Margen. Es el espacio comprendido entre la mancha y el límite del papel. O sea, la cantidad de espacio en blanco que queda sin imprimir en la parte superior, inferior, derecha e izquierda; el blanco que rodea lo que está impreso. El margen, en lo que a los libros se refiere, es también un lujo; márgenes generosos son sinónimo de derroche de papel y derroche de elegancia. Existen proporciones ya calculadas y relaciones armónicas entre la zona impresa y los márgenes (el gran Tschichold recomienda que el margen inferior sea ligeramente más amplio que el superior, y que también los márgenes internos que dan al medianil, el derecho en páginas pares y el izquierdo de las impares, sean también mayores que los márgenes externos). En los periódicos los márgenes son de menor importancia que en los libros, porque evidentemente no existen lujos al imprimir y lo significativo es utilizar la mayor parte del papel (que también es de menor calidad) para la información que durará tan sólo un día en manos de los lectores. Podríamos definirlo, pues, como impresión de usar y tirar. Por eso, los márgenes suelen ser iguales y pequeños.
Margen es además ese límite que todos tenemos antes de estallar, saltar por el aire que nos rodea y convertirnos en energúmenos ante las adversidades, incomodidades y molestias que nos asestan los demás... que en un periódico son muchas y continuadas. Y como en la prensa ya hemos mencionado que los márgenes son pequeños, pues pequeño es el margen de todo maquetador periodístico que se tenga a sí mismo como tal. Una cosa es ser alguien amable, flexible, abierto a los demás y en general buena persona, y otra muy distinta es trabajar en un periódico, en la sección que sea y, sobre todo, en maquetación y diseño.
Marrón. Trabajo que nadie desea realizar y que normalmente cae al que en ese momento se encuentra o más despistado o más liado. Aunque puede ser fácil de identificar, es extremadamente complicado librarse de él y solo unos pocos tienen esa habilidad innata. Es muy habitual en el periodismo en general, y en la maquetación en particular.
Algunas pistas para identificar un marrón: si viene de un jefe la frase mágica suele ser: "Oye Xxxxx (aquí tu nombre) ven un momento, a ver si me haces esto...". Si viene de un compañero la frase es: "Xxxxx, puedes hacerme esto, no me ha dado tiempo y me tengo que ir. Te dejo aquí todo el material, está chupado."
Una vez que el material está en tu poder ves que no es tan fácil.
El marrón es unidireccional, nunca se puede devolver a la misma persona. Si quieres pasarlo tiene que ser a otra persona distinta. En todas las redacciones existen expertos en passing brown, que es, ni más ni menos, que la acción de pasar un brown (marrón).
Pero para saber bien lo que es un marrón nada mejor como ver los distintos tipos que existen y que han sido estudiados y catalogados en la red: Página del marrón.
Medianil. Por mucho que Quark se empeñe, el medianil no es el espacio entre dos columnas de texto. Eso se llama calle o como mucho corondel ciego (si no lleva rayas) o corondel a secas. Medianil es, en una publicación de dos hojas o más, la zona por donde se pliega el papel. Sí, esa donde el vetusto ABC coloca las grapas, ésa dónde todos hemos dado, alguna vez, golpes de karate intentando que volviera una página mientras sujetábamos el periódico con la otra mano, sorteando viandantes a la salida del metro... A la hora de maquetar, se le llama también medianil a la suma de los márgenes interiores de una doble página (junto con la zona de pliegue) y hasta hace muy poquito se caracterizaba porque no se podía invadir, salvo en el caso de páginas centrales. Esto se debía a que las rotativas no estaban preparadas para imprimir completamente a sangre (ver sangre... cuando se publique) y se temía el siempre lamentable corte de la imagen a unos milímetros del pliegue. Pero con los últimos avances tecnológicos, esto está superado. Y por eso ahora, se puede invadir el medianil de las páginas enfrentadas sin necesidad de que coincidan en centrales, donde las dobles son una sola página. Esto da muchísimo juego, sobre todo para pasar imágenes de una página a otra. Porque eso sí, se pueden cortar imágenes, pero nunca, bajo ningún concepto se debe cortar texto en un medianil (por ejemplo el de un gráfico). Si ya de por sí resultan difíciles de leer, si encima los cortamos estamos cursando una invitación para que no se lea el gráfico.
Entregas anteriores del Diseñario:
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