martes, 19 de agosto de 2008

Playa y fotografía




A los miembros de encajabaja nos gusta mucho el mundo de la cámara fotográfica y hablamos de fotos en cuando. Ni en vacaciones vamos a dejar esta labor y esta vez vamos a recomendar una exposición. Como es muy probable que más de uno esté pasando estos días tórridos de verano en la playa, posiblemente en el sur de la península, quizá en Cádiz, os avisamos de que en esta ciudad andaluza se exhibe la muestra "Henri Cartier-Bresson. Fotógrafo", organizada por la Obra Social La Caixa, en colaboración con el Ayuntamiento de Cádiz, la Fondation Henri Cartier-Bresson y Magnum Photos.

Esta exposición, que podemos disfrutar hasta el próximo 7 de septiembre en el Castillo de Santa Catalina de la localidad gaditana, reúne 133 imágenes que abarcan más de 40 años de trabajo (entre 1932 y 1979) del mítico fotógrafo francés fallecido hace cuatro años a la edad de 96. Merece la pena embarcarse en estas fotografías callejeras y costumbristas en blanco y negro para comprender las palabras del propio artista: "Para mí, la cámara es un cuaderno de esbozos, el instrumento de la intuición y la espontaneidad, la dueña del instante, que, en términos visuales, interroga y decide al mismo tiempo. Para `representar´ el mundo hay que sentirse implicado en lo que se captura a través del visor. Esa actitud requiere concentración, sensibilidad y sentido de la geometría. La simplicidad de la expresión se logra mediante una economía de medios y olvidándose de uno mismo". Amén. Además, también encontraremos imágenes referentes a la muerte de Gandhi, la Guerra Civil Española, la entrada triunfal de Mao en Pekín, o las primeras fotografías de la Unión Soviética tras la muerte de Stalin, así como retratos de Giacometti, Truman Capote, Sartre, William Faulkner y Henri Matisse, entre otros.

Los horarios de apertura son de 11 a 20 horas de lunes a domingo, salvo el jueves 21 de agosto que cierra a las 18 horas. Lo mejor: el acceso es gratuito.


El maestro y su herramienta de trabajo

miércoles, 6 de agosto de 2008

Agua, ¿agua?, ¡agua!

Encajabaja ha tenido la oportunidad de pasar un par de jornadas en la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, dedicada al agua. Cualquier cosa que digamos aquí se quedará corta porque, para poder abarcar un evento de esta magnitud, lo mejor es visitarlo. Pero para todos los que no puedan asistir aquí tenéis un breve reportaje fotográfico. (Pincha en la imagen para hacerla más grande.)


El meandro de Ranillas es la zona donde se encuentra ubicada la Expo. En la imagen, tomada desde el funicular de la Expo, parte del recinto, con el auditorio en primer plano. Al fondo (muy al fondo), la Basílica del Pilar y la Pasarela del Voluntariado con el obelisco inclinado.

El Pabellón Puente es uno de los edificios más emblemáticos (y costosos) de la Expo. Ha sido diseñado por la arquitecta Zara Hadid.

La Torre del Agua, de 76 metros de altura y que imita la forma de una gota de Agua.

Interior de la Torre del Agua.

El edificio de Aragón imita una cesta de frutas típica de esta comunidad.

El pabellón de España está rodeado por estas estructuras que imitan palos de bambú.

Pabellón de Euskadi con paraguas proyectores.

La exposición de Ingenios mecánicos forma parte del pabellón de Castilla La Mancha.

Proyección del vídeo de Carlos Saura sobre Aragón, dentro del pabellón de la citada comunidad.

Cortina de agua del pabellón de la Comunidad Valenciana. Se podían leer palabras como "eficient" (en la imagen) o "gestió".

Colección de botellas de agua del Dr. Oliver Rodés, dentro del Pabellón de Cataluña

Telecabina de la Expo que conecta directamente con la Estación de Delicias.

El hombre gota, frente al Palacio de Congresos.

Detalle de la Cabalgata del Circo del Sol, que podéis ver todos los días a las 12 de la mañana.

Por la noche, espectáculos, como el Iceberg (en la imagen) o el "hombre vertiente"...

... y música en el auditorio, en esta ocasión Patti Smith.

viernes, 1 de agosto de 2008

El método científico

Nuestro colaborador especial, Nacho Arbalejo, vuelve a encajabaja con una reflexión sobre el método científico, una peculiar y curiosa visión que separa la ciencia de las personas para concluir que el método científico y el diseño van por caminos separados.


¿Responde el diseño periodístico a las premisas de La ciencia? Es ésta una pregunta que se puede responder simple y llanamente aplicando los pasos del método científico a los postulados del diseño. Muchas veces, la ciencia da por válidas muchas teorías que, posteriormente, la misma ciencia se encarga de rebatir. Me hace gracia cuando hablamos de que la ciencia ha demostrado o ha refutado esta o aquella teoría. Lo cierto es que son las propias personas las que refutan o apoyan teorías. La ciencia no puede demostrar nada, son las personas las que lo hacen. Y como no somos perfectos, pues la ciencia tampoco lo es, ya que somos nosotros los que hablamos en nombre de la ciencia y no al revés (ojalá fuera así).



En nuestra supuesta disciplina científica, propongo un método que consiste, fundamentalmente como en otras materias científicas, en los siguientes pasos:
1. Observación: el primer paso consiste en la observación de fenómenos bajo una muestra. En el caso del diseño gráfico, la observación del fenómeno sería la visualización atenta del fenómeno de la realidad mediante una muestra, que podría ser el periódico o cualquier otro documento impreso.
2. Descripción: el segundo paso trata de una detallada descripción del fenómeno. Es decir, en el caso que nos ocupa, si continente y contenido responden a las expectativas que el lector tiene depositadas en la relación entre aquellos.
3. Inducción: la extracción del principio general implícito en los resultados observados. Éste es el paso más subjetivo de nuestro método científico, pues estriba principalmente en la crítica de las soluciones gráficas propuestas y se convierte, en algunas ramas del diseño, en un periódico marcado con rotulador grueso disponiendo la diferencia entre dogma científico y herejía gráfica.
4. Hipótesis: planteamiento de las hipótesis que expliquen dichos resultados y su relación causa-efecto. Esto quiere decir que cuando el periódico está bien diseñado se vende más. Ésas son las relaciones entre la causa (que es el diseño propuesto) y el efecto (que son las unidades vendidas).
5. Experimentación: comprobación de las hipótesis por medio de la experimentación controlada. Si observamos que el periódico sólo sirve para envolver el bocadillo o limpiar los cristales del coche, entonces la experiencia nos demuestra que la hipótesis ha fallado.
6. Demostración o refutación de las hipótesis. Éste es el paso más complicado de verificar por el cariz tan subjetivo que rodea nuestra disciplina científica.
7. Comparación universal: constante contrastación de hipótesis con la realidad. En resumidas cuentas, todos los días tenemos que constatar la hipótesis (el diseño propuesto) con la realidad (hay que vender más).

La conclusión a la que podemos llegar después de elaborar el método aplicado al diseño es que, aun teniendo éste unas premisas claras sobre lo que es legible o no, en el proceso interfiere un cariz subjetivo que da al traste todo intento de poder circunscribir el diseño a cualquier método científico.


Nacho Arbalejo

lunes, 28 de julio de 2008

Un diseño del futuro

Tendría gracia que quienes repiten ahora que los periódicos en papel van a desaparecer, si es preciso quemándolos, y que tan sólo quedarán pantallas a nuestro alrededor para ver, que no leer, noticias "entretenidas" y entretenimiento visual, fueran sustituidos por otra generación que en vez de disfrutar tanto mirando lucecitas en las pantallas volvieran al papel como soporte de lectura, dibujos e imágenes. Ese péndulo histórico que como las modas va y viene quedándose siempre con algo de su último oscilar. Serán internautas, es obvio, pero quién sabe si estarán dispuestos a renunciar a algo que también tenemos y que para muchos es maravilloso: el papel.

encajabaja presenta hoy lo único que puede considerarse el diseño de alguien que vivirá ese supuesto futuro sin papel. El autor es Javier, nació en 2001, y desde hace tiempo está ocupado en hacer lo que él llama "libros". Nadie le ha dicho que tenía que hacerlo, no es una obligación, nadie se lo propuso, doy fe porque al ser hijo mío hemos vivido juntos desde que nació. A lo sumo le hemos ayudado a doblar y a grapar folios según sus indicaciones. Los textos, los dibujos y la colocación de estos elementos en las páginas son decisión exclusivamente suya, entre otras cosas porque no es persona de fácil aconsejar y porque la mayoría de estos trabajos "no puede verlos nadie" hasta que están terminados.



El diseño del futuro sigue pautas regulares invariables. En los primeros trabajos utiliza las páginas pares (a la izquierda de la doble página) exclusivamente para los textos y la página enfrentada para dibujos relacionados con ese texto. Las últimas propuestas insisten en la regularidad, todas las páginas de cada libro tienen la misma estructura, con textos a veces en renglones imposibles que llevan a una lectura misteriosa, de significados enigmáticos y siempre sorprendentes, situados en la parte superior de cada página y con las imágenes en la parte inferior. Dibujos de fuerte expresividad que más que realismo parecen buscar comunicar una idea.

El formato del diseño del futuro es el de la mitad de un folio, lo que parece coherente con la anunciada necesidad de ahorrar papel, recurso natural limitado. Este formato surge al doblar varios folios juntos por la mitad para formar así los "libros", grapados en dos o tres puntos del doblez central. Tienen una media de cuatro folios doblados, dando así lugar a 16 páginas que no siempre se completan. Hay trabajos en los que varias páginas del final quedan en blanco, tal vez para darnos a entender que esas historias tienen un final desconocido, o que se terminarán más adelante, o que hasta aquí hemos llegado, simplemente.



Cuesta mucho trabajo, en casi todas las ocasiones varios días, hacer cada uno de estos "libros", algo ciertamente misterioso teniendo en cuenta que a la edad de su autor es difícil mantener la concentración en cualquier tarea por un tiempo continuado (una hora ejecutando algo laborioso es una utopía). Mucho más trabajoso, desde luego, que mirar una pantalla o jugar a un videojuego, actividades que también lleva a cabo.

O hacer predicciones. Mientras los gurús del presente y las consultoras de los profetas a nosecuantos montones de euros la profecía y el consiguiente remedio que sólo ellos tienen repiten la cantinela de la muerte inminente de las publicaciones impresas en papel, quienes vivirán en el futuro buscan lápices de colores y folios, los llenan de historias escritas y vividas y en ocasiones, pocas, los regalan como algo muy valioso, mucho más desde luego que los dibujos rápidos que hacía hasta que se aburrió con el Kid Paint en un Mac y que luego tiraba a la papelera o los dejaba por el suelo una vez impresos para que mas tarde le ordenaran recoger la habitación.

Puede que ellos, los habitantes del tiempo que llegará, de manera inconsciente hayan encontrado ese valor añadido que tiene el papel y que se transmite a lo que se imprime, se escribe o se dibuja a mano en él. Tal vez la siguiente generación, los que ahora son niños pequeños, decidan que una sociedad con internet y papel es más rica y con más opciones que una sociedad sólo con internet como parecen querer quienes les anteceden. O que decidan que no merece la pena convertirse en periodista multimedia, si eso significa ser periodista multiempleado, ése que hace dos o tres piezas (un texto largo para el papel, otra corta para la web, y además un pequeño vídeo) al precio de una para que así las empresas puedan despedir a uno o dos de sus compañeros.

El autor de un diseño del futuro se mantiene al margen de todo esto. Para él el papel no forma parte del pasado ni una pantalla es el futuro, porque ha vivido con los dos desde siempre. Trabaja ahora en una serie de tres libros, el primero de los cuales se titula "La gota desesperada 1", ya terminado y que os hemos presentado en exclusiva mundial. Sin más continuidad aparente que los números, o tal vez algún tema común que él considera por encima de la propia trama, le seguirán "Las aventuras de Drácula y Fox 2" y "El vampiro negro 3".

lunes, 21 de julio de 2008

Servicios mínimos


Llega el verano, incluso al ciberespacio y también a encajabaja. Pero tranquilos, lejos de tomarnos un descanso (más o menos merecido) este blog se declara en servicios mínimos, al más puro estilo español. Estaremos rondando por aquí, pero no con la misma intensidad que durante el resto del año. De momento, el primer afectado es el Diseñario, cuya última entrega será este lunes, que volverá en septiembre más fuerte, más alto y, esperamos, con más participación vuestra.

Un saludo y buenas vacaciones.

Diseñario (XXV)

Llegamos aproximadamente al ecuador del Diseñario justo en el momento en el que el comité de expertos de encajabaja encargado de su producción se disuelve, sus miembros toman caminos separados y, compungidos, se van de vacaciones. Con la publicación de la última voz de la letra "M", la más colectiva de esta obra colectiva, la más irreverente y monstruosa en la que han participado todos y alguno más, se despiden de todos nosotros hasta el mes de septiembre en el que prometen volver.





Milenium. Nombre ya no tan futurista utilizado por Protec (véase Edicomp), por la cafetería de la esquina y tres discotecas en la costa, que en el caso que nos ocupa denomina al software creado a finales del siglo XX para modernizar sus productos y compatibilizarlos con las nuevas tecnología usadas por los redactores.
Milenium y sus distintas aplicaciones permiten seleccionar y tratar fotos (Milenium Pictures), consultar las agencias (Milenium News), maquetar páginas (Mileniun Designer) y distribuirlas en un planillo diferenciando sus distintas ediciones (primera, segunda, etc.). De esta manera, tanto periodistas, fotógrafos como diseñadores trabajan con un mismo programa y en los mismos archivos informáticos, en las mismas páginas.
A la hora de diseñar, Milenium (Designer) es muy parecido a Quark. Tiene claves y atajos iguales. También sus herramientas y menús se diferencian en poco, aunque la mayoría de diseñadores continuamos maquetando en Quark, porque el programa de Protec permite diseñar con éste dentro de su sistema. En las últimas versiones, se puede hacer también con Indesign. Su mejor uso es como programa gestor: organiza secciones, paginas y ediciones de una manera clara.
Y abundando en la nomenclatura informática de moda, Protec presentó en la Ifraexpo de Viena 2007 a Milenium Cross Media 6.0. La versión 6.0 ofrece un único interfaz de trabajo desde el que se puede realizar todas las funciones que cualquier departamento del periódico necesite (redacción, informática, publicidad, gestión, etc.): acceder a la agenda de planificación editorial y emitir sugerencias o comentarios, buscar contenidos multimedia, asignarlos a temas o profesionales, editar los distintos canales (eeb, papel, móvil…) en los que vaya a publicar, ver y controlar el estado de las distintas líneas de producción, visualizar los informes analíticos deseados, etc. Lo más destacable es que esta última versión funciona tanto en entornos Windows como Mac OSX .
Así que si ves en una oferta de trabajo que piden conocimientos de Milenium y controlas Quark o Indesign, manda el currículum.

Monstruo. Criatura. Creación. Engendro. Alguien muy bueno en alguna disciplina. O muy feo. Muchas cosas más pero en el diseño de la prensa es un prototipo: el modelo para una nueva publicación, periódico o revista; lo que entrega el diseñador o el estudio contratado cuando se le encarga un nuevo diseño. Y como la criatura que todos imaginamos, el monstruo suele estar hecho de retales, de trozos cosidos...
Hay conceptos que tardamos años en desentrañar y muchos aún de los que necesitamos una inteligencia privilegiada para poder comprender, pero monstruo es un nombre y, sobre todo, una idea que se graba a fuego durante nuestra tierna infancia en nuestro inocente cerebro. Desde entonces, el monstruo llega a personificar y representar todo aquello que nos es desconocido y que por esa razón y por ninguna otra nos da miedo. Antiguas civilizaciones imaginaban las tierras ignotas aún por descubrir repletas de criaturas extrañas y peligrosas, como los dragones.
Monstruo, eso es lo que hay que ser para llevar a cabo la labor de hacer un ídem, porque hacer ese ídem está al alcance sólo de otro ídem. Y no sólo porque sea una labor gigantesca, es decir, monstruosa, sino porque muchas veces te das cuenta de que lo que querías hacer queda fatal, horroroso (como un monstruo) y tienes que echar para atrás. Pero te sobrepones a la monstruosidad, tiras para delante y al final, cuando todos ven el resultado algunos te dicen "tío, eres un monstruo".
Creación que va contra la naturaleza. Retales hilvanados que conforman una criatura abominable. Algo que va contra la cordura y la razón. Un miedo infantil del que no te puedes liberar cuando eres hombre... Hay muchos monstruos famosos. Los hay gigantes, como King Kong o Godzilla. Los hay terroríficos, como Frankestein o Drácula. Los hay espantosos, como la Mosca o Ronaldinho... Incluso los hay que se convierten en atracciones turísticas, como el monstruo del Lago Ness. Los hay que soportan magníficamente el paso del tiempo, como la momia, y otros a los que apenas se les aprecia, como el hombre invisible... Aquel que ilusamente se cree superior a los demás, basándose en un concepto absolutamente equivocado de uno mismo. El monstruo en cuestión es aquel que sabe de todo, que no duda en hacértelo saber y que te mira por encima del hombro, con displicencia, no ya perdonándote la vida, sino apiadándose de semejante aberración de la naturaleza. Aquello que en un principio es una cosa, y a los cuatro días vuelve a ser lo que era antes de ser... en un principio...
Mary Shelley nos muestra al doctor Frankenstein. Un científico que crea un nuevo ser con partes de otros cuerpos. Nosotros, doctores de la letra, de la línea, del espacio, utilizamos las partes de otros periódicos para crear nuestra criatura. Las cabezas de 'El Mundo', los cuerpos del 'El País, los pies de 'El Público', los filetes de 'La Razón', el lomo de 'Abc'. Destrozamos familias para que nuestra creación sea suprema. Seré inmortal con mi criatura. ¡Ja, ja, ja, ja! (risa malévola).


Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.

jueves, 17 de julio de 2008

W. Eugene Smith contra la maquetación

Alguna vez algún fotógrafo nos ha felicitado por la puesta en página de alguna de sus fotos. Nos ha sucedido, sí. Alguna vez. El resto de las ocasiones, la inmensa mayoría, hemos sufrido exactamente lo contrario, culpables sin posible expiación de haber echado a perder su trabajo, de no haber dado la foto lo suficientemente grande, de no haber incluido el número de imágenes necesarias, de elegir mal dejándonos fuera "la buena"... de tantas cosas más que ellos imaginaron de una manera distinta a como nosotros materializamos. Claro que supondría un milagro del azar que dos personas dispusieran exactamente igual un determinado número de fotos sobre un determinado número de páginas, en un determinado y preciso orden, con el mismo tamaño. Hagamos números si aún recordamos el cálculo de probabilidades. "Oye, esto yo lo habría hecho de otra manera". Sí, claro, incluso yo mismo, de haberlo hecho un día antes o un día después, posiblemente lo hubiera resuelto de otra forma.

Se me viene todo esto a la cabeza bajo la plaza de Colón, en pleno centro de Madrid, sobre cuya superficie estuvo montada no hace mucho una enorme carpa con pantallas gigantescas para ver allí los partidos de la selección española de fútbol en la Eurocopa mientras que aquí abajo PHotoEspaña 2008 nos ofrece una soberbia exposicion sobre el cada vez más grande W. Eugene Smith, el "fotógrafo de la verdad". El maestro del "fotoensayo", o más bien el autor de los que él mismo denominaba "ensayos fotográficos", imágenes y series de imágenes de enorme carga emotiva, a veces manipulando la realidad para conseguir una sensación de mayor realidad (de ahí lo de "Más real que la realidad" que la exposición lleva por título y motivo por el que sufrió algunas críticas), de un nivel técnico siempre en la más absoluta excelencia y, sobre todo, con una fuerza brutal. Imágenes que te gritan y ante las que camino sobrecogido.
Smith trabajó entre 1946 y 1954 para la revista Life, la más importante de la época (llegó a tener más de 20 millones de lectores y fue una de las cumbres del fotoperiodismo) que le consagró como un fotógrafo de fama y prestigio internacional, a pesar de sus continuas desavenencias con la redacción por la puesta en página de sus fotos. Allí publicó estos "ensayos fotográficos" que ahora están en la historia del periodismo y la fotografía. En Madrid se exponen los más importantes y emblemáticos, junto con las páginas de la revista y las pruebas y hojas de contactos del autor.

Country doctor (médico rural). En 1948 se decide desde la sede de Life en Nueva York hacer un reportaje sobre un médico rural norteamericano. Seleccionan al doctor Ernest Cerinai de la pequeña ciudad de Kremmling (Colorado) y el encargo recae en Eugene Smith. Tiene quince días para llevarlo a cabo, pero emplea el doble de tiempo disparando su cámara (el incumplimiento de los plazos será constante en él por su afán de perfeccionismo, de no tener nunca del todo lo que busca), entrega el material a la redacción y no participa en la elección de fotos ni en la maquetación, que le decepcionan. Ya destacan en este primer "fotoensayo" su enorme calidad y la emoción en las imágenes, y con él comienza su fama.



Spanish Village (El pueblo español). 1950. Es para muchos (entre los que me incluyo) su mejor trabajo. Excepcional. Brutal. El Gobierno norteamericano estudia un acuerdo con el gobierno español que supondrá la apertura internacional del régimen de Franco. En ese contexto, Eugene Smith obtiene un permiso para entrar en España con el fin de hacer un reportaje fotográfico sobre un pueblo español que represente al país. El propio Smith cuenta que recorrió 10.000 kilómetros en coche hasta llegar a Deleitosa, en Cáceres, y allí disparó su cámara más de 1.000 veces. No es el pueblo más pobre ni el más avanzado de cuantos encuentra, reconoce, pero las imágenes de un impacto brutal y una calidad asombrosa muestran ojos llenos de miedo, odio y hambre. Lugares miserables sin agua, electricidad, condiciones sanitarias ni de ningún tipo, calles de tierra y pies descalzos de niños... y de mayores.


A pesar del salvoconducto, empieza a sufrir un acoso velado de las autoridades y Smith teme que no pueda sacar el material. Se va de nuestro país antes de lo previsto y sin avisar, con la sensación del trabajo no terminado. El reportaje no se publica hasta después de que el Congreso de los Estados Unidos aprueba el convenio con España. Eugene Smith lo considera, pues, un fracaso. La maquetación, pies de foto, elección y secuencia de las imágenes, así como el texto del reportaje le parecen fallidas y lamenta que desde la redacción de Life no le hayan dejado participar en todo el proceso. Las páginas de la revista están en la exposición y a pesar del rechazo de Smith la edición fotográfica es soberbia, lo que contribuye a que su mito siga creciendo.



Nurse Midwife (La comadrona). 1951. Regresa de España y él mismo propone un reportaje sobre las comadronas. Elige a Maude Callen, maestra y enfermera negra que trabaja en muy duras condiciones para el departamento de salud pública principalmente con gente de su raza en Carolina del Sur. Aun así, el humilde automóvil en el que se desplaza la comadrona vale más dinero que todo el pueblo de Deleitosa junto, y estas miradas transmiten esperanza. Una vez más, las fotografías son hermosas, llenas de humanidad, de vida, de pasión... En esta ocasión Smith sí está satisfecho con el resultado porque una vez publicado el reportaje, los lectores de la revista comienzan a enviar dinero de forma espontánea de manera que se construye una clínica con el nombre de Maude entre las chabolas, que el fotógrafo documenta en otro reportaje de 1953. Por una vez, sus imágenes sirven para cambiar el mundo.



A Man of Mercy (Un hombre piadoso). 1954. En 1952 se concedió el Premio Nobel de la Paz al médico, teólogo y músico Albert Shweitzer. El fotógrafo decide hacer un reportaje fotográfico sobre la misión que este alemán tiene en Lambarene (Africa ecuatorial) y se desplaza hasta allí con veinte bolsas de material fotográfico. Las cosas no van del todo bien y no existe conexión entre ambos. Está a punto de renunciar a los pocos días, pero al final concluye el reportaje sobre el hospital, la aldea, y el hombre que lo lleva adelante. A su regreso a Nueva York y tras un laboriosísimo trabajo de revelado hasta conseguir lo que quiere de cada imagen (no había photoshop) la revista no acepta una vez más sus sugerencias sobre el diseño y la puesta en página de sus fotografías, lo que supone la ruputra definitiva.



Pittsburg. Cuando Eugene Smith abandona la revista Life tenía 36 años, estaba considerado uno de los mejores fotógrafos del mundo, y empezó a trabajar para la agencia Magnum. Le proponen un reportaje sobre la ciudad de Pittsburg y entonces ve la oportunidad para llevar adelante su auténtica obsesión: crear un photo-essay total, en el que nada escape de su control. Él maquetará ahora las páginas con sus fotos, él decidirá qué fotos, qué tamaños, en qué orden, él escribirá los pies de foto, él escribirá todos los textos, él investigará el tema, él decidirá el formato y el papel. La empresa que se propone es de tal calibre que después de ¡cuatro años! fotografiando sin respiro la ciudad y diseñando páginas, su perfeccionismo y su obsesión por no dejar nada fuera le llevan a una depresión aguda y al fracaso, porque el libro no llega a publicarse. Sólo parcialmente un tiempo después.



Las fotografías, no obstante, vuelven a ser de una perfección y una fuerza sublimes. Pocas veces se ha llegado a un grado tal de fuerza y poesía juntas en imágenes en blanco y negro como algunas de Pittsburg. Están expuestas en Madrid también las páginas diseñadas y dibujadas a mano por el propio Eugene Smith, y son tremendamente parecidas a las que hicieron con sus fotos en Life, las que tanto rechazó hasta la ruptura. Y sus páginas no son mejores, porque a pesar de lo que decía el maestro del ensayo fotográfico, el hombre que buscó la verdad y la realidad más allá de lo real, la puesta en página de sus fotos en la revista Life está a la altura y al servicio de las imágenes, de la información que quiere transmitir. La maquetación del reportaje sobre España, de 1951, no está superado por nada que se haga hoy. Es magistral. Y no fracasó, removieron conciencias entonces y ahora, no fueron un fracaso porque todavía ahora, o incluso ahora más que nunca, son historia del fotoperiodismo que crece con los años.



Páginas que el propio Eugene Smith maquetó a mano para su libro "Pittsburg", que no llegó a publicarse, expuestas ahora en Madrid


Id a verlo si podéis, si estáis en Madrid. Todo lo que os hemos contado y algunos reportajes más (uno de los últimos que realizó en Japón sobre vertidos contaminantes en Minamata, 1971-73 con una fotografía que ha llegado a ser denominada "la piedad del siglo XX" y que los familiares de quienes aparecen permiten que se exhiba pero no que se reproduzca en libros u otras publicaciones; o sus primeros trabajos en la Segunda Guerra Mundial, de donde volvió herido) están en la plaza de Colón hasta el próximo 27 de julio, y forman parte de PhotoEspaña 2008. Las imágenes pertenecen al catálogo de la exposición, una edición de La Fábrica con una calidad (y un precio, eso sí, 55 euracos del ala... que merecen la pena si uno puede gastarlos) a la altura de tan altas imágenes, con análisis, reproducciones de las páginas de Life y textos del propio W. Eugene Smith.