No contentos con reflexionar, estudiar, investigar y escudriñar los términos que existen en el mundo del diseño periodístico y la prensa en general para después definirlos y hacerlos accesibles a la blogosfera entera, al mundo mundial si cabe, el comité de expertos de encajabaja, crecidos seguramente sin razón para ello, se atreven incluso a inventar términos nuevos en este suyo y vuestro Diseñario. Colectivo. Irreverente. Abierto.
P
P&J. O lo que es lo mismo, partición y justificación. Oscura y rara opción de Quark (y de todos los programas profesionales de autoedición y fotocomposición) que sirve para indicarle al susodicho cómo partir las palabras (men-sa-je, respetando las sílabas, lógicamente) al final de una línea y los valores máximos y mínimos de blanco entre letras y palabras necesarios para justificar el párrafo. Con esto, el programa se encarga de encoger o estirar las líneas para que todas ocupen la misma anchura. Cada idioma y cada trabajo tiene sus propias PyJ, por lo que puede haber infinitas particiones con sus correspondientes justificaciones.
Este apartado, que puede parecer demasiado técnico, es, sin embargo, importante, porque con él tendremos que evitar que partan muchas palabras seguidas y así evitar una escalera de guiones al final de la línea. Y es uno de los apartados que se tienen en cuenta según la tipografía que estamos usando para nuestros trabajos.
Pero no os preocupéis si veis la pantalla de partición y justificación y no os enteráis de nada, no seréis ni los primeros ni los últimos. Hay expertos que se encargan de esto y no son tímidos informáticos.
Si durante uno de tus trabajos ves que algo raro hay en la partición, que las letras se te estiran como si se odiaran o se juntan como amantes en una noche de verano, el problema está probablemente aquí. Ajusta la partición y listo...
Página. Nuestra razón de ser, el fin último que busca todo maqueta que se enorgullezca de serlo, el grial de los caballeros del tipómetro, ese espacio imaginario en el que fuerzas ocultas y mágicas ordenan múltiples elementos para crear un todo, una pequeña entidad con vida porpia capaz de reproducirse después hasta el infinito y más alla en infinitas hojas de papel. Idea platónica, inalcanzable pues, que las rotativas proyectan escupiendo tintas de cuatro colores desde sus cavernas industriales para que los mortales vean su reflejo impreso en los periódicos de cada ciudad, en sus revistas, en los libros...
Es una unidad también en la prensa escrita para medir la importancia de las noticias. Porque una página puede contener varias de ellas (lo más habitual, hasta ahora, porque llegan tiempos "visuales" que posiblemente lo cambien); pueden poner toda su superficie a disposición de un solo tema; o incluso pueden ser parte de un tema, muy importante, que abarque varias de ellas.
Existen páginas nobles, como la primera página de cada periódico, y páginas comunes, que permanecen ocultas, nerviosas, a la espera de que alquien las descubra al pasarlas y se detenga en ellas, y las lea, las mire, admire sus imágenes y, en el colmo orgiástico paginil, que aprecien y exalten su estructura, su equilibrio, la elegancia en la disposición de sus lementos, el impacto o la serenidad que quieren transmitir y sólo alguna vez logran. Por eso lamentan con crujidos desagradables que las pasemos, gritan así que no, que nos quedemos en ellas.
Página web. Resultado de la evolución... que estás viendo. Uno de los últimos en lo que se refiere a soporte para distribuir la información. Es la forma que ha elegido internet (o la web, de ahí su nombre) para estructurar y difundir sus contenidos. Necesita de electricidad continua para existir, pero a cambio de tan engorrosa dependencia ofrece todas las posibilidades que han existindo hasta ahora de manera simultánea: texto, sonidos, e imágenes de cualquier tipo: fijas (fotografías, ilustraciones, gráficos...) o en movimiento (vídeo). Utiliza todos sus lenguajes y comienza a crear el suyo propio, apoyado en el poder de los vínculos. No sólo contiene todos los medios de comunicación pasados y presentes, sino que es muy posible que contenga también todos los futuros, aunque esta profecía, insensata como todas las que se atreven a querer ver los tiempos venideros, está condenada a equivocarse. Por ejemplo, si se nos apagan las luces.
Paginero. O lo que es lo mismo, folio fotocopiado "n" veces (con la consiguiente pérdida de nitidez) en el que los jefes de cada sección se encargan de dibujar su sección con la publicidad que tiene cada una, los temas que van a ir en cada página y otros datos que varían de un jefe a otro (desde números de teléfono sin dueño, autores de los textos o una pequeña lista de la compra que han captado a vuela pluma). Al principio del día el dibujo es limpio y claro, pero a medida que avanza y la cosa se complica, el dibujo pierde su forma original y se convierte en un totum revolutum indescifrable incluso por el propio autor. Auténticas obras de arte.
Con estas hojas suelen acudir a la sección de maquetación para intentar mostrarnos cómo han planteado ellos la sección, pero rara vez les hacemos caso porque los maltrechos ojos nos impiden ver dibujos superpuestos o microscópicos, por lo que preferimos que nos lo cuenten de viva voz.
También le llaman planillo de sección.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.
Este apartado, que puede parecer demasiado técnico, es, sin embargo, importante, porque con él tendremos que evitar que partan muchas palabras seguidas y así evitar una escalera de guiones al final de la línea. Y es uno de los apartados que se tienen en cuenta según la tipografía que estamos usando para nuestros trabajos.
Pero no os preocupéis si veis la pantalla de partición y justificación y no os enteráis de nada, no seréis ni los primeros ni los últimos. Hay expertos que se encargan de esto y no son tímidos informáticos.
Si durante uno de tus trabajos ves que algo raro hay en la partición, que las letras se te estiran como si se odiaran o se juntan como amantes en una noche de verano, el problema está probablemente aquí. Ajusta la partición y listo...
Página. Nuestra razón de ser, el fin último que busca todo maqueta que se enorgullezca de serlo, el grial de los caballeros del tipómetro, ese espacio imaginario en el que fuerzas ocultas y mágicas ordenan múltiples elementos para crear un todo, una pequeña entidad con vida porpia capaz de reproducirse después hasta el infinito y más alla en infinitas hojas de papel. Idea platónica, inalcanzable pues, que las rotativas proyectan escupiendo tintas de cuatro colores desde sus cavernas industriales para que los mortales vean su reflejo impreso en los periódicos de cada ciudad, en sus revistas, en los libros...
Es una unidad también en la prensa escrita para medir la importancia de las noticias. Porque una página puede contener varias de ellas (lo más habitual, hasta ahora, porque llegan tiempos "visuales" que posiblemente lo cambien); pueden poner toda su superficie a disposición de un solo tema; o incluso pueden ser parte de un tema, muy importante, que abarque varias de ellas.
Existen páginas nobles, como la primera página de cada periódico, y páginas comunes, que permanecen ocultas, nerviosas, a la espera de que alquien las descubra al pasarlas y se detenga en ellas, y las lea, las mire, admire sus imágenes y, en el colmo orgiástico paginil, que aprecien y exalten su estructura, su equilibrio, la elegancia en la disposición de sus lementos, el impacto o la serenidad que quieren transmitir y sólo alguna vez logran. Por eso lamentan con crujidos desagradables que las pasemos, gritan así que no, que nos quedemos en ellas.
Página web. Resultado de la evolución... que estás viendo. Uno de los últimos en lo que se refiere a soporte para distribuir la información. Es la forma que ha elegido internet (o la web, de ahí su nombre) para estructurar y difundir sus contenidos. Necesita de electricidad continua para existir, pero a cambio de tan engorrosa dependencia ofrece todas las posibilidades que han existindo hasta ahora de manera simultánea: texto, sonidos, e imágenes de cualquier tipo: fijas (fotografías, ilustraciones, gráficos...) o en movimiento (vídeo). Utiliza todos sus lenguajes y comienza a crear el suyo propio, apoyado en el poder de los vínculos. No sólo contiene todos los medios de comunicación pasados y presentes, sino que es muy posible que contenga también todos los futuros, aunque esta profecía, insensata como todas las que se atreven a querer ver los tiempos venideros, está condenada a equivocarse. Por ejemplo, si se nos apagan las luces.
Paginero. O lo que es lo mismo, folio fotocopiado "n" veces (con la consiguiente pérdida de nitidez) en el que los jefes de cada sección se encargan de dibujar su sección con la publicidad que tiene cada una, los temas que van a ir en cada página y otros datos que varían de un jefe a otro (desde números de teléfono sin dueño, autores de los textos o una pequeña lista de la compra que han captado a vuela pluma). Al principio del día el dibujo es limpio y claro, pero a medida que avanza y la cosa se complica, el dibujo pierde su forma original y se convierte en un totum revolutum indescifrable incluso por el propio autor. Auténticas obras de arte.
Con estas hojas suelen acudir a la sección de maquetación para intentar mostrarnos cómo han planteado ellos la sección, pero rara vez les hacemos caso porque los maltrechos ojos nos impiden ver dibujos superpuestos o microscópicos, por lo que preferimos que nos lo cuenten de viva voz.
También le llaman planillo de sección.
Entregas anteriores del Diseñario:
Diseñario (I): aire-anuncio.
Diseñario (II): apoyo-artistas.
Diseñario (III): bandera-blancos.
Diseñario (IV): blog-caja.
Diseñario (V): cajista-cícero.
Diseñario (VI): cintillo-confeccionador.
Diseñario (VII): contorneo-despiece.
Diseñario (VIII): Didot-doble.
Diseñario (IX): Edicomp-encajabaja.
Diseñario (X): entradilla-estilo.
Diseñario (XI): familia-firma.
Diseñario (XII): folio-fotografía.
Diseñario (XIII): Franklin Gothic-fuente.
Diseñario (XIV): fusilar-Garamond.
Diseñario (XV): Gótica-grotesca.
Diseñario (XVI): Gutenberg-huérfana.
Diseñario (XVII): ilustración-información.
Diseñario (XVIII): interletraje-justificado.
Diseñario (XIX): kerning-lector.
Diseñario (XX): legibilidad-línea de base.
Diseñario (XXI): linotipia-luto.
Diseñario (XXII): Mac-mancha.
Diseñario (XXIII): mancheta-maquetador.
Diseñario (XXIV): margen-medianil.
Diseñario (XXV): Milenium-monstruo.
Diseñario (XXVI): negrita-noticia.
Diseñario (XXVII): Ñ-ñoño.
Diseñario (XXVIII): ojo-ordenador.