas seguidas, posiblemente como la escribió Larsson). Es una maravilla independientemente de que sea un best seller o no, condición que en la mayor parte de los casos supone precisamente lo contrario, e independientemente también de la increíble historia de cómo fue escrita que os hemos contado.

Pero es que, además, y en lo que a nosotros nos concierne, se trata de una novela "periodística", en la que el protagonista, Mikael Blomkvist, ese periodista ideal, libre, brillante, inteligente y honesto, rodeado de mujeres que lo desean y a quienes él satisface con generosidad, caballeroso... en fin, de todo, se ve envuelto en la investigación de un crimen en el seno de una saga familiar con poder y dinero, acompañado por el personaje más extraño y cautivador del libro, la joven Lisbeth Salander, "lo que podría haber sido Pipi Calzaslagas de mayor", según comentó el autor en la única entrevista que hizo sobre su novela. La trama es envolvente, llena de giros que no te dejan salir del mundo creado por Larsson y que te llevan a leer cada vez más rápido lamentando a la vez que aquello se va a acabar, que cada página es una página menos.

Se investiga un crimen que luego será otra cosa más y mil cosas más después, como en las grandes novelas del género, pero se utilizan técnicas de investigación periodística y otras que no os vamos a contar, sobre todo con las que nos sorprende la enigmática y brutal jovencita Salander. Es mucho más que una novela policíaca porque aborda la condición humana en general, se habla de mujeres y violencia contra ellas, y se muestran los entresijos del poder económico, de las empresas periodísticas, el funcionamiento oculto de la maquinaria de la información hasta el punto de que para nosotros es, posiblemente, la mejor novela "periodística" que conocemos. "Los hombres que no amaban a las mujeres. Millennium I", de Stieg Larsson. Leedla... y luego hablamos.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Lecturas de verano I
(válidas para cualquier fecha)

Primero un ensayo. Escrito por un matemático sobre la lectura de periódicos. Un matemático que confiesa tener como primeros recuerdos el silbido de un tren y a su abuelo, "en la mesa de la cocina, leyendo el Chicago Tribune". El libro es "Un matemático lee el periódico", y su autor el norteamericano John Allen Paulos, doctor en matemáticas y profesor universitario además de prestigioso divulgador y colaborador en distintos medios de comunicación de su país. Está publicado por Tusquets, y aunque apareció hace ya más de 10 años (1995, en Estados Unidos), se viene reeditando desde entonces porque no sólo está escrito con agilidad y un estilo lleno de ironía sino sobre todo por el original punto de vista de su completísimo contenido.

Está estructurado a la manera de un periódico, dividido en cinco grandes secciones (Política, economía y nacional; Local; Estilo de vida, confusión y noticias light; Ciencia, medicina y medio ambiente; y la sección final dedicada a Alimentación, libros, deportes, necrologías) para que al igual que en la prensa escrita los lectores eligan por dónde empezar y continuar su lectura, uno de los aspectos "atractivos" de los periódicos para el autor ("heterogeneidad y aleatorias vías de acceso", lo llama matemáticamente). Además, están precedidos de una jugosa introducción y una conclusión final. En cada una de las secciones analiza los temas y la manera en la que son tratados habitualmente en la prensa y pone al descubierto paradojas, errores y manipulaciones que sufren incluso los propios periodistas por parte de sus fuentes, en especial las institucionales, en parte por desconocer principios básicos matemáticos. Las estadísticas y las encuestas se llevan la mayor parte porque Allen es también uno de los teóricos del llamado "periodismo de precisión" (Philip Meyer, 1973), una técnica de investigación periodística que a grandes rasgos, consiste en utilizar bases de datos para cruzarlas y compararlas utilizando técnicas estadísticas. Métodos de investigación social e informáticos aplicados al periodismo.

Por poner un ejemplo de lo que nos cuenta el libro, el capítulo titulado "Teléfonos móviles relacionados con el cáncer cerebral" es una divertida y a la vez espeluznante muestra de lo que se puede hacer manipulando datos, puesto que con cifras en la mano se puede "demostrar científicamente" que los móviles son tanto culpables de generar tumores cerebrales como capaces de prevenirlos. Pero hay mucho más, porque cada uno de sus breves capítulos son tan sorprendentes y aleccionadores como éste.

En las conclusiones de este matemático amante de los periódicos (para él no van a desaparecer sino que enriquecen al resto de medios, aunque eso sí, han pasado trece años desde que lo escribiera y resultaría interesante saber qué piensa ahora, cuando todo parece empeorar en "progresión geométrica", que algo de matemáticas, poco, también sabemos) propone "aumentar la serie de preguntas habituales que los periodistas formulan y que a los lectores les gustaría ver contestadas. Además de Quién, Qué, Dónde, Cuándo, Por qué y Cómo, habría que incluir Cuántas, Con qué probabilidad, Qué fracción, Comparado con qué..." y unas cuantas más que os animamos a que descubráis leyéndolo. Porque "Un matemático lee el periódico" es un libro interesante y divertido para los aficionados a leer, necesario para los lectores de periódicos y debiera ser imprescindible en las facultades de periodismo como texto obligatorio para quienes quieren escribirlos.

jueves, 17 de julio de 2008

W. Eugene Smith contra la maquetación

Alguna vez algún fotógrafo nos ha felicitado por la puesta en página de alguna de sus fotos. Nos ha sucedido, sí. Alguna vez. El resto de las ocasiones, la inmensa mayoría, hemos sufrido exactamente lo contrario, culpables sin posible expiación de haber echado a perder su trabajo, de no haber dado la foto lo suficientemente grande, de no haber incluido el número de imágenes necesarias, de elegir mal dejándonos fuera "la buena"... de tantas cosas más que ellos imaginaron de una manera distinta a como nosotros materializamos. Claro que supondría un milagro del azar que dos personas dispusieran exactamente igual un determinado número de fotos sobre un determinado número de páginas, en un determinado y preciso orden, con el mismo tamaño. Hagamos números si aún recordamos el cálculo de probabilidades. "Oye, esto yo lo habría hecho de otra manera". Sí, claro, incluso yo mismo, de haberlo hecho un día antes o un día después, posiblemente lo hubiera resuelto de otra forma.

Se me viene todo esto a la cabeza bajo la plaza de Colón, en pleno centro de Madrid, sobre cuya superficie estuvo montada no hace mucho una enorme carpa con pantallas gigantescas para ver allí los partidos de la selección española de fútbol en la Eurocopa mientras que aquí abajo PHotoEspaña 2008 nos ofrece una soberbia exposicion sobre el cada vez más grande W. Eugene Smith, el "fotógrafo de la verdad". El maestro del "fotoensayo", o más bien el autor de los que él mismo denominaba "ensayos fotográficos", imágenes y series de imágenes de enorme carga emotiva, a veces manipulando la realidad para conseguir una sensación de mayor realidad (de ahí lo de "Más real que la realidad" que la exposición lleva por título y motivo por el que sufrió algunas críticas), de un nivel técnico siempre en la más absoluta excelencia y, sobre todo, con una fuerza brutal. Imágenes que te gritan y ante las que camino sobrecogido.
Smith trabajó entre 1946 y 1954 para la revista Life, la más importante de la época (llegó a tener más de 20 millones de lectores y fue una de las cumbres del fotoperiodismo) que le consagró como un fotógrafo de fama y prestigio internacional, a pesar de sus continuas desavenencias con la redacción por la puesta en página de sus fotos. Allí publicó estos "ensayos fotográficos" que ahora están en la historia del periodismo y la fotografía. En Madrid se exponen los más importantes y emblemáticos, junto con las páginas de la revista y las pruebas y hojas de contactos del autor.

Country doctor (médico rural). En 1948 se decide desde la sede de Life en Nueva York hacer un reportaje sobre un médico rural norteamericano. Seleccionan al doctor Ernest Cerinai de la pequeña ciudad de Kremmling (Colorado) y el encargo recae en Eugene Smith. Tiene quince días para llevarlo a cabo, pero emplea el doble de tiempo disparando su cámara (el incumplimiento de los plazos será constante en él por su afán de perfeccionismo, de no tener nunca del todo lo que busca), entrega el material a la redacción y no participa en la elección de fotos ni en la maquetación, que le decepcionan. Ya destacan en este primer "fotoensayo" su enorme calidad y la emoción en las imágenes, y con él comienza su fama.



Spanish Village (El pueblo español). 1950. Es para muchos (entre los que me incluyo) su mejor trabajo. Excepcional. Brutal. El Gobierno norteamericano estudia un acuerdo con el gobierno español que supondrá la apertura internacional del régimen de Franco. En ese contexto, Eugene Smith obtiene un permiso para entrar en España con el fin de hacer un reportaje fotográfico sobre un pueblo español que represente al país. El propio Smith cuenta que recorrió 10.000 kilómetros en coche hasta llegar a Deleitosa, en Cáceres, y allí disparó su cámara más de 1.000 veces. No es el pueblo más pobre ni el más avanzado de cuantos encuentra, reconoce, pero las imágenes de un impacto brutal y una calidad asombrosa muestran ojos llenos de miedo, odio y hambre. Lugares miserables sin agua, electricidad, condiciones sanitarias ni de ningún tipo, calles de tierra y pies descalzos de niños... y de mayores.


A pesar del salvoconducto, empieza a sufrir un acoso velado de las autoridades y Smith teme que no pueda sacar el material. Se va de nuestro país antes de lo previsto y sin avisar, con la sensación del trabajo no terminado. El reportaje no se publica hasta después de que el Congreso de los Estados Unidos aprueba el convenio con España. Eugene Smith lo considera, pues, un fracaso. La maquetación, pies de foto, elección y secuencia de las imágenes, así como el texto del reportaje le parecen fallidas y lamenta que desde la redacción de Life no le hayan dejado participar en todo el proceso. Las páginas de la revista están en la exposición y a pesar del rechazo de Smith la edición fotográfica es soberbia, lo que contribuye a que su mito siga creciendo.



Nurse Midwife (La comadrona). 1951. Regresa de España y él mismo propone un reportaje sobre las comadronas. Elige a Maude Callen, maestra y enfermera negra que trabaja en muy duras condiciones para el departamento de salud pública principalmente con gente de su raza en Carolina del Sur. Aun así, el humilde automóvil en el que se desplaza la comadrona vale más dinero que todo el pueblo de Deleitosa junto, y estas miradas transmiten esperanza. Una vez más, las fotografías son hermosas, llenas de humanidad, de vida, de pasión... En esta ocasión Smith sí está satisfecho con el resultado porque una vez publicado el reportaje, los lectores de la revista comienzan a enviar dinero de forma espontánea de manera que se construye una clínica con el nombre de Maude entre las chabolas, que el fotógrafo documenta en otro reportaje de 1953. Por una vez, sus imágenes sirven para cambiar el mundo.



A Man of Mercy (Un hombre piadoso). 1954. En 1952 se concedió el Premio Nobel de la Paz al médico, teólogo y músico Albert Shweitzer. El fotógrafo decide hacer un reportaje fotográfico sobre la misión que este alemán tiene en Lambarene (Africa ecuatorial) y se desplaza hasta allí con veinte bolsas de material fotográfico. Las cosas no van del todo bien y no existe conexión entre ambos. Está a punto de renunciar a los pocos días, pero al final concluye el reportaje sobre el hospital, la aldea, y el hombre que lo lleva adelante. A su regreso a Nueva York y tras un laboriosísimo trabajo de revelado hasta conseguir lo que quiere de cada imagen (no había photoshop) la revista no acepta una vez más sus sugerencias sobre el diseño y la puesta en página de sus fotografías, lo que supone la ruputra definitiva.



Pittsburg. Cuando Eugene Smith abandona la revista Life tenía 36 años, estaba considerado uno de los mejores fotógrafos del mundo, y empezó a trabajar para la agencia Magnum. Le proponen un reportaje sobre la ciudad de Pittsburg y entonces ve la oportunidad para llevar adelante su auténtica obsesión: crear un photo-essay total, en el que nada escape de su control. Él maquetará ahora las páginas con sus fotos, él decidirá qué fotos, qué tamaños, en qué orden, él escribirá los pies de foto, él escribirá todos los textos, él investigará el tema, él decidirá el formato y el papel. La empresa que se propone es de tal calibre que después de ¡cuatro años! fotografiando sin respiro la ciudad y diseñando páginas, su perfeccionismo y su obsesión por no dejar nada fuera le llevan a una depresión aguda y al fracaso, porque el libro no llega a publicarse. Sólo parcialmente un tiempo después.



Las fotografías, no obstante, vuelven a ser de una perfección y una fuerza sublimes. Pocas veces se ha llegado a un grado tal de fuerza y poesía juntas en imágenes en blanco y negro como algunas de Pittsburg. Están expuestas en Madrid también las páginas diseñadas y dibujadas a mano por el propio Eugene Smith, y son tremendamente parecidas a las que hicieron con sus fotos en Life, las que tanto rechazó hasta la ruptura. Y sus páginas no son mejores, porque a pesar de lo que decía el maestro del ensayo fotográfico, el hombre que buscó la verdad y la realidad más allá de lo real, la puesta en página de sus fotos en la revista Life está a la altura y al servicio de las imágenes, de la información que quiere transmitir. La maquetación del reportaje sobre España, de 1951, no está superado por nada que se haga hoy. Es magistral. Y no fracasó, removieron conciencias entonces y ahora, no fueron un fracaso porque todavía ahora, o incluso ahora más que nunca, son historia del fotoperiodismo que crece con los años.



Páginas que el propio Eugene Smith maquetó a mano para su libro "Pittsburg", que no llegó a publicarse, expuestas ahora en Madrid


Id a verlo si podéis, si estáis en Madrid. Todo lo que os hemos contado y algunos reportajes más (uno de los últimos que realizó en Japón sobre vertidos contaminantes en Minamata, 1971-73 con una fotografía que ha llegado a ser denominada "la piedad del siglo XX" y que los familiares de quienes aparecen permiten que se exhiba pero no que se reproduzca en libros u otras publicaciones; o sus primeros trabajos en la Segunda Guerra Mundial, de donde volvió herido) están en la plaza de Colón hasta el próximo 27 de julio, y forman parte de PhotoEspaña 2008. Las imágenes pertenecen al catálogo de la exposición, una edición de La Fábrica con una calidad (y un precio, eso sí, 55 euracos del ala... que merecen la pena si uno puede gastarlos) a la altura de tan altas imágenes, con análisis, reproducciones de las páginas de Life y textos del propio W. Eugene Smith.

martes, 15 de julio de 2008

Diseño de la noticia

Dicen que es bueno tener amigos hasta en el infierno. Y sería curioso en este caso tener en tan ardiente lugar un corresponsal que nos contase cómo se diseñan allí las noticias, que las habrá, calientes exclusivas sobre atrocidades, gentes depravadas y maldades sin fin que a fin de cuentas es de lo que se nutren los periódicos. Aunque todo se andará, de momento nos conformamos con tener uno, y de los buenos, en el estudio Cases i Associats de Barcelona al que ha llegado recientemente desde La Vanguardia donde fue director de arte durante años. Con estos datos ya sabréis que hablamos del inclasificable e inagotable Carlos Pérez de Rozas, periodista diseñador, profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, miembro de una saga familiar de fotoperiodistas catalanes y, sobre todo, amante de los periódicos.

Desde este estudio internacional (con oficinas en Barcelona, Buenos Aires y Miami) del que ahora es uno de sus directores ha tenido el detallazo de enviarnos el libro que acaban de publicar con el título de "Diseño de la Noticia". Una auténtica joya que repasa de manera concienzuda, con análisis y entrevistas a directores implicados en cuyos diarios han trabajado, los proyectos de Cases i Associats entre 2006 y 2008.



El libro os podemos asegurar que es un auténtico lujo para quienes estén interesados en el diseño periodístico. Por cómo está editado (algo que suele importarnos relativamente porque en ocasiones, no en esta, encarece el precio sin que los contenidos, pobres, lo justifiquen) y, sobre todo, por la información que proporciona. Por la cantidad y calidad de las páginas que muestran sus páginas, por la interesante introducción titulada "¿Por qué la gente lee diarios?", por las entrevistas con todos los directores de los medios que se han rediseñado, por el enorme abanico de medios de multitud de países en casi los cinco continentes... Imprescindible. Gracias, Carlos. Un abrazo y ya sabes que nuestros humildes píxeles están siempre a tu disposición, esperándote también.

miércoles, 18 de junio de 2008

Malagón, humor sin perdón, humor sin pudor

En encajabaja.com somos grandes seguidores del humor gráfico. No solo lo leemos (antes incluso que el resto del periódico), sino que algunos tenemos la nevera adornada de recortes de prensa con chistes de nuestros dibujantes favoritos. Y es que hay ocasiones en las que un buen chiste informa con más efectividad que un sesudo reportaje lleno de cifras y estadísticas. Y además te echas unas risas, que no está nada mal en estos tiempos que corren.

Por ello, no podemos dejar de dar a conocer a dibujantes que ilustran las páginas de periódicos españoles, ya sea de tirada nacional o regionales. Un ejemplo de ello es Malagón, que no es más que el segundo apellido de José Rubio, dibujante e ilustrador afincado en la madrileña localidad de Alcalá de Henares.

Portadas de los dos libros autoeditados por Malagón.

Y como suele ser habitual, hacerse un hueco en este mundillo es bastante complicado, aunque Malagón lo ha conseguido a base de dibujos limpios, sencillos y con un humor sin pudor y sin perdón. Apéndices que, precisamente, utiliza en dos de sus libros, autoeditados, en los que recopila algunos de sus chistes gráficos y textuales. Aunque también podemos encontrar sus dibujos en dos libros editados de manera tradicional: Vanitas Vanitatis y Tiro de Gracia.


Chistes a pie de calle, del día a día, pero también del pasado y del futuro. Chistes que presentan, por ejemplo, a un sufrido conductor atrapado por la víbora-manguera de la gasolina, a la Mona-Lisa o a Picasso con un biceps cubista. Todo con un trazo limpio y económico, como dicen Idígoras y Pachi en el prólogo de uno de los libros. Son extremadamente difíciles de encontrar, pero si pasas por su blog igual te puede dar una pista de dónde conseguirlos.

Actualmente Malagón trabaja como humorista gráfico para El Mundo Valencia y Alicante, El Jueves y Tiempo. Y como ilustrador para El Economista. Pero basta de hablar, dejemos que sus propios dibujos hablen por él.

viernes, 6 de junio de 2008

Libros y fotografías

Estamos viviendo ahora mismo en Madrid entre libros y fotografías, aunque hay quien no se entera, porque esta misma semana ha dado comienzo la nueva edición de PHotoEspaña y porque todavía estamos a tiempo de pasarnos este fin de semana o el siguiente por la Feria del Libro en El Retiro. No resulta peligroso, incluso puede ser divertido.



Cartel de este año, 75 edición de la Feria del Libro


No vamos a contaros aquí el aburrido tema de las cifras, el número de casetas, el dinero que cuesta instalar cada una, o la cantidad global de euros que se espera que cambien de manos, el total de libros vendidos, expositores, librerías, editoriales, autores participantes, el número de gotas de lluvia caídas o qué escritor tiene la cola más larga y por tanto es elegido ganador de una competición inexistente. Y no lo vamos a hacer porque es el típico y aburrido artículo de becario de cultura que ya está escrito en todos los medios, todos los años igual. Y, además, nos da igual. No nos consigue alegrar ningún músculo porque lo que nos mola es pasear por allí, curiosear en casetas cuanto más extrañas mejor, nada de editoriales o grandes librerías donde todos tienen los mismos libros y al autor de moda, Zafón este año creo, presumiendo (y compitiendo con Follet) de fila y firma. O ver a la gente, porque en la Feria del Libro te puedes encontrar con cualquiera.


Todo tipo de gentes puedes encontrar


Y libros, claro. Este año, además de cómics y poemas de Boris Vian, hemos encontrado este maravilloso abecedario en la siempre fascinante caseta de la editoral infantil Kókinos:





PHotoEspaña 08

Y qué mejor para acompañar una buena sesión de libros, que una buena exposición fotográfica. Y de eso sabe mucho PHotoespaña que un año más nos trae una selección de los mejores fotógrafos del mundo. Todo concentrado en algo más de un mes de exposiciones, charlas, talleres y un largo etcétera.



Desde el 4 de junio y hasta el 27 de julio, cuenta con más de veinte sedes, amen de la propia calle (qué mejor soporte) donde contemplar obras de W. Eugene Smith (un clásico imprescindible), Bill Brandt, Paolo Ventura, Thomas Demand o Robert Smithson, entre otros. Y también podemos disfrutar de las fotografías de los finalistas del Concurso Descubrimiento PHE08, donde sacan a la luz nuevos talentos en el siempre complicado mundo de la fotografía.



Pero como no sólo de profesionales vive el hombre, también podemos hacer nuestros pinitos en el mundo de la imagen instantánea. Podemos participar, por ejemplo, en los encuentros PHE (del 5 al 7 de junio) o en La noche de la Fotografía (13 de junio) donde los amantes del nitrato de plata pueden rastrear el Barrio de las letras en busca de la mejor instantánea.


Mario F. Benito y Luis Blasco

martes, 20 de mayo de 2008

Tipografía repulsiva
(palabra de Tschichold)

"Hoy día, al contemplar un puñado de impresos, los más habituales, o un periódico, la visión resulta tan desagradable como el hedor insoportable de las calles, y tan estruendosa y salvaje como el tráfico. Es precisamente ese desorden, ese estrépito embriagador y esa desconsideración, lo que a uno le produce el vómito." Quien así se expresa es, ni más ni menos, que el alemán Jan Tschichold, uno de los tipógrafos y diseñadores más influyentes en la historia de este arte y en su caso incluso de la cultura en general del siglo XX.

Podemos leerlo en un librito editado con esmero por la editorial valenciana Campgràfic, consolidada ya como referente sobre diseño, tipografía y artes gráficas en lengua castellana, con el título de "El abecé de la buena tipografía - Un opúsculo de la impresión de Jan Tschichold para legos y avezados, editado por Campgràfic".


Tschichold nació en 1902 en Leipzig, que por entonces era la capital alemana de las artes gráficas y la tipografía (sede de la Sociedad Tipográfica y la Asociación Tipográficas germanas) lo que unido a la profesión de rotulista de su padre le llevaron por estos caminos para los que estaba dotado con un enorme talento natural. Tanto que ya en 1923 trabaja como diseñador después de la célebre exposición gráfica que organizó la Bauhaus en su sede de Weimar, y que en 1926, con tan sólo 23 años, se incorpora como profesor a la Escuela Profesional de Artes Gráficas de Múnich donde impartió clases junto a Paul Renner (creador del tipo Futura). Muy poco después, en 1928, publica además en Berlín uno de los más famosos, polémicos e influyentes libros que se han escrito nunca sobre tipografía: "Die Neue Typographie" (La Nueva Tipografía, publicado también en castellano recientemente por Campgràfic).


"La Nueva Tipografía" en su edición original, escrita y diseñada por Tschichold, y la traducción actual de Campgràfic


Muy brevemente puede resumirse la nueva tipografía como aquella orientada hacia la función; y la función de cualquier elemento tipográfico es comunicación de la forma más directa posible. Este planteamiento excluye todo tipo de adorno, de accesorios que no potencien la funcionalidad. Defiende los tipos de palo seco, siempre en caja baja (ya estábamos ahí, incluso antes de la invención de internet), y la composición asimétrica en vez de la tradicional central y con los textos sin justificar, exclusivamente alineados a la izquierda. El libro, diseñado por el propio Tschichold como no podía ser de otra forma, es el primero que va más allá de meras cuestiones técnicas para reflexionar sobre la tipografía y su influencia social, por lo que puede considerarse a "La nueva tipografía" como el germen de la "filosofía tipográfica", si es que tal disciplina existe.

Al igual que los maestros de la Bauhaus (como Man Ray o Moholy-Nagy, o el propio fundador de la escuela, el arquitecto y diseñador Walter Gropius), o que Paul Renner, Tschichold tuvo que abandonar Alemania con la llegada de los nazis al poder porque al parecer esta nueva tipografía justificada a la izquierda y funcional con sus letras de palo seco en vez de las tan alemanas góticas (de origen francés para mayor contradicción) eran "expresiones de la cultura revolucionaria soviética". Actividades antialemanas y antipatrióticas, o algo así. En fin.

En 1935 se instala y trabaja en Suiza, y durante la Segunda Guerra Mundial se marcha a Gran Bretaña donde se consolida aún más su fama internacional como diseñador y tipógrafo renovando toda la imagen de la gran editorial Penguin. Y allí cambió el radical Tschichold, anterior abanderado de las más avanzadas vanguardias (basta con echar un vistazo a la tipografía que diseñó en 1929 con el nombre de Transito, uno de los más experimentales a la vez que muy legible), y que había llegado a fimar en su juventud como Ivan (su nombre en ruso), se convierte ahora en la tradicional Inglaterra es el más firme defensor de la tradición, de los tipos romanos humanísticos (dirigir ahora la vista hacia el tipo Sabon que dibujó en 1967, una recreación de los tipos de Garamond), e incluso de la composición justificada y simétrica... motivo por el cual alguno como Max Bill que se mantuvo en la postura moderna le llamó públicamente "traidor".


Tipo de letra Transito (Jan Tschichold, 1929), alfabeto fonético que utiliza los mínimos signos posibles, combinando cajas alta y baja en busca de la máxima legibilidad y con la curiosidad de que los signos de puntuación no están en la línea base sino en la cabeza de los tipos


Fruto de esta última etapa es el libro que hoy os comentamos, publicado en Alemania en 1960. "La buena tipografía no es lo mismo que la tipografía de moda; y la tipografía de moda, o la que adopta un aire moderno no siempre es buena", escribe nuestro polémico tipógrafo cuando se acerca a los 60 años. "Sea como fuere es raro encontrar buenos trabajos y las carencias de la tipografía media, que a menudo provoca el mismo cliente, se deben normalmente a la ignorancia de las leyes tipográficas. Y es que un buen resultado no puede lograrse más que con la maestría que da el esfuerzo constante, y con el conocimiento y el seguimiento más escrupuloso de ciertas reglas de validez general." Conocimiento y tradición, pues, tras haber arremetido contra ella en sus feroces años de juventud.



Tschichold puso mucho cuidado en que la propia tipografía, el diseño, el papel y la impresión de este pequeño opúsculo fueran exquisitas en su edición original para que así sirvieran como ejemplo de su contenido. Así han querido hacer también en Campgràfic (hubiera sido imposible de otra manera porque el propio texto hace referencia a ello en repetidas ocasiones) y para ello han utilizado los mismos tipos que eligió Tschichold, Janson Text de Linotype (aunque señalan que ahora, evidentemente, en una versión digital), el mismo formato de caja y márgenes, cuerpos e interlíneas; un papel de tonos cálidos para evitar lo que el propio Tschichold lamenta sobre la superficie demasiado blanca y, en el más allá del perfeccionismo, los editores nos informan de que han maquetado las páginas del libro con el programa informático InDesign para poder sacar dos puntos fuera de la caja los guiones de partición de las palabras como exigió el autor en la versión original compuesta en plomo, para "con un amor especial" por los detalles, evitar que los bordes derechos del texto aparezcan "roídos".

Lástima que tanto esmero se vea ligeramente deslucido por unas especificaciones de p&j que permiten líneas demasiado estrechadas en contraste con otras muy abiertas, efecto que seguramente repugnaría hasta hacer montar en cólera al bueno de Tschichold.


Fragmento de la página 69 donde os hemos señalado dos líneas, la primera muy abierta y la segunda muy apretada, precisamente junto al punto donde Tschichold señala la necesidad de que los espaciados sean uniformes


Es una maravilla de libro, no obstante, porque la perfección absoluta no existe; es un fin que hay que perseguir si seguimos las tesis de Jan Tschichold, defensor en esta última etapa de su vida (falleció en Locarno, Suiza, en 1974) de una sobriedad absoluta y de los tipos más clásicos, como podemos leer aquí. Y aunque alguna de sus enseñanzas estén dirigidas a las técnicas previas a los ordenadores, lo que merece realmente la pena en esta pequeña obra, tanto que al terminar de leerla casi quieres volver a empezar de nuevo, es su lenguaje vivo, directo, divertidísimo de puro radical (en esto sí se mantuvo fiel a sí mismo): "La torpeza en el manejo de ciertas letras es la mayor responsable de la tipografía que ofrecen los diarios y otros impresos, en su mayor parte repulsiva".

miércoles, 2 de abril de 2008

Pequeñas (y baratas) joyas (I)

Tengo que confesar que soy un asiduo de la sección de libros de Vips, la cadena mitad tienda, mitad restaurante. Lejos de la fama de cara que tiene la cadena (que también), tiene una sección de saldos de libros impresionante. Normalmente suelen ser libros de formato grande, muy bien editados, de muchas páginas y de temas muy variados (arquitectura, diseño industrial, decoración, fotografía).

Entre esa pila de libros, mis favoritos son los de fotografía y los relacionados con la prensa. No es muy habitual encontrarlos, pero de vez en cuando puedes encontrar pequeñas (y baratas) joyas. Yo he encontrado varias. Hoy os traigo una:

Front Page: Covers of the Twentieth Century




Editado por Weidenfeld & Nicholson y con textos de Stéphane Duperray y Raphaële Vidaling (entre otros), el libro está dividido en dos partes. La primera disecciona las portadas de varias revistas como Elle, Esquire, Fortune, Life, The New Yorker o Stern, así hasta 28 revistas distintas. En cada una de las revistas los autores dan una breve explicación sobre la publicación: historia, inspiración, hitos, etc. Así, por ejemplo, nos enteramos de que Harold Ross, creador de The New Yorker, era un gran admirador de la revista satírica alemana Simplicissimus, y de ella bebió para crear el semanal norteamericano; o que la revista National Geographic nació como una publicación científica y poco accesible, pero Edwin Grosvenor, uno de sus primeros directores, decidió que no era el camino correcto y que había que socializar la revista.

Así es una página de libro, en este caso dedicada a la revista Simplicissimus

La segunda parte está dividida, a su vez, en otros dos bloques: grandes temas,como la guerra, moda, deportes o arte; y personajes: desde Churchill hasta Mao pasando por Grace Kelly o la familia Kennedy. Aquí podemos encontrar las mejores portadas Off the page (aquellas en las que parece que el protagonista rompe el papel), las mejores portadas ilustradas o el tratamiento en portada que dio la revista Life a la Segunda Guerra Mundial o la guerra de Vietnam. Entre otros temas.

En el apartado de personajes hay varias portadas dedicadas a los Beatles, a Marlene Dietrich (nada menos que ocho portadas de la rival de Garbo, como la califican en el libro), Sophia Loren (otras ocho para el "sueño de cualquier fotógrafo") y, cómo no, Marilyn Monroe, la mujer más fotografiada del mundo y que en el libro cuenta con seis páginas de portadas dedicadas a la ambición rubia.

Extracto de una página con portadas dedicadas a Marilyn

Una auténtica joya que encontré por unos 15 euros y que podéis comprar en Amazon.com por unos 30 dólares. 100% recomendable.

miércoles, 26 de marzo de 2008

El mundo al revés

No me he podido desembarazar aún de la resaca electoral y han pasado ya más de dos semanas. Puede que en parte por el susto del terrible y cobarde atentado y por lo que empezó a parecerme una utilización oportunista del mismo, en especial en los medios de comunicación afines al Gobierno. Las palabras de la hija de Isaías Carrasco llamándonos a todos a votar después de recordarnos que su padre había muerto por defender la libertad y las ideas socialistas fueron emocionantes y ciertas, pero que las repitiesen en radio y televisión, más en unas cadenas que en otras, durante la mal llamada jornada de reflexión en la que nadie reflexiona, una y otra vez, otra vez y una más, me revolvió el estómago porque temí que volviéramos cuatro años atrás, cuando el entonces Gobierno del Partido Popular quiso defender sus votos por encima de los muertos en los trenes de cercanías de mi ciudad.

Evidentemente, no llegó a tanto, ni la conmoción general fue la de entonces, pero hubo un atisbo, una pequeña insinuación de ese poder siempre dispuesto a lo que sea para seguir siéndolo.

Y le pudo salir tan mal como le sucedió a la derecha cuando perdió las elecciones, porque en el mundo de la comunicación no existen las relaciones directamente proporcionales que nos enseñaron en matemáticas: haces esto y, necesariamente, sucede esto otro. No, al menos no siempre. Haces esto y, tal vez, sucede esto otro... o bien lo de más allá... o nada, o todo a la vez. Y todo a la vez se te vuelve en contra. Quieres rentabilizar en votos un atentado que has sufrido con toda injusticia, pero la gente te aborrece por querer utilizar un atentado electoralmente, aunque tengas incluso razón. Y puede que no te voten quienes te fueran a votar. Si además tus razones son mentiras... pues entonces podría darse hasta el caso de que pasaras desde la mayoría absoluta a la oposición.

Son las paradojas sociales. Con el estómago aún revuelto y la resaca que no se me quita recuerdo un interesantísimo libro de Manuel Conthe publicado por Planeta en 1999 con el título de "El mundo al revés. Una aproximación a los juegos y paradojas sociales". Conthe, abogado y economista nacido en 1954, ha sido entre otras cosas secretario de Estado de Economía, representante español ante la Unión Europea para asuntos económicos, miembro del Banco Mundial en Washington, además del más polémico director de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de nuestro país (creo que es al único director de esa institución que se recuerda, de donde dimitió por su enfrentamiento con el Gobierno socialista que lo había nombrado tal vez porque desconocían que una de las principales preocupaciones de Conthe es la independencia), y colaborador siempre en distintos medios de comunicación de uno y otro signo, desde "El País" hasta "Expansión" o "Actualidad Económica". Con todo, lo más interesante para mí es su manera de escribir llena de ritmo y amenidad sobre esos efectos contrarios en política o economía, como cuando se endurecen las leyes del despido para intenta frenar el paro... y lo que se consigue es acelerarlo porque con esas medidas los empresarios no contratan a nadie. O como él mismo resume en la introducción "la proposición keynesiana de que para elevar el ahorro colectivo hay que aumentar la demanda" (o sea, que para poder ahorrar, alguien debe gastar), "como sucede en la paradoja de la cooperativa"; "la constatación de que ser racional puede ser una fuente de debilidad y estar loco, en cambio, puede granjear poder" (¿conocen algún gobernante o jefe así?); "la sorprendente doctrina de que cuanto más deba una persona menos vulnerable será frente a sus acreedores"; o "la tradicional teoría de la disuasión, según la cual 'si quieres paz, prepara la guerra'". Es una pequeña muestra de lo que nos cuenta Conthe, el libro no se puede resumir porque cada línea cuenta cosas y casos sorprendentes.

También se pone el mundo al revés haciendo páginas, claro. El conocido principio del "menos es más", del que tanto hemos hablado y hablaremos, es la sentencia paradójica por excelencia: ¿cómo que menos es más? Pues porque resulta ser cierto, porque queriendo aumentar la fuerza con dos golpes, lo que hacemos es divivirla... y es mucho más efectivo un puñetazo que dos sopapos.


Intentemos terminar ya con estas interminables elecciones. La primera versión corresponde a la apertura de las páginas de Nacional que hicimos en el diario El Mundo el día después, y la segunda con la que no hicimos porque pocos creen en el "menos es más". Se pretendía ilustrar la supuesta "caída" de Mariano Rajoy con un montaje de tres fotografías a cinco columnas de la sede del partido en la que se "descolgaba" un cartel con la imagen de su líder. Tres fotos, porque alguno da por sentado que con una imagen no se entiende que se descuelga el cartel. Mejor tres que una, ¿no? Pues no. Y no sólo eso, además quisieron añadir otra foto más, porque Acebes ha dado una rueda de prensa y tiene que salir porque titulamos por ahí (como si hiciese falta verle), motivo por el cual el montaje superior perdió fuerza compitiendo con la anodina imagen inferior. Como perdió fuerza el mensaje que se pretendía transmitir. En definitiva, resultado contrario al esperado... pero no tan alejado de la realidad, porque otro día después Rajoy anunció que se quedaba, que no se descolgaba de la calle Génova, con lo cual que hubiéramos fallado en nuestra página del día anterior supuso... que el fallo fuera menor. Paradojas.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Consejos tipográficos

Los libros sobre tipografía suelen ser muchas más veces de las deseables enormes tochos de apariencia espectacular y contenido raquítico, como lujosos estuches vacíos, poco prácticos, excesivamente visuales y muy caros. Pero el que ha publicado hace unos meses Eric Jardí, "Veintidós consejos sobre tipografía (que algunos diseñadores jamás revelerán) / Veintidós cosas que nunca debes hacer con las letras (que algunos tipógrafos nunca te dirán)" es muy pequeñito de tamaño, parece mentira que quepa en su portada un título tan largo, ¿no?, su diseño no quiere llamar la atención sino ponerse al servicio de lo que cuenta, es muy barato y muy, muy práctico. Es todo lo contrario de los libros sobre diseño al uso. Por eso me gusta.


Es práctico cuando aconseja escoger un par de tipos de letras, no hacen falta más, para diseñar un trabajo, tipos que "no comuniquen algo que no deseas comunicar"; prestar atención, mucha, a los tamaños de las letras; condensar o expandir con cuidado; ayudarse siempre "o casi siempre" de una pauta; rechazar las falsas negritas y las negritas romanas, sin miedo incluso a utilizar negritas grotescas en textos con letra romana; o a no escoger fuentes de fantasía, creyendo "como acostumbran los principiantes" que "hay un tipo de letra para cada cosa... una visión ligada a la idea de que saber tipografía significa estar al día de todas las letras disponibles para así poder escoger y acertar con el tema del encargo". Y no. Es curioso e interesante su punto de vista sobre los textos alineados a la izquierda, "en un mundo perfecto", nos dice Enric Jardí, "todos los textos deberían componerse sin justificar y a caja izquierda". Y así está compuesto su libro.




Entre los 22 consejos y las 22 cosas que nunca debes hacer su autor nos habla una y otra vez de "modas", y tiene razón, cuando se pontifica sobre tipografía o diseño en ocasiones solemos señalar como correcto aquello que ahora está de moda, y que antes por no estarlo nos parecía una aberración... hasta que todo da la vuelta y lo aberrante se convierte en lo correcto, que luego aberración será. Tal vez por eso Jardí escribe en su prólogo de "lo que hoy funciona y lo que no" en lo que a tipografía se refiere.

Y como de consejos se trata, me voy a permitir uno para que le hagáis el caso que queráis hacerle, y es el de no seguir al pie de la letra todos los consejos sobre tipografía, aunque estén publicados en libros tan últiles como del que hablamos... y que recomendamos absolutamente, como ya recomendaron antes nuestros amigos de los blogs vecinos CuatroTipos y Maquetadores. Y aconsejo no hacer caso de todos los consejos porque aunque la mayoría son acertados, siempre hay alguno al menos discutible. Porque... qué es eso de utilizar siempre el sistema métrico decimal, ¡no me jodas, Jardí!