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sábado, 27 de octubre de 2007

Un olvido

Un descuido. Esperábamos un cambio en todos los suplementos de El País y esta semana Ciberpaís ha aparecido con su ropa de siempre, la vieja. Un malentendido. Tal vez el fallo fue nuestro porque en realidad nadie mencionó el suplemento tecnológico. Un abandono, pues. Porque es cierto que ni se le mencionó, ni se le ha renovado como a casi todos los demás (hoy sábado comprobamos que tampoco El Viajero alcanza la modernidad) tal vez por falta de tiempo, de medios, o de interés en hacerlo.

Así apareció, el pobre, el jueves. Al menos le pusieron la mancheta nueva, con su acento azul, arriba a la izquierda. Se debió quedar quieto cuando pidieron voluntarios para someterse al diseño de Óscar Mariné mientras Babelia, Domingo y El País Semanal daban un paso al frente. Y por tanto no le han vestido con los modelos minimalistas, con esas estructuras esenciales de Mariné que tanto se han criticado y que tan extraño me hacen sentir, las críticas digo, porque al parecer debo ser uno de los pocos a quien le parecen bien, muy bien incluso. Tan bien, que ni El País se ha atrevido a ponerlo en página tal cual, como nos lo adelantaron, y ya el primer día de estreno lo llenaron de sumarios en páginas que debían ser sólo de texto y multiplicaron las fotitos en otras. Corren malos tiempos para la lectura, vengo diciendo. Y para el riesgo, al parecer.

¿Y corren malos tiempos para internet, para las nuevas tecnologías, para ser global, para la gente joven? Parece ser que no, ¿no? Entonces, por qué el abandono de Ciberpaís, precisamente el suplemento dedicado a todo esto y que seguramente contará con lectores más jóvenes. Porque después de tanto estudio no creo que sea un olvido, y la falta de medios no nos convence del todo. ¿No será que quienes deciden en el periódico global en castellano en realidad no están en internet, ni se interesan en ello, ni en las nuevas tecnologías, algo que sí atrae a los más jóvenes? ¿No será que Cebrián y compañía no leen o ni tan siquiera hojean Ciberpaís? ¿Sabrán que existe? No puede ser un olvido.

miércoles, 24 de octubre de 2007

De la pata al plano (americano)

En el diseño en prensa hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de dar forma a una información. El orden, la jerarquía, la carga informativa de las imágenes, son un ejemplo. Además, hay que tener en cuenta otros factores menos tangibles, como el ritmo y el movimiento. Sobre el ritmo ya hemos hablado en alguna ocasión, algo que deriva de la disposición de los distintos elementos en la página en sí y entre otras páginas. El movimiento consiste en algo parecido,en una página o en toda una sección, quizás más sutil. El movimiento lo puede aportar una imagen, o la correcta utilización de los elementos que conforman los distintos niveles de lectura. También la composición de la página puede inferir un inusitado movimiento al conjunto de la edición. Dentro de los elementos dinamizadores de la información resulta muy efectiva la pata americana. Se denomina así a la última columnade un texto que subiendo, cierra una pieza, de forma que arropa toda la información. El ritmo de lectura se desquilibra, la valoración gráfica gana peso por encima de los titulares, y en consecuencia, se obliga a el ojo del lector a recorrer la página buscando el arranque de la información. ¡Voilà! Se crea el movimiento.



Ejemplo de pata americana. La última columna
de la información
sube y acompaña a la imagen


Sinceramente, desconozco el origen de este recurso. He preguntado a compañeros y amigos si conocían la historia de la pata americana y no ha habido suerte. Parece evidente su origen trasoceánico, pero no hemos sido capaces de precisarlo. Desde aquí aprovechamos la dimensión de la blogosfera y la gran cantidad de amigos que nos leen (muchísimos de ellos en el continente americano) para que en este blog se arroje luz sobre el tema. Cualquiera que sepa de dónde surge el término pata americana, por favor, esperamos ansiosos vuestros comentarios.


¿Fruto de un elaborado planteamiento o recurso surgido de la necesidad? Pensando en ello, me vino a la cabeza la historia de otra aportación típicamente made in USA, el plano americano. Ese plano en el que se encuadra al protagonista desde las rodillas hacia arriba, dejando el fondo del decorado en un segundo plano sugerido. Es la transición entre el plano medio y el general, un plano que nos acerca al personaje, pero sin vincularnos emocionalmente con él, una prudente media distancia. Lo curioso es que este plano, que hoy se utiliza como un recurso dramático habitual, surge de una necesidad de lo más primaria. En la época del dorado western, los cineastas se dieron cuenta de que necesitaban un plano que permitiera que a los protagonistas se les vieran...las pistolas. Así de simple. Y hasta hoy.



John Wayne, en plano americano


Una necesidad que se convierte en recurso dramático. ¿Como la pata americana? Lo cierto es que es una técnica útil, pero de la que se puede caer preso. Requiere una apuesta gráfica que lo sostenga. Y esto me viene al pelo para una pequeña reflexión sobre el rediseño de EL PAÍS. Nos han contado durante los últimos meses que este nuevo diseño iba a apostar decididamente por la imagen. Eso está muy bien. Y es cierto que las imágenes han crecido en el nuevo diseño. Como los cuerpos. Ha crecido un poco todo. Ahí entra la pata americana, con su dinamismo. Pero las fotos a cuatro columnas sobre cinco posibles encierran una trampa. Condicionan la titulación y el resto de la página, a menos que trabajes en La Vanguardia, claro. Combinadas con un apoyo, por ejemplo, no te dejan muchas opciones. Y si abusas de este recurso, resulta que a fuerza de dar todas las fotos grandes y querer mover las páginas... te repites. Y buscando nuevas soluciones das con el tercer ejemplo, al que no sé muy bien cómo llamar: ¿doble pata americana? ¿repata americana? ¿remilpata americana?




Tres ejemplos de las muchas patas americanas que hemos
podido ver en las ediciones de este pasado domingo y lunes de EL PAÍS


A mí, personalmente, me parece que este nuevo PAÍS ha renunciado a signos de identidad propios del periódico. Se ha simplificado el nivel de lectura, han desaparecido los ladillos, los cierres y con tanta foto a cuatro o cinco columnas la edición gráfica (tradicionalmente muy bien valorada) se me queda un poco plana. Eso sí, con tanta foto a cuatro columnas, ahora hay muchísimas patas americanas.

martes, 23 de octubre de 2007

Niveles de lectura

El tema del acento en la cabecera de El País ha sido uno de los más tratados en lo que a su rediseño se refiere, o maquillaje o cirguía estética si preferís llamarlo así. Yo creo que es algo más que maquillaje pero, desde luego, no es un diseño nuevo, no llega a rediseño. Hablaremos pasados unos días. Y tal vez lo haya sido porque vivimos tiempos en que lo anecdótico suele eclipsar lo principal, en que nos dejamos llevar, todos, por la curiosidad llamativa, por los adornos, por lo famoso en vez de lo importante. Y, sinceramente, lo del acento me da exactamente igual. En primer lugar porque lo que han puesto no es un acento, si queremos ponerlo pues se lo ponemos en vez de pintarle una monada en azul para corregir una supuesta falta de ortografía mantenida durante 30 años. Y en segundo lugar porque no supone nada a la hora de leer el periódico. Y el periódico, los periódicos, se publican para ser leídos. Ya lo escribí el otro día cuando hacía referencia a las supuestas razones para el cambio: las páginas se hacen para ser leídas y en lo que a lectura se refiere el cambio más importante que ha llevado a cabo El País ha sido eliminar la entradilla de sus noticias, algo que se ha mencionado como de pasada en comparación con las charlas que hemos leído y oído sobre el banal acento.


Hasta el sabado pasado El País ofrecía a sus lectores tres niveles de lectura que ahora, por afán modernístico, han quedado reducidos a dos. Porque sí o porque todavía no se ha reunido durante meses un comité nombrado por el director para encontrar una razón, como hicieron con el diseño global. Ya nos dirán entonces porqué han decidido quitar la entradilla. En El País, primero se hacen las cosas, nos dijo Javier Moreno, y después se piensa por qué se han hecho.

El primer nivel de lectura se refiere a los títulos. Una primera pasada que hacemos a cualquier periódico consiste en la lectura de los titulares (por eso son grandes, no porque adornen más así las páginas). Este nivel de lectura lo tienen todos los diarios, evidentemente, y no creo que ningún rediseño se atreva a eliminarlo, aunque casos de intento ha habido (si yo contara...). El segundo nivel de lectura es la entradilla que El País ha eliminado: si el título despierta nuestro interés tenemos un párrafo que nos cuenta brevemente la noticia. Este segundo nivel lo tenía El País y casi ningún periódico moderno. El tercer nivel de lectura lo constituye el cuerpo central de la noticia, el texto, al que llegas si los dos primeros te han interesado. Es adentrarte más en la noticia. Son tres opciones y ahora, más modernos, tenemos sólo dos.



Nuestro "plumilla favorito" como él mismo se denomina, el siempre perspicaz Juan Gonzalo, nos comentaba el otro día que una de las razones para eliminar la entradilla podría deberse a que quisieran que entrásemos directamente en el texto, porque tal vez la entradilla hace que en ocasiones sólo leas esa introducción y no el resto de la noticia. Desde luego es una razón de peso, de mucho más peso que las que ha dado el propio El País, porque hasta ahora no nos han dado ninguna, que desaparece en consonancia con los periódicos más modernos, o algo así. Es una opción, pero es una opción con menos variantes y posibilidades para el lector que la que tan bien había funcionado hasta ahora. Yo, como lector, prefiero tener más opciones, como también vengo reclamando que si de verdad nos quieren dar explicaciones pues eso, que las den. Que no nos distraigan con un acento azul.

domingo, 21 de octubre de 2007

Marca también se renueva hoy

Sólo un par de apuntes para comentar que el Marca también ha escogido el domingo para lanzar su nuevo diseño.

Abandona la famosa M mayúscula para volver a sus orígenes con la palabra MARCA completa. Las informaciones se muestran más ordenadas dentro de la página, lo que sin duda agradecerán (agradeceremos) muchos lectores.


Por último, el uso del color. Ahora los cintillos tendrán el color del equipo del cual se está informando en la página o el color más característico del deporte en cuestión, como el verde golf de la página de abajo.

Enhorabuena también a nuestros compañeros de MARCA.

P.D. Desde aquí queremos agradecer a J.L. Orihuela por mencionar nuestro blog en su columna de la revista Tiempo de Hoy del pasado 11 de octubre. Muchas gracias.

La primera portada del nuevo EL PAÍS



Así es la primera portada de la nueva era de EL PAÍS. Con el famoso acento, eso sí.

sábado, 20 de octubre de 2007

La verdad sobre la tilde de El País



Mucho se ha hablado sobre la tilde del diario El País (aquí, aquí y aquí) y el motivo por el que Juan Luis Cebrián decidió no hacer caso a los académicos que le rogaban que acentuara la cabecera. En su momento se alegó que era un icono, pero nadie se ha hecho eco del verdadero motivo por el que EL PAIS no se escribía EL PAÍS. Reinhard Gäde y Julio Alonso lo explican en una carta al director publicada por el diario de PRISA el pasado sábado. Nada más lejos del motivo oficial:

"La cabecera de EL PAÍS se diseñó sin tilde por una razón más sencilla, pero de más peso, que la empleada el jueves pasado para anunciar que el rediseño del periódico incorpora el preceptivo acento en la i. "Que la cabecera tiene un significado icónico no literal y que nadie se para a pensar en el contenido de lo que define" es una explicación o justificación a posteriori, no por eso exenta de fundamento. Y de ejemplos; entre ellos, el logo de Telefónica.

Pero se olvida que no fue la estética sino un impedimento técnico el que nos llevó a proponer la supresión del acento: las modernas fotocomponedoras, de fabricación norteamericana, carecían de mayúsculas acentuadas, y no tenía sentido poner acento en la cabecera cuando los textos que en el resto del periódico se escribieran todo de mayúsculas tendrían que ir sin él. No éramos los únicos. El resto de los periódicos, con tecnología más atrasada, estaban en las mismas. Era una situación que se arrastraba desde la implantación de la linotipia, máquina inventada por el alemán Mergenthaler a finales del siglo XIX. Hasta tal extremo que más de una generación de aquella época fue educada en la idea de que las mayúsculas no se acentuaban.

Hay que decir también que EL PAÍS fue el primer periódico -al menos entre los de difusión nacional- en devolver el acento a las mayúsculas. Fue el 9 de noviembre de 1983, la primera vez que el apellido del director (Cebrián) y el día de la semana (miércoles) se escribían con tilde."


P.D. No os perdáis los vídeos que ha subido El País sobre su nuevo diseño. Los podéis ver aquí, aquí y aquí.

lunes, 15 de octubre de 2007

Cambiar, ¿para qué?

El cambio es como el talante. Ambos son neutros aunque haya quien los interprete como valores positivos. El talante necesita calificarse como bueno o malo, no se puede tener talante, se está de buen o mal talante, y el cambio en sí tampoco es ni bueno ni malo porque se puede cambiar a mejor o, sencillamente, empeorar. Esto viene a cuento del anunciadísimo cambio de El País, evidentemente, y de que no sólo es necesario analizar las estructuras, tipografía o color de las páginas, sino también su contenido, porque en última instancia las páginas se hacen para ser leídas.

Y leyendo el artículo que publica Javier Moreno, director de tan importante periódico en el suplemento especial que dedican este domingo a su cambio, uno podría sacar como conclusión, primera y apresurada, que estamos ante el típico texto retórico que con declaraciones grandilocuentes no nos dice nada... y no es así. Porque incluso dice cosas que no estoy muy seguro de que el director de El País nos quiera decir. La primera de ellas me deja estupefacto, por la afirmación en sí y porque no haya dejado estupefactos también a todos quienes opinan sobre el tema, sin mencionarlo, desde infinidad de tribunas electrónicas o convencionales: resulta que El País ha decidido cambiar ¡sin saber por qué! "¿Y para qué cambiar", dice Moreno en su artículo, "cuando logramos formular la respuesta, ya estuvo hecho casi todo". Todo un "comité para el cambio" nombrado por el director en el mes de febrero pensando para qué hacían lo que hacían mientras lo hacían. O sea, hacemos una cosa y mientras la hacemos pensamos para qué la hacemos. ¿Algo así, no? Puede que sea yo quien no lo ha entendido bien, pero estoy estupefacto y no se me pasa. Me atrevería a apuntar a tan docto comité, desde mi humilde posición, que tal vez una de las razones para el cambio podría ser... ¡para mejorar!, ¿no?. Pero claro, se trataría de mejorar uno de los modelos de mayor éxito en los últimos años no sólo de la prensa española (su diseño racional ha sido y es modelo de periódicos), sino internacional (El País ha contribuido, y no poco, a que se asocie periodismo de calidad con el formato tabloide, entre otras cosas. Un formato al que tienden ahora incluso los periódicos anglosajones). Claro que lo mismo tienen ahora otro modelo nuevo que crea escuela y por eso cambian. Aunque ellos dicen, tras meses de pensarlo, que cambian "por responsabilidad".

La segunda es una contradicción que pone de manifiesto que El País tal vez no está contando las cosas como son y que improvisa para justificarse. Escriben que su periódico evoluciona al igual que evoluciona la sociedad y lo ilustran en un artículo titulado "31 años de evolución", reproduciendo tres portadas y una página doble de distintos años con un pie común con el encabezamiento "cambio constante". Pero ahora se dan cuenta, dicen también a lo largo de todo el especial del domingo, que la sociedad ha cambiado y va a cambiar más y por eso tienen que hacer este cambio. ¿Pero no había evolucionado el periódico con la sociedad? Entonces, y volvemos al principio, al comité de expertos, ¿para qué cambiar? De haber estado evolucionando el periódico no necesitaría tan drástica puesta al día y mucho menos gastarse el dineral que se están gastando en ello, publicidad incluida. ¿No?

Evolución de las acciones de Prisa (editora de El País) en los últimos seis meses

Supongo que pensareis que este artículo es crítico con El País porque escribo desde donde escribo. No me escondo, estoy en El Mundo, pero también soy lector de El País (soy lector de los dos periódicos desde hace años) y creo que más allá de guerras entre medios y competencia entre empresas, en las que ni puedo ni quiero entrar, estoy aportando argumentos. Además, esto es encajabaja, y encajabaja no es El Mundo, ni siquiera es el blog del departamento de diseño del periódico El Mundo. Estoy diciendo que o bien El País no sabe qué le está pasando, y por eso "quieren entender", o si lo sabe no nos lo quiere decir. No nos quiere hablar de que su hasta ahora posición de privilegio parece amenazada y repiten la palabra internet, o global, en casi cada una de las frases de su especial sin que sepamos tampoco muy bién qué pretenden, porque en lo que se refiere a internet El País no ha logrado conectar como ellos quisieran. Y no nos lo dicen. No nos dicen que tal vez estos argumentos tengan más que ver con el cambio. También ayudaría mucho a entender, el magnífico artículo titulado "Arde Roma" que publicó el pasado 21 de septiembre el siempre brillante Pedro Cuartango, uno de los periodistas más cultos que conozco, no muy dado a la confrontación fácil, pero mucho me temo que está publicado en el eterno rival, El Mundo, y sufre por tanto del mismo sesgo que estas frases. Aún así, merece la pena, es certero, divertido y en El País nunca lo publicarían.

Sobre las tres páginas que hasta ahora hemos visto todos del nuevo diseño ya hemos públicado dos artículos y toda la blogosfera se ha ocupado ampliamente de ellas. Aunque es muy pronto para análisis porque un periódico ya dijimos que no es un prototipo, es algo más que necesita de los días para ser diario, se pueden lanzar algunas preguntas inocentes: ¿son esas las páginas de un diseño profundo o son efectismo, apariencia? ¿De verdad es un diseño para noticias diarias? ¿O simplemente para noticias? ¿Para informar? Porque no se tratará de adornar sólo el papel, ¿verdad? Miro las mujeres que miran en su modelo de apertura de Cultura y me queda claro. Hay que esperar, puede que nos hayan mostrado sólo las más "llamativas". Espero.


Y acabo como empiezo. Este artículo se titula con las mismas palabras que, además de aparecer en el artículo del domingo de Javier Moreno, pronunció en 1997 David García, director de arte del periódico entonces, y ahora. En un acto público celebrado en la Universidad San Pablo Ceu de Madrid, en el que yo estaba presente, el máximo responsable de diseño del diario independiente de la mañana con aspiraciones a diario global afirmó con total rotundidad que innumerables veces le habían preguntado por qué no cambiaba El País y que él siempre respondía lo mismo: "cuando algo tiene éxito no hay por qué cambiarlo"

El acento y el previo

Como mi gran amigo Blasco se me ha adelantado con respecto al especial que El País ha publicado este domingo respecto a su rediseño (y que cualquiera puede disfrutar en red), apuntalo el tema con tres apuntes.

1) El pasado miércoles 10 (salió publicado en el diario el jueves 11), Juan Luis Cebrián anunciaba en una conferencia en Vigo que la renovación iría más allá del diseño y la manera de contar las noticias. Los cambios afectarán a la mítica cabecera del periódico, por lo que "la marca" EL PAÍS se escribirá por vez primera con tilde "para que su grafía no entre en contradicción con las normas tipográficas que se aplican en el resto del periódico". Por lo tanto, se deshace el polémico diptongo, se ajusta la cabecera a la norma obligatoria de la Real Academia española y se modifica el Libro de Estilo, que hasta ahora decía: "Como licencia gráfica, la cabecera de EL PAÍS y las de sus suplementos no llevarán acento ortográfico cuando vayan compuestas por el tipo de letra utilizado para la marca registrada -la Claredon Medium-, pero sí en los demás casos".

Como curiosidad, Cebrián contaba en 1977, en el primer aniversario del periódico, que algunos académicos habían insistido en la necesidad de acentuar la i pese a que el título iba en mayúscula, mientras que los responsables de EL PAÍS opinaban que "la cabecera tiene un significado icónico no literal y nadie se para a pensar en el contenido de lo que define, pues todo el mundo identifica la cabecera con un periódico preciso." Se interpretaba así que la cabecera era ante todo un dibujo o un grafismo y que por ello no tenía necesariamente que estar en sintonía con las normas ortográficas.

El cambio creo que es acertado, más allá de dogmas.

2) La entradilla, ese recurso que parece caduco pero que considero utilísimo e imprescindible para el lector que va más allá de los titulares y que desea una visión global de los acontecimientos diarios, desaparece 31 años después. Sensible pérdida.

3) En el suplemento al que hacía alusión Luis, concretamente en las páginas que analizan la (sutil) evolución de la maqueta del diario, aparecen ya varios ejemplos de lo que nos vamos a encontrar el próximo día 21. Le van a venir bien los retoques, intuyo, pero los cambios -como nos temíamos- son sutiles. Compartimos estos ejemplos con vosotros. Para ir abirendo boca, más que nada.

domingo, 14 de octubre de 2007

Los cambios de El País



El País publica hoy en su suplemento Domingo los cambios con los que va a salir a partir del 21 de octubre. Trece páginas en las que se desgranan los nuevos cambios, se hace un repaso a la historia del periódico y se realiza una especie de making off del proceso que comenzó hace nueve meses y que supondrá el primer cambio desde que salió el 4 de mayo de 1976. El estudio encargado del cambio de imagen ha sido Palmer y Watson.

En la primera página el director Javier Moreno justifica estos cambios porque quieren seguir siendo espacio público, "conectar con las generaciones que se convertirán con el eje de este país" durante los próximos 20 años.

Estos son los principales cambios:

- Modifica el orden de las secciones y crea otras nuevas. Es el más difícil de todos porque supone luchar contra una inercia establecida durante más de 30 años. Se agruparán en un gran bloque las informaciones de Internacional, Nacional y Economía, dando paso a la sección de Opinión. Después de esta sección, otro gran bloque con Sociedad, Cultura y Deportes, con una doble página inicial que servirá de transición entre Opinión y estas secciones, donde se planteará de forma amplia un tema.
Otro cambio importante es la sección de Local. Deja de estar integrada y pasa a ser un cuadernillo independiente donde se apostará por propuestas informativas y gráficas más claras y audaces (¿algo parecido al proyecto M2 de El Mundo?, ya veremos).
Por último, en la primera y última página se realizarán modificaciones que mantengan su identidad pero que realcen su elegancia y recojan la diversidad del periódico.

-El País Semanal. EPS deja de existir y vuelve a llamarse El País Semanal, con un cambio radical en todas sus páginas, tanto de contenido como de imagen. La revista está diseñada por el prestigioso diseñador Óscar Mariné y constará de tres partes: en el centro de la misma, reportajes, entrevistas, viajes, ecología, etc. En la primera parte, "Intro", una sección que va más allá de una agenda y se convierte en una crónica cultural y social. Y por último, "Estilos de vida", una revista de revistas con lo mejor de la moda, interiorismo, diseño, salud, Internet, etc. Y por supuesto los columnistas.

-Domingo también cambia y se convierte en un suplemento de investigación y reportaje con la actualidad en el punto de mira. El rediseño también viene de la mano de Mariné, donde ha buscado "más confort y comodidad" a la hora de acercarse al texto. Atentos a este concepto: la página que flota.

-Babelia pasa a tener más secciones y más páginas para abordar la cultura desde todos los ángulos.

-elpais.com, más dinámico, personalizable y multimedia.

- Tipografía. Aquí viene uno de los más suculentos. El País abandona su tipografía actual y apuesta por una de creación exclusiva de la mano del portugués Mario Feliciano: Majerit, más ancha que la Times y según los responsables de diseño del periódico "más moderna y legible". En Domingo también usarán Arnhem y Utopía.



Estaremos atentos el próximo día 21 para ver todos estos cambios. Os mantendremos informados.

martes, 9 de octubre de 2007

El cambio de El País ya tiene fecha: 21 de octubre

El Consejero Delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, puso ayer fecha a uno de los cambios más esperados del mundo del periodismo en habla castellana: el rediseño de El País. Aunque en principio parecía que los cambios iban a ser profundos, desde nuestro blog amigo Maquetadores ya nos advertían hace días que la revisión del diseño del diario no iba a ser tan quirúrgica, compleja y necesaria como se esperaba, haciendo alusión a que Cebrián había paralizado tan intensa operación a fondo (léanlo aquí).

Entre los cambios que se oían, parecía incluirse el desplazamiento de la cabecera a la izquierda de la portada, y yo creo -tal y como habíamos ido leyendo en algunos blogs- que iría acompañado de encaminar el diseño general a las pautas de algunos diarios nórdicos o del norte de Europa como Politiken -premio de la SND al diario mejor diseñado-, o De Morgen, bajo criterios de limpieza, estructuración clara y moderna de la información [destacados], desahogo visual, profusión de blancos estratégicos -al estilo Babelia o ABCD, suplementos culturales de El País y ABC-, mayor uso del color, etc. Esa es la tendencia actual. Y eso debió parecerle demasiado a Cebrián. Pero seguro que no le haría ascos a una imaginaria fusión entre The Times y The Guardian, por ejemplo.

De todos modos, si ABC, dentro de su rigidez, fue capaz de modernizar su diseño, ¿por qué tanto miedo? El número 1 en ventas de la prensa de información general pesa mucho, supongo.

Ahora sabemos por boca de Cebrián algo más de lo que nos vamos a encontrar. A saber:

- Nuevo subtítulo de portada: EL PERIÓDICO GLOBAL EN ESPAÑOL.

- Redaccionalmente hablando, mayor relevancia de las informaciones, "con noticias que no pueden encontrarse en otros medios, incidiendo en más y mejor contexto, más análisis y opinión, más investigaciones."

- En cuanto al diseño, "generalización progresiva del color, lenguaje gráfico e infográfico más atractivo y contundente y mayor flexibilidad de formatos y titulares."

- Nuevos diseños de El País Semanal (recuperando esa cabecera y perdiendo el acrónimo EPS), Domingo y Babelia, realizados por el equipo del diseñador Oscar Mariné. Sobre el primero, "se trata de una apuesta por el periodismo, el espectáculo y la modernidad". Sobre los segundos, "realzan la elegancia y las apuestas informativas y literarias" de ambos suplementos.

- Modificaciones en la primera página, aparte del nuevo lema, que reflejarán "la diversidad del interior y las innovaciones en las secciones."

- Nueva última.

Salvo el caso de Mariné y los suplementos, el rediseño ha sido obra del equipo de Ally Palmer y Terry Watson (Edimburgo), encargado de los rediseños de Le Monde, Politiken, The Scotsman, The European, Algemeen Dagblad o Cinco Días, ya para Prisa.

José Manuel Calvo, subdirector, en palabras recogidas por Maquetadores, avisaba: "Venimos de un periódico que ha creado escuela en los últimos 30 años, por lo cual esta atención a lo gráfico no irá en contra de la seriedad y la elegancia que ha caracterizado al periódico siempre."

Pues hala, semana y media de espera y salimos de dudas.