Rodrigo Sánchez, responsable de Metrópoli, nos cuenta cómo fue el proceso creativo de la portada que ha resultado ganadora de la Medalla de Plata de la SND, el premio español más destacado de la última edición de The Best Newspaper Design, (aunque no el único de Metrópoli). Una edición en la que los periódicos españoles no han destacado tanto como nos tenían acostumbrados.
"La verdad es que con un dibujo como el de Raúl Arias la mitad de la portada ya estaba resuelta.
Parir una portada implica dedicar más tiempo al antes que al después. Muchas medias horas de conversación con unos y con otros, de dentro y de fuera de la redacción. Al final, tras largos debates telefónicos sobre estilos gráficos, terminaciones pictóricas, planos, volúmenes etc., te encuentras en manos del verdadero artífice del aspecto final, el autor de la ilustración.
Por mucho que se haya debatido previamente nunca hay dos dibujos de un mismo autor con estilo idéntico. La portada ha de amoldarse al estilo y al encuadre del dibujo. Los resultados siempre difieren de lo hablado por la propia mecánica del trabajo, el tema a tratar y, por supuesto, el estado anímico del ejecutor.
Cuando por fin llega la ilustración final, tras bocetos y demás consultas entre las partes, es el momento de encajarla según las pautas de la revista y, es en ese momento, cuando todos los elementos de la página han de servir a ese dibujo. Todo ha de girar en torno a él. A veces apoyándole, a veces remarcándole, a veces evitándole e incluso cubriéndole.
No necesariamente hay que despejar el dibujo. Un dibujo en portada no implica necesariamente que sea una voz solista. Una portada no es una galería, no es un museo. Nadie tiene que ganar, ni el diseñador ni el ilustrador. Tiene que ganar la propia portada. Todos trabajamos con el mismo
objetivo. Hacer lo más atractiva posible la página más importante de cualquier publicación, su portada.
En este caso el ángulo de horizonte del dibujo nos marca la inclinación del titular. El primerísimo plano del cocainómano nos permite colocar el texto sobre su cara sin poner en peligro la visibilidad del rostro y ,además, usamos la cabecera como parte del lienzo de la ilustración. De esta forma verticalizamos la superficie de la portada y ganamos en profundidad de plano. De esta manera lienzo, dibujo y cabecera se convierten en una única superficie en la que poder trabajar con la tipografía, incluso invadiendo la mancheta de Metrópoli con el titular.
La elección de la tipografía varía en función de la textura y el trazo del dibujante. En este caso se trata de SURFACE una tipografía sans serif rota por efecto de fotocopia. Los colores son elegidos por sintonía con tonos de la ilustración."
Parir una portada implica dedicar más tiempo al antes que al después. Muchas medias horas de conversación con unos y con otros, de dentro y de fuera de la redacción. Al final, tras largos debates telefónicos sobre estilos gráficos, terminaciones pictóricas, planos, volúmenes etc., te encuentras en manos del verdadero artífice del aspecto final, el autor de la ilustración.
Por mucho que se haya debatido previamente nunca hay dos dibujos de un mismo autor con estilo idéntico. La portada ha de amoldarse al estilo y al encuadre del dibujo. Los resultados siempre difieren de lo hablado por la propia mecánica del trabajo, el tema a tratar y, por supuesto, el estado anímico del ejecutor.
Cuando por fin llega la ilustración final, tras bocetos y demás consultas entre las partes, es el momento de encajarla según las pautas de la revista y, es en ese momento, cuando todos los elementos de la página han de servir a ese dibujo. Todo ha de girar en torno a él. A veces apoyándole, a veces remarcándole, a veces evitándole e incluso cubriéndole.
No necesariamente hay que despejar el dibujo. Un dibujo en portada no implica necesariamente que sea una voz solista. Una portada no es una galería, no es un museo. Nadie tiene que ganar, ni el diseñador ni el ilustrador. Tiene que ganar la propia portada. Todos trabajamos con el mismo
objetivo. Hacer lo más atractiva posible la página más importante de cualquier publicación, su portada.
En este caso el ángulo de horizonte del dibujo nos marca la inclinación del titular. El primerísimo plano del cocainómano nos permite colocar el texto sobre su cara sin poner en peligro la visibilidad del rostro y ,además, usamos la cabecera como parte del lienzo de la ilustración. De esta forma verticalizamos la superficie de la portada y ganamos en profundidad de plano. De esta manera lienzo, dibujo y cabecera se convierten en una única superficie en la que poder trabajar con la tipografía, incluso invadiendo la mancheta de Metrópoli con el titular.
La elección de la tipografía varía en función de la textura y el trazo del dibujante. En este caso se trata de SURFACE una tipografía sans serif rota por efecto de fotocopia. Los colores son elegidos por sintonía con tonos de la ilustración."